La sonrisa torcida. Un acercamiento freudiano al chiste tendencioso en Diálogo estoico entre Cacolé y un Cocole bachiller.

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Descripción





La sonrisa torcida.
Un acercamiento freudiano al chiste tendencioso en Diálogo estoico entre Cacolé y un Cocole bachiller.

Lic. Adso Eduardo Gutiérrez Espinoza
Dra. Ángeles Ma. del Rosario Pérez Bernal

Universidad Autónoma del Estado de México.

La risa y el dolor se expresan con los órganos en los que residen el mando y la ciencia del bien o del mal: los ojos y la boca.
Lo cómico y la caricatura, Charles Baudelaire.



En El chiste y su relación con el inconsciente (1905), Sigmund Freud reflexiona sobre el chiste y descubre que presenta una estructura similar al sueño, pero persiguen distintos objetivos en cuanto al displacer. El sueño es una representación de un deseo reprimido, no entendido como una necesidad sino la consecuencia de una necesidad no satisfecha. En la segunda parte de La interpretación de los sueños, Freud menciona que regularmente el deseo en el sueño está enmascarado o disfrazado con símbolos e imágenes (543-544). Este enmascaramiento es un mecanismo de defensa empleado para proteger al individuo mediante la reducción de los niveles de angustia y displacer. El chiste, como relato escrito u oral, manifiesta lúdicamente el inconsciente para producir placer.
Freud distingue dos clases de chistes: el blanco (o de salón), que no contienen una ofensa verbal y suelen ser juegos de palabras (1991 19-20), y el tendencioso, que es malicioso o vulgar y ofende verbalmente (92, 94). Para los sujetos que escuchan o cuentan un chiste blanco, el placer se encuentra en los juegos de palabras y la pericia o la capacidad de cifrar y descifrar el significado del chiste. En cambio, en el chiste tendencioso, el placer se encuentra en el daño o el displacer producido en el sujeto que es objeto de la burla. Al igual que en el sueño, hay mecanismos, como la condensación y el desplazamiento, en el sueño. En el presente trabajo, se planea discutir el chiste tendencioso en Diálogo estoico entre Cacolé y un Cocole bachiller (Puebla, 1729). Este texto satírico presenta, dos personajes, Cacolé y Cocole —el primero un mestizo y futuro doctor en teología y el segundo un mulato bachiller—, que polemizan el matrimonio arreglado entre doña María Moreno y Francisco Ceballos y también critican Manifiesto en derecho (Puebla, 1728), impreso escrito por José de Sosa que defiende tal casamiento.
Tras una investigación histórica y documentada, se encontró que doña María Moreno, viuda de don Manuel Torija y Rojo, arregló su matrimonio con Francisco Ceballos, quien fuera el cajero del esposo, para seguir disfrutando la herencia del difunto esposo. El compromiso matrimonial implicaba que Francisco Ceballos indemnizara a la mujer con quien se iba casar y respondiera a las reglas impuestas por doña María. Sin embargo, Francisco Ceballos no sólo no respondió a las reglas impuestas sino dilapidó la fortuna. Al darse cuenta de los excesos y el incumplimiento de Francisco, decidió solicitar el divorcio. Sin embargo, se encontró que el procedimiento para llevar el casamiento presentó varias irregularidades legales. Diálogo estoico entre Cacolé y un Cocole bachiller, compuesto por cuatro parlas o parletas y basado en el modelo de los diálogos grecolatinos y humanistas del siglo XVI, argumenta, en voz de Cacolé, que el matrimonio no es válido e ilegítimo.

