La temporalidad en Hegel y Aristóteles
Descripción
Martín Emilio Rosana Universidad de Buenos Aires D.N.I: 34.870.548 LA TEMPORALIDAD EN HEGEL Y ARISTÓTELES RESUMEN: Comenzaré dando un breve esbozo de la distinción que MacTaggart establece entre los lenguajes de las dos principales series de interpretación de la temporalidad descritas por él en su tesis acerca de la irrealidad del tiempo1. Intentaré luego presentar la concepción del tiempo aristotélica que se desprende de los capítulos 10 al 14 del Libro IV de la Física2, buscando relacionarla con alguna de las líneas presentadas por MacTaggart, luego buscaré desarrollar la misma relación pero con respecto a la concepción de la temporalidad de Hegel, presentada en los parágrafos 257 a 259 de su Enciclopedia de las Ciencia Filosóficas3 , para finalmente tratar de introducir ciertos posibles puntos de contacto y discrepancias entre ambos autores.
En su estrategia para mostrar la irrealidad del tiempo, el filósofo inglés de fines del siglo XIX establece que hay principalmente dos formas, o mejor dicho, dos "series de términos" mediante las cuales nos referimos al tiempo. Una de ellas, la llamada "serie A" que enuncia que cada posición es o bien Pasado, Presente o Futuro. La otra, llamada "serie B" sostiene que cada posición es "anterior a" o "posterior a", siendo estas nociones explícitamente transitivas y asimétricas. Lo interesante y que será de utilidad para el posterior análisis de este escrito es que mientras que las distinciones sostenidas por la serie B son permanentes, es decir: Si M es anterior (o posterior) a N, siempre lo será y por lo tanto no hay cambio posible; las distinciones establecidas por la serie A de ninguna forma son permanentes, siendo que un evento que es ahora Presente, fue Futuro y será Pasado. El cambio si está unido a esta segunda forma de entender la temporalidad. Hasta aquí mi brevísima presentación de las series de MacTaggart. Aristóteles comienza su análisis planteando dos preguntas. La primera es si de hecho el tiempo existe, y la segunda es: si esto es así: ¿Cuál sería su naturaleza? Diciendo luego que se podría sospechar que el tiempo no existe, o que si lo hace, lo hace de un modo muy relativo y oscuro. Inclinándose por esta segunda opción, presenta las tres aporías, que buscarán mostrarnos que hay algo planteado erróneamente y a partir de la búsqueda de la salida de las mismas, se indicarán notas acerca de su concepción del tiempo. No me extenderé en la presentación de la primera y la segunda aporía sino que solo las enunciaré para explicitar las notas que se desprenden
Mac Taggart, Tesis acerca de la irrealidad del tiempo (ficha de la cátedra) Aristóteles, Física, L.IIIIV , trad. de Alejandro Vigo, edit. Biblos, Buenos Aires 1995. 3 Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio , trad.y notas de R. Valls Plana, Alianza, Madrid 1997. 1 2
de ellas para formular la concepción general del tiempo para Aristóteles, si trataré con un poco más de detenimiento la tercera puesto que es la que problematiza la noción del "ahora". La primera sostiene que siendo el tiempo complejo, y siendo que lo complejo se compone de partes, presuponiendo la existencia del mismo, se tiene que sostener que al menos alguna de sus partes existe. Las partes que componen el tiempo para Aristóteles son el Pasado y el Futuro, pero el problema aquí es que sostiene que el Pasado ya no existe y el Futuro no existe todavía.4 La segunda aporía, similar a la primera, nace de la presuposición de que las partes que componen al tiempo deberían existir, y lo único que pareciera existir es el "ahora", pero como el estagirita dice: el ahora no es una parte del tiempo(...)y el tiempo no parece componerse de "ahoras".5 El ahora no es algo que tampoco podamos percibir fácilmente, no sería una parte del tiempo sino justamente su límite. Una posible elucidación de la primera aporía es la que sigue el planteo del historiador británico Richard Sorabji6, que dice que justamente la no existencia del Pasado y del Futuro radica en que justamente Aristóteles está entendiendo el existir