La sociedad y la economía en Calakmul, región maya

June 19, 2017 | Autor: Mario Rechy Montiel | Categoría: Mayas, Campeche, Economía indígena, Clakmul, Economía de la selva, Sureste mexicano
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Descripción



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La civilización maya, FCE México 1946.
La revolución urbana, en Los orígenes de la civilización. FCE. Breviarios.
La población del valle de Teotihuacan. 1921.
Forjando Patria
Ensayo sobre las civilizaciones aborígenes americanas, La cronología nahua, La evolución de las culturas indígenas de México y la división del trabajo, La evolución del noroeste de México, La minería y metalurgia mexicanas, Los cuatro problemas del indígena y La evolución agropecuaria del Valle del Mezquital.
Yo impartía las materias de corrientes clásicas de la Antropología y de metodología de la ciencia social, pues me negaba a verlo todo como un replanteamiento del marxismo. Y en la misma línea varios profesores más impartían materias antropológicas. Yo mismo transité de los límites estrechos de la economía política hacia el mundo campesino gracias, entre otros, a Franz Boas, Radcliffe Brown, Spencer, Chayanov, Bronislaw Malinowski, Margaret Mead, Benjamin Lee Whorf, Shorojova, Rubinstein, Eval D Vasilievich Ilienkov, Niesturj y algunos mexicanos, como Pozas, Bonfil, Martínez Montiel y Warman (que todavía era campesinista). Nuestro director, el insigne Javier Romero, de la escuela cultural como Gamio, alentaba ese florecimiento de la Antropología.

Calakmul, patrimonio de la humanidad o botín neoliberal I/IV
Mario Rechy Montiel
Este año, por acuerdo de las Naciones Unidas, nuestra selva de Campeche, que resguarda una de las regiones mayas arqueológicas, fue declarada patrimonio biodiverso de la humanidad. Esta distinción, que solamente puede equipararse con pocos macizos vegetales de nuestro planeta, tenía ya un antecedente, pues también por acuerdo de las Naciones Unidas, en razón de la riqueza arqueológica de la misma zona, se había declarado patrimonio cultural de la humanidad.
Dos veces declarado Calakmul como patrimonio de toda la humanidad de nuestro planeta, es sin embargo una región en riesgo. No muy lejos de ahí, o más precísamente en la península de Yucatán, en una zona que debía haber sido declarada intocable por representar parte del macizo más importante de coral del mundo, y por constituir una barrera natural contra los huracanes y los fenómenos climáticos, otra región, más pequeña pero acaso igual de importante desde el punto de vista ecológico, fue concesionada a una trasnacional china, para que estableciera ahí un magno centro comercial e industrial. Y el proyecto ha arrancado, arrasando toda la vegetación de la costa, empezando por los manglares, con las consecuencias funestas previsibles.
Según nos informó la prensa de la península, Dragon Mart, que será "el complejo comercial de productos chinos más grande del mundo que un grupo empresarial está construyendo cerca de Cancún, venderá artículos de ese país al menudeo, incluyendo juguetes, zapatos y ropa". En septiembre de hace dos años el Diario de Yucatán informó que según fuentes cercanas a ese proyecto, el Dragon Mart se especializaría en operaciones de mayoreo.
Ante la próxima visita del Presidente Enrique Peña Nieto a la República Popular de China, a la que alude la prensa en los últimos días, el Gobernador de Yucatán, Rolando Zapata Bello, agradeció todo el apoyo brindado por las autoridades asiáticas para concretar la misión de la delegación que encabeza, la cual tiene el propósito de posicionar a Yucatán en las relaciones comerciales entre ambos países.
"Queremos extender la presencia de las empresas yucatecas", dijo el gobernador.
En Enero del año pasado, la Asociación Mexicana de Mujeres empresarias y Mujeres de Empresa (AMMJE por sus siglas) denunciaba que "lo raro es que cuando hay construcción de empresas y hoteles en la Riviera Maya el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha parado las obras porque dizque que hay vestigios arqueológicos en el sitio de construcción, pero vemos raro que el INAH no está parando ni supervisando el terreno donde se construye la obra para verificar si hay vestigios arqueológicos que es su deber de la institución, sobre todo en proyectos grandes donde se ocupan muchos terrenos".
La misma fuente de prensa (YucatanAhora.com) de la península de Yucatán anunciaba el 20 de octubre de este año que se prepara la visita del Presidente Enrique Peña Nieto a China, y que las autoridades chinas han expresado su beneplácito.
En respuesta a este interés, el viceministro de este sector, Niu Dun, extendió una invitación al Gobierno de Yucatán y a empresarios de la entidad "para participar el próximo 4 de noviembre en la Exposición de Productos Pecuarios y en la Feria de Promoción de Productos de Agricultura a realizarse en este país, a fin de dar a conocer lo que se hace en el estado y establecer lazos directos de negociación. 
"Vamos a ofrecerles más información de las promociones y exposiciones para que participen y vamos a agilizar los permisos, porque los consumidores del mercado de China tienen gran potencial y queremos importar productos de alta calidad de su estado", destacó Dun, dirigiéndose a las autoridades yucatecas.
En el curso de los últimos doce meses venían apareciendo noticias sobre las quejas que presentaron los empresarios de la industria del vestido, de la industria del zapato, y de otras ramas, por las pretensiones de Dragon Mart para traer productos chinos de forma masiva, y por producir, bajo la manera de enclave, es decir, con instalaciones, equipo y personal chino, dentro de nuestro territorio, para vender aquí, al mismo tiempo que utilizarán como plataforma de exportación una parte del territorio mexicano.
Sin embargo las notas no son del todo claras. Y el 20 de octubre encontramos en Internet una nota fechada este día que dice que "Los senadores panistas Silvia Garza Galván y Daniel Ávila Ruiz anunciaron a la opinión pública que se ganó el amparo promovido en contra del proyecto Dragon Mart-Cancún, luego de que las autoridades ambientales en el estado de Quintana Roo omitieran atender las denuncias ciudadanas y de diversas organizaciones ambientalistas en contra de la obra por afectar el medio ambiente de la zona.
En conferencia de prensa, la presidenta de la Comisión de Cambio Climático y secretaria de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales en el Senado, Silvia Garza Galván, sostuvo que Dragon Mart "es una amenaza para nuestros manglares, para nuestros arrecifes pero, sobre, todo para el desarrollo sustentable de la zona, ya que afecta los recursos hídricos. La legisladora por Coahuila añadió que hasta que la autoridad competente en la materia informe si el proyecto es viable o no, es necesario que la Semarnat y la Profepa resuelvan con criterios técnicos esta situación. El senador Daniel Ávila Ruíz manifestó que de acuerdo con el resolutivo judicial promovido en conjunto con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA) ante el Séptimo Juzgado Federal, con el número de amparo indirecto 72/2013-1, se ordenó a las autoridades competentes iniciar un procedimiento administrativo de inspección y vigilancia para verificar sí el proyecto conocido como "Construcciones y Operación del Centro Comercial Dragon Mart Cancún y Obras Asociadas" ha cumplido con las obligaciones en materia ambiental, poniendo especial atención en la presentación de manifestación de impacto ambiental a nivel federal."
El catorce de septiembre pasado, una nota de El Economista decía que no había seguridad de que el complejo comercial se fuera a terminar, pues la PROFEPA había impuesto altas multas por razones de impacto ambiental y violaciones a la ley.
La nota decía textualmente: "Cancún, QR. la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) impuso una nueva multa, la segunda en menos de un mes, al proyecto Dragon Mart Cancún, por un monto total de 14.65 millones de pesos. La dependencia dio a conocer que los promotores del complejo comercial deben pagar una sanción en materia forestal por 2 millones 758,890 pesos, así como medidas de remediación y restauración por 11 millones 888,951 pesos. En total, con la primera multa que se fijó el pasado 14 de agosto, los promoventes del megacomplejo enfrentan cargos por multas y medidas de remediación por casi 22 millones de pesos.
"Los promotores del proyecto, en voz del socio comercial y director general del Dragon Mart, Juan Carlos López Rodríguez, han declarado que una vez concluido todo el procedimiento iniciado por la Profepa analizarán las opciones de defensa de la empresa y tomarán la decisión de continuar o desistir del proyecto. Mediante un comunicado, la Profepa precisó el viernes pasado que la sanción administrativa corresponde por los daños a los ecosistemas de selva baja espinosa/vegetación hidrófila y selva baja subcaducifolia, ya que el proyecto carece de la autorización federal en materia de cambio de uso de suelo de terrenos forestales. La resolución se emitió después de que la Profepa concluyera el análisis y desahogo de pruebas presentadas por los responsables de la obra, en el predio El Tucán, en Benito Juárez (Cancún). Apenas el 14 de agosto, la Profepa interpuso una primera multa por 7.2 millones de pesos al Dragon Mart, por incumplir la normatividad vigente, al carecer de autorizaciones en materia de impacto ambiental federal."
Desconocemos entonces los avances en la construcción del complejo de 800 hectáreas, y también los ajustes a que les hayan obligado para proseguir el proyecto. Pero de que el proyecto forma parte de una estrategia geoeconómica de China, no debe quedar duda, y la visita del presidente Peña Nieto a ese país este próximo mes, está enmarcada en ella.

