La selva y sus habitantes en riesgo: monos araña, saraguatos y jaguares

July 4, 2017 | Autor: Gilberto García | Categoría: Conservation
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Descripción

los artistas responsables en defensa de la fauna

los artistas responsables en defensa de la fauna

PROTECCIÓN ANIMAL Y SALVAGUARDA AMBIENTAL

los artistas responsables en defensa de la fauna

Armando Sandoval Hoffmann Armando Sandoval Martínez Luis Ignacio Sáinz coordinadores

2014, México. D. R. © De los artistas, por sus piezas. De los autores, por sus textos. Por las características de la edición, Grupo Turín, SA de CV. Calzada de Guadalupe…

Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

Instituto de Biología



Instituto de Investigaciones antropológicas



Instituto de Geología

ISBN XXX XXXXXXX XXX X Todos los Derechos Reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de Grupo Turín, SA de CV.

Consejo Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO)



MMXIV

Impreso en México / Printed in Mexico.

Escuela nacional de Conservación, restauración y Museología (ENCRym-INAH)

Presentación Octavio Peñaloza Sandoval Presidente de Grupo Turín

Prólogo José Sarukhán Kermez Instituto de Ecología, UNAM y Conabio

Origen y sentido de la iniciativa Armando Sandoval Martínez Presidente de Arte y Biodiversidad, AC

La selva y sus habitantes en riesgo: monos araña, saraguatos y jaguares Víctor Sánchez-Cordero Dávila, Gilberto García Ruiz, Francisco Botello López y José Juan Flores-Martínez Instituto de Biología, UNAM

Constelaciones plásticas en huevos de avestruz Luis Ignacio Sáinz Escuela nacional de Conservación, restauración y Museología, ENCRym-INAH

La vida del huevo Patricia Escalante Pliego Instituto de Biología, UNAM

Monos y jaguares en la cosmovisión prehispánica Raúl Valadez Azúa Instituto de Investigaciones antropológicas, UNAM

Onca Maya AC y Conservación sin Fronteras, AC Pablo Navarro Noriega

La selva mexicana

y sus habitantes en riesgo:

monos araña, saraguatos y jaguares

introducci ó n Las selvas tropicales son los ecosistemas más diversos del planeta: contribuyen de manera importante a la estabilidad climática, al acervo de información y a la variación genética (Bierregaad et al., 1992; Estrada y Coates-Estrada, 1995). En México, las selvas tropicales lluviosas presentan las variantes de selvas altas y medianas perennifolias; y selvas altas y medianas subperennifolias. Se encuentran principalmente de la zona del Istmo de Tehuantepec al este de Chiapas; al sur y este de la península de Yucatán; y en la vertiente del Golfo. Presentan precipitaciones pluviales superiores a los 2000 mm anuales, con tres a cuatro meses con menos de 60 mm. Su temperatura promedio es de 18°C, con una oscilación de 5 a 7°C entre el mes más frío y el más cálido del año (Challenger y Soberón, 2008). OJO Las selvas húmedas tienen los valores más elevados de riqueza de especies. Y por representar el tipo de vegetación mejor desarrollado y rico, sobresale la selva alta perennifolia. Sin embargo, a pesar de esta riqueza, no existe una alta variación en la composición de especies entre sitios, es decir, su diversidad β es baja (Challenger y Soberón, 2008). Por otro lado, las selvas bajas caducifolias se desarrollan en climas trópico-húmedos y subhúmedos, en condiciones de anegación total del suelo en la temporada de lluvias, que se secan durante el estiaje. Constituyen el límite térmico e hídrico de los tipos de vegetación de las zonas cálido-húmedas (Pennington y Sarukhán, 2005); y se encuentran a lo largo de la Costa del Pacífico, las faldas y cañones de la vertiente del Pacífico de la Sierra Madre Occidental, lo mismo que en las planicies, llanuras y otras regiones bajas e inundables de la Península de Yucatán, así como en el sur de Veracruz y Tabasco. Se presentan en zonas con promedios de temperatura anual de 29°C OJO como máximo, y una temperatura seca que puede durar hasta los siete u ocho meses. Tienen un notable número de especies endémicas –25% a nivel de género y 40% de especies– (Rzedowsky, 1998). Aunque alcanzan una riqueza de especies relativamente alta, es menor a la de las selvas tropicales perennifolias; pero como su composición de especies es diferente entre sitios y regiones, cuentan con una elevada diversidad β (Challenger, 1998; Trejo, 2005). OJO

estado actual

La captura y caza ilegal, lo mismo que la alteración y fragmentación de su hábitat (Estrada y

En términos generales, las selvas tropicales constituyen uno de los hábitats más

Coates-Estrada, 1989), han afectado considerablemente a esta especie. Estos disturbios

importantes para numerosas especies consideradas amenazadas o en peligro de extinción,

se reflejan en cambios en la estructura demográfica de sus poblaciones, aislamiento

entre las que resaltan el mono araña (Ateles geoffroyi), el mono aullador pardo o de

de las unidades sociales y de los individuos, así como en la consecuente disminución

manto (Alouatta palliata), el mono aullador negro (Alouatta pigra) y el jaguar (Panthera

del tamaño efectivo de sus poblaciones. Además, cuando éstas han permanecido en

onca) (SEMARNAT, 2005). Recuperar sus poblaciones representa un reto que atañe a los

hábitats fragmentados, el aislamiento de las unidades sociales puede impedir o alterar

sectores políticos, ambientales y de investigación.

sus oportunidades de dispersión y de reproducción, en individuos de ambos sexos

En México se distribuyen tres especies de primates pertenecientes a la familia Atelidae: 1)

(Rodríguez-Toledo et al. 2003).

Alouatta palliata (Gray, 1849), que es el mono aullador pardo o saraguato, 2) Alouatta pigra (Lawrence, 1933), el mono aullador negro o saraguato, y 3) Ate/es geoffroyi (Kuhl,

A l o uat ta p i g r a ( L au r e n c e , 1 9 3 3 )

1820), conocido como mono araña.

Mono aullador, mono aullador negro, saraguato Al igual que el mono aullador pardo, se trata de un mono grande y robusto, con cabeza

A l o u a t ta pa l l i ata ( G ray, 1 8 4 9 )

mayúscula, cráneo ancho y recio, rostro plano y mandíbula prominente. El pelaje de su

Mono aullador, mono aullador pardo, saraguato, saraguato de manto

cuerpo tiene una coloración negro brillante. Presenta un marcado dimorfismo sexual, ya

Su constitución es grande y robusta. Posee una cabeza mayúscula en relación al cuerpo, con un

que los machos son mucho más grandes que las hembras (Nowak, 1999; Reid, 1997). Los

rostro desnudo, pigmentado y con el hocico chato. Tiene brazos largos y fuertes, manos

machos presentan, además, el hueso hioides de la garganta más desarrollado, lo que forma

con cinco dedos con pulgar divergente y oponible, así como una cola prensil. Su pelaje es

una caja de resonancia que le permite emitir su característico aullido o bramido, de ahí su

largo, hirsuto y abundante, de color café o pardo, aunque en la región ventral es amarillo

nombre común.

o dorado. Se distribuye en la parte sur de Campeche y el extremo sur de Quintana Roo; y también desde

Se distribuye a lo largo de los remanentes de selvas tropicales del sureste de Tabasco, en la parte centro y sur de la Península de Yucatán, así como en el noreste de Chiapas

el sureste de Veracruz hacia el Istmo de Tehuantepec en Oaxaca, y en la parte centro-

(Hall, 1981). En estas entidades encuentra refugio en las selvas tropicales perennifolias,

oeste de Tabasco a Chiapas.

incluyendo selvas lluviosas en zonas bajas, selvas subcaducifolias, bosques de galería

Es arborícola estricto; prefiere los estratos medios y superiores del dosel selvático. Al ser

(Neville et al, 1988) y bosques mesófilos (Curds, 1993). Se ha detectado que la altitud

de hábitos diurnos, las hembras y los machos realizan estruendosas vocalizaciones al

limita su distribución, ya que no se les ha observado más arriba de los 330 msnm. En sus

amanecer, con la finalidad de establecer su territorio y su jerarquía (Silva-López, 2005).

hábitats es posible verlos en áreas con arbustos y árboles con doseles no mayores a siete u

Su locomoción y postura son preferentemente cuadrúpedas, aunque es frecuente encontrarlo

ocho metros. Pozo-Montuy y Serio-Silva (2006) realizaron un estudio para analizar las

sentado y recostado, pues presenta rutinas letárgicas después de alimentarse, pudiendo

respuestas conductuales alimentarias de A. Pigra, en un remanente de selva tropical en la

dormir hasta un 74% del día (Schón-Ybarra, 1984; Smith, 1977).

región de Balancán, Tabasco, ante condiciones extremas de fragmentación. De acuerdo

Además de ingerir ocasionalmente insectos, su dieta puede componerse de hasta 50 especies

con sus resultados, los monos se exponen a un limitado ámbito hogareño y diversidad

diferentes, de árboles de donde toma frutos, flores, ramas, peciolos, renuevos y semillas,

florística, por lo que subsisten alimentándose de frutos de las familias Mimosaceae,

(Estrada 1984; Jiménez-Huerta, 1992); por lo que también se le considera un importante

Palmeae, Sterculiaceae y Fabaceae, las cuales producen hojas jóvenes de manera constante

dispersor de semillas (Estrada y Coates-Estrada, 1984). Es socialmente cohesivo, y en

y asincrónica durante todo el año. En ocasiones, los monos aulladores pueden bajar al

hábitats conservados llega a formar grupos de entre 15 a 19 individuos (Carpenter, 1934),

suelo, donde consumen algunas plantas para después desplazarse hacia otros árboles. Bajo

mientras que en condiciones de fragmentación pueden ser de 3 a 10 individuos, además

estas condiciones, se considera que la alimentación de estas poblaciones no es del todo

de machos adultos solitarios (Silva-López, 1987).

balanceada, por lo que los individuos que la conforman pueden estar expuestos a efectos

Habita principalmente en las selvas altas perennifolias y selvas medianas subperennifolias del sureste de México (Cuarón, 1991; Silva-López et al., 1987), preferentemente desde el nivel del mar hasta los 900 msnm. Su especie está enlistada en la Norma Oficial Mexicana de Especies en Riesgo (NOM-059-

negativos a nivel cutáneo, fisiológico y digestivo (Estrada et al., 2006). Contrario a lo que sucede en hábitats continuos, se ha observado que bajo condiciones de fragmentación los componentes demográficos más sensibles suelen ser los machos adultos, debido a que su número disminuye notablemente (Van Belle y Estrada, 2005);

ECOL-2010), bajo la categoría de peligro de extinción (P). La Convención sobre el

contrastando con las altas densidades poblacionales, aparentemente comunes en

Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) la

poblaciones de A. pigra en este tipo de hábitats, lo que provoca pocas oportunidades

protege dentro del Apéndice I; mientras que la Unión Internacional para la Conservación

para la reproducción y altos niveles de competencia entre machos (Crockett 2003;

de la Naturaleza (UICN) la ubica como de baja preocupación (Least concern).

Cristóbal-Azkarate et al. 2004). Aún cuando existen suficientes referencias que indican

que los monos aulladores pueden sobrevivir por periodos largos de tiempo en fragmentos de selva (Estrada et al., 2002); esta situación puede reducir de modo significativo el potencial reproductivo de las poblaciones, ocasionando su degeneración, y a mediano o largo plazo su extinción local. El mono aullador negro figura en las listas de la Norma Oficial Mexicana de Especies en Riesgo (NOM-059-ECOL-2010) y de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), bajo la categoría de peligro de extinción (P). Por otra parte, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) la protege dentro del Apéndice I. At e l e s g e o f f r o y i ( K u h l , 1 8 2 0 ) Mono araña El mono araña es de cuerpo esbelto y alargado. Su cabeza es chica en proporción al cuerpo. Tiene un rostro desnudo alrededor de los ojos y hocico; éste último prominente. Sus extremidades son largas y delgadas; las manos tienen cuatro dedos en forma de garra y un pulgar vestigial; la cola es prensil, larga y con la punta desnuda. El pelaje de su cuerpo tiene una coloración que varía entre negro, café y rojizo. Se distribuye en las selvas tropicales de Tamaulipas y San Luis Potosí, hacia el sur de México, pasando por Veracruz, Tabasco y Campeche hasta la península de Yucatán, así como en Oaxaca y Chiapas. En Veracruz se encuentra en las selvas altas perennifolias y medianas subperennifolias (Estrada y Coates-Estrada, 1984). En Chiapas se le ha podido registrar en manglares (Álvarez del Toro, 1977), mientras que en la Península de Yucatán en selvas bajas pantanosas, en la selva baja subperennifolia y en la vegetación de los petenes (Watts y Rico-Gray, 1987). En México habita desde el nivel del mar hasta los 1500 msnm. El mono araña es de hábitos diurnos y dentro de las selvas tropicales se le puede observar en tropas de hasta 50 individuos, en los estratos medios y altos (Silva-López et al., 1987), donde se alimenta de frutos de una amplia variedad de especies de plantas tropicales (Ramos-Fernández et al., 2003; Silva-López, 2005). En condiciones de ambientes conservados sus poblaciones pueden ser grandes, tal es el caso de la región de Punta Laguna en Yucatán, donde se estimaron 89.5 individuos por Km2, es decir, una población total de 648 individuos en dicho santuario, que tiene unos 7.7 km2. Sin embargo, en términos generales sus poblaciones están declinando debido a la fragmentación de su hábitat, lo mismo que por la caza furtiva y el comercio de mascotas y pieles (Cuarón, 1991). Por esta razón, se efectúan importantes esfuerzos por la preservación de sus poblaciones, como los realizados por Pronatura-Yucatán en la reserva de Punta Laguna (Ramos-Fernández et al., 2003), y en el Área Destinada Voluntariamente a la Conservación (ADVC), en el ejido de Nuevo San José Río Manso, en Oaxaca (Ortiz-Martínez et al., 2012). El mono araña está enlistado por la Norma Oficial Mexicana de Especies en Riesgo (NOM059-ECOL-2010), y por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una especie en peligro de extinción (P); mientras que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), la protege dentro del Apéndice I.

Pa n t h e r a o n c a ( L i n n a e u s , 1 7 5 8 ) Jaguar El jaguar es el tercer felino más grande del mundo, después del tigre y del león, y una de las especies más carismáticas del continente americano. El color de su piel varía de amarillo pálido a café rojizo, presentando sobre sí manchas negras en forma de roseta; también se pueden presentar individuos melánicos, de color negro o pardo negruzcos, con manchas solo visibles a contraluz. Actualmente no se cuenta con registros confirmados en vida libre, porque sus hábitats naturales han disminuido drásticamente y se desconoce si aún se le podría encontrar (Chávez y Ceballos, 2005). La distribución histórica del jaguar en México incluía regiones tropicales y subtropicales, desde Sonora y Tamaulipas, extendiéndose al centro del país en la cuenca del Río Balsas hasta el Estado de México, siguiendo por las vertientes del Pacífico y Golfo de México hasta la Península de Yucatán OJO. Se localizaba en un gradiente altitudinal que va desde el nivel del mar hasta los 2000 msnm, aunque la mayor parte de los registros provienen de localidades de menos de 1000 msnm. Por su tamaño, se sabe que se refugiaba en cuevas y áreas con coberturas vegetales densas. Al jaguar se le considera un carnívoro oportunista, debido que puede alimentarse de una amplia gama de presas, que incluyen más de 85 especies entre invertebrados y vertebrados (Seymour, 1989). De acuerdo con Emmons (1987), sus presas más comunes son los mamíferos mayores de un kilogramo de peso, algunos reptiles y aves. En la Reserva de la Biosfera de Calakmul, Campeche, las presas más importantes para su dieta son el pecarí de collar (Pecari tajacu), el tejón (Nasua narica) y el armadillo (Dasypus novemcinctus) (Aranda, 1993); mientras que en las selvas bajas de Jalisco, además de estas presas también se incluye el venado cola blanca (Odocoileus virginianus) (Núñez et al., 2000). Conductualmente, es un felino solitario que sólo busca pareja en los periodos de reproducción. Las hembras poseen territorios menores que los machos, y en ambos casos está restringido a áreas con abundancia y disponibilidad de alimento. Resultados de diversas investigaciones revelan que la distribución del jaguar se ha reducido como resultado de la fragmentación de su hábitat, en especial por la presencia de carreteras y poblados (Zaraza et al., 2007, Conde et al., 2010, Colchero et al., 2011). Se estima que el jaguar ha perdido cerca del 66% de su distribución original, mientras que el 44% restante está representado en su mayoría por las selvas tropicales, lo que es patente por estudios realizados en las distintas regiones consideradas como prioritarias para su conservación, por el Programa de Recuperación de la Especie (PREP) del jaguar en México: noroeste de Yucatán; Sian Ka’an, Quintana Roo; Calakmul, Campeche y Quintana Roo; Lacandona, Chiapas; Chimalapas, Oaxaca; Chamela-Cuixmala, Jalisco; Corredor Región Occidente (Nayarit, Jalisco, Michoacán); noreste de Sonora; y Tamaulipas.

I . n o r o e s t e d e y u c atá n

contaba tan sólo con 500 000 hectáreas cubiertas de bosque (Vásquez y Ramos, 1992),

En el noroeste de la península –que incluye cerca de 40% del territorio de la Reserva de la

y para el 2007 con sólo 412 910 (Cruz et al., 2007). En esta región Mendoza y Dirzo

Biósfera Ría Lagartos (RBRL), la reserva privada “El Zapotal” (23.5 Km2), y tierras

(1999) calcularon una tasa de deforestación de 2.1 al 3.3% anual, lo que resulta en un

ejidales colindantes compuestas de selvas tropicales– se conjuntan 4,000 km2 de hábitats

panorama alarmante, ya que alberga un jaguar por cada 23 a 35 km2 (Aranda, 1996).

potenciales para el jaguar. Se estima que en esta región la población varía entre 120 a 240

Dada la fragilidad de estas selvas, urge tomar medidas para la conservación del jaguar, lo

ejemplares, ya que se ha calculado una densidad entre 3 y 6 individuos por 100 Km2, por

mismo que de otras especies de mamíferos grandes, que suelen ser sus presas. Entre otras

lo que sería una de las poblaciones residentes más importantes de México (Faller et al.,

acciones a considerar, es prioritario mantener la conexión de la selva Lacandona con las

2007). Lamentablemente, la fragmentación de su hábitat y la escasa conectividad con

reservas que componen las Selva Maya (Sanderson et al., 2002).

las otras porciones de las selvas mayas del sur –debido a un complejo sistema carretero– amenazan sus poblaciones (Chowdhury, 2006; Vester et al., 2007).

V. c h i m a l a p a s , o a x a c a La selva de los Chimalapas, ubicada en los municipios de Santa María y San Miguel Chimalapa,

i i . s i a n k a’a n , q u i n t a n a r o o

es una región extensa de bosques y selvas en buen estado de conservación, que hasta el

Está representada en su mayoría por la Reserva de la Biósfera Sian Ka’an (RBSK), así como por

momento no han sido exploradas adecuadamente. Aquí, se ha reportado una densidad

áreas de influencia que significan uno de los macizos de selvas tropicales más importantes

de 4 individuos por cada 100 Km2, en un área de 4600 Km2, lo que demuestra que aún

de la Península de Yucatán. En estos lugares se han encontrado numerosos registros de

alberga una población importante de jaguares. Sin embargo, las presiones antropogénicas

jaguar, lo mismo que de otros felinos provenientes del interior de la reserva, y de las Áreas

ponen en serio riesgo su integridad, coincidiendo con las principales amenazas que

de Protección de Flora y Fauna Yum Balam y Otoch Ma’ax Yetel Kooh. Sin embargo,

enfrenta el jaguar en otras regiones de México: la fragmentación de su hábitat, así como

dadas las condiciones de deterioro de estos hábitats, es de vital importancia procurar

la caza furtiva del mismo y de sus presas. (Lira y Fernández, 2007).

conectividad entre ellos, al tiempo de impulsar plantes de conservación que involucren tanto a ejidatarios como a la sociedad civil.

VI. chamel a-cuixmal a, jalisc o De acuerdo con Núnez (2014), la densidad y abundancia del jaguar en dos localidades de

III . c a l a k m u l , c a m p e c h e y q u i n t a n a r o o

la selva baja caducifolia, en la costa de Jalisco, son totalmente contrastantes. En las

En las selvas tropicales perennifolia, subcaducifolia y caducifolia de la Reserva de la Biósfera

selvas bajas y medianas de la Reserva de la Biósfera de Chamela-Cuixmala (RBCC) se

de Calakmul, (RBC), se ha estimado un jaguar por cada 15 a 30 km2. Extrapolando este

han estimado 5 jaguares por cada 100 Km2, mientras que en un área sin protección,

valor a una distribución homogénea, en toda la reserva se calcula una población de

como Cabo Corrientes, se estiman 3 por cada100 Km2. Esto se debe en gran parte a la

alrededor de 181 a 482 jaguares (Ceballos et al., 2002). Posteriormente, Chávez et al.,

influencia de las actividades humanas, ya que este mismo efecto se observa también en la

(2007) señalan que considerando el área de la RBC y el Ejido Caoba, en Quintana Roo,

densidad poblacional de sus principales presas en esta región, como el venado cola blanca

en donde predominan las selvas alta y mediana, y en menor proporción las selvas baja

(Odocoileus virginianus) con una abundancia relativa 10 veces mayor en la reserva que

y baja inundable, la densidad poblacional resulta en 3.3 a 6.6 individuos por cada 100

fuera de ella, el tejón (Nasua narica) 2.5 veces y el pecarí de collar (Pecari tajacu) 2 veces

Km2. Sin embargo, de acuerdo con Colchero (2010), en esta región se estima una tasa de

más, respectivamente. De lo anterior se deduce que, además del efecto nocivo que implica

deforestación de 0.7% anual; así que de seguir esta tendencia, el último reducto extenso

la fragmentación de su hábitat, el jaguar enfrenta una competencia directa con el humano

de selvas de la región Maya corre el riesgo de fragmentarse y perder su funcionalidad

por hacerse de recursos alimentarios.

como corredor biológico del jaguar. V II . c o r r e d o r r e g i ó n o c c i d e n t e I V. l a c a n d o n a , c h i a p a s

( n aya r i t, j a l i s c o , m i c h o a c á n ) n aya r i t

Es el mayor complejo de bosque tropical lluvioso en México y el ecosistema nacional más rico,

De acuerdo con Núñez (2007), se registró la presencia de jaguares en al menos 26 localidades

por lo que alberga tres áreas naturales protegidas: el Monumento Natural Bonampak,

de la entidad; constituidas en un 65% por selvas medianas subcaducifolias y bajas

la Reserva de la Biósfera Montes Azules y la Reserva de la Biósfera Lacantún. Aunque

caducifolias, donde resaltan tres áreas de distribución, por su magnitud e integridad:

esta región se constituye como uno de los centros de más alta diversidad biológica

Marismas Nacionales, las Sierras de Vallejo y Zapotán, así como la Región Sierra.

en el país, se encuentra críticamente amenazada por la inminente destrucción de sus

En la Reserva de la Biósfera de Marismas Nacionales (RBMNN), la densidad poblacional de

ecosistemas, integrados por las selvas mediana perennifolia, mediana subperennifolia y

los jaguares se calculó en 2011 en 4.5 individuos por 100 Km2. Sin embargo, dado que su

baja subprennifolia. Originalmente contaba con una extensión de 1 500 000 hectáreas,

distribución no es homogénea, se detectó que la mayor densidad se localizaba en la zona

pero en tan sólo 40 años se ha transformado más de 2/3 de su superficie. Hacia 1992

sur de la reserva, con 4.8 a 5.9 individuos; la zona norte presentaba de 1.9 a 2.5 ejemplares

por cada 100 Km2; y las áreas con mejor estado de conservación, que suman 900 Km2,

michoacán

albergaban una población aproximada de 37 jaguares. Cifra poco alentadora, si se tiene en

Poco se sabe de la existencia del jaguar en este estado. Núñez (2007) señaló anotaciones de

cuenta que para garantizar la variabilidad genética de la población se requieren al menos

su presencia de manera indirecta (pieles, cráneos, ataques a ganado y avistamientos

50 individuos reproductivos (Eizirik et al., 2002).

de comuneros), en especial en las inmediaciones de los municipios de Coahuayana,

Por su parte, las Sierras de Vallejo y Zapotán, compuestas por selvas medianas y bajas,

Aquila, Arteaga y Lázaro Cárdenas. Posteriormente, Charre-Medellín et al., (2013), en

pastizales inducidos y manchones de encino-pino, están conectadas con las selvas del

un remanente de selva baja subcaducifolia y por medio de fototrampeo, avistaron a una

norte de Jalisco, por lo que en conjunto forman uno de los últimos fragmentos de selvas

hembra adulta y a un macho subadulto, lo que constituyó el primer registro fehaciente

tropicales al occidente de México, con un área de 1500 Km2 (Arriaga et al., 2000). De

del jaguar en la entidad. Sin embargo, es necesario realizar nuevos monitoreos en la zona

esta manera, en esta región el jaguar cuenta con cerca de 170 000 hectáreas de hábitat

para establecer si se trata de una población establecida, o de individuos errantes. Aunque

potencial; aunque, lamentablemente, es una zona donde es común su cacería y la de sus

cabe destacar que la presencia de un individuo subadulto sugiere ciclos reproductivos

presas (Núñez, com. pers.).

exitosos en la región.

Finalmente, la Región Sierra, ubicada en los municipios del Nayar y La Yesca, presenta pequeños parches de selvas medianas y bajas, en las cañadas en donde se han dado

V III . n o r e s t e d e s o n o r a

reportes de avistamientos de jaguar. Por su extensión, es de gran valor para la

La porción noreste de la Sierra Madre Oriental, en Sonora, presenta cadenas montañosas

conservación de la especie. Sin embargo, aún no se han realizado estudios sistemáticos en

que albergan diferentes tipos de vegetación, como bosques de pino y encino, matorral

el lugar (Núñez, com. pers.).

espinoso y selva baja caducifolia. En estas comunidades vegetales se han registrado tres pequeñas poblaciones de jaguares, con una densidad poblacional estimada en 1 individuo

jalisco

por cada 100 Km2 (Rosas-Rosas y Bender, 2012). De acuerdo con Carrillo et al., (2006)

Cuenta con registros históricos del jaguar, principalmente en los municipios costeros y en las

y Rosas-Rosas et al., (2007), alrededor de 3.35% de esta población es víctima de la caza

sierras de Cacoma, Manantlán y El Tuito (Núnez et al., 1981; Ceballos y Miranda, 2000;

furtiva o del control de depredadores; por lo que se implementó un plan de conservación

Núñez, 2006). En la actualidad, se tienen detectadas 22 localidades con su presencia: 60%

de los ecosistemas, a través del manejo cinegético de la fauna silvestre (Unidades de

son áreas con selva baja caducifolia, 25% con selva mediana y 15% con bosques de pino-

Manejo Ambiental —UMA: “Programa de Conservación del Jaguar en la Sierra Alta de

encino (Núñez, 2007).

Sonora” UMA-SEMARNAT-292- SON), así como una estrategia de educación ambiental,

Por lo tanto, la distribución del jaguar se concentra en las selvas tropicales de los municipios de La Huerta, Cihuatlán, Tomatlán, Cabo Corrientes, Puerto Vallarta, Casimiro Castillo y

dirigida a ganaderos y estudiantes de nivel básico, resaltando la importancia de preservar los recursos naturales (Rosas-Rosas, 2006).

Talpa. Además de la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala, se han detectado otras dos regiones como prioritarias para la preservación del jaguar: Cabo Corrientes-Ameca y la Sierra

IX . t a m a u l i p a s En la selva baja caducifolia de la Sierra de Tamaulipas, en un área disponible de 3666 Km2, se

Cacoma-Manantlán. La primera por su extensión y buen estado de conservación (Arriaga

ha estimado una densidad de 3.5 individuos por cada 100 Km2 (Ortega-Huerta y Medley,

et. al., 2000; Curiel y Ramos, 2003); y la segunda por encontrarse en la Reserva de la

1999). Cabe resaltar que, de acuerdo con estudios realizados por Rodríguez-Soto et al.,

Biósfera Sierra Manantlan.

(2011) y Rodríguez-Soto et al., (2013), las poblaciones de jaguares presentes en las selvas

La región Cabo Corrientes-Ameca, compuesta de selva mediana, selva baja y bosque de pino-

tropicales de la Sierra Madre Oriental y de la Sierra de Tamaulipas, pueden encontrar

encino, se conecta con sitios en donde también se han registrado jaguares: la Sierra de

conectividad con la región norte de la Sierra Mixe de Oaxaca, a través de los bosques

Vallejo y Zapotán, en Nayarit, y con el municipio de Tomatlán, Jalisco, favoreciendo, así,

de niebla de la Sierra Madre Oriental. Este hecho constituye una vía viable para el

la funcionalidad del área como un corredor biológico natural para el jaguar.

mantenimiento del flujo genético entre las poblaciones de Tamaulipas y Nuevo León y las

Por su parte, la región Sierra Cacoma-Manantlán tiene vastos reportes de ataques a ganado, y

del sureste de México.

en años recientes registró el avistamiento de la especie, lo que sugiere la presencia de una

En la Norma Oficial Mexicana de Especies en Riesgo (NOM-059-ECOL-2010), el jaguar

población pequeña (Núñez et. al., 2007). Este sistema serrano tiene conectividad directa

está catalogado como una especie en peligro de extinción (P); mientras que la

con la Reserva de la Biósfera Chamela-Cuixmala, mediante corredores de vegetación que

Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo califica como

favorecen el flujo genético de las poblaciones de jaguar entre las dos reservas.

casi amenazada (Near threatened). Por su parte, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), la protege dentro del Apéndice I.

conclusiones Sin duda, la fragmentación de hábitats naturales es una de las razones primordiales de la pérdida de especies silvestres; siendo aún más evidente en aquellas de talla mediana y grande, como el mono araña, los monos aulladores y el jaguar. Ante este panorama, es necesario fortalecer las políticas de conservación de los ecosistemas, al tiempo de incentivar la divulgación del conocimiento científico hacia la población nacional, con el fin de hacer conciencia de la importancia de preservarlos por su valor biológico, evolutivo y estético, para mantener y acrecentar la riqueza de nuestros recursos naturales. En el caso específico de la mortalidad del jaguar, se considera que las causas principales son la destrucción y fragmentación de sus hábitats, pero sobre todo la cacería ilegal (Medellín et al., 2002; Sanderson et al., 2002; Zarza et al., 2005). Aunque en otras investigaciones sobre carnívoros mayores se ha reportado que la degradación del hábitat, particularmente de la vegetación, no es por sí misma una limitante, sino la actividad humana presente en las áreas donde habitan (Chapron et al., 2008). Es el caso de la región Chamela-Cuixmala, donde es la actividad humana la que reduce directa o indirectamente la densidad del jaguar y la abundancia de sus presas. Por lo mismo, resulta gratificante que, a pesar de la fragmentación del hábitat, a la fecha se ha mantenido la conectividad genética entre las poblaciones de jaguar (Eizirik et al., 2001; Rabinowitz, 2006).

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