La UCR tucumana frente al triunfo peronista. Centralización partidaria, declive de los comités y depuración de las prácticas políticas (1942-1951)
Descripción
Pablo Pérez B randa (compilador)
PART IDOS Y MICROPOLÍT ICA Investigaciones históricas sobre partidos políticos en la Argentina del siglo X X © 2011, E diciones Suárez Roca 4091. Mar del Plata. Argentina
Q ueda hecho el depósito que indica la ley 11.723 I.S.B .N. 978-987-1732-34-0
Impreso en la Argentina
Ediciones Suárez
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Pablo Pérez Branda
CONTE NIDO
Capítulo 6: La militancia en la Juventud T rabajadora Peronista en B ahía B lanca entre 1973 y 1976. Por A na Belén Zapata . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Agradec imientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
5
Introduc c ión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7
Capítulo 1: Clericalismo político o concentración conservadora: peregrinos/ militantes, caudillos y notables en la formación
Capítulo 7: “Armando el paquete”. Cultura política y producción del voto en los márgenes pobres de Lomas de Z amora durante los ochenta y los noventa. Por Jorge Ossona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
del Partido Constitucional, (1913-1916). Por Martín C astro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Capítulo 2: Los centros socialistas y sus dirigentes durante la crisis partidaria de 1927. E l nacimiento del Partido Socialista Independiente. Por Pablo Pérez Branda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Capítulo 3: Perfiles de una organización política obrerista. Proletarización, células de base y subjetividad militante revolucionaria en las primeras décadas del Partido Comunista Argentino. Por H ernán Camarero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Capítulo 4: Las batallas por el lugar de la política. Las unidades básicas durante el primer peronismo. Por N icolás Quiroga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Capítulo 5: La UCR frente al triunfo peronista. Centralización partidaria, declive de los comités y depuración de las prácticas políticas (1942-1951). Por L eandro L ichtmajer. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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L eandro L ichtmajer
LA UCR TUCUMANA FRE NTE AL TRIUNFO PE RONISTA. CE NTRALIZACIÓN PARTIDARIA, DE CLIVE DE LOS COMITÉ S Y DE PURACIÓN DE LAS PRÁCTICAS POLÍTICAS (1942-1951)
Un aporte pionero a este tema puede observarse en el clásico trabajo de D avid Rock, quien ponderó la importancia de los comités como pieza central de la estrategia de movilización de masas emprendida por el partido en la primera década del siglo X X . Según su esquema, durante los años previos al triunfo de Y rigoyen estos cumplieron un rol clave en el
L e and ro L ic h tm aje r (ISE S-CO NICE T -UNT )1
reclutamiento de miembros de la UCR y, una vez alcanzado el poder, en el establecimiento del sistema de patronazgo característico de su gobierno.4 Más recientemente, en su investigación sobre los planteles políticos de las provincias de Córdoba y B uenos Aires entre 1916 y 1930, Marcela F errari identificó a los comités como espacios de iniciación en la
La dimensión celular de los partidos políticos, aspecto que remite a las formas de construcción del poder a nivel de las bases y a la articulación entre simpatizantes, afiliados y dirigentes a través de los espacios de sociabilidad, constituye un campo de creciente desarrollo en la historiogra2
fía argentina. E n el caso de la Unión Cívica Radical, los trabajos que analizaron las características y funciones de sus organismos de base se centraron en un período de tiempo y un ámbito geográfico determinados: la Capital F ederal y las provincias de B uenos Aires y Córdoba, entre fines del siglo X IX y la década de 1930.
3
vida partidaria sobre los que se asentaba el poder territorial de la UCR.5 Igualmente referida al caso de Córdoba, la perspectiva de G ardenia Vidal subrayó el rol de los organismos de base en la movilización y canalización de las demandas de los sectores sociales afines al radicalismo, como así también su capacidad de ejercer presión sobre las cúpulas partidarias y el Poder E jecutivo provincial entre 1912 y 1930. Por otro lado, en un análisis sobre las sociabilidades y la cultura política de los sectores populares porteños en el período de entreguerras Luis Alberto Romero y Leandro G utiérrez aportaron elementos interesantes sobre la acción de los comités y los centros radicales. D esde su punto de vista, estos cumplieron un rol
1
Agradezco los comentarios de Luciano de Privitellio y Ana Virginia Persello a la versión preliminar de este artículo, presentada en las Jornadas Académicas “Los opositores al peronismo 1946-1955” (Universidad Nacional de General San Martín, abril de 2010). Para la confección del mapa adjunto conté con la generosa colaboración de Pablo Paolasso y Fernando Longhi. 2
Devoto, Fernando/Ferrari, Marcela (compiladores), L a construcción de las democracias rioplatenses: proyectos institucionales y prácticas políticas. 1900-1930, Buenos Aires, Biblos, 1996; Melón Pirro, Julio César/Pastoriza, Elisa (editores), L os caminos de la democracia. A lternativas y prácticas políticas 1900-1943, Buenos Aires, Biblos, 1996; De Privitellio, Luciano, V ecinos y ciudadanos. Política y sociedad en la Buenos A ires de entreguerras, Buenos Aires, Siglo XXI, 2003; Camarero, Hernán, A la conquista de la clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la argentina, 1920-1935, Buenos Aires, Siglo XX I, 2007. Valdez, María José, “Prácticas electorales en B uenos Aires, 1912-1930” [E n línea], en http:/ / historiapolitica.com/ datos/ biblioteca/ valdez.pdf. Consulta el 2 de febrero de 2010. 3
Rock, David, “Machine politics in Buenos Aires and the argentine radical party, 19121930”, en Journal of L atin A merican Studies, Vol. 4, No. 2, noviembre de 1972, pp. 233-256; Alonso, Paula, E ntre la revolución y las urnas. L os orígenes de la Unión Cívica Radical y la política 133
argentina en los años ´90, Buenos Aires, sudamericana, 2000; Ferrari, Marcela, L os políticos en la república radical: prácticas políticas y construcción de poder (1916-1930), Buenos Aires, Siglo XXI, 2008; Vidal, Gardenia, Radicalismo de Córdoba 1912-1930. L os grupos internos: alianzas, conflictos, ideas, actores, Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 1995; Gutiérrez, Leandro y Romero, Luis Alberto, Sectores populares, cultura y política. Buenos A ires en la entreguerra, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007; Horowitz, Joel, “Patrones y clientes: el empleo municipal en el Buenos Aires de los primeros gobiernos radicales (1916-1930)”, en Desarrollo E conómico, Vol. 46, No. 184, enero-marzo de 2007, pp. 569-596. 4
Según Rock, la principal tarea de los comités era la cooptación de adherentes por medio de cargos y diferentes tipos de dádivas, tarea llevada a cabo por el caudillo electoral, “la figura más poderosa del barrio [junto al cura de la parroquia] y el eje en torno del cual giraba la fuerza política y la popularidad del radicalismo”. Rock, David, E l radicalismo argentino, 1890-1930, Buenos Aires, Amorrortu, 1977, p. 69.
5
Allí “los principales intermediarios cooptaban adherentes y adquirían importancia como dirigentes. También recaudaban los medios de financiación necesarios para llevar a cabo tareas políticas” Ferrari, Marcela, L os políticos… , p. 72.
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L eandro L ichtmajer
Partidos y micropolítica
clave como vías de incorporación de los sectores populares al sistema
E n ese sentido, el objetivo del presente artículo es analizar el itinerario
democrático, formación de redes sociales y construcción de liderazgos
de los centros y comités del radicalismo tucumano frente al triunfo
barriales entre 1916 y 1930. N o obstante, su vitalidad se diluyó durante el
peronista. Con ese fin examinaremos el rol que cumplían estos organismos
período posterior al golpe de E stado de 1930, cuando se produjo una
en la estructura formal del partido, poniendo especial énfasis en su
“desmovilización política de los sectores populares” que se replegaron en
relación con los niveles superiores de la organización y sus prerrogativas
ámbitos celulares de la sociedad con mayor autonomía de los partidos,
desde el punto de vista reglamentario. Asimismo, analizaremos su cantidad
tales como las bibliotecas populares y los clubes sociales o deportivos.6
y su distribución geográfica en el territorio provincial, con el objeto de
La dimensión celular de la UCR ocupó un lugar secundario en los
relacionar ambas variables con el desempeño electoral del radicalismo. E l
trabajos sobre el período 1943-1955, panorama que contrasta con el
recorte temporal adoptado se inicia en 1942, año en el que se desarrollaron
dinamismo visible en la historiografía sobre el partido peronista. Las
los últimos comicios previos a la intervención federal que puso fin a ocho
escasas referencias sobre el tema pueden encontrarse en los trabajos de
años de gobiernos radicales en la provincia, y culmina en campaña
Marcela G arcía Sebastiani y Ana Virginia Persello, quienes identificaron
electoral de 1951, coyuntura signada por la consolidación del proceso de
las repercusiones que tuvo, a nivel de las bases, el proceso de transforma-
transformaciones derivado de la derrota electoral frente al peronismo y el
ciones que acompañó el ascenso de la intransigencia a fines de la década
ascenso de la conducción intransigente en las filas partidarias.