En Calakmul, apenas había despegado el avión presidencial el pasado mes de septiembre, llevándose a Enrique Peña Nieto, después de haber ido a llevar la noticia de la doble declaratoria de patrimonio mundial, cuando llegaron los representantes de las hoteleras y los consorcios internacionales para intentar comprar tierras, pues se dice que aspiran a construir los Xcaret de la selva, o sea, los centros vacionales y de diversión para el gran turismo. Incluso se habla de una empresa que está tratando de comprar suficiente terreno para poner un campo de golf junto a la zona arqueológica.
De tal manera que no han faltado quienes se preguntan si la visita del ejecutivo tenía más implicaciones de orden comercial que de celebración por un patrimonio cultural y biodiverso.
De hecho el contexto nos lleva a pensar que más que interés en la arqueología, la historia y la selva, lo que existe en nuestras autoridades es una promoción geopolítica, o geoeconómica. Y las opciones que se abren a la región sureste de nuestro territorio se bifurcan entonces entre su integración a la cuenca del pacífico, como parte de una estrategia comercial, o como un proyecto de afirmación nacional de autonomía y conservación de recursos naturales, al mismo tiempo que de rescate de la identidad ancestral de los mexicanos, empezando en este caso por el pueblo maya.
Todo esto era el antecedente, cuando los ejidatarios, indígenas y mestizos de la región iniciaron un proceso de autoorganización para definir el futuro de su hábitat y las condiciones de sus proyectos. O mejor dicho, cuando en los meses recientes retomaron lo que han sido iniciativas de los últimos años, pero que hoy les han parecido urgentes ante la amenaza de las empresas que han iniciado la cacería de ingenuos.
Ya habían iniciado, en los últimos años, con apoyo de la CDI (Comisión de Desarrollo de los pueblos Indígenas) la instalación de pequeñas unidades habitacionales, perfectamente integradas al medio natural y que no alteran el ecosistema. Y al mismo tiempo, se venían posesionando de los puntos nodales del ecoturismo, que ellos aspiran a impulsar y controlar como habitantes de la selva y guardianes de la misma.
Los grupos están organizados como cooperativas o como Comisariados Ejidales de la región. Y ellos, a través de las organizaciones no gubernamentales, nos convocaron a platicar el mes de septiembre de este año.
Al llegar a la comunidad Veinte de junio, también nombrada La Mancolona, Claudio, el guía indígena, nos condujo hacia un paraje de la selva para irnos explicando cómo era cada especie arbórea y qué utilidad tenía. Vimos así la palma que aporta sus largas hojas que sirven para techar las viviendas. Vimos los distintos árboles, tratando de distinguir sus rasgos, de tal manera que tuviéramos presente su fisonomía cuando supiéramos que un objeto está fabricado con chechén, o con teca o con tsalam.
Y en una zona cercana a la comunidad se escucharon ruidos en las copas, como si el viento moviera la cima de los árboles. --Son monos araña, nos dijo Claudio. --Aguarden y los veremos pasar. Nos quedamos callados y quietos para poder ser testigos del paso de los monos. Ellos se fueron directo hacia un conjunto de árboles grandes como examinando sus frutos, y uno de ellos claramente palpó uno que teníamos a la vista, y al ver que no estaba todavía maduro procedió repentinamente a agitar las ramas. Otros monos hicieron lo mismo. Y luego de que consiguieran desprender buena cantidad de chicozapotes que cayeron al piso, los monos se fueron. Pensé que esa fruta se desperdiciaría.
No entendí bien si en su enojo o coraje habían provocado que cayeran los frutos todavía no comestibles para dejarlos ahí, desperdiciados. Pero Claudio nos dijo que los monos eran sabios, que luego veríamos por qué.
Proseguimos nuestro recorrido y vimos muchos prodigios, una ceiba, por ejemplo, que alcanzaba unos quince o veinte metros, con un tronco cercano a los cincuenta centímetros de diámetro, que Claudio explicó tenía sólo siete años. El árbol, majestuoso, exhibía sus punzantes espinas a lo largo de su tronco.
Escuchamos cómo se requerían hasta veinticinco años para que la selva alcanzara sus dimensiones totales, es decir, para que cada uno de sus árboles y conjuntos de vegetación tuvieran madurez o plenitud. Nos recordaron entonces que existe un proceso de sucesión en el que ciertas especies crecen más rápido en los primeros tres años, y luego son reemplazadas por otras variedades que tardan más en crecer pero alcanzan dimensiones mayores, y nos explicaron también cómo los habitantes de la selva optaban hoy por cortar las especies del primer brote, convirtiéndolas en carbón, y provocando un proceso más rápido de sucesión y reduciendo el tiempo necesario para que la selva alcance su plenitud.
Para las labores agrícolas, los indígenas siguen practicando la tumba, roza, quema, es decir, el tirar la vegetación, cortar los árboles y quemarlo todo, haciendo leña, para sembrar después.
Yo sabía, desde hace tiempo, que los mayas antiguos practicaban esa forma de agricultura, si bien dejaban descansar la tierra después de unos cuantos años de cultivarla, hasta que cantara "el baobab" en la copa de la ceiba; siendo esto solo posible tras dieciocho o veinte años, pues antes no alcanzaba ese árbol a tener las dimensiones que el dios requería para hacerse presente. Y hoy, los que practican esa técnica o método de cultivo apenas dejan descansar la selva tres o cuatro años. Y la diferencia es sustantiva, pues no permite que se restituya del todo el medio original. Y al no restituirse del todo algo se pierde. Los ingenieros forestales dirían que se ha rebasado en ese caso la resiliensia del ecosistema bajo la costumbre de la tumba, roza, quema.
Habría que mencionar que antes no existía una asignación individual o familiar de los predios o parcelas de cultivo, y que la población se desplazaba, de una zona a otra, lo necesario para que el barbecho tuviera la temporalidad suficiente. Hoy, con la asignación territorial que se le da a las tierras de cultivo, por el método de parcelación ejidal, son prácticamente imposibles tanto la rotación de superficies como el barbecho o descanso prolongado. A veces, pensé, la legislación y la política se hicieron sin pensar en los ciclos de la naturaleza, y la defensa o consagración de derechos individuales puede atentar contra el derecho colectivo original y más importante.
La población en la época clásica de los mayas era incluso mayor. Alcanzando, según los principales especialistas y los estudios más recientes, más de cuatro millones de personas. Que sin duda tenían mayor autonomía que la población actual. Pues hoy el pescado, las verduras, la harina, y muchas cosas más llegan de la central de abastos que está en la Ciudad de México, o del mercado de la Viga que es la sección de mariscos de la misma Central, cuando entonces se procuraba el abasto con producción local, con pesca en los ríos de la región y en la ribera maya.
La investigación reciente me permitió enterarme también de que los mayas, no tenían el sistema de tumba, roza quema como forma única de producción, y acaso tampoco como la fundamental, pues los vestigios de los últimos años demuestran la presencia de canales, el aprovechamiento de aguajes para el cultivo, y probablemente hasta la inundación de superficies. Y me pregunto ahora: ¿por qué si en lo que se ha descifrado de sus códices se dice que se "echó el maíz sobre el agua", no pudo interpretarse como que se contaba con riego rodado o algo semejante?
Hoy escasea el agua. Los pozos deben extraerla desde cuatrocientos metros de profundidad. Y vuelvo a preguntarme: ¿y habrá sido siempre así? Según la investigación paleontológica reciente, los mayas nunca tuvieron que extraer el agua a más de 23 metros de profundidad. Es decir, nunca había estado tan inaccesible a tal profundidad el agua. ¿Habrán sólo contado con la retención de la lluvia, nos preguntamos entonces? ¿O es precísamente el hundimiento de los mantos, a través de una tierra caliza, porosa, trasladando los ríos subterráneos a una dimensión inferior, algo de lo que contribuyó al colapso de la cultura maravillosa del sureste mexicano? En la región llueven entre mil cien y mil ochocientos mm por año. Lo suficiente para disponer del líquido si se lo sabe conservar. Y entonces la gran pregunta es esa: ¿Cómo guardar el agua?
Estos pensamientos me llevan a preguntarme también por qué no ha sido posible que la investigación arqueológica o histórica se apoye también en la paleontología y en los nuevos recursos de estudio de los suelos y la capa terrestre.
La fotogrametría satelital nos demuestra que en la región maya hubo, en algún momento, más de cuatro millones de pobladores. Y que tenían excedentes agrícolas suficientes para mantener a un segmento importante ocupado en la construcción de pirámides, templos, canales y obras públicas, pues tenían caminos como los que hicieron los romanos para comunicar a sus pueblos y centros ceremoniales.
¿Cómo explicarnos el funcionamiento de esa civilización tan densamente poblada y autosostenida? Luego de preguntarme esta y otras cuestiones, inicio la revisión de materiales de campo recopilados en mi visita y voy a consultar lo que han dicho o escrito los arqueólogos que viven en la zona desde hace tiempo, y que cuentan con cuantiosos recursos para su labor de rescate. Y me sorprendo más. Hasta donde veo en la obra de Ramón Carrasco, el titular del proyecto arqueológico de Calakmul, --hace ya dos décadas que su equipo trabaja en la zona--, no parece haber arrojado más luz sobre esta cultura de lo que ya había podido explicar el célebre Sylvanus G. Morley.
Morley, siguiendo los pasos de los grandes arqueólogos del Siglo XX, interpretó los restos y lo que se había podido descifrar de las estelas, para explicarnos cómo vivían los mayas, cómo producían sus alimentos y cómo eran además capaces de garantizar excedentes para el sostenimiento de las obras monumentales y la clase sacerdotal.
Comparando y utilizando las metodologías de Brainerd y las teorías sobre la evolución social de Vere Gordon Childe y Julian Steward, él y su asistente, Betty Bell, nos habían descrito las características culturales de la época clásica, sus valores y sus metas. Nos habían descrito su tecnología, en la que por cierto no se emplearon metales, y nos habían dado santo y seña de sus prácticas agrícolas, junto con sus rendimientos.
En la larga descripción que habían hecho Morley y sus compañeros, quedaba claro que la organización social se fundaba en la organización del riego. Incluso nos explican que Steward introduce desde aquellos años la noción de que la cultura y la sociedad mayas dependían por completo de su capacidad de adaptación al medio ambiente, y que eso era el factor determinante en el desarrollo.
En aquellos años de brillantes descubrimientos y sistematización de los datos sobre los mayas, no se pudo establecer, sin embargo, la causa o causas claras de la desaparición de las ciudades y el aparente colapso de la cultura. Sólo se anotaron hipótesis. De entonces a la fecha otros autores han echado luz sobre aspectos particulares. Pero se ha esperado por una nueva interpretación general de esa cultura, con aproximaciones mayores a su comprensión.
El notable trabajo de Guillermo Garcés Contreras comprendió la sistematización de los conocimientos matemáticos y astronómicos que aquellos notables hombres de pensamiento habían alcanzado. Y hoy sabemos que además de manejar el cero, su dominio de estas herramientas conceptuales les permitía planear con precisión sus labores agrícolas como parte de las estaciones y prever las estaciones y las influencias estelares.
Gordon Childe nos describe por cierto, analizando las construcciones de Sumeria, qué conocimientos matemáticos eran indispensables para poder calcular las dimensiones y diseños de lo que ha permanecido en pie durante milenios. Gracias a sus deducciones geniales hoy tenemos clara la relación entre ingeniería y matemática de la antigüedad de las culturas del Asia Menor.
Pero aquí, a pesar de que ya se ha sistematizado la matemática maya, y a pesar de que se conoce bien su calendario y su dominio del planisferio astral, no se han relacionado estos conocimientos con los restos de la arqueología.
Carrasco explica que la zona tuvo una ocupación desde finales del baktún 7, o sea desde el año 354 antes de cristo, hasta el baktún 10, o sea el año 830 después de cristo, según lo que se ha podido interpretar de las estelas y se ha analizado de los restos pétreos. Esto es, casi mil doscientos años. Aunque otros arqueólogos establecen una periodización algo más amplia que suma otros quinientos años de estabilidad cultural. Sean mil doscientos años o mil ochocientos años se trata de un largo periodo de existencia y florecimiento de una civilización y una cultura.
El dato es muy importante si pensamos en términos de la estabilidad de nuestro mundo occidental. Hace mil doscientos años, es decir, en el Siglo 3, Constantino estaba imponiendo al cristianismo como religión oficial en el imperio romano. Pero ese imperio desapareció bajo la invasión de muchas tribus y grupos humanos del este y el norte. Y la geografía ha cambiado en toda Europa de manera brutal en todo ese tiempo. Y no solo en lo que a la división geopolítica se refiere, sino también en lo que la distribución de la fé o las religiones toca. Hasta antes del Concilio de Nicea, que organizó Constantino, la corriente predominante en el cristianismo parece haber sido la de los Bogumilos. Y luego, durante los siguientes setecientos a mil años, la corriente que más se difundió fue la de los cátaros. A quienes el papa católico declaró una guerra santa en el Siglo XIII hasta exterminarlos a todos.
La geografía de todo ese continente cambió mostrando el surgimiento y la desaparición de países y naciones enteras, de modelos de vida y de formas de trabajo. En esa región se vivieron dos guerras mundiales, y antes la guerra de los treinta años, y antes la guerra de los cien años. Etc., etc.
Piénsese entonces en lo que representa el hecho de que una cultura mantenga su estabilidad y sus instituciones a lo largo de mil doscientos o mil ochocientos años. Me parece que sólo podríamos encontrar un parangón en Egipto, y más precísamente en Luxor, donde una misma cultura y una misma religión se mantuvieron a lo largo de dos milenios, gracias a la sincronía que consiguieron en sus labores y en su organización con las crecientes del Nilo. O en Angkor, en lo que hoy es Laos, donde otra cultura, igual de esplendorosa, existió durante mil quinientos años. Precisamente por su capacidad para controlar las inundaciones con la construcción de un complejo y basto sistema de presas y canales.
Interesa pues sobremanera desentrañar y tener claro cuál fue el hilo de continuidad de la cultura maya de Calakmul. Acaso guarde lecciones importantes para el presente, en que nuestra existencia se vuelve tan frágil respecto al clima y tan dependiente de la economía global, como lo exhibe el caso Dragon Mart.
Los mayas eran autosuficientes. Nosotros importamos ahora "el 95 por ciento de la soya, el 80 por ciento del arroz y 56 por ciento del trigo. Tenemos el primer lugar como importadores de leche en polvo, importamos casi 11 millones de toneladas de maíz, 40 por ciento de la carne que consumimos mientras exportamos casi 2 millones de becerros que se engordan en Estados Unidos, "sucediéndonos como con el petróleo y la gasolina: pues exportamos barato y compramos caro", tal y como declaró la Convención Nacional Campesina hace unos cuantos días.
La arqueología es un campo para entender lo que somos, pero también para aprender lo que podemos ser. Y lo que ya hemos sido. Y en algunos sentidos estamos lejos de poder compararnos con lo que lograron culturas asentadas hace dos milenios en nuestro territorio.
Imaginemos que esa cultura, la de Calakmul, no conoció o empleó el metal, y sin embargo mantuvo la producción creciente para alimentar millones de seres y construir una de las tres culturas extraordinarias de la antigüedad.
Cómo se vincularon con su medio, cómo sembraban, utilizando qué tecnologías y según que patrones de organización, para hacer todo eso posible. Esa es una de las cuestiones que nos debe contestar la arqueología.
Carrasco nos cuenta cómo él su equipo han salvado unos frisos, es decir, un mural, pero poco dice de su significado. Habla de la integración volumétrica, para juntar tanto las áreas de Balamkú y Nadzca´an, con la propia Calakmul. Dice que los trabajos arqueológicos en conjuntos residenciales permiten saber hoy algo más sobre cómo vivían los mayas. Pero precísamente no nos dice cómo.
Carrasco hace una cronología de la exploración, el desenterramiento y los descubrimientos arquitectónicos, pero aparte de explicar que hoy se tiene claro que ahí fue el reino de Kan (la cabeza de la serpiente), no nos explica más.
Se habla de las guerras sostenidas entre Tikal y Calakmul, y hasta de la derrota de ésta última en algún momento. Y todo sin mayor esclarecimiento económico o social.
Los detalles que dan en los últimos años los arqueólogos mexicanos sobre lo que se ha ido rescatando, o sobre las dificultades de ese rescate, no parecen echar luz alguna para comprender ni el colapso de esa cultura, ni datos adicionales a lo que se dijo hace cincuenta años.
Otro arqueólogo, de nombre Eduardo Salvador Rodríguez, nos dice que Calakmul es uno de los más grandes asentamientos prehispánicos, pero no da elementos para la estimación de la población ahí asentada. Asegura que ahí vivió una de las dinastías con mayor poder. Pero no explica en qué consistía o cómo se ejercía ese poder. Asegura también que para los gobernantes de cabeza de serpiente debió ser imprescindible demostrar su hegemonía, pero no dice por qué esa hegemonía era importante. Incluso establece una periodización que va del año 551 antes de cristo al año 910 después de cristo, esto es, 1461 años. Pero no comenta nada sobre esa prolongada presencia de los habitantes de Calakmul.
Más interesante resulta el trabajo de los arqueólogos Rogelio Valencia y Octavio Esparza pues analizando las relaciones entre los gobernantes y las dinastías a través de los restos de vasijas y piedras, fechando vestigios que se remontan a siete siglos antes de cristo, y que pueden relacionarse con estelas de piedra muy posteriores, deduce una continuidad que va desde el clásico temprano hasta el clásico tardío. Es decir, desde la segunda centuria de esta era, hasta el Siglo XV. Lo que de alguna manera permite pensar en una continuidad de más de un milenio y medio de evolución de los mayas como civilización y cultura.
Viene todo esto al caso, porque hoy los mayas sobrevivientes están experimentando un crecimiento demográfico, como lo ilustran los censos, y como lo testimonian las encuestas levantadas por la CDI (Comisión de Pueblos Indígenas). Porque los pueblos asentados en el territorio de lo que fue la gran civilización buscan muy empeñosamente generar fuentes de trabajo y mejorar sus condiciones de vida. Y sin duda las formas como se lo planteen y las formas que instrumenten para conseguirlo, tienen necesariamente que considerar la estabilidad de la selva, la capacidad del medio natural para soportar una población previsible sin deteriorar el medio, y para garantizar al mismo tiempo el abasto para todos.
Yo fui invitado por las cooperativas de la selva a platicar sobre las formas de organización y la manera de diseñar una estrategia de desarrollo. Y me pareció un reto fascinante, al que acudí con entusiasmo y enorme interés.
Continuará mañana

