La Revolución Mexicana y la Universidad Nacional Autónoma de México: A cien años del inicio de la construcción del México Contemporáneo

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Descripción

La Revolución Mexicana y la Universidad Nacional Autónoma de México A cien años del inicio de la construcción del México Contemporáneo Por David Pisano

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INTRODUCCIÓN También y como otra manifestación de estas conquistas populares importantes, impuestas a contrapelo a los poderes dominantes, podemos mencionar el hecho de que en México, una vez más como fruto directo de la Revolución Mexicana, se creó una Universidad mucho más popular y mucho más abierta a la inclusión de los sectores subalternos de nuestro país. Carlos Antonio Aguirre Rojas Contrahistoria de la Revolución Mexicana La mentira es el verdadero problema de la democracia mexicana. El político, en cuanto sustantivo, se ha convertido en el adjetivo de mentiroso, el que engaña en su propio provecho, el gesticulador que oculta sus intenciones, opuesto que procura realizar un ideal. Conductas opuestas que corresponden a los ciclos de nuestra historia: la Revolución que hizo avanzar al país y la Contrarrevolución que aún lo impide; la primera corresponde al tiempo de los ideales; la segunda, al de la mentira. Nuestro tiempo. Gastón García Cantú Idea de México VII: Contrarrevolución

Como escribió magistralmente en el año de 1990 el historiador Gastón García Cantú en relación a la UNAM: Los denigradores y censores de la UNAM parecen ignorar u olvidar algo obvio y definitivo: igual que de la Escuela Nacional Preparatoria, fundada en 1871, surgieron los mejores hombres de fines del siglo XIX y principios del XX, de la Universidad Nacional han surgido desde la década de los veinte a nuestros días los formadores del México contemporáneo.1 Dos hechos históricos marcarían profundamente al siglo XX mexicano. El primero de ellos fue el inicio de la Revolución Mexicana el 20 de noviembre de 1910, cuyo propósito fundamental era derrocar al dictador Porfirio Díaz tras detentar el poder por más de treinta años implantando los principios del colonialismo decimonónico tan en boga. El segundo, es la inauguración de la Universidad Nacional de México un 22 de septiembre de 1910. De tal forma, podríamos decir que el siglo XX mexicano inició en 1

García Cantú, Gastón, “Memoria de la Universidad” en Idea de México III Ensayos 1, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, p. 495.

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1910, para cerrar su ciclo en 1994 tras la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. El proyecto nacionalista que comenzó con la Revolución Mexicana dio una abrupta muestra de su fin tras la entrega de los recursos naturales, fuerza de trabajo, cultura, industria, soberanía alimentaria, población, juventud y demás bienes emanados de un pacto social consumado tras la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917. Dicha pérdida significa una crisis que se cierne sobre nuestras cabezas (cual espada de Damocles), un castigo como el de Sísifo que difícilmente ve con simpatía su situación. Por tal motivo, es inexorable presentar una visión histórica que genere una bifurcación, tanto con los modelos educativos de las instituciones hegemónicas de cada época, tanto con la asfixiante historia de corte positivista que aún impera en nuestro país. Los tiempos de crisis, son también tiempos de creatividad y estoicismo. ¿Qué tipo de historia es necesaria para emprender un viaje a las profundidades de una institución clave en la construcción del México contemporáneo? A nuestro parecer es necesaria una contrahistoria. Respuesta escueta que, no obstante, evoca una transformación teórica necesaria en los tiempos actuales. El presente ensayo pretende ser una contrahistoria de la Universidad Nacional Autónoma de México a la luz de su nacimiento en 1910. Con ello, resumimos los presupuestos teóricos bajo las siguientes coordenadas. En principio, creemos que la reflexión historia debe visualizar los procesos históricos desde la totalidad2, ya que el

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“(…) lo que caracteriza al pensamiento teórico marxista no es la primacía de los factores económicos, de ninguna manera; el determinismo económico no es sino una deformación del pensamiento de Marx. Lo que caracteriza su pensamiento es la tentativa de reconstruir la totalidad de lo social, superando la fragmentación que es propia del pensamiento que podríamos llamar, usando una expresión un poco de batalla, burgués. Ese es el pensamiento que tiende a separar, a compartimentar los procesos del conocimiento y que, cuando habla del pasado, habla de historia como si la historia no estuviera presente en lo cotidiano, en la experiencia de todos los días; cuando habla de los procesos económicos, lo hace según una disciplina aparte que es la economía, que supuestamente se mueve según su propia legalidad; cuando habla de cultura, se refiere a algo separado de la sociedad, la economía, la política, la historia. Esas divisiones totalmente artificiales son, en gran parte, las responsables de la crisis profunda en que se

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devenir histórico rompe los moldes de la visualización cronológica por décadas o siglos (eludiendo la falsa simetría cronológica), así como la excesiva carga positivista que fragmenta los saberes. La segunda de las coordenadas teóricas se manifiesta en un doble movimiento, a saber, tanto una arqueología que describa los discursos, como una genealogía que permita explicar las interrelaciones de los fenómenos históricos que abordaremos. De tal manera, el presente ensayo encuentra su punto de partida arqueológico en 1492, ya que es una fecha de ruptura entre dos distintas cosmovisiones, a saber, el fin del mundo medieval, y el inicio de la modernidad. Así, nuestra visión de la historia deja de ser una larga línea recta para convertirse en un fractal, pues partiendo de un factor general damos paso a una serie de acomodos y reacomodos caóticos, llegando así a nuestra tercera coordenada, a saber, la relación compleja entre civilización y barbarie que atraviesa quinientos años de historia. Al romper con la linealidad de la historia occidental hemos encontrado una reminiscencia a las culturas antiguas, ya que si de algo se caracterizan los procesos históricos que plasmamos a lo largo del ensayo es por su carácter circular. La última coordenada teórica que nos permite generar una contrahistoria es la multidimensionalidad de nuestro estudio, ya que hacer historia no significa enunciar datos para memorizarlos. Hacer historia es hacer política, es reflexionar sobre múltiples aspectos, es creatividad e imaginación, no únicamente la escuálida racionalidad occidental de reproducir fechas. Por ello, el presente ensayo va de la historia, a la reflexión jurídica, pasando por el arte, la política, la educación, la filosofía, la arquitectura, urbanística, y demás elementos que componen la compleja y borrosa realidad. Con esta serie de elementos teóricos nos embarcaremos a una travesía de quinientos años en los cuales rastrearemos los orígenes de lo que consideramos el debaten hoy las ciencias sociales.” Borón, Atilio, El capitalismo y las democracias en América Latina, México, Universidad de la Ciudad de México, 2003, pp. 16-17.

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“espíritu de la Nación”, pasando por la conquista, el virreinato, los movimientos independentistas de inicios del siglo XX, la Reforma, para llegar finalmente a la Revolución Mexicana de 1910 y el nacimiento de la Universidad Nacional de México. Por lo tanto, entendemos por contrahistoria una forma diferente de mirarnos, de ser autocríticos, de reflexionar sobre nuestro pasado, presente y futuro, como una forma de emancipación inexorable para los tiempos vertiginosos que vivimos pues, en última instancia, se trataría de liberar la exclusión propia de la historiografía hegemónica. El presente ensayo fue construido en gran parte a partir del inmenso conocimiento que ha producido la UNAM desde su nacimiento, así como por los hombres y mujeres que han formado parte de ella brillando en el ámbito de las letras, la teoría o en la práctica política. A todos ellos les dedicamos el presente ensayo.

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CAPÍTULO I EL ESPÍRITU DE LA NACIÓN: EN LA BÚSQUEDA DE SUS ORÍGENES Para apropiarnos ese valioso patrimonio precisamos, primero, liberarnos de los resabios coloniales que aún permean nuestras mentes y nuestras almas. El acto más destructivo de una potencia invasora que busca dominar a un pueblo, sepámoslo, no es material; es el socavamiento persistente de la confianza en uno mismo, en su pasado, en sus anhelos, en su lengua, sus costumbres, sus tradiciones, lo que quiebra a individuos y naciones, y los orilla a negarse a sí mismos, a falsificarse y, así, a desaparecer. Javier Barros Valero Federico Silva Nuestra Batalla En aquellos píos tiempos (hablamos de algo sucedido en el siglo XVI), las campanas tocaban varias veces a lo largo del día, y por ese lado no debería haber motivo de extrañeza, pero aquella campana tocaba melancólicamente a muerto, y eso sí era sorprendente, puesto que no constaba que alguien de la aldea se encontrase a punto de fenecer. Salieron por lo tanto las mujeres a la calle, se juntaron los niños, dejaron los hombres sus trabajos y menesteres, y en poco tiempo estaban todos congregados en el atrio de la iglesia, a la espera de que les dijesen por quién deberían de llorar. José Saramago

§1. Novus Orbis. Remontemos nuestra memoria histórica varios siglos atrás a la inauguración de la Universidad Nacional de México el 31 de mayo de 19103. Recordemos que el gran impulsor de dicha institución fue el distinguido educador porfirista Justo Sierra en la interminable búsqueda por mejorar las condiciones educativas de la Nación. ¿Por qué efectuar un esfuerzo de memoria histórica de tal envergadura? Creemos que los orígenes de lo que hoy en día es la Universidad Nacional Autónoma de México van más allá de

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“Jurídicamente, la Universidad Nacional se funda al promulgarse su ley: 31 de mayo de 1910”. García Cantú, Gastón, Idea de México III Ensayos1, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, p. 502.

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la fecha cronológica de nacimiento de una institución, ya que éstos tienen una estrecha relación con la pregunta que han lanzado varios pensadores a lo largo del tiempo, a saber, ¿quiénes somos?4. Es menester señalar que el objetivo del presente ensayo no es responder a dicha pregunta, no obstante, resultado de nuestra investigación hemos logrado dilucidar la necesidad de responderla parcialmente, puesto que cada nueva generación tiene la obligación de reflexionar desde su propio contexto histórico en torno a nuestro pasado, presente y futuro. El año de 1492 marcó un cambio de paradigma entre dos mundos; por un lado el medioevo y, por el otro, la modernidad. Una serie de fenómenos dan cuenta de dicho cambio: el colapso del dominio europeo en Oriente tras la caída de Constantinopla en el año de 1453; el Renacimiento acaecido principalmente en las ciudades-estado italianas y sus portentosas manifestaciones artísticas; la refutación de la física aristotélica por parte de personajes como Descartes y Galileo; la refutación del modelo geocéntrico tolemaico del Universo (atribuida a Copérnico); el fin del modelo económico feudal; la Reforma Luterana; la expulsión de los judíos y los moros de España; y tal vez, el hecho histórico más importante de toda la época moderna, el “descubrimiento” del Nuevo Mundo5. De tal forma, la llegada de Colón a tierras ignotas marcará el inicio de lo que actualmente se teoriza bajo el concepto de globalización o sistema-mundo (el cual, – según el sociólogo Immanuel Wallerstein–, es necesariamente capitalista), es decir, el

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Cfr. Paz, Octavio, El laberinto de la soledad, Postdata, Vuelta a El laberinto de la soledad, México, Fondo de Cultura Económica, 2004. Bartra, Roger, La jaula de la melancolía, México, Grijalbo, 1987. Bonfil Batalla, Guillermo, México Profundo: Una civilización negada, México, Grijalbo, 2003. 5 “El descubrimiento de América y el de un paso a las Indias Occidentales por el Cabo de Buena Esperanza son los dos acontecimientos más grandes y más importantes de los que hay constancia en la historia de la Humanidad (…) los nuevos intercambios (…) deberían desde lego ser ventajosos para el nuevo continente como sin duda fueron para el viejo (…) La brutal injusticia de los europeos hizo que un hecho que debiera haber sido beneficioso para todos fuese ruinoso y destructivo para algunos de esos infortunados países.” Adam Smith citado por Noam Chomsky en América Latina de la colonización a la globalización, Madrid, Cátedra, 2003.

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encuentro de dos cosmovisiones en una dialéctica del amo y el esclavo6 o, entre globalizador y globalizado7. Dependiendo del ángulo desde el cual se enfoque, para la cosmovisión europea 14928 significó el “descubrimiento” de un mundo completamente nuevo y diferente, acorde a la programática de la novel ciencia expresada en pensadores como el británico Francis Bacon. Su aforismo “el hombre debe ser el amo y señor de la naturaleza” muestra una voluntad de dominio respecto a un elemento que para los antiguos pobladores de éstas tierras, era una deidad9, a saber, la naturaleza. Por otro lado, para los antiguos pobladores originarios (y los millones que hoy en día siguen en resistencia), los hechos que acaecieron se denominaron “Conquista”. Identidad y diferencia, descubrimiento y conquista, sujeto y objeto, son conceptos enfrentados en una dialéctica que atraviesa cada una de las manifestaciones políticas, económicas, sociales y culturales del eufemístico “encuentro de dos mundos”. Con ello, la historia ha dado cuenta de las profundas diferencias y contradicciones entre la visión de los vencedores y la de los vencidos. Para tratar de generar una resignificación histórica que nos ayude a entender dicha dialéctica, es imprescindible acudir a las fuentes históricas que constituyen la

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Según Heráclito “La guerra de todos es padre, de todos rey; a los unos designa como dioses, a los otros, como hombres: a los unos los hace esclavos, a los otros libres.” (D.K. fragmento 53) “Y por naturaleza [uno] manda y [otro] obedece para la supervivencia. Quien con la inteligencia es capaz de prever está naturalmente destinado a ser amo, y quien tenga fuerza corporal para realizar [lo planeado por aquél] es, por naturaleza, esclavo; por eso hay un interés [mutuo] entre amo y esclavo” Aristóteles, Política (1252a) 7 “Lo mismo sucede con la “globalización”, que mentes lúcidas locales confunden con la “globalidad” y otros pavo reales del pensamiento aldeano con ínfulas galácticas hasta llegan a descarrilarse en sus meandros cuando la tildan de “globalización democrática” [sic] lo cual es una antinomia excluyente porque si algo caracteriza a la globalización justamente es la ultraconcentración de la riqueza mundial en manos de una plutocracia de trasnacionales corporativas omnipotentes: el 10%, frente al restante 90% de los habitantes del planeta que no comparten su maná […] surge un primer axioma: no es lo mismo ser globalizador que estar globalizado” Jalife-Rahme, Alfredo, Hacia la desglobalización, México, JoraleOrfilia, 2007. 8 “El derecho indiano tiene su primera fuente en un documento que precede con seis meses al descubrimiento del primer trozo de tierra de lo que sería el Nuevo Mundo: se trata de las Capitulaciones de Santa Fe, del 17 de abril de 1492, celebradas entre Cristóbal Colón y la Corona de Castilla, las cuales constituyen la base para el derecho en los territorios que eventualmente se encontrarían.” Soberanes Fernández, José Luis, “Presentación” en Sumarios de la Recopilación General de Leyes de las Indias Occidentales, México, Fondo de Cultura Económica-Universidad Nacional Autónoma de México, 1994, p. XVIII. 9 Cfr. Barros Valero, Javier, Federico Silva, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2000.