7
de 1940. E n el primer caso, referido al radicalismo bonaerense, se puso énfasis en la multiplicación de las instancias de debate y difusión doctrina-
Centros y c om ités a inic ios de la déc ada de 1940: su lugar en la
ria (congresos, ateneos, institutos) que se observó a partir de 1949.8 Por
estruc tura organizativa y su relac ión c on las autoridades del radic alism o
su parte, Persello subrayó el proceso de creación de comisiones de prensa y bibliotecas públicas en los comités del partido a partir del liderazgo de Arturo F rondizi (1954).9 No obstante, cconsideramos que existen numerosos interrogantes sobre el proceso de cambios desarrollado a nivel de las bases de la UCR durante los años peronistas que permanecen sin
La trayectoria de los centros y comités en la estructura organizativa de la UCR
resolver. D esde sus orígenes, la UCR se articuló a partir de una estructura 6
tomada del modelo de partidos norteamericanos en boga a fines del siglo
Gutiérrez y Romero, Sectores… , pp. 121-122.
7
Prol, Mercedes, “Partido peronista, dirigencias, estructura organizativa y sociabilidad política. Sur de la provincia de Santa Fe, 1945-1951” [E n línea], en http:/ / historiapolitica.com/ datos/ biblioteca/ JCM_prol.pdf. Consulta el 2 de febrero de 2010; Barry, Carolina, E vita Capitana. E l Partido Peronista Femenino 1949-1955, Caseros, Universidad Nacional de Tres de Febrero, 2009; Quiroga, Nicolás, L a dimensión local del Partido Peronista. L as unidades básicas durante el primer peronismo, Mar del Plata (1946-1955) [tesis doctoral], Universidad Nacional de Mar del Plata, 2010.
X IX . La adopción de ese esquema fue efectuada en tiempos de la Unión Cívica, dado que ofrecía una vía de resolución a los conflictos en el seno del partido y satisfacía una demanda de modernización de las organizaciones políticas y mejora en las prácticas, ampliamente difundida hacia fines del siglo X IX .10 E l énfasis en el plano organizativo se planteaba como una vía para superar los vicios del orden político liderado por el Partido
8
García Sebastiani, Marcela, L os antiperonistas en la A rgentina peronista. Radicales y socialistas en la política argentina entre 1943 y 1951, Buenos Aires, Prometeo, 2005. 9
10
Persello, Ana Virginia, Historia del radicalismo, Buenos A ires, EDHASA, 2007, Cap. 4. 135
Alonso, Paula, E ntre la revolución… , Cap. III.
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L eandro L ichtmajer
Partidos y micropolítica
E n el caso de la provincia de T ucumán, el “reglamento político” de
Autonomista Nacional tales como el personalismo, los acuerdos entre
1916 13 reconocía a los Comités D epartamentales, de Sección y Subcomités
notables y el carácter efímero de los partidos. La organización interna del partido radical se definió en la Carta
como partes integrantes del gobierno de la UCR, tesitura que se mantuvo
O rgánica de 1892. Su estructura combinaba la representación de los
hasta los años ‘40. E l reglamento vigente a comienzos de esa década era
niveles provincial y nacional a partir de un criterio federal de representa-
la Carta O rgánica sancionada en 1931 (modificada en 1932 y 1941). La
ción, similar al proyectado por la Constitución Nacional de 1853. E l
principal autoridad del partido era la Convención Provincial, formada por
órgano máximo era la Convención N acional, compuesta por delegados de
delegados de los departamentos en razón del doble de los miembros que
las provincias en igual número a su representación parlamentaria, cuyas
enviaban a la legislatura provincial. E l gobierno permanente era ejercido
principales atribuciones eran elegir los candidatos para la fórmula
por la Junta de G obierno, organismo equivalente al CN, cuyas principales
presidencial y modificar la Carta O rgánica. La conducción permanente del
funciones eran hacer cumplir la carta orgánica y las resoluciones de las
partido se llevaba a cabo desde el Comité Nacional (CN ), que oficiaba un
autoridades superiores del partido, administrar sus fondos, liderar las
rol ejecutivo y se renovaba cada dos años en base a los representantes que
campañas electorales e intervenir en los departamentos para hacer cumplir
enviaba cada distrito en igual número entre sí. Su tarea era, fundamental-
el reglamento o dirimir cualquier conflicto que se suscitare.
mente, velar por el cumplimiento de la Carta O rgánica y coordinar la labor electoral del radicalismo.
Por su parte, las 11 circunscripciones en las que se dividía la provincia el partido eran lideradas por los Comités D epartamentales. E stos se
La primera Carta O rgánica del radicalismo era escueta en lo relativo
ubicaban en el centro más poblado de cada distrito y estaban compuestos
a la organización del partido en las provincias. Si bien postulaba la
por 15 miembros titulares y 5 suplentes, electos por los afiliados del
existencia de una Convención y un Comité Central, formados por
departamento. Los Comités de Sección y Subcomités D epartamentales
delegaciones de las circunscripciones en las que estaban divididas las
ocupaban el nivel más bajo de la estructura partidaria. Los primeros eran
provincias, daba prerrogativas para que estas estableciesen sus programas
sólo dos y se ubicaban en la ciudad de San Miguel de T ucumán, represen-
y reglamentos internos. A pesar de que no eran reconocidos formalmen-
tando a sus zonas norte y sud, mientras que los Subcomités D epartamen-
te en el estatuto nacional de 1892, la labor de los centros y comités
tales estaban diseminados en las otras diez circunscripciones de la
11
acompañó la acción política radical desde los orígenes del partido.
provincia.14 F inalmente, la UCR contemplaba la existencia de “centros
12
culturales o políticos” que soliciten integrarse al partido. Aunque no formaban parte del gobierno del radicalismo en un sentido estricto, como 11
Artículos 15, inciso 4, y 22 en UCR, Carta Orgánica Nacional sancionada el 17 de noviembre de 1892, Buenos Aires, Comité de la provincia de Buenos Aires de la UCR, 1950.
si lo hacían las demás instancias mencionadas, su pertenencia era formalmente reconocida y, como veremos a continuación, su labor era de
12
Así lo recordaba Vicente Gallo, uno de los fundadores del radicalismo en Tucumán, cuando daba cuenta de las primeras acciones del partido en la provincia. Gallo, Vicente, Por la democracia y las instituciones, Buenos Aires, Rosso, 1921, pp. 1-8. Según Paula Alonso los comités reemplazaron en 1890 a los clubes, instancias más efímeras y asociadas a las prácticas caudillistas. Alonso, Op. Cit., p. 112. Por su parte, Rock ubicó el surgimiento de los comités a partir de 1908 cuando, en el contexto de reorganización del partido liderado por Yrigoyen, los clubes preexistentes comenzaron a llamarse de ese modo. Rock, Op. Cit., p. 61. 137
13
Reglamento más antiguo que identificamos en el distrito tucumano.
14
La Carta Orgánica de 1931 no establecía de manera explícita el área de influencia de los subcomités departamentales. No obstante, su antecedente de 1916 planteaba que estos se podían formar en localidades cuya población excediese los 500 habitantes. UCR, Reglamento político de la provincia de Tucumán reformado el 5 de octubre de 1916, San Miguel de Tucumán, La Comercial, 1917; UCR, distrito de Tucumán, Carta Orgánica, San Miguel de Tucumán, La Raza, 1941. 138
Partidos y micropolítica
L eandro L ichtmajer
importancia capital en la acción del radicalismo en los albores de los años
gobernado por el radicalismo. E n ese contexto, lideraba los destinos de la
‘40.
provincia el concurrencismo, fracción mayoritaria de la UCR que había ¿Q ué funciones cumplían según la Carta O rgánica vigente a comien-
surgido en 1934 con el levantamiento de la abstención electoral. A partir
zos de la década de 1940 los Comités D epartamentales, de Sección y
de esa coyuntura los representantes tucumanos del radicalismo iniciaron
Subcomités D epartamentales? Los primeros se encargaban de disponer la
una etapa en la que disfrutaron las mieles del poder, experiencia interrum-
organización del partido en el departamento, hacer cumplir las decisiones
pida por la intervención federal decretada por Ramón Castillo en enero de
de los organismos superiores y resolver los asuntos que les remitieran los
1943.