I

En el chiste tendencioso, hay una relación tripartita: el relator (R), el blanco o víctima del chiste (ß) y el receptor (r) (94). Asimismo, se encuentra una segunda relación de sujeto-objeto, no entendido en su sentido filosófico, sino en su función de superioridad e inferioridad. El relator, mediante una serie de estrategias lúdicas, establece una relación R>ß, en el cual se quiere humillar o hacer sentir inferior a la víctima. Sin embargo, para que tal relación no se quede en una simple ofensa verbal y funcione la comicidad, se requiere a r que escuche y juzgue o tome partida en el chiste: si ríe con R o tuerza su sonrisa a favor debido a la humillación de ß. Por ejemplo, en un chiste que se haga burla de la obesidad de ß, r puede inclinarse a favor de R o sentir empatía o incomodidad debido a ß. Por un lado, podría establecerse una correlación de pares entre R y r (o R-r), quienes (creen que) son superiores a ß: R r>ß. Por otro lado, se puede establecer r-ß, en el cual r siente empatía con ß (ya sea porque tiene un pariente obeso, sufrió o es obeso) y, en este, caso, r podría sentirse indirectamente inferior frente a R; o el contenido del chiste sólo le resulta incómodo u ofensivo. En el segundo caso, no se puede establecer una relación superior-inferior frente a R, puesto que no hay una clara relación con ß ó R, ya sea porque el chiste le resultó ofensivo o no fue gracioso y su sonrisa es más de desaprobación.
Desde la perspectiva de R, se establecen visiones interesantes. Primero, hay que preguntarse por qué R se siente superior a ß. Trasladando esto al psicoanálisis, R bromea porque sabe más que los otros y, de alguna manera, r intuye tal conocimiento. En el ejemplo anterior, jugando un poco con la dinámica, establézcase que R sabe las implicaciones médicas (enfermedades o la disminución del atractivo físico) de la obesidad y humilla al otro, porque R no es obeso y no tendrá los problemas derivados de esta condición. En otras palabras, símil al sueño, el chiste tiene un contenido manifiesto y un contenido latente que r interpreta. Las consecuencias de la interpretación van aunadas a cómo ésta es recibida por el r. Esto es, r (ahora intérprete) es quien crea las relaciones con R o ß.
Al trasladar lo anterior a Diálogo estoico entre Cacolé y un Cocole bachiller se establece lo siguiente: un personaje (Cacolé) sabe más que el otro u otros (Cocole, Francisco Ceballos). Cacolé, con un amplio conocimiento del Derecho Canónico, se burla de Francisco Ceballos y sus defensores, principalmente de José de Sosa; mientras que Cocole escucha la crítica y establece relaciones con ß (Francisco Ceballos y sus defensores) o con R (Cacolé). Esta relación también se extiende al lector del diálogo: el texto presenta la crítica mediante estrategias lúdicas (sabe o contiene) y el lector la busca mediante la interpretación de los indicios que el texto proporciona. Claro, se puede dar el caso de que el lector no entienda los indicios y, por consiguiente, la broma o, en el peor de los casos, la crítica. Por ejemplo, los nombres de los personajes en el diálogo: Cacolé y Cocole.
Ciertamente, el chiste se conecta con la risa. En Lo cómico y la caricatura, Charles Baudelaire reflexiona sobre la potencia de la risa y sus implicaciones. En primera instancia, mediante una reflexión poética, el autor establece que el Sabio teme a la risa, puesto que en ella hay "una cierta contradicción secreta entre su carácter de sabio y el carácter primordial de la risa" (18), puesto que ésta es propia de los tontos, implica en mayor o menor medida ignorancia y debilita el carácter del sabio.
La risa, como el sexo, necesidades fisiológicas y la muerte, iguala a los hombres, quitándoles aquello que les hace diferentes entre sí y rebajándolos a animales racionales con necesidades similares. Esta reducción produce un golpe al ego y un desenmascaramiento, ¿por qué tiembla el sabio por haber reído? Porque la risa lo ha igualado y rebajado de su carácter de sabio. Además, la risa profana lo sagrado y las normas sociales al mostrar el talón de Aquiles de la víctima y de la misma sociedad, incluyendo a las instituciones civiles y eclesiásticas. Conectando esto con el epígrafe, la risa humilla y en consecuencia lastima. Esto es, Baudelaire le adjudica a ésta y a lo cómico un carácter satánico.
Asimismo, la risa humana se refleja en sus síntomas fisiológicos —movimientos gestuales y espasmódicos incontrolados y complementados con el sonido. Debido al descontrol del cuerpo, el hombre pierde el raciocinio, el cual le permite distinguir si se está afectando al otro. Hay también un orgullo inconsciente de quien ríe, pues "yo no me caigo; yo, camino derecho; yo, mi pie es firme y seguro" (24). En este sentido, la risa es ambivalente e incluso contradictoria, es signo de una grandeza y una miseria infinitas. Finalmente, ella es versátil: puede ser el resultado de una alegría que no tiene relación con alguna desgracia.
A diferencia de Sigmund Freud, Charles Baudelaire piensa al chiste (o lo cómico) desde la estética y lo clasifica en cómico significativo y cómico absoluto. El primero, una imitación mezclada con un ideal artístico, es dual: el arte y la idea moral (33); el segundo es
lo grotesco y su verificación interpretativa es con una risa repentina (34). En este sentido, en lo cómico significado, el relato lúdico suele ser más artificial y la risa se traslada a un segundo nivel y el análisis del mismo tiene una mayor importancia. Desde la perspectiva de Baudelaire, es sencillo identificar lo cómico significativo, puesto que su sentido suele ser indescifrable en una primera lectura; en el segundo caso, la interpretación es más rápida y produce efectivamente una risa o sonrisa repentina.
Ambos conceptos son imitaciones, si se piensa en un sentido artístico. La diferencia radica en los enfoques y las perspectivas. El primero sigue un canon artístico, como parece apuntar Baudelaire; el segundo es libre y antitético, por esta razón el poeta le llama como creación, entendida como libertad creadora, sin reglas o poéticas qué seguir, funcionando como un filtro socio-artístico de las obras. El segundo es una imitación de la naturaleza con una doble articulación, que se mezcla o retroalimenta: 1) ligado a lo bizarro o lo diferente y 2) lo escatológico.
Las referencias sexuales, siguiendo la tradición de lo grotesco, están estrechamente unidas con lo escatológico y su mención libre "desempeña la misma función cómica o desagradable que la de los actos excretorios" (Hodgart 24). Trasladando lo anterior a Diálogo estoico…los personajes se burlan de la inutilidad de casarse con doña María, una mujer cuya edad le impide procrear
¿Qué tiene que ver Ceballos un soldado pobre, como el de ubi supra, en quien se envuelve cuanto mal contra él se dijere y buenas Pascuas nos dé Dios? ¿Con doña María, mujer, señora y ama suya (aunque no quiera), pues fue dos veces su criado y quiere ser dos veces su marido, madre de cinco hijos, tres de ellos ya casados, Macabea abuela de siete nietos, en quienes como nietos e hijos, se transfunde cualquier hideputa de Sancho, como mancha original de abuela y madre? (fol. 503).
Las enfermedades venéreas tienen su carga simbólica, son representaciones del castigo a la lubricidad, el libertinaje sexual o un desprecio hacia el conquistador. Los eufemismos suelen ser hilarantes, debido a su papel crítico-simbólico, es un eufemismo llamar fuego de san Antonio al herpes como también «la enfermedad de la Española» a la sífilis.
La obscenidad mantiene una conexión con lo grotesco y la comicidad, jugando un papel importante en las fiestas de los antiguos griegos y romanos. La obscenidad no sólo se extiende a lo sexual y a lo escatológico, sino también al insulto y "reduce a los hombres a la igualdad, humillando a los poderosos" (Hodgart 27), mostrando su desnudez e incluso su simplicidad relacionada con la animalidad o la eliminación simbólica. La comicidad y lo grotesco son representaciones antitéticas que trabajan el tabú para criticarlo y lograr un cambio social, mediante la mímesis de la naturaleza, dependiendo del enfoque y los objetivos perseguidos.