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época moderna para dar cuenta de lo esgrimido líneas arriba. Una de tantas que nos faculta a dicha empresa es la plasmada en los Sumarios de la Recopilación General de Leyes de las Indias Occidentales. En éstos se establecen las directivas a seguir por parte de los conquistadores en lo que se conoce como derecho indiano. Un ejemplo de ello es el expuesto en el Libro Primero, Titulo Primero designado De la Santa Fe Católica y su promulgación en las Indias Occidentales, en donde se asienta en su Ley I: “Que se exhorte, y de noticia de nuestra Santa Fe Católica a los Reyes y Príncipes de las Indias.”10 Dicho acontecimiento sería la puesta en marcha de una dominación de alcances inimaginables, pues teniendo en cuenta que las cosmovisiones del mundo europeo y del mesoamericano eran por completo divergentes, se estableció una lucha por el reconocimiento, la cual –como bien sabemos por la historia– fue a muerte. La experiencia que brindó al mundo Europeo la apertura de rutas comerciales a Oriente, mejor conocidas como “Cruzadas”, tuvo un efecto similar en las tierras que, según ellos, habían descubierto11. El pretexto de una imposición religiosa, en este caso de la religión católica, sirvió como velo encubridor a los verdaderos propósitos comerciales que estaban por implantarse, pues como señala el historiador argentino Federico Pigna: “El lenguaje de Colón será mucho más «neoliberal» que el de los románticos arahuacos. En las dos primeras semanas de anotaciones en el famoso Diario, hay una palabra que se repite setenta y cinco veces: oro.”12 Otro ejemplo sumamente aleccionador de lo que significó el “descubrimiento” de un nuevo continente fue la institucionalización del Santo Oficio. Siguiendo la lectura de Jules Mancini en su obra Bolívar y la emancipación de las colonias españolas:

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Ibidem, p. 17. Cfr. Alponte, Juan María, Cristóbal Colón: un ensayo incómodo, México, Fondo de Cultura Económica, 1992. 12 Pigna, Federico, Los mitos de la historia argentina: la construcción de un pasado como justificación del presente, Barcelona, Belacqva, 2007, p. 21. 11

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El Santo Oficio depravó a España al mismo tiempo que la terrorizaba: por todas partes se insinuaron la hipocresía y la delación, convirtiéndose en otras tantas virtudes. Un velo sangriento y tenebroso se extendió sobre este país, y no parecía sino que un genio perverso se había empeñado en ir precipitándolo a la ruina.13 La España de la Contrarreforma se convirtió en un espacio en donde la intolerancia y el terror eran consideradas cuestiones normales, pues el objetivo era defender a toda costa una religión de Estado. Consecuencia lógica es que no pasaría mucho tiempo para que se aplicaran los mismos métodos en los territorios recién apropiados por la corona española. En su obra Psiquiatría e Inquisición Ernestina Jiménez Olivares escribe: En México la inquisición formal empezó en el año de 1571 con la llegada del inquisidor Moya de Contreras, pero desde antes habían fungido como inquisidores de México y antes de los obispos algunos frailes de la orden de Santo Domingo, así que la Inquisición en México se inicia propiamente en 1526 y es monástica; para posteriormente convertirse en episcopal. Desde 1534 el obispo fray Juan de Zumárraga actuó como inquisidor.14 Un dato que podría ser útil para entender dichos procesos históricos es el caso de Don Guillén de Lampart, el cual data del año 1642. Este personaje tan peculiar en la historia de la Inquisición, “fue acusado de querer derrocar al virrey, independizar a la Nueva España y autonombrarse rey. Ya preso, se le hicieron 228 cargos y su proceso duró 17 años al cabo de los cuales, fue quemado vivo en el auto de fe de 1659.”15 El hereje Guillén de Lampart, sería el antecesor de otro hereje, a saber, el cura Miguel Hidalgo, ya que “independizar” a la Nueva España atentaba no solo contra la Corona española, sino contra la institución hegemónica, a saber, la Iglesia católica. No obstante, la historia tiene sus incertidumbres y reacomodos caóticos, y la que otrora fuese la institución más poderosa de la Nueva España, terminaría “esfumándose” con los vientos

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Mancini, Jules, Bolívar y la emancipación de las colonias españolas: desde los orígenes hasta 1815, Paris, Librería de la Vda. de Ch. Bouret, 1914, p. 9. 14 Jiménez Olivares, Ernestina, Psiquiatría e inquisición: procesos a enfermos mentales, México, Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina-Facultad de Medicina-Universidad Nacional Autónoma de México, 1992, p. 20. 15 Ibidem, p. 33.

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independentistas que arrasaron su vetusto poder a lo largo y ancho de la América Hispánica. Como señalamos anteriormente, es importante hacer una resignificación de estos hechos históricos, ya que se ha generado una especie de mitología en la que se reproducen discursos que implantan imprecisiones históricas de gran envergadura, por ejemplo, que unos cuantos conquistadores fueron los que impusieron por medio de sus técnicas militares, armamento sofisticado, caballos y demás recursos, su religión, orden y ley. Bastaría exponer que una de las muchas causas del ocaso del mundo mesoamericano tuvo su origen en las enfermedades que portaban los conquistadores, tales como la viruela y la sífilis. Al parecer, lo que en realidad exterminó al mundo Azteca fueron las epidemias que se suscitaron a lo largo del siglo XVI (1521, 1531, 1545, 1564, etc.)16. Ante el colapso de las civilizaciones originarias fue necesario, por parte de la metrópoli, generar instituciones que adecuaran su orden al de los vencidos. Aquí es importante señalar la gran labor que ha efectuado la Universidad Nacional Autónoma de México al generar una “contramemoria histórica” por medio de publicaciones como La visión de los vencidos17, testimonio de la visión de los “otros”, de los “diferentes” a una cultura que se impuso por medio de enfermedades, astucia, técnicas militares, armas, fundamentalismo religioso y demás recursos. A ello corresponde la fundación en el año de 1533 del Colegio de Tlatelolco como una de las primeras instituciones creadas para dar pie a lo que denominados mestizaje cultural18. A dicha institución siguió, por iniciativa de Fray Juan de Zumárraga en 1551, la Real Universidad de México, primera 16

Cfr. Martín Moreno, Francisco, 100 mitos de la historia de México volumen 1, México, Aguilar, 2010. Cfr. Garibay K., Ángel María y León-Portilla, Miguel, La visión de los vencidos: relaciones indígenas de la conquista, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. 18 Definimos el mestizaje cultural como el cruce de dos culturas. Sin embargo, creemos que es necesario resignificar el término “mestizaje” en relación a la historia de la conquista, ya que el mestizaje tiene más bien el sentido de una relación de dominio, en este caso, entre dos culturas. Creemos que el mestizaje es una especie de eufemismo que encubre el sentido que hemos contrapuesto entre descubrimiento por parte del mundo europeo, y la conquista que vivieron los pobladores originarios. 17

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en el continente americano. El 21 de septiembre de dicho año se expidieron dos cédulas que ordenaban su fundación, contando a su vez con el apoyo del virrey Antonio de Mendoza. Su cede se encontraba en la esquina de lo que hoy en día son las calles de Moneda y Seminario. Como era característico de la época, los estudios que se impartían eran los del trivium (gramática, retórica y dialéctica), y quadrivium (aritmética, música, geometría, astrología y teología). Para 1595 gracias a una bula papal, su denominación cambió a la de “Real y Pontificia Universidad de México”, convirtiéndose en el primer referente de la educación novohispana. Una de las finalidades de dicha institución era la de generar la conversión religiosa y cultural de los antiguos pobladores que pertenecían a las clases dirigentes. De esa forma se pretendía ir borrando la cultura conquistada para implantar una nueva, ya que “la labor de los misioneros se centra en la educación de los jóvenes indígenas para lanzarlos después a la aventura de conquistar y occidentalizar su propio mundo.”19 Los orígenes de lo que hoy en día es el Antiguo Colegio de San Ildefonso los podemos encontrar tras la llegada en el año de 1572 de la Compañía de Jesús, cuyo fundador fue Ignacio de Loyola. Este hecho daría inicio al proyecto de la construcción del Colegio Real de San Idelfonso. Ésta se iniciará el 6 de septiembre de 1573, concluyendo su edificación hasta el año 1749. Recordemos que los jesuitas se han caracterizado a lo largo de la historia por ser una de las ordenes religiosas más progresistas y abiertas al conocimiento, por ello, la orientación de lo que hoy en día es la Universidad Nacional Autónoma de México tiene en sus raíces el germen del conocimiento universal fomentado por la Compañía de Jesús. La historia no puede ser maniquea, también es importante señalar las diferencias y matices, las múltiples tonalidades que dibujan un acontecimiento. Si bien la Real y Pontificia Universidad de 19

Moreno Toscano, Alejandra, “La era virreinal” en Historia mínima de México, México, Colegio de México, 2003, p. 61.

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México estaba directamente controlada por la Iglesia y el gobierno virreinal (apéndice de la metrópoli), los jesuitas impartían en sus cátedras algunos de los autores más representativos de la cultura Occidental, a la vez que los prohibidos por la Santa Inquisición (Index). Así, los alumnos estudiaban parte del mundo helenístico (Platón, Plinio, Aristóteles), y a los autores que forjaron el cambió entre el mundo medieval, (oscurantista y fundamentalista), y el moderno (Descartes, Newton, Leibniz, Bacon). La importancia de la educación impartida por los jesuitas estriba en el cisma de la Iglesia ocasionado por la Reforma Luterana y su respuesta autoritaria en la Guerra de los Treinta años y el Concilio de Trento. Por tal motivo, la implantación del catolicismo en el mundo novohispano será el de la Contrarreforma, el cual, como veremos más adelante, tendrá una fuerte consecuencia en los planos arquitectónico, político, territorial, administrativo y jurídico. Como explica lucidamente Alejandra Moreno Toscano: La cristianización e hispanización de los indios se convertirá en una función del estado. Por lo mismo, para apoyar su estructura, tendrá que diseñarse dentro de una situación de dependencia colonial. Como la organización social, la espiritual queda polarizada entre dos mundos: el de la República de los Españoles y el de la República de los Indios.20 La Contrarreforma por tanto, terminó convirtiéndose en un maniqueísmo cultural, religioso y educativo. En este último punto resaltamos lo expuesto por Moreno Toscano, al señalar que: Muchas de las instituciones que florecieron durante los primeros años del siglo XVI desaparecerán cuando decae el apoyo material que recibían de las autoridades. Contra la idea de que el indígena podía alcanzar las dignidades sacerdotales, comienza a triunfar la posición que defendía la idea de que no estaba capacitado para dedicarse a estudios superiores. En lugar de mantener vivas las lenguas indígenas, se tomará el partido por la hispanización progresiva de los naturales.21

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Ibidem, pp. 62-63. Ibidem, p. 62.

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Además de formar lo que hemos denominado mestizaje cultural, dichas instituciones tenían como objetivo crear los cuadros de futuros dirigentes para el nuevo orden virreinal, pues como señala Luis Eduardo Garzón Lozano “el virrey escogía entre sus alumnos, de los más destacados y distinguidos de la capital novohispana a algunos que ocuparían cargos públicos y directivos.”22 La orientación libre pensadora por parte de los jesuitas durante el siglo XVIII generó una extensa biblioteca que albergaba el conocimiento universal, situación que incomodaba profundamente al poder establecido. Tras pugnas de índole política, la orden fue finalmente expulsada del territorio de la Nueva España en el año de 1767. Sin embargo, la pérdida de los jesuitas no fue la claudicación de un pensamiento crítico y moderno, ya que en el siglo XVIII serían fundadas dos instituciones cruciales para el futuro de la Universidad Nacional Autónoma de México, a saber, la Real Escuela de Cirugía de México (1768) y el Real Colegio de Minería (1792). La fundación de dichas instituciones tuvo una repercusión ideológica crucial, ya que las ideas de la Ilustración Francesa fueron poco a poco asimilándose en el (mal) llamado “Nuevo Mundo”. La ilustración, la ciencia y el progreso, eran los estandartes de la bifurcación sistémica acaecida en el ocaso del siglo XVIII, a saber, la Revolución Francesa. El año de 1789 sellará en definitiva, el inicio de una nueva era, tanto para el mundo europeo, como para el mundo novohispano. Esto se debió a que el poder de la monarquía fue eclipsándose a favor de una nueva clase dirigente, a saber, la burguesía. La fuerza de la Revolución Francesa traería consigo grandes cambios en los dominios de la Corona Española, ejemplo de ello es que años más tarde se generarían los movimientos independentistas en lo que otrora fueron sus extensos dominios. Este fenómeno ocurrió con cierta sincronía en varias partes de lo que hoy en día es América 22

Garzón Lozano, Luis Eduardo, La historia y la piedra el antiguo Colegio de San Idelfonso, México, Miguel Ángel Porrua, 1999, p. 34.

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Latina. Tal fue el caso de naciones como Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile, Colombia, Paraguay y Venezuela, las cuales, tras la ocupación de las tropas napoleónicas en España, aprovecharon la situación histórica y geopolítica para iniciar movimientos independentistas que, a decir verdad, se opusieron a la Constitución de Cádiz de 1812, al ser ésta lo bastante liberal para eliminar los privilegios del clero y la monarquía, es decir, de las clases peninsulares compuestas por españoles y criollos que radicaban en los territorios de la Corona Española. Ante un cambio tan radical, las clases privilegiadas se opondrían profundamente a perder sus cotas de poder, iniciado así las Guerras de Independencia, o Revoluciones de Independencia. Por tal razón, la Nueva España iniciaría una transformación a partir del año 1810. En el caso de lo que será México, la transformación durará cerca de once años de guerra civil, concluyendo con la pacificación entre insurgentes y realistas tras la imposición del Plan de la Profesa, descrito por Flores Gómez y Carvajal Moreno en el libro Nociones de Derecho Positivo Mexicano (“obra adaptada al Programa de nociones de Derecho Positivo Mexicano de la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Autónoma de México”), en donde asientan: En este estado de cosas, un destacado grupo de españoles efectuaban en la Iglesia de la Profesa reuniones que motivaron la creación de un plan con el nombre de ese sitio. El fundamento del plan era que, por no haber jurado el Rey libremente la Constitución [de Cádiz, 1812], la orden de restablecerla en México no debía ser cumplida y Apodaca debía gobernar en nombre del Monarca español, bajo la tutela de las leyes de Indias, e independiente y ajenas a la Carta Magna de Cádiz.23 La facción conservadora compuesta por la Iglesia y los españoles que no querían perder sus privilegios se opondrán a la Constitución de Cádiz, ya que ésta contenía el pensamiento liberal francés que, enunciado de otra forma, significaba la pérdida del poder por parte del orden monárquico y clerical, tanto en la metrópoli como en sus 23

Flores Gómez, F. y Carvajal Moreno, G., Nociones de Derecho Positivo Mexicano, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1970, p. 28. Martín Moreno, Francisco, 100 mitos de la historia de México (volumen 1), México, Aguilar, 2010, pp. 9-17.