Calakmul, patrimonio de la humanidad o botín neoliberal II/IV
Mario Rechy Montiel
En mis años de la Escuela Nacional de Antropología, hace cuarenta años, se hablaba de arqueólogos y de tepalcateros. Y se entendía por los primeros a aquellos que, como Manuel Gamio, habían contribuido a esclarecer algo de lo que era el pasado. Y se les llamaba despectivamente tepalcateros a los que se circunscribían a establecer periodicidades, clasificando las vasijas y otros restos, según pertenecieran al preclásico, al clásico o al postclásico.
Incluso había también una diferencia fundamental entre los arqueólogos y los tepalcateros, los primeros querían rescatar, a través de los vestigios, la cultura y las lecciones del pasado, los segundos proponían reconstruir las pirámides y los centros ceremoniales. Incluyendo la totalidad del templo mayor, lo que implicaba tirar o mover la Catedral de la Ciudad de México. Los arqueólogos juzgaban, desde luego, que no había necesidad de reconstruir siempre los templos, pues lo que se había rescatado bastaba para hacer una reinterpretación de lo que había sido cada lugar ceremonial o conjunto arquitectónico.
Ejemplo de los arqueólogos, se citaba a dos grandes figuras, además de Manuel Gamio a Miguel Othón de Mendizábal. Al primero por haber estudiado la población de Teotihuacán, siguiendo un método integral, en el que resultaba indispensable analizar los restos óseos, los vestigios materiales, la geografía, el clima, la vegetación, y en general el medio físico como entorno de los grupos humanos para comprender que en su interrelación había claves que explicaban su evolución. Incluso Don Manuel postulaba que sobre esa base podían diseñarse políticas de mejoramiento de los grupos de las mismas regiones.
Otra obra del mismo Gamio cuestionaba a la corriente positivista, que quería uniformar a los ciudadanos haciendo tabla rasa de sus singularidades, sin comprender que cada cultura tenía una noción del mundo que era producto de sus vínculos con el medio natural y con su historia. Gamio se opuso a la aculturación que pretendía resolver el tema del mestizaje haciéndonos hablar a todos la lengua castellana y reduciendo los derechos de todos a los que tienen los ciudadanos en la sociedad occidental. Él creía, ciertamente, en una Nación de Naciones, o como dicen hoy los zapatistas, en un mundo donde quepan muchos mundos.
Por su parte, Miguel Othón de Mendizábal, había estudiado el papel de la sal en la distribución de los grupos indígenas, pero a partir de una preocupación trascendental, como nos recuerda Andrés Medina, pues en esa obra, como en otra de título Quetzalcóatl, o en sus reflexiones sobre el Pacto social que proponían los indígenas a los conquistadores españoles, Mendizábal aporta una voluminosa argumentación histórica y antropológica que muestra la trascendencia de la población y la cultura indias en la configuración de la nación mexicana; y sobre todo, se preocupa de plantear los problemas más urgentes que todavía padecían hacia la segunda década del Siglo XX, así como las soluciones más adecuadas para superar las condiciones de pobreza, aislamiento y explotación que caracterizaba a la mayoría de los núcleos indígenas. Como dice uno de sus discípulos: Mendizábal publica otros artículos acerca de las culturas indígenas prehispánicas con un marcado interés en señalar sus logros y sus diferentes puntos de vista, rechazando la opinión de aquellos que rebajan la calidad moral y humana del indio

