La una como el otro. Naturaleza y arte en la tercera crítica de Immanuel Kant

May 25, 2017 | Autor: J. Guevara-Aristi... | Categoría: Immanuel Kant, Teleology
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PALAS

las musas DIÁLOGOS ENTRE LA CIENCIA y EL ARTE

VOLUMEN 3

ILUSTRACIÓN

""\Y/1 grupo editorial � siglo veintiuno siglo xxi editores, méxico

CEro OO.. AGUA 248 FOJER:l 0€ TEI'f'ffO> 04310 MElOCXJ. DF IMMN .sigb: excluye. En otras pala­

bras, el juicio estético no está directamente relacionado ni con el cnnocimiento ni con la moral, de lo cual se deriva otra conclusión: el juicio estético no es objetivo, es subjeti­ vo. Su finalidad es discernir lo bello, no ofrecernos conocimiento acerca de él. Pareciera entonces que las tres críticas kantianas dibujan las líneas de tres reinos: el de lo verda­ dero -asociado al entendimiento y el conocimiento-, el de lo bueno -relacionado con la voluntad y la moral- y el de lo bello -vinculado a la imaginación y la sensibi­ lidad-. Una visión semejante resultaría un tanto insatisfactoria para la concepción glo­ bal del aparato crítico kantiano, pues tendríamos que someternos a desencajar nuestra vida en tres dominios inconexos, escindiendo de forma absoluta la experiencia unitaria que de ella tenemos. Sin embargo, la paradoja es sólo aparente. La belleza no con titu­ ye un dominio separado de los otros dos; ella forma parte de lo que lo vincula y reúne. Digo que forma parte porque el juicio estético cabe dentro de una aproximación teleo­ lógica. Esta última constituye el puente entre razón pura y razón práctica.

A partir de la belleza hemos llegado a la teleología, en la cual se encuentran embe­ bidas nociones como propó ito, objetivo, finalidad o "con arreglo a fine

".7

Para Kant

todas ellas tienen como punto de partida un concepto o idea que posibilita la realidad, mas no necesariamente la efectividad,x del objeto juzgado:

el objeto de un fundamento real de su po ibilidacl; y la causalidad de un concep­ to con respecto a su objeto es la finalidad (en uso finnlis). uando, pues, no e meramente el conocimiento de un objeto, sino el objeto mismo (su forma o existencia [Existen:]) que, en tanto efecto es pensado únicamente como posible mediante un concepto de éste, [Fiin es



Todas las referencias que aparezcan con el signo§ y un número, sin mayor indicación, corresponden a b nu­

meración de los parágrafos en la CJ, a menos que se especitique lo contrario. 7

Todas estas palabras provienen de la alemana Zweck, usualmente traducida al esp�uiol como fin. al igual qu .: todas sus derivaciones -por ejemplo Nnturzweck como fin de la naturaleza-. Sin embargo, hay una daiv;,t­ ción particular, Zweckmafligkeit, que en inglés ha sido traducida como purposiveness (litaalm.:nte, proposi­ ividad), pero para efecto de este texto será traducida como co11 arreglo n fines (en inglés, goal-directcdne:=s). � _ � m tentando matizar y suav1zar las resonancias que pueda tener el término con cierta agencia que ponga t'n mo­

vimiento dichos fines. Esta distinción, que a primera vista parece artificial, se enmarca en la obra kantiana como la diferencia .: ntr -.rperiencia-30 y es deter m i n ado por leye .31 Esta concep­ ción de la natu raleza parece estar anclada a sus consideraciones en la

