La Tradición Teuchitlán

June 13, 2017 | Autor: Rodrigo Esparza | Categoría: Mesoamerican Archaeology, Obsidian, West Mexico (Archaeology), Teuchitlan, Guachimontones
Share Embed


Descripción

LA TRADICIÓN TEUCHITLÁN Dr. Rodrigo Esparza López Centro de Estudios Arqueológicos El Colegio de Michoacán, A.C.

Q

uizá una de las mayores contribuciones a la arqueología del occidente de México durante la segunda mitad del siglo XX fueron los estudios de la tradición Teuchitlán. Ese modelo de organización social fue concebido por el antropólogo americano Phil Weigand Moore (1934-2011) en la década 1960 para la región de los Valles de Tequila (Jalisco) (fig. 1). La tradición Teuchitlán, a casi cincuenta años de ser acuñada, aún es un tema de debate y discusión, ya que se forjó en un periodo donde los alcances de las investigaciones estaban apegados a los estudios antropológicos para entender el desarrollo sociocultural presente y a estudios regionales donde la ecología cultural de Steward (1955) y Armillas (1949) ponían de antemano la relación hombre-naturaleza. Quizá el mayor beneficio que trajo la aparición de la tradición Teuchitlán fue que rompió con ciertos dogmas sobre el origen de las sociedades del Occidente, atadas por lo regular al centro de México. Sus características

se distinguen de todas las culturas mesoamericanas, sobre todo en el diseño arquitectónico basado en círculos concéntricos denominados guachimontones.

Fig. 1. El doctor Phil Weigand (1934-2011) en el sitio Guachimontones.

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

1

¿Pero por qué tradición y no cultura? Según Phil Weigand, esto se debe a que su propuesta se centra en que los rasgos son de larga duración y que se interconectan en el tiempo. Ese proceso tuvo como resultado una tradición política y socioeconómica de elite que se sobrepuso a una serie de culturas regionales o subregionales (Weigand, 2008). Debemos aclarar que antes de la aparición de la tradición Teuchitlán existieron otros investigadores que distinguieron ciertos rasgos únicos en la región. Nos referimos en primer lugar a la exploradora inglesa Adela Breton, quien llegó a Tequila en 1895; fue la primera en esbozar una serie de dibujos sobre las tumbas de tiro en Etzatlán y en reconocer la existencia de grandes talleres de obsidiana y de peculiares estructuras circulares en Teuchitlán. Aunque sus observaciones fueron clave para nuevas exploraciones, sus hallazgos pasaron al olvido con el tiempo (Weigand y Williams, 1997). En 1896 llegó Carl Lumholtz a la región de Tequila. Él se refirió al hallazgo en el pueblo de la Estanzuela de una colección de ollas pintadas al seudocloisonné, a las que asoció con una plataforma circular; sin embargo, no llegó a definir mejor el contexto (Lumholtz, 1960). Pasaron varias décadas hasta que a finales de 1960, por cuestiones algo fortuitas, llegaron a Teuchitlán Phil Weigand y Acelia García de Weigand. Ellos se percataron de la importancia del sitio Guachimontones para la arqueología regional e iniciaron una investigación sistemática de los rasgos característicos. El estudio consistió en un análisis arquitectónico de los patrones circulares monumentales, el desarrollo de inferencias sobre la organización social del complejo funerario de tumbas de tiro asociado a la tradición Teuchitlán y el establecimiento de una secuencia cultural y cronológica a partir de un marco neoevolucionista (López-Mestas y López, 2001). En general, la tradición Teuchitlán representa el primer experimento conocido de un estilo de vida civilizado en el occidente de Mesoamérica. Inició en tiempos tan tempranos como 1000 a.C., y un siglo antes de la era cristiana alcanzó un alto nivel de complejidad

