La tesis de la multivocidad en Aristóteles y sus consecuencias para una ciencia del ser

July 21, 2017 | Autor: Darío José Limardo | Categoría: Metaphysics, Aristotle, Category Theory, Homonimia
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La tesis de la multivocidad en Aristóteles y sus consecuencias para una ciencia del ser Darío José Limardo Universidad de Buenos

Introducción Una de las tesis más importantes de la filosofía aristotélica es aquella que dice que “lo que es se dice de muchas maneras”1[q¡? §j? h‚`bq^f? i‚j? mlhh^tºo], es decir que “ser” [q¡? §j] es un término multívoco. Ahora bien, este pensamiento plantea una de las problemáticas más difíciles para una “ciencia de lo que es en tanto que es”2, puesto que según lo pensado en los escritos lógico-epistemológicos de Aristóteles, hay ciencia común cuando hay unidad de género, pero “lo que es” no es un género, y por tanto parece ser imposible que haya ciencia de esto.3 No obstante, la respuesta aristotélica este problema será la conocida unidad mn¡o? †j, según la cual las distintas maneras en las que el ser se dice, se encuentran de alguna manera referidas a la l­p—^?salvando la unidad ontología y de la ciencia.4 Aquí entonces tenemos que preguntarnos ¿qué significa mn¢o? †j?, ¿qué tipo de predicación comporta el ser de manera que sus distintas maneras se ven referidas a una? ¿Es “ser” un término homónimo, es decir, “equívoco”? Y si es así, ¿hay diferencia entre homonimia y multivocidad? A todas estas preguntas han intentado contestar los comentadores a través de distintas interpretaciones sobre lo que mn¢o?†j significa. Dos de estas posiciones encontradas entre sí son las de Owen e Irwin. Para el primero, l­p—^ mienta el “sentido focal” [focal meaning] de ser, y por lo tanto según él, “ser” tiene muchos sentidos de los cuales uno (i. e. la sustancia [l­p—^]) es prioritario. Irwin discute esta tesis ya que no le parece acertado hablar de distintos “sentidos” [senses/meaning], y argumenta su posición teniendo en cuenta una distinción entre tipos de homonimia que lo 1

Metafísica 1003a33. La traducción utilizada será Calvo Martínez (2000). Metafísica 1003a21. 3 Véase Metafísica 998b20. Reformulado más claramente en Metafísica 1060b32. 4 Metafísica 1003b1-15, Con respecto a la relación de esta visión del “objeto” de la Metafísica con aquella que plantea que se refiere al estudio de los principios y causas, véase Anexo, en este mismo trabajo. 2

           

lleva a afirmar que “homonimia” y “multivocidad” comportan las mismas características. Por lo tanto, “ser” es un término “homónimo”. A continuación presentaré algunas posiciones al respecto del tema y luego señalaré algunos aspectos presentes en ellas que me parece que son centrales a fin de entender el problema que se está tratando. Según mi opinión, para poder dar en la tecla en la cuestión hay que tener a la vista que la tesis de la unidad mn¢o? †j debe cumplir una función ontológica y a la vez epistemológica.

1. La posición de Owen Owen interpreta la tesis aristotélica de la unidad mn¡o?†j con lo que llama “sentido focal” [focal meaning]. Es decir que el ser se dice en distintos sentidos, pero estos no difieren completamente, sino que se encuentran vinculados en algún elemento en común que es la l­p—^. El proceso mediante el cual funciona esta unidad mn¢o?†j de significado focal vendría a ser enteramente lógico ya que está basado en que “las afirmaciones sobre las no-sustancias puede ser reducidas a –traducidas en– afirmaciones sobre sustancias”.5 La tesis focal que presenta Owen vendría a ser en los escritos aristotélicos un avance con respecto a los escritos previos en los cuales establece que el estudio de “lo que es” es departamental.6 Es decir que sólo podría estudiárselo siempre y cuando se lo tome de determinada manera específica o se seccione o acorte el ámbito de estudio. Si la posición previa de Aristóteles es tal, el cambio con Metafísica entonces sería evidente, puesto que tal como lo establece en el libro IV, la ciencia del ente en tanto ente se diferencia de las otras ciencias puesto que éstas “tras seccionar de ello [i. e., de lo que es] una parte, estudia[n] los accidentes de ésta”.7 Claramente hay en Aristóteles una confrontación entre las ciencias particulares y la ciencia universal. Si la interpretación de Owen es correcta, la tesis de “sentido focal” es un punto de quiebre entre la posición de los escritos tempranos y de los libros metafísicos, porque este nuevo pensamiento le permitiría a Aristóteles cambiar su opinión acerca de la posibilidad de una ciencia universal de lo que es. En este sentido, Aristóteles estaría reviendo en Metafísica el proyecto platónico antes criticado por él mismo de una ciencia universal.8 5

