La sección 22 del SNTE. Una aproximación a su lógica y a su organización interna

July 3, 2017 | Autor: Luis Arturo Tapia | Categoría: SNTE, Educación En Oaxaca, CNTE
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Descripción

La sección 22 del SNTE. Una aproximación a su lógica y a su organización interna Luis Arturo Tapia G.* Junio, 2015 [Trabajo incluido en Bautista M., Eduardo et.al.(Coords.)(2016). Participación y rupturas de la política en México. Subjetividad, luchas y horizontes de esperanza. México, MAPorrúa, IISUABJO.] Introducción La sección 22 del SNTE (S-22) ha devenido un actor político-sindical sin contrapesos en el sistema educativo oaxaqueño. Esta condición le ha permitido trasladar su agenda laboral de manera efectiva a la agenda educativa del estado, por lo que la distribución de bienes del sistema ha terminado sesgándose a favor del magisterio y en detrimento de las demandas de otros grupos de población interesados en la educación. Esta situación parece el resultado de un uso eficaz de los recursos y de las estrategias de negociación disponibles por parte de las dirigencias de la S-22 frente a gobiernos orientados desde hace varias décadas a la construcción de una gobernabilidad basada en las prebendas y en el intercambio de recursos públicos. La configuración de este sistema educativo con presencia de un actor predominante se da en el marco de la ruptura del pacto fiduciario entre gobierno y gobernados a causa de la corrupción endémica de la clase política y de la ineficiencia de la administración pública en el proceso de formulación-resolución de demandas sociales. Finalmente el escenario aquí enunciado tiene lugar en el contexto de lo que pareciera el fracaso del modelo democráticoliberal de organización y representación política, uno de cuyos síntomas sería la persistencia y multiplicidad de proyectos y prácticas locales fundadas en la tradición comunal, mismas que han permeado en la organización de la S-22 y en el movimiento que protagoniza.1 Luego de treinta y cinco años del denominado movimiento democrático de los

* Investigador de Cátedras CONACYT en el CIESAS Pacífico Sur. 1 Algunos desarrollos iniciales de estas ideas los planteé en un texto publicado en el Blog de la revista nexos. Disponible en línea: http://redaccion.nexos.com.mx/?p=5557, última consulta 20 de mayo del 2014.



trabajadores de la educación de Oaxaca (MDTEO) y frente al documentado éxito de la S-22 a favor de su agenda laboral, surgen varias preguntas acerca de los factores que han incidido en su eficacia como actor político-sindical, y acerca de sus efectos no previstos luego de su larga trayectoria de lucha. Por ejemplo, surge la interrogante acerca de cómo logró combatir y desterrar de entre sus filas a los grupos vanguardistas de Jonguitud Barrios -que en otras entidades se reconfiguraron como fracciones institucionales bajo el mando de Elba Esther Gordillo.2 También llama la atención que el MDTEO se haya mantenido organizado y activo durante más de treinta años, luego de que muchos de los movimientos sociales surgidos en los años ochenta tendieron a reconfigurarse o desparecer luego de unos años (Luna A. & Arellanes M., 2009). Finalmente, y frente a la evidente eficacia que muestra el movimiento para trasladar su agenda a la política educativa y para obtener ventajas sustantivas para sus agremiados, empieza a plantearse la pregunta de si acaso puede un actor tan eficaz mostrar algún límite en sus demandas, es decir, si puede en algún momento auto contenerse de manera estratégica en sus demandas cuando se pone en riesgo la viabilidad financiera del sistema educativo, o cuando una reforma (educativa) amenaza con aplicar nuevas reglas que sancionarían la defensa del statu quo. Estas preguntas y su abordaje forman parte de una investigación en curso a cargo del autor de este capítulo. Sin embargo, el incipiente desarrollo del estudio no permite agotar las interrogantes planteadas ni ser conclusivo en las respuestas, de modo que el objetivo de este capítulo es modesto, se pretende hacer una aproximación analítica a la lógica y a la organización internas de la S-22 y del MDTEO, esperando contribuir en la definición de horizontes teóricos que ayuden en la comprensión del movimiento magisterial oaxaqueño.3                                                              2

Por el contrario, en Oaxaca los grupos ex-vanguardistas se reconfiguraron y se asimilaron a la disidencia magisterial ante la pérdida de espacios de representación y de participación sindical al interior de la S-22 (Entrevista 25,). Se trata de una situación única, ya que en entidades con fuerte presencia del magisterio disidente éste en general comparte las filas seccionales con fracciones institucionales (v.gr. S-7, S-9, S-18). Por otro lado, el argumento de que las S-59 que surgió en Oaxaca en el año 2006 sería un rebrote del institucionalismo resulta una tesis debatible (Entrevista 8). 3 En opinión de algunos observadores, es necesario distinguir entre la dirigencia de la S-22 y el MDTEO. A diferencia de la dirigencia, este último se podría referir como un movimiento de bases en cuyo seno se desarrollan iniciativas y proyectos educativos alternativos y que guardan distancia de unos pretendidos procesos de burocratización de la dirigencia seccional. Se trata de proyectos educativos generados en los márgenes del sistema educativo estatal, pero posibilitados por los espacios de autonomía ganados por la propia S-22 (Meyer & Maldonado, 2004). Aunque es una observación pertinente, en el marco de este texto no se hará la distinción, pero se asume que en futuros trabajos se tendría que pensar en las implicaciones que esta distinción tiene para fines de comprender al actor bajo estudio (Sánchez P., 2015).



Se echa mano de incipientes evidencias empíricas recabadas a través de entrevistas a profundidad con maestros, docentes y analistas oaxaqueños. El trabajo se ha generado desde una perspectiva que recurre a múltiples enfoques y perspectivas generadas en el seno de la ciencia política y de los estudios sobre grupos de interés. Así por ejemplo, la identificación del papel y del lugar de la S-22 en el seno del sistema educativo parte de un enfoque sistémico de la política (Easton, 1981, 2006), y se analizan las interacciones que se tejen en torno a las decisiones de políticas, según lo refieren los estudios sobre el policy process (Hill, 1997; Lidblom & Woodhouse, 1993; Sabatier, 1999). También se recupera la perspectiva planteada por los estudios sobre los grupos de interés (Cigler & Loomis, 2012; Petrarca, 1992) para acercarse a la organización y lógica de la S-22, aunque en esto último se echa mano de otros recursos analíticos, mismos que están lejos de constituir una teoría o una perspectiva unitaria.4 Su carácter exploratorio busca orientar el análisis futuro acerca del actor que aquí interesa. La producción académica en torno a la S-22 muestra distintos grados de desarrollo según sea el aspecto que se analice. Algunos trabajos pioneros documentan y ayudan a entender, por ejemplo, los orígenes del MDTEO (Cook, 1996; Martínez V., 2005; Yescas M. & Zafra, 2006). Otros estudios ofrecen un acercamiento a etapas particulares del desarrollo del MDTEO (Núñez M., 1990; Pelaez R., 1999; Yescas M., 2006; Zafra, 2008). Otros más abordan los dilemas y contradicciones más recientes (López, 2010; Vicente C., 2006b; Yescas M., 2008). Atención especial ha recibido el movimiento del 2006 en el que la S-22 jugó un papel protagónico (Bolos & Estrada, 2010; Esteva, 2010; Esteva, Ortega B., Rus, & Lerager, 2007; Estrada S., 2010). Finalmente, y de manera particular algunos trabajos han analizado la presencia del componente étnico en el movimiento magisterial (Bautista M., 2010a, 2013; Kraemer Vayer, 2004; Montes G., 2006). Sin embargo, a juicio del autor, todavía existen lagunas cognoscitivas en torno a la organización y lógica de la S-22. De manera particular resulta necesario generar claves de interpretación que rebasen la perspectiva de los actores buscadores de renta (rent-seekers), según la cual, la dirigencia de la S-22, emulando las                                                              4