en la organización social, caracterizado por las tumbas de tiro de estilo El Opeño (Weigand, 2008). Para entender mejor en qué consistió la tradición Teuchitlán, debemos preguntarnos cuáles fueron los factores naturales o sociales que catapultaron la región de Tequila. El más significativo de ellos fue el ambiental: la composición fisiográfica de la región, con cuencas endorreicas, similares a las de otras partes de Mesoamérica, como el caso de la Cuenca del Valle de México o la Cuenca de Pátzcuaro en Michoacán (fig. 2). Es decir, se trata de un desarrollo cultural en el que el ambiente coadyuvó para una evolución repentina. Para autores como Williams (1996), las cuencas de Etzatlán-Magdalena y Teuchitlán fueron áreas importantes de desarrollo debido a los recursos naturales y la diversidad de ecosistemas: playas, lagos, pantanos y barrancas, un enorme potencial que el hombre aprovechó desde tiempos remotos. Existen vestigios de que el hombre incursionó en esos valles desde la prehistoria (como las puntas de proyectil del tipo Folsom realizadas en obsidiana de la región con una antigüedad de 9000 años A.P.) (León et al. 2006). El registro arqueológico evidencia el uso de plantas lacustres para la construcción de viviendas, como el otate o los juncos; la dieta dentro de las unidades habitacionales era rica en animales de diferentes ambientes: peces, ranas, tortugas, venado, jabalí, perro y una gran variedad de aves, entre otros (Weigand, 2008) (fig. 3).

Fig. 2. Vista del paisaje actual de la región del volcán de Tequila.

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

2

Fig. 3. Enterramiento de un perro en las inmediaciones del círculo 3 de Guachimontones (ca. 100 a.C.).

Además de la abundancia de agua, había yacimientos de minerales que fueron aprovechados durante ese

periodo. Por ejemplo, hacia el sur del valle se encuentra la Sierra de Ameca, donde se han registrado minas prehispánicas de hematita, cuarzo, cobre, oro y plata. Muchos de esos recursos fueron aprovechados durante la Colonia, cuando Etzatlán fue una de las poblaciones mineras más importantes de la Nueva Galicia (Gonzalo et al., 2000). La minería fue primordial para el desarrollo de la tradición Teuchitlán, sobre todo la explotación de obsidiana, ya que los afloramientos, de excelente calidad, ofrecían inigualables oportunidades para la especialización y el comercio regional y a larga distancia. Hasta la fecha se han localizado más de cincuenta afloramientos individuales, la mayoría con evidencias claras de explotación prehispánica. Esa riqueza de obsidiana hace del eje volcánico Tequila-Coli el cuarto yacimiento más grande de ese mineral en todo el mundo (Weigand y García de Weigand, 1994, 2004; Esparza y Ponce, 2005, Esparza, 2008). Hablaremos más delante de la importancia de la obsidiana a nivel económico y de contacto.

El núcleo duro de la tradición Teuchitlán

S

egún Weigand, esta tradición tiene varios postulados que se pueden definir en siete características visibles en el contexto arqueológico: 1) monumentalidad arquitectónica basada en círculos concéntricos, llamados guachimontones, que puede estar asociada a las tumbas de tiro, incluyendo el desarrollo de una jerarquía regional de sitios según una construcción ceremonial y la densidad de población; 2) intensificación agrícola con el uso de chinampas terrazas y canales; 3) especialización artesanal, sobre todo en cerámica; 4) especialización en la extracción de obsidiana, 5) economía expansionista con comercio a larga distancia; 6) un sistema

de escritura ideográfica encontrada en cerámica ceremonial de tipo seudoclosionné,1 y 7) organización y modificación del paisaje a gran escala, incluyendo fortificaciones en las fronteras (Weigand, 1993). Estas características provocaron un debate en la comunidad académica, sobre todo porque muchos de sus postulados están basados no en excavaciones sino en recorridos de superficie y colecciones particulares. Debemos considerar que con el avance de los trabajos arqueológicos y los nuevos fechamientos podremos concretar o desechar varios de esos puntos.