CRP,

es decir, la

acción Y determinación de leyes universales, las exp l icacio nes mecánicas, los j u icio determinantes. Ta l vez por ello, al realizar este con t ra te entre arte y naturaleza, decidió reduci r el ámbito de lo natural, comparable al arte, a los productos de los orga nism o . Sin emba rgo, queda a ú n sin resolver el problema de l a téc n ica de l a n a t ur a leza tal )' co­ mo se planteó en el párrafo an terior. La respuesta se encuentra e n otro apartado de la · · · · crítica del o ousto "Y 'aunque rea 1 mente no ensanche n u estro conocumento de los obJe· tos de la naturale za ' ensanch a ' ' nues t ro concepto de l a n a t uraleza, en el sent tdo de que . . . esta, de mero mecani mo ' pasa ' a su concepto como arte, c i rc u n st a n cia que mv tta a . profu n as mves tigac iones sobre la posib il idad de semejante for m a" (§23) . . . . Aqut aparece un nuev o prob l ema. s · t l os orgams mos producen por mst m to y no co. · · . mo una mam festación de su lib er t d a ' e 11 o qutere d eC i r q u e s u producción es exphcab 1e ·



10 '1

K a nt , A lt>tnphysicnl l·i) llllda

. . tiolls of 1 Nntu m1 .CICIICt', op. nt., p. .\ . . H uman Rncc·: op. �,. 0f " cit. , p. I7J.

, .. . Kant, Dctc rnun.Hion of thl· Cone '"l •

ILU STR ACIÓN

NAT URA LEZ A

en términos mecánicos -sus productos son

Y

ART E EN LA TER CER A CRI TIC A DE IMM AN UEL KAN T •

efectos, consecuencia de la inevitable acción

de una ley recurrente y u n i versal-. Por tanto, cuando consideramos el concepto de téc­ nica de la naturaleza y acogemos l a analogía entre arte y naturaleza, no nos queda más

remedio que afirmar que l os fi nes están en u n a entidad supraorganísmica que e la na­ turaleza; de ahí q u e Kant, en §43, también dijo, pero en cuanto se advierte que las abejas no hacen un t rabajo fundado en una reflexión racional, se dice en seguida que éste es un producto de su naturaleza (del instinto) y co­ mo arte se atribuye sólo a su creador .

Pese a ello, y como ya l o v imos, en la crítica del j u icio teleológico (sobre los organis­ mos) Kant no había dicho que los organ ismos son causa y efecto de sí mismos y, ade­ más, agrega que en relación con los organ ismos y su estudio no podemos introducir la figura de Dios, de un creador, p u es entra m os en un argumento circular vicioso

(§68):

Dios pone los fi nes en los orga n i s m os, guiando su producción (desarrollo, reproduc­ ción, regeneració n ) , y a su vez estos fi n es que vemos en los organismos fungen como

prueba de la existencia y acción de D ios. En tanto que para Kant la ciencia es una em­ presa arqu itectón ica y fundacional, la circularidad de este argumento resulta ser un impasse. Aquí vuelve a n o ta rse la d i ferencia entre el juicio de gusto y el juicio teleológi­ co: co mo el primero no pretende dar o extender nuestro conocimiento, puede recurrir

a esa figu ra del creador y hablar del arte y de una técnica de la naturaleza; por el con­ trario, el jui cio teleológ i co, al estar e m parentado con la empresa científica Y la produc­ por la e·IO· n de con ocim iento, no p uede aceptar dicha presupo sicion, reem plazándola especul ació n de que los orga nismos poseen fines propio s o i n tern os. . importante asaJe, La anteri or ten sión l l ega a su p u nto más álgido en §65. En este ·

·

·



Ka nt re co noc amsmos e que la analogía se q ueda corta cuand o nos enf¡°cam os en los org y trata . Kan t, la dificul tad . mo s de deter m i nar sus propiedad es ( f¡gura 2 P· 310 ) Para . a. .. pri n ip . a ' e on el arte es madecuad C a 1 se e ncu entra e n l a auto-orgamz ac w n . La ana1 o.,Ia . . . . I rnp l ' a obra ; SI lo qwla ucir rod P d a e C 1 eX Iste ncia de un agente exte rn o que se encarga I . vim os si érarno . , oce r a Dios (pero ya s co ntm uar con recon que os tendnam los oraanismos 0 . . que 110 tie eria está dota da ne cab ida en esta parte de la d iscus ión) o aceptar que la' mat . , de ci er r o) . t acepta raoísm oz hil e a al m a qu e o se encarga de o rganiza rla (el pant etsm . no son rn os ., . l a u, 1 ti. m los orgams mos e u q r oce recon a opc 10 n nos veríamo s obhgado s a '

