La Sabiduría como un Proceso psicológico: Su Desarrollo en un Contexto Educativo

July 19, 2017 | Autor: Gus Gregorutti | Categoría: Wisdom, Private Higher Education, Adventist Studies
Share Embed


Descripción

Capítulo 6 La sabiduría como un proceso psicológico: su desarrollo en un contexto educativo Gustavo Gregorutti, Ph. D.

Posgrado de la Facultad de Educación de la Universidad de Montemorelos, México

RESUMEN: Desde el punto de vista histórico la noción de sabiduría transitó desde ser considerada el bien último del hombre a ser vista como un bien privado, siendo actualmente relegada por los conocimientos y descubrimientos científicos de los saberes disciplinarios, que son los que se enseñan en la universidad. Sin embargo, múltiples investigaciones han encontrado que las personas sabias viven más y mejor (Peterson y Seligman, 2004), tienen mayor satisfacción personal, salud física y mejores relaciones familiares (Ardelt, 2000), además de enfrentar mejor la muerte y un mayor desempeño global (Estudillo, 2010). Se propone que la sabiduría está sostenida por una cosmovisión referente. Se define la cosmovisión y se adhiere a la cosmovisión bíblica que es ilustrada por las biografías de dos personajes bíblicos, Daniel y Sansón. Ambos demuestran el poder de las identificaciones con Dios y sus principios o lo opuesto con sus consecuencias negativas. El estudio de las biografías pueden ayudar a entender mejor una psicología bíblica de la sabiduría. Desde el punto de vista educativo, este tipo de estudios puede ser útil para configurar modelos de universidades que intencionalmente faciliten las diversas identificaciones necesarias para el desarrollo de una sabiduría que provenga de Dios. Dichos procesos de ejercicio de la sabiduría en los estudiantes deben ser organizados desde una clara individualización con una cosmovisión bíblica de la sabiduría. Esto se puede llevar a cabo a través de la implementación de prác95

Sabiduría • 96 ticas curriculares y co-curriculares que faciliten la vivencia de lo que la Biblia promueve como verdadero. Esta no es una actividad fácil de alcanzar ya que requiere la combinación de recursos humanos y financieros para lograrlo. De otra manera, paradójicamente, algunas universidades pueden estar asumiendo que contribuyen al desarrollo del carácter de sus alumnos haciéndolos más sabios cuando en la práctica esas actividades no están claramente delineadas y pueden arrojar resultados inesperados. Por otra parte, es importante remarcar que esos procesos son maleables y endebles. Los administradores necesitan estar reevaluando constantemente, juntamente con los docentes, para ver si todas las partes involucradas contribuyen a que sus estudiantes sean más sabios. Porque la misión principal y la efectividad de la educación adventista superior está altamente relacionada con el logro de cambios significativos en el carácter, como son los niveles crecientes de sabiduría. Palabras claves: sabiduría, cosmovisión bíblica, identidad, educación INTRODUCCIÓN Por siglos el desarrollo de la sabiduría ha sido frecuentemente uno de los objetivos centrales de la educación del ser humano en sus múltiples etapas. Conocimiento y sabiduría parecían interrelacionarse intricadamente como caras de una misma moneda. Las más variadas culturas relacionaron la sabiduría con la preparación para la vida. Los griegos se destacaron por sistematizar diversos enfoques. La llegada de los estoicos y luego los epicúreos, en contraposición, representó el clímax de la búsqueda de un sentido práctico para las acciones humanas. El cristianismo agregó nuevos componentes que avivaron por siglos el debate de la sabiduría como bien último. Sin embargo, ese debate comenzó a transformarse durante el renacimiento debido a que la búsqueda se reorientó de lo trascendente hacia lo material, de lo divino a lo humano. L’uomo torna verso la natura! El conocimiento de la naturaleza se transformó en ciencia con un deseo casi incontenible por dominarla para beneficio propio. De este modo, el hombre renacentista aparece inmerso en un proceso de innovaciones (la imprenta, la reforma, el descubrimiento de América, entre otras) que lo llevaron hacia un resquebrajamiento de las creencias tradicionales. Este proceso social se impuso más aún con la revolución francesa y en particular la industrial que distanció la diferencia entre conocimiento y sabiduría, siguiendo la distinción cartesiana. Hacia la segunda guerra mundial este proceso se solidifica con la muerte del hombre moderno para dar paso al relativismo del

97 • Sabiduría individuo posmoderno. Así, poco a poco, la promoción de la sabiduría como bien último en la educación fue reemplazada por los conocimientos y descubrimientos en todos los ámbitos del saber humano. Hoy en día hablar de sabiduría en un contexto académico está altamente limitado al mundo privado y muy personal. Es visto como un asunto de preferencia religiosa y por lo tanto “no científica” (Kronman, 2007). Ahora bien, ¿es el desarrollo de la sabiduría realmente un bien privado y que debe estar fuera de la universidad? Diversas investigaciones muestran que las personas con niveles más altos de sabiduría viven más y mejor (Peterson y Seligman, 2004). ¿Compete a la educación, con la ayuda de la psicología, hacer el intento de desarrollarla? ¿Qué características tiene una persona sabia? ¿Cómo fomentar una sabiduría con una cosmovisión bíblica en los jóvenes? Este estudio intenta responder a estas preguntas claves. Conociendo las actividades que tienen el potencial de desencadenar productos positivos que se traducirán en sabiduría, puede, sin duda, ser una herramienta poderosa en las manos de administradores académicos. Por ejemplo, y de acuerdo a Peterson y Seligman (2004), varias investigaciones encontraron correlaciones positivas entre las mentorías y el desarrollo de la sabiduría. Así, las universidades pueden propiciar esos “procesos” para contribuir al incremento de la sabiduría en los estudiantes y docentes. El estudio termina con una serie de descripciones generales de cómo una universidad adventista podría facilitar, con el apoyo de la psicología, la promoción de una sabiduría bíblica en sus alumnos. LA SABIDURÍA Y SU IMPACTO Diversos estudios de la sabiduría y su influencia la correlacionan con la satisfacción personal, la salud física y la calidad de las relaciones familiares (Ardelt, 2000). De la misma manera, el Instituto Fetzer (1999) sobre envejecimiento encontró, en una serie de estudios multidisciplinarios, que la religiosidad y espiritualidad contribuyen positivamente al bienestar social, mental y físico. Incluso, Ardelt (2008), halló que las personas religiosas con altos niveles de sabiduría enfrentan mejor la muerte con todos sus problemas psicológicos. La sabiduría parece ser más evidente en personas de mayor edad, pero varios estudios han encontrado que también se puede manifestar en jóvenes (Baltes, Staudinger, Maercker, & Smith, 1995; Bluck & Glück, 2004; Clayton & Birren, 1980; Hira & Faulkender, 1997; Pasupathi, Staudinger, & Baltes, 2001; Staudinger, Smith, & Baltes, 1992). Las personas que se caracterizan por ser más sabias tienen un mejor desempeño global de sus vidas en sus variadas