Habría que comentar que este postulado aparece en el año 1985 en el capítulo: “Evidence for Complex Societies During the Western Mesoamerican Classic Period”, del libro de The Archaeology of West and Northwest Mesoamerica. Para ese entonces todavía no existían fechamientos confiables para esta tradición. Con el tiempo se comprobó que el tipo de cerámica a que se refería Weigand no correspondía a las fases tempranas de desarrollo de la tradición Teuchitlán, sino a las posteriores a su debacle, es decir, al Epiclásico (450-900 d.C.), por lo que este postulado ha sido debatido y refutado. 1

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

3

L

Cronología

a primera cronología propuesta por Weigand (1993) para la tradición Teuchitlán estaba basada en los cambios arquitectónicos y en las exploraciones de superficie, cuestión por la cual se le cuestionó que no existían fechamientos absolutos, además de que no se podían fechar unidades habitacionales

o sitios sin arquitectura monumental. Para el año 2008 Beekman y Weigand propusieron una nueva cronología basada en los fechamientos por C-14 de la región Valles, entre ellos Huitzilapa, Navajas, Llano Grande y Guachimontones, que incluía cuatro fases llamadas Tequila (cuadro 1) para la región de ese nombre, aunque se quedaron las fases para cada sitio. La cronología más aceptada a la fecha es la siguiente:

Fases tradición Teuchitlán

Fechas calibradas

Guachimontones

Tabachines (Galván, 1991)

Sayula (Valdez et al. 2005)

Colima Kelly (1980)

Tequila IV

200-500 d.C.

Ahualulco

Verdía tardío

Comala

Tequila III

100 a.C.-200 d.C.

El Arenal B

300-100 a.C.

El Arenal A

Verdía temprano Usmajac

Ortices

Tequila II Tequila I

800-300 a.C.

San Felipe

Tabachines tardío Tabachines medio Tabachines temprano

Cuadro 1. Cronología de la tradición Teuchitlán y su comparación con otras cercanas (modificado del original de Beekman y Weigand, 2008).

Arquitectura

L

a arquitectura quizá sea el sello más distintivo de esta tradición, por las edificaciones realizadas a partir de círculos concéntricos (figs. 4 y 4a). Sabemos que en Mesoamérica existieron otras estructuras circulares, pero para que una estructura pueda ser denominada guachimontón debe tener cinco elementos constructivos: 1) un altar circular central aterrazado de uno o varios niveles y aplanado en la parte superior; 2) un patio circular elevado que da vuelta al altar, cuyo suelo suele consistir en tierra arcillosa limpia y compacta; 3) una plataforma/ banqueta circular que rodea por entero el patio circular y el altar; 4) encima de la plataforma/ banqueta circular, 4 a 16 plataformas/pirámides

cuadradas o rectangulares especiadas de manera uniforme, aunque a menudo presentan tamaños y elaboración distintos, y 5) en ocasiones los edificios presentan debajo del patio o en el altar central cámaras fúnebres del tipo tumba de tiro. Las exploraciones llevadas en los sitios Guachimontones, Loma Alta, Navajas y Mesa Alta, entre otros, han ayudado a corroborar esos postulados. Las excavaciones dentro de los propios edificios han constatado que para iniciar la construcción de un guachimontón se prendía una gran pira en la planta de cada edificio, como parte de una ceremonia de purificación e iniciación. Gracias a ello se han logrado algunos fechamientos por C-14 y paleomagnetismo,

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

4

Fig. 4. Vista general del sitio arqueológico Guachimontones.

sobre todo en los sitios Guachimontones, Navajas y Loma Alta (Beekmand y Weigand, 2008; Weigand y Esparza, 2007). También se ha podido identificar una evolución arquitectónica que va de edificaciones sencillas con plataformas circulares aisladas durante la fase más temprana (fase Arenal, 800-300 a.C.), hasta las de mayor complejidad, con un número mayor de plataformas laterales (hasta 16), conexiones a juegos de pelota y plataformas residenciales (fase Teuchitlán, 200 d.C.-400 d.C.). En la construcciones de mayor tamaño se observan hasta cuatro etapas constructivas, como en el caso del círculo 2 “La Iguana”, en Guachimontones. Al parecer su uso fue ceremonial. Se conoce que en la parte superior del altar existía un poste de madera que se utilizaba para el ritual del hombre pájaro o dios del viento, plasmado en las