II

Sigmund Freud en El chiste y su relación con el inconsciente clasifica en tres grupos las técnicas más comunes empleadas en el chiste. El primer grupo son los juegos de palabras que no sólo se caracterizan por las modificaciones gramaticales o sintacticas, sino también acústicas (116). Tómase el caso de los nombres de los personajes del Diálogo estoico entre Cacolé y un Cocole bachiller. Independientemente del significado, los nombres, Cacolé y Cocole, se asemejan a un trabajenguas, debido a la unión de la c con sus vocales. Si se separan silábicamente, omitiendo la última sílaba (le), se tienen dos palabras con significado: Caco (ladrón) y Coco (cabeza, haciendo referencia a la inteligencia). Al incluirles la última sílaba a ambas palabras y tomarla como un verbo, resultan dos oraciones: caco leé y coco leé. Si se cambia la posición de las letras, omitiendo unas consonantes, resulta lo siguiente:

Cocolé elococ el loco (omitiendo la última consonante)
Cacoléelocac loca (omitiendo la primera vocal y la última consonante)

En el segundo grupo se encuentran la unificación, la homofonía, la acepción múltiple, la modificación de giros familiares y la alusión a citas textuales (116). En este grupo, se descubra más de lo que el mensaje o el texto literario dice, puesto que éste muestra un contenido y oculta otro u otros. En este sentido, se requiere que el lector realiza un mayor trabajo, puesto que el texto le exigue no sólo aplicar su conocimiento o bagaje cultural, sino crear relaciones significativas. Este proceso permite contrastar lo propio con lo otro para llegar a un acuerdo o una interpretación de los valores representados y su dificultad radica en reconocer qué es lo que dice una cita o un refrán y qué significa dentro del texto, con el fin de contrastar los significados. Analícese el subrayado de la siguiente cita:
Acabad con todos los diablos con tanto dizque y tanto quiso, Quijote de los infiernos, majadero por todos los supinos pinso pinsis, ya nos tenéis dizqueadas en cuerpo y alma. Acabad de decir ¿a costa de quién se imprimió y quién hizo ese papel? (fol. 480).