Owen (1986, 192). Owen (1986, 184). 7 Metafísica 1003a25. 8 Ferejohn (1980, 117). 6

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Pero hay otro punto en el que podría considerarse una novedad según lo deducido de la tesis de Owen y es lo relativo a la ubicación de la unidad de “sentido focal” por fuera del ámbito de la homonimia y la sinonimia tal como son presentadas al inicio de Categorías. De esta manera, en escritos previos, Aristóteles habría considerado a “ser” como un término homónimo, cambiando de posición en Metafísica.9 Según la posición de Owen incluso, Aristóteles no parece tener en cuenta en la Metafísica los distintos sentidos de homonimia que en otros escritos distingue,10 con lo cual se refuerza la tesis de que “lo que es” (luego del giro en Aristóteles) no es un caso de homonimia en el sentido de “ambigüedad”,11 sino que aun elaborando una distinción entre distintos tipos de homonimia seguiría siendo “lo que es” un caso distinto. El comentador Jiyuan Yu confirma efectivamente esto al afirmar que Owen conoce la distinción entre los distintos tipos de homonimia pero no le otorga importancia en su interpretación porque según él, Aristóteles tampoco la tiene en cuenta en estos pasajes.12

2. El ser como un sinónimo. El argumento de Shields Que para Aristóteles el ser se diga de muchas maneras hace pensar que si hay algo que no es como término es un sinónimo. Es una discusión posterior si es homónimo o no, incluso el peligro o problema que existe aquí es efectivamente dar por sentado que el ser es homónimo puesto que es multívoco. Es curioso sin embargo, que el pasaje de Aristóteles sea claro al afirmar que lo que es se dice de muchas maneras “y no homónimamente” [g^˜? l­t? £ivjªivo]. La traducción castellana de Calvo Martínez es realmente interpretativa en este pasaje ya que su apreciación no es que Aristóteles afirme “no homónimamente” (que es la traducción literal) sino que considera que lo que Aristóteles quiso afirmar fue “no por mera homonimia”.13 La discusión de si homonimia y multivocidad cumplen la misma función y qué tipos de homonimia están presentes en Aristóteles la llevo a cabo Irwin cuya posición analizaremos luego. Debemos analizar previo a esto la posibilidad de pensar que si la letra aristotélica afirma que el ser no es homónimo entonces puede ser sinónimo. Esta posición ha sido sostenida por algunos comentadores entre ellos Christopher Shields. 9

Owen (1986, 181). Owen (1986, 262, nota 5). 11 Owen (1986, 263). 12 Yu (2001, 210, nota 14). 13 Metafísica 1003a33. La página en la traducción es p. 151. El remarcado es nuestro. 10

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Este comentador ha realizado un estudio pormenorizado de la noción de homonimia cuya conclusión es que la “significación focal” debe interpretarse como “una homonimia de dependencia respecto de un núcleo de significado fundada en una relación causal entre el caso central y el resto”.14 Debemos preguntarnos entonces si esta definición de significación focal se aplica al caso del “ser” que es el que a nosotros nos interesa, y la respuesta de Shields es que no es así. Pero lo curioso es que según él, previo a esta aplicación de la noción de homonimia de significado focal Aristóteles debería haber demostrado que el ser no es un sinónimo, prueba que según el comentador falla. El argumento principal mediante el cual afirma esa tesis es que todo aquello que es “no-sinónimo” es “inconmensurable” (principio expresado por Aristóteles en Física VII 4: “todas las cosas a las que se aplique sin equivocidad un nombre son comparables”),15 y los seres son siempre conmensurables entre sí, es decir, admiten grados de ser. Lo cual es afirmado por Shields citando el pasaje de Metafísica 1088a 22-25 en el cual Aristóteles dice que “lo relativo es, de todas las categorías, la que tiene naturaleza y entidad en mucho menor grado, y es posterior a la cualidad y a la cantidad”.16 A partir de este simple argumento entonces, Shields se anima a afirmar que Aristóteles no logró demostrar que el ser no es un sinónimo. Esta posición controversial ha sido respondida de varias maneras cuya exposición excede las intenciones de este trabajo.17 Nos limitaremos a afirmar no obstante, que de la misma manera que Owen, Shields es partidario de considerar que la “multivocidad” de ser no es un caso de “homonimia” como veníamos afirmando. Queda por lo tanto, analizar bajo qué condiciones es posible afirmar que ser es un término homónimo, posición que ha sido defendida por Irwin y que enunciaremos a continuación.