maquetas de arcilla que han aparecido en la región de Jalisco y Nayarit. Durante las excavaciones de Loma Alta y Guachimontones han aparecido los fustes del madero, el cual posiblemente medía entre 3 a 4 m de alto desde la base hasta la punta. Por otro lado, es frecuente encontrar sobre el altar y en las plataformas laterales un buen número de punzones de obsidiana, los cuales fueron utilizados para el autosacrificio, al parecer muy común en esos centros ceremoniales. Los rellenos de las plataformas se construyeron a partir del trazo de muros interiores de piedra, y el relleno de los espacios, con arcilla fina con toba. Adentro de esos espacios era común el depósito como ofrenda de fragmentos de huesos de los antepasados, como parte del ritual de iniciación o de parentesco.

Fig. 4a. Vista parcial del círculo 2 “La Iguana” en Guachimontones.

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

5

Todas las construcciones presentaban sobre los muros de piedra un acabado de arcilla o aplanado grueso. Los aplanados podían ser secados al sol o quemados. Sobre las plataformas se construían muros de bajareque y techos de palma (fig. 5). La gran cantidad de desechos de bajareque encontrados en estos sitios ha permitido reconstruir la técnica de armado y establecer un fechamiento relativo mediante paleomagnetismo, gracias a lo cual tenemos nuevas fechas sobre distintas fases de construcción de cada plataforma (Herrejón, 2008).

Recientemente se han realizado otros estudios de la arquitectura de la tradición Teuchitlán, entre los que destacan las investigaciones en unidades habitacionales (Herrejón y Smith, 2004; Smith, 2008, Heredia, 2011), zonas habitacionales de elite (Herrejón, 2008), el juego de pelota (Blanco, 2009), la zona cívica religiosa (Duvall, 1999; Weigand et al., 2008) y las obras hidráulicas (Stuart, 2005).

Fig. 5. Elementos in situ de bajareque, procedentes del círculo 1 de Guachimontones.

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

6

Sistemas agrícolas

E

n las zonas limítrofes a la Presa de la Vega, Río de Teuchitlán y de la extinta Laguna de Magdalena se han hallado sistemas de irrigación prehispánicos que Weigand calificó como chinampas (Weigand, 1993). No son similares a las del centro de México para la etapa Mexica, salvo por su acomodo, ya que están agrupadas en bloques regulares de tamaño estándar que se dividen por canales grandes con enormes compuertas de esclusa y represas hechas de piedra. Estos sistemas son de los más tempranos y extensos y de mejor diseño para pantanos en toda Mesoamérica. Las chinampas han sido fechadas por radiocarbono y se ha visto que son contemporáneas a la tradición Teuchitlán (Stuart, 2005). Este nivel de intensificación agrícola sugiere dos hechos sociales importantes: altas densidades de población y un alto grado de organización social, necesarios para promover y realizar tal hazaña de ingeniería.

Especialización artesanal

Fig. 6. Maqueta en arcilla que representa el ritual del volador.

llama la atención es una nueva técnica de manufactura que incluyó el uso del caolín para fabricar cajetes o cuencos de paredes muy delgadas, en especial el tipo Oconahua rojo sobre blancos. Obviamente, también existían otras vasijas, no tan elaboradas, para la preparación de alimentos, con paredes más gruesas, sin color: ollas, cajetes, cuencos, entre otros (fig. 7).

E

s innegable la existencia de una especialización artesanal en la producción de vasijas y figurillas de cerámica, así como en la extracción de obsidiana y en la elaboración de artefactos de ese material.

a) La cerámica Los primeros asentamientos en la región ostentaban un estilo cerámico inigualable. La delicadeza y armonía estilística de las figurillas que representan a hombres, mujeres, sacerdotes, jugadores de pelota, los rituales del volador, entre otros, encontradas en las tumbas de tiro, tienen un origen que se remonta a casi 1,000 años a.C. (fig. 6). La cerámica (ollas, platos, cuencos, entre otros) también guarda relación con el estilo Capacha, que es la cerámica más antigua localizada en el Occidente de México (hacia 1,400 a.C.) en la zona de Colima y sur de Jalisco. La alfarería que con mayor frecuencia aparece en la tradición Teuchitlán fue hecha en bicromía con diseños abstractos y geométricos. Pero sin duda lo que

Fig. 7. Cerámica Oconahua rojo sobre crema.