Se notan dos elementos relacionados entre sí: los latinismos pinso pinsis y el término supinos. La traducción de los vocablos en latín es: "[Yo] majo, [tú] majas". Majar no sólo significa golpear o moler, sino también, en su uso coloquial, es molestar, cansar (RAE). El supino es una forma no personal del verbo que en el español no existe, pero sí en latín. Esta forma gramatical suele ser considerada innecesaria, puesto que en una lengua se puede decir lo mismo, pero en una estructura distinta. Además, este vocablo también se refiere a una persona necia o estólida (RAE). Estos elementos, trasladados al texto, vuelcan su valor o se transforman en una llamada de atención, puesto que previamente Cocole busca explicar el rumor y repite, precisamente, dizque y quiso.
El tercer grupo de técnicas del chiste propuesto por Freud comprende «las falacias, desplazamientos, el contrasentido, la figuración por el contrario» (120). Estas técnicas son juegos de oposiciones, trasladados al disparate o al discurso ambivalente o polifónico de las palabras o los conceptos, la finalidad es la misma: la crítica satírica, por medio de juegos o giros lingüísticos. La tesis de Hodgart, en cuanto a las técnicas, se relacionan con el fin o la meta perseguida.

Técnicas
Reducción

Invectiva e
Ironía
La reducción desvaloriza a la víctima al rebajar su dignidad, se busca desnudar a la víctima "desposeyéndole de todos sus apoyos de rango y clase social" (Hodgart 118). En realidad, la técnica busca desproteger a la víctima con la broma o la humillación para igualarla. Para reducirla, el satírico emplea recursos retóricos o tropos, tales como la alusión, el paralelismo o, más comúnmente, la comparación.
Para Hodgart, el escritor satírico se encuentra en un riesgo al escribir, puesto que su texto puede ser un arma de doble filo que victimiza al otro y a sí mismo. Además, se enfrenta con las tentaciones del orgullo espiritual y la vulgaridad. Para evitarlos, se vale de la invectiva, que "requiere cierta elegancia de forma para contrarrestar la grosería del contenido, y cierto dominio de la alusión culta para contrarrestar el insulto directo". (130), y su recurso normal o común es la ironía. La característica esencial de la ironía es la disimulación que se construye con el contrasentido o el desplazamiento. La idea es encontrar un medio de criticar sin que el satírico resulte perjudicado. Las técnicas suelen retroalimentarse para alcanzar un fin en común.
[…]No habéis visto a los muchachos de la Puebla […] jugar […] al casamiento con sus muñecas. […] Y para jugar a los casados, buscan un muñeco guapo, una linda muñeca, sirven de testigos no dos o tres, sino todos los muchachos, todos los muñecos y muñecas; el muñeco que hace de cura, les da las manos y habrá muchacho en la Puebla que eche su última proclama con su excomunión y que al darle las manos diga: ego provos in matrimoniun coiungo, con bendición y todo; y por eso diréis, matalote, ¿qué este es casamiento? ¿Por qué hubo testigos? No, porque todo es juego de niños y de muñecas, pues así, ni más ni menos, fue el casamiento de Ceballos. Por más manos que se hayan dado, que las tuvo Briareo (fol. 487).

Esta comparación muestra la habilidad retórica para representar el matrimonio con una parodia empleando los juegos infantiles populares, su objetivo es desacreditar el casamiento y considerarlo una falacia. La ironía desplaza el sentido, extendiéndose hacia los testigos, mostrando que no importa la cantidad de los fautores sino que, desde un principio, el matrimonio no se hizo adecuadamente ni se respetó los lineamientos de las dispensas. En el último apartado de este estudio se aborda el asunto de la transvaloración de lo masculino y lo femenino, la cual busca reducir la dignidad de Ceballos al compararlo con un varón feminizado y evidenciar las actitudes masculinas de doña María.
Se hallaba en la estoa, o el Portal de las Flores (que lo mismo es portal que estoa y estos que portal) […] Aquí, pues, se hallaba Cacolé, cuando acertó a pasar por allí un Cocole, nombre municipal y regional en la Puebla, de aquellos que en otras partes llaman monigotes, pebetes, etcétera, y son como los legos de San Pedro, que con traje y hábito clerical aún no tienen órdenes algunas, y así suele ser que a veces no son los más ordenados del mundo. (fol. 478).