como "existir ahora". De aquí podemos decir que el pasado no existe ahora, de igual manera que el futuro tampoco lo hace. Esta perspectiva me permite explicitar la forma en la que Aristóteles entiende el tiempo, el "ahora" es un límite inextenso y arbitrario que nos permite dividir el continuo temporal, es un instrumento, particularmente un instrumento que nos sirve para medir. El Pasado es lo que pasó hasta "ahora" y el futuro es lo que a partir de "ahora" sucederá. Explicita el estagirita: (...) tenemos conocimiento del tiempo cuando determinamos el movimiento, empleando como determinación lo anterior y lo posterior.7 Juzgo entonces que podríamos afirmar sin riesgo a equivocarnos, que en el entendimiento de nuestro filósofo griego se está haciendo presente la utilización de una "serie B" de términos para referirse al tiempo, puesto que trata explícitamente con lo "anterior a" y lo "posterior a". El tiempo entonces no sería algo por sí, sino una cantidad, y en esto radica la concepción métrica aristotélica del tiempo que puede ser sentenciosamente enunciada de la siguiente manera: "El tiempo es una cantidad de movimiento, puntualmente, nuestra medida de una cantidad de movimiento". Claro esta que hacen falta más instrumentos que un "ahora" para medirlo. Para empezar son necesarios también los números, siendo entonces el tiempo, el aspecto numerado del cambio, y dado que los números en el pensamiento aristotélico sólo se dan en el alma, se puede deducir que sin alma no habría tiempo y es que en ese sentido que el tiempo es como se dijo arriba,
4
Cfr. Aristóteles, cap.10, apartado 32. Cfr. Aristóteles, cap.10, 218a, l.58. 6 Sorabji, Richard: Time, Creation & the Continuum, Londres 1983. 7 Aristóteles, cap.10, 219a, lin.22. 5
especialmente "nuestra" medida de una cantidad de movimiento. Cabe destacar entonces que lo que subyace, lo importante para Aristóteles es el movimiento, sin este tampoco podríamos hablar de tiempo. De aquí vemos que lo que le interesa a Aristóteles es el tiempo de la naturaleza, el movimiento físico, por eso trata a la cuestión de la temporalidad dentro de su physis. Podemos trazar aquí también otra relación con MacTaggart, puesto que la "serie B" hace más que nada alusión al tiempo físico, mientras que se podría decir que la "serie A" tiene que ver más bien con la "vivencia del tiempo". Ahora8 bien, también es necesario para medir una unidad, y para establecer esa unidad no nos alcanza un sólo "ahora", puesto que es inextenso, por lo tanto tendremos que recurrir a un segundo "ahora" para determinar así una extensión que nos sirva de unidad para la medida, y los números serán justamente lo que nos permita contar esa medida, por ejemplo: un segundo9 . Me parece pertinente introducir en este momento la tercer aporía que comienza por la pregunta acerca de si el "ahora" es siempre el mismo o es siempre diferente. Por un lado si fuera siempre diferente, no sería posible que dos partes del tiempo diferentes existan simultáneamente, estaríamos hablando de un "ahora pasado" que ya no existiría y un "ahora presente" que sí, pero entonces habría un ahora que dejó de existir en un momento, y ¿habrá dejado de existir en un ahora interior a sí mismo o exterior? De toda esta confusión pareciera que el ahora no puede ser siempre distinto, pero también parecería ser imposible que el "ahora" fuera siempre el mismo, porque nada divisible y limitado posee un sólo límite.10 Además si fuera uno solo, los sucesos de hace diez mil años, estarían dándose hoy. Una posible solución se daría recurriendo nuevamente a Sorabji, y decir que la aporía es más que nada una confusión terminológica. Habría distintos sentidos en los cuales predicamos el ahora, siendo el privilegiado, y probablemente el más usado por el hombre de a pie: el "ahora ahora". Pero para Aristóteles no hay un sentido más propio del ahora, no olvidemos que el ahora es un instrumento encuadrado dentro de una intención más que nada métrica, o mejor dicho física, por eso no le importa en última instancia demasiado resolver esta aporía ni trabajar el criterio de duración.