Esa tradición alfarera perduró largo tiempo hasta el colapso de la tradición Teuchitlán, cuando aparecieron otros estilos cerámicos, como el complejo copa-olla, algunos con pintura seudocloisonné, ollas con borde engargolado, figurillas planas y sólidas del tipo Cerro de García, entre otras, todas para el periodo Epiclásico (Beekman, 1996; López-Mestas y Montejano, 2009).

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

7

b) La joyería en obsidiana Las faldas del volcán de Tequila y sus alrededores son ricos en yacimientos de obsidiana. Durante el establecimiento de la tradición Teuchitlán, los grupos especializados en el mecanismo de producción de objetos y artefactos de obsidiana fueron el punto nuclear para el desarrollo de esa tradición. El comercio e intercambio de la obsidiana a nivel regional e interregional ayudó para la dispersión de los conocimientos e ideologías de Los Guachimontones. También existen en la región talleres especializados en la elaboración de joyería en obsidiana, sobre todo para la zona de San Juan de Los Arcos, Navajas y Ahuiscuilco (fig. 8). La joyería incluía la elaboración de láminas de obsidiana muy delgadas para la manufactura de pendientes y espejos. Para obtener esas láminas se partía de un núcleo diferente, aplanado, y se usaba una técnica de tallado similar a la kombewa, no reportada antes en Mesoamérica (Clark y Weigand, 2009; Esparza, 2014).

Fig. 8. Joyería en obsidiana (Colección del Museo de Ameca, Jalisco).

Economía expansionista con comercio a larga distancia

L

a obsidiana fue vital para el establecimiento de un poderío regional y sobre todo del comercio a larga distancia. Los estudios en la región de Tequila hablan de una explotación constante desde el siglo II a.C. hasta prácticamente la llegada de los españoles (Esparza, 2014). Casos excepcionales son los yacimientos de La Joya, El Pedernal, San Juan de los Arcos, Navajas y Ahuisculco, donde existen vestigios de una industria de gran tamaño. Una vez extraídos los nódulos, son preparados como núcleos, con plataformas de percusión, para luego ser trasladados a los talleres cercanos. Todo ello conllevaba un sistema de producción bien establecido que se integró a redes de intercambio locales a larga distancia. Weigand postuló que el sitio Guachimontones tuvo el control general de todos los yacimientos cercanos, cuestión que

sirvió para establecer un estado prístino que controlaba los recursos locales (Weigand, 1993). Sin embargo, años después, cuando se realizaron los análisis químicos de la obsidiana procedente de Guachimontones y de otros sitios arqueológicos, se constató que Guachimontones no tenía el control de todos los yacimientos sino sólo del más cercano. Al parecer, cada sitio tenía acceso a los yacimientos de acuerdo con su cercanía, por lo que no es posible hablar de un monopolio en esa industria. Lo que sí se puede constatar es que el mercado de la obsidiana de la región de Tequila se extendió a lugares tan alejados como la Tierra Caliente y la costa de Michoacán (Esparza y Tenorio, 2004), los Altos de Jalisco (Esparza, 2006), Colima (Esparza, 2006), Zacatecas (Trombold, 1993), Sinaloa (Grave y Esparza,

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

8

2015) y el suroeste de Estados Unidos de América (Weigand, comunicación personal), de lo que se deduce que era un material apreciado (fig. 9).