3. La posición de Irwin Irwin discute las tesis de Owen, y según él, “homonimia” y “multivocidad” usualmente cumplen la misma función.18 “Ser” es un término homónimo, sólo que hay que esclarecer distintos tipo de homonimia. En este sentido, 14

Zingano (2010, 59), quien se encarga de presentar una versión detallada del argumento presentado en Shields, 1999. 15 Física 248b 6-7. La traducción está tomada de Echandía (2007). 16 Metafísica 1088a 22-25. Véase Zingano (2010, 59). 17 Véase al respecto de este argumento las críticas presentadas por Zingano (2010, 59). Para una objeción más detallada de la posición de Shields, véase Ward (2008). 18 Irwin (1981, 523).

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establece que al respecto de la homonimia podríamos considerar dos posiciones, la moderada y la extrema.19 Según esta última, el hecho de que sólo el nombre (y aquí está la clave de esta posición) sea compartido hace que dos ítems se caractericen por la homonimia. De esta manera, los ítems homónimos no tendrían conexión alguna entre sí más que su nombre. La posición moderada al respecto considera que la restricción no es tan estricta, sino que aún compartiendo el nombre y no la definición, dos ítems pueden tener algo en común y ser considerados homónimos “conectados”.20 El comentador argumenta a favor de esta última posición y de esta manera se podría explicar por qué “ser” es un término homónimo, tanto como “banco” (dicho de la institución financiera y el mueble de descanso), puesto que al interior de la “homonimia” podemos distinguir varias alternativas, según se considere conexión entre los ítems o no. De esta manera, Irwin diferencia entre homonimia fortuita [|m¢? qªtdo], homonimia espuria y homonimia por conexión focal a fin de justificar que hay coherencia en afirmar que dos ítems sean homónimos y aún así, estén conectados.21 Algo importante a tener en cuenta en esta posición además es que la homonimia está indicada no por diferentes “sentidos” sino por diferentes “definiciones”. Con lo cual, la cuestión se tiñe de un aspecto mucho más ontológico que el que teníamos en Owen ya que para Irwin la definición en Aristóteles “significa la esencia de la cosa definida, la misma esencia que es significada por la palabra reemplazada”.22 A partir de esta afirmación, Irwin sostiene que la multivocidad de ser se aplica en Aristóteles a la doctrina de las categorías las cuales “recogen los distintos tipos de seres que son mencionados en diferentes clases de predicación esencial”.23 De esta manera, se enfrenta al espíritu de la posición de Owen de considerar a la unidad mn¢o?†j como un recurso más predicativo que ontológico afirmando que cuando Aristóteles presenta esta tesis “no está preocupado primeramente con los juicios de diferentes sentidos del hablante ordinariamente competente sino con cómo son realmente las cosas”.24 Claramente la posición de Irwin es una discusión abierta con Owen, y no sólo en este aspecto, sino que si consideramos las aclaraciones acerca de la homonimia, ya no sería tan acertado hablar de un cambio de posición 19

Irwin (1981, 524). Irwin (1981, 524). 21 Irwin (1981, 527-529). 22 Irwin (1981, 535). El comentador cita en su apoyo el pasaje de Tópicos 101b37102a1. 23 Irwin (1981, 538). 24 Irwin (1981, 543). 20

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en Aristóteles acerca de la homonimia de ser. No obstante esto, podría todavía considerarse un cambio en la teoría aristotélica acerca de la posibilidad de una ciencia universal del ser.25 Es menester remarcar nuevamente que Irwin descarta la expresión de Owen “focal meaning” porque podría hacer pensar que Aristóteles habla de “sentidos” o “significados” de una palabra conectados más que de las cosas que se encuentran conectadas por esa palabra.26 Esta posición se refuerza mencionando que cuando Aristóteles habla de definición, se refiere a la esencia, y ésta no es un “sentido” de una palabra, sino que es una propiedad real de la cosa.27 Según esta posición, lo que al filósofo le interesa en este caso no es un análisis conceptual de las palabras y los conceptos sino más bien, un análisis de las palabras y la realidad, un análisis ontológico.