subcomités. Por otro lado, tanto los comités como los subcomités tenían
E l escenario que culminó en la intervención venía desarrollándose a
la potestad de autorizar a los centros culturales o políticos mencionados
lo largo de 1942. E n ese contexto, los radicales tucumanos debían
y elevar cuestiones para ser tratadas por la autoridad que les seguían en
revalidar su liderazgo político a través de elecciones en los meses de marzo
importancia.
y octubre, en las que se elegían diputados nacionales y gobernador,
D e ese modo, desde el punto de vista formal la estructura del
respectivamente. E l desafío se presentaba complejo a raíz de los cambios
radicalismo tucumano a inicios de la década de 1940 contaba con una
producidos en el clima político nacional con el ascenso de la figura de
jerarquía en las instancias organizativas que abarcaban los diferentes
Castillo y su plan de “conservadorización del país”, por lo que las
planos de acción partidaria: la provincia (Junta de G obierno), el departa-
condiciones nacionales no eran propicias para que la singular experiencia
mento (Comité D epartamental) y la sección o localidad (comité y
que protagonizaban los radicales tucumanos desde 1934 pudiera mante-
subcomité). E stas eran reconocidas en todos los casos como partes
nerse en el tiempo.15 A este marco se sumaban los factores inherentes al
constitutivas de su gobierno. Por otro lado, admitía la existencia de
escenario provincial, tales como la fragmentación de las filas concurrencis-
“centros culturales o políticos” afines al ideario del partido. E n ese sentido
tas y la ruptura de los apoyos que sustentaban el liderazgo de sus
cabe señalar que, si bien la estructura formal del partido era jerárquica,
dirigentes. D e ese modo, el cuadro visible hacia 1942 era el de un partido
existían mecanismos de retroalimentación entre las instancias inferiores y
fragmentado y anarquizado, cuya fracción mayoritaria fundaba su poder
superiores, al tiempo que se otorgaba a las primeras prerrogativas tales
político en una constelación de “caudillos” poco afectos a la disciplina
como reconocer centros y constituirse mediante elecciones. Asimismo, los
interna.16
centros y comités gozaban de márgenes de acción que se intensificaban en
Los caudillos articulaban la estructura del partido con las bases
casos de divisiones en las cúpulas del partido y surgimiento de fracciones
electorales en sus zonas de influencia, contribuyendo al reclutamiento de
en su seno, como era visible en el escenario que observaremos a
adherentes para un candidato determinado. Como es de suponerse, la
continuación.
utilización de los mecanismos clientelares era consustancial a la relación
La conflictiva relación con las autoridades del partido
15
Lichtmajer, Leandro, “E l Radicalismo Tucumano a comienzos de los `40: reorganización partidaria y reformulación programática”, en A ctas de las IV Jornadas Nacionales E spacio, Memoria, Identidad, Rosario, Universidad Nacional de Rosario, 2006.
A diferencia de la tendencia nacional signada por la impronta de la Concordancia, en los albores de la década de 1940 T ucumán estaba 139
16
Definimos caudillos como jefes políticos locales, seccionales o departamentales cuya influencia les permitía negociar posiciones de poder en el seno del partido o el gobierno provincial. 140
Partidos y micropolítica
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entre la cúpula y el líder local. E n este sentido, la capacidad de negociación
algunos casos, las concentraciones eran acompañadas de un “asado a la
de los caudillos dependía de variables como la importancia electoral de su
criolla” a cargo de la organización, en honor a los presentes, que eran
zona de influencia y las perspectivas de triunfo del partido ante los
provistos con medios de movilización. Propuestas por los presidentes de
comicios. E n algunos casos, estos adoptaban estructuras políticas
los centros y comités, esas actividades eran coordinadas por la Junta de
autónomas del partido tales como las Ligas D epartamentales, independien-
G obierno y las autoridades departamentales o de distrito, que designaban
tes de la Convención Provincial, los Comités D epartamentales y la Junta
los oradores que tomaban parte del acto, y se publicitaban en los medios
de G obierno.17 D esde los meses previos hasta la inminencia de las
de prensa invitando a los vecinos.19 A medida que avanzaba la campaña
elecciones estos dirigentes ponían condiciones en lo relativo a la
electoral, las autoridades de los centros y comités mantenían informado al
conformación de las listas de candidatos y la obtención de beneficios para
partido sobre la marcha de la labor en sus zonas de influencia y recomen-
sus departamentos que, de no ser satisfechas, podían llevar a mudar su
daban las acciones a seguir. E n el escenario previo a los comicios las
apoyo a fracciones rivales dentro del partido o a agrupaciones rivales
autoridades del partido proporcionaban los padrones electorales y
como el PD N. Hacia 1942, se observaba el modo en que los caudillos
designaban fiscales electorales, mientras que los organismos analizados se
aprovechaban la debilidad del oficialismo provincial, de cara a un
dedicaban a movilizar votantes hacia los actos de cierre de campaña y
conservadurismo en crecimiento, para obtener mejores resultados en la
llevarlos a las mesas el día de la elección.
negociación. E sto era presentado por la prensa como un “fenómeno alarmante para el oficialismo en toda la provincia”.18
E n forma paralela a estos quehaceres, los centros y comités desarrollaban un amplio espectro de tareas que, trascendiendo el plano estricta-
E n ese contexto debe insertarse el análisis sobre los centros y comités
mente proselitista, los erigían en ámbitos de sociabilidad relevantes para
radicales que observaremos a continuación. Cabe señalar, en primera
la difusión de tradiciones y rituales propios del ideario radical. Nos
instancia, que en su acción concreta las fronteras eran más lábiles que las
referimos a proyecciones de películas, bailes, competencias deportivas
establecidas en el reglamento: a pesar de la diferencia formal entre
(carreras de bicicletas, torneos de fútbol), fiestas populares y conferencias
comités, subcomités y centros, los testimonios reflejan un funcionamiento
radiales sobre temas específicos. E stos actos tenían como objetivo
similar en la práctica.
articular las bases políticas del partido con sus cúpulas mediante la
A comienzos de la década de 1940 la actividad de estos organismos era, en la mayoría de los casos, temporaria (en vista de las campañas
generación de espacios de sociabilidad, en los que afiliados y dirigentes se vinculaban a partir de actividades recreativas.
electorales) y en otros permanentes. Su principal objetivo era afianzar la
La fisonomía de los centros y comités radicales seguía un patrón
construcción del poder territorial de los caudillos políticos. D urante los
estable. Su comisión directiva contaba con 7 miembros (presidente,
meses previos a las elecciones la actividad más frecuente era la realización
vicepresidente primero y segundo, secretario, prosecretario, tesorero y pro
de actos con la asistencia de algún referente del partido: concentraciones
tesorero) a los que se sumaban un número variable de vocales, que
políticas donde pronunciaba un discurso el dirigente invitado y el
oscilaba entre los 5 y 25 miembros. Paralelamente se nombraba una
presidente de la entidad, o algún afiliado de relevancia de la zona. E n
comisión honoraria, formada por los dirigentes de peso con los que se
17
Las Ligas Departamentales vigentes entre 1941 y 1942 eran las de Tafí, Graneros, Trancas, Chicligasta y Famailla.
18
Diario E l Orden (en adelante E O), 8/2/1942. 141
19
Diario L a Gaceta (en adelante L G), 21/7/1942. La información referida a la labor, fisonomía y nomenclatura de los centros y comités que se expresa a continuación fue obtenida de la prensa. 142
Partidos y micropolítica
L eandro L ichtmajer
encolumnaban los integrantes del comité, entre los que se destacaba el
alcohólicas y la práctica del juego de la taba, entretenimiento popular
candidato que apoyaban en las elecciones. E ste esquema se combinaba
prohibido por la ley, eran actividades condenadas por los dirigentes del
usualmente con una comisión de propaganda, cuya estructura era similar
partido quienes, al menos desde el punto de vista retórico, buscaban
a la de la comisión directiva y comprendía un número variable de
“defender los valores éticos del radicalismo” frente a las prácticas
miembros (usualmente eran cerca de 20 personas, aunque encontramos
desarrolladas por las bases. Así, en enero de 1942 las autoridades radicales
casos donde eran mas de 100). E s interesante resaltar que los integrantes
solicitaban al jefe de policía que, teniendo en cuenta la cercanía del
de las diferentes instancias no se repetían entre sí, por lo que los comités
carnaval, vigile sus centros para hacer efectivo el cumplimiento de las
involucraban, de acuerdo al modelo general, entre 30 y 50 integrantes. Por
disposiciones reglamentarias sobre juegos prohibidos, mientras que en una
otro lado, los ciudadanos movilizados por estas entidades no se restringían
reunión con los presidentes de comités el coordinador de la campaña
a los afiliados pertenecientes a las comisiones directivas y comisiones de
electoral les reiteraba “la conveniencia de observar las normas impuestas
propaganda, ya que en algunos casos tenían decenas de inscriptos.