Organización social

L

a “zona nuclear” de la tradición Teuchitlán en las tierras de los Valles del Volcán de Tequila permitió establecer a Weigand (1996) que se trataba de una organización social basada en un estado segmentario temprano que se expandió hacia las tierras altas de Jalisco, Nayarit, Colima, Guanajuato, Zacatecas y sur de Sinaloa (Weigand, 1996). La implosión demográfica y el cambio de una arquitectura funeraria a otra monumental en la superficie probablemente significan que se había alcanzado un orden social estratificado organizado como un estado segmentario que utilizó el ceremonialismo como una herramienta de expansión, en lugar de la conquista por medio de la fuerza militar (Weigand, 2009). Sin embargo, esta teoría también fue criticada por varios investigadores, sobre todo López-Mestas, quien sostiene que se trataba más bien de un nivel de cacicazgo regional:

Fig. 9. Navajillas prismáticas ofrendadas en el sitio Loma Alta, Jalisco.

Pensamos que el flujo de la obsidiana a larga distancia tuvo que estar apegado a ciertos controles por los grupos de la elite, quienes tenían el poder de intercambiar y recibir productos de lugares lejanos. Dentro ese núcleo de desarrollo debió de existir un conjunto de redes regionales que contribuía a equilibrar los vínculos. Los lugares de extracción masiva de obsidiana, como La Joya, Teuchitlán/La Mora, Santa Teresa y San Juan de los Arcos, debieron ser los ejes del comercio a gran escala mediante los cuales se procuraban otros bienes, como sal, algodón, crisocola, cuarzo y en especial concha, que fue un material muy apreciado y utilizado por comunidades de los valles centrales jaliscienses (López-Mestas, 2011:271).

La participación en las rutas de intercambio de las elites de los grupos que conformaron la tradición Teuchitlán, así como el control de ciertos objetos que circularon por ellas, coadyuvó a la concentración de poder. Estos procesos dieron lugar al desarrollo de cacicazgos sumamente complejos en esta región, imbuida en redes de interacción firmemente establecidas para el Preclásico tardío y Clásico temprano (López-Mestas, 2011:271).

El colapso de la tradicion Teuchitlán

E

n un principio, Weigand propuso que el colapso de esta traición se debió a la introducción de nuevas tecnologías, como la metalurgia y el uso del arco y la flecha, aunque propuso que la debacle aconteció hasta el siglo VII d.C. (Weigand, 1993); esa hipótesis ya fue rechazada con los nuevos fechamientos por radiocarbono. Las nuevas fechas de C-14 más

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

9

tardías de la tradición Teuchitlán aparecen durante el siglo cuarto después de Cristo, aunque algunos autores consideran que fue hasta el 450 d.C. Lo que es innegable es que el colapso fue rápido. Algunos investigadores proponen que se debió a la influencia de ideologías provenientes del centro de México, sobre todo de la cultura teotihuacana, aunque existen muy pocas evidencias materiales cercanas al núcleo de la tradición Teuchitlán. La expansión teotihuacana directa nunca llegó a establecerse en los valles de Tequila. Por otro lado, se piensa que otra causa fue el desarrollo de sociedades complejas

en El Bajío. La presencia del tipo de arquitectura característica de El Bajío (el patio hundido cuadrado) apareció en el núcleo de la tradición en los siglos III y IV junto con nuevas formas de arquitectura. Para esos siglos, el núcleo de la tradición experimentó un cambio total en la cerámica y en el patrón de asentimiento. En general, las evidencias actuales sugieren la llegada de nuevos grupos y un cambio de idioma. Al parecer, el sitio del Palacio de Ocomo, con su plataforma monumental, fue un sitio clave para esta transición cultural (fig. 10).

Fig. 10. El Palacio de Ocomo, Oconahua, Jalisco.

