La sargentada de La Granja

LA SARGENTADA DE LA GRANJA

Puede decirse que los hechos de la Granja del 12 de agosto de 1836
fueron la culminación de lo sucedido el día 3 de ese mismo mes, cuando se
rebeló la Milicia Nacional de Madrid.
Previamente, el 15 de mayo, la reina regente había destituido al
gobierno Mendizábal, reemplazándolo por otro presidido por Istúriz,
político moderado que representaba intereses de la corte e integrado por
hombres que sólo representaban a una parte minoritaria de las Cortes. La
mayoría liberal de la cámara presentó una proposición y las Cortes fueron
disueltas pocos días más tarde.
La política ya no era monopolio de la alta oficialidad; en el frente
del Norte, donde los sargentos de la Guardia se habían familiarizado con
las "ideas libertarias" por medio de la prensa progresista, las tropas
estaban sin paga y descontentas.
De regreso a Madrid desde el frente del Norte, los sargentos de la
Guardia se encontraron con que el gobierno veía con malos ojos el "espíritu
liberal", anunciando su intención de disolver la milicia –considerada por
los radicales como la única salvaguarda contra la reacción conservadora-.
El 12 de agosto los sargentos irrumpieron en La Granja forzando, según
se dijo en su momento, a la reina regente a aceptar un gobierno radical y a
restaurar la Constitución de 1812 y la Milicia Nacional. Sin embargo, no
fue la actuación de los sargentos, como sostiene el tópico, sino la
amplitud del movimiento revolucionario lo que decidió la caída del
gobierno.
Es a partir de estos momentos cuando se puede considerar consolidada
la división de los liberales entre un partido moderado y otro progresista,
que fue el que subió en 1836 al poder con Calatrava, un político radical,
que nombró a Mendizábal ministro de Hacienda.
Al mismo tiempo, se convocaron Cortes Constituyentes para octubre de
1836. Fue esta asamblea la que promulgó la constitución clásica del
liberalismo democrático, la Constitución de 1837, un intento de los
liberales radicales de llegar a un compromiso que pudiera crear desde la
izquierda la armonía de la familia liberal.
Como colofón, podemos decir que fue una combinación de reivindicación
económica y del "espíritu liberal" que reinaba en los casinos de sargentos,
la que dio lugar a un tipo de rebelión militar que desapareció a partir de
1843, si se prescinde de unos cuantos intentos destinados al fracaso. La
revuelta de los sargentos no se convirtió, como habría de convertirse la
insurrección de oficiales -sobre todo en el siglo XX-, en instrumento
reconocido de cambio político.


Bibliografía

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