por el partido así como la de actuar dentro de las proscripciones policia-
La tarea de nombrar los comités radicales obedecía a criterios
les”.20 E l control sobre estas instancias era también impulsado desde las
diversos. La identificación con referentes de la UCR a nivel provincial y
autoridades del E stado, como lo expresa la nota que el Ministro de
nacional (“Manuel G arcía F ernández”, “Marcelo T . de Alvear”), o al
G obierno dirigió a los partidos políticos provinciales solicitándoles que
panteón de figuras y fechas significativas en la historia del partido
“procuren por todos los medios a su alcance prescindir en absoluto de
(“Hipólito Y rigoyen”, “5 de abril”) era una de las opciones más recurren-
bebidas alcohólicas en las reuniones que efectúen”, medida ponderada en
tes. No obstante, los afiliados nucleados en los comités podían adoptar
el comentario periodístico dado que “allí se bebe mas de la cuenta, la gente
denominaciones no alineadas directamente con el radicalismo, como
se embriaga y pierde la noción del significado de la democracia”.21
puede observarse en referencia al ideario republicano recreado a partir de
Así como el control sobre el consumo de bebidas alcohólicas y la
nombres como “Roque Sáenz Peña”, “B ernardino Rivadavia”. Asimismo,
realización de actividades prohibidas por la ley aparecía como un objetivo
los comités radicales eran identificados a partir de actividades laborales y
difícil de alcanzar por las autoridades partidarias, existían otros motivos de
ubicación territorial: “Q uinteros unidos”, “O breros unidos del norte”,
tirantez. Los llamados a seguir las directivas en lo relativo a organización
criterios etáreos (“Jóvenes del Sud”) y geográficos (“Los Nogales”,
de actos, apertura de subcomités, producción de elementos de propaganda
“Ciudadela”). Vemos así que, si bien formaban parte de la estructura del
y delimitación de áreas de influencia, pronunciados en varias oportunida-
partido y se alineaban con sus dirigentes en un nivel global, los afiliados
des por las autoridades, revelaban sus dificultades para encuadrarlos.
organizados en torno a estos organismos sugerían una multiplicidad de
Ciertamente, el poder de negociación de los líderes de una zona, distrito
criterios de pertenencia que iban desde la actividad laboral, la zona de
o barrio determinado debía ser tomado en cuenta por los dirigentes del
residencia hasta los referentes partidarios o figuras cercanas al ideario
partido, erigiendo a aquellos en interlocutores necesarios para asentar el
republicano afín a la tradición política del radicalismo.
poder político radical sobre bases firmes desde el punto de vista territorial.
A pesar de que el reglamento del partido daba a las instancias superiores el control sobre los comités y centros partidarios, en la práctica
20
las cosas no eran tan sencillas, revelando una fuente de tensiones
L G , 29/1/1942; 20/1/1942.
21
recurrente entre las autoridades y las bases. E l consumo de bebidas
L G , 20/1/1942.
22
L G , 16/5/1942; 10/6/1942.
143
144
2
2
L eandro L ichtmajer
Partidos y micropolítica
E n ese sentido, durante la campaña electoral de octubre de 1942 los
de la provincia o en barrios suburbanos de la Capital, donde eran comunes
afiliados nucleados en un comité suburbano de la Capital “sugerían al D r.
los casos de entidades presididas por el dueño de la casa donde se
Campero y a los dirigentes del partido no escatimar esfuerzos a fin de
instalaban y que, en consecuencia, llevaban su nombre. E ste fenómeno se
llegar a un mejor acuerdo con el F rente Popular, dado lo avanzado de la
desarrollaba a contramano de la Carta O rgánica del partido, que establecía
fecha para las elecciones” mientras que los miembros del Centro
que los comités y subcomités “no pueden darse denominaciones sino de
“Renovación” de San Miguel de T ucumán publicaban en el diario un
fechas históricas de la nación o del partido o de ciudadanos radicales
“llamado de emergencia” a los dirigentes del partido, que debían “unirse
eminentes ya fallecidos”.26
en torno a la candidatura de Campero”.23 Pasados los comicios, un grupo de presidentes de comités se presentaron en el despacho del gobernador Miguel Critto para expresar la necesidad de realizar un nuevo llamado a
E l derrotero de los c entros y c om ités durante los años peronistas
elecciones dadas las irregularidades producidas en el Colegio E lectoral. A pesar de que el pedido fue desestimado, y que el gobernador señaló que
E l 4 de junio de 1943 se puso fin al precario orden político liderado
“no se hallaba dispuesto a tolerar la intromisión en su gestión de hombres
por Castillo, iniciando el proceso que marcaría la emergencia y consolida-
del comité”, consideramos que el episodio resultaba ilustrativo de su
ción del peronismo. A fines de ese año se decretó la prohibición de los
capacidad de plantear demandas y las tensiones derivadas de ese carácter.
4
2
partidos políticos, con lo cual quedaron latentes las dificultades internas
E n efecto, los desbordes de los centros y comités no sólo se orientaban al
que arrastraba el radicalismo desde el contexto previo al golpe de E stado.
ámbito del partido sino que sus demandas podían proyectarse hacia el
Su acción política se redujo a una mínima expresión hasta mediados de
gobierno provincial, sin cumplir con ningún derrotero estipulado por los
1945, en el contexto febril que culminó en las elecciones que ungieron
circuitos partidarios.
presidente a Perón. E n ese marco, los radicales tucumanos encontraron
Así como ponían en juego mecanismos de identificación con valores o tradiciones determinadas, el acto de nominar estas instancias dejaba entrever que sus miembros desplegaban estrategias con el fin de posicionarse en la lucha interna del partido. E n efecto, mientras en las elecciones de marzo de 1942 un comité podía denominarse “José Lozano Muñoz”
fuertes obstáculos para limar las asperezas entre las fracciones preexistentes. A las querellas del pasado se sumaban en el nuevo contexto las pujas entre unionistas e intransigentes, que dividieron el mapa interno del partido a lo largo del país, y el constante alejamiento de afiliados y dirigentes.
(en referencia al candidato de una de las fracciones del radicalismo), en las
E l proceso de definiciones internas culminó pocas semanas antes de
de octubre, con idénticas autoridades y ubicación, pasaba a llamarse
las elecciones. Si bien el radicalismo tucumano llegó a esa instancia unido
“Ramón D . Paz Posse” (dirigente perteneciente una fracción rival).25 La
bajo una sola bandera después de décadas de presentarse dividido, el
expresión del poder territorial de un referente partidario determinado era
camino previo socavó el frente interno en gran medida y sentó las bases
otro de los rasgos identitarios visibles en los nombres de los comités. E ste
para la derrota más significativa en la historia del partido. E n T ucumán, las
fenómeno se observaba fundamentalmente en las localidades del interior
diferentes expresiones afines a Perón arrasaron en las elecciones, obteniendo un 69,6% de los votos y una amplia mayoría en la legislatura
23
L G , 2/10/1942. L G, 18/6/1942.
24
L G , 1/12/1942.
25
Comité ubicado en avenida Alem 501, San Miguel de Tucumán.
provincial, mientras que el radicalismo alcanzó un 24,6% de votantes y su 26
145
UCR, distrito de Tucumán…, Op. Cit., Artículo 21.