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dominios en ultramar (Virreinato). La soberanía no recaería más en el rey, pues su lugar se encontraba legítimamente en el pueblo. Años más tarde al llegar a la mitad del siglo XIX, el pensamiento francés decimonónico fue una onda expansiva que dividirá al país en dos grandes facciones compuestas por liberales y conservadores (o en términos políticos contemporáneos, izquierda y derecha), en lo que se ha dado en llamar la “Guerra de Reforma”, la cual fue en realidad una continuación de la gesta independentista de inicios del siglo XIX, por no decir que una lucha que se remonta a la época de la conquista. La diferencia fue que ésta terminaría gestando la Constitución de 1857, la cual establecía la separación inminente del Estado y la Iglesia, hecho fundamental para entender la dinámica de lo que sería la educación laica en los años venideros. Tras la victoria del bando liberal encabezado por Benito Juárez en lo que se llamó la “Restauración de la República” en 1867, la Nación fue parte de una serie de transformaciones sin precedente. Esa época es importante en la historia de la Universidad Autónoma Nacional de México, ya que por iniciativa de Benito Juárez se creó la Escuela Nacional Preparatoria el 10 de febrero de 1868 como una institución secular y con tendencia jacobina, es decir, una postura que luchaba contra el viejo orden monárquico lleno de injusticias, dependencia y esclavitud. Su primer director fue Gabino Barreda, siendo a su vez el Colegio de San Ildefonso la cede de la Escuela Nacional Preparatoria. Para dar cuenta de la envergadura de dicha transformación, recordemos que uno de los primeros directores de la recién creada Escuela Nacional Preparatoria fue el Lic. Sebastian Lerdo de Tejada, figura de gran peso político e histórico de la facción liberal. La educación a partir de entonces estará en manos de un Estado de corte secular con fuertes tendencias racionalistas (positivistas), y apegado a la doctrina del derecho, es decir, a un contrato social defensor de la división entre el Estado y la Iglesia (Leyes

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de Reforma 1872). La Guerra de Reforma vino acompañada de la necesidad de crear instituciones seculares que ayudaran a la construcción de un México independiente y libre de la intervención religiosa que, como hemos podido constatar a lo largo del presente apartado, se ha caracterizado por un alto grado de intervención, dominación y desmemoria de lo que es una parte constitutiva de nuestra historia. La Escuela Nacional Preparatoria fundada por las corrientes liberales del siglo XIX será la antesala para la creación de la Universidad Nacional de México, así como de la Revolución Mexicana, al formar hombres que fueron piezas fundamentales del primer movimiento revolucionario del siglo XX. Si hemos dado un extenso y vertiginoso recorrido en la historia de México es porque creemos que no se puede entender la Revolución Mexicana sin tener en claro la serie de concatenaciones que dieron origen al estallido de la misma, así como el papel que ha jugado la Universidad Nacional Autónoma de México a lo largo del tiempo como una institución dedicada a rescatar la “memoria histórica”, así como en la lucha contra la ignorancia y el oscurantismo. Por tal motivo, creemos que la Universidad Nacional Autónoma de México se ha convertido con el pasar de los años, en el “espíritu de la Nación”, ya que alberga en su interior algo más que el conocimiento universal. En su seno se encuentra el futuro de México, ya que los jóvenes estudiantes y profesores que la componen irradian día a día esa batalla, Nuestra Batalla –en términos del escultor Federico Silva–, para cristalizar el lema de la Universidad acuñado por José Vasconcelos: Por mi raza hablará el espíritu24.

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Atendiendo a lo expuesto en el discurso Los Motivos del Escudo de José Vasconcelos, a saber, “por espíritu quise indicar lo que hay en el hombre de sobrenatural y es lo único valioso por encima de todo estrecho humanismo y también, por supuesto, más allá de los problemas económicos que son irrecusables pero nunca alcanzarían a normar un criterio de vida noble y cabal.” Vasconcelos, José, “Los Motivo del Escudo” en El ocaso de mi vida, México, Populibros “La Prensa, p. xxiii. En lo referente a la raza, creemos apropiada la visión de Vasconcelos de la “Raza Cósmica”. Sin embargo, disentimos en su exposición de motivos sobre el escudo de la UNAM en lo referente a su postura cristiana, ya que se podrían olvidar cerca de 500 años de opresión por parte de la civilización occidental-europea sobre las culturas originarias. Su postura en contra del “jacobinismo” de la Reforma, podría ser interpretado como

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CAPITULO II DICTADURA Y DEMOCRACIA, LAS CONTRADICCIONES DE LA MODERNIDAD: 1876-1913 Los científicos25 aplican la ciencia a las resoluciones de nuestras cuestiones nacionales y para ello han estudiado todas las ciencias, todas menos una, que es la que ignoran, la ciencia del patriotismo. Luis Cabrera Para lograr que la rebeldía inconsciente no forje con sus propios brazos la cadena nueva que de nuevo ha de esclavizar al pueblo, es preciso que nosotros, todos los que no creemos en gobierno, todos los que estamos convencidos de que gobierno, cualquiera que sea su forma y quienquiera que se encuentre al frente de él, es tiranía, porque no es una institución creada para proteger al débil, sino para amparar al fuerte, nos coloquemos a la altura de las circunstancia y sin temor propaguemos nuestro santo ideal anarquista, el único humano, el único justo, el único verdadero. Ricardo Flores Magón Pero, no siendo éste el hombre encargado de tocar habitualmente la campana, se comprende que los vecinos le preguntasen dónde se encontraba el campanero y quién era el muerto. «El campanero no está aquí, soy yo quien ha hecho sonar la campana», fue la respuesta del campesino. «Pero, entonces, ¿no ha muerto nadie?», replicaron los vecinos, y el campesino respondió: «Nadie que tuviese nombre y figura de persona; he tocado a muerto por la Justicia, porque la Justicia está muerta». José Saramago

una suerte de resabio conservador. Como muestras de su talante conservador, podemos enumerar: sus posturas políticas a favor del fascismo (revista Timón), su simpatía por el movimiento cristero y más tarde por el franquismo; el haber encabezado el Plan de Guaymas; todas ellas nos impelen a analizar sus escritos y sus ideas a la luz de la historia. Cfr. Martín, Moreno, Francisco, “Vasconcelos el demócrata” en 100 mitos de la Historia de México, México, Aguilar, 2010. 25 “En términos sociales, los “científicos” eran miembros de las clases medias urbanas, aunque sus años en el gobierno les permitieron ascender en la escala social, asemejándose algunos a la oligarquía, con extensas propiedades rurales y con gran poder político. En términos intelectuales, estaban esmeradamente educados en las escuelas profesionales de jurisprudencia, ingeniería y medicina, y antes en la Escuela Nacional Preparatoria; en lo ideológico eran liberales, pero no del tipo doctrinario, casi jacobino: se decían liberal-positivistas o liberal-moderados.” (Algo muy similar a los neoliberales de la actualidad). Garciadiego, Javier, “El Porfiriato (1876-1911)” en Historia de México, México, Secretaría de Educación Pública-Fondo de Cultura Económica-Academia Mexicana de Historia, 2010, p. 215.

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§2. El movimiento pendular: dictadura, democracia, dictadura… Es sumamente aleccionador lo que hace más de dos mil quinientos años plasmó el filósofo griego Platón en el Libro VIII de la República. En dicha obra se explica la forma en que degenera el “gobierno de los mejores” (aristocracia), hasta su último nivel, a saber, la tiranía26 o en términos modernos la dictadura27. Entre estas dos formas de gobierno se encuentran la timocracia (gobierno de los militares), la oligarquía (gobierno de los ricos), y la democracia (gobierno del pueblo). El periodo comprendido entre 1877 y 1914 estará marcado por un movimiento pendular que va de la dictadura a la democracia y de regreso a la dictadura, para, años más tarde, tener su desenlace en un nuevo pacto social materializado en la Constitución de 1917 (¿democracia?). En el apartado anterior dimos cuenta del desarrollo de una institución educativa que con el pasar del tiempo fue modificando sus objetivos, pues si bien en un inicio sirvió para borrar las culturas originarias junto a su cosmovisión (facultado por el poder de la Iglesia y la metrópoli), pasando por una administración progresista en manos de los jesuitas y su conocimiento universal, hasta el establecimiento en el siglo XIX del proyecto juarista de la Escuela Nacional Preparatoria (liderado por Gabino Barreda), 26

“Está escrito Edipo tirano a alguna distancia del otro. Acertadamente todos lo titulan tirano como sobresaliente entre toda la obra de Sófocles, aunque fue derrotada por Filocleón, según nos cuenta Dicearco. Hay quienes la titulan Primero, no tirano, debido a las fechas de los catálogos y a los hechos. En efecto, vagabundo y ciego llega a Atenas Edipo el de en Colono. Alguna connotación especial advirtieron los poetas, después de Homero, cuando llaman «tiranos» a los reyes anteriores a la Guerra de Troya después que fue dado este nombre a los griegos en tiempos de Arquíloco, como dice Hipias el sofista (fr. 9 D). Homero, por lo menos (Od. XVIII 85) llama rey y no tirano a Equeto, el más inicuo de todos: «Hacia el rey Equeto, funesto para los mortales.» Y dicen que empezó a utilizarse el nombre de tirano desde los tirrenos, pues éstos fueron molestos por su piratería. Es evidente que el nombre de tirano es bastante reciente, porque ni Homero ni Hesíodo ni ningún otro de los antiguos utilizan el nombre de tirano en sus poemas. Y Aristóteles, en la Constitución de los cimeos (fr. 524), dice que los tiranos anteriormente se llamaban príncipes, pues aquel nombre es más respetable.” Alamillo, Assela, “Traducción y notas” en Antígona, Edipo Rey, Electra, Edipo en Colono, Madrid, Planeta-DeAgostini, 1995, pp. 77-78. 27 “La dictadura, como muchos otros términos griegos y latinos, ha sufrido cambios durante el transcurso de la historia. En este sentido, se debe aclarar qué implicaba este término para los romanos en la época de la República, de manera que es necesario describir brevemente la institución desde sus inicios. Dictadura es una palabra latina que proviene de los vocablos dico-dixit-dictatum que significan “fijar”, “ordenar” unilateralmente. En ellos tiene sus raíces el latino magíster dixit: “el maestro dice”. El dictador no pregunta ni filosofa; actúa, ordena, es pragmático y suele no perder el tiempo en consular, de ahí el carácter unilateral de sus disposiciones.” Arriola, Juan Federico, Teoría general de la dictadura: un estudio sobre política y libertad, México, Trillas, 1995, p. 13.

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para, finalmente, establecerse como la Universidad Nacional de México a la vera de los cien años del inicio de la Independencia de la aún joven Nación. El Colegio de San Ildefonso tendría una actividad intermitente a lo largo del siglo XIX a causa de la Guerra de Independencia y más tarde, a la Guerra de Reforma. Tras la victoria de los liberales encabezados por el “Benemérito de las Américas” Benito Juárez, fue necesaria la creación de una institución que formara los nuevos cuadros de dirigentes propios de un novel proyecto de Nación, teniendo especial énfasis en el carácter secular de la formación que los alumnos requerían, así como por la veta positivista que tenía en la Razón, su elemento fundacional y fundamental. Hemos de puntualizar que la tendencia positivista en este punto de la historia estaba ligada al establecimiento de un “Estado de Derecho”, y no al de una industrialización, es decir, Juárez le dio mucha importancia a los fundamentos jurídicos de un Estado moderno que se dignase de ser un proyecto político liberal y sediento de justicia, y no a una ideología para saquear las riquezas de la Nación. Así, la Escuela Nacional Preparatoria surgió como un nuevo semillero de líderes comprometidos con la preservación de la independencia y la soberanía, elementos inexorables de cualquier Estado que se dignase de ser moderno, justo y fundado en la Razón. De las aulas de la Escuela Nacional Preparatoria surgirán hombres como Ricardo Flores Magón, Juan Flores Magón, Jaime Torres Bodet, Vicente Lombardo Toledano, José Vasconcelos y Luis Cabrera, todos ellos determinantes en la construcción del nuevo pacto social emanado de la Revolución iniciada en 1910.

§3. Positivismo: ¿orden y progreso o dictadura y dependencia? Antes de continuar con el desarrollo histórico que dio origen al movimiento revolucionario de 1910, sería pertinente dar un esbozo de lo que era el positivismo en aquella época, para tener la facultad de entender una de las causas principales que

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dieron origen al levantamiento revolucionario, ya que en palabras de Marcela del Río Reyes: Es importante subrayar que durante el Porfiriato los positivistas abrieron las puertas a la cultura francesa. Los códigos de origen francés, se mezclaron con los de origen español y los de origen indígena. Un ejemplo pertinente es la forma en que fueron pintados algunos retratos del presidente Porfirio Díaz. Su apariencia, para quien no la conoció, salvo por dichos retratos, tiene más relación con la imagen de un general europeo que con uno mexicano, debido a que ésa era la imagen que el dictador quería dejar de su persona a la posteridad, tratando de borrar así su ascendencia indígena.28 Para deducir las motivaciones de la creación del positivismo, cuyo fundador fue Auguste Comte, tenemos que dirigir nuestra mirada al año de 1789. Dicha fecha representa la ruptura entre el orden monárquico y el orden liberal, ya que a partir de ese momento toda Europa sería convulsionada por la Revolución Francesa. El movimiento revolucionario traería consigo una desestabilización del orden monárquico absolutista, el cual había tenido un proceso de desgaste a causa de las condiciones de pobreza, injusticia e inequidad, propias del derecho divino (o “natural”, contrapuesto al positivista o liberal). Para entender el estallido social es necesario ilustrar los “tres estados” que conformaban la Francia pre-revolucionaria; así: Desde la Edad Media el régimen agrupaba a la población francesa – alrededor de 25 millones de habitantes– en tres categorías legales denominadas estados. El clero o Primer Estado y la nobleza o Segundo Estado, constituían una minoría privilegiada. […] La nueva nobleza o nobleza de toga, se conformaba de burgueses ennoblecidos que por lo general ocupaban puestos burocráticos. Tanto el clero como la nobleza gozaban de exención de impuestos […] Los campesinos (alrededor de 80% de la población total), la mayoría sin tierra, se habían visto especialmente afectados por una crisis agraria resultado de las malas cosechas de 1787 y 1788 y cuya consecuencia directa fue el alza de los precios del pan, alimento básico del pueblo.29

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Del Río Reyes, Marcela, Perfil y muestra de la Revolución mexicana, México, Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 29. 29 Pérez M, A. Julieta, Lara C., Gerardo y Romero G., J. Manuel, Historia Universal: de los orígenes de la modernidad a la crisis de un mundo globalizado, México, Oxford University Press, 2003, p. 92.

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De tal forma, el pueblo expresó su descontento en hechos históricos como la “toma de la Bastilla” el 14 de julio de 1789, marcando el inició de la insurrección popular al ser éste un bastión para la defensa del viejo régimen, pues en su interior se albergaban grandes cantidades de pólvora, elemento fundamental para que en manos del pueblo se encendiera el fuego libertador. En este orden de ideas, es emblemática la postura que algunos pensadores conservadores tomaron en contra del movimiento revolucionario. Como muestra tenemos la expresada por Edmund Burke en sus Reflexiones sobre la Revolución francesa (1790), pues como señala Eugenio Moya: [En ellas] condenaba la Revolución francesa y la filosofía racionalista en la que se inspiraba; su radicalidad habría puesto en peligro para él un proceso emancipatorio abierto para la Humanidad por la Revolución Gloriosa inglesa. Acusa el espíritu corporativo de los literatos politicastros franceses de ser una de las causas de los acontecimientos revolucionarios. Utilizando las instituciones académicas deseadas por el absolutismo para el control de la cultura, se convirtieron en una facción de la sociedad civil decidida a manipular la opinión pública y condicionar a los gobiernos con proyectos utópicos igualitaristas.30 Ante el descontento de los conservadores, entre ellos el físico social Saint Simon (maestro de Auguste Comte), se establecerían las directivas para el siglo XIX, ya que si bien el siglo pasado se había caracterizado por su talante revolucionario, el decimonónico tendría que ser reorganizador. De tal forma, su alumno siguió la programática del maestro, y como escribe Eugenio Moya: Las nuevas relaciones económicas, jurídicas, defensivas, educativas, exigían, por su complejidad, una tarea ilustradora, pero el fin no era emancipatorio, sino funcional: la racionalización de los procesos. En clara polémica con el programa rousseauniano, el verdadero problema de una filosofía positiva, de una verdadera filosofía práctica (social), no era más que un problema técnico: cómo regular la interacción social de modo que se asegurase el orden y el progreso de todos. La ciencia social, la filosofía positivista, nació, así, con la vocación clara de ser una Ordnungwissenschaft [Ciencia del Orden].31

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Moya, Eugenio, “Comte y la historiografía de la revolución” en Discurso sobre el espíritu positivo, Madrid, Biblioteca Nueva, 1999, p. 19. 31 Ibidem, pp. 23-24.

