La tecnocracia franquista y su influencia en la actualidad

El 20 de noviembre de 1975, moría en su cama el dictador Francisco Franco
Bahamonde, Generalísimo de los tres Ejércitos, Caudillo de España, Jefe
del Estado durante 39 años y Jefe del Gobierno durante 35 años. Su sombra y
semblanza son largas, así como la propia huella que ha dejado en todo el
país.

Este 2015 hace 40 años de su muerte, de forma natural, a una avanzada edad
y en la cama. Y aún España sigue con gran influencia de su dictadura. No
solo a nivel político o a nivel de las diferentes instituciones del Estado,
sino a nivel social y en la forma en que la ciudadanía española se ha
enfretado a la política y encara su participación en ésta. Por otro lado
esto también ha afectado directamente a la clase política española,
teniendo en cuenta el desapego y la desconexión con la realidad de las
personas de a pie que habitualmente han tenido los políticos en su gran
mayoría.

El franquismo, no ya la figura de Franco, si no todo el aparato de poder,
llegó a gobernar España por medio de un golpe de estado fallido que derivó
en la posterior guerra civil. En estos primeros momentos y con el auge del
nazismo en Alemania y del fascismo en Italia, la forma de gobernar el país
estaba claramente inspirada en estos regímenes aliados y que permitieron su
ascenso. Véase la presencia de un partido único, FET de las JONS, la
adhesión a una ideología y la razón del Estado de ésta. En este caso el
Nacional Catolicismo, articulando las ideas de patria y religión, de una
manera perversa, para tener una base con la que lanzar consignas y afianzar
el poder.

Esta apariencia de pistoleros aguerridos con camisas azules y boinas rojas
acabaría a los pocos años. Los Aliados habían derrotado al Eje y Franco se
veía solo y sin apoyos. Aun siendo el comienzo de la Guerra Fría, los modos
y maneras del franquismo no gustaban a nadie. La actitud abiertamente
antidemocrática hizo que España fuera un país apestado internacionalmente,
solo la Argentina de Perón y el Vaticano tenían relaciones con España. No
obstante el franquismo supo evolucionar y durante los años 50 abandona las
maneras y modos de los falangistas, para ir poco a poco cambiándola por la
imagen de los tecnócratas. Y es con esta forma como no solo España logró
integrarse en el bloque Occidental, si no crear una consciencia pública
recelosa y distante de los políticos y una clase política lejana y
soberbia. España de repente se había convertido en una democracia orgánica,
la República se vendía como un satélite de Stalin y la intervención de
Franco la liberación de este yugo y además evitar la entrada en la II
Guerra Mundial, como si no hubiese habido un millón de muertos en la Guerra
Civil, más un millón de exiliados, más la posterior represión por parte de
las fuerzas del Estado.

Es aquí cuando el franquismo hace su lavado de cara, se construyen pantanos
y se realizan los planes de Desarrollo. El NODO clamaba a bombo y platillo
sobre las bondades y virtudes del régimen. Y además hasta se votaba tres
veces en las pantomimas de elecciones, el voto del cabeza de familia, el
voto del municipio y el voto de falange. Por supuesto, todos estos
tecnócratas, muy serios y muy trajeados, manejaban el país. Con corruptelas
y con otros dos exilios económicos en los 50 y los 60. En España llegaba el
turismo. Manuel Fraga nos vendía como Spain is Diferent. Y había triunfado
la tecnocracia, el gobierno de los que sabían.

No importa que durante esta época se creasen fortunas a base de estafas
inmobiliarias, mano de obra casi esclava, conmutando penas por trabajo a la
masa perdedora de la guerra, y prácticamente todo el Estado se moviese a
base de favores y pequeños sobornos. Para 1974, España había recuperado el
nivel de vida de 1934. Por el camino teníamos grandes bloques de pisos
hechos con amianto, una ruinosa industria nacional y un pensamiento
generalizado, basado en la propaganda masiva, sobre el triunfo de los
planes de Desarrollo y el gobierno de los más preparados y de los que
saben.

¡Cuánto camino nos queda por recorrer para formar en España una cultura
realmente democrática!

Juan Carandell Rojo. Licenciado en Historia y miembro del grupo de
investigación Etnocórdoba.