146
Partidos y micropolítica
L eandro L ichtmajer
representación se limitó a un senador y cinco diputados. E l desplazamien-
el ascenso de los sectores intransigentes al poder, que arrebataron el
to del radicalismo a un rol minoritario inédito desde que había llegado al
mando del partido a un unionismo deslegitimado por la derrota electoral
poder en 1917 (si se excluyen los períodos de intervención federal y
y la posterior falta de respuestas. E n ese contexto se produjo la consolida-
proscripción electoral) puso en evidencia la pérdida de apoyos que había
ción de nuevos sectores dirigentes liderados por Celestino G elsi, cuya
sufrido el partido en las zonas rurales vinculadas a la agroindustria
figura resaltó en el conjunto de trayectorias individuales que nutrieron los
azucarera, otrora bastiones de la acción política radical. E sto no pudo ser
grupos hegemónicos del partido durante los años peronistas. Su caso
contrarrestado por los apoyos obtenidos en el departamento Capital,
formaba parte de una tendencia más amplia, en la que se consolidó un
principal distrito de la provincia, que tenía un perfil eminentemente
recambio generacional y se produjo el ascenso de referentes antes
urbano.
periféricos en su estructura.27 E stos nuevos dirigentes compartían un
D e ese modo, en un lapso de cuatro años el radicalismo tucumano
mismo horizonte generacional y su acceso a los planos directivos dotó de
pasó de controlar el poder político a representar una fracción minoritaria
nuevos aires al radicalismo tucumano. Aunque el bautismo electoral de las
de la oposición, lo que provocó intensas transformaciones en los
nuevas autoridades (en las elecciones legislativas de marzo de 1948)
diferentes ámbitos de la vida partidaria. E n el escenario provincial, los
profundizó la caída de 1946, desterrando a los radicales a un tercer lugar
años de emergencia del peronismo supusieron un contexto crítico para el
por detrás de dos fracciones oficialistas, el cuadro comenzó a revertirse en
radicalismo, afectado por el alejamiento de dirigentes y por las dificultades
los años posteriores.
para rearmar el frente interno. E l desgranamiento de sus filas fue
E n ese marco, el radicalismo tucumano recuperó la iniciativa a través
alimentado tanto por el éxodo de afiliados hacia el peronismo como por
de un despliegue significativo de actividades proselitistas y la reactivación
su alejamiento de la actividad política, desencantados por el cuadro de
de organismos cuya labor había disminuido en los años previos. D e
situación que presentaba el partido. Por otro lado, la precariedad de la
manera similar a lo señalado por G arcía Sebastiani en relación a la
situación material de la UCR, en contraste con el escenario previo a 1943
provincia de B uenos Aires,28, donde se produjo hacia 1950 una recreación
cuando controlaba los recursos del E stado y gozaba de aportes significati-
y redefinición de estrategias y acciones para dinamizar el partido, el
vos de los industriales azucareros para desarrollar las campañas electorales,
radicalismo tucumano revitalizó algunas entidades existentes y creó
constituían expresiones cabales del debilitamiento del radicalismo
organismos nuevos.29 E l mayor dinamismo en el plano interno del partido
tucumano. E l contexto crítico que atravesó el partido en el contexto de la
estuvo acompañado por un repunte en su desempeño electoral. Como es
irrupción peronista se hizo sentir con particular intensidad en los departamentos del interior de la provincia, donde los radicales debieron hacer grandes esfuerzos para motorizar la acción proselitista. E n efecto, el desmembramiento de la red de dirigentes, afiliados y simpatizantes que
27
Lichtmajer, Leandro, “Cambios y continuidades de los grupos radicales tucumanos en el marco del surgimiento del peronismo (1942-1948)”, en A ctas de las XV Jornadas de Jóvenes Investigadores de la A sociación de Universidades del Grupo Montevideo, Asunción, Universidad Nacional de Asunción, 2007.
había sustentado su poderío en el contexto previo al 4 de junio acompañó
28
la trayectoria de la UCR durante los primeros años de gobiernos peronis-
29
tas. T al era el panorama cuando, en enero de 1948, se realizó el plebiscito que definió las nuevas autoridades del radicalismo en la provincia y señaló 147
García Sebastiani, Marcela, Los antiperonistas… ., Op. Cit.
La Junta de Gobierno intervino dos entidades clave en el diseño institucional del partido, tales como el Comité de la Capital (1949) y el Comité de la Juventud (1950), y creó organismos nuevos (Comisión de Asuntos Municipales, Comisión de Asuntos Gremiales). Paralelamente, impulsó la publicación de un boletín partidario y el desarrollo de conferencias a través del Ateneo Radical, que contó con la asistencia de numerosos dirigentes del partido a nivel nacional. 148
Partidos y micropolítica
L eandro L ichtmajer
de suponerse, el impacto de la irrupción peronista y del ascenso de la
T abla N º 1: Centros y comités radicales en las elecciones desarrolladas entre 1942 y 1951.
intransigencia se hizo sentir en sus organismos de base.
M arzo
O c tubre
F ebrero
M arzo
D ic iem bre
M arzo
N ov.
1942
1942
1946
1948
1948
1950
1951
Trancas
0
1
1
0
0
0
0
Graneros
2
8
2
1
0
2
0
Leales
17
6
1
1
0
0
0
segunda mitad de la década de 1940. Como se observa en la T abla Nº 1,
Burruyacu
10
16
0
1
0
0
0
en las elecciones legislativas y de gobernador llevadas a cabo durante 1942
Distrito
E l descenso en la cantidad y distribución geográfica de los centros y comités
La cantidad de centros y comités sufrió una fuerte caída durante la
Tafi
18
16
6
0
0
4
11
había más de 300 comités y centros, ampliamente diseminados a lo largo
Rio Chico
17
7
2
1
0
3
1
de la provincia. T ranscurrido el golpe de E stado de 1943 y la emergencia
Chicligasta
9
31
5
2
0
1
0
del peronismo, su cantidad decayó en gran medida: en las elecciones de
Monteros
18
7
5
2
0
2
0
F amailla
17
8
9
0
0
0
0
Cruz Alta
45
12
7
0
0
2
0
Capital
197
220
30
18
2
8
8
Totales
350
332
68
26
2
22
20
febrero de 1946 se redujeron a menos de una quinta parte (68) del total de 1942, tendencia descendente que se mantuvo hasta fines de esa década y se revirtió levemente hacia comienzos de la siguiente. Por otro lado, la fluctuación de su volumen en el nivel departamental entre los sucesivos comicios muestra el carácter efímero de estas instancias. Así, de la comparación entre las elecciones de marzo y octubre de 1942 se observa el descenso en distritos como Cruz Alta o Rio Chico y el aumento en el caso de Chicligasta, evidenciando una volatilidad importante.
Fuente: Diarios L a Gaceta y Trópico. Elaboración propia. Nota: En las elecciones de marzo y octubre de 1942 se incluye el total sumado por las diferentes fracciones radicales.
149
150
L eandro L ichtmajer
Partidos y micropolítica
T abla N º 2 : D esempeño electoral del radicalismo (1942-1951).
Alta, Chicligasta o Capital) no se tradujo en una modificación sustantiva en la cantidad de votos cosechados por el radicalismo. La comparación
M arzo
O c tubre
F ebrero
M arzo
D ic iem -
M arzo
N oviem -
1942
1942
1946
1948
bre 1948
1950
bre 1951
Trancas
1146
978
667
672
699
834
-
Graneros
2354
2347
1339
436
599
985
-
cosechados por la UCR en ese distrito no descendió significativamente.
Leales
2348
2480
1376
117
569
910
-
E n un sentido similar debe señalarse la importante pérdida de votos en
Burruyacu
2595
2640
2211
444
796
1866
-
distritos como F amailla o Monteros, que no se condijo con un descenso
Tafi
3892
3569
1849
1064
1167
2000
-
significativo en la cantidad de entidades. E l parámetro discordante se
Rio Chico
3949
4065
1869
606
1414
2305
-
acentúa si se comparan los casos de marzo y diciembre de 1948. E l fuerte
Chicligasta
4464
4601
2707
1380
2637
3078
-
descenso entre ambas elecciones, que llevó a una virtual desaparición de
Monteros
5635
4966
2627
926
1372
2102
-
centros y comités a fines de ese año, no se plasmó en el creciente caudal
F amailla
4728
4961
1411
796
1109
1570
-
electoral. F inalmente, los ejemplos de marzo de 1950 y noviembre de 1951
Cruz Alta
5761
6081
1570
184
1025
2104
-
muestran que el volumen de estos organismos se acercó a los niveles de
Capital
14959
13940
11612
6123
10166
13467
-
Totales
51831
50628
29238
12748
21553
31221
78130
Porcentaje
44,3%
50.5%
24,6%
12,3%
17,3%
27,2%
26.9%
Distrito
entre las elecciones de 1942 y las de 1946 muestra tendencias similares. Mientras en el distrito Capital la presencia de centros y comités se redujo a menos de una sexta parte entre ambos comicios, la cantidad de votos
marzo de 1948 pero los votos crecieron en gran medida. Puede afirmarse, por lo tanto, que no existió una correlación directa entre la cantidad de votos radicales y la difusión de las entidades analizadas.
Fuente: Diarios L a Gaceta, Trópico y estadísticas electorales nacionales (Dirección Nacional E lectoral, Archivo General de la Nación). E laboración propia. Nota: en las elecciones de marzo y octubre de 1942 se incluye el total sumado por las diferentes fracciones radicales. E n las elecciones de noviembre de 1951, de acuerdo a las modificaciones introducidas a la ley electoral, se reemplazaron los 11 departamentos por 3 circunscripciones electorales, motivo que hace infructuosa la comparación con los comicios previos.