8
Valga la redundancia. Sea este "segundo" entendido no como un ordinal, sino en el sentido convencional en el que el "segundo" es la sexagésima parte del minuto. Me parece interesante el hecho de que justamente el período estandarizado para la medición del tiempo, el cual necesariamente está establecido entre dos ahoras, reciba el nombre de "segundo". 10 Cfr. Aristóteles, cap.10, 218a, l.1030 9
Pienso que es adecuado iniciar la presentación de la concepción de la temporalidad en Hegel y su posterior comparación con la concepción aristotélica desde su "aparentemente" contradictoria definición del tiempo en el inicio del parágrafo 258 de su Enciclopedia de las Ciencias Filosóficas. Allí sostiene: El tiempo(...)es el ser que siendo, no es y que no siendo, es.11 Lo primero que podemos decir es que abiertamente parece una declaración de guerra al principio de nocontradicción aristotélico, pero hay, a mi juicio, un segundo punto de comparación, quizás no tan evidente, y es el hecho de que si bien aristóteles presentó expresiones que llevarían a la contradicción, o mejor dicho a la aporía, lo ha hecho para tratar de salir de ellas y mostrarnos así su concepción del tiempo, por su lado Hegel explícitamente y sin ningún miramiento define al tiempo con una contradicción. Podemos tratar de explicar esta definición a partir de lo inmediatamente siguiente, dónde el filósofo germano agrega: es el devenir intuido . Y aquí a mi juicio está la clave para empezar a desenredar el "torturado" y "torturante"12 escrito de nuestro autor. Hay que pensar al tiempo dentro de los términos técnicos de la dialéctica hegeliana si queremos comprender al menos algo, en este plan reproduzco a continuación algunas líneas de Ciencia de la Lógica acerca del "devenir": "El puro ser y la pura nada sino por lo tanto la misma cosa (...) pero al mismo tiempo, la verdad no es su indistinción, sino el que ellos no son lo mismo, sino que son absolutamente diferentes, pero son a la vez inseparados e inseparables e inmediatamente cada uno desaparece en su opuesto. Su verdad, pues, consiste en este movimiento del inmediato desaparecer de uno en otro: el devenir."13 El tiempo entonces no serían dos cosas contradictorias, sino justamente ese pasaje de una a otra,
que se da inmediatamente. El tiempo no es el "lugar" en el que todo surge y perece, sino que el tiempo es justamente ese devenir, en tanto abstracción de lo que acontece en el espacio.14Encuentro aquí otro punto a partir del cual podemos comparar algunas concepciones, aunque admito que es un poco vago, pero pareciera que el carácter del tiempo como medición del cambio podría relacionarse con la intuición del devenir, salvaguardando la diferencia de que en este último caso no es una métrica lo que lo define, sino la intuición como un tipo de abstracción. No necesariamente la abstracción realizada por un sujeto, sino más bien "abstracción" en un sentido estrictamente técnico como momento de negatividad. Esto último tiene sentido, y a la vez nos permite decir que mientras
Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio, prgf.258.