Los tepalcateros, por su parte decía yo líneas arriba, eran aquellos que sabían clasificar las vasijas según correspondieran en su manufactura y diseño a los periodos preclásico, clásico o postclásico. Sin más. Pues nos parecía que ese tipo de arqueólogos no aportaban claves para entender ni el pasado ni el presente.

Repasando todo esto doy con el libro de un norteamericano de la Universidad de Nuevo México. Y me apena que sea un gringo y no otro mexicano. Pero su trabajo me parece una gran contribución a la interpretación del pueblo maya, ofreciendo además algunos instrumentos metodológicos útiles o aprovechables en la reflexión y eventual superación de nuestros problemas actuales.

Me refiero naturalmente a Richardson B. Gill y su monumental trabajo Las grandes sequías mayas publicado por el FCE en 2008. En esa obra, que vuelve a la gran tradición de la antropología, intenta arrojar nuevos elementos de interpretación para explicar el colapso de la cultura maya hacia el décimo siglo de nuestra era. Richardson comienza por un análisis del clima, Prosigue con un análisis del modelo termondinámico de los mayas; es decir, con una caracterización de los intercambios de energía entre la población y su medio ambiente. Luego analiza la organización social y económica. Y luego pasa a la exposición de las distintas teorías sobre el colapso, y escoge una como hipótesis de trabajo, para ofrecer múltiples y novedosas pruebas de su probabilidad.

Describe lo que fueron las sequías y el hambre resultante de ellas, y concluye que millones de seres humanos murieron en pocos años como consecuencia de un cambio climático del que no fueron culpables, pues ocurrió como resultado de fenómenos naturales, pero que de todas maneras los aniquiló.

Para conjeturar esto, Richardson analiza detalladamente la meteorología, la circulación de vientos, las explosiones volcánicas, la geología, la hidrología y el agua en general. Sobre esa base caracteriza la paleoclimatología, hace parangones con otras culturas y hechos registrados en otras partes del mundo en la misma época y redondea su trabajo con una reflexión sobre las relaciones entre la arqueología y la filosofía, y con profundas preocupaciones sobre el colapso de las civilizaciones y nuestra situación actual.

Y viene muy al caso su mención, cuando me encuentro, al revisar documentos recientes, un informe del Director del Instituto Indigenista de fines del Siglo XX, un Programa de Desarrollo Regional formulado hace apenas seis años, y varios documentos estadísticos y de diagnóstico de la situación de Campeche y Calakmul. Y cuando relaciono estos materiales con las demandas e inquietudes que escuché de los representantes de seis localidades de la región durante mi reciente visita, pues veo que los dilemas o predicados que vivieron los mayas en el décimo siglo de la era cristiana siguen vigentes, o están nuevamente sobre la mesa.

El volumen total de lluvia que se precipita en la región es del orden de 169 905.26 hm3 al año; la mayor parte se infiltra y genera grandes volúmenes de agua que viajan a velocidades mínimas, que parten desde el punto topográficamente más alto del Estado, ubicado al sur de Xpujil.El volumen total de lluvia que se precipita en la región es del orden de 169 905.26 hm3 al año; la mayor parte se infiltra y genera grandes volúmenes de agua que viajan a velocidades mínimas, que parten desde el punto topográficamente más alto del Estado, ubicado al sur de Xpujil.
El volumen total de lluvia que se precipita en la región es del orden de 169 905.26 hm3 al año; la mayor parte se infiltra y genera grandes volúmenes de agua que viajan a velocidades mínimas, que parten desde el punto topográficamente más alto del Estado, ubicado al sur de Xpujil.
El volumen total de lluvia que se precipita en la región es del orden de 169 905.26 hm3 al año; la mayor parte se infiltra y genera grandes volúmenes de agua que viajan a velocidades mínimas, que parten desde el punto topográficamente más alto del Estado, ubicado al sur de Xpujil.






Richardson Gill nos explica que mientras los mayas pudieron disponer de suficiente agua, la prosperidad se mantuvo, pero que cuando se presentó la sequía, el destino se volvió trágico e inexorable. Y hoy, el problema principal es el agua y la contaminación que ocurre en los mantos freáticos como consecuencia de los drenajes que desfogan ahí, y de la actividad minera e industrial que no está regulada o que no cumple con los principios de la sustentabilidad y la prevención de los impactos ambientales.
De tal manera que antes de plantearse un incremento del turismo, o una mayor diversificación de actividades económicas, se tendría que resolver el problema de la disponibilidad y conservación del agua.
Los indígenas hablaron, al hacer su propio diagnóstico en un taller que tuvo lugar hace dos años, de la incapacidad para determinar si era posible sembrar mayores superficies con maíz, pues no sabían si era posible regarlas. Pero hoy, las condiciones de la agricultura controlada (invernaderos y riego por goteo), tienen la respuesta, pues en lugares donde la precipitación es escasa se pueden producir cereales además de hortalizas. Siempre y cuando se guarde el agua y se cuide.
Los indígenas hoy se preguntan si los aljibes que promueven diversas dependencias será el único programa de aprovechamiento o cuidado del agua. Y es una pena que los arqueólogos no estén hoy ocupados en determinar dónde estaban las aguadas de mayor permanencia o duración, ni nos indiquen dónde estaban las chinampas y qué extensión tenían. Al parecer su preocupación está circunscrita a la conservación de las ruinas, a su contemplación como restos de una grandeza ida, y a la obtención de piezas de museo.
Los indígenas que escuchamos nos preguntan sobre las otras posibilidades de aprovechamiento de la selva, y se quejan de que los planes de manejo que vienen formulando para aprovechar especies maderables no sean aprobados a tiempo o no sean aprobados jamás, como es el caso de varias comunidades, entre ellas la 20 de junio, donde consiguieron comprar un camión para sacar la madera que iban a cortar, pero que no han podido pagar porque el plan no se los han aprobado, a pesar de que en su formulación participaron los ingenieros forestales certificados por el mismo gobierno.
Los campesinos se preguntan por qué no se les apoya para el acopio de la miel, que estiman es una actividad que podría beneficiar a la gran mayoría de los habitantes del medio rural, y se apoya en cambio a los acaparadores, que pagan barato y se quedan con la utilidad de la venta en el exterior.
Los campesinos se preguntan también por qué el gobierno se opone a que sean ellos, los pobladores de la selva, los que administren el transporte del turismo que llega hasta sus tierras, y temen que el gobierno del Estado termine por desplazarlos o imponerles un transporte organizado por las empresas hoteleras y las trasnacionales.
Los campesinos ven con desconfianza los planes de fomento a la ganadería, pues mientras a ellos no les dejan aprovechar la selva cortando una parte de los árboles, a los ganaderos se les permite tirar toda la vegetación para sembrar pastizales y encaramar vacas, como si eso fuera más eficiente que aprovechar el ecosistema original.
Los campesinos quieren hacerse cargo del turismo, sobre todo del turismo ecológico, que quiere conocer la selva tal cual es, y no espera llegar a la alberca o al campo de golf. Pero no reciben financiamiento ni tienen acceso al crédito aunque formulen proyectos de negocio, pues no pueden ofrecer garantías, más allá de la viabilidad de los proyectos.
Los campesinos entienden pues que los programas de gobierno no están diseñados a partir de sus propias necesidades, ni consideran sus intereses, pero no saben cuál es el camino para que los tomen en cuenta.
"Petenes" … hacia el interior del Estado, se encuentran planicies inundables donde los aportes pluviales ordinarios y extraordinarios, concentrados por "torrenteras", se acumulan sobre materiales residuales resultado de la disolución de rocas carbonatadas (Palacio et al., 2002). Su naturaleza prácticamente impermeable, inhibe la infiltración originando "bajos inundables" en la región de los Chenes y la región centro-sur del Estado."Petenes" … hacia el interior del Estado, se encuentran planicies inundables donde los aportes pluviales ordinarios y extraordinarios, concentrados por "torrenteras", se acumulan sobre materiales residuales resultado de la disolución de rocas carbonatadas (Palacio et al., 2002). Su naturaleza prácticamente impermeable, inhibe la infiltración originando "bajos inundables" en la región de los Chenes y la región centro-sur del Estado.
"Petenes" … hacia el interior del Estado, se encuentran planicies inundables donde los aportes pluviales ordinarios y extraordinarios, concentrados por "torrenteras", se acumulan sobre materiales residuales resultado de la disolución de rocas carbonatadas (Palacio et al., 2002). Su naturaleza prácticamente impermeable, inhibe la infiltración originando "bajos inundables" en la región de los Chenes y la región centro-sur del Estado.
"Petenes" … hacia el interior del Estado, se encuentran planicies inundables donde los aportes pluviales ordinarios y extraordinarios, concentrados por "torrenteras", se acumulan sobre materiales residuales resultado de la disolución de rocas carbonatadas (Palacio et al., 2002). Su naturaleza prácticamente impermeable, inhibe la infiltración originando "bajos inundables" en la región de los Chenes y la región centro-sur del Estado.