Sabiduría • 98 etapas o evolución psicológica (Estudillo, 2010). ¿Pero qué es la sabiduría? De acuerdo a Peterson y Seligman (2004), diversas investigaciones llegan a la conclusión de que hay por lo menos cuatro grandes características que la determinan como rasgo distintivo, a saber: 1) Es distinta de la inteligencia; 2) Representa un nivel superior de conocimiento, discernimiento y capacidad para dar consejos; 3) Permite al individuo enfrentar cuestiones importantes y difíciles sobre la conducta y significado de la vida; y 4) Es usada para el bien o bienestar de uno mismo o de otros. Así, si la existencia gira en torno a problemas y su resolución, el desarrollo de la sabiduría es una herramienta clave para una vida exitosa. Desde la perspectiva bíblica, se puede promover el desarrollo de la sabiduría por medio de la lectura de la Biblia y la relación con Dios, como declara el sabio Salomón en Proverbios 1:7,29: “El principio de la sabiduría es el temor a Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Por cuanto aborrecieron la sabiduría y no escogieron el temor de Jehová.” Dios es la fuente de la sabiduría, “porque Jehová da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia. Él provee de sana sabiduría a los rectos: es escudo para los que caminan rectamente” (Prov. 2:6, 7). Así la sabiduría no es conocimiento abstracto, es más bien un saber de cómo conducirse en la vida según lo que Dios determina como verdadero y bueno. “Entonces comprenderás qué es justicia, juicio y equidad, y todo buen camino…la discreción te guardará y te preservará la inteligencia, para librarte del mal camino” (Prov. 2:9,11-12). Tiene una función práctica y redentora. LA COSMOVISIÓN BIBLICA La sabiduría y su desarrollo se sustentan en una cosmovisión de la realidad, en este caso desde la que brinda la Biblia. Para hablar de una cosmovisión bíblica como base de la sabiduría, se hace necesario definir qué es y cómo se compone. Sire (2009, 20) da una definición comprehensiva de sus elementos que funciona a nivel personal y o grupal, al declarar: “Una cosmovisión es un compromiso, una orientación fundamental del corazón, que puede expresarse como un relato o en un conjunto de supuestos (que pueden ser ciertos, parcialmente ciertos o enteramente falsos) que mantenemos (consciente o inconscientemente, consistentemente o inconsistentemente) acerca de la constitución básica de la realidad y que proporciona el fundamento sobre el cual vivimos, nos movemos y poseemos nuestro ser.” Así, una cosmovisión es como un puente que la persona usa para acercarse

99 • Sabiduría a la realidad y extraer sentido de ella al mismo tiempo que darle significado a su experiencia personal (Van der Walt, 2000, 160). Según Sire (2009), una cosmovisión puede también entenderse como una respuesta a siete preguntas básicas, a saber: 1. ¿Qué es verdaderamente real? La realidad última se encuentra en un Dios personal revelado en las Sagradas Escrituras. Ese Dios es triuno, trascendente e inmanente, omnisciente, soberano y bueno. Él es el fundamento de todo y el único que tiene existencia por sí mismo (Ex. 3:14). Es el referente último para todo lo que existe. 2. ¿De dónde salió todo lo que existe? No surge de una combinación casual de elementos, sino de la palabra de Dios que hace existir (Gen. 1, 2). Todo tiene un propósito y fue intencionalmente creado por un ser superior que a su vez controla la realidad aunque no siempre se entienda cómo y por qué. 3. ¿Qué es el ser humano? No viene por casualidad, es creado a imagen de Dios (Gen. 1:26-27). Esto lo hace diferente del resto de la creación con responsabilidades y funciones superiores también (Sal.8:3-8). Aunque fue creado perfecto, el pecado manchó la imagen de Dios en el hombre y lo destituyó de los atributos de perfección (Rom.7,8). Esto cambió su relación con Dios haciéndolo vulnerable al pecado con sus consecuencias. 4. ¿Qué sucede después de la muerte? El futuro o destino del ser humano no se acaba aquí. Dios promete darle una nueva vida a los que aceptan tener un pacto con él. La vida presente, en última instancia, no es todo. Lo mejor está por venir (Ap. 21, 22). Pero sin Dios (la aceptación del sacrificio expiatorio de Cristo), el ser humano está perdido eternamente. 5. ¿Es posible tener conocimiento? Si el ser humano fue creado a la imagen de Dios, es posible que conozca, pero dentro de los límites que él mismo estableció a través de una revelación general (la naturaleza) y una especial que es la Biblia (Rom. 1:19, 20). Todo lo creado es sujeto de estudio y revela, en última instancia, a su Creador (Sal. 19:1- 2). 6. ¿Cómo se distingue lo correcto de lo incorrecto? Al ser creados a la imagen de Dios, el hombre es esencialmente un ser moral. Dios es en última instancia el parámetro de referencia para lo correcto e incorrecto. Dios se revela específicamente a través de sus profetas para comunicar su voluntad. Pero también lo hace con el Espíritu Santo que impresiona a las personas convenciéndolas de pecado y juicio (Jn. 16). 7. ¿Cuál es el sentido de la historia? La misma es concebida como lineal y como una secuencia de causas y efectos. Dios mismo es quien controla y dirige su devenir, por más que las acciones visibles de los seres humanos parezcan