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313

NATUR ALEZA

Y

A RT E

EN

, LA T E RCER A C R ITI CA DE IMM ANUEL KAN T

nat urales, p u es su expl icación escapa a leyes materia le s y Inecam p1·oduc tos ' ·cas ; requeprinci pio "vita lista" ajeno a la legalid ad ión de u n un iversal de la natura riría n la in clus e

vez, significaría recono cer que hay u n a contin u idad entre la materi a i n ­ que, n ica, por y e n d orgá e , l a inorgá l a n ica también está dotada de princip orgá nic a y ios

lez a. E sto, a su

orga nizativos, es dec i r, que de cierta for m a está viva. La sola idea de esta continuidad es

para Kant un sinsentido, ya q u e la caracterís tica fundame ntal de la materia inorgá­

nica es su inercia, su constante necesidad de una fuerza externa para producir cual­ quier tipo de modificación o m ov i m iento en un cuerpo; inercia es lo contrario de vida, pues ésta es la capacidad de u n a sustancia de determinarse a sí misma siguiendo prin­ cipios internos o representaciones de sus estados futuros.32 Dado que la barrera entre orgánico e inorgánico no puede atravesarse,33 la analogía entre arte y naturaleza no puede tomarse al pie de la l e t ra y nos vem os en la obligación de reconocer sus límites, de llevarla al terreno de lo regulativo y del j u icio reflexionan te. Como bien lo dice Kant, un

fin natural, un organismo "no es concebible ni explicable por ninguna analogía con

ninguna de las facultades físicas, es dec i r, naturales, que nos son conocidas, y como no­ sotros m ismos pertenecemos a la naturaleza entendida en el sentido más amplio, ni si­ quiera por una analogía exactam en te adecuada con el arte h umano" (§6s). La dis-a nalogía perm i te la entrada a l a sección final de este texto, que pone de ma­

nifiesto dos situaciones relevant es para las conclus iones y las perspectivas a futuro de esta i nvestigac ión. Los obstácu los e n frentado s por la analogía son consecuencia del en­

fo ue de a ana logía entre arte Y l m isma, tal y co m o J o h n H. Z a m m ito lo señala: 34 la q nat uraleza no se centra en la obra de a r te, sino en el artista ; el elemen to centra l de la anal ogía es, por recon ciliables en la ana­ tanto, la agen cia huma na. Dich os elem entos no logla · ponen de manifiesto s u sen t i do, no tanto sus l '1 m1tes . E s te pu nto se relaciona di. . ito 35 En tanto recta ent , no t a da Por Za mm · m e co n nuestra segun d a situac ión, tam b 1en ·

)¡ K

ant, Metaph ysical Fou11dations of Natural Science, op. cit., PP 83-84. de s us co n­ JJ Es i m por kan t ia na y de algunos a . t n te resaltar q ue esta acér r i m a división es p rop .ta de 1 a p ro p Ltesta ' . tern por d 1 cotl t i n uidad en t re lo o rgá . a neos, co mo fue el caso de Johann Fnednch B1 u men bach E 11 la' actuah da ta i da. n1co y lo b re e1 on·gen de la v . 1 ' wnes so ln orga. n tco es uno mves t"gac · as 1 e d radtcales uestos su los de . l4 p oraq, ControJoh n H v·mce for Con temp zam mito , "Tel eology on o f Kant 's Rele Questi The ow: and Then al Sciences (diYers,es . � 1 m1 d 81-0111edic over F . 1oo1ca Bw . Biology" Stu dies i11 J-Jistory and P1 11.1osop11Y 0r nct " ° 1 on 111 1 u c1ern b ' re de 2 0o6 ) , 37: 76 0. . ll ·

.