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El positivismo se establece entonces como la disputa entre los antiguos y los modernos, ya que en su teoría de los tres estados, a saber, el estado teológico, el estado metafísico y el estado positivista, se muestra la idea del progreso cientificista. La postura de Comte era superar los dos estados anteriores, ya que: Ciertamente, sólo un análisis positivo es capaz de reconocer esa estructura inalterable que los prejuicios, la ignorancia y la mitología de las etapas teológica y metafísica han ocultado. Pero, una vez reconocida, descubierta la noción de un ser único y eterno –la Humanidad–, su sola idea inspirará la fórmula sagrada del positivismo: «El amor como principio, el Orden como base, el Progreso como meta»32 Con ello es importante traer a la memoria el hecho de que el proyecto de la Escuela Nacional Preparatoria iniciado por el juarismo tenía en el positivismo su fundamento ideológico. Recordemos que en el caso de México lo que se trataba de establecer era una separación del poder de la Iglesia y el Estado, ya que el segundo trataba de establecer las consignas de la soberanía, la independencia y la justicia. No obstante, el proyecto educativo juarista tendría una perversión propia de la instauración del capitalismo que implantó con su peculiar “Pax sepulcral” Porfirio Díaz, ya que junto a los medios de comunicación de la época (periódico), las instituciones educativas dieron un giro para generar una clase dirigente acorde a las exigencias del “mercado mundial”. El problema agrario seguía siendo una de las consignas emblemáticas dentro de un amplio sector de la población, ya que venía arrastrándose desde el movimiento independentista de 1810 y la Guerra de Reforma, por no decir desde la conquista misma. De tal forma, Porfirio Díaz al igual que Comte, no consideraban que el problema fuera relativo a la propiedad, “[…] sino en una deficiente organización del trabajo. Por eso el medio más eficaz para establecer la reconstrucción de un nuevo orden social es la ordenación de la educación, de los mecanismos de socialización y de

32

Ibidem, p. 38.

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los instrumentos de formación de la opinión pública de acuerdo a la moral positivista.”33 De aquí surgió la necesidad –en el caso mexicano– de fundar medios para informar de manera libre, autónoma y crítica a la dictadura de Porfirio Díaz, como fue el caso de Ricardo Flores Magón que, junto a su hermano Enrique, Antonio Horcasitas, Librado Rivera y Eugenio Arnaux fundaron en enero de 1900 el periódico Regeneración de fuerte tendencia anarquista y liberal. Regeneración era la continuación del famoso Hijo del Ahuizote y de muchas otras agrupaciones periodísticas que lucharon por la libertad de expresión como lo fueron El Correo del Lunes, El Partido Liberal, El Observador y La Patria. No obstante, la dictadura porfirista no dejaría al lado su veta positivista más reaccionaria, la cual pone un especial […] énfasis […] en el control de la opinión pública por medio de la instrucción pública, así como la defensa que hace de la propiedad privada y el proceso de concentración del capital como bases indirectas de los progresos más eminentes de la humanidad, sin olvidar su idea de que la racionalización de la práctica política, impuesta por la sociología positivista, requiere la liquidación del sistema político basado en la práctica democrática, [convirtiéndolo] como legitimador del statu quo, e incluso, yendo más allá de Marx, en clave no sólo conservadora sino reaccionaria.34 Efectivamente, para generar el “orden y el progreso” que requería la “Pax sepulcral” porfirista, es decir, el primer desarrollo capitalista en México, era necesario eliminar cualquier sector contestatario, ya sea reprimiendo a los mineros de Cananea (1906), los obreros de Rió Blanco (1907), o entregando el petróleo a capitales extranjeros (principalmente británicos)35. Por lo tanto, podemos concluir que la doctrina positivista expresada en la dictadura de Porfirio Díaz se acoplaba de manera casi “mecánica” con los principios expuestos por Comte en su Discurso sobre el espíritu positivo, pues en palabras del filósofo francés: 33

Ibidem, p. 41. Ibidem, pp. 42-43. 35 Cfr. Martín Moreno, Francisco, México Negro, México, Planeta DeAgostini, 1998. 34

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Las utopías subversivas que vemos hoy adquirir crédito contra la propiedad, o incluso a propósito de la familia, etc. no son casi nunca forjadas ni acogidas por las inteligencias plenamente emancipadas, a pesar de sus fundamentales lagunas, sino más bien por aquellas que persiguen activamente una especie de restauración teológica fundada sobre un vago y estéril deísmo o sobre un protestantismo equivalente.36 Es notorio el talante contrarrevolucionario37 que expresa Comte, y que sin lugar a dudas implantará Porfirio Díaz a lo largo de su dictadura. La Revolución Francesa había significado un cambió de paradigma radical en todas las estructuras que componen la sociedad, así como una respuesta revolucionaria. Por ello, creemos necesario mostrar algo que pocas veces se le brinda la debida atención, ya que para entender por qué explotó con tanta furia la Revolución Mexicana el 20 de noviembre de 1910, es necesario conocer los antecedentes ideológicos y materiales de la Revolución Francesa, así como el positivismo de Comte. Ante tal panorama histórico, surge la pregunta, ¿qué semejanzas tuvo la Revolución Francesa y la Revolución Mexicana? Para responder a dicha pregunta es necesario recordar el problema agrario de los años 1787-88, pues la escasez de alimentos por falta de tierras para cultivar provocó la furia del pueblo galo. Si damos un vistazo al pasado de México, las escalofriantes cifras de hace cien años arrojan los siguientes datos: 15 millones de habitantes de los cuales 12 millones vivían en condiciones sumamente precarias: el 80% de la población rural sobrevivía con un salario de entre 18 y 25 centavos diarios (algo muy similar al 80% del tercer estado francés). Según los precios de 1908, el kilo de arroz costaba 13 centavos y el de frijol 10, por sólo mencionar dos cifras del hambre. Aunado a esto, tenemos los antecedentes 36

Comte, Auguste, Discurso sobre el espíritu positivo: Discurso Preliminar del Tratado filosófico de astronomía popular, Madrid, Biblioteca Nueva, 1999, p. 124. 37 “Todos estos movimientos de oposición a la Revolución, tuvieron su punto álgido en el verano de 1793, en el que la República francesa estuvo a punto de sucumbir ante la invasión, la guerra civil y la crisis interna. Los jacobinos lo englobaron todo bajo la denominación de contrarrevolución. […] Esta actividad fue protagonizada por la mayoría de la nobleza y los descontentos por el cisma religioso que supuso la implantación de la Constitución civil del clero en el año de 1790.” Castells Oliván, Irene, “El triunfo de la Revolución” en La Revolución Francesa, Barcelona, Dastin, 2004, p. 54.

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de la represión sufrida por mineros y obreros textiles en las ciudades de Cananea (1906) y Río Blanco (1907) como detonadores para una revolución social, pues el problema además de versar sobre cuestiones agrarias, tenía en el desequilibrio de los factores de la producción una lucha primordial en la búsqueda por la justicia. Es emblemático el caso de la represión sufrida por los mineros en Cananea, ya que da cuenta del grado de perdida de soberanía que había sufrido el país durante la dictadura porfiriana38. El gobernador del Estado de Sonora, Ramón Corral, a la sazón un ilustre “científico” (denominación que recibían los dogmáticos tecnócratas que a toda costa implementaban el positivismo en su faceta económica en México), pidió ayuda al vecino país del norte, en específico a los Rangers de Arizona39 para que dispararan sus armas en territorio nacional en contra de los mineros, siendo que lo único que demandaban eran condiciones laborales dignas al dueño de la empresa Consolidated Cooper Company Cananea, que dicho sea de paso, era un norteamericano, a saber, el Coronel W. C. Greene. Los mineros fueron encabezados el 1 de junio de 1906 por los trabajadores Manuel M. Diéguez, Estaban Baca Calderón (redactor del Programa del Partido Liberal40) y Javier Huitemea, con el fin de demandar una jornada laboral regulada de ocho horas diarias, condiciones de seguridad en las minas, así como un salario de 5

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“El contexto nacional en el que inició su largo gobierno era propicio. Para comenzar, el grupo conservador había sido finalmente vencido, por lo que días no tuvo que enfrentar el enrome desafío que padecieron los líderes republicanos de mediados del siglo. En términos ideológicos, sus propuestas habían mostrado graves limitaciones y dificultades. Por ejemplo, que era imposible establecer un régimen plenamente democrático con una sociedad tan poco educada, sin tradición democrática y sin las instituciones políticas pertinentes; en otro sentido, era imposible establecer un régimen cabalmente democrático sin una extendida clase media. Así, Díaz tuco que cambiar el objetivo anterior, consistente en la concesión de algunas libertades y cierto grado de democracia, por uno más adecuado a una etapa previa e inevitable, en la que se buscaría primero el orden y el progreso.” Garciafiego, Javier, op. cit., p. 211. 39 Existe una versión alternativa de que no fueron los Rangers los que reprimieron a los trabajadores, sino un grupo de mercenarios. El caso es que hubo represión y tuvieron parte las “armas malas” que señala Maquiavelo en su obra Sobre la Guerra, pues estas se dispararon dentro de territorio nacional en contra del pueblo. 40 “Lo que Baca Calderón escribiera –resultado de las discusiones de los mineros de Cananea- debió ser semejante a las peticiones de otras agrupaciones obreras de esa época, de ahí la coherencia del programa y, sobre todo, su posibilidad de realizarlo.” García Cantú, Gastón, Idea de México II El Socialismo, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, p. 142.

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pesos. Recordemos que el golpe a Cananea representó una afrenta total al movimiento obrero que venía gestándose como un contrapoder al de la dictadura porfirista. Según Marcela del Río Reyes: El movimiento laboral urbano evoluciona así desde la formación de mutualidades hacia el cooperativismo para llegar al anarcosindicalismo. Entre 1887 y 1900 esta corriente se ve acrecentada por la llegada de la inmigración española de finales del siglo. De acuerdo con datos estadísticos en ese periodo, los inmigrantes españoles casi duplicaron su número y una gran mayoría de ellos había salido de España precisamente por sus actividades anarquistas. Aunque muchos de los jefes sindicales se decían socialistas, sus conceptos políticos estaban extraídos de los textos anarquistas de Bakunin y Kropotkin.41 En términos políticos, como habíamos señalado anteriormente, la doctrina positivista tenía una estrecha relación con la dictadura, así, la célebre frase que utilizaría a lo largo de su dictadura Porfirio Díaz era, “poca política y mucha administración”, se fue convirtiendo con el pasar de los años en, “cero política y cien administración”. En similitud con Napoleón Bonaparte, el cual pasó de ser un militar de origen corso (que adquiriría fama por su manera de reprimir a los sublevados) catapultándose después como Cónsul de la República (gracias al golpe de Estado llamado en la historiografía “18 Brumario” de 1799), convirtiéndose más tarde en Cónsul Vitalicio (1802), para alcanzar finalmente el título de Emperador (1804), Porfirio Díaz se convertiría en uno de los más brutales dictadores de la historia de México. Como escribe el historiador británico Alistair Horne: Napoleón se jactaba de haberse ganado la lealtad de las clases trabajadoras a base de «pan y circo», y es cierto que el patriotismo belicista invocado por las grandes victorias, como la de Marengo y después la de Austerlitz, hizo mucho por mitigar el descontento causado por la pérdida de libertades políticas y civiles.42 Huelga recordar que Porfirio Díaz se hizo del poder gracias al golpe de Estado llamado Plan de Tuxtepec, derrocando al gobierno legitimo de Sebastian Lerdo de Tejada el día 26 de noviembre de 1876, llamando desde la posición de golpista a elecciones, para 41 42

Ibidem, p. 30. Horne, Alistair, El tiempo de Napoleón, México, Debate, 2005, p. 87.

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convertirse finalmente en Presidente Constitucional el 5 de mayo de 1877. Porfirio Díaz pronto dictó una enmienda al artículo 78 de la Constitución de 1857, la cual se publicó el día 21 de octubre de 1887. En ella se estipulaba que el presidente entraría a ejercer el cargo el 1 de diciembre ocupando el cargo por cuatro años. La cuestión realmente significativa fue que se pasó de una democracia, a una dictadura, puesto que Díaz se reeligiría en ¡siete ocasiones!, dicho sea de paso y análogo al dictador francés, repartiendo atole y pan en cada ocasión que, según él, ganaba “las elecciones”. Por eso Marx señalaba en su obra El 18 Brumario: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos históricos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa.”43 Porfirio Díaz se convirtió con el pasar del tiempo en la cabeza del grupo de los denominados “científicos”, algo muy similar a lo que pasó tras el golpe de Estado que encumbró al general Augusto Pinochet, sólo que en el caso Chileno se les denominará “neoliberales” o “tecnócratas”. El “loco de Turín” (Nietzsche), también tenía razón al establecer el “eterno retorno de siempre lo mismo”, ese extraño carácter circular que tiene el devenir. La llamada “Pax sepulcral” o “Pax porfiriana” había alcanzado para el año de 1910 un éxito sin precedentes en la historia de la Nación, tanto a los capitales extranjeros que invertían en México (a sabiendas de la represión y muerte que se encontraba presente en todos los aspectos de la vida cotidiana), así como por la decadente oligarquía que se generó en torno al dictador Porfirio Díaz. A cien años de haber iniciado la lucha por la Independencia de México nadie imaginó que después de los fastuosos festejos que organizó el gobierno en torno al Centenario, estallaría un movimiento popular que daría fin a la dictadura impuesta por medio de la divisa

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Marx, Karl, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Madrid, Fundación Federico Engels, 2003, p. 8.

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positivista “orden y progreso”, así como por la justificación del darwinismo social, el cual establecía la “supervivencia” del más apto y fuerte (en este caso, apto y fuerte hacía alusión a los mercados internacionales). Como se ha señalado en el apartado anterior, lo que ahora entendemos como “globalización” había tenido su nacimiento a partir de la conquista de un nuevo continente, ya que el saqueo de las grandes riquezas como el oro y la plata generaron una acumulación originaria de capital44, la cual dio origen al sistema-mundo, que como sabemos, es necesariamente capitalista. Así, tras el colapsó del antiguo orden monárquico causado por la Revolución Francesa, Napoleón inició una expansión imperialista que derivó en la adopción, a todo lo largo y ancho de Europa, del Código Napoleónico, heredero del antiguo derecho romano. Al imperialismo político de Napoleón le siguió el imperialismo económico45 anglosajón, el cual versaba más sobre mercados e inversiones que sobre conquistas y armas. Con ello se da inició a lo que se entiende como relaciones de centro y periferia46, en donde las potencias europeas industrializadas imponen sus condiciones de orden y progreso, así como su hegemonía dentro de la trama de los mercados internacionales. Ante esta situación, fue imperante establecer un gobierno satélite que estuviera a favor de los intereses europeos y

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Cfr. Marx, Karl, “Capítulo XXV: La moderna teoría de la colonización” en El Capital crítica de la economía política, México, Fondo de Cultura Económica, 2006. 45 “[…] el imperialismo: un sistema de complicadas relaciones económicas, sociales y políticas que se había desbordado por la tierra con ejércitos, bonos, ingenieros, sacerdotes, gobernantes, administradores, profesores, navíos y maquinarias. Varias culturas históricas habían entrado en relación unas con otras. El mundo se había unido en un proceso de socialización de la producción, agudizándose las contradicciones de los pueblos sometidos, creándose nuevas clases, propalándose sistemas de explotación de los recursos naturales, comunicándose regiones aisladas durante miles de años y aumentando, cada día, el proceso de capitalización de la burguesía y, a la vez, la oposición de las colonias a los imperios.” García Cantú, Gastón, Idea de México IV Ensayos 2, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, pp. 167-168. 46 “En la fase descendente del ciclo de las principales economías del mundo, la contracción se propagaba a la periferia por la baja de la demanda de alimentos y materias primas, los precios y los ingresos de capitales. Este fue el problema estudiado por Raúl Prebisch que lo llevó a identificar la existencia de un sistema centro periferia, cuyo ciclo económico estaba principalmente determinado por la evolución de las mayores economías industriales.” Ferrer, Aldo, “Los ciclos económicos en Argentina: acerca del libro de Alicia Girón” en Argentina su recurrente inestabilidad financiera, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Económicas-Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2009, p. 14.