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

10

BIBLIOGRAFÍA Armillas, Pedro 1949 Notas sobre sistemas de cultivo en Mesoamérica. Cultivos de riego y humedad en la Cuenca del Río de las Balsas. Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia III:85-113. Beekman, Chris 1996 El complejo El Grillo del centro de Jalisco: una revisión de su cronología y significado. En P. Weigand y E. Williams, eds., Arqueología de las cuencas lacustres del Occidente de México, pp. 247-291. México, ORSTOM/El ,Colegio de Michoacán/CEMCA. Beekman, Chris y Phil Weigand 2008 Conclusiones, Cronología y un intento de síntesis. En Phil Weigand, Christopher Beekman y Rodrigo Esparza, eds., Tradición Teuchitlán, pp. 303-337. México, El Colegio de Michoacán/Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco Blanco Morales, Ericka 2009 El juego de pelota en la tradición Teuchitlán: hacia una propuesta de su función social. Zamora, El Colegio de Michoacán (tesis de mestría). Clark, John y Phil Weigand 2009 Obsidian lapidary without polishing. En Lorena Mirambell y Leticia González Arratia, coords, Investigaciones recientes sobre la lítica arqueológica en México, pp. 79-94. México, INAH (Colección Científica 561). Duvall, S. 1999 Shared symbolism in powerfull places: cosmological principles displayed through the ceremonial public architecture of the Teuchitlán tradition in the Tequila Valley of Jalisco, West Mexico. Denver, Metropolitan State College of Denver (tesis doctoral). Esparza, Rodrigo 2006 Los yacimientos de obsidiana en el Occidente de México (análisis geoquímico por técnicas nucleares y su repercusión en el estudio de las rutas de comercio prehispánicas. México, ENAH (tesis de maestría en Arqueología). Esparza 2008 Los yacimientos de obsidiana de El Pedernal – La Mora; una explotación constante durante el desarrollo de la tradición Teuchitlán. En Phil Weigand, Christopher Beekman y Rodrigo Esparza, eds., Tradición Teuchitlán, pp. 167-190. México, El Colegio de Michoacán/Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco. 2014 La joyería en obsidiana de la tradición Teuchitlán: Estudio y análisis de una tecnología lítica desconocida. Inédito. Esparza, Rodrigo y Carla Ponce 2005 La obsidiana en el contexto arqueológico de Los Guachimontones, Teuchitlán, Jalisco. En E. Williams, P. Weigand, L. López Mestas y D. Grove, eds., El antiguo occidente de México. Nuevas perspectivas sobre el pasado prehispánico, pp. 145-170. México, El Colegio de Michoacán.

http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

11

Esparza, Rodrigo y Dolores Tenorio 2004 Las redes de intercambio de la obsidiana de Tierra Caliente de Michoacán durante los períodos epiclásico y posclásico. En Eduardo Williams, ed., Bienes estratégicos del antiguo Occidente de México, pp. 77-112. México, El Colegio de Michoacán. Gonzalo, Roberto, Phil Weigand y Acelia García de Weigand 2000 El templo/convento de la Concepción de Etzatlán, Jalisco y su contexto prehispánico. México, Secretaría de Cultura Gobierno de Jalisco. Grave, Alfonso y Rodrigo Esparza 2015 La obsidiana del sur de Sinaloa. Evidencia de la red de interrelaciones Aztatlan. En Alfonso Grave, Rodrigo Esparza y Cynthya Vidal, coords., Entre marismas, valles y quebradas. Nuevos enfoques de investigación de la tradición Aztatlán. Inédito. Heredia Espinoza, Verenice. Y. 2011 Patrones de asentamiento y división regional de trabajo al norte del Volcán de Tequila, Jalisco. En E. W. Weigand, ed., Patrones de asentamiento y actividades de subsistencia en el Occidente de México. Reconocimiento a la Dra. Helen Pollard, pp. 121-140. Zamora, El Colegio de Michoacán. Herrejón, Jorge 2008 La Joyita. Un primer acercamiento a los espacios domésticos de la tradición Teuchitlán. En Phil Weigand, Christopher Beekman y Rodrigo Esparza, eds., Tradición Teuchitlán, pp. 63-88. México, El Colegio de Michoacán/Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco. Herrejón Villicaña, Jorge y Sean M. Smith 2004 Las unidades habitacionales del Posclásico tardío en la zona de Teuchitlán, Jalisco. Zapopan, Universidad Autónoma de Guadalajara (tesis de licenciatura). León, Elmo, Rodrigo Esparza, Phil Weigand, Eric Cach y Efraín Cárdenas 2006 Folsom points from Los Guachimontes site, Jalisco, México. Pleistocene Review (CPR) 23:58-60. López Mestas C., Lorenza 2011 Ritualidad, prestigio y poder en el centro de Jalisco durante el Preclásico tardío y Clásico temprano. Un acercamiento a la cosmovisión e ideología en el Occidente del México prehispánico. Guadalajara, CIESAS-Occidente (tesis doctoral en Ciencias Sociales). López Mestas C., Lorenza y Carlos López Cruz 2001 La arqueología del Occidente de México durante el siglo XX, en Rodolfo Fernández, Ricardo Ávila y Guillermo de la Peña, coords., Estudios del hombre. Jalisco al cierre del siglo XX. Lecturas antropológicas 13 y 14: 14-60. López Mestas C., Lorenza y Marisol Montejano 2009 El complejo El Grillo del centro de Jalisco: redes de intercambio y poder durante el Clásico tardío. En E. Williams, L. López Mestas y R. Esparza, eds., Las sociedades complejas del Occidente de México en el mundo mesoamericano. Homenaje a Phil C. Weigand, pp. 135-161. México, El Colegio de Michoacán. Lumholtz, Carl 1960 El México desconocido. México, Editorial Nacional. http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