4. El problema epistemológico. El aporte de Jiyuan Yu Debemos considerar por último una cuestión muy importante con respecto a la “multivocidad” de ser: el problema de una ciencia universal. De la coherencia interna o no de la teoría de la unidad mn¢o? †j depende la posibilidad de una ciencia del ser bajo los términos en los cuales Aristóteles la presenta en Metafísica, ya que como sabemos es una ciencia con un problema particular, a saber, que sus principios no son género28 mientras que la presentación aristotélica sobre las ciencias demanda que su objeto de estudio sea un género a estudiar.29 La cuestión aquí a resolver es si aun sabiendo que el ser no es un género el tipo de investigación que la analiza puede denominársela “ciencia”. Jiyuan Yu aporta una cuestión importante al problema que estoy presentado, puesto que dedica parte de su artículo a aclarar esta cuestión clave según mi interpretación: el aspecto epistemológico de la tesis de la unidad mn¢o? †j. Habíamos señalado que según la posición de Owen, Aristóteles en un primer momento considera imposible una ciencia universal de lo que es pero que a partir de esta tesis, cambia su parecer, e Irwin al parecer está de acuerdo hasta cierto punto en esto, sin embargo, Jinyuan Yu hace notar sobre este punto que el cambio en la teoría de 25

Irwin (1981, 533, nota 16). Irwin (1981, 536). 27 Irwin (1981, 536) 28 Metafísica 998b 15-25. 29 Analíticos Posteriores 75a38-75b20 y 98a1-23. La traducción consultada es Candel Sanmartín (2007). 26

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Aristóteles es epistemológico: no es que haya un cambio en su teoría ontológica sino una consideración distinta acerca de la ciencia.30 Según esto, el filósofo estaría pensando en dos nociones de ciencia, la de un “género simple” y la de “sentido focal”.31 Mediante este cambio, se podría pensar que haya ciencia sin género único, sino que puede haber unidad de ciencia a partir de la unidad de referencia. A partir de esto, nos vemos en condiciones de poder interpretar de otra manera el pasaje aristotélico ya citado (1003a22) acerca de la confrontación entre ciencias departamentales y ciencia universal puesto que haría referencia a la distinción entre dos nociones de ciencia, una que se encarga de un estudio departamental y siempre de un género simple y una que no secciona un género simple para estudiar, sino que comporta otros caracteres epistemológicos, como por ejemplo tener unidad focal no-genérica y no ser demostrativa.32 Por esto también, es que la Metafísica, es una “ciencia buscada”33: es una concepción epistemológica distinta que la de los escritos del Organon.

Conclusión. Hacia una visión conjunta Hemos visto hasta aquí algunas de las posiciones al respecto del problema de la conexión focal de las distintas maneras en que el ser se dice. A pesar de que todas ellas parecen ser argumentables, Irwin es más consistente en un punto en particular: la negativa a hablar de “sentidos” de la palabra ser. Tal como he afirmado en la introducción, considero que la tesis de la unidad mn¢o?†j cumple un papel central en la teoría ontológica de Aristóteles. Aún así, esto no podría ser exhaustivo, puesto que en algunas de las tesis más importantes del filósofo es difícil establecer hasta que punto se está refiriendo a un ámbito lógico u ontológico. Uno podría aducir, tal como hace Irwin, que cuando Aristóteles habla de la multivocidad de ser, argumenta a partir de la doctrina de las categorías. Desde este punto de vista efectivamente, la tesis de la unidad mn¢o?†j se refiere al ámbito ontológico, pero aun así, estaríamos ingresando en el ámbito de discusión de si las categorías refieren a distintos tipos de ser, distintas clases de conceptos lógicos de predicación o incluso distintas estructuras gnoseológicas.34 Estas discusiones surgen por la compleja relación entre el ámbito de la predicación y el real en la filosofía aristotélica que merecería un estudio 30

Yu (2001, 225 y ss.). Yu (2001, 226). 32 Yu (2001, 226). 33 Metafísica 982a 1-5. 34 Mittelman (2009, 55, nota 1). También véase Candel Sanmartín (2007, 29-30). 31