Sabiduría • 100 dominar las acciones y reacciones del acontecer histórico (Dan. 2:20-22). Todos estos presupuestos basados en una dependencia de Dios, llevan a una “codificación” particular de los modos como una persona asume su vida. El uso de sus tiempos, recursos y relaciones será muy diferente a una persona que posee una cosmovisión humanista. Estos principios brevemente descriptos aquí tendrán un impacto en el desarrollo de la sabiduría de una persona. Es posible afirmar que en la medida que uno se adhiera a los mismos, identificándose más con ellos, se manifestarán niveles superiores de sabiduría bíblica. La cosmovisión y sus relaciones sobre la sabiduría son dinámicas. Como se amplía más adelante, dependerá de múltiples factores tales como las tradiciones, la educación, las influencias de los amigos, las condiciones sociales, entre otras. Como sugiere Van der Walt (2000, 160): “Los cristianos deben constantemente cotejar sus convicciones de cosmovisión con las de las Escrituras, porque al no hacerlo, hay una inclinación a apropiarse de creencias que vienen de una cultura secularizada”. De allí que la educación cobre un papel importante en la configuración y afianzamiento de la cosmovisión bíblica de la sabiduría. LA SABIDURÍA EN ACCIÓN: CASOS BÍBLICOS En diversos relatos bíblicos se observan modelos de sabiduría encarnada en sus personajes históricos. Este estudio toma dos casos que personifican las dinámicas del afianzamiento y debilitamiento de la relación con Dios mostrando así los resultados de poseer o no sabiduría. Por comparación, las vidas de Sansón y Daniel permiten hacer una identificación de los elementos centrales que intervienen para el desarrollo de la sabiduría. Se analizan estos dos personajes porque representan dos polos opuestos de desarrollo de una relación con Dios frente a los desafíos de la vida privada y pública. Conforme a Peterson y Seligman (2004), basados en una amplia gama de estudios, el análisis del desarrollo de la sabiduría puede ser enfocado de dos grandes paradigmas, a saber: los “procesos sabios” y “los productos sabios.” Con estos dos grandes enfoques es posible trazar la evolución de Sansón y Daniel en el relato bíblico. Estos dos casos comienzan con muchas oportunidades y desafíos, pero los “procesos” seguidos por cada uno de ellos dan como resultado “productos” diferentes. Este trabajo se propone, desde una cosmovisión bíblica, construir un mapa de los “procesos” y los “productos” básicos que siguieron estos dos protagonistas bíblicos. Paralelamente, estos “procesos” son altamente relevantes para establecer una relación más estrecha y científica

101 • Sabiduría entre la psicología y el desarrollo de la sabiduría en el contexto educativo de una universidad adventista. El caso de Daniel. Como joven expatriado, Daniel, desde el principio, se enfrentó a diferentes situaciones que le impusieron pruebas a su fe. El libro que lleva su nombre presenta varias circunstancias tensionantes registrando una consistente serie de procesos que Daniel tuvo que asumir para enfrentarlos. Siguiendo a Pereyra (2010), podemos identificar algunos momentos claves en su desarrollo vital que procesaron una sabiduría que dio lugar a resultados destacados. 1. La dieta. “Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey ni con el vino que él bebía” (Dn.1:8). Esa decisión marcó el inicio de una acción o de un proceso que condicionaría gran parte de su devenir en la corte babilónica. No fue una simple reflexión o expresión de deseo, sino una acción resuelta, ya que “pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no le obligara a contaminarse” (vs.8 segunda parte). Como resultado de esa gestión Dios lo bendijo, junto a sus tres amigos, y el rey “los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en su reino” (1:20). Los resultados sabios dieron sus frutos. La temperancia y el control del apetito tienen implicancias en el éxito profesional. 2. Futuro. A lo largo del capítulo 2, Daniel muestra claramente una búsqueda de la voluntad divina para resolver el enigma del rey. Cuando Dios le revela el sueño, él declara, “A ti, Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos, pues nos has dado a conocer el asunto del rey” (2:23). Daniel reconoce que la fuente del conocimiento y del devenir histórico proviene de Dios. Ese simple y trascendente hecho se trasunta en la salvación de su vida y la de sus colegas porque el rey los había sentenciado a muerte si no resolvían el asunto. Entonces, el rey honra a Daniel y le da una posición de liderazgo muy importante. Así, pues, los procesos de sabiduría que sigue Daniel lo ayudaron a enfrentar el desafío en forma exitosa, produciendo resultados sobresalientes. 3. Adoración. Daniel y sus amigos tienen que enfrentar la imposición de un sistema de adoración autoritario y hegemónico. Tanto en la estatua de oro como en la prohibición de sus oraciones hay un conflicto muy difícil de resolver. Daniel y sus amigos se mantienen firmes en la adoración al único Dios verdadero, que debe ser adorado. El resultado de semejante situación delicada y peligrosa fue la éxito y la aniquilación de los enemigos aun cuando la amenaza de muerte fue tan real como los leones que lo acompañaron en la