Un primer interrogante que surge de la comparación entre las T ablas Nº 1 y Nº 2 es el siguiente: ¿E xistió una correlación entre los resultados electorales obtenidos por la UCR y la presencia de centros y comités? Consideramos que la vinculación entre ambos fenómenos no fue directa, como lo expresan numerosos ejemplos. E n efecto, la volatilidad de estos organismos entre marzo y octubre de 1942 (visible en los casos de Cruz
151
152
Partidos y micropolítica
L eandro L ichtmajer
Gráfic o N º 1: D istribución geográfica de los organismos de base radicales. Localidades con presencia de centros y/o comités en las elecciones
elecciones. D e manera similar a lo observado en el análisis cuantitativo, la
desarrolladas entre 1942 y 1951.
significativa en los comicios de marzo (89) y octubre (63) de 1942,
cantidad de sitios en los que se instalaron los centros y comités fue decayendo a partir de 1946 (29). E sta tendencia alcanzó su nivel más bajo en 1948, cuando en marzo (8) y en diciembre (1) disminuyó en gran medida la cantidad de pueblos o ciudades de la provincia con presencia de estas entidades. E n marzo de 1950 (12) y noviembre de 1951 (9) su volumen aumentó levemente, aunque sin llegar a los niveles de 1946. Naturalmente, esta modificación en las prácticas políticas fue advertida por los observadores contemporáneos, como lo expresa el siguiente testimonio referido a la ciudad de San Miguel de T ucumán durante las elecciones de marzo de 1948: “No pasó desapercibida la ausencia de movimiento en los comités centrales partidarios, así como en las calles de la ciudad, incluso en las zonas del suburbio, teniendo presente que en otras épocas la actividad propia del comicio se concentraba en los aludidos locales, desde los que luego eran trasladados en vehículos a los lugares en los cuales sufragar [… ] solamente se anotaron grupos reducidos en los centros políticos que en tiempos no distantes resumían la nerviosidad y la agitación de las jornadas electorales”.30
Consideramos que una explicación del proceso atravesado por los centros y comités debe tomar en cuenta la pérdida del control del E stado provincial y la situación de debilidad atravesada por el partido radical a partir de 1943, en el contexto de emergencia y consolidación del peronismo. Como ha sido señalado, en enero de ese año la UCR fue desalojada del Poder E jecutivo provincial, perdiendo el manejo de los importantes recursos económicos y políticos derivados del mismo, con lo cual los alcances de la “máquina” partidaria se debilitaron sensiblemente. E n efecto, frente al panorama de fragmentación y dispersión de las lealtades E n lo relativo a la distribución geográfica de los centros y comités radicales entre 1942 y 1951, en el G ráfico Nº 1 tomamos como referencia las localidades donde existía una o más de esas instancias durante las 153
30
L G , 08/03/1948. Comentarios similares sobre las elecciones de marzo de 1950 en L G, 13/03/1950.
154
Partidos y micropolítica
L eandro L ichtmajer
de los caudillos locales visible hacia 1942, la pérdida del control del E stado
intransigente se adaptó la organización partidaria y los discursos al nuevo
provincial no podía menos que socavar la posición del radicalismo.
clima político y social imperante.
Cuando en 1945 se reanudó la actividad de los partidos como consecuen-
E l ascenso de la intransigencia estuvo acompañado por el fortaleci-
cia de la apertura política del gobierno militar, el radicalismo volvía al
miento de un conjunto de demandas de regeneración interna y depuración
ruedo en una situación fuertemente contrastante con la que experimentaba
de las prácticas, que eran planteadas por los sectores minoritarios desde la
antes del 4 de junio. La irrupción peronista y la masiva adhesión que este
década previa. Retomando argumentos difundidos entre los grupos
generó en el distrito tucumano aceleraron el proceso de debilitamiento,
opositores a la conducción alvearista durante la segunda mitad de los años
quitando relevancia a la acción política del radicalismo en las bases y al
‘30 y principios de los ‘40, las fracciones intransigentes acompañaron su
peso de sus centros y comités.31
ascenso en el partido con una impronta depuradora, que articuló las
Si bien las causas señaladas sirven para enmarcar el declive de los
demanda de renovación de los dirigentes y las prácticas políticas como
centros y comités en el contexto de debilidad atravesado por el radicalismo
condición necesaria para reconciliar al partido con su historia, a través de
tucumano a partir de 1943, consideramos erróneo proyectar su peso hasta
la eliminación de “las trenzas y los caudillos”.33
1951, teniendo en cuenta la rearticulación interna y la recuperación del
La reforma de la Carta O rgánica nacional de junio de 1948, reconoci-
dinamismo que protagonizó la UCR de T ucumán al calor del ascenso de
da como una materialización de las tendencias renovadoras del partido,
la intransigencia. Como observaremos a continuación, el crecimiento de
recogió esas preocupaciones. D e manera similar a lo que venía sucediendo
los nuevos sectores dirigentes y el proceso de cambios por ellos iniciado
desde 1892, la Carta O rgánica no hacía referencias a la organización en los
influyeron en el derrotero de los centros y comités.
territorios provinciales, dejando a las autoridades de cada distrito la libertad para promulgar sus reglamentos. No obstante, entre los “princi-
Las estrategias de los nuevos sectores dirigentes frente a los centros y
pios a los que deben ajustarse las organizaciones partidarias” se incluyó la
comités
necesidad de “disponer la formación de centros de cultura cívica de acción permanente”, inciso que dejaba entrever una búsqueda por mejorar sus
Como ha sido señalado por la literatura sobre el tema a nivel nacional, desde el contexto previo a las elecciones de 1946 venía impulsándose un conjunto de transformaciones “doctrinarias y estratégicas” en el seno del radicalismo, que se plasmaron después de la derrota.32 E n efecto, al cambiar el equilibrio de poder interno con el crecimiento de la fracción
prácticas evitando las desviaciones doctrinarias y modernizando su estructura.34 D e ese modo, así como a fines del siglo X IX el organigrama adoptado por el radicalismo buscaba modernizar las prácticas políticas mediante la ordenación en convenciones y comités, a partir de la irrupción peronista fue visible un clima de ideas cada vez más desfavorable para los otrora “vehículos de progreso”. E sta tendencia confluyó con una estigmatización de los comités emanada desde el discurso peronista, que
31
Al margen de la pérdida del control del Poder E jecutivo provincial y la menor representación legislativa, consideramos que para dar cuenta del desplazamiento del radicalismo tucumano cabe preguntarse por su influencia a nivel del funcionariado estatal en los departamentos y comunas de la provincia (jueces de paz, presidentes de comisiones de higiene y fomento), aspecto que pretendemos retomar en futuras investigaciones. 32
los erigió en símbolos del orden político previo a 1943. E n ese marco, desde los círculos oficiales eran abundantes los llamados a superar la 33
Persello, Ana Virginia, Historia…, Op. Cit. García Sebastiani, Marcela, L os antiperonistas… ., Op. Cit. 34
Persello, Ana Virginia, Historia… , Op. Cit. 155
UCR, Carta Orgánica Nacional, Buenos Aires, 1948.
156
Partidos y micropolítica
L eandro L ichtmajer
manipulación del votante y su liberación del círculo vicioso planteados por
el espíritu de solidaridad entre los afiliados”.36 Por su parte, si en los
esos “refugios de maleantes” en los que se “corrompía a los ciudadanos
reglamentos vigentes desde la década de 1910 hasta inicios de los años ‘40
con empanadas y vino”, en contraste con las unidades básicas peronistas,
la organización del radicalismo en el interior de la provincia se centraba en
cuya difusión estuvo rodeada por un fuerte componente regeneracionista
los Comités D epartamentales, de Sección y Subcomités, durante los años
de las prácticas políticas. Aunque las impugnaciones a la acción de los
peronistas los Comités D epartamentales fueron reemplazados por Juntas,
comités no eran novedosas, ya que habían alimentado un imaginario
que carecieron de potestad para autorizar la creación de centros o comités
crítico presente en sectores propios y ajenos al radicalismo desde varios
(lo que pasó a ser prerrogativa exclusiva de la Junta de G obierno). A cargo
lustros antes, consideramos que cobraron peso relevante en la coyuntura
de las Juntas D epartamentales quedaron solamente la dirección del partido
de reformulación de las prácticas y las estructuras visible a partir de 1946.
en sus respectivos distritos y el cumplimiento de las resoluciones de la
E ncolumnados en una impronta modernizante, los dirigentes que
Junta de G obierno y la Convención Provincial.37
encabezaron este proceso pretendieron dar un nuevo sentido a la acción política radical.