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norteamericanos, generando una estructura centralizada que estuviera dirigida por un dictador a modo, que como bien lo sabemos fue Porfirio Díaz. La revolución de las comunicaciones en la segunda mitad del siglo XIX generaría nuevas herramientas para el establecimiento de un capitalismo en cualquier parte del mundo en donde se pudiera implantar un dictador que aceptara las inversiones extranjeras en “especie”, como lo fueron la construcción de ferrocarriles47, carreteras, teléfonos y telégrafos. Como da cuenta de ello Daniel Cosío Villegas: Semejante impulso se continuó en los gobiernos sucesivos del propio Díaz, de manera que al concluir el Porfiriato, México pasó de tener en 1877 un solo ferrocarril de 460 kilómetros, a toda una red ferrocarrilera de 19 000. Paralelamente, las comunicaciones postal, telegráfica y aun telefónica se ampliaron hasta cubrir muy buena parte del territorio nacional. Se hicieron obras portuarias considerables en Veracruz, Tampico y Salina Cruz.48 Dichas herramientas eran imprescindibles para dos propósitos fundamentales. El primero de ellos era poder capturar las materias primas que serían exportadas a las potencias europeas para después industrializarlas (agregándoles valor), y así, finalmente, regresarlas como productos de importación asequibles para la pequeña oligarquía que había sido cómplice del despojo de los bienes nacionales. La tarea administrativa de la oligarquía era el segundo de los propósitos de la implementación de tecnologías, esto es, servir como mando centralizado que mantuviera el “orden y el progreso” para las empresas extranjeras. En dicho orden de ideas, Daniel Cosío Villegas nos ilustra en torno al significado del liberalismo económico impuesto durante el Porfiriato: Al igual que en el mundo de hoy, en la segunda mitad del siglo pasado, un par de países (Inglaterra y Estados Unidos) eran notoriamente 47

“El país es en esos años fundamentalmente agrícola, aunque las condiciones de vida del campesino son infrahumanas. Díaz fomenta la economía y los transportes ferroviarios, más para facilitar el envió de materia prima al extranjero que para promover el desarrollo industrial.” Del Río Reyes, Marcela, op. cit. p. 26. 48 Cosío Villegas, Daniel, “El tramo moderno” en Historia Mínima de México, México, El Colegio de México, 2003, p. 131.

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prósperos; tras ellos, si bien a buena distancia, seguía un grupo algo más numeroso (Francia, Alemania, Holanda), y muy a la zaga el resto de los países y regiones del Globo. Tan extraño fenómeno exigía una explicación, que dio lo que se llama liberalismo. Esta filosofía no ignoraba que en todas las naciones, sin excepción alguna, la sociedad es una pirámide, en cuya cúspide se sientan unos cuantos ricos, que en su parte media se halla el grupo más numeroso de los que no son ricos pero tampoco pobres, y que en la clase, necesariamente más ancha, se encontraba la gran masa de los pobres. Pero sostenían que la lluvia de la riqueza que caía en el penacho de aquella montaña social se escurría hacia abajo fecundando toda la pirámide hasta llegar al valle de los pobres, trepar primero al medio de la pirámide, para escalar finalmente su cúspide y hacerse ricos.49 Así, las minas y pozos petroleros eran conectados directamente al sur de Estados Unidos, o a los puertos que transportaban las materias primas hacia Europa. Un caso histórico del nuevo orden que trajo el liberalismo europeo, es el de Luis Bonaparte en Francia, pues éste manipulará el poder político para efectuar una desregularización de la economía en beneficio de los grandes capitales. Luis Bonaparte sirvió a los intereses de los grandes capitales, que en otros términos podrían ser nombrados inversionistas o burgueses. ¿A quién terminará sirviendo Porfirio Díaz a lo largo de 31 años de estar a la cabeza del poder? Al pueblo de México, no.

§4. Las contradicciones de la modernidad.50 En su obra Los Grandes Problemas Nacionales51, Andrés Molina Enríquez llegó a la conclusión de que el problema más severo que azotaba al país era la expropiación de

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Ibidem, pp. 132-133. Tomamos dos acepciones de lo que es modernidad, lo cual sería pertinente puntualizar ya que proviene del concepto aun más universal y general de “moderno”, Correlativamente al concepto de modernidad, se pueden situar los de modernización (fundamentalmente en referencia a los cambios en los modos de producción, ya que el capitalismo ha generado un fenómeno de mercantilismo), y modernismo (el cual tiene su origen en el siglo XIX como crítica al fenómeno de la modernización y tiene sus expresiones estéticas y culturales en el movimiento del romanticismo), así, por modernidad entenderemos “a) el sentido histórico, modernidad es la época que –floreciendo con la supremacía de la economía mercantilse extienden desde el siglo XV en adelante [ y, b)] en sentido político, la modernidad emergente en el siglo XVIII aprecia al hombre como ciudadano, con posesiones preciosas tales como la libertad de opinión y el derecho a la crítica.” Vera Ortiz, Sergio Iván, La sensibilidad posmoderna y el pensamiento de la crisis. Un análisis de la posmodernidad, su cultura, sus teorías y sus fuentes ideológicas, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2008, p. 520. 50

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tierras comunales a los indígenas del centro y sur de México por parte de los conquistadores españoles, así como de los nuevos conquistadores económicos del siglo XIX. Si bien, el problema tenía su origen con la llegada de los conquistadores, desplazándose en la época colonial, éste se agravará de manera draconiana con la dictadura de Porfirio Díaz. En su Plan de Texcoco del año 1911, Molina Enríquez desconocía al gobierno federal y estatal pues, según él, habían traicionado la Revolución. Por ello, Andrés Molina Enríquez planeaba suspender el orden constitucional otorgándose a si mismo –provisionalmente (Cincinatus en la historia de Roma)– los poderes legislativo y ejecutivo, para decretar las leyes propias de una Revolución que pocos como él conocían tan profundamente. El Plan de Texcoco venía acompañado de cinco decretos, entre los cuales destacamos el fraccionamiento de las grandes propiedades y la regulación del trabajo a salario jornal. El Plan fue un fracaso, no obstante, se convirtió en un referente obligatorio de las luchas que se cristalizarán en los artículos 27 fracción VII y 123 de la Constitución de 1917. La influencia de Molina Enríquez llegará a figuras como Ricardo Flores Magón, Emiliano Zapata, Francisco Villa y Luis Cabrera. No obstante, las condiciones de despojo que iniciaron en 1492 fueron pronto avasalladas por la puesta en marcha del proyecto imperialista estadounidense, el cual rivalizaba en el ocaso del siglo XIX con el de Gran Bretaña en una batalla cuyo fin era alcanzar la hegemonía mundial. De tal forma, México sería uno de los terrenos en donde se disputará la geopolítica para el siglo XX.

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“Andrés Molina Enríquez, en 1906, llega a ciertas conclusiones sobre nuestro país. Las causas de la lucha de clases las examina Enríquez en las páginas de su libro, Los grandes problemas nacionales. Si sustituimos los términos raciales empleados por él: criollos señores por feudales; criollos nuevos, por burguesía; mestizos por clase media rural o urbana e indios por siervos; es decir, los componentes étnicos por las correspondientes clases sociales, como lo estableció Luis Chávez Orozco, veremos que Molina Enríquez hizo el más cabal análisis de la sociedad mexicana de principios de siglo.” García Cantú, Gastón, Idea de México IV Ensayos 2, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, pp. 171.

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Las unidades productivas por excelencia del Porfiriato, a saber, las haciendas52, habían generado las condiciones de explotación ideales para la inversión de capitales extranjeros y nacionales, ya que los peones que laboraban en ellas lo hacían en condiciones de esclavitud53. Es importante hacer el señalamiento sobre las haciendas, ya que éstas fueron el gran botín que se repartió la clase leal a Díaz por medio de las leyes de terrenos baldíos54. No obstante, las comunidades campesinas que lograron resistir tanto a la conquista, como a la Colonia, y que vivieron a su vez el movimiento independentista de 1810, consiguieron conservar sus usos y costumbres para resistir la nueva embestida por parte de la vorágine del capital, tanto en su versión nacional como internacional. Esta serie de despojos se hizo notorio en las campañas en el norte y sureste de la República. En el norte se despojó de sus tierras a los yaquis que habitaban en Sonora, mientras que en el sureste las campañas fueron de “exterminio” en contra de los mayas. Así, “el titulo de Díaz como “Héroe de la paz” le fue otorgado por la guerra contra los mayas en su último reducto de Chán Santa Cruz, a la cual se agregó “de

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Para dar cuenta de la demografía -sobre todo de la ultraconcentración de la riqueza- de la época, citamos los siguientes datos: “hacia 1911 había en el país 863 hacendados; 174 banqueros; 24 411 propietarios y rentistas; 9 591 752 peones en servidumbre; 2 239 082 obreros en una población de 15 160 369 habitantes, de los cuales no sabían leer ni escribir 7 345 114 adultos y 4 777 812 niños menores de doce años.” García Cantú, Gastón, Idea de México IV: Ensayos 2, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, p. 179. 53 “Telésforo García –uno de los teóricos de segunda del Porfiriato– afirmaba que los hombres preferían el trabajo en los telares porque su salario era de seis a veinte veces reales, mientras que, en el campo, lo hacían por un real y medio. Los obreros mexicanos no merecían que su jornada –no menor de catorce horas diarias– fuera disminuida “porque tendrían mayor tiempo para sus vicios”. “Además –decía Telésforo, y el suyo era el lugar común respecto de los obreros–, una familia de cinco individuos puede obtener 160 pesos mensuales; al cabo de un año, ahorrar mil pesos, los que, con un interés del 8% anual, en diez años serían 15 000 pesos anuales; cantidad que puede dar a dicha familia un rédito de 120 pesos mensuales”. Los trabajadores extranjeros producían tres veces más que los mexicanos, y si éstos denotaban extenuación por las tareas, se decía a sus vicios irremediables. ¿Para qué aumentarles salarios?” Ibidem, p. 170. 54 “Pues es sólo con las leyes porfiristas de terrenos baldíos, que se cuadriculan, reconocen y asignan todas estas tierras de ese México del norte, México que sólo hasta esas épocas se poblará de manera intensa y sistemática, para convertirse en el México de la nueva minería del siglo XX, de la ganadería sistemática en gran escala, y de la agricultura basada en modernos y sofisticados sistemas de irrigación tecnológica. México nuevo que, a partir de su matriz colonial, será mucho menos mestizo y más criollo, desarrollando esa cultura del ranchero libre que cree poco en la predestinación y mucho en el azar y en los frutos del propio trabajo, siendo más abierto a la innovación y a los cambios en general, y desarrollando niveles de alfabetización general más altos que el México central y que el México del sur.” Aguirre Rojas, Carlos Antonio, Contrahistoria de la Revolución Mexicana, México, Contrahistorias, p. 31.

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Bravo”, por el general que dirigió la batalla final, llevando como segundo suyo a Victoriano Huerta.”55 El problema se agravaría cuando Díaz comenzó a expropiar, junto a los hacendados, las tierras de las comunidades campesinas que circundaban sus haciendas, ya que el tendido de las vías férreas en el centro y sur de país aumentaban exponencialmente el valor de las tierras expropiadas, convirtiéndose a su vez en un gran negocio para la clase en el poder. Las expropiaciones que se suscitaron en el Estado de Morelos y de Guerrero provocaron grandes conflictos que derivaron en el movimiento campesino liderado por Emiliano Zapata. La posición geopolítica de dichos estados tendría una serie de elementos que les permitieron convertirse en bastiones revolucionaros, ya que al estar próximos al centro político nacional les brindaba un nivel educativo más aventajado que otras regiones del país. Sumado a esto, como escribe Friedrich Katz: “Otra era la facilidad para conseguir armas. La sierra favorecía la guerra de guerrillas y dificultaba los movimientos de las tropas federales; la densidad de la población impedía la fragmentación de las fuerzas campesinas, lo que con frecuencia había sido su perdición.”56 El problema de la tierra no se limitaba a la zona centro y sur del país, pues los llamados “colonos fronterizos” que habían ocupado los estados de Sonora, Chihuahua y Coahuila habían logrado con el pasar del tiempo generar una cierta independencia del centro político, así como un nivel de vida hasta cierto punto próspero. La inversión extranjera por parte de Estados Unidos en minas y ferrocarriles, generó –a partir de su puesta en marcha en 1880– una serie de problemas al tratar de implantar una

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García Cantú, Gastón, Idea de México IV: Ensayos 2, México, FCE, 1991, p. 164. “La campaña militar que hacía el Gobierno contra el indio maya en el Estado de Yucatán y Territorio de Quintana Roo, preocupaban hondamente al general Díaz, quien constantemente mandaba fuerzas para batirlos; entre otros fueron enviados los generales Ignacio A. Bravo, José María de la Bega y el coronel Victoriano Huerta, con los batallones 6°, 10°, 28° y 22° y además, los cañones «Independencia» y «Zaragoza»” Casasola, Gustavo, Historia Gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970 Tomo I, México, Trillas, 1973, p. 24. 56 Katz, Friedrich, “Orígenes, estallido y fase inicial de la revolución de 1910” en Sistema y Revolución, México, Secretaría de Educación Pública, 1987, p. 29.