Sabiduría • 102 cueva (Dan 6). 4. Los logros. En el capítulo 4 del libro de Daniel, el rey se pone a sí mismo como una antítesis de lo que significa una personal sabia, al atribuirse logros sin el reconocimiento de Dios. En contraste, Daniel manifiesta el carácter del hombre sabio cuando le aconseja: “Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: redime tus pecados con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad” (4:27). Daniel entendía que el éxito y los logros eran el resultado de la bendición divina y de una conducta bondadosa hacia los menos afortunados. 5. Los juicios divinos. El capítulo 5 presenta un claro contraste entre el hombre necio y el sabio. Belsasar es drásticamente castigado con los juicios divinos por sus iniquidades y vicios. Cuando aparece Daniel en el banquete, resulta contrastante su figura integra con la conducta disipada del rey. Su probidad y honradez se exhibe cuando rechaza los regalos del rey (5:17). Entonces llega la sentencia fatídica sobre Belsasar siendo Daniel nuevamente ascendido en el nuevo gobierno de Darío el Medo, al ser puesto en un cargo de honor. La vida de Daniel tiene muchos ejemplos de procesos que expresan sabiduría con resultados excelentes. Sus procesos de vida están movidos por la exaltación a Dios, siempre actuando con humildad y prudencia, plenamente identificado con los principios de vida inspirados por la sabiduría divina registrada en los textos bíblicos. Todos los procesos descriptos en el libro de Daniel revelan su sabiduría desde muy joven, en contra de la creencia popular que la sabiduría proviene exclusivamente con los años. Para ser sabio a temprana edad es necesario actuar en armonía con las sabias enseñanzas escritas y mantener una relación fructífera con Dios. El caso de Sansón. Contrasta con Daniel en muchos aspectos, pero, al mismo tiempo, tiene algunos paralelos que presentan ejemplos de procesos y resultados comparables. A continuación se exponen los mismos temas que el caso anterior, de acuerdo con el relato bíblico del libro de Jueces, asentados en los capítulos 13 al 16. 1. La dieta. Uno de los primeros consejos que el Ángel de Jehová le anunció a la madre de Sansón antes de su nacimiento fue que debería seguir una alimentación sana, muy específica: “No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda…” (Jue.13:14). Salvando las diferencias con el caso de Daniel, su vida espiritual y su misión estaban de alguna manera condicionada por la dieta. Pero Sansón no se ajustó a su

103 • Sabiduría condición de nazareno y de líder espiritual. Se dejó guiar por sus apetencias, pidiéndole a sus padres que le diera por esposa a una filistea, porque, “ella me agrada a los ojos” (14:3). Cuando sus padres lo llevaron a la boda, Sansón no respetó el régimen alimentario que se le había prescripto, comiendo y bebiendo lo prohibido. Registra el relato bíblico: “y Sansón hizo allí banquetes; porque así solían hacer los jóvenes” (14:10). Como resultado de su intemperancia e indisciplina, la boda terminó en un desastre como gran parte de su vida posterior. 2. Futuro. Sansón jugó con su futuro a lo largo de su vida sin considerar a Dios como guía para sus planes. Sus acertijos y debilidad por las mujeres lo expusieron una y otra vez al peligro. Como preámbulo de la debacle final con Dalila, entró en esa especie de ruleta rusa con su primera esposa, perdiendo la apuesta del acertijo propuesto. Con Dalila, Sansón hipotecó su futuro, porque allí puso en juego su poder y destino; no fue un mero entretenimiento de ingenio como la primera vez, sino la realidad de la fuerza sobrenatural que lo caracterizaba. Actuando neciamente, dio a conocer al enemigo el secreto del poder que Dios le había concedido para vencer a los filisteos, quienes lo derrotaban y humillaban. Una vida destinada al heroísmo se desperdició como esclavo por falta de sabiduría. 3. Adoración. Es un hecho llamativo que en la historia de Sansón se presentan varias manifestaciones del poder divino, especialmente en el enfrentamiento a los filisteos, pero no hay ninguna expresión visible de adoración a Dios de parte de Sansón. Parece una relación de un solo sentido, en la cual Sansón pide la bendición, como un niño que reclama la ayuda de su madre, pero sin reciprocidad, sin un reconocimiento agradecido o de entrega. Fue una relación semejante a la que mantuvo con sus padres, donde probablemente adquirió ese patrón de exigir sin dar. Incluso, en el último acto, cuando Sansón habría aprendido en el sufrimiento de la crisis a depender de Dios, vuelve a repetir el mismo modelo, al reclamar el poder de Dios para destruir a sus enemigos, sin una expresión clara de adoración. 4. Los logros. Cuando mató a 1000 filisteos con una quijada de asno, pidió agua y Dios se la concedió. Siguiendo la costumbre, colocó nombres a los eventos (“Colina de la quijada” y la “Fuente del que clamó”), pero no parece reconocer a Dios en los nombres, como otros personajes bíblicos (ej., Jacob, Gn.28:17). Sansón recobra su verdadero sentido de dependencia y reconocimiento de Dios solamente cuando fue cegado y puesto en prisión. Paradójicamente, en ese período de su vida tuvo los mayores logros, como dice el relato bíblico: “Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había