A la merma en las funciones de las Juntas se sumó la reducción del número de integrantes (mientras los Comités D epartamentales tenían 15
E n el escenario tucumano, el ascenso de la intransigencia en el marco
miembros las Juntas tenían 5) y la ampliación de los requisitos para formar
de desarticulación interna posterior a la irrupción peronista redundó en
parte de las mismas. E n ese sentido, si en 1941 la única condición para
una centralización de funciones en la Junta de G obierno, que dio al
pertenecer a los Comités D epartamentales era ser afiliado al partido, en
organismo ejecutivo del partido un mayor control sobre las instancias
1949 se estableció que sus integrantes debían ser nativos de la provincia
inferiores, y una reformulación del perfil de los centros y comités. D e ese
o tener dos años de residencia en ella, ser vecinos del departamento y
modo, un contexto de crisis generalizada y pérdida de peso del partido en
tener un mínimo de seis meses de afiliación a la UCR. Las menores
los departamentos sentó las bases de un proceso de cambios visible tanto
prerrogativas y cantidad de miembros de los organismos departamentales
en el plano formal como en las prácticas desarrolladas durante las
fueron acompañadas por el incremento en los requisitos para presentar
campañas electorales.
avales a las listas de candidatos, pasando de 10 afiliados en 1941 a 20 en
E n efecto, la Junta de G obierno cubrió mayor cantidad de prerrogati-
1949 y a 150 en 1951.38 E n la escala más baja de la estructura del partido también se
vas en desmedro de la Convención Provincial y los organismos inferiores 35
de la estructura partidaria. Mientras en la Carta O rgánica vigente en 1941
sucedieron cambios en el plano formal durante esos años, ya que los
las atribuciones de la Junta de G obierno con respecto a los organismos
Comités de Sección (ubicados en el departamento Capital) y los Subcomi-
departamentales eran solamente resolver las cuestiones que estos elevaban,
tés D epartamentales fueron eliminados de la estructura formal del partido.
en 1949 se estableció que aquella debía “inspeccionarlos e intervenirlos en su caso y adoptar todas las medidas necesarias para desarrollar el interés por la acción cívica, para mantener la disciplina partidaria y para afianzar
36
UCR, Carta Orgánica de la UCR de Tucumán sancionada el 27 de noviembre de 1949, San Miguel de Tucumán, Talleres Gráficos Alfredo Baaclini, s/f. 37 Actas de la Convención Provincial de la UCR de Tucumán, sesión del 7 de enero de 1946, folios 37-52.
35
E ntre 1941 y 1949 los incisos relativos a las prerrogativas de la Junta de Gobierno pasaron de 11 a 18, ampliándose sus funciones de inscripción de afiliados y designación del apoderado del partido. 157
38
E n un sentido similar, la Junta de Gobierno decidió en 1949 que la elección de las autoridades de las Juntas Departamentales se realice previa supervisión de uno de sus miembros y que sus resultados sean ad-referéndum de la Convención Provincial. 158
Partidos y micropolítica
L eandro L ichtmajer
D e ese modo, si a inicios de la década de 1940 el gobierno de la UCR
1948,41 aunque se expresó con mayor elocuencia en el contexto posterior
contemplaba entre sus organismos oficiales a la Convención provincial, la
a la reforma de la Carta O rgánica, que otorgó a la Junta de G obierno
Junta de G obierno, el Comité de la Capital, los Comités D epartamentales,
nuevas herramientas para la organización de la labor del partido a nivel de
los Comités de Sección y Subcomités D epartamentales, a fines de esa
las bases. E n ese sentido interpretamos los comunicados que, entre enero
década permanecían vigentes solamente la Convención Provincial, la Junta
y marzo de 1950, elevó ese organismo advirtiendo sobre la nueva
de G obierno y las Juntas D epartamentales (a los que se sumaban los
reglamentación a los afiliados que buscaban fundar comités en la
recientemente creados T ribunal de Conducta, Comité de la Juventud y
provincia,42 expresiones que se repitieron durante las campañas electorales
Junta E lectoral).
posteriores.43 La valoración positiva que realizaban los miembros de la
Las reformas en la estructura formal del radicalismo tucumano
Junta de G obierno frente a los organismos que seguían los procedimientos
estuvieron atravesadas por un espíritu general de modernización de las
formales establecidos en la Carta O rgánica era visible en el caso del centro
prácticas y superación de los vicios del pasado. Así lo expresaban dos
“Roque Coulin” de San Miguel de T ucumán. Cuando en junio de 1950 esa
representantes del recambio generacional como Arnaldo Ahumada y
entidad solicitó el uso de la sede del partido para realizar una reunión
Alfredo G arcía, jóvenes dirigentes de la intransigencia tucumana. E n la
política, su pedido fue aceptado “teniendo en cuenta que se trata de un
Convención Provincial de 1949 Ahumada hacía un llamado a “agilizar el
centro reconocido y autorizado por el partido conforme a la Carta
mecanismo de los organismos partidarios ajustando su desenvolvimiento
O rgánica” y se recomendó al presidente de la Junta que proceda de igual
a las realidades comprobadas en la práctica, desechando lo anticuado” y,
manera en casos similares, “no así cuando se trate de personas que no sean
ante los reclamos que generó el aumento de requisitos para conformar
afiliadas o que siéndolo invoquen organismos, centros, comités o
listas en el nivel departamental, G arcía contestaba que estos se habían
designaciones no reconocidas”.44
establecido “para imponer seriedad y mesura en las luchas partidarias ya que
es común
personales”.
39
advertir que
muchos sólo
satisfacen vanidades
Cuando en la Convención de 1951 se volvió a plantear el
tema, G arcía defendió el incremento de los requisitos “dado que se requiere dar visos de seriedad al auspicio invocable para cualquier lista y evitar así la practica del caudillismo, que con veinte firmas puede crear al partido el problema de un sin número de listas que responden solamente a intereses particulares y no a principios o intereses generales”.40
41
En marzo de 1948 la Junta de gobierno envió delegados a las cabeceras de departamentos con el fin de organizar la labor de la UCR en esas zonas, mientras que en diciembre de ese año la conducción intransigente designó Juntas de Circuitos para desarrollar las tareas electorales en la ciudad de San Miguel de Tucumán. 42 “La Mesa Directiva de la Junta de gobierno hace saber a las Juntas departamentales, comités y afiliados que actúan en algunos distritos que es la Junta de gobierno la autoridad que reconoce y autoriza la creación de comités, según el artículo 14 de la Carta Orgánica”. L G, 19/02/1950. 43
D urante las campañas electorales también se evidenciaron signos del proceso de centralización que observamos en el plano formal. E sta tendencia comenzó a observarse en los comicios de marzo y diciembre de
39
A ctas de la Convención…, Op. Cit., sesión del 27 de noviembre de 1949.
40
A ctas de la Convención…, Op. Cit. sesión del 17 de junio de 1951.
“Informó la Junta de Gobierno que los centros que se conformen deberán ser autorizados por ella y deberán contar con el permiso policial para tal fin. Todo centro o grupo de afiliados que no cumpla con ello no podrá funcionar, tal como lo dispone la Carta Orgánica. Tampoco podrá actuar ninguna persona no designada por el comité de la capital o por alguna de las Juntas Departamentales como encargado de circuito. Asimismo, se llama la atención de todos los afiliados sobre estos puntos, ya que personas imprudentes o malintencionadas han comenzado a invocar representación partidaria que no tienen”. L G , 15/03/1954.
44
Actas de la Junta de gobierno de la UCR de Tucumán, reunión del 30 de junio de 1950, folios 149-153. 159
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Partidos y micropolítica
E l ideal proyectado por las autoridades del radicalismo, un proceso
Las críticas a la falta de democracia interna formuladas por G arcía
organizado y controlado desde la cima de su estructura, encontró
Posse y Moreno Campos eran tributarias de un horizonte compartido por
obstáculos para ser aplicado. La puesta en marcha de las medidas que
los sectores disidentes a la conducción de G elsi. E stos señalaban que, en
restringían la actividad y prerrogativas de las instancias inferiores del
su carrera por el control del partido y la consolidación del frente interno,
partido generó resistencias tanto entre las autoridades de comités y centros
los intransigentes habían roto los mecanismos previos para que los
preexistentes como entre numerosos dirigentes del interior de la provincia,
afiliados pudiesen hacer oír su voz y disputar el poder a las cúpulas.
revelando que la domesticación de estas entidades era una tarea difícil de
Paralelamente, las autoridades del radicalismo buscaron reformular el
materializar. E sto se desprende no sólo de las numerosas advertencias
perfil de los centros y comités durante las campañas electorales, en pos de
arriba mencionadas, que denotaban las dificultades para aplicar la nueva
afianzar el proyecto de depuración de las prácticas y modificar el
reglamentación, sino también de las expresiones contrarias a ese proceso
panorama visible en el contexto previo a la irrupción peronista. E n efecto,
emanadas desde sectores opositores a la conducción de G elsi. E n ese
a la par que fortalecieron los mecanismos de control sobre las instancias
sentido se expresaba el intransigente disidente Carlos G arcía Posse en
inferiores de la estructura partidaria procuraron transformar sus funciones,
marzo de 1948, cuando acusaba a las nuevas autoridades de “conservar el
privilegiando la labor doctrinaria por sobre las demás actividades, con el
control del partido en pocas manos, sin apoyo de los afiliados”, lo que
fin de darles una nueva impronta y liberarlas de la carga peyorativa que
había generado que en la campaña electoral “no funcionaran los organis-
recaía sobre ellas como herencia de la “década infame”.