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modernización en beneficio de Estados Unidos y, consecuentemente, la pérdida de esa independencia que habían gozado durante un largo periodo de tiempo los “colonos fronterizos”. Recordemos que la inversión de capitales de Estados Unidos se llevó a cabo principalmente en los sectores de la minería, agricultura y transportes. Los colonos del norte de México habían tenido como una de sus funciones defender la frontera, de manera que éstos tenían armamento a su disposición, así como ciertos privilegios en relación a la tenencia de las tierras y exención de impuestos, además de un acercamiento a la religión protestante57, lo cual les brindaba una visión completamente diferente al centro político y la implantación del positivismo. A raíz de la derrota final de los apaches en 1885, la región gozó una “pacificación” que durará poco tiempo, ya que se puso en marcha una serie de expropiaciones de tierra en favor de los inversionistas norteamericanos. Una de las consecuencias de las expropiaciones fue la perdida de autonomía en los municipios, los cuales habían forjado a lo largo del tiempo ese derecho político, afectando de igual forma, a los pobladores originarios yaquis en el Estado de Sonora. Ante esta situación, se suscitaron enfrentamientos como el de Tomóchic en el año de 1892, siendo éste un precedente de las rebeliones que se avecinaban a lo largo y ancho del país. Todo inició cuando a los yaquis se les expropió 57

“La pedagogía protestante no sólo rompía con la católica, sino que también tomaba sus diferencias con la enseñanza oficial, en particular frente al positivismo que pretendía prescindir de toda base moral. Mientras los positivistas, como lo subraya Leopoldo Zea, «atribuyen a la ciencia una cualidad sobrehumana, creyendo que mediante ella era posible obtener el acuerdo de todos los hombres», los protestantes más cercanos a los pedagogos de la vieja guardia liberal (José María Vigil) compartían la doctrina del filósofo krausista belga Guillaume Tiberghien, quien sostenía que la religión era indispensable para el perfeccionamiento social […] La oposición protestante al positivismo fue de principios filosóficos, pero también rebasó la mera controversia filosófica, ya que el positivismo se había transformado en el arma para sostener el nuevo partido del orden y el progreso, como conjunto de ideas que legitimaban una sociedad autoritaria. […]En primer lugar, los protestantes rechazaron la política de conciliación con la Iglesia católica romana y la endeble aplicación de las Leyes de Reforma. En segundo, rechazaron la idea de que el orden y el progreso debían prevalecer sobre la práctica de la democracia, aunque fuera de manera provisional […] Mientras para los porfiristas se trataba de integrar el país, mediante el civismo, al sistema político imperante para asegurar el orden y el progreso, y de crear una identidad nacional frente a otras culturas vecinas, para ellos, según palabras del director del Instituto Metodista Mexicano de Puebla, había que avanzar un paso más, es decir, «no sólo instruir sino educar al pueblo para que tenga conciencia de sus derechos». Por eso la relectura de la tradición operada durantes los actos liberales era distinta.” Bastian, Jean-Pierre, “Las sociedades protestantes y la oposición a Porfirio Díaz en México, 1877-1911” en Protestantes, liberales y francmasones, México, Fondo de Cultura Económica-Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina, 1990, pp. 145-146.

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una región muy fértil llamada “Valle del Yaqui”. Luis Terrazas, un poderoso caudillo y hacendado de Sonora descontento con la política de Díaz, apoyó la insurrección de Tomóchic, al igual que otro poderoso hacendado, José María Maytorena. Sin embargo, los yaquis terminarían siendo un botín político de las disputas entre los caudillos y el dictador Díaz. Este caso es emblemático, ya que la gran mayoría de los obreros y clases medias de la región no apoyaron a los campesinos en un primer momento, pues bastaba que Díaz impusiera su “orden” para que sus privilegios y estatus desaparecieran. El tiempo llevaría a estas clases medias por la misma senda de los yaquis, pues ante la brutalidad del dictador, no quedaría otro camino más que la insurrección. No tardarían mucho en sumarse a la lucha de los yaquis grandes sectores de la población, pues fue justamente una oleada sin precedentes de inversión extranjera durante el periodo 1900-1910 (se triplicó en comparación al siglo anterior), la que provocó desajustes sociales que llevaron finalmente al colapso del Porfiriato. Esto se debió a la crisis en la economía estadounidense iniciada en 1907, la cual traería consigo grandes contingentes de migrantes que perdieron su empleo y tuvieron que regresar a sus estados de origen. Como muestra el historiador Friedrich Katz: La carga soportada por las clases medias y las trabajadoras aumentó nuevamente a causa de un factor externo: la repatriación de miles de trabajadores mexicanos despedidos de las minas y fábricas norteamericanas durante la recesión.58 También es interesante lo que señala Carlos Antonio Aguirre Rojas al respecto: La crisis de la economía norteamericana golpeó de modo particular a la minería, y fue entonces simultáneamente una crisis específica de la producción minera norteamericana. Pero la crisis de la minería en Estados Unidos implicó a la vez la baja de los precios de los principales metales, sobre todo plata y cobre, que eran entonces los más importantes productos de la minera mexicana por volumen de producción y por precio relativo en el mercado, lo que se tradujo en consecuencia en la generación de una simultánea y paralela crisis de la minería mexicana […] La crisis minera en Estados Unidos se convierte entonces, mediante 58

Katz, Friedrich, op. cit., p. 36.

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los mecanismos recién descritos, en una crisis minera en México. Pero como ya habíamos explicado, la minería era precisamente la columna básica que había vertebrado todo el desarrollo de la economía norteña de México a lo largo del Porfiriato.59 Si bien los trabajadores del norte gozaban de condiciones diferentes en comparación a los del sur, pues éstos últimos tenían que someterse al sistema de “servidumbre por endeudamiento”, el norte presentaba rasgos sustancialmente novedosos, ya que no existía una relación patriarcal entre el hacendado y el peón. La razón de la inexistencia de dicha relación se debía a que en los Estados Unidos los salarios permitían cierto margen de independencia al trabajador respecto del patrón. Así, los trabajadores del norte de México vendían su fuerza laboral tanto en México como en Estados Unidos, erigiéndose en trabajadores –hasta cierto punto– libres. La zona de la Laguna, en donde actualmente se encuentran los estados de Coahuila y Durango, era parte de esta relación moderna entre los peones y los patrones, ya que se pagaban mejores sueldos en los campos algodoneros, que a pesar de ello, debían ser compensados con la migración temporal a Estados Unidos para trabajar en la agricultura, minería e industria. La paga era en metálico y no en vales, por lo que se evitaba el endeudamiento del peón a través de las tiendas de raya, elemento fundamental del “sistema de servidumbre por endeudamiento”. Incluso, se podría decir que los precios de las tiendas de raya en la región norte del país eran bajos respecto a los del centro. No obstante, el trabajo dependía de factores como la estabilidad de la economía de Estados Unidos, así como de buenas lluvias. Precisamente la baja en el precio de la plata a nivel internacional, sumado a la recesión en Estados Unidos (la cual repercute en México), y la sequía de 1907-1910, fueron las causas que generarían condiciones adversas a miles de trabajadores que perdieron su empleo, ya que a falta de trabajo en la mina, se podía acudir a las 59

Aguirre Rojas, Carlos Antonio, op. cit., p. 76-77.

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plantaciones de algodón o a la industria, posibilidad anulada tras la conjunción de condiciones adversas en la economía de Estados Unidos y su repercusión en México. El norte se había convertido en un laboratorio en el que los “científicos” aplicaron su conocimiento en beneficio de los grandes capitales, no obstante, la gran transformación que había forjado una nueva generación de caudillos y oligarcas, principalmente en los estados de Sonora y Chihuahua siendo una excepción Coahuila, posibilitarán el escenario perfecto para el liderazgo necesario en búsqueda de mejores condiciones de justicia, libertad e igualdad. Nuevo León se había convertido en el feudo del general Bernardo Reyes, un opositor del grupo de los “científicos” y posible sucesor del dictador Díaz. A su vez, en el Estado de Coahuila radicaba una de las familias más ricas de México, a saber, la familia Madero, de donde emergerá el prócer de la democracia y futuro presidente Francisco I. Madero. La oleada de inversiones extranjeras que triplicó sus capitales en 1900 afectó paulatinamente los intereses de sus negocios, dando pie a una de las primeras muestras de rebeldía en contra del régimen de Díaz60. Como escribe Friedrich Katz: A finales del siglo, Francisco Madero había formado y encabezado una coalición de hacendados laguneros para oponerse a los intentos de la compañía anglo-norteamericana Tlahualilo por monopolizar los derechos sobre el agua en esa zona enteramente dependiente de la irrigación.61 Madero encabezó un movimiento nacionalista que tenía por objetivo competir con los grandes capitales extranjeros, de ahí su diversificación en actividades comerciales como la siembra de caucho, la cual era una afrenta para la Continental Rubber Company, así

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Hacia 1911 las inversiones en México eran como sigue: de ingleses 321 millones de dólares de franceses 143 millones de dólares de norteamericanos 1 058 millones de dólares otros (alemanes…) 119 millones de dólares de mexicanos 793 millones de dólares La burguesía mexicana era, después de los inversionistas norteamericanos, la segunda en poder económico. García Cantú, Gastón, Idea de México IV: Ensayos 2, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, p. 179. 61 Katz, Friedrich, op. cit., p. 47.

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como en el sector de la fundición al poseer el único alto horno en el norte de México, el cual afectaba los intereses de la American Smelting and Refining Company. Las clases del norte comenzaron a disgustarse cada vez más con el gobierno del centro encabezado por Díaz, tanto en el aspecto político (al monopolizar todos los espacios de la administración pública), como en el económico (al darle preferencia a los capitales extranjeros), formándose un movimiento de un gran espectro de clases sociales; según Friedrich Katz, “lo que distinguió a la revolución en el norte de México de aquellos otros movimientos, fue la diversidad de las clases sociales que se unieron a la revolución y la mayor facilidad que tuvieron los revolucionarios norteños para conseguir armas.”62 No tardaría mucho tiempo en que Porfirio Díaz cayera en la cuenta del grave error geopolítico que cometió al permitir una invasión silenciosa por parte de Estados Unidos y sus cada vez más pujantes inversiones en México. El caso más significativo fue el del sector petrolero monopolizado por la Mexican Petroleum Company, pues como señala lucidamente Friedrich Katz: Toda la élite gobernante mexicana comenzó a contagiarse de esta alarma. Después de todo, los “científicos” nunca habían visto con buenos ojos el predominio norteamericano en la actividad inversionista. En primer lugar porque tenían ligas tradicionales más estrechas con los círculos financieros europeos que con los norteamericanos. En segundo lugar, y esto era más importante, porque las compañías europeas, menos sólidamente establecidas, solían aceptar de mejor grado sus propuestas que las norteamericanas, y con frecuencia aceptaban como socio a un “científico” cuando las compañías norteamericanas se habían negado a ello. En tercer lugar, y esto era lo más importante de todo, el predominio norteamericano era incompatible con el concepto que tenían los “científicos” de lo que debía ser del desarrollo económico de México.63 En ese momento los Estados Unidos tenían una gran cantidad de inversiones en ferrocarriles, materias primas, minas, etc. Mientras que los países europeos tenían sus

62 63

Ibidem, p. 44. Ibidem, p. 56.

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capitales invertidos en deuda pública, sistema bancario e industria (Francia); comercio, deuda pública64 (gran parte de ella), materias primas y ferrocarriles (Alemania); y, petróleo (Gran Bretaña). De las inversiones europeas, la más importante fue la llevada al cabo por Weetman Pearson, más tarde conocido como Lord Cowdry, el cual fundó El Aguila Oil Company con el fin de contrarrestar la hegemonía del sector petrolero por parte de las empresas norteamericanas y como parte de la estrategia de Porfirio Díaz para equilibrar la balanza entre las inversiones de Estados Unidos y Europa. Para el año de 1910 El Aguila Oil Company controlaba cerca del 58% de la producción petrolera en México. A su vez, el control que detentaban los norteamericanos de las vías ferroviarias con sus dos compañías, a saber, la Standard Oil y la casa bancaria Speyer, provocó que sus altas tarifas impidieran el comercio con Europa. No obstante, a raíz de la evaluación que hicieran los “científicos” y Díaz sobre la silenciosa invasión de capitales norteamericanos, el ministro de Hacienda Yves Limantour generó la idea de crear entre 1907-1908 la compañía Ferrocarriles Nacionales de México, cuyo fin era abrir el mercado a las inversiones y el comercio europeo. Como escribe Friedrich Katz: “El principal beneficiario del nuevo control mexicano de los ferrocarriles fue el Pearson Trust; la principal perdedora fue la Standard Oil.”65 A Pearson se le concedieron tierras en Veracruz, San Luis Potosí, Chiapas, Tamaulipas y Tabasco. En el año 1908 se funda la Compañía Mexicana de Petróleos el Aguila, muestra de la estrecha relación entre el gobierno de Díaz y los británicos. Los socios mexicanos que se vieron beneficiados con la fundación de la empresa petrolera fueron Enrique Creel, a la sazón, Secretario de Relaciones Exteriores, y Porfirio Díaz hijo. Para ese entonces, México se perfilaba

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“De acuerdo después con la ley de 13 de diciembre de 1887 se contrató un empréstito con la Casa Bleichroeder de Berlín en 24 de marzo de 1888 por 10.500.000 libras esterlinas por medio del cual se logró reducir la deuda exterior a la mitad de su monto y se dispuso de algún capital en efectivo que fue destinado a mejoras de utilidad pública.” Pérez Verdía, Luis, Compendio de la Historia de México, Paris, Librería de la Vda. de Ch. Bouret, 1906, p. 533. 65 Katz, Friedrich, op. cit., p. 63.

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como uno de los más grandes productores de petróleo a nivel mundial, logrando para el año 1911 ser tercero con una producción de 14, 051 643 barriles. De aquí podría salir la primera hipótesis sobre la Revolución, ya que al parecer lo que importaba a Estados Unidos era forzar un cambio de gobierno que fuera favorable a sus intereses, derrocado el dictador antidemocrático Porfirio Díaz. En política no hay coincidencias y el gobierno de Estados Unidos nunca ha tenido amigos y sí muchos intereses. En términos militares, México era una Nación atrasada, ya que Porfirio Díaz como un buen conocedor de las conspiraciones militares y los golpes de Estado desconfiaba de su propio ejército. Por ello, mantuvo a las fuerzas militares en condiciones que pudieran estar bajo su control para preservar lo que él entendía como “pacificación”. Al parecer una paz muy parecida a las Pax del Imperio Romano. La historia de los golpes militares en toda América Latina había sido una constante a lo largo de los cien años a partir de que comenzaron los movimientos independentistas de inicios del siglo XIX, convirtiendo al cono sur en una región geopolítica sumamente inestable, sumando a ello los interminables conflictos entre naciones vecinas. El caso de México era diferente, ya que: Muchos de los dirigentes mexicanos daban por supuesto que había dos circunstancias que podrían conducir a una intervención norteamericana en su país: conflictos internos que pusieran en peligro las inversiones norteamericanas o la idea norteamericana de que México podría representar un peligro por comprometerse demasiado con una potencia extranjera.66 Sin embargo Díaz apostó a que el factor económico podía servir de escudo ante una invasión por parte de Estados Unidos. Las inversiones europeas podían disuadirlos al poner en juego ejércitos del viejo continente en caso de que fueran amenazadas sus inversiones por una invasión norteamericana. Por tal motivo, el ejército se convirtió en una institución que poco a poco se fue desdibujando al apostar por la mediación de una 66

Ibidem, p. 65.

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potencia europea en caso de que Estados Unidos quisiera invadir el país. Así, las fuerzas que se convertirían en las verdaderas “pacificadoras” (represoras) del país, fueron los rurales, que en realidad eran una fuerza policial y no militar. Los cálculos de Díaz nuevamente serían incorrectos a la luz de lo que se avecinaba.