Sabiduría • 104 matado durante toda su vida” (16:30). Los resultados se multiplicaron aunque no haya habido un reconocimiento explicito de la acción divina en su vida. 5. Los juicios divinos. Sansón experimentó en propia carne los juicios de Dios cuando desobedeció y le dijo a Dalila el secreto de su fuerza, siendo entonces vencido por sus enemigos, “porque no sabía que Jehová se había apartado de él” (16:20). Aunque la historia termina trágicamente, Sansón reconoció que Dios fue justo y pidió que lo bendiga por última vez. Estando ciego y padeciendo las miserias de una esclavitud cruel, producto de su propia necedad, pareció que al final puedo “ver” con claridad su situación y volverse a su Creador. Los juicios de Dios se manifestaron para perdición de los filisteos y la salvación de su pueblo. Su última acción reveló cierta madurez de su fe, ya que muere como un mártir de fe según Hebreos 11: 32. Fue un héroe de la fe pero no fue héroe de la sabiduría. Estos dos ejemplos muestran a seres humanos bendecidos por Dios que actuaron en contextos en los cuales sus capacidades fueron claves. Daniel interpretando sueños para el rey y siendo favorecido con grandes revelaciones. Dios lo usó para demostrar su superioridad y control de la historia. Sansón con una fuerza descomunal en medio de un pueblo oprimido por la fuerza física del enemigo, quien desobedeció los procesos y ordenanzas divinas, dejándose dominar por un espíritu hedonista y la complacencia propia. Daniel evitó la vanagloria y los placeres de la corte pero, en cambio, obtuvo las glorias excelsas de ser receptor de las profecías que contienen las claves del futuro y el destino humano. Fue un hombre sabio, sabiendo manejar los peligros que tuvo que enfrentar, llegando a vivir hasta una edad avanzada dejando un legado que aún impacta a los estudiosos de su libro. Por su parte, Sansón sucumbió bajo los escombros de su necedad. Los procesos y los resultados obtenidos por estos dos personajes constituyen una ilustración permanente de la importancia de la auténtica sabiduría basada en los principios divinos y la obediencia a Dios. LA IDENTIDAD COMO EJE CENTRAL DE LA SABIDURÍA De acuerdo a los dos ejemplos bíblicos expuestos, la identificación con una cosmovisión bíblica resulta ser un componente central en las respectivas experiencias. Si la sabiduría, como se la definió más arriba, tiene un sentido práctico con implicancias en el comportamiento y en el bienestar personal, encontramos que se identifica con los principios bíblicos y con la ejecución de los mismos. La Figura 1 busca graficar la asociación entre los principios bíblicos y el desarrollo de la sabiduría en el contexto de las problemáticas de la

105 • Sabiduría vida. Según dicho cuadro, Daniel orientó sus procesos hacia Dios como consecuencia de una sabiduría derivada de la identificación con la cosmovisión bíblica y en una relación personal con su Creador. Al mantenerse dentro del cuadrante superior derecho, cosechó los resultados positivos de sus acciones. Por otro lado, Sansón desarrolló menos procesos sabios debido a su menor identificación y obediencia a los principios divinos. Su relación con Dios fue inmadura. Se pueden, entonces, predecir los resultados negativos que obtuvo. Así, pues, Sansón él se ubica en el cuadrante opuesto a Daniel donde predominan los procesos orientados a la lógica y la voluntad humana. Figura 1. Desarrollo de la sabiduría basada en una identidad bíblica. Procesos orientados hacia Dios

(-) Identi dad bíblic a (+) Resultados negativos

Hombre prosperado por su sabiduría e identificación con Dios

(-) Desa rroll o de la sabi durí a (+)

Resultados positivos

Trasfondo de interacciones y problemas de la vida que requieren sabiduría Fracaso del hombre necio que no reconoce a Dios Procesos orientados hacia el hombre

Desde una perspectiva bíblica, en última instancia, un elevado desarrollo de la sabiduría tiene que ver con la salvación de la persona. Su integridad laboral, social y hasta espiritual está en juego cuando no hay procesos sabios en las conductas. Ahora, ¿cómo se da esa formación de la identidad que impacta en las acciones? En la siguiente sección se discute un posible enfoque a esta pregunta.

Sabiduría • 106 LA FORMACIÓN DE LA IDENTIDAD En la formación de la identidad religiosa, el individuo se va apropiando de diferentes elementos doctrinales, de fe en Dios y de las actividades propias que hacen a la Iglesia. Ese proceso se lleva a cabo por una serie de identificaciones parciales, en un tiempo que varía de persona a persona y del tenor de la relación personal con Dios. Durante esas sucesivas identificaciones el feligrés se irá amoldando a la identidad en cuestión (Nunner-Winkler, 1992). Habermas (citado en Biermann, 1988, 87) señala algunos aspectos en el proceso de formación de la identidad, a saber: “Mientras la identidad personal garantiza algo así como la continuidad del yo en la secuencia de estados cambiantes de la historia vital, la identidad social preserva la unidad en la pluralidad de diferentes sistemas de roles que uno debe ser capaz de desempeñar simultáneamente... Se puede concebir la identidad del yo como el estado de equilibrio logrado al sustentarse ambas identidades, la personal y la social.” La persona descubre y construye su identidad en torno a la relación entre el yo actual, con sus necesidades y posibilidades relativas, y el yo ideal, la Iglesia o grupo que propone sus valores, objetivos y finalidades (Cencini, 1982). En la obtención de esa identidad interactúan factores de reflexión personal y modelos grupales que ejercen su influencia en mayor o menor grado (Erikson, 1990). La formación de la identidad estará establecida cuando la persona se haya identificado con los elementos constitutivos y primordiales. Estos lo transforman en un miembro identificado con el perfil bíblico. Erikson describe del siguiente modo cómo se genera esa identidad: “La formación de la identidad utiliza un proceso de reflexión y observación simultáneas, un proceso que tiene lugar en todos los niveles del funcionamiento mental y por medio del cual el individuo se juzga a sí mismo a la luz de lo que advierte como el modo en que otros le juzgan a él, en comparación consigo mismos y con respecto a una tipología significativa para ellos. (Erikson, 1990, p. 19) Hay un análisis personal que el individuo hace para resolver las diferencias entre lo que él considera norma y lo que los otros proponen como norma. Desde este punto de vista, la persona se confronta a una presión social en la estructuración de la identidad, que varía de intensidad dependiendo de las circunstancias, como también lo expresa la siguiente cita: “La identidad se forma en una serie de situaciones en las que asumimos las expectativas de otros importantes para nosotros,