Hace diez y seis años las mujeres de la región realizaron una ficha técnica para buscar apoyo alternativo a un proyecto de crianza de animales, en lugar de vacas proponían ovinos, es decir ovejas, proyecto que no prosperó, pero que deja claro testimonio de una visión diferente sobre la carga que podía soportar el medio de una actividad de esta naturaleza. Las mujeres habían hecho la siguiente consideración, al formular su propuesta:
Esta frontera territorial se caracterizó en el pasado por un uso del suelo no sostenible, principalmente ganadero, que implico grandes desmontes de selva para el establecimiento de potreros de ganado bovino. Este modelo entró en crisis con la liberalización del precio de la carne y la posterior cartera vencida que acumularon los productores de la región, dejando una importante infraestructura ociosa creada básicamente a partir del esfuerzo comunitario:
NOMBRE DEL PROYECTO: GANADO OVINO EN TRASPATIO

DELEGACION ESTATAL: CAMPECHE CCI; X-PUJIL

MUNICIPIO: CALAKMUL LOCALIDAD: PABLO GARCIA
PABLO GARCIA
CONSTITUCION (SSS)
SANTA LUCIA
POBLACION TOTAL: 1307

BENEFICIARIAS DIRECTAS: 61 = 427 HAB. INDIRECTOS: 1307

DESCRIPCION DEL PROYECTO: Se establecerá un modelo de traspatio aprovechando la infraestructura existente en la unidad básica de producción para la producción de borregos, a partir de la compra de 305 hembras y 15 sementales.

PROBLEMATICA POR ATENDER: Falta de opciones productivas para las mujeres de la región.

OBJETIVOS POR ALCANZAR: Aumentar los ingresos económicos de las familias beneficiadas y aprovechar las praderas y patios de manejo familiares ya establecidos por las beneficiarias, infraestructura que se encuentra ociosa debido a la crisis de costo de capital y al manejo de los precios.

JUSTIFICACION SOCIOECONOMICA: Aumentar el ingreso familiar, incrementar en la región el nivel de nutrición, contribuir al desarrollo del mercado interno micro regional.

VINCULACION CON OTROS PROGRAMAS:

DEL INSTITUTO: Organización y Capacitación, se ha programado un curso de capacitación para las beneficiarias.

DE OTRAS INSTITUCIONES: FOGARCAM (Fondo de Garantia para Proyectos Sectoriales de Campeche) y SINDER (Sistema Nacional de Capacitación para el Desarrollo Rural) para asesoría y capacitación.

DE LA MISMA COMUNIDAD: Autoridades ejidales, municipales, UAIMs (Unidades Agrícolas e Industriales para la Mujer), SSS de Mujeres y Mujeres en Solidaridad que ya están desarrollando proyectos en estas mismas localidades.

IMPACTO DE LOS PROCESOS DE ORGANIZACION: La realización del proyecto permitirá consolidar el Consejo de Mujeres del Oeste de Calakmul, opción organizativa que permitirá acuerpar los esfuerzos de las mujeres de la región por tener acceso a la jurisdicción del Estado y a opciones de financiamiento y desarrollo y encontrarse en un marco de pluralidad étnica.

REQUERIMIENTO FINANCIERO SOLICITADO A PMA: $ 135 848.00

Lo increíble es que iniciativas de esta naturaleza no recibieron atención alguna, mientras hoy prosigue el apoyo a los productores de ganado mayor. Y así por el estilo, cada dependencia promueve o el cultivo de la jatrofa, como es el caso de la Financiera Nacional, o el de cualquier otra cosa que se les ocurre a los expertos de la ciudad de México, que tal vez alguna vez visitaron la selva, pero poco platicaron y comprendieron a sus habitantes.
En mis años de la Escuela Nacional de Antropología, eran los tiempos en que la mayor parte de los alumnos se planteaban una renovación de la ciencia social. Se hablaba de Antropología urbana, se analizaban hechos de la producción en el campo, de la lógica y la vida campesina y se veía con espíritu crítico a los maestros de la generación anterior, pues se tenía la sensación de que algo faltaba en nuestros instrumentos o herramientas para esclarecer las dudas o vacíos de nuestra cultura. En ese hurgar del conocimiento se buscaban las relaciones con la sociología y la economía política, y desde luego se participaba en las luchas sociales que tenían lugar en México.
La Antropología se estaba renovando incorporando elementos del diverso panorama de la ciencia social. Y entonces Octavio Paz abrió el hocico para decir que nuestra escuela debía desaparecer, porque ahí no se aprendía nada. Yo no podía creer semejante desatino y me preguntaba cómo era posible tanta ceguera en un hombre supuestamente instruido. Me llevó tiempo comprender que él militaba en el pensamiento que se opuso a la identidad nacional, sobre todo en la consideración del indígena como parte constitutiva irrenunciable, pero fundamentalmente porque aspiraba a nuestra integración con los Estados Unidos. Y su propuesta de desaparecernos era parte de una estrategia para posicionar la ideología de la modernidad y la noción de la democracia electoral norteamericana como único horizonte.
Viene al caso no solamente porque a Paz le pagaron con el nobel, y porque la campaña para difundir su pensamiento antinacional sigue en curso, sino también y principalmente porque la discusión sigue en pie, pues el Estado Nacional sigue sin aceptar a los indígenas como parte constitutiva con sus propios derechos, y porque la Antropología y la ciencia social siguen reiterando que sin un Proyecto de Nación plural e incluyente no podríamos conseguir ni la continuidad de la Nación, ni la sostenibilidad de nuestra cultura.
Veamos en qué sentido se afirma todo esto:

Los indígenas habían incluido, en un ejercicio sobre la Planeación del desarrollo, las siguientes demandas en enero de 2012:
Aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, conservando la selva, y la fauna, evitando incendios forestales y desmontes, cuidando la infraestructura existente, que permita contar con recursos naturales conservados y restaurados.
Una subestación eléctrica operando en la microrregión
Mejorar la infraestructura productiva existente a través de la rehabilitación y construcción de caminos saca cosechas.
Contar con servicio de telefonía celular.
Contar con señal de radio y televisión
Contar con un buen servicio de energía eléctrica, sin apagones, con líneas de transmisión en buen estado y limpias de maleza.
Tener médicos, y mejores promotoras en cada comunidad y una ambulancia en buen estado.
Contar con viviendas de cemento, de buena calidad.
Contar con servicio de autobús de calidad para el transporte de X'pujil a las comunidades y viceversa.
Contar con suficientes tiendas, así como con bodegas y almacenes que permitan tener tiendas bien surtidas y con control sanitario, así como con administradores de buen trato.
Contar con mejores medios de comunicación y educación
Tener maestros que cumplan, que estén mejor capacitados, con escuelas con servicio de mejor calidad y con nivel de educación superior.
Contar con mejores servicios de salud, con hospitales, con médicos, equipos de calidad, y medicinas de manera permanente.
Establecer una educación de calidad, con buenas instalaciones y equipos modernos.
Contar con redes de agua potable suficientes, con plantas de tratamiento de agua y con equipos en buen estado de tal manera que todas las casas tengan su toma de agua funcionando.
Contar con canchas de usos múltiples, parques con juegos infantiles y música los domingos.
Contar con infraestructura productiva para elevar el volumen de productos agropecuarios
Contar con capacitación técnica y productiva.
Ser capacitados para construir una organización para mejorar los precios de venta y buscar mejores mercados.
Diseñar una producción agropecuaria diversificada.
Fortalecer la educación de la lengua a través de la educación bilingüe básica.
Promover y difundir las tradiciones y manifestaciones culturales.
Promover organizaciones y grupos culturales en las comunidades.
Contar con un catálogo de programas y proyectos que apoyan la cultura indígena en sus diferentes manifestaciones, con la finalidad de promover proyectos culturales.
Fortalecer la identidad cultural.
Contar con oficinas de impartición de justicia cercanas y servidores públicos en las instancias de impartición de justicia capacitados y sensibilizados para dar un trato igualitario.
Hacer vigente el respeto a las libertades de pensamiento, expresión, y religión.
Capacitación de las autoridades comunitarias para su mejor gestión
Contar con defensoría pública bilingüe.
Promover que las instituciones y dependencias tengan mayor presencia en las comunidades y que atiendan las necesidades reales de la comunidad.
Contar con un catálogo de programas y proyectos dirigidos al campo, para mejorar la gestión y programación de recursos económicos

El taller había tenido lugar a lo largo de diez días, y en él había participado un centenar de delegados de nueve comunidades. Los delegados comprendían todas las edades, desde indígenas de 17 a 70 años. La población total de las nueve comunidades era de casi dos mil personas. Y como puede apreciarse en sus conclusiones, tenían más idea de la planeación que todo el gobierno federal. Ellos estimaban que cumplir ese Plan representaba una erogación de poco más de cien millones de pesos a realizar en tres años, lo que no solo parecía viable, sino lo único que realmente respondía a sus expectativas y necesidades.

Evidentemente, el Plan no se cumplió. Pero nos sirve de testimonio sobre la capacidad autogestiva de planeación que tienen los indígenas de la región. Y de lo que se trataría entonces es de promover la organización social y económica que les permitiera tomar en sus manos la ejecución de planes de esta naturaleza.