El uso del concepto de “lógica de los actores” es frecuente, sin embargo, es menos frecuente su definición. Siguiendo a Buchanan aquí se utilizará el concepto de "lógica” para referirse a la “lógica de la acción”. Con este término se hace referencia al marco cognitivo que un actor antepone a las opciones de comportamiento que vinculan medios y fines. Una lógica de la acción es, pues, un esquema, un mapa cognitivo o marco que vincula acciones a objetivos. Los principales elementos de la lógica de la acción incluyen características del contexto organizacional, la variedad de tácticas políticas, la mezcla interrelacionada de resultados personales y organizacionales, entre otras (Buchanan, 1999).



estrategias de la dirigencia nacional del SNTE, estaría abocada únicamente a la obtención de porciones crecientes de recursos públicos (i.e. renta) sin contribuir a la generación de bienes.5 En las siguientes páginas se propone una lectura alternativa del MDTEO y de la S-22 según la cual su organización y lógica serían el resultado de un ensamble de dos conjuntos de elementos: en primer lugar, algunos rasgos organizativos heredados del movimiento indígena estatal que aportarían cohesión interna, reglas para la distribución de cargos, métodos de consulta de bases y criterios horizontales para la distribución de costos y beneficios del movimiento. En segundo lugar, la adscripción a un discurso contestatario que funcionaría como incentivo para la perdurabilidad del movimiento y para la configuración de su agenda, además de que generaría procesos de “depuración” política y discursiva al interior de la asamblea estatal, lo que en los últimos años aislaría de este órgano las posturas negociadoras o conciliadoras frente a los gobiernos federal y estatales. Para desarrollar esta perspectiva de análisis el capítulo se organiza en tres apartados. En el primero, se enuncian los elementos que indican la singularidad de la S-22 y del MDTEO en el contexto del sindicalismo magisterial del país. En el segundo apartado se desglosan los elementos que se han trasladado del movimiento indígena a la S-22 y al MDTEO. En el tercero se analizan las implicaciones que en términos de organización y agenda tiene la adscripción del actor sindical a un discurso contestatario.

I.

Un movimiento social singular

Junto con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), de la que forma parte, el MDTEO se cuenta como uno de los muchos movimientos nacidos al fragor de las coordinadoras de masas constituidas en los años 70 y 80. Sin embargo, también es uno de los pocos que perduran hasta hoy (Luna A. & Arellanes M., 2009). Dentro de los movimientos sociales nacidos en esos años, el del magisterio oaxaqueño ha destacado por su gran capacidad de organización/movilización y por lograr una fuerte autonomía política frente a la dirigencia nacional del SNTE.6                                                              5

Esta perspectiva ha resultado útil para analizar la lógica de la dirigencia nacional del SNTE, mas no así la de la S-22, como se intenta observar en este trabajo. Un desarrollo en el primer horizonte se puede ver en (Bensusán & Tapia, 2011). Para un acercamiento a la perspectiva de los sindicatos magisteriales como buscadores de renta en el caso estadounidense se puede consultar la amplia producción generada (Boers, 1989; Brimelow, 2004; Coulson, 2010; Hoxby, 1996; Moe, 2011; Tucker, 2011). 6 Para conseguirlo ha seguido un proceso de configuración política gradual que inició en el año 80 con el



Como expresión disidente al interior del Sindicato, la S-22 ha venido madurando como un modelo sindical pretendidamente alternativo y casi paralelo al conjunto de secciones institucionales (SS.II.). Para lograrlo, ha desarrollado una estrategia encaminada a construir una organización que por un lado busca romper con las viejas prácticas de la extinta Vanguardia Revolucionaria y de las secciones institucionales, y por el otro establecer rasgos de una democracia de base que impida la formación de una oligarquía sindical.7 Los procesos al interior del MDTEO han hecho que Oaxaca registre la experiencia mejor organizada de disidencia magisterial en el contexto del sindicalismo que protagonizan los afiliados del SNTE. Esta disidencia se traduce en una particular capacidad de veto a las políticas educativas diseñadas en el estado o en el centro del país, así como en una alta frecuencia y diversidad en el repertorio de movilizaciones, y también en una estructura y funcionamiento internos en los que las reglas bajo las que se distribuyen los bienes y ventajas del sistema educativo resultan más horizontales que en otras secciones. 8 Finalmente, la ideología política que traslucen los discursos de sus dirigencias, entre otros rasgos, permiten dibujar un contraste que separa a la S-22 de otras secciones al interior del SNTE e inclusive al interior de la misma CNTE.9 Por la eficacia en sus estrategias de presión y por los resultados que ha obtenido luego de más de tres décadas de lucha, la S-22 resulta un actor político tan complejo como controversial, de suerte que frente a éste emergen en la opinión pública dos posturas en tensión: para algunos -léase, los detractores- luego de más de treinta años del MDTEO, se                                                              desconocimiento de su dirigencia estatal, pasando en los siguientes años por una fuerte experiencia de organización y movilización, alcanzando unos años después el reconocimiento provisional -y luego definitivode su comité ejecutivo seccional (CES) elegido de forma autónoma; es decir, sin injerencia política de actores externos, incluyendo la de la dirigencia nacional del SNTE (Cook, 1996; Martínez V., 2005; Yescas M. & Zafra, 2006). 7 Con este fin se formularon en 1982 los denominados veinte principios rectores, un conjunto de reglas metaestatutarias que disponen formas propias de organización. El contenido general de los principios incluye puntos como la no reelección en el comité ejecutivo seccional (CES); la participación de las bases magisteriales en las decisiones; la rendición de cuentas a las bases; el rechazo a todo tipo de control político del Estado, los partidos o las corrientes ideológicas; la reivindicación de la democracia y la libertad sindicales; el rechazo a la imposición, represión o corrupción de los dirigentes; la alianza con obreros y campesinos por sus reivindicaciones de clase; la asamblea estatal, como máximo órgano sindical; y la revocabilidad de los dirigentes cuando no cumplan con sus tareas o incurran en actos de corrupción, irresponsabilidad, negligencia o se dediquen a labores contrarias al movimiento, entre otros (Martínez V., 2007). 8 Un hecho en particular que confirmaría esta idea es el complejo movimiento que protagonizó, junto con otras organizaciones sociales agrupadas en la denominada Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en el año 2006. El trabajo de Manuel Garza en este mismo volumen documenta este movimiento. 9 Un recuento más detallado de estos rasgos y de estos contrastes se puede ver en (Tapia, 2013).



puede obviar la existencia de un efecto sindical negativo en las aulas del estado, expresado esto en los bajos resultados que la entidad obtiene en las pruebas estandarizadas.10 Para otros -léase, los defensores- esta conjetura no sería tan obvia. En su lugar señalan que los bajos resultados educativos estarían asociados a la precariedad de los contextos educativos, a la pobreza, a la marginación, a la falta de infraestructura, en una palabra, a las malas condiciones de enseñanza y de aprendizaje en el estado (Sección 22, 2012b), además de la falta de pertinencia lingüística, cultural y étnica de los servicios educativos en una entidad con una marcada composición pluricultural y pluriétnica.11 El éxito político-sindical de la S-22 tiene lugar en el contexto de un sistema político cuyos gobiernos han recurrido sistemáticamente al verticalismo en la toma de decisiones (Bautista M., 2010b; Castro R., Leyva M., & Vásquez, 2010; Martínez V., 1990) y tanto a los arreglos políticos como al reparto de canonjías (o a la fuerza) como mecanismos para construir una gobernabilidad cada vez más precaria y financieramente insostenible.12 La existencia de una gobernabilidad pactada se ha traducido en la configuración de un sistema de formulación de decisiones públicas con reglas y arenas poco claras, por lo que bien se podría decir que hay demasiada política (politics) en torno a las políticas (policies). 13 Todos -incluidos los gobiernos- han jugado al margen de una ley que en los hechos nadie parece reconocer como marco de acción válido para la disputa entre agendas y para la formulación de decisiones públicas.14

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Una organización que ha sostenido reiteradamente esta postura en los medios de comunicación es Mexicanos Primero. Ver por ejemplo, “Cúpula sindical es delincuencia organizada: Mexicanos Primero” Diario Oaxaca, Viernes, 12 de Junio de 2015, última consulta 13 de junio de 2015. 11 Tal es el argumento con el que la dirigencia de la S-22 resiste la aplicación de las evaluaciones que forman parte de la reforma educativa del 2012-2013. Se plantea como un acto injusto el evaluar el trabajo de docentes que se enfrentan a situaciones precarias (Seccion 22, 2011). 12 La única forma en que los gobiernos estatales han intentado gobernar ha sido pactando o imponiendo la gobernabilidad con los grupos de interés existentes, lo que en los hechos se ha traducido en un sistema político protagonizado por grupos de interés que compiten por lo recursos públicos que envía la federación. Se negocia con los grupos la paz, la tranquilidad, el orden dando a cambio ventajas, bienes, cargos, presupuesto, y esto con el tiempo configura una debilidad estructural de los gobiernos, además de quebrar las finanzas públicas frente a la depredación de los grupos. Los gobiernos priístas heredaron al gobierno de la alternancia un sistema político de gobiernos debilitados y muy corruptos (López, 2007). 13 Una distinción entre estos conceptos y los procesos que suponen cada uno, en el ámbito latinoamericano, lo ofrece (Scartascini, Spiller, Stein, & Tommasi, 2008). 14 Aunque aquí no es posible hacerlo, es necesario documentar y sistematizar la dinámica y las características de los conflictos en Oaxaca a fin de evidenciar la exclusión del marco normativo en los proceso de disputa. Un trabajo aproximativo en este horizonte es(Correa-Cabrera, 2012).



Un actor monopólico En el marco de decisiones públicas sujetas a relaciones de fuerza y no a la ley, las estrategias desplegadas por la dirigencia de la S-22 le han permitido constituirse en un actor predominante y sin contrapesos en el sistema educativo oaxaqueño. Esto puede observarse en el hecho de que son innumerables las áreas del sistema en las que incide como actor predominante, inclusive con mayor relevancia que la propia autoridad educativa o el ejecutivo estatal (ver Figura 1).

Figura 1. Interacciones de la S-22 dentro del sistema educativo oaxaqueño

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas

Las dirigencias de la sección mantienen interacciones de acuerdo-conflicto con padres de familia (ver intersección “d” en la Figura) y con las comunidades locales (intersección “g”). Por supuesto se trata de un espacio a veces consensual y a veces conflictivo (Núñez M.,



1990).15 Por otra parte, también inciden en las dinámicas de trabajo de docentes (intersección “h”), directores escolares, y en la estructura intermedia (i.e. supervisores escolares).16 De la misma manera, incide en las áreas que conforman las interacciones de los centros de formación de maestros con el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) (intersección “c”) y de éste último con el titular del ejecutivo estatal (intersección “a”).17 En todas estas interacciones la S-22 se desempeña como actor dominante, con mayores recursos de negociación-presión que sus contrapartes, por lo que termina fijando su agenda o sus preferencias frente a las de otros actores. En la intersección “b”, es decir, en la de la S-22 con el IEEPO se ha documentado recientemente en prensa que 11 maestros son nombrados cada cuatro años como jefes de departamento, y otros 66 para que trabajen en apoyo administrativo y técnico de cada uno de estos. También designa a alrededor de 880 supervisores escolares y nombra a los jefes de sector.18 Quizá la intersección “a” de la Figura 1 -en la que tienen lugar las negociaciones que entablan la dirigencia seccional, el titular del ejecutivo estatal y el titular del IEEPO cada añosea una de las arenas más relevantes, dado que ahí se definen asuntos como la distribución de recursos públicos a través de bonos e incrementos salariales, además de las reglas locales de ingreso y permanencia a la docencia, entre otras. Treinta años después de la emergencia del MDTEO se ha configurado un actor que define demasiados términos de intercambio. Está presente en demasiados espacios del sistema                                                              15

Este el ámbito en que se están generando muestras de inconformidad por parte de los padres de familia y que terminan con la toma de escuelas a fin de impedir el ingreso de los docentes, a quienes consideran conflictivos o “faltistas”. Las interacciones del MDTEO con las comunidades son un tema particular y muy relevante, pero poco estudiado. Una aproximación se puede hacer a través de la prensa. 16 No se pueden referir aquí sólo los efectos del MDTEO en el uso del tiempo lectivo y en el calendario escolar, sino que se plantean formas de participación y consulta que terminan generando reglas no escritas y dinámicas de castigos y premios, como es el hecho de que sean las propias asambleas escolares las que sancionen a los profesores que se ausentan durante las movilizaciones, o que sea a través de estos mismos métodos de consulta que se definan reglas para la asignación de grupos a los docentes, como aquella de que los docentes nuevos en una escuela deben atender a los primeros grados. Otro elemento es el hecho de que los directores y supervisores hayan perdido de facto facultades a causa del poder sindical (Tapia, 2013). 17 En uno los conflictos entre los alumnos de las escuelas normales y el IEEPO en agosto del 2014 fue notable el hecho de que la dirigencia de la S-22 hubiese fungido como mediadora entre las partes (ver prensa del periodo). También hay que observar que las negociaciones con el gobierno estatal tienen lugar a pesar de que jurídicamente no existe el derecho a la negociación colectiva por parte del magisterio y de que la autoridad educativa no está obligada a pactar las condiciones de trabajo, según establece el apartado B de la LFT y en la LFTSE. 18 Ver “Arrebata Sección 22 funciones de IEEPO” por Virgilio Sánchez. Oaxaca, México (26 junio 2015) Disponible en www.reforma.com. Consulta 26 de junio del 2015



educativo, y no tiene contrapesos. En aras de la democratización del SNTE y de la mejora en las condiciones de trabajo –consignas que abanderó el movimiento magisterial emergente en los años 80- la S-22 terminó colonizando no sólo áreas estratégicas del IEEPO, sino gran parte del sistema educativo estatal, lo que se tradujo por otro lado, en la generación de espacios de autonomía frente a la autoridad educativa.19 II.

La herencia indígena

En este apartado se abunda en la idea según la cual la organización y la lógica del MDTEO y de la S-22 habrían heredado del movimiento indígena estatal al menos tres rasgos que aportarían cohesión interna, reglas para la distribución de cargos, métodos de consulta de bases y criterios horizontales para la distribución de costos y beneficios del movimiento. De alguna manera contrario a la tesis de Kraemer (2004) que sostiene que el MDTEO terminó incidiendo en la cultura política de las comunidades indígenas –en particular en términos de los repertorios de protesta-, aquí se plantea la existencia de un proceso inverso según el cual el movimiento magisterial se apropió de prácticas organizativas y deliberativas de las comunidades indígenas.20 Esto supone la conformación de un actor sui generis que encuentra en los rasgos de la organización comunitaria recursos para contrarrestar sus propias contradicciones internas, es decir, las tendencias oligárquicas que aquejan a las organizaciones (Michels, 2008) y la proliferación de los free-riders (Olson, 1971). La cultura de la resistencia de los pueblos indígenas se podría referir como un conjunto de prácticas encaminadas a confrontar lo oficial-gubernamental, y que sospechan de lo que viene de “arriba” o de “fuera” bajo el ropaje de decisión, programa o política pública.21 Esto por supuesto está correlacionado con lo que al inicio (vid. Supra, Introducción) se ha enunciado como la ruptura del pacto fiduciario que funda la sociedad política. En un fuerte paralelismo con la cultura de resistencia de los pueblos indígenas, el                                                              19

A este respecto es importante observar que algunos colectivos magisteriales han aprovechado estos espacios de autonomía para ensayar proyectos de educación alternativa. Algunos resultan esfuerzos importantes por generar una oferta educativa cultural y étnicamente pertinente. Un trabajo que documenta de forma exhaustiva estos proyectos es el de (Meyer & Maldonado, 2004). 20 Por supuesto que no se trata de procesos excluyentes. Ambos procesos pueden coexistir bajo una perspectiva que suponga un proceso de apropiaciones bidireccional por el cual las comunidades y el MDTEO en realidad se retroalimentan. 21 Sobre este punto, y refiriendo un trabajo de Fábregas (1995), Benjamín Maldonado (2011) plantea que en Oaxaca existe una cultura de la resistencia, “…resultado de la organización social en contra del orden colonial y la redefinición del universo de la identidad para mantener lo propio” (p. 32). Es, sigue escribiendo, “…la respuesta a un orden totalitario, impositivo, autoritario al extremo, como lo fue el régimen colonial…”, y configuró “…estructuras de poder opuestas al poder”. (p. 32)



movimiento magisterial plantea una resistencia que se opone a los modelos integracionistas en la educación y que busca romper una relación de dominación con el comité ejecutivo nacional del SNTE (CEN-SNTE), con la SEP y en general con el gobierno federal (Sección 22, 2011e, 2012a, 2012c). Además, reivindica lo propio, la propia organización, las propias reglas frente a los intentos de reglamentación externos, y esto se ve claramente en la resistencia a las distintas reformas educativas y en el intento actual de empujar su propia reforma a la educación argumentando la falta de pertinencia cultural del modelo diseñado en el centro del país frente al contexto multicultural oaxaqueño (Seccion 22, 2012).

La asamblea No es posible resumir aquí las características, las implicaciones y el significado de la asamblea para la organización y vida de las comunidades originarias.22 Aquí lo que interesa recuperar es la idea de que la asamblea comunitaria es el lugar privilegiado para la deliberación y para la toma de decisiones en los pueblos originarios de Oaxaca. En las asambleas se generan acuerdos, se establecen reglas de interacción social, se fijan sanciones para los infractores de los usos y costumbres, se acuerdan estrategias de desarrollo, la organización económica, se renuevan las autoridades de la comunidad, etc. Esta centralidad se replica en la S-22 y en el MDTEO. La asamblea estatal del magisterio se definió dentro de los veinte principios rectores (vid. Supra, nota al pie 7) como el órgano central para la deliberación y la toma de decisiones en la S-22. Se trata de una figura meta-estatutaria, una conquista que se insertó en la estructura de la sección. De su práctica deriva a su vez la importancia de las asambleas delegacionales y regionales como componentes centrales en la organización y dinamismo interno del MDTEO.23 Para entender la importancia de la asamblea en la vida interna de la S-22 habría que contrastar su caso con las llamadas SS.II. En el plano de la estructura interna tanto las SS.II.                                                              22

Existe literatura más o menos abundante que ayuda a entender la organización de los pueblos originarios, y en particular aquello que algunos denominan comunalidad, particularmente en el contexto oaxaqueño (Carreño, Durand P., & Hernández D., 2007; Hernández-Díaz, 2001; Hernández-Díaz & Martínez, 2007; Hernández-Díaz & Selee, 2012; Maldonado A, 2006; Martínez L., 2003; Meyer & Maldonado, 2004; Rendón M., 2003) 23 La centralidad de la asamblea no es evidencia suficiente de que en la sección se hayan desterrado completamente prácticas no democráticas. Inclusive, algunos desde una vertiente liberal discutirían si el asambleísmo es una práctica plenamente democrática (Riker, 1982). La forma en que se elige a la dirigencia no deja de ser sui géneris para evitar la manipulación de los congresos electivos (Sección 22, 2008).

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como la S-22 se constituyen formalmente como democracias delegativas. Los delegados son revestidos de facultades para mediar, gestionar y representar a los trabajadores de la educación ante la autoridad y ante los comités ejecutivos seccional y nacional. Estos delegados suponen emerger de procesos de elección en las bases. Sin embargo, esta estructura delegativa registra en general procesos de oligarquización (Michels, 2008) según los cuales al frente de las instancias de participación se generan poderes personalizados y de facciones (Tapia, 2013). Para ilustrar el contraste entre el significado de las asambleas en las SS.II. y en la S-22 se puede referir el caso de los procesos de elección de las dirigencias seccionales.24 Los procesos electivos en los estatutos del SNTE establecen el mecanismo de las asambleas (congresos) conformadas por delegados que expresan su voluntad por medio del voto secreto. Sin embargo, el funcionamiento real –a través de la manipulación de delegados y de la construcción de mayorías artificiales en las SS.II. (vid. Infra.)- genera diferencias que permiten hablar de estructuras distintas de facto entre estas últimas y la S-22.25 El criterio meramente procedimental que establecen los estatutos ha sido reapropiado en el contexto oaxaqueño a través de estructuras meta-estatutarias que aspiran a introducir elementos de una democracia sustantiva a través no sólo de la consulta a las bases, sino del cambio en las reglas de asignación de los bienes (renta) obtenidos a través de la lucha magisterial. El papel de las asambleas electivas es tan central como procedimiento normativo y como mecanismo constitutivo y legitimador de las nuevas dirigencias, que los recursos que el CEN-SNTE emplea para controlarlas (o manipularlas) son incontables. De ahí también que el CEN haya reservado para sí facultades estatutarias que le otorgan poder para convocar o no a congresos electivos y para reconocer o no a los comités resultantes de tales congresos.                                                              24

La conformación de las dirigencias nacional o seccionales en el SNTE se logra mediante el cumplimiento "formal" de las normas de elección dispuestas en los estatutos. El método de elección de las dirigencias establecido (Art. 243, Estatutos) consiste en la competencia entre planillas votadas por delegados reunidos en una Asamblea Plenaria (denominada congreso extraordinario), cuya convocatoria es publicada por el CENSNTE. Son legales y obtienen el reconocimiento oficial las dirigencias electas en tales congresos y validadas por el Órgano de Gobierno Sindical facultado para tomarles la protesta (Art. 272, Estatutos SNTE). 25 Las irregularidades que la prensa documenta en las SS.II. fueron también la norma en Oaxaca antes de los años 80, cuando el magisterio de la entidad permanecía bajo el control del vanguardismo comandado por Jonguitud Barrios. Estos hechos están referidos en la literatura que se ha producido a nivel local (Martínez V., 2008; Vicente C., 2006a; Yescas M., 2006). También es posible encontrar numerosos testimonios al respecto. En entrevista con una profesora de la S-22, oaxaqueña, jubilada y ex vanguardista se señalaba, por ejemplo, que antes del surgimiento del MDTEO, el grupo de VR, solía tomar las decisiones antes de las asambleas, luego se arreglaba la conducción de éstas para controlar la discusión y la votación, con lo que finalmente se validaba la decisión previamente acordada (Maestra, 2012).

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Inclusive en secciones disidentes con tanta autonomía política como la S-22, es necesaria la convocatoria y el reconocimiento del CEN para que la autoridad laboral otorgue la toma de nota a la dirigencia seccional.26 Estos procesos electivos sesgados explican que la S-22 haya dispuesto mecanismos paralelos para evitar la injerencia del CEN en sus procesos electivos internos. El pasado vanguardista de la S-22, sumado a las irregularidades cometidas en los procesos de elección en secciones dominadas por el sindicalismo institucional, y especialmente la recuperación que el CEN logró en los últimos años de comités que estaban en manos de la disidencia (S-7 y S-9), alientan probablemente el celo de los docentes oaxaqueños por sus procesos de consulta, los cuales introducen mecanismos de control para evitar la intromisión del gobierno estatal y del CEN-SNTE.27

Recuadro 1. El proceso de elección en la S-22 En Oaxaca la elección de la dirigencia seccional sigue las siguientes etapas: una vez que el CEN-SNTE lanza la convocatoria para la realización del congreso electivo extraordinario, el CES convoca a un pre-congreso (no contemplado en los Estatutos del SNTE) con la presencia de todos los delegados sindicales de las ocho regiones de la entidad. Después de complejos procedimientos para verificar que no existen delegados infiltrados, el tiempo de la plenaria se vuelve el espacio y el momento en el que las corrientes políticas luchan, negocian, miden fuerzas, hacen alianzas entre corrientes político-sindicales y entre regiones, en una palabra, es el tiempo en que afloran las contradicciones internas impulsando candidaturas a las distintas carteras del CES. Éste suele ser un tiempo de rispidez en el que los acuerdos o alianzas se dificultan. Aquí es donde las corrientes más numerosas (en delegados) cosechan sus frutos, pues negocian desde una posición más ventajosa. También es aquí el momento en el que las regiones más numerosas muestran su ventaja y obligan a las menos numerosas a formar alianzas. Los votos (delegados) se traducen en la posición que ocupará el candidato dentro de la planilla; es decir, en las carteras del CES. De esta forma, luego de la votación, queda constituida la planilla (única) que encabeza un candidato a la secretaría general electo por mayoría de delegados. Una vez conformada la planilla -cuya constitución puede tomar más de 48 horas-, todos los delegados se desplazan a la sede del congreso extraordinario convocado por el CEN-SNTE, es decir, el congreso oficial, el cual es dirigido por una comisión enviada por la dirigencia nacional. Se hacen todos los trámites organizativos correspondientes (acreditación de delegados,

                                                             26

Sin la toma de nota; es decir, sin el reconocimiento que otorga la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje a una dirigencia sindical, ésta no tiene facultades para representar o negociar a nombre de los trabajadores. Los patrones no tienen obligación de interlocución ni de gestión. Estas dirigencias tampoco pueden recibir las cuotas sindicales. 27 En entrevista a un estudioso y conocedor de la S-22 en Oaxaca, se mostraba evidencia escrita del intento de intromisión del director general del instituto de educación de Oaxaca en el proceso de renovación de dirigencia en la S-22. Se infiere que el descubrimiento de esta pretensión le costó el cargo durante las movilizaciones de junio del 2012 (Profesor, 2012).

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lectura y aprobación del orden del día, informes de las secretarías, etc.). Llega el momento en el que el presidente de la asamblea pregunta cuántas planillas contienden y siempre se registra sólo una, la conformada en el precongreso. Desde hace años sólo se presenta ésta; de modo que se procede a la votación donde la planilla gana por unanimidad. Se levantan las actas correspondientes y queda conformado el nuevo CES (Sección 22, 2008). El CEN sin delegados y sin representación en el congreso electivo no puede disputar nada a la fracción disidente, como sí lo hace en la S-9 del D.F. y en la S-7 de Chiapas (Seccion 22, 2008).

La figura del pre-congreso electivo en la S-22 da cuenta de la dinámica que sigue el otro órgano de deliberación y de decisión central: la asamblea estatal. Se trata del máximo órgano en la vida política del MDTEO. Su dinámica escapa aún a una plena comprensión. Sin embargo, se tiene conocimiento de un elemento al que se volverá en un apartado posterior: la presencia de múltiples corrientes político-sindicales compitiendo por el traslado de sus discursos, de sus diagnósticos y de sus estrategias a la agenda de lucha de la sección. En la asamblea estatal afloran contradicciones que a veces han desembocado en rupturas, como la que llevó a la escisión de la corriente que protagonizó el nacimiento de la S-59. Independientemente de las tensiones a su interior, la existencia de la asamblea estatal garantiza un grado de deliberación en las decisiones del MDTEO lo que supone también algún grado de rendición de cuentas, lo que emula los sistemas de cargos de los pueblos originarios en el estado (Carreño et al., 2007).28 De esta forma, los dirigentes seccionales no sólo son elegidos en una gran asamblea (i.e. el pre-congreso), sino que están sujetos a la rendición de cuentas frente a la asamblea estatal; pueden ser destituidos por la misma asamblea, y asumen los cargos como un elemento rotativo.29 En Oaxaca, a diferencia de lo que ocurre en las secciones institucionales, los miembros del comité ejecutivo seccional no se trasladan de una cartera a otra en los cambios de periodo. Sobre esto se volverá más adelante.                                                              28

Hay que observar que en las negociaciones realizadas recientemente entre la CNTE y la Secretaría de Gobernación, previo a las elecciones del 7 de junio del 2015, cada propuesta de la Secretaría era llevada a la asamblea estatal para acordar la respuesta (ver prensa varia del periodo). Este mecanismo de consulta en el seno de la asamblea se ha seguido siempre en el marco del MDTEO. Por supuesto han aflorado críticas en el sentido de que esos procesos de deliberación se vuelven una disputa entre corrientes representadas en la asamblea de las que quedan excluidas las bases magisteriales. También se ha cuestionado la representatividad de las consultas ampliadas que se llevan a las bases (Director, 2012). 29 Una de las primeras reformas estatutarias que llevó a cabo Elba Esther Gordillo al tomar la dirigencia del SNTE en 1989 incluyó justamente la eliminación de la reelección de las secretarías en los comités ejecutivos tanto seccionales como en el nacional, lo que en los hechos se tradujo en dos efectos: primero, que los miembros de los comités empezaron a saltar de una cartera a otra en los cambios de periodos; y segundo, que los oligarcas sindicales tuvieron que empezar a operar a la sombra de los dirigentes formales, justo como hacía la misma Elba Esther.

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El tequio político-sindical Otra influencia de los pueblos originarios en la S-22 puede observarse en la figura del tequio (Cohen, 1999), que en el marco del movimiento magisterial se traduce en una suerte de tequio político-sindical, que fija una modalidad de participación política en las luchas del grupo y que funciona como criterio de distribución o acceso a los bienes obtenidos por las luchas. Este trabajo personal que se aporta en un objetivo de la comunidad está plasmado en las reglas de participación al interior de la S-22. Mancur Olson (1971) ha mostrado que todas las organizaciones tienen que lidiar con el problema del free-rider, es decir, todas las organizaciones que generan bienes de grupo tienen que vérselas con el trabajo de controlar a aquellos individuos que pretenden acceder a estos bienes sin contribuir en las estrategias y en los trabajos del grupo para obtenerlos. Las listas de asistencia en las movilizaciones son una solución a esto. Nadie se puede beneficiar de los frutos de la lucha magisterial si no ha participado en la misma. No se trata del típico puntaje que se aplica para llevar gente a los mítines de un candidato político, sino de un mecanismo para distribuir los costos de la lucha magisterial y sus beneficios, lo que genera un cierto equilibrio y permite ver movilizaciones nutridas y bien coordinadas luego de treinta y cinco años del MDTEO.30 En los sistemas de puntaje algunos pretenderían ver un mecanismo de control de la dirigencia (López, 2010), pero el tequio político es una explicación alternativa. Es una figura legitimada por las mismas bases magisteriales; es decir, son las mismas bases magisteriales las que sancionan la no participación en la lucha. Se sanciona la no participación en el tequio sindical. Las propias comunidades indígenas practican este tipo de sanciones en el marco de sus prácticas de tequio (Cohen, 1999). Para entender la importancia del tequio político-sindical como criterio para distribuir los bienes y ventajas obtenidas por el MDTEO, quizá convenga observar que al interior del SNTE existen tres modelos de distribución: a) el basado en la antigüedad que generalmente se traduce en el sistema de escalafón (ahora desaparecido por la reforma educativa del 2012                                                             30

Por supuesto que se trata de un diseño para la distribución de costos y beneficios de la lucha magisterial, no para resolver el problema del mérito académico de los docentes que llegan a las aulas. De hecho, se trata de mecanismos en tensión. Las listas de participación sindical frenan la proliferación de free-riders en el MDTEO, lo que en caso contrario terminaría diluyendo el dinamismo del movimiento mismo, pero esto no lleva a los mejores docentes a las aulas, tal como la reforma educativa del 2012-2013 dice pretender.

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2013); b) el basado en la participación sindical (que no existe en estado puro, sino compensado con otros criterios adicionales); y c) el discrecional o patrimonialista. Los dos primeros entrañarían dos concepciones o criterios de justicia: el primero otorgando bienes o ventajas a quienes ingresaron antes al sistema, y por ello relegando a los recién llegados. El segundo, combatiendo a los vividores (free-riders), es decir, vetando el acceso a los frutos de las movilizaciones sindicales a quienes no han participado en las mismas. Pero el tercer método de asignación es quizá el propio del modelo sindical autoritario: el basado en la discrecionalidad de los dirigentes. Los dos primeros podrían inscribirse en una discusión compleja acerca de la justicia, y de lo que conviene más a la educación. El tercero ayuda a describir prácticas añejas en las SS.II. Por supuesto es común no encontrar ninguno de estos métodos en estado puro. El control de los recursos y el poder para definir los mecanismos de asignación de beneficios se traduce en poder sindical. Los maestros buscan ascensos escalafonarios (pasar de docente en aula a director, de director a supervisor, etc.), algo que se puede denominar ascenso vertical y que la reforma educativa intenta someter a los resultados en las evaluaciones. Los maestros también buscan movilidad o cambios geográficos (ir de zonas rurales a urbanas o de una población lejana a una cercana al lugar de origen). También buscan prestaciones sociales, el ingreso a programas, la obtención de una plaza cuando han sido contratados por honorarios, o una doble plaza para mejorar el ingreso. Es enorme la posibilidad de ascensos dentro del sistema educativo. La reforma reciente busca introducir el criterio de la evaluación para la distribución de los mismos, pero hasta antes de esto, los ascensos reclamaban criterios de distribución que en el marco de la discrecionalidad terminaron alentando el patrimonialismo y el clientelismo de los dirigentes sindicales, un hecho que en el caso de Oaxaca tiene como protagonistas a las corrientes políticas más que a los poderes personalizados. En contraste con las SS.II., se podría decir que si bien el MDTEO protagonizado por la S-22 en Oaxaca no desterró el clientelismo, y mucho menos el patrimonialismo (reflejado especialmente en la herencia de plazas), el sistema de cargos descrito sí frenó la formación de oligarquías sindicales basadas en el manejo discrecional, clientelar y personalista de los recursos del sistema, aunque en su lugar vio emerger a las corrientes político-sindicales como las protagonistas de una suerte de disputa por las áreas de influencia dentro del MDTEO y por 15 

la distribución de la renta obtenida.31 Sobre esto se trata a continuación.

III.

El discurso contestatario

Hasta aquí queda planteado que el MDTEO encabezado por la S-22 resulta un fenómeno singular en el contexto del sindicalismo magisterial del país. Al respecto queda dicho también que la eficiencia de las estrategias y la movilización de recursos por parte de las dirigencias seccionales han terminado por configurar un actor político-sindical sin contrapesos en el sistema educativo oaxaqueño. Sin embargo se ha dicho también que en la explicación de estos rasgos es necesario tomar distancia de una corriente de opinión que ve en la S-22 simplemente un grupo de interés o un buscador de renta. Sin duda el sesgo que se ha generado en la distribución de los recursos públicos destinados a la educación llama la atención de cualquier observador, sin embargo, esto no sería el resultado de un actor cuyas estrategias y recursos se asocian a una típica racionalidad política orientada a fines (en este caso, a la búsqueda de renta), sino a una racionalidad orientada a empujar un proyecto político-ideológico pretendidamente alternativo, y que se ubicaría en los márgenes del liberalismo político, anteponiendo los derechos y las libertades grupales a las individuales. 32 Por supuesto se trata de un eco muy fuerte de una de las tensiones más documentadas dentro de la teoría política moderna. A riesgo de ser reiterativos, es necesario advertir que aquí se discute con una tesis muy difundida y según la cual, la renta que el MDTEO obtiene del erario público en las negociaciones de cada año -que en efecto pareciera una forma de explotación del grupo pequeño sobre la sociedad oaxaqueña- revelaría por completo la lógica rentista de la S-22, lo que la haría idéntica a otras secciones del SNTE también muy exitosas en la captación de renta (v.gr. la S-1 de Aguascalientes, o la S-5 y S-38 de Coahuila). Frente a esto, se propone una tesis alternativa, aunque sin posibilidad de ofrecer por ahora evidencias concluyentes que la soporten; a saber, que a pesar de la obtención de renta y de la distribución de ésta a través de                                                              31

De alguna manera, el modelo sindical instaurado en Oaxaca permitió un sistema que hasta antes de la reforma venía mezclando el escalafón con el nivel de participación sindical, y en otros, sólo contempla éste último criterio. 32 Esta afirmación no debe leerse a prisa. Se debe leer en el marco de la amplitud que ha supuesto la tensión entre liberalismo y derechos de grupo, la cual está bien documentada en el debate entre John Rawls y los pensadores comunitaristas y multiculturalistas (Rawls, 1995; Sandel y Luz Melon, 2000; Taylor y Gutmann, 2001). A su vez, un acercamiento al tema de las ideologías se puede revisar en (Homer-Dixon et al., 2013; Sartori, 1969).

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mecanismos horizontales (como la participación sindical), pero contrarios al mérito académico, la S-22 mostraría una lógica cada vez más marcada por el desarrollo de un proyecto político-ideológico en tensión con el marco institucional liberal (que por cierto opera de manera deficiente en Oaxaca). En este sentido, se podría agregar que se trata de un actor cuyo discurso y estrategias revelan fuentes cercanas a un colectivismo que en algunos casos parece derivar de vertientes marxistas. Según esto, los recursos, las estrategias y la agenda del MDTEO parecen otorgar prioridad a lo social frente al individuo, y sus acciones suponen una tensión entre libertad individual y libertad del grupo, entre voluntad individual y voluntad colectiva, y finalmente entre derechos individuales y derechos colectivos. Esta racionalidad configurada en torno a una ideología política no liberal viene asociada a la adscripción a un discurso contestatario que genera y preserva un perfil antigobiernista en el movimiento, y por el cual son combatidas al interior de las dirigencias y de la asamblea estatal aquellas posturas negociadoras o conciliadoras. En la perspectiva liberal inaugurada por Locke, la relación entre los gobernantes y los gobernados se basa en un pacto fiduciario.33 En este horizonte se puede sugerir que dicho pacto está roto en Oaxaca como consecuencia de dos hechos entrelazados: la corrupción de la clase política y la ineficiencia de la administración pública para atender las demandas de la población. El MDTEO se ha fortalecido a lo largo de más de treinta años como un actor cuyas dirigencias reivindican un proyecto político-ideológico que además de cuestionar la corrupción y la ineficiencia gubernamentales, pone en duda de raíz los fundamentos democrático-liberales de la constitución estatal y su marco de derechos individuales, y en esto no puede dejar de observarse un reflejo de las tensiones que en la entidad han protagonizado la organización y derechos de los pueblos originarios por un lado, y el orden político liberal emanado del siglo XIX, por el otro. La ideología política que traslucen los discursos de las dirigencias de la S-22 se traduce en una agenda de derechos laborales (y sólo recientemente, educativos) que riñen con el                                                              33

“Aunque en un Estado constituido que está propiamente fundamentado y que actúa de acuerdo con su naturaleza, es decir, que actúa para la preservación de la comunidad, sólo puede haber un poder supremo que es el legislativo y al cual todos los demás deben estar subordinados, sucede, sin embargo, que al ser éste un poder fiduciario, con el encargo de actuar únicamente para ciertos fines, el pueblo retiene todavía el supremo poder de disolver o de alterar la legislatura, si considera que la actuación de ésta ha sido contraria a la confianza que se depositó en ella.” (Locke, 2010, p. 147).

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liberalismo, cada vez más presente en el modelo educativo federal luego de la reforma del 2012-2013 mediante la que se promueve una política basada en la evaluación y el condicionamiento de la permanencia y de los ascensos en el servicio docente como eje rector de este último.34

Fracciones y doctrinas en el MDTEO A diferencia del SNTE institucional, donde se fortalecen los liderazgos personales (vid. Supra, p. 10), en el MDTEO lo que se fortalece son las fracciones o grupos. La S-22 se puso una vacuna contra los cacicazgos personales al adoptar una suerte de sistema de cargos. Difícilmente se encuentra en la S-22 poderes personalizados de raíz magisterial como el de los Moreira en Coahuila, que cuentan ya con dos gobernadores salidos de las filas del magisterio. En Oaxaca los protagonistas son los grupos o las fracciones, en una dinámica que emula la observada al interior del PRD de los últimos años en los que el fuerte protagonismo de las corrientes o tribus terminó desplazando los poderes carismáticos.35 En la S-22 los grupos tienen que acordar la distribución de la renta que el movimiento obtiene en sus negociaciones, y cada uno lo usa para fortalecer a sus propias fracciones; es decir, para conservar y/o ganar adeptos, lo que es de vital importancia para ampliar el número de delegados en la asamblea y en los congresos electivos. En la asamblea estatal el poder es numérico. Las fracciones con más delegados en más zonas geográficas son las más fuertes. Es posible suponer que en las primeras etapas del MDTEO las adhesiones eran ideológicas. Más recientemente es con los recursos que el grupo puede conservar y/o ganar adeptos. Si a la fracción "x" le toca la dirección "y" en el IEEPO, la usa para fortalecer a la fracción "x". El poder numérico de las fracciones se traduce no sólo en el acceso a mayor renta, sino                                                              34 Durante el proceso de cambio constitucional, la coalición reformista conformada por medios de comunicación, líderes de opinión, Mexicanos Primero, y otros, sostenía la percepción de que el SNTE había colonizado el sistema educativo, y de que las reglas de acceso y permanencia en el servicio docente habían llevado a las aulas a maestros no idóneos para la enseñanza. También se hablaba de que el Estado mexicano había perdido el control (o la rectoría) del sistema educativo. En contraste, la CNTE planteaba la falta de condiciones idóneas de trabajo y de la pobreza como causantes del rezago educativo. La Coordinadora hablaba de que el Estado mexicano empujaba una política educativa definida en los escritorios del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial (BM) y de la OCDE. La primera coalición empujó hacia la evaluación como instrumento de política. La segunda lo sigue resistiendo. 35 Habría que profundizar en otro lugar sobre este símil a fin de rastrear los factores que explican este protagonismo de las fracciones por sobre el de los liderazgos personales.

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en un mayor peso en la definición de la agenda de lucha, cuestión de vital importancia cuando los grupos –como se intenta sostener aquí- son racionales conforme a un proyecto políticoideológico, y no sólo conforme a la obtención de renta, como se puede inferir a continuación. En trabajos separados, Samael Hernández y Joel Vicente (Hernández R., 2006; Vicente C., 2006b) hacen un esfuerzo de sistematización de las posturas político-ideológicas observadas entre las corrientes que participan en la asamblea estatal de la S-22. La información que aportan como observadores directos o como especialistas en el tema, se resume en el Cuadro 1.36 Cuadro 1 Relación de Corrientes político-sindicales dentro de la S-22 Corriente

Orientación política

UTE

Grupo filial del Partido Comunista Mexicano (marxista-leninista). Radicales, reivindican la revolución socialista y la toma del poder por medios violentos. Pro-socialistas moderados vinculados al PRD

PRAXIS-COCEI CODEMO

Socialistas pro-chinos partidarios de la estrategia de guerra popular prolongada.

OIR-línea de masas Frente 1o de mayo

De orientación socialista. Moderados. Antes denominados Cuadernos Sindicales. Socialistas ex pro-soviéticos. Moderados. Democráticos.

PODER-M CODEP

Neozapatistas; democráticos pragmáticos; buscan vincular al MDTEO con las luchas de otros sectores.

Bases Magisteriales

Orientación similar a la de PODER-M

Coordinadora de Bases Magisterio Zapatista Convergencia del Magisterio Oaxaqueño (COMAO) Cuadernos Sindicales

Democráticos. Democráticos de reciente creación Democráticos. Con fuerte presencia en la Mixteca

Pro-soviéticos; moderados

Fuente: elaboración propia a partir de datos de (Hernández R., 2006; Vicente C., 2006b)

En distintos grados y por su adscripción marxista, los grupos que han llegado a la dirigencia del MDTEO sostienen públicamente discursos revolucionarios y antiestatistas que sospechan de la política oficial corrupta, de las instancias oficiales de participación política                                                              36

No es aquí el lugar en el que se puede o se quiere problematizar acerca de los parámetros que Hernández y Vicente utilizan para identificar el radicalismo, la moderación o lo democrático en las posturas de las corrientes que enlistan. El de los autores debe considerarse un ejercicio pionero en el intento de mapear los grupos que existen al interior de la asamblea estatal.

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engañosas, de la ineficiencia de los sucesivos gobiernos estatales y federales, y de un marco liberal de derechos que pone el centro de atención en el individuo y no en el grupo.37 Como se puede inferir del Cuadro 1, las dirigencias que han pasado por la S-22 parecen enarbolar discursos con una fuerte influencia político-ideológica del marxismo (en distintos grados, niveles, perspectivas, corrientes.). La idea misma de que al interior de la asamblea compiten distintas corrientes con variaciones en el “radicalismo” de sus agendas, permite inferir que el predominio de unas u otras corrientes imprime distintas orientaciones en las estrategias de lucha del MDTEO, de modo que en algunas etapas el movimiento se radicaliza más que en otras, o más preciso aún, en etapas de reformas o cambios estructurales, especialmente en el tema educativo, hay una tendencia a ver el predominio de las corrientes más radicales, como ha sucedido en los últimos años. A este respecto, Hernández (2006) sostiene la tesis de que en el 2006 llegaron a la dirigencia de la S-22 fracciones radicales, menos negociadoras, de ahí que las movilizaciones de ese año hayan tomado una vertiente muy rígida. Generalmente las negociaciones anuales del magisterio habían sido rutinarias o cíclicas. Los docentes presentaban su pliego petitorio, se iban a paro, hacían un plantón en el zócalo de la ciudad de Oaxaca, negociaban, obtenían renta y terminaba el proceso hasta el año siguiente. En el 2006 hubo una radicalización. Aquí hay que insistir en que los cambios de los últimos años en el sistema educativo (los intentos de reforma) han terminado distribuyendo los recursos discursivos a favor de las corrientes más “radicales” (Seccion 22, 2007, 2009; Sección 22, 2011a, 2011b, 2011c, 2011d, 2011f, 2011g, 2012a, 2012c) frente a las “moderadas o negociadoras”, lo que ha terminado reduciendo los espacios o el margen para estas últimas. Esto se refleja en las estrategias, en las formas de movilización, y en los discursos, ya cercanos al extra-sistemismo. La radicalización de los discursos genera una dinámica de exclusión y de perdurabilidad de estrategias tejidas en la perspectiva de esos mismos discursos.

                                                             37

Como parte de su herencia marxista y contestataria, las dirigencias de la S-22 toman distancia del sistema de partidos, aunque dejan en libertad a cada maestro para que los que quieran hacer carrera partidista la hagan, pero la S-22 no eroga recursos para apoyarlos. Hay aquí sin duda una especie de eco de los regímenes por usos y costumbres de los pueblos originarios, que renuncian a la vida partidista y reclaman espacios de autonomía.

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La concepción de justicia Una de las cuestiones poco observadas en torno al movimiento magisterial de los últimos años es el hecho de que la mayor confrontación que se ha estado observando en el marco de la reforma educativa es entre una concepción igualitarista-sustancialista de la justicia; es decir, una concepción que ve en la asimetría una injusticia per se –v.gr. teme a las diferencias que puedan surgir entre maestros a partir de las reglas de incentivos basados en el mérito-, y una concepción liberal que luego de la reforma pretendería premiar los esfuerzos individuales, lo que se traducirían en diferencias entre docentes a partir de esfuerzos distintos.38 La S-22 promueve así la expansión de un campo de derechos sobre una base igualitarista, y esto entra en tensión cada vez mayor con la lógica del sistema educativo, que adscribiéndose al liberalismo, promueve reglas basadas en el mérito. Por otra parte, la reforma educativa supone una tensión entre quienes priorizan los derechos laborales del magisterio (incluyendo usos y costumbres laborales) por encima del derecho a la educación desde la perspectiva liberal (i.e. como un derecho de los individuos). Por supuesto para algunos se trata de un falso dilema o de una falsa tensión.39 Pero en realidad no es fácil plantear/diseñar/operar un sistema que ponga en el centro ambos conjuntos de derechos. Quizá los tiempos en los que la lógica del sistema estaba basada en la cobertura de los servicios educativos permitía una cierta conciliación, pero cuando la lógica cambió hacia cuestiones cualitativas del servicio, las tensiones entre ciertas prácticas (permisos, comisiones, asambleas, herencias de plazas, jubilaciones a mitad de ciclo, etc.) y ciertas metas se incrementaron.40                                                              38

A un liberalismo como el de la teoría de la justicia de John Rawls (1972) le contrariaría que se le pague igual a esfuerzos distintos en el aula (Rawls, 1995). A la S-22 le contraría que se le pague distinto a quienes gozan del mismo status docente. 39 Por supuesto no se ignora que en el discurso de la S-22 la lucha por una sociedad más justa tal como supone hacerlo (Sección 22, 2012b) se traduciría en mejores condiciones de estudio para los alumnos. En otras palabras, en la medida en que el magisterio se auto-concibe como un agente del cambio y de la justicia social, supone promover una mejor educación para los niños oaxaqueños. En esta perspectiva es que la S-22 anuncia el hecho de que ha conseguido útiles y uniformes gratuitos para niños de primaria y secundaria en el Estado. 40 La Ley Federal de Trabajadores al Servicio del Estado (LFTSE) había consagrado el derecho de que el SNTE fuera interlocutor exclusivo en las relaciones patronales (algo que después un tribunal laboral modificó para dar pie a nuevos sindicatos de maestros). También le había otorgado la facultad de designar el 50% de maestros en plazas vacantes y de nueva creación. Le había otorgado el escalafón como mecanismo de ascenso en el servicio docente. Se tenía derecho a la basificación después de seis meses de servicio. Extralegalmente había consagrado un “derecho” para la herencia de plazas. La ACE del 2008 y luego la reforma reciente tocaron estos elementos, con lo que la constitucionalidad de las reformas y de la preservación de los derechos y de las conquistas de los trabajadores resulta dudosa. En otras palabras, la reforma anula derechos reconocidos en la LFTSE.

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Al colocar filtros para la selección de docentes y condicionar su permanencia a los resultados en las evaluaciones (además de las sanciones por ausentismo), la reforma educativa supone privilegiar el derecho educativo de los niños por sobre los derechos laborales del magisterio. Son dos concepciones de justicia. Son dos conjuntos de derechos. Son dos jerarquías de derechos. Muchas de las críticas que se esgrimen hacia la S-22 están basadas en una concepción moderna-liberal de la justicia. En este sentido, la recurrida tesis de que se trata de un grupo que defiende sus canonjías olvida que como herederas del marxismo y del comunalismo, las dirigencias de la S-22 reivindican una forma de justicia que choca con el pensamiento liberal moderno y el énfasis de este último en los derechos del individuo (sea el alumno, sea el transeúnte). Es probable que los representantes más paradigmáticos de estos sistemas de creencias en el proceso que ha seguido la reforma educativa hayan sido por un lado la S-22 y por el otro Mexicanos Primero.

Reflexiones finales La disidencia magisterial de los años 80 fue la respuesta a la falta de democracia interna en el SNTE y al deterioro salarial en un contexto de crisis económicas recurrentes (Cook, 1996; Del Campo, 1992; Hernández N., 2011; Luna A. & Arellanes M., 2009). Sin embargo, con el tiempo, el fortalecimiento de las disidencias magisteriales en algunos estados y su coordinación a través de la CNTE fueron generando nuevos retos para su pervivencia como proyectos sindicales alternativos. Algunos retos clave en este sentido fueron: frenar la formación de nuevas oligarquías sindicales internas, cambiar las reglas de distribución de los bienes obtenidos en la lucha magisterial, mantener formas de participación de las bases magisteriales que frenaran por un lado el verticalismo en las decisiones, y por el otro, la emergencia de los free-riders. Finalmente se necesitaba desterrar la corrupción característica de las secciones institucionales. Se ha sugerido en estos apartados que en el procesamiento de los retos enunciados contribuyó favorablemente la herencia de algunos rasgos del movimiento indígena oaxaqueño. De manera particular se refirieron la cultura de la resistencia, el peso de la asamblea como espacio de deliberación y de decisión colectiva, y finalmente una especie de tequio político-sindical que obliga a la participación en las movilizaciones. 22 

También se mencionó la adscripción de las dirigencias seccionales a un discurso contestatario que regula su dinámica interna frenando discursos moderados o conciliadores frente al gobierno. La reforma educativa plasmó el ideal de un sistema en el que la permanencia en la docencia y los premios salariales estarán basados en los méritos personales del docente. Así también antepuso los derechos educativos de los infantes a los derechos, prácticas y conquistas sindicales. Por último, supuso deslindar lo laboral de lo académico. Frente a estos cambios de fuerte raíz liberal, emerge la tensión con la perspectiva sostenida por el MDTEO en la que los derechos del magisterio como grupo (y no como individuos) se anteponen a los cambios que vienen en dirección contraria. ¿Cuál es el resultado luego de treinta años de MDTEO? Se debe reflexionar seriamente en el hecho de que estando adscrito ideológicamente como un movimiento de izquierda, el MDTEO ha impreso en su estructura los riesgos y las oportunidades de la izquierda misma. La dirigencia habla en nombre del interés del magisterio, pero se debe profundizar en la tesis de que quizá en los últimos años el peso de lo colectivo o del grupo haya estado vejando o ignorando el sentido de los individuos.41 Durante variadas entrevistas levantadas en el interior del estado no se encontraron maestros ni directores que se adhirieran o simpatizaran plenamente con las estrategias de movilización, aunque todos reconocían los beneficios obtenidos por las mismas.42 Significa que opera un sistema que al final podría estar dejando de tomar en cuenta el sentir del magisterio. Hablar de la S-22 resulta un ejercicio arriesgado precisamente por la polarización de las posturas que se tejen en torno a la misma. En realidad se debe sobrestimar el valor de la libertad académica para tomar el riesgo de secundar el deseo de entender la organización y lógica de un actor tan relevante como complejo en el sistema educativo oaxaqueño. En estas páginas se han trazado algunos elementos en ese horizonte. Es necesario recabar mayores evidencias para reforzar o desechar muchas de las ideas aquí planteadas.

                                                             41

Una discusión sobre las tensiones entre comunidad e individuo se puede leer en (Vitale, 2004). No se refieren las fuentes por solicitudes de anonimato. Sin embargo, cabría observar que la reforma educativa reciente es tan radical que no se dudaría que haya provocado que los maestros se adhieran de forma convencida a las movilizaciones actuales. 42

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