107 • Sabiduría las interpretamos y, de esta manera, construimos nuestra propia identidad única. Al realizar este recorrido, el individuo se encuentra sometido al control social de la institución que intenta cambiar o moldear su identidad” (Brumlik y Holtappels, 1992, 95). Para pertenecer a la Iglesia y ser aceptado como un miembro de ella, existen condiciones que la persona debe cumplir, renunciando a una identidad diferente que lo podría excluir del grupo. En este último sentido hay una presión que impele al sujeto a acomodarse al modelo propuesto, aunque el individuo debe lograr un equilibrio entre la identidad personal y grupal, dejando espacio para las diferencias individuales (Biermann, 1988). Según Marcia (Cf., Papalia, 1992, 380) la identidad sería “como una organización interna de compromisos,... conductas, habilidades, creencias e historia individual” que distingue a una persona como identificada, en este caso, con los principios y valores de la Biblia. Estas condiciones de identidad, con las cuales la persona se identifica, son rasgos que el sistema elabora durante su funcionamiento por la interacción entre los participantes. Para Etkin y Schvarstein (1992, 40) “son producto, entre otras variables, de la voluntad de los fundadores, la historia, la jerarquía de las distintas lógicas que coexisten, la naturaleza del producto y los tiempos internos de la organización.” Una vez que la persona deja de incorporar elementos contrastantes, a través de las identificaciones, logra formar una determinada identidad. Como dice Erikson (1990, 137): “la formación de la identidad, comienza donde termina la utilidad de la identificación.” Volviendo a los casos analizados, se puede inferir, por los resultados que cada uno obtuvo, que el desarrollo de la sabiduría se vio incrementada por refuerzos de la identidad en los procesos que Daniel siguió. Por el contrario, Sansón tuvo constantes identificaciones contradictorias en sus procesos de solidificación de su identidad. Como consecuencia, su identidad como nazareno (hombre sabio) se volvió confusa y conflictiva. Todo esto lo llevó a su destrucción. IDENTIFICACIÓN CON LA COSMOVISIÓN BÍBLICA: UN PROCESO MULTIFACTORIAL Un individuo se identifica con los principios bíblicos cuando tiene relación asidua con los mismos y con Dios, ya que los procesos de identificación requieren de tiempo y reflexión personal (Erikson, 1990). Este procedimiento acontece en el marco de referencia y estímulo que la Iglesia, como comunidad, brinda a sus feligreses (Merval, 1983). De allí que sea muy importante difundir

Sabiduría • 108 dichos principios, a través de seminarios, charlas, boletines informativos y visitas personales a los feligreses de las iglesias como una forma de servicio. Actividades de testificación pueden ser útiles para también alcanzar a los que no conocen los mismos principios y como medio para afianzar la identidad adventista. Las universidades pueden estructurar e integrar académicamente esas actividades para robustecer la identificación de los estudiantes con una cosmovisión bíblica. La estabilidad y continuidad de la identidad, después que el feligrés la logra, dependerá, como dice Merval (1983, 113), “del apoyo colectivo que el individuo reciba en los grupos sociales significativos para él”, como por ejemplo la Iglesia y la universidad adventista. La aceptación de los valores por identificación dura mientras se mantenga la relación con el grupo y se mantenga la actividad con lo que la Iglesia y sus universidades consideran importante. Si la relación termina, por ejemplo con una apostasía, la persona es llevada a abandonar también los valores que aquéllas le habían dado (Brandão, 1984). Como ya se mencionó, la continuidad de la identidad tiene una componente relacional muy importante. La permanencia en la misma está afectada por las relaciones entre el individuo y el grupo, dado que la identidad es una construcción conjunta (Etkin y Schvarstein, 1992). En relación con la identidad Chanlat (1996, 104-105) explica que: “La identidad de un grupo o persona no es dada, de una vez y definitivamente, por la posición que sus miembros ocupan. Ella es construida y luego varía. Es elaborada en función de incidentes y de acontecimientos que la nutren, es actualizada de acuerdo con las circunstancias que le confieren voz y forma. Así, un mismo individuo puede pasar por diversas configuraciones de identidad en los diferentes momentos de su historia, de acuerdo a las situaciones que le toca enfrentar. La identidad aparece ciertamente como un ajuste provisorio y precario, directamente ligado a las situaciones sociales de que, en parte, ella es producto.” Si existen, para una misma iglesia o universidad, múltiples configuraciones posibles de identidad, que coexisten paralelamente, se puede pensar que no siempre hay consenso en el interior de un grupo sobre las líneas más importantes de este fondo común compartido, del cual la identidad colectiva sería una expresión. Chanlat (1996, 105) afirma que “para cada una de esas configuraciones habría diferentes portadores, actores distintos que cristalizarían el aspecto del momento de la identidad.” Es decir, en una misma iglesia y universidad pueden darse miembros que tengan identidades dispares sobre