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profundo que no es posible realizar aquí. De manera que siempre que hablemos sobre las tesis metafísicas de Aristóteles hay que tener en cuenta esta problemática. Esto no quita que se tome posición al respecto, y por eso considero que la tesis de la conexión mn¢o? †j cumple un rol central en la ontología aristotélica puesto que uno de los problemas de la filosofía platónica había sido el de cómo poder explicar coherentemente la unidad de los distintos ámbitos de la realidad respetando su especificidad propia.35 La unidad mn¢o? †j entonces, vendría a funcionar como una especie de contrapeso a la tesis de la multivocidad de ser, afirmado la unidad en la multiplicidad. Teniendo en cuenta esto, la interpretación de Irwin es más adecuada puesto que elude referir a “sentidos” o “significados” de palabras que podrían comprometer su relación con lo real. Su posición además nos podría ayudar a entender, a partir de la distinción entre tipos de homonimia, el pasaje clásico para la unidad mn¢o? †j en el cual Aristóteles opone este tipo de predicación a la homonimia afirmado que “[l]a expresión ‘algo que es’ se dice en muchos sentidos pero en relación con una sola cosa y una sola naturaleza y no por mera homonimia”.36 La traducción de “mera” homonimia podría ser interpretada siguiendo la tesis de Irwin en términos de los distintos tipos de homonimia distinguidos a pesar de que en primera instancia podría considerarse un argumento fuerte en contra de su posición de que “ser” es un caso de homonimia. Hemos analizado las interpretaciones encontradas más relevantes al respecto de la tesis de la unidad mn¢o? †j en Aristóteles. Si bien es cierto que es una problemática compleja, es de vital importancia su elucidación en vistas de la comprensión del proyecto ontológico y científico del filósofo. Este concepto técnico llamado unidad mn¢o? †j debe ser analizado con detenimiento porque de él depende la posibilidad de una investigación del ente en tanto ente. Las diversas interpretaciones de los comentadores citados aquí coinciden en considerar la gran importancia de esta cuestión pero se oponen porque la cuestión en sí es problemática. El dilema clásico de la filosofía es cómo afirmar la unidad en la multiplicidad y en los libros metafísicos de Aristóteles se encuentra su propia respuesta. Pero para una correcta interpretación de ella no se puede dejar de ver que debe cumplir una función ontológica y epistemológica. Este punto de vista puede aportar 35

Claramente estamos ante uno de los problemas madre de la historia de la filosofía: cómo afirmar la unidad en la multiplicidad. 36 Metafísica 1003a32.

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a elucidar porque se le dedica en estos escritos aristotélicos tanta importancia a la “búsqueda” de esta ciencia que nos ayude a develar la respuesta. Anexo Con ocasión de la lectura de este trabajo en las JIJIAG, se me presentó como duda (u objeción)37 que Aristóteles así como enuncia que la metafísica es el estudio del ser o, mejor dicho, del ente en cuanto ente, también se presenta en sus textos la visión de que la filosofía primera, así como las demás ciencias lo son, es el estudio de los principios y causas, derivando en este caso en el estudio de la entidad primera que es causa de las demás sustancias. Este problema como sabemos, derivará en última instancia en las posiciones acerca del carácter dualista o univocista de la Metafísica y la relación entre “ontología” y “teología”.38 No será sin embargo objeto de este anexo tal discusión puesto que ello conllevaría una presentación por demás extensa, sino que a continuación se realizará un breve reflexión con la intención demostrar que aún en ambos casos, la tesis de la unidad mn¢o? †j es necesaria a efectos de la investigación que Aristóteles lleva a cabo. Evidentemente en mi trabajo, adopté como supuesto que la Metafísica parte del problema de que es una ciencia cuyos principios, a saber, “lo que es” y “lo uno” no podrían ser considerados tales, puesto que no son géneros. En efecto, “si ‘uno’ o ‘lo que es’ fueran géneros, ninguna diferencia sería una ni algo que es. Y si no son géneros, tampoco serán principios, supuesto que los géneros son principios”.39 A partir de esto entonces, estaba claro que la tesis de la unidad mn¢o?†j tiene una relevancia epistemológica notable puesto que se encarga de otorgar unidad allí donde no parece haberla. En efecto, si la filosofía primera “se trata de un caso de homonimia y nada hay común a todos esos sentidos, no caerán bajo una única ciencia (al no haber género único que los incluya); sin embargo, si hubiera algo común , caerían bajo una única ciencia. Ahora bien, parece que se dice del modo que acabamos de indicar, como ‘médico’ y ‘sano’ [i. e. según unidad mn¢o?†j”.40

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La pregunta fue realizada por Claudia Seggiaro a quien agradezco enormemente haberme hecho notar este aspecto sobre mi trabajo. 38 Para un panorama general sobre las posiciones al respecto del problema y en cuál línea se ubican cada uno de los comentadores véase Duarte (2007). 39 Metafísica 998b 23-26. 40 Metafísica 1060b 30-37.