Concluirá mañana


Calakmul, patrimonio de la humanidad o botín neoliberal III/IV
Mario Rechy Montiel
Las dependencias públicas tienen actualmente en la península de Yucatán varios programas en curso. Uno de ellos es el de fomento y desarrollo de la ganadería. De hecho el Estado de Yucatán se ha caracterizado mucho tiempo por la producción de cerdo. Actividad que representa económicamente hablando más de un millón de puercos que producen un diez por ciento adicional cada año.
En una nota de prensa del 30 de septiembre de 2012, decía Sebastián Barragán (UN1ÓN Yucatán) que la actividad porcícola de esa entidad cerraría ese año con un nivel de producción de un millón 200 mil nuevos vientres, 100 mil más que los obtenidos en 2011, según había informado el presidente de la Asociación de Porcicultores de Yucatán, Carlos Ramayo Navarrete.

En entrevista concedida por Navarrete a Barragán, había afirmado el primero que, 2012 había sido un buen año para el sector porcicultor en Yucatán, "ya que cerraremos 2012 con un aumento de 100 mil vientres en nuestros niveles de producción, lo que nos hace autosuficientes".

Ese año la actividad representaba más de 5 mil empleos directos y más de 20 mil indirectos, por lo que sin duda se trata de una de las actividades agropecuarias con mayor dinamismo en el estado de la península.

De igual modo, indicaba el mismo Navarrete, se han consolidado las exportaciones de carne de cerdo a Japón y Corea del Sur, en donde anualmente se colocan unas mil 500 toneladas del producto. Y hablando de la parte de preocupación, el empresario había dicho que "no todo 2012 ha sido positivo, pues fue necesario ajustar los precios de la carne de cerdo, debido a que la tonelada de maíz forrajero ya cuesta cinco mil 200 pesos, cuando a principios de este año estaba por debajo de los cinco mil pesos." Pero Navarrete no explicó de dónde salía o venía ese maíz, pues entendemos que Yucatán no tiene la superficie para producirlo, ni la tierra, ni el agua.

Resulta entonces importante reflexionar sobre el carácter que tiene esa actividad, como tantas otras, que representan empleos, y se contabilizan en el Producto Nacional, aunque al mismo tiempo conlleven o representen verdaderos enclave.

Los economistas llaman enclave a aquellas actividades económicas que tienen lugar en un lugar determinado sin formar parte de la economía local. Es decir, se enciman en una economía sin formar parte de ella en términos estrictos, pues si bien generan empleo, y hasta representan ingresos, no se podrían sostener sin los vínculos con sus fuentes de aprovisionamiento o sus mercados.

En este caso de los puercos, no cabe duda de que se crían en Yucatán, y que eso beneficia o da ingresos a más de veinte mil bochitos. Pero para sostener la actividad se trae maíz del exterior, y el producto se tiene que vender en el extranjero. Al menos una parte. Si eso fuera todo, diríamos que se trata de una maquila, en la que los mexicanos ponen la organización y la mano de obra, y otros producen los insumos o consumen el producto. Pero el proceso tiene algunas implicaciones. Por ejemplo las ambientales. En este caso conviene mencionar lo que pensaba la titular de la Comisión Nacional del Agua en ese estado.

"La problemática ambiental de la actividad porcina, decía Martha Estela Valero Gamboa de la Gerencia Regional Península de la Comisión Nacional del Agua, en el Estado de Yucatán, en junio de 2002, lo constituye la mezcla residual de sólidos y líquidos producto de las propias actividades de limpieza de las naves y cerdos de las granjas, que está a su vez integrado por las excretas, agua de limpieza de naves, residuos de alimento, suelo y otras partículas. El valor energético de estos componentes residuales, está dado por un considerable alto contenido en nutrimentos, micronutrimentos, metales y cuentas bacterianas, mismas que al ser dispuestos en un cuerpo receptor de baja capacidad de asimilación y dilución, conduce a un deterioro en el corto plazo." O dicho en otras palabras contamina el agua.

"Las descargas de aguas residuales vertidas por infiltración superficial y subsuperficial, sin un tratamiento adecuado, decía esta funcionaria, han provocado que se detecten niveles de calidad en el agua poco recomendables tanto para la vida acuática como para la salud humana, favorecido por la naturaleza cárstica del subsuelo, que aumente la velocidad de desplazamiento de los contaminantes hacia el nivel freático. La disposición indiscriminada de sólidos, ya sea producto de los procesos productivos o del tratamiento, se ha convertido en la región de la Península de Yucatán en una preocupación del sector ambiental, ya que estos sólidos o lodos son vertidos en el suelo, a cielo abierto o directamente al acuífero sin haber sido estabilizados, con el riesgo de provocar una eutroficación del sistema por aporte de elevadas cargas orgánicas, ricas en nutrientes y considerable contenido de bacterias y en el último de los casos, la concentración de metales". O dicho en cristiano, están jodiendo los ríos subterráneos de la península.

Se suma a estos elementos, concluía Martha Estela Varela, "la casi nula cultura de prevención y control de la contaminación por los usuarios del recurso, desde la concepción misma de los proyectos de inversión, que conlleva a un incumplimiento consciente o inconsciente de la normatividad ambiental vigente constituye una amenaza sobre toda la península."

Pero no solamente hablamos de cerdos, pues se promueve hoy la ganadería de bovinos, es decir, vacas. Y éstos animales requieren superficies de estabulación y superficies de pastoreo, lo que debe entenderse como áreas de selva talada para criar animales.
También identificamos impulso a algunos cultivos como la jatrofa, como lo fue durante mucho tiempo el henequén. Y el henequén representó un monocultivo que dañó considerablemente la ecología natural de la península toda vez que representó el arrasamiento de todas las especies con tal de sembrar esa cactácea.
Pero lo importante, en términos generales, es que ninguna de estas dependencias se ha planteado lo que hicieron los mayas de la antigüedad, es decir, la organización de la actividad económica partiendo de la asunción o consideración de que se trata de formular una estrategia regional, que en lo que al agua se refiere comienza en las costas, pues el agua fluye hacia dentro del territorio, pero que tiene que tener como eje un Plan de desarrollo de la selva, esto es, dicho en nuestras palabras actuales, de una estrategia que considere la plataforma de tierra predominantemente caliza, a donde miles de años condujeron al desarrollo de una selva subperinifolia donde se asienta una de las biodiversidades más complejas y ricas del planeta, y de donde es posible obtener recursos para la subsistencia de millones de personas, sin necesidad de contaminar como lo hacen los puercos.
Y la primera conclusión de todo esto es que el gobierno parece ser completamente incapaz de conducir este proceso. Y cuando digo el gobierno, me refiero tanto al de los Estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, como al gobierno federal y cada una de sus dependencias, incluyendo la triste Semarnat. En ningún momento hemos encontrado que las propuestas de los grupos ahí asentados se conviertan en el fundamento de los programas, o que los diagnósticos elaborados de manera participativa –que como vimos existen—sirvan para orientar las decisiones de gobierno. No. Por un lado están los tzotziles, los tzeltales, los choles y en general los habitantes campesinos y urbanos de la región maya, con sus predicamentos de desempleo, de ausencia de financiamiento a sus proyectos, y con una lista de gestiones interminables; y muy por otro lado avanzan los programas oficiales, promoviendo el turismo, los megaproyectos y todo lo que atenta contra el ecosistema y la conservación de la cultura.