109 • Sabiduría un determinado asunto, aun cuando haya una identidad global para esa comunidad, por ejemplo. Para Knight (1995, 156): “la identidad es un asunto central para todos los cristianos. Es inútil decir que las percepciones de la identidad son estáticas. Ellas cambian con el tiempo. Esos cambios pueden ser buenos o malos, dependiendo del marco de referencia.” En el caso de Sansón, él se fue alejando de su misión y sus acciones denotaron procesos con bajos índices de sabiduría bíblica. Daniel demostró el proceso contrario, aun cuando se encontraba lejos de un contexto que afirmase sus creencias. Esto reafirma el componente de relación con Dios, más allá de lo social, para mantener una identidad clara. En cada iglesia y universidad adventista la identidad se definiría como un punto de equilibrio precario, una tensión dinámica entre identidades individuales y colectivas. Estas identidades están expuestas a las variaciones contextuales y valorativas de las sociedades (Chanlat, 1996). Sucede, entonces, que la identidad del individuo y del grupo están influidas por los valores que cambian rápidamente en el contexto de una ambivalencia valorativa propia de las sociedades actuales (Chanlat, 1996). El feligrés moderno se mueve en un ambiente de confusión ética, agregándose una nueva dificultad, ya que no existe más un conjunto estable de valores en la cultura occidental. Pero el caso de Daniel muestra que es posible conservar una identificación con la cosmovisión bíblica a pesar de lo adverso del contexto. Según Erikson (1990, 214): “el sentimiento de identidad, por lo tanto, deviene más necesario, y más problemático también, siempre que se esté frente a una amplia serie de posibles identidades”, como sucede en las grandes urbes contemporáneas que proponen modelos de conducta y valoración secularizados. Esto podría ocasionar “la difusión de identidad grave que va regularmente acompañada por un agudo trastorno de la capacidad de trabajo” (Erikson, 1990, 147), o de ejecución de las pautas que encierra dicha identidad, por ejemplo las experiencias que llevaron a Sansón y Daniel a desempeñar procesos muy diversos. La identidad deviene difusa por nuevas identificaciones que el individuo hace para reemplazar o cambiar elementos fundamentales de la identidad original (Bohoslavsky, 1984). En ese proceso de sustitución o de variación interviene el pensamiento secularizado como una contra propuesta diseñada desde otra escala de valores. Dicha escala termina siendo más atractiva, mediante nuevas identificaciones, para el feligrés o incluso para una iglesia o una universidad determinada. Un adventista que prefiere trabajar en sábado para mantener su estatus social, está dando ejemplo de una interferencia en su identificación con la cosmovisión bíblica que sostiene la Iglesia.

Sabiduría • 110 El sujeto, así, da más importancia a ciertas cualidades y modos de ser muy demandados socialmente y que le atraen el reconocimiento de los otros. El feligrés se olvida del nombre y función que Dios le dio en la Iglesia. Cencini (1982, 25), dice que “es como si no le bastase ser hijo de Dios para sentirse bien.” En este sentido manifiesta la influencia del pensamiento secularizado. Para Bohoslavsky (1984, 202): “los déficits relativos a la identidad se traducen simultáneamente en ataques”, por ejemplo a la estrategia de instrumentalización de una misión que los miembros de la Iglesia mantienen. Porque no se puede trabajar en una dirección definida cuando no hay unidad de criterio o, para este caso, de identidad bíblica. Como afirma Knight (1995, 157) “el cambio es evidente, y el modo como la Iglesia se relaciona con los cambios es absolutamente crucial para su identidad.” ESTRATEGIAS PARA EL DESARROLLO DE LA SABIDURÍA: EL ESCENARIO DE LA EDUCACIÓN La universidad adventista debería posicionarse como una alternativa válida para el desarrollo de la sabiduría en sus alumnos. Si esto es posible, ¿cuáles serían las características distintivas de una universidad confesional del siglo XXI que facilita y promueve la sabiduría bíblica? Esta pregunta se la puede aproximar desde los siguientes aspectos, a saber: 1. Cosmovisión. La universidad adventista contempla la tarea educativa no solamente como la búsqueda de un entrenamiento para conseguir un trabajo y ser activos económicamente porque se busca una formación de todo el ser. La epistemología de este tipo de instituciones no rechaza lo espiritual porque no es medible, más bien lo incorpora para dar a los estudiantes todas las dimensiones de la realidad con una base de valores espirituales y profesionales. 2. Propósito. Busca el desarrollo del carácter del estudiante basado en una experiencia religiosa con Dios, porque la naturaleza humana necesita de la intervención divina para corregir el carácter, según la Biblia. En ese accionar, con múltiples procesos de identificación, se producen cambios de valores en los jóvenes que tendrán impacto en las prácticas laborales posteriores. Así, el entrenamiento profesional y científico se desarrolla integrándolos en la construcción de una identidad bíblica. Se puede igualar el propósito de estas instituciones a una cosmovisión bíblica renovada que se expresa e infunde a todos sus actores. 3. Currículo. Incorpora literaturas y conocimientos largamente dejados

111 • Sabiduría de lado por las corrientes positivistas de las ciencias modernas. Se estudian libros sagrados como fuente de sabiduría para la vida. Se basa en una integración de ciencia y fe para el desarrollo de valores que forman a la persona y no solamente a un técnico en una determinada disciplina. Dicha formación está enraizada en una cosmovisión bíblica. 4. Los docentes. Son una combinación de profesionales con valores y vidas ejemplares que sientan modelos de sabiduría para los jóvenes que se identifican con ellos. Sus interacciones con los estudiantes les permite orientarlos y promover la cosmovisión bíblica que les ayudará a desarrollar sabiduría de vida. Al mismo tiempo, estos profesores son referentes profesionales para la comunidad científica y académica en la que se desempeñan. 5. Los alumnos. Reconocen que la dimensión espiritual está presente en sus vidas y desean desarrollarla en interacción con la disciplina que estudian, los docentes, amigos y experiencias co-curriculares que la universidad brinda. 6. Interacción con la cultura. La universidad se posiciona como referente regional, nacional o aun internacional para promover una visión proactiva del paradigma que sustenta. Al producir cambios positivos en los estudiantes, se transforma, entonces, en una agencia de renovación científica y social. Es en última instancia una difusora de una contracultura académica con impacto en todas las dimensiones del quehacer humano. Estos elementos conforman la estructura básica para que una institución terciaria adventista se desarrolle con una propuesta alternativa a los otros modelos y genere cambios en la sociedad (Holmes, 2000). Específicamente, esta idea de promover el desarrollo de la “sabiduría” en los alumnos o conocimiento para la vida constituye una “nueva” o cuarta misión que le daría a la universidad la oportunidad de una formación integral que retoma la importancia de los valores en la educación superior (Benne, 2001; Kronman, 2007). Esto requerirá una visualización clara de los modos como la apropiación de la cosmovisión bíblica se configura. Para lograr estos objetivos serán necesarias actividades de diverso orden más un inconfundible aliñamiento de todas las instancias académicas y administrativas que se esfuercen hacia la misma dirección. La identidad de la educación adventista, expuesta someramente aquí, está entonces conformada por una cosmovisión de fondo y una serie de principios que le dan esa marca distintiva y única, como dicen Etkin y Schvarstein (1992, 43), “la identidad es un concepto que permite distinguir a cada organización como singular, particular y distinta de las demás.” Existe un perfil propio para el sistema educacional adventista, con elementos definidos por