mos fijados por la Carta O rgánica encargados de dirigir el partido, recayendo toda la responsabilidad sobre la Junta de G obierno”.45 Los unionistas, quienes veían dificultadas sus posibilidades de disputar el liderazgo de G elsi a medida que se consolidaba la tendencia centralizadora de la Junta de G obierno, se pronunciaron en la Convención provincial de noviembre de 1949 a través del veterano dirigente Reynerio Moreno Campos:
E n ese sentido, durante la campaña electoral de 1951 el CN impartió directivas a los distritos con el fin de aggiornar los comités al clima político recreado a partir de la consolidación peronista y dinamizar la actividad proselitista de cara a las elecciones. E n ese marco, el órgano central del partido señalaba que “las nuevas características de la situación nacional obligan a nuevas técnicas de lucha”, con lo cual “el comité de corte tradicional, que abarca una amplia jurisdicción y que podía dirigir con
E l convencional Moreno Campos observa una tendencia que lo
eficacia una campaña electoral, es inhábil para una batalla cotidiana por la
alarma dado que se trata no solo de adaptar la Carta O rgánica
formación del espíritu público”, situación que hacía necesaria “la actuación
provincial a la nacional, sino que también se tiende a restringir el
de unidades del radicalismo [...] que al tiempo de constituir sus órganos de
sentido democrático que tiene la misma [… ] nota que se suprime el
expresión política sean los instrumentos de acción del partido para realizar
Comité de la Capital, el derecho de la Convención de constituirse y
la difusión de su pensamiento”.47 T ributarias de ese espíritu, las autorida-
se delega ello en la Junta de G obierno [… ] dijo que estas supresiones
des del radicalismo tucumano diseñaron estrategias para homogeneizar la
le preocupaban porque con ellas se diluía las posibilidades de que los
labor doctrinaria de los centros y comités: establecieron “lemas de
afiliados llegaran a las funciones del gobierno partidario.46
campaña” que debían reproducir todos los organismos partidarios, 47
45
L G, 20/3/1948.
46
A ctas de la Convención…, Op. Cit., sesión del 27 de noviembre de 1949.
Nótese el uso del término “unidades” en reemplazo de “comités”. UCR, Comité Nacional, Boletín de la UCR, Buenos Aires, Talleres Gráficos del Comité de la Provincia de Buenos Aires, 1951.
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Partidos y micropolítica
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organizaron conferencias quincenales sobre temas diversos en los barrios
comités eran reconocidos como parte de la estructura del radicalismo. No
de San Miguel de T ucumán y publicaron una cartilla mensual de carácter
obstante, aunque su actuación se enmarcaba en los lineamientos generales
doctrinario.
del partido, se observaba un importante grado de conflictividad entre estas
Aunque corresponden a fechas posteriores a 1951, creemos pertinen-
instancias y las autoridades de la UCR, que encontraban dificultades para
te mencionar dos ejemplos que formaron parte del doble proceso de
encuadrarlas. E sto era visible en las iniciativas tendientes a modelar la
fortalecimiento de los controles y cambio de sentido de las instancias
conducta de sus afiliados y controlar las prácticas desarrolladas en su seno,
inferiores de la UCR. E n primer lugar, el comunicado que emitió la Junta
expresadas en forma recurrente durante el contexto analizado. Por su
de G obierno en noviembre de 1952, solicitando a los comités “que
parte, los centros y comités gozaban de dosis de autonomía que les
cuenten con un tesoro basado en la contribución de sus miembros o
permitían desplegar estrategias con el fin de posicionarse en el plano
afiliados en general, acepten el programa y la plataforma del partido y
interno y ejercer presión sobre las cúpulas del partido.
acaten las resoluciones de las autoridades partidarias” condiciones que, de
Las organizaciones analizadas atravesaron de manera dificultosa el
no cumplirse, “los harían objeto de sanciones disciplinarias”.48 E n segundo
itinerario seguido por el radicalismo tucumano durante los años de
lugar, la actuación de la Junta ante un centro político en la localidad de La
emergencia y consolidación del peronismo, revelando un importante
Madrid (departamento G raneros), creado en vista de las elecciones de abril
proceso de transformaciones de las prácticas políticas de la UCR a nivel
de 1954. E n efecto, cuando los dirigentes de la zona fundaron el centro
de las bases. Su rasgo más evidente fue el importante descenso en la
“Celestino G elsi” y solicitaron autorización a la Junta, esta puso como
cantidad y distribución geográfica de los centros y comités. E n el lapso
condición que se modifique su nombre, pedido que tuvo acogida
comprendido entre marzo de 1942 y los años de irrupción peronista el
favorable (el centro fue rebautizado con el nombre “La Madrid”).49
número de estos organismos y la cantidad de localidades donde hicieron sentir su influencia disminuyeron en gran medida, tendencia descendente que se mantuvo hasta fines de la década de 1940 y se revirtió levemente
Considerac iones finales
hacia comienzos de la siguiente. E n lo concerniente a la vinculación entre la cantidad de centros y comités y los resultados electorales de la UCR,
A inicios de la década de 1940 el radicalismo tucumano se encontraba
resulta interesante señalar que no existió una correlación directa entre
sumido en una importante fragmentación interna, visible en las dificulta-
ambas variables ya que los organismos analizados mostraron una
des para lograr un orden estable en sus filas. E n ese marco, una cantidad
evolución que no se plasmó en las urnas.
significativa de centros y comités diseminados a lo largo del territorio provincial afianzaban su labor política organizando tareas de diversa índole. E stos constituían ámbitos de articulación entre el partido y sus seguidores, cumpliendo importantes funciones en lo relativo al reclutamiento de afiliados, acción proselitista y difusión de valores y tradiciones propias del ideario radical. D esde el punto de vista formal los centros y 48
L G , 6/11/1952.
49
L G, 31/3/1954.
Consideramos que el eclipse de los centros y comités radicales formaba parte de la decadencia general protagonizada por el radicalismo tucumano a partir de 1943. E n el contexto de emergencia de un movimiento político que cosechó adhesiones masivas en el territorio provincial, la pérdida del control de los resortes del E stado y el constante desgranamiento de sus filas, proceso desarrollado con particular elocuencia en los departamentos del interior de la provincia, socavaron sus bases de apoyo. N o obstante, la proyección de tales causas para dar cuenta del derrotero
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de los centros y comités hasta comienzos de la década de 1950 resulta, a nuestro modo de ver, errónea. E n efecto, aunque el control del E stado siguió siendo ajeno a la UCR, en los estertores de la década de 1940 sus dirigentes reconstruyeron el frente interno y dotaron de un nuevo dinamismo a su acción política, proceso materializado al calor del ascenso de la intransigencia. D e manera similar a lo sucedido en otros distritos, una vez consolidada la conducción triunfante en las elecciones de 1948 se produjo en T ucumán una redefinición de las estrategias y las acciones para dinamizar la acción proselitista de la UCR. B ajo su impronta se emprendió una modificación de la estructura organizativa del partido, plasmada en la reforma de la Carta O rgánica provincial de 1949, cuyo espíritu retomaba las demandas de depuración de las prácticas internas visibles desde antes de la derrota ante el peronismo. E n ese marco, los intransigentes emprendieron una centralización de funciones en la Junta de G obierno y pusieron trabas a la formación de núcleos internos, con lo cual buscaron promover una concepción organizativa que consolide su poder y atenúe la fragmentación visible antes de 1943. Con ese fin disminuyeron las prerrogativas de los centros y comités, que perdieron peso en la estructura organizativa del radicalismo, y procuraron reformular su perfil privilegiando la labor doctrinaria. E ste proceso estuvo rodeado por una fuerte impronta modernizante, a partir de la cual los nuevos sectores dirigentes buscaron poner al radicalismo a la altura de los desafíos abiertos por la irrupción peronista. Las modificaciones en los niveles inferiores de la UCR fueron resistidas por los grupos disidentes a la conducción intransigente, lo que abrió un frente de conflictos al interior de un partido que, habiendo ocupado el poder político provincial hasta los albores del golpe del 4 de junio de 1943, buscaba retomar la senda del triunfo y volver a saborear las mieles del poder.
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