Microrregión: José María Morelos y Pavón
Estado: Campeche
Porcentaje de Población Indígena
60.5
Porcentaje de Población No Indígena
39.5
Porcentaje de Población ocupada que no recibe ingreso por trabajo
39.8
Porcentaje de Población ocupada que recibe menos de un salario mínimo mensual de ingreso por trabajo
38.3
Porcentaje de Población ocupada que recibe 1 y hasta 2 salarios mínimos mensuales de ingreso por trabajo
9.9
Porcentaje de Población ocupada que recibe más de 2 salarios mínimos mensuales de ingreso por trabajo
7.0
Porcentaje de Población ocupada que trabajó en la agricultura, ganadería, silvicultura, caza o pesca
86.5
Porcentaje de Población ocupada que trabajó en la minería, generación y suministro de electricidad y agua, construcción o industria manufacturera
3.8
Porcentaje de Población ocupada que trabajó en el comercio, en el transporte, los servicios financieros, ofreciendo servicios profesionales, en el gobierno u otros servicios
6.4
Porcentaje de Población de 5 años y más monolingüe
3.7
Porcentaje de Población indígena de 15 años y más Alfabeta
69.8
Población indígena de 6 a 14 años que asisten a la escuela
91.1
Población indígena de 15 a 17 años que asisten a la escuela
48.0
Porcentaje del Número de viviendas indígenas donde no se especifica disponibilidad de agua y viviendas que se encuentran en la clase refugio
96.7
Porcentaje del Número de viviendas indígenas que no disponen de drenaje
63.7
Porcentaje del Número de viviendas indígenas que no disponen de electricidad
25.8
Índice de Reemplazo Etnolingüístico
1.58
Fuentes del cuadro anterior: CDI-PNUD. Sistema de indicadores sobre la población indígena de México, con base en INEGI, XII Censo General de Población y Vivienda, México, 2000 e INEGI, II Conteo de Población y Vivienda, México, 2005.
Y es en ese contexto que los Comisariados de los ejidos, y los Comités directivos de las cooperativas que se han formado, tienen que formular una propuesta general. Porque hasta ahora sólo han sabido proponer cuestiones locales y particulares, y en ese terreno pueden conseguir recursos muy limitados que no contravengan la orientación general del proyecto neoliberal que domina los planes de gobierno, pero no podrán esperar que la autoridad --cualquiera que esta sea—tenga la visión y la sensibilidad para conjuntar todas las demandas a través de un sistema de planeación democrático, en un Programa estratégico regional de desarrollo.
Ese es precísamente el primer reto: conseguir la confluencia de todos los grupos organizados en torno a una visión única de trabajo, en la que todos aportan y plantean su situación y sus expectativas, para procesarlas a partir de una noción sobre la selva como ecosistema y contexto que condiciona la vida de todos ellos. Esto es, repitiendo lo que hicieron los mayas de la época clásica, pero tomando en cuenta no solo las nuevas condiciones climatológicas, donde ocurre un calentamiento global y se modifican las precipitaciones pluviales, sino también donde está presente un proceso de globalización que significa la presencia de empresas trasnacionales en búsqueda de negocios, sin consideración alguna por la ecología o la población.
Hoy son raras las reuniones de las cooperativas para discutir las demandas o intereses en común. E incluso algunas se han perdido en la inmediatez, defendiendo intereses particulares que afectan al conjunto. Tal podría ser el caso de los que tienen camionetas, con todo derecho, pero sin tomar en cuenta que no se trata de controlar el acceso, sino de controlar toda la actividad, y que ellos solos no pueden conseguirlo, pues requieren de la participación y coordinación de los que guían a través de las ruinas, de los que guían a través de la selva, de los que ofrecen hospedaje, de los que fabrican artesanías, de los que aprovechan el monte, de los que recogen la miel, de los que se plantean la conservación de todas las especies de animales, de los que buscan resolver el abasto del agua, de los que quieren tener electricidad, de los que esperan y demandan el establecimiento de caminos sacacosechas, de los que sienten la necesidad de un número mayor de instituciones educativas, de los que proponen un contenido de la educación que incluya la historia de la selva y de sus habitantes y sus lenguas, etc., etc.
Es a partir de esta problemática que las Organizaciones no gubernamentales tienen que replantearse también su actividad. Hasta ahora parecen estar compitiendo por la primacía de algún proyecto, y por apoyar alguna de las demandas formuladas por los grupos vulnerables, trátese de mujeres o de indígenas. Pero esa manera de trabajo no conduce a un proyecto estratégico. Como dicen los especialistas en planeación estratégica, no se trata de buscar cosas importantes, y ni siquiera de buscar lo más importante en una región y en un momento dado, sino de formular el sentido general que requiere el desarrollo, donde caben muchas actividades, pero siempre articuladas a una dirección y carácter.
Y ese sentido estratégico del proyecto tiene que ser el de la consideración del desarrollo en esa parte de México, como un Proyecto regional, no como la suma de proyectos locales, y menos el resultado de programas gubernamentales formulados y ejecutados acorde con una disponibilidad presupuestal. Y tiene además, que ser un proyecto que asuma como objetivo lo que plantea la Constitución General de la República como tal, es decir, un proyecto para conseguir el constante mejoramiento de las condiciones de vida y convivencia de la población ahí asentada, no de las trasnacionales que quieren invertir, o de los chinos que se avecinen en Dragon Mart, al lado de sus socios nacionales.
Y esa estrategia no puede ser algo que se defina a partir de un monto de inversión. Los mayas no definieron un total de ingresos fiscales, para luego formular un programa operativo anual o multianual de gasto e inversión. Ellos entendieron su ubicación en ese mundo, en ese entorno natural, y a partir de la comprensión de las fuerzas que ahí existen, de la naturaleza de la selva, de las variaciones climáticas y de sus propios potenciales de trabajo y organización, fueron construyendo una cultura que duró más de mil años.
Y se trata de recuperar ese camino, enriquecido por el conocimiento que el hombre puede alcanzar a sistematizar hoy sobre la ecología, sobre la entropía, sobre la geología, sobre el manejo sustentable de la selva, para definir:
Primero. Cómo retener el agua que llueve para hacer posible la sobrevivencia y la producción.
Segundo. Cómo escoger la tecnología más adecuada de aprovechamiento energético para sostener la actividad en su conjunto.
Tercero. Cómo diseñar el patrón de cultivos y el régimen de actividad económica sin alterar el ecosistema pero obteniendo suficientes kilocalorías para una población creciente.
Cuarto. Cómo vincular el proceso local de trabajo, de organización y soberanía con el Estado Nacional y con las fuerzas económicas que hoy actúan en el mundo.
En este caso, el ejemplo de los foros que organizó la CDI hace un tiempo para que se obtuviera un diagnóstico y se enumeraran las demandas u objetivos de los pobladores que enviaron delegados a esas reuniones, constituye un modelo a perfeccionar y repetir.
Instituto Nacional Indigenista CCI de X'pujilPROGRAMACIÓN 1998La programación 1998 del CCI de Xpujil tiene varias fuentes, la primera, inscrito en los criterios de continuidad y cambio, la constituye la propuesta programática elaborada por la anterior dirección del CCI. La siguiente fuente son las solicitudes recibidas directamente de las comunidades y ejidos así como del Consejo Regional Agrosilvopecuario, el Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil, así como otras organizaciones regionales; y por último, los compromisos institucionales pendientes.Instituto Nacional Indigenista CCI de X'pujilPROGRAMACIÓN 1998La programación 1998 del CCI de Xpujil tiene varias fuentes, la primera, inscrito en los criterios de continuidad y cambio, la constituye la propuesta programática elaborada por la anterior dirección del CCI. La siguiente fuente son las solicitudes recibidas directamente de las comunidades y ejidos así como del Consejo Regional Agrosilvopecuario, el Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil, así como otras organizaciones regionales; y por último, los compromisos institucionales pendientes.
Instituto Nacional Indigenista CCI de X'pujil
PROGRAMACIÓN 1998
La programación 1998 del CCI de Xpujil tiene varias fuentes, la primera, inscrito en los criterios de continuidad y cambio, la constituye la propuesta programática elaborada por la anterior dirección del CCI. La siguiente fuente son las solicitudes recibidas directamente de las comunidades y ejidos así como del Consejo Regional Agrosilvopecuario, el Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil, así como otras organizaciones regionales; y por último, los compromisos institucionales pendientes.
Instituto Nacional Indigenista CCI de X'pujil
PROGRAMACIÓN 1998
La programación 1998 del CCI de Xpujil tiene varias fuentes, la primera, inscrito en los criterios de continuidad y cambio, la constituye la propuesta programática elaborada por la anterior dirección del CCI. La siguiente fuente son las solicitudes recibidas directamente de las comunidades y ejidos así como del Consejo Regional Agrosilvopecuario, el Consejo Regional Indígena y Popular de Xpujil, así como otras organizaciones regionales; y por último, los compromisos institucionales pendientes.






Pero hoy esos foros no pueden estar convocados por una sola dependencia, porque su carácter debe ser lo más incluyente y amplio que se pueda. Y en ese caso las Organizaciones no gubernamentales y los gobiernos municipales, que son los únicos que a veces están en contacto directo con los gobernados, pueden ser los convocantes. En la región de la selva media docena de ONGs vienen laborando desde hace años. Y cada una tiene un conjunto de experiencias valioso, y solo todas juntas podrían asumir la formulación de esa estrategia general.
"Las comunidades indígenas hemos sido marginados durante mucho tiempo; las instituciones y las instancias de los tres órdenes de gobierno no nos han tomado en cuenta para el diseño e implementación de los programas y proyectos. En este sentido no se tomaba en cuenta el sentir y las necesidades de la población indígena, pues la mayoría de los programas son elaborados detrás del escritorio y no se nos enseñaba a planear lo que queremos hacer y en muchas ocasiones se nos financiaban proyectos que no necesitamos o que las condiciones del ambiente no permiten el buen logro de los mismos."

"A nombre de las comunidades indígenas quiero manifestar un agradecimiento muy especial, al personal operativo y a los directivos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, quienes nos han estado asesorando para la implementación de la Estrategia de Planeación y gestión del territorio para el desarrollo con identidad en el cual nos han enseñado una metodología de planeación que nos permitió escuchar las voces y las necesidades de las 9 comunidades que conforman la microrregión de Jose Maria Morelos y Pavón (Cibalito), de la cual hemos sacado el presente Plan de Desarrollo Comunitario."
Plan de Desarrollo Microrregional. José María Morelos y Pavón. Enero de 2012.

El primer punto de esa estrategia que deducimos de la reflexión histórica de Calakmul, implicaría precisar dónde almacenar el agua, si en cenotes o cavernas, si en aguadas más impermeabilizadas, si en canales o represas, si en miles de aljibes también, o si existe hoy alguna nueva tecnología que perfeccione lo que se hizo en la antigüedad y lo que se ha venido haciendo recientemente.

Ello conllevará la organización y movilización de miles de jornadas de trabajo, pero constituirá el eje o fundamento de la recreación o refundación del mundo maya.
PROBLEMA NÚMERO 3El área de atención tiene 114 localidades con más de 24 mil habitantes, distribuidos en 26 mil kilómetros cuadrados, mientras el CCI tiene 3 técnicos para la operación de proyectos de desarrollo.Alternativa 1: Redelimitación del área de atención, excluyendo por lo menos el 50 por ciento de las localidades menos marginadas que tengan menos de un 30% de población indígena.Alternativa 2: Considerar dos modelos de atención institucional: Uno, el comunitario, en localidades con 70% o más de hablantes de lengua indígena, y el destinado a grupos establecidos en localidades con menos del 70% de atención indígena, pero cuyos integrantes tienen el 70% o más de de población indígena.Alternativa 3: Microregionalización del Area de atención. a partir de los criterios de cercanía, identidad étnica, niveles de marginación, y recursos obtenidos.(Fragmento de un documento programático del Instituto Indigenista 1998) PROBLEMA NÚMERO 3El área de atención tiene 114 localidades con más de 24 mil habitantes, distribuidos en 26 mil kilómetros cuadrados, mientras el CCI tiene 3 técnicos para la operación de proyectos de desarrollo.Alternativa 1: Redelimitación del área de atención, excluyendo por lo menos el 50 por ciento de las localidades menos marginadas que tengan menos de un 30% de población indígena.Alternativa 2: Considerar dos modelos de atención institucional: Uno, el comunitario, en localidades con 70% o más de hablantes de lengua indígena, y el destinado a grupos establecidos en localidades con menos del 70% de atención indígena, pero cuyos integrantes tienen el 70% o más de de población indígena.Alternativa 3: Microregionalización del Area de atención. a partir de los criterios de cercanía, identidad étnica, niveles de marginación, y recursos obtenidos.(Fragmento de un documento programático del Instituto Indigenista 1998)
PROBLEMA NÚMERO 3

El área de atención tiene 114 localidades con más de 24 mil habitantes, distribuidos en 26 mil kilómetros cuadrados, mientras el CCI tiene 3 técnicos para la operación de proyectos de desarrollo.