Sabiduría • 112 el devenir histórico y teológico que le fue dando forma y contenido (Papalia, 1992). De allí, que la identidad universitaria adventista funcione como un todo orgánico sobre la base de una cosmovisión bíblica que busca impactar a los jóvenes motivándolos a que adquieran conocimientos profesionales, pero que también sean sabios porque de esto dependerá, en gran medida, su éxito profesional y espiritual. Como dice Van der Walt (2000, 161): “El objetivo de la educación cristiana debe ser la búsqueda de sabiduría más que acumulación de conocimientos teóricos.” En resumen, ¿qué se debe esperar de una verdadera educación adventista? Que transforme el carácter de sus estudiantes, haciéndolos más sabios en el sentido que fue expresado más arriba. REFERENCIAS Ardelt, M. (2000). Antecedents and effects of wisdom in old age a longitudinal perspective on aging well. Research on Aging, 22(4), 360-394. Ardelt, M. (2008). Wisdom, religiosity, purpose in life, and attitudes toward death. International Journal of Existential Psychology & Psychotherapy, 2(1), 1-10. Baltes, P., Staudinger, U., Maercker, A. y Smith, J. (1995). People nominated as wise: A comparative study of wisdom-related knowledge. Psychology and Aging 10(2), 155-166. Benne, R. (2001). Quality with soul: how six premier colleges and universities keep faith with their religious traditions. Grand Rapids, MI: Eederman Publishing. Biermann, B. (1988). Rol de los padres e identidad infantil: la educación en la familia adoptiva. Revista Educación, 37, 82-95. Bluck, S. y Glück, J. (2004). Making things better and learning a lesson: experiencing wisdom across the lifespan. Journal of Personality, 72(3), 543-572. Bohoslavsky, R. (1984). Orientación vocacional. Buenos Aires: Nueva Visión. Brandão, M. (1984). Psicología e formação religiosa. São Paulo: Edições Paulinas. Brumlik, M. y Holtappels, H. (1992). Mead y la perspectiva accionista de los actores escolares - aportes interaccionistas de la teoría de la escuela. Revista Educación, 46, 91-106. Cencini, A. (1982). Amerai il signore Dio tuo. Bologna: Dehoniane Edizioni. Chanlat, J. F. (1996). O individuo na organização (Vol. 3). São Paulo: Atlas. Clayton, V. P. y Birren, J. (1980). The development of wisdom across the life span: A reexamination of an ancient topic. Life-Span Development and Behavior, 3, 103135. Erikson, E. (1990). Identidad, juventud y crisis. Madrid: Taurus Humanidades. Estudillo, P. (2010). Tratado sobre la sabiduría. Madrid: Shiboleth Distribuidora. Etkin, J. y Schvarstein, L. (1992). Identidad de las organizaciones. Buenos Aires: Paidós. Fetzer Institute, National Institute on Aging Working Group. (1999). Multidimensional measurement of religiousness, spirituality for use in health research. A report

113 • Sabiduría of a national working group. Kalamazoo, MI: Fetzer Institute. Hira, F. y Faulkender, P. (1997). Perceiving wisdom: Do age and gender play a part? International Journal of Aging and Human Development, 44(2), 85-101. Holmes, A. (2000). The idea of Christian college. Grand Rapids, MI: Eederman Publishing. Knight, G. (1995). The fat lady and the kingdom. Boise, ID: Pacific Press. Kronman, A. (2007). Education’s end: Why our colleges and universities have given up on the meaning of life. New Haven, CT: Yale University Press. Merval, R. (1983). Psicología evolutiva (Vol. 3). São Paulo: Vozes. Nunner-Winkler, G. (1992). Juventud e identidad como problema pedagógico. Revista Educación, 45, 52-69. Papalia, D. (1992). Desarrollo humano. Bogotá: Mc Graw Hill. Pasupathi, M., Staudinger, U. y Baltes, P. (2001). Seeds of wisdom: Adolescents’ knowledge and judgment about difficult life problems. Developmental Psychology, 37(3), 351-361. Pereyra, M. (2010). El desarrollo humano según la Biblia. Ponencia presentada en el X Seminario Internacional de Vida Familiar. Universidad de Montemorelos, México. Peterson, C. y Seligman, M. (2004). Character, strengths, and virtues. A handbook and classification. New York, NY: Oxford University Press. Sire, J. (2009). The universe next door (5th ed.). Downers Grove, IL: Intervarsity Press. Staudinger, U., Smith, J. y Baltes, P. (1992). Wisdom-related knowledge in a life review task: age differences and the role of professional specialization. Psychology and Aging, 7(2), 271-281. Van der Walt, J. (2000). The third curriculum-from a Christian perspective. Journal of Research on Christian Education, 9(2), 157-176.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.