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lb,dell¡

Fig u r¡ 2

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, p. 762.

'(

. Tob,a , s D 1vad

Nauj , Sin título, 2014.

·





315

y ésta tiene que ver con la que la analogía � juega en el terreno de la agencia h u mana nue tro posible futuro capacida d de imponem o idea o producir repre. entacion es sobre que guíen nuestro actuar, pareciera entonce que la exten ión del concepto de vida, de ere h u manos; de todos los demás seres que

forma objetiva v válida, ólo ampara a lo

nosotro Ilamamo '\·ivo " ólo podemo decir que se comporta n de manera análoga a la



i da, pues no tenemo experiencia de u e tado i n terno y de que produzcan re­

presentacio nes que determinen u acciones. En con ecuencia, el concepto de organis­ mo es mucho má amplio que el de vida. eres vivos serían olamente aquellos dotado de razón. a saber, el ser humano; el concepto de orga nismo abarcaría así a todo el re to de animales y planta -teniendo en cuenta que é to na en

us

on lo ú n ico que Kant mencio­

texto ; lo hongo , no aparecen, y lo m icroorgani mo apena e taban em­

po.ando a ser descritos-. e incluso estaría emparentado con formas no orgánicas, ino abstractas. como ocurre con la razón . Y> La naturaleza, iguiendo e te argumento. de fasa la anaJogia con el arte; es más bien análoga a la vida (§65 ). Robert E . Butt.s �- ha señalado también q u e l a anal ogía entre arte y naturaleza tiene como presuput.-sto indiscut ible: un perfecto acce o o conocimiento de nue·tro compor­ tamiento con arrt.'glo a fint..,, put-s como vimo en d en sayo de 1788 e · ta acce· ibilidad e� lo

que garantíí'.a la t.>xpcríc:ncía que: re: palda el concepto de fi nalidad. Por un lado. di­

cha indicación genera p robl e m a � al i n terior de la tilo�ofia pdc t i ca de Kant -que no forma parte de hv, of the Hístory of J-lumaniry·. op. cit. . pp. IJJ. 1J8· (W'Í\"olS son mías.. u





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N \ f l' II. A I I / \ y A II. T I �. •N 1 A T I. II.O II.A C R I T ICA l l f. I M M A :-.I U E L KAS T

Esta irrupción del ge n io en d terren o dd con ocim ient o y de las ciencias fue lo que Kan t den om inó "u na o ·ula aYc ntur a de la ra zón " (§8o ): era tam bién c1 tipo de concepción fren a r, no dcsh acié ndo . e ck· ella, si no, al mejo que tenía que r estil o de la emp resa críti ­ ca. poni�ndole límite . Lo anter io r con · t i t uyc

d t r.L fondo con textu al de la noció n kan tiana de genio , una

figura que no t.'S cxclu ¡,'a de ·u empresa, s i n o que ya era mone da corrie nte en el siglo dentro xvmü y se usaba de lo m;\s Yariad os ámbito -pol ítico , religio os o milita­ "" res--. Dt.�tro de la crític.:a del gu to, el genio aparece cuando Kant comienza su disqui­

sición en tomo al arte bello o la bellas a rtes ( icndo esta expresión mucho más común

en español). La noción de belle-1..a que empieza a discernir Kant en este punto va de la mano con la

analogía emre arte r natu ral eza . La forma de las bellas artes y su arreglo a

fines dt.-bc parecemos libre de cualquier t i po de rest ricción i mpue ta por reglas, como

sir: fuera un producto de la nat u raleza aun cuando sabemos q ue se trata de arte, de una producción humana (§-45). En que va de

este

punto la ídl3 exploración r(\Uha a t r:tctiva si cons idaamos que uno

de 1m dntino� hi�lbric'� �-n (, � que dt�mb
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