§5. Anarquismo y resistencia. Otro frente de oposición radical a Porfirio Díaz, entendiendo por “radical” la voz latina radix, radicis, que se traduce como “raíz”, fue el Partido Liberal encabezado por los hermanos Flores Magón fundado en 1902. Ricardo Flores Magón sería el más radical de los hermanos, ya que tenía una fuerte influencia anarco-sindicalista abrevada de su exilio en Estados Unidos, lugar en donde tuvo contacto con exiliados anarquistas españoles, así como por sus lecturas de los anarquistas rusos Kropotkin y Bakunin. Los hermanos Flores Magón eran parte de una nueva clase que había entrado en juego después del movimiento de Independencia de 1810 y de la Guerra de Reforma, ya que conformaban la clase de los mestizos educados o clase media urbana. Oaxaqueños de nacimiento, crecieron en el municipio de Teotitlán del Camino, específicamente en uno de los lugares conocidos como pueblos comuneros, es decir, un pueblo comunista en términos político-históricos de larga duración (ajenos al pensamiento europeo del siglo XIX), ya que su comunismo se remontaba a mucho antes de la Conquista. Las características de los pueblos comuneros eran que no existía la propiedad privada, todo era de todos por igual, así como por su forma de gobierno al ser totalmente diferente a la democracia occidental, ya que el gobierno era un consejo de ancianos llamado calpulli. En la novela histórica Los cuadernos de la cárcel de Ricardo Flores Magón, Douglas Day describe en “puño” de Ricardo, lo siguiente sobre su padre: Mi padre, Teodoro Flores, era zapoteca (decía orgulloso, que también llevaba en las venas sangre azteca). Hasta sus quince años, sólo habló náhuatl. Era un guerrero nato: encabezó a los hombres del pueblo,

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primero contra los gringos en 1847, luego luchó con Benito Juárez en la Guerra de Reforma, y finalmente ayudó a expulsar a Maximiliano, ese hombre de buen corazón pero de mente tan simple. Mi primer recuerdo de mi pequeño y valiente padre (y he contado este episodio tantas veces que acaso no sea un recuerdo verdadero sino algo que se ha injertado en la historia) es cuando me llevó con mis dos hermanos, Jesús, el mayor, y Enrique, el menor, a un campo de Teotitlán, para aleccionarnos. –Todo es de todos – decía – . ¡Repítanlo! –Todo es de todos – repetíamos los tres chamacos. –La tierra, el agua, los bosques, las casas, los bueyes, las cosechas. De todos. ¡Repítanlo! Y así lo hacíamos. Nunca perdía oportunidad para aleccionarnos. Si le pedíamos que nos hablara acerca de la Sierra de Juárez que rodeaba Teotitlán, empezaba a hablarnos de cómo vivía la gente de Teotitlán. Cómo los que podían trabajar trabajaban, y todos tenían lo preciso para sus necesidades. Cómo no se permitía que nadie tomara más de lo necesario, y si alguien lo hacía cometía un grave delito, castigado, en la sierra más primitiva, con el silencio, el desprecio o la expulsión. También nos decía que antes no había cárceles hasta que el gobierno nos las trajo.67 Realmente se puede apreciar un sincretismo de las ideas tomadas de los anarquistas rusos y la realidad cultural comunista heredada por su padre. Ricardo y Jesús ingresarán en el año de 1892 a la Escuela Nacional Preparatoria en donde abrevan elementos jacobinos, para pasar años más tarde a cursar estudios en leyes en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, época en la que participarán como estudiantes en la marcha contra la cuarta reelección de Porfirio Díaz al lado de quince mil manifestantes. Su participación le costó ser encarcelado junto a su hermano Jesús en la cárcel de Belén. El único que concluiría sus estudios en Leyes sería Jesús, ya que su hermano Ricardo se dedicó de lleno a la actividad política y periodística, la teoría se había convertido en una práctica para ser superada en una praxis. Para 1900 fundará junto con Andrés Horcasitas, Enrique Flores Magón, Librado Rivera y Eugenio Arnaux la legendaria publicación Regeneración, la cual llegaría a figuras como Emiliano Zapata. La publicación fue clausurada por el gobierno represor y para 1902 junto con el grabador José Guadalupe

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Douglas Day, Los cuadernos de la cárcel de Ricardo Flores Magón, México, Fondo de Cultura Económica, 1996, p. 48.

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Posada, Daniel Cabrera (tío del también colaborador Luis Cabrera), fundan El Hijo del Ahuizote. Pero, como bien señala Gastón García Cantú, el anarquismo de Ricardo Flores Magón se presentó en una segunda etapa de su vida, ya que en una primera instancia su análisis de la realidad era más acorde con una postura de corte marxista (por la cuestión de su comunismo de la infancia, hecho que no deja de ser radical para su época, pues el comunismo es un asunto referente a la propiedad), pues en ella la cuestión de la propiedad privada detentada por la burguesía terminaría por llevar a una contradicción al sistema, provocando una ulterior emancipación de las clases oprimidas; en palabras de García Cantú: La corriente socialdemócrata de los Flores Magón derivó en anarquismo al no lograr, con sus primeras convocatorias, la rebelión popular. Las dos fases de la ideología magonista, la democrático-burguesa y la anarquista, fueron los límites teóricos de los primeros movimientos revolucionarios a principios del presente siglo. No obstante, el programa del Partido Liberal promueve la primera rebelión colonial contemporánea.68 En términos históricos, el programa del Partido Liberal de 1906 tiene una vigencia extraordinaria en las condiciones políticas, económicas y sociales de la actualidad. A continuación brindamos la síntesis que hace García Cantú de las principales ideas del programa del Partido Liberal de 1906: a) b) c) d) e) f) g) h) i)

Anular las reformas a la Constitución de 1857. Suprimir el servicio militar obligatorio y los tribunales militares. Abolición de la pena de muerte. Responsabilidad de funcionarios públicos y prisión para los que incurrieran en delitos. Supresión de las escuelas del clero católico y mayor atención a la instrucción de la niñez. Enseñanza laica en todas las escuelas. Educación obligatoria hasta los 14 años. Declarar ciudadanos mexicanos a todos los extranjeros que adquieran bienes raíces. Pago de impuestos de la Iglesia católica y nacionalización de sus bienes. Labor máxima, para los trabajadores, de ocho horas. Salario mínimo de un peso. Reglamentación del servicio doméstico y del trabajo a domicilio. Prohibición del trabajo infantil. Higiene en los talleres. Abolición de multas

68

García Cantú, Gastón, Idea de México IV Ensayos 2, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, p. 171.

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j) k) l)

m) n)

o) p) q) r) s)

y descuentos en los salarios. Indemnización por accidentes de trabajo. Descanso dominical. Restitución de ejidos a los pueblos. Jornal mínimo para los campesinos. Entrega de tierras a quien las solicitara en propiedades no cultivadas. Obligación de los propietarios de cultivar sus tierras. Repatriación, por cuenta del gobierno, de los mexicanos residentes en los Estados Unidos; víctimas de persecuciones, inseguridad y pobreza en su patria. Creación de un banco agrícola. Confiscación de los bienes de los funcionarios públicos, adquiridos en el desempeño de sus cargos, para entregarlos a la nación y distribuirlos en obras de servicio social. Igualdad civil para todos los hijos de un mismo padre. Colonias penitenciarias en lugar de cárceles. Protección a los indígenas. Unión con los países latinoamericanos para defender su integridad y soberanía. Impedir que México contrajera empréstitos en el extranjero.69

El programa mostraba una multiplicidad de puntos que provenían de luchas obreras, campesinas, de la pequeña burguesía nacional, indígenas, niños, estudiantes, etc. Es decir, era un programa que congregaba a todos los excluidos por el sistema que había impuesto Díaz en beneficio de las distintas metrópolis a las que estaba subordinado México. No obstante, la postura de Ricardo Flores Magón se fue radicalizando al contemplar que a pesar de la llegada de un nuevo gobierno –en este caso el de Madero– el sistema seguía avanzando a toda prisa, como una locomotora que se dirigía a un precipicio sin nada que la pudiera detener. Las coordenadas ideológicas de la época, es decir, el positivismo con su orden y progreso, así como el darwinismo social y la justificación de la hegemonía del más fuerte frente al débil, fueron despejadas por el anarquismo que ejerció a lo largo de su vida Ricardo Flores Magón, con una perspectiva vitalista y moral a toda prueba, ya que como señala García Cantú: Rompió con todos, porque todos parecían flexibles y quebradizos ante una voluntad como la suya. Porfirio Díaz estuvo en la mira de su cólera; después, Madero y Carranza. ¿Quién podría darle a México lo que sólo Flores Magón había previsto para su felicidad? Ninguna ideología ha tomado entre nosotros a un hombre por entero como el anarquismo a 69

García Cantú, Gastón, Idea de México II El Socialismo, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, pp. 141-142.

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Flores Magón. Ninguno de los teóricos y de los arrojados a la lucha social, de entre esas filas, se aproxima a su temple, forjado en la convicción de que, por sobre todo, la moral es la norma de la vida.70 Asumiendo la división en dos épocas intelectuales que hace García Cantú, esto es, un primer Flores Magón socialdemócrata, para dar paso a un Flores Magón anarquista, sería importante rastrear otro tipo de resistencias para dar cuenta de que la ideología anarquista ya se encontraba presente en aspiraciones como el Municipio Libre, el cual tenía como fondo la cuestión agraria sobre la pertenencia histórica de la tierra a las comunidades campesinas, algo muy similar a lo que unas líneas arriba relataba “Flores Magón” sobre su padre. Una pequeña muestra del desarrollo del anarquismo en México es el expuesto por Marcela del Río en el siguiente pasaje de su libro Perfil y muestra del teatro de la Revolución mexicana, en donde señala: Max Aub ha dicho que la originalidad de la Revolución mexicana consistió en que no fue precedida por una verdadera política […], y aunque reconoce que los gérmenes de carácter teórico se encuentran en el anarquismo de los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón, afirma que ese anarquismo fue adoptado posteriormente a la gesta de Madero. Este aserto podría discutirse, ya que los textos del anarquismo europeo pregonado por los pioneros Stirner y Godwin en el siglo XIX y por Proudhon, Bakunin y Kropotkin tuvieron en México una influencia que abarcó todo el periodo de gestación de la Revolución de 1910-1921. Se divulgaron las ideas no sólo a través de publicaciones periódicas, sino también a través de representaciones teatrales realizadas en comunidades agrícolas, sindicatos obreros y auditorios populares de los centros fabriles. Porfirio Díaz reprimió la prensa con encarnizamiento para evitar la difusión de tales ideas. Se encarceló a escritores, periodistas, editores; tal fue el caso de Ricardo Flores Magón, cuyo primer confinamiento ocurrió en 1892, es decir, mucho antes de 1910. Se quemaron imprentas, se envió al paredón a los rebeldes. No obstante, las ideas se divulgaron y la corriente anarquista consiguió tener influencia en un periodo que va de 1860 a 1920, tanto en el terreno agrario como en el minero y muy especialmente en el sindicalismo obrero.71 Podemos dar cuenta del influjo de la ideología anarquista en el movimiento de resistencia agrarista del Estado de Morelos encabezado por Emiliano Zapata, ya que es necesario recordar que la Redacción del Plan de Ayala, la cual fue realizada en la Sierra 70 71

Ibidem, p. 139. Del Río Reyes, Marcela, op. cit. p. 29.

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de Ayoxustla por el maestro rural Otilio Montaño, tenía una fuerte influencia de las ideas de Ricardo Flores Magón. Montaño, a la sazón, parte del Estado Mayor de Emiliano Zapata, había abrevado del libro Los Grandes Problemas Nacionales de Andrés Molina Enríquez las coordenadas ideológicas para llevar a cabo un movimiento agrarista de las dimensiones que tuvo el zapatismo, además de instruir a Zapata leyéndole obras como La conquista del pan, del anarquista Kropotkin. Si bien el lema del zapatismo fue en un primer momento “Reforma, Libertad, Justicia y Ley”, se transformaría con el tiempo en “Tierra y libertad”72, ya que este último sintetizaba las coordenadas ideológicas anarquistas, con la praxis llevada acabo en sus formas de organización política. La gran pregunta sería ¿por qué entonces, si el movimiento zapatista y magonista fueron los más vanguardistas de todos los que clamaban el fin de la dictadura Porfirista, han sido los menos abordados por la historiografía de la Revolución? A nuestro humilde entender, la cuestión de la supresión del anarquismo se debió a un hecho histórico poco mencionado. En 1901 el anarquista León Czolgosz tiroteo en la Exposición Panamericana de Buffalo en el Estado de Nueva York, a nada más y nada menos que el presidente de Estados Unidos, William Mckinley, falleciendo éste ocho días después a causa de las heridas de bala. Nuestra hipótesis es que el anarquismo se vio afectado por este hecho histórico particular, el cual se generalizó para convertir a cualquiera que profesara una adhesión al anarquismo en un terrorista. Como bien señala Walter Benjamin en su obra Sobre el concepto de la historia, en torno a la historiografía

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“Tierra y Libertad” era el lema de los anarquistas catalanes que sufrieron el exilio a principios del siglo XX. A nuestro humilde parecer, la cuestión del origen de dicho lema es una discusión bizantina, ya que justamente la lucha de los anarquistas es por la abolición del Estado moderno, por lo cual, se convierte en una lucha similar a la establecida por Marx al final de Manifiesto del partido comunista, a saber, “Proletariados del mundo uníos”. Tierra y libertad era “Reforma agraria” y “no más dictadura”.

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y los historiadores: “La empatía con los vencedores siempre beneficia por consiguiente a los cada vez poderosos.”73

§6. El reformismo de Reyes. Además del Partido Liberal (que como hemos dado cuenta, de liberal no tenía nada y sí mucho de anarquista), se había generado otra estructura política que ponía en peligro la estabilidad del régimen de Díaz, a saber, el Partido Democrático. Su máxima figura era el general Bernardo Reyes, el cual representaba las aspiraciones de la clase media que había sido desplazada de la administración pública gracias al nepotismo del dictador Díaz. El partido significó una válvula de escape a la monopolización de los espacios políticos dominada por el grupo de los “científicos”, pues Reyes se había convertido en un opositor a dicho grupo. Las condiciones de inequidad expresadas en un capitalismo “diseñado a modo” por los capitales extranjeros llevaron al país a situaciones tan desastrosas como la de Rió Blanco en el año de 1907, población en el Estado de Veracruz donde se llevó a cabo una represión de dimensiones inusitadas cuando se disolvió por medio del ejército federal, una huelga en una fábrica de tejidos. Este hecho tendría repercusiones en toda la República, ya que tanto el descontento obrero, como la represión se convertían en una constante por parte del gobierno, ya que no lo olvidemos, un año antes se habían suscitado la igualmente violenta represión a los mineros de Cananea. La inversión extranjera permitida por Díaz después de 1900 lo único que había provocado fue una mayor dependencia de intereses foráneos; según Friedrich Katz: El gran flujo de inversiones extranjeras después de 1900 había hecho al país más y más dependiente de las naciones industriales avanzadas; la adopción del patrón oro por México en 1905 había frenado el crecimiento económico, y la crisis cíclica que ocurrió en los Estados Unidos entre 73

Benjamin, Walter, Obras Completas: Libro I Vol. 2: La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica; Charles Baudelaire. Un lírico en la época del altocapitalismo, Sobre el concepto de historia, Abada, Madrid, 2008, p. 309.

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1907 y 1908 tuvo un efecto devastador sobre México en general y sobre los estados norteños en particular.74 El Estado de Chihuahua fue uno de los más afectados, sobre todo a causa del alza a los precios de los alimentos, lo cual repercutió en las clases medias que hasta ese momento no habían sido afectadas por la crisis y se habían mantenido al margen de la represión. Recordemos el caso de la Revolución Francesa y la cuestión de los alimentos. El regreso de los trabajadores migrantes que laboraban en las minas e industria en los Estados Unidos en el año de 1908 había alcanzado la cifra de 2000 hombres, estadística que se sumó al gran desempleo que existía al sur del Río Bravo. No conforme con la mala “administración” del dictador Díaz, las relaciones diplomáticas con Estados Unidos se vieron seriamente deterioradas tras la recepción que le dio Porfirio Díaz al presidente derrocado de Nicaragua, José Santos Zelaya, ya que ello significó una insubordinación del que hasta entonces había sido su amo y señor (Estados Unidos). Sumado a ese desplante, el dictador Díaz se negó a prorrogar un contrato de arrendamiento en Baja California a una estación abastecedora de carbón para la Marina norteamericana, acelerando con ello las estrategias por parte de Washington para derrocar al, ahora sí con todas su letras, dictador75. El poder de Díaz se veía cada vez más fragmentado. Bernardo Reyes se posicionó como su futuro sucesor al competir por la vicepresidencia en 1910, sitio que detentaría el sucesor de Díaz abriendo a su vez un espacio en el gobierno a los grandes

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Katz, Friedrich, op. cit., p. 69. La política exterior de Estados Unidos se caracteriza por colocar gobiernos favorables a sus intereses; en esa fase el gobernante tiene todo el apoyo y amistad del gobiernos de Estados Unidos, pero una vez que las maniobras del gobernante “amigo” comienzan a ser adversas a los intereses de Estados Unidos, sufre de una propaganda en la que se le nombra dictador. Nosotros no hemos caído en ese error, pues nuestra juicio sobre Porfirio Díaz como dictador, se basa en hechos concretos que afectaron a actores fundamentales de un proceso histórico que va más allá del siglo XIX, ya que las campañas militares para exterminar a los mayas y yaquis, es una razón más que suficiente para dar cuenta de una falsa conciencia de clase, pues no lo olvidemos por un segundo, la madre de Porfirio Díaz era de origen mixteco. Negar los orígenes es olvidar quienes somos. 75

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sectores de la clase media que conformaban el Partido Democrático. Todo indicaba que la transición sería en paz, ya que en la entrevista Díaz-Creelman el dictador señalo que: Cualquiera que sea el sentir o la opinión de mis amigos y partidarios, estoy dispuesto a retirarme cuando termine mi periodo actual, y no volveré a aceptar mi reelección. Tendré entonces ochenta años.

§7. El prócer de la democracia: Francisco I. Madero. Pero, sin temor a equivocarnos, el adversario más poderoso que se alzó en contra de Díaz fue Francisco I. Madero, liderando el Partido Antireeleccionista. Su leyenda inicia a partir de la mejora a las condiciones laborales en sus haciendas, pues pensaba que una reforma agraria no sería una buena opción para el futuro de México, esgrimiendo por el contrario que la mejor vía para llevar justicia a la sociedad era la atención patriarcal de un burgués filantrópico (Recordemos el Himno a la Alegría “Brüdder, über Sternenzelt Muss ein lieber Vater wohnen” [¡Hermanos! Más allá de las estrellas debe reinar un padre generoso]). Su obra La sucesión presidencial (1909), brindaría el sustento ideológico al movimiento que encabezaría a nivel nacional. El 25 de abril de 1910 Madero aceptó la candidatura a la presidencia en la Convención Antirreeleccionista cuyos principios son resumidos por García Cantú en los siguientes puntos: 1) Respetar el statu quo hasta las reformas legales del Congreso de la Unión. 2) Reformar la Ley de Imprenta para dar mayores garantías a la libre expresión del pensamiento. 3) Fomento de la instrucción, construyendo escuelas rurales y urbanas en vez de palacios y teatros. Reformas a la instrucción secundaria y abolición de las trabas impuestas a las instituciones particulares, para que pudieran competir con las escuelas oficiales. 4) Pensiones a los obreros mutilados en el trabajo y pensiones a los familiares de los que fallecieran. 5) Leyes para mejorar la situación material, intelectual y moral de los obreros. 6) Fomento agrícola. Organización de bancos refaccionarios e hipotecarios. Construcción de presas, pozos artesianos y obras de riego. Protección de la pequeña agricultura, impidiendo que los terrenos nacionales pasaran a manos de hacendados colonizando dichas tierras, en cambio, con pequeños propietarios y colonos extranjeros. 7) Fomento de la minería y la industria.

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8) Franquicias al capital extranjero sin privilegio alguno. Combate a los monopolios para proteger a los pequeños empresarios y los intereses generales del pueblo. 9) Continuación de la política ferrocarrilera del gobierno y mexicanización del personal. 10) Equidad en los impuestos. Abolición de las igualas. 11) Supresión de la leva. 12) Política exterior cordial con todas las naciones, especialmente con América Latina. Procurar la unión de las repúblicas centroamericanas. Relaciones no sólo amistosas sino fraternales con los Estados Unidos, siempre que tengan por base el respeto a la soberanía, independencia y dignidad de México.76 El camino pareció allanado cuando Díaz exigió a Bernardo Reyes a que renunciara a su candidatura para ulteriormente exiliarlo a Francia con el pretexto de recibir instrucción militar de vanguardia (hecho que como hemos visto, era incompatible con la estructura caduca del ejército federal). Francisco I. Madero después de este hecho a su favor no tuvo más contrincante que Porfirio Díaz (el cual no cumplió con su palabra de no presentarse a las elecciones), así: Cuando Madero recorrió el país el año electoral de 1910, fue recibido en Guadalajara por más de 10 000 personas; casi el mismo número participó en un mitin de su partido en Monterrey, a pesar del hostigamiento de las autoridades locales y de la policía. En la capital fueron más de 50 000 los que salieron a la calle a manifestarle su apoyo.77 Tanto Francisco I. Madero como los miembros del Partido Antireeleccionista fueron constantemente hostigados por los esbirros de Díaz, al punto de encarcelarlo poco antes de las elecciones. Una vez que lo liberaron –tras pagar una fianza–, Madero partiría al exilio rumbo a San Luis Missouri, Estados Unidos, para redactar el famoso Plan de San Luis Potosí del 5 de octubre de 1910, que entre otras cosas llamaba a la Revolución el 20 de noviembre de 1910 a las 18:00hrs. En dicho Plan se establecía un desconocimiento a la investidura presidencial de Díaz y sus “científicos”, así como un

76

García Cantú, Gastón, Idea de México IV: Ensayos 2, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, p. 179. 77 Katz, Friedrich, op. cit., p. 75.

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esbozo de reforma agraria sin especificar el método para llevarla acabo. El Plan en su parte medular establecía lo siguiente: El gobierno actual, aunque tiene por origen la violencia y el fraude, desde el momento que ha sido tolerado por el pueblo, puede tener para las naciones extranjeras ciertos títulos legislativos hasta el 30 del mes entrante en que expiran sus poderes; pero como es necesario que el nuevo gobierno dimanado del último fraude no pueda recibirse ya del poder, por lo menos se encuentre con la mayor parte de la nación protestando con las armas en la mano, contra esa usurpación, he designado el domingo 20 del entrante noviembre, para que de las seis de la tarde en adelante en todas las poblaciones de la República se levanten en armas bajo el siguiente Plan […] SUFRAGIO EFECTIVO NO-REELECCION 78 Los Estados de Morelos y Chihuahua fueron los primeros en adherirse al Plan de San Luis Potosí, al igual que Sonora y Coahuila. El movimiento revolucionario más fuerte se daría en el Estado de Chihuahua encabezado por Luis Terrazas, Pascual Orozco y Pancho Villa. Su ejército estaba compuesto por administradores de haciendas, capataces, ferrocarrileros y desempleados, “fue este ejército, comandado por Pascual Orozco y Pancho Villa, el que ganó la batalla decisiva de la revolución al capturar la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez en 1911.”79 A decir de Estados Unidos, su postura no fue del todo neutral, ya que su omisión respecto al libre actuar de Madero mostraba que había algún tipo de interés en derrocar al viejo dictador, el cual como hemos señalado anteriormente, era para ese momento histórico incómodo a los intereses del vecino país del norte. Para marzo de 1911 Estados Unidos había concentrado una gran cantidad de militares en su frontera, así como el envió de barcos cerca de los puertos de México para una posible intervención. El movimiento que encabezaba Francisco I. Madero estaba compuesto por varios sectores (entre ellos, la derecha conservadora compuesta por viejos partidarios de Porfirio Díaz), la cual pretendía traicionar a Madero para generar una continuidad del régimen porfirista con el fin de no perder sus

78

Casasola, Gustavo, Historia Gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970 (1 tomo), México, Trillas, 1973, p. 213. 79 Katz, Friedrich, op. cit., p. 82.

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privilegios. Así, la firma de los Tratados de Ciudad Juárez significó para el movimiento encabezado por Francisco I. Madero “el fin de cualquier cambió real”. La publicación en el mes de abril de 1911 de una epístola escrita por Luis Cabrera para Madero, era una advertencia sobre las consecuencias que implicaba para el movimiento revolucionario la falta de una ruptura total con el viejo régimen; en palabras de Cabrera: Las revoluciones son siempre operaciones dolorosísimas para el cuerpo social, pero el cirujano tiene ante todo el deber de no cerrar la herida antes de haber limpiado la gangrena. La operación, necesaria o no, ha comenzado; usted abrió la herida y usted está obligado a cerrarla; pero ay de usted, si acobardado ante la vista de la sangre o conmovido por los gemidos de dolor de nuestra Patria cerrara precipitadamente la herida sin haberla desinfectado y sin haber arrancado el mal que se propuso usted extirpar; el sacrificio habría sido inútil y la historia maldecirá el nombre de usted.80 No obstante, el 21 de mayo de 1911 Francisco I. Madero firmó el Tratado de Ciudad Juárez, el cual consistía en dejar intactas instituciones como el ejército federal, así como mantener a porfiristas en los puestos claves, además de aceptar a Francisco León de la Barra como el presidente interino. El 25 de mayo de 1911, el general Porfirio Díaz firmaba su renunciaba después de ¡31 años de dictadura! A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados. Presente. El Pueblo mexicano, ese pueblo que tan generosamente me ha colmado de honores, que me proclamó su caudillo durante la guerra de Intervención, que me secundó patrióticamente en todas las obras emprendidas para impulsar la industria y el comercio de la República, ese pueblo, señores diputados, se ha insurreccionado en bandas milenarias armadas, manifestando que mi presencia en el ejercicio del Supremo Poder Ejecutivo, es causa de su insurrección. No conozco hecho alguno imputable a mí que motivara ese fenómeno social; pero permitiendo, sin conceder, que pueda ser culpable inconsciente, esa posibilidad hace de mi persona la menos apropiada para raciocinar y decir sobre mi propia culpabilidad. En tal concepto, respetando, como siempre he respetado la voluntad del pueblo, y de conformidad con el artículo 82 de la Constitución Federal vengo ante la Suprema Representación de la Nación a dimitir sin reserva el encargo de Presidente Constitucional de la 80

Ibidem, p. 83.

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República, con que me honró el pueblo nacional; y lo hago con tanta más razón, cuanto que para retenerlo sería necesario seguir derramando sangre mexicana, abatiendo el crédito de la Nación, derrochando sus riquezas, segando sus fuentes y exponiendo su política a conflictos internacionales. Espero, señores diputados, que calmadas las pasiones que acompañan a toda revolución, un estudio más concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional, un juicio correcto que me permita morir, llevando en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré a mis compatriotas. Con todo respeto. México, Mayo 25 de 1911. Porfirio Díaz.

Porfirio Díaz partió rumbo al destierro el día 31 de mayo de 1911. Acompañado de militares que le rindieron honores, una banda de música y la triste burguesía que se creo en torno a él, en el puerto de Veracruz se escenificó la despedida del dictador. Partió a bordo del trasatlántico alemán “Ipiranga”, cuyo nombre, por irónico que parezca, recordaba al pueblo brasileño el momento que se había librado de sus opresores, recuerdo al que se sumaba ahora el pueblo mexicano. Sin embargo, lo que más molestaría a los partidarios que apoyaron a Madero en el norte y en el sur, fue que el Tratado también contemplaba licenciar a las tropas revolucionarias sin haber llevado a cabo el Plan de San Luis Potosí en su punto medular, a saber, la cuestión agraria. De tal forma: Visto en conjunto, el Tratado de Ciudad Juárez implicaba el fin de Díaz, pero también conservaba el viejo aparato estatal, incluido el ejército, el sistema judicial y el Congreso. No decía una palabra acerca de cambios sociales de ningún tipo, de reforma agraria, o de la abolición del sistema de servidumbre por endeudamiento.81

81

Ibidem, p. 84.

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§8. Las tribulaciones de Madero y la Contrarrevolución. En palabras de Gastón García Cantú “con los Tratados de Ciudad Juárez (se lo advirtió Luis Cabrera) Madero entró de lleno en el conflicto de la contrarrevolución.”82 Ante tal situación, Madero exacerbó los ánimos aún más al darle continuidad al nepotismo de Porfirio Díaz, ya que colocó a su tío Ernesto Madero al frente de la Secretaria de Hacienda, a su primo Rafael Hernández en la Secretaría de Fomento, a Gonzáles Salas como secretario de Guerra y Marina, además de brindarle un lugar en su gabinete a porfiristas como Manuel Calero en la, en esos momentos crucial, Secretaria de Relaciones Exteriores. Madero entró triunfalmente a la ciudad de México el día 7 de junio de 1911; cerca de 100 000 personas lo recibieron como la nueva esperanza de la Nación mexicana. No obstante, la idea que tenía Madero sobre el futuro del país, no era en forma alguna diferente a la de los científicos del Porfiriato, pues creía que los capitales extranjeros significarían la modernización del país, sin tener en cuenta la dependencia y el endeudamiento que estos causaban. Pero lo que agravó el descontento de los zapatistas, fue su idea de mantener las grandes propiedades agrarias en manos de los antiguos hacendados, ya que Madero tenía la falsa concepción de que únicamente la propiedad privada era realmente la vía de modernización del campo. Una de las pocas diferencias que existió entre los científicos y Madero era en relación al concepto de democracia. Madero representaba a un sector de las clases medias que hasta entonces habían sido marginadas de la administración pública, pues todos los puestos clave estaban en manos de los científicos, por ello, las clases medias habían apoyado a Madero con el fin de democratizar, es decir, de repartir puestos entre los que tenían aspiraciones económicas más que políticas para medrar en la escala social. Es decir, lo que en realidad se trató de instaurar fue un reacomodo de clases sociales a partir de la

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García Cantú, Gastón, Idea de México III Ensayos 1, op. cit., p. 510.

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creación de una nueva burocracia. La firma del Tratado de Ciudad Juárez da cuenta de la falta de visión de Madero en torno a la búsqueda de la justicia social y la resistencia a cuatrocientos años de conquista. Madero no podía entender los verdaderos problemas nacionales, dada su condición de burgués filantrópico-patriarcal. En su agenda política no estaba contemplada una reforma agraria, por ello, había mantenido la vieja estructura del ejército federal con el fin de reprimir a cualquiera que se opusiera a su visión de gobierno. El 7 y 8 de junio de 1911 Madero y Zapata se reunieron para discutir el futuro de la revolución. Zapata puso sobre la mesa tres demandas básicas: 1) restitución de tierras expropiadas a los campesinos; 2) una administración gubernamental revolucionaria en el Estado de Morelos; 3) la retirada del ejército federal. Como bien sabemos por la historia, las demandas del movimiento que apoyó a Madero fueron traicionadas al hacer caso omiso de los tres puntos propuestos por Zapata, por lo cual se formuló el 25 de noviembre de 1911 el Plan de Ayala, que como hemos señalado anteriormente, tenía fuertes influencias anarquistas. Entre los personajes de la vida política revolucionaria que apoyaron desde el Congreso a los zapatistas destaca la figura de Luis Cabrera, ya que el 3 de diciembre de 1912 pronunció un discurso en el que se hacía hincapié en la imperante necesidad de una verdadera Reforma Agraria. A la carencia de representación revolucionaria, tanto de los sindicatos como de los zapatistas, el grupo de los Renovadores al que pertenecía Luis Cabrera, se convirtió