Alternativa 1: Redelimitación del área de atención, excluyendo por lo menos el 50 por ciento de las localidades menos marginadas que tengan menos de un 30% de población indígena.

Alternativa 2: Considerar dos modelos de atención institucional: Uno, el comunitario, en localidades con 70% o más de hablantes de lengua indígena, y el destinado a grupos establecidos en localidades con menos del 70% de atención indígena, pero cuyos integrantes tienen el 70% o más de de población indígena.

Alternativa 3: Microregionalización del Area de atención. a partir de los criterios de cercanía, identidad étnica, niveles de marginación, y recursos obtenidos.

(Fragmento de un documento programático del Instituto Indigenista 1998)


PROBLEMA NÚMERO 3

El área de atención tiene 114 localidades con más de 24 mil habitantes, distribuidos en 26 mil kilómetros cuadrados, mientras el CCI tiene 3 técnicos para la operación de proyectos de desarrollo.

Alternativa 1: Redelimitación del área de atención, excluyendo por lo menos el 50 por ciento de las localidades menos marginadas que tengan menos de un 30% de población indígena.

Alternativa 2: Considerar dos modelos de atención institucional: Uno, el comunitario, en localidades con 70% o más de hablantes de lengua indígena, y el destinado a grupos establecidos en localidades con menos del 70% de atención indígena, pero cuyos integrantes tienen el 70% o más de de población indígena.

Alternativa 3: Microregionalización del Area de atención. a partir de los criterios de cercanía, identidad étnica, niveles de marginación, y recursos obtenidos.

(Fragmento de un documento programático del Instituto Indigenista 1998)










El segundo punto, que se refiere a las dos fuentes de energía necesarias, la de los humanos y la de la economía en su conjunto, incluyendo las casas habitación y las actividades productivas, implicará sin duda una crítica del modelo en curso, que cuando más se plantea multiplicar las compras de cereales en otras partes del territorio o del mundo, al mismo tiempo que el mayor establecimiento de plantas de generación de electricidad bajo el modelo de ciclo combinado, es decir, de gas y combustóleo o diésel.
Es evidente que ningún modelo que sobre la base del turismo y la miel va a sostener la compra de pan y tortillas. Eso no tiene viabilidad alguna. Se trata de pensar en el régimen de producción de alimentos en la localidad, y aun de la modificación de la dieta para que no se dependa de otras partes, y eso para empezar. Sabido es que los mayas no solo comían maíz, también comían batracios, pescados, mariscos, frutos, diversas carnes, chiles, y moles. Sabido es que la dieta de los pueblos sigue históricamente el patrón de los recursos disponibles, y no las orientaciones del mercado.
En lo de la energía eléctrica se tendrá que dar marcha atrás al tendido de torres y cables. Pues no existe mayor capricho e irracionalidad que salpicar la selva con subestaciones eléctricas y plantas de ciclo combinado. Si acaso el instituto de investigaciones eléctricas tendrá que perfeccionar las turbinas para que se muevan con baja corriente y grandes volúmenes para aprovechar el curso de los ríos caudalosos que existen en la frontera. Pero lo que debería ser evidente es que el sol, ese que adoraban los mayas, será la fuente principal de energía. Y ya tenían que estar diseñando los sistemas de abasto energético sobre la base de esa tecnología. Los cables no serán lo que cubra la ceiba. Volverá el baobab.
El patrón de cultivos así como el aprovechamiento de la selva, implican una sistematización y una divulgación de los conocimientos sobre lo que constituye ese ecosistema. Hoy de por sí resulta complicado que los fuereños comprendan que el manejo de acahual implica la quema de los brotes que tienen lugar en los primeros tres años de repoblamiento de un macizo de selva. Pues parecería a simple vista una actividad depredadora. Y más complejo puede ser de comprensión el que se corten ciertas variedades de madera en los siguientes años, sin talar de manera generalizada, tomando en cuenta la sucesión de especies, el tiempo de crecimiento de cada una, la relación que guardan con el ecosistema, y hasta el papel que tienen en la reproducción de animales, insectos y microbacterias o microorganismos en general.
No podría anticipar aquí si existen superficies suficientemente bastas para alimentar o surtir a la población local con maíz. Lo que sí puedo anticipar es que los puercos y los humanos compiten por el grano. Esto ya lo sabían los antiguos judíos del desierto, que precísamente por ello declararon inmundo al pobre animal y prohibieron su consumo, como nos recuerda el antropólogo Marvin Harris. Y en ese caso, hay que considerar si conviene seguir llevando maíz de otras partes para sostener el hato de puercos de la península, o si deberemos impulsar una sustitución de crianza.
No podría anticipar tampoco si el modelo colectivo de producción pueda ser reconstruido, o si, como muestra la experiencia de otras regiones, se podrían establecer unidades familiares de producción de alimentos, en las que pequeñas superficies puedan generar el abasto fundamental para una familia, a partir de un invernadero de hortalizas, un corral de pollos o gallinas de guinea, o ambas, o guajolotes, o pecaríes, o jabalíes, o iguanas, o todas estas especies, más una unidad de procesamiento de desechos orgánicos para obtener humus, para utilizar a su vez en la parcela de granos. Son temas y cuestiones que requerirán la consideración de factores culturales, de medio ambiente, y de disponibilidad de mano de obra.
Pero lo que es indudable es que los patrones actuales de empleo y la estructura de la ocupación se modificarán sustantivamente, pues hoy son el resultado de un proceso mercantil que no tomó en consideración a la selva, ni las necesidades de empleo y consumo de la población local.
Y el quinto punto, el de la vinculación del proyecto regional con sus vecinos y con el Estado Nacional, será finalmente lo que deberá definirse como un resultado de todo lo anterior. Y ni qué decirse de lo difícil que habrá de ser. Pues si hoy, en 2014, veinte años después del levantamiento zapatista, no han podido poner en vigencia los Acuerdos de San Andrés, donde los indígenas de Chiapas definían un modelo de integración que les garantizara la conservación de su relativa autonomía, pues ahora se sumará el caso de Campeche. Como vendrán luego los de Michoacán, Guerrero o Tamaulipas.
Porque el proyecto nacional está errado de origen. Es decir, la definición del Estado Mexicano, que se inspira en el programa de Benito Juárez, fue impugnado desde el Siglo XIX por un contemporáneo suyo, de nombre Ignacio Ramírez, alegando que ahí no estaba plenamente contemplado el derecho de los pueblos originarios, y no estaba definida la economía del trabajo.
Y cargamos una herencia muy pesada y muy profunda de desatinos en la definición del Proyecto Nacional, pues lo mismo había ocurrido en la declaración de Independencia, cuando no fueron ni Hidalgo ni Morelos los que la consolidaron, sino el arribista de Iturbide. Y no fue el proyecto ejidal del cardenismo el que se sostuvo, sino el proyecto de la modernización exportadora el que se impuso y ha recibido el impulso principal.
De tal manera que es indudable que hay emprender el camino. Hay que sumarse a la organización de los productores de la selva de Campeche. Hay que contribuir al diseño de una metodología de trabajo incluyente, participativa y de carácter estratégica. Pero no hay que hacerse ilusiones sobre el tiempo que lleve conseguir su culminación y su vigencia.
Pero tenemos que hacerlo. Pues igual que ocurrió en la antigüedad, de que hagamos esto, de que emprendamos un proceso participativo, autogestionario, democrático, incluyente, sustentable, dependerá que esa región del planeta se convierta en un territorio soberano, en el que sus pobladores se apropien de sus recursos y los conserven, no solo para sí, sino como dice el decreto de las Naciones Unidas, para todo el género humano, pues es un patrimonio de la humanidad.
Pero si no lo emprendemos, o si no lo logramos, las empresas trasnacionales convertirán esa región en tierra devastada, en campos de golf de efímera existencia, con sus parques de diversiones y sus hoteles de gran turismo. Y los pobladores, cuando no sean desplazados para engrosar el ejército de desempleados y braceros, apenas podrían recibir migajas de los proyectos neoliberales.
El día que concluimos nuestra visita se nos recibió una vez más en La Mancolona. Habíamos visitado 20 de junio y 20 de noviembre, además de La Nueva Veracruz. Habíamos platicado también con el líder natural de Nuevo Becal y con algunos empresarios y precandidatos a cargos de elección popular. Quedándonos la mejor de las impresiones sobre todos y cada uno de ellos, pues nos pareció que la presente generación que mueve la economía desde abajo en las fronteras y las entrañas de la selva, tiene la fuerza y la savia que tiene su vegetación.
En La Mancolona hicimos algo así como un taller de balance, en el que se discutió lo que es el proceso de constitución de una cooperativa, y lo que es la emisión y pago de los certificados de aportación. Los asistentes preguntaron muchas cosas clave, como si era posible invertir dinero adicional en una cooperativa sin adquirir mayor peso en el Consejo; o si era posible tener varios certificados.
Después de aclarar cada uno de estos puntos, y explicar que la forma cooperativa era de economía justa pero no igualitarista, los productores parecieron quedar satisfechos, pero muy interesados en proseguir la capacitación en talleres de la misma naturaleza.
Ese último día volvimos a caminar con Claudio, nuestro guía del primer día. Y al pasar por el paraje donde habían cruzado los monos araña, volvimos a escuchar el ruido en la copa de los árboles. Y otra vez guardamos silencio y esperamos comedidos. Los monos llegaron pero en lugar de ir hacia lo alto de los árboles de chicozapote, fueron directo al suelo donde los habían regado. Y al verificar que ahora estaban ya maduros, procedieron a darse gran festín.
Me pareció signo de inteligencia y capacidad de adaptación al medio en el que viven. Y sobre todo, ejemplo de sincronía o relación armónica. Y pensé: es increíble, entienden más de la selva los changos que los encargados de las dependencias públicas.


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