La parodia, finalmente, es una construcción que aparece con regularidad en las sátiras y busca caricaturizar o ridiculizar, mediante la emulación o la alusión irónica. Diálogo estoico… es una parodia de las discusiones tenidas en las academias —también es una representación de las conversaciones populares o los cotilleos—, retratadas en la discusión entre Cacolé y Cocole. Además, atendiendo a la presentación de los personajes, es una reconstrucción de las discusiones estoicos, que se celebraban en los pórticos o estoas de las plazas. La función de esta parodia es doble: caricaturiza y hace verosímil el diálogo, buscando la concordancia entre los estoicos y la cultura popular o de masas.
En conclusión, en el chiste se necesitan tres elementos o sujetos: el contador, la víctima y el receptor del chiste. Como relato humorística, el chiste emplea diferentes técnicas (por ejemplo, los juegos de palabras, la alusión y la ironía) para presentarse apropiadamente y no ser objeto de censura. A diferencia del sueño, el chiste busca crear placer mediante el ingenio. Sin embargo, es importante aclarar que el chiste malicioso busca el placer mediante la humillación del otro. En este sentido, se crea una relación superior-inferior, donde el bromista se considera superior, ya sea porque conozca o disfrute de una buena posición socio-económica. Finalmente, el chiste, para su interpretación, requiere que el lector-receptor sea activo.



BIBLIOGRAFÍA
Fundamental
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López de Áviles, Diego. Diálogo estoico entre Cacolé y un Cocole bachiller. 1729 Imp. Archivo General de la Nación, Ciudad de México.
Sosa, José de Sosa. Manifiesto en Derecho. 1728 Imp. Archivo General de la Nación, Ciudad de México.

Obras de consulta
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Bozal, Valerio. Necesidad de la ironía. Madrid: Visor, 1999.
Ferreras, Jacqueline. Los diálogos humanísticos del siglo XVI en lengua castellana. Murcia: Universidad de Murcia, 2002.
González Casanova, Pablo. La literatura perseguida en la crisis de la colonia. D.F.: Secretaría de Educación Pública, 1986.
Griffin, Dustin. Satire: a critical reintroduction. The University Press of Kentucky, 1994.
Highet, Gilbert. The Anatomy of Satire. Princeton: Princeton University Press, 1962.
Hodgart, Matthew Caldwell. La sátira. Madrid: Ediciones Guadarrama, 1969.
Spang, Kurt. Géneros literarios. Madrid: Síntesis, 2000.
Kierkegaard, Soren. «Sobre el concepto de la ironía en constante referencia a Sócrates.» Kierkegaard, Soren. Escritos de Soren Kierkegaard. Madrid: Editorial Trotta, 2006. 63-366.





Desde la visión freudiana, el deseo tiene una carga negativa puesto que permanece regularmente insatisfecho y suele conllevar a la enfermedad o a actividades contrarias a las normas sociales.
Por ejemplo, en la expresión eggscellent se unen dos palabras en inglés —eggs (huevos) y excellent (excelente)—, cuyo sentido se explica por sí solo.
Ciertamente, el chiste tendencioso también suele emplear juegos de palabras, pero aún así conserva su calidad ofensiva.
Véase La sátira prohibida por la Inquisición, el caso de 'Diálogo estoico entre Cacolé y un Cocole bachiller'. Transcripción, Edición Crítica y Estudio.
El capitán Manuel Torija y Rojo (¿?-1721) fue regidor interino en dos ocasiones (1714-1716 y 1720-1721) durante la administración de Juan José de Veytia y Linaje.
Incluso se puede hablar que un chiste no se entendió y, por consiguiente, no causó gracia, porque r no tiene los elementos suficientes para interpretar el relato lúdico.
No hay una clara resolución de la polémica. En una lectura ingenua, se puede decir que no hay una clara postura de Cocole tras la conclusión del diálogo. Sin embargo, esta lectura rompe con el modelo del diálogo, puesto que éste requiere un lector activo que intuya y tome partida en la conversación. En otras palabras, el lector también se convierte en intérprete, en Cocole.
Más adelante se volverá a los nombres y su relación con el diálogo.
Gargantúa y Pantagruel retrata lo grotesco, muestra el gigantismo y las necesidades biológicas —sólo para ejemplificar, recuérdese el episodio donde se discute sobre las formas para limpiarse el trasero después de defecar.
El subrayado es mío.
Un fautor es una «persona que favorece y ayuda a otra» (RAE, 2011).
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