12

Smith, Sean M. 2008 Tradición Teuchitlán: un ejemplo de urbanismo mesoamericano. Zamora, El Colegio de Michoacán (tesis de maestría). Steward, Julian 1955 Theory of Culture Change, the methodology of multilinear evolution. University of Illinois. Stuart, G. 2005 Agricultura de tierras húmedas en el núcleo de la tradición teuchitlán. En L. L. Phil Weigand, Ed., El antiguo occidente de Mexico: nuevas perspectivas sobre el pasado prehispanico, , pp 185-210. Zamora, Colegio de Michoacán. Trombold, Charles 1993 Chemical Characteristics of Obsidian from Archaeological Sites in Western Mexico and the Tequila Source Area: Implications for Regional and Pan-Regional Interaction within the Northern Mesoamerican Periphery. Ancient Mesoamerica 4(1993):255-270. Weigand, Phil 1985 Evidence for Complex Societies During the Western Mesoamerican Classic Period. In The Archaeology of West and Northwest Mesoamerica. M. Foster y P. Weigand (Eds.), Colorado, Westview – Praeger, pp. 47-91. 1993 Evolución de una civilización prehispánica. México, El Colegio de Michoacán. 2008 La tradición Teuchitlán del Occidente de México, excavaciones en los Guachimontones de Teuchitlán, Jalisco. En Phil Weigand, Christopher Beekman y Rodrigo Esparza, eds., Tradición Teuchitlán, pp. 29-62. México, El Colegio de Michoacán/Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco. Weigand, Phil C. y Acelia García de Weigand 1994 Minería prehispánica en Jalisco. Estudios Jaliscienses 17:5-21. Weigand, Phil, Acelia García de Weigand y Michael D. Glascock 2004 Obsidian resources and mining in West-central Jalisco. En Eduardo Williams, ed., Bienes estratégicos del antiguo Occidente de México, pp. 113-136. Zamora, El Colegio de Michoacán. Weigand, Phil y Eduardo Williams 1997 Adela Breton y los inicios de la arqueología en el Occidente de México. Revista Relaciones 70 (primavera 1997);XVIII:217-255. Weigand, Phil y Rodrigo Esparza 2007 Guachimontones. Informe técnico temporada 2003-2006. Sitio arqueológico Guachimontones, Teuchitlán, Jalisco. México, INAH/Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco/El Colegio de Michoacán/ Municipio Teuchitlán/Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología. Williams, Eduardo 1996 Desarrollo cultural de las cuencas del Occidente de México: 1500 a.C.-1521 d.C. En Eduardo Williams y Phil Weigand, eds., Las cuencas del Occidente de México, época prehispánica, pp. 15-59. Zamora, El Colegio de Michoacán/CEMCA/ORSTOM. http://www.mna.inah.gob.mx/contexto.html

R e v i s t a Junio 2015

OCCIDENTE

13

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.