11 12
Hago eco aquí de la pertinente y simpática caracterización que hace Ramón Valls Plana, quien estoicamente se arrojó a la aventura de la traducción del texto. 13 G. W. F. Hegel, Ciencia de la lógica, cap. 1. pp.108 14 Cfr.Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio, prgf.258. pp.317
el interés aristotélico por la temporalidad con respecto al mundo de lo físico, como se ha dicho más arriba, tiene por contraparte el interés hegeliano acerca del tiempo como vivencia. Como vivencia interior entonces el tiempo para Hegel es esa negatividad dialéctica que proporciona libertad, inherente a la cosa misma. Pareciera estar queriéndonos mostrar que no es que la cosa (y aquí juzgo que debemos entender "cosa" como conciencia o mejor como humano) este en el tiempo , sino que el tiempo en tanto fuerza, en tanto poder determinativo, que mediante la negación, es decir la determinación de la finitud, se construye dialécticamente, se produce como lo que es. Nobleza obliga a señalar que tampoco Aristóteles cuando introducía la noción del ahora, hablaba de algo que sucedía en el ahora. Ni para Hegel ni para Aristóteles podemos hablar del tiempo como substrato vacío en el cual los sucesos se dan. Reflexionando un poco podríamos llegar a admitir que el interés principal de ambos autores es el movimiento, el cambio, lo dinámico, su carácter fugaz, pero juzgo que ambos lo hacen no necesariamente desde la misma óptica. A Hegel no le interesa solamente el cambio, sino que va más allá y busca al "proceso". Nos dice luego al inicio del parágrafo 259 que las dimensiones del tiempo: presente, futuro y pretérito son el devenir en cuanto tal de la exterioridad y (son) la disolución del devenir en las distinciones del ser (como del pasar a la nada) y de la nada (como pasando al ser).15 S in profundizar aún demasiado en esta frase, podemos observar que lleva agua para el molino de nuestra propuesta acerca de que a Hegel le interesa pensar el tiempo como una vivencia, ya que explicitamente la suscribe como partícipe de un lenguaje de la "serie A" en la clasificación de MacTaggart, serie que pareciera estar casi exclusivamente para la teorización de la temporalidad como vivencia. Se podría objetar a esto último que ambos autores tratan la cuestión en el contexto de obras que tienen por objeto el análisis de la física, o naturaleza, pero nuevamente puedo decir que entre uno y otro autor no solamente han pasado más de veinte siglos, sino más que nada, entre ambos ha sucedido la modernidad y el cambio de paradigma que está trajo introduciendo al sujeto. También se podría agregar que nuestro filósofo alemán se ubica en la salida de la modernidad, y por lo tanto, el proceso temporal que le interesa es principalmente el histórico, es decir, el intersubjetivo. Tratare de encontrar algún soporte para esta última afirmación, a partir de un extremadamente esclarecedor análisis16 realizado a partir del peculiar orden en el cual Hegel presenta las dimensiones del tiempo.17 Entendiendo que en este orden hay una direccionalidad. Para empezar tenemos al ser que siendo no es , leído en clave dialéctica, el ser que pasa a la nada, que es identificado con el primero de los momentos de este particular orden, el presente. Luego tenemos al ser que no siendo es, nuevamente en clave dialéctica, la
Hegel, Enciclopedia de las ciencias filosóficas en compendio, prgf.259 Realizado en clase por el Prof. Daniel Brauer. 17 Presente>Futuro>Pretérito. 15 16
nada que pasa al ser, identificado con el segundo de los momentos, es decir el Futuro. Esta es la forma de leer presente y futuro a la luz del concepto de devenir. Pero aún nos resta hablar del Pretérito, y es justamente este el que me permitirá en mayor o menor grado sostener mi conclusión de que en Hegel se desarrolla una exposición de la temporalidad en sentido de vivencia, probablemente intersubjetiva. El Pretérito sin más demora es el ser determinado, podríamos decir que es la síntesis, lo que ya no puede ser modificado, el pasado ya no puede devenir, es la negación del tiempo dentro del ámbito del tiempo mismo. En este sentido el tiempo para Hegel no es algo meramente subjetivo sino que más bien es justamente el proceso resultante de unir la negatividad con la subjetividad. sino que tiene una direccionalidad clara. Si en Aristóteles había una primacía del "ahora" para entender la temporalidad, Hegel afirma que el "ahora" de ninguna manera puede ser entendido como pleno ser. El "ahora" es el ser que que deja de ser. En Hegel claramente hay una primacía del "Pasado", porque sólo en el pasado se nos muestra lo que aconteció y por eso es el pasado la Historia. Lo que otorga sentido es formar parte del intrincado proceso dialéctico, el cual se nos muestra como la creación intersubjetiva que hemos realizado a partir de las determinaciones que hemos realizado sobre la naturaleza18es decir la historia, o lo que es pasado.
18
Y aquí el porqué también Hegel trata al igual que Aristóteles al tiempo dentro de la filosofía de la naturaleza.
Lihat lebih banyak...
Comentarios