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Ahora bien suponiendo que “lo que es” fuera uno de los principios de esta ciencia, no está establecido que sea causa, incluso no se logra ver cómo podrían operar de manera causal estos principios. El aspecto de causalidad entonces, es el que nos hace seguir considerando que la relación entre el estudio de “lo que es” y el de las causas de los entes es un problema aún a resolver. Más allá de cómo se debe hacer esto, la pregunta es primero si se puede resolver puesto que uno también podría pensar que ambas posturas de la metafísica son irreconciliables y que entonces son dos presentaciones que Aristóteles realiza en momentos distintos de su pensamiento. Esta posición no obstante, no afectaría al punto de vista de este trabajo, ya que la metafísica seguiría siendo considerada el estudio del ente en tanto ente, esto es “ontología”. Incluso más importancia tendría la tesis de la unidad mn¢o? †j porque con ella se alcanzaríamos a establecer como central el último estadio de la investigación: el estudio de la l­p—^.? Vemos entonces que la dificultad para nuestro trabajo radicaría en aquellas posiciones que implican un paso desde el estudio de la l­p—^ hacia el estudio de las causas de ella que derivará en la teología. En éste ámbito, hay que distinguir aquellos que consideran que la teología vendría a ser una parte de la ontología, i. e. la parte que se dedica a estudiar las causas del ente en tanto ente, y aquellos que consideran que la ontología es simplemente una propedéutica que culminará en el estudio de la teología, identificable con la filosofía primera. Para los primeros sin embargo, el objeto de la metafísica no deja de ser el ente en tanto ente, con lo cual la tesis de la unidad mn¢o?†j sigue manteniendo su lugar de privilegio dentro de la estructura argumental. Con lo cual la última posición que tenemos que analizar es aquella que plantea que la “ontología” es sólo una propedéutica a fin de arribar al estudio teológico. Y lo cierto es no sólo en este caso la tesis que analizamos en el trabajo es vital, sino que incluso se ratifica la necesidad de resaltar el carácter epistemológico de ella, ya que una interpretación que plantee la metafísica en este sentido progresivo desde la propedéutica “ontológica” hacia la investigación de la entidad primera parte del presupuesto de que el estudio del ente en tanto ente es metodológicamente necesario a fin de arribar al estudio teológico. De no ser así, no se estaría cumpliendo con los principios de una investigación que debe partir de aquello que es lo más conocido para nosotros para arribar a lo más cognoscible por sí. Y si la teología es el punto cúlmine al cual la metafísica arribar luego de la extensa introducción que vendría a ser la “ontología” entonces la unidad mn¢o?†j se muestra como uno de los pasos necesarios en ese camino introductorio.

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Bibliografía Primaria Calvo Martínez, T. (2000), Aristóteles, Metafísica. Introducción, traducción y notas, Madrid, Gredos. Candel Sanmartín, M. (2007), Aristóteles, Tratados de Lógica (Organon). Introducción, traducción y notas, Madrid, Gredos. Echandía, G. R. (2007), Aristóteles, Física. Introducción, traducción y notas, Madrid, Gredos. Mittelman, J. (2009), Aristóteles, Categorías-Sobre la Interpretación. Introducción, traducción y notas, Buenos Aires, Losada. Ross, W. D. (1924), Aristotle’s Metaphysics. A revised Text with Introduction and Commentary, Oxford, Clarendon Press. Secundaria Duarte, S., (2007) “Aristotle’s Theology and its Relation to the Science of Being qua Being” Apeiron, 40, pp. 267-318 Ferejohn, M. (1980), “Aristotle on Focal Meaning and the Unity of Science”, Phrónesis 25, pp. 117-128. Irwin, T. (1981), “Homonymy in Aristotle”, Review of Metaphysics XXXIV, 3 [135], pp. 523-544. Owen, G. E. L. (1986), Logic, Science, and Dialectic. Collected Papers in Greek Philosophy, Ithaca, New York, Cornell University Press. Shields, C. (1999), Order in Multiplicity: Homonymy in the Philosophy of Aristotle, Oxford University Press. Ward. J. (2008) , Aristotle on Homonymy (Dialectic and Science), Cambridge University Press, Cambridge. Yu, J. (2001), “What is the Focal Meaning of Being in Aristotle?”, Apeiron, 34, pp. 203-231. Zingano, M. (2010), “Aristóteles y la prueba de que el ser no es un género”, Diánoia LV, (65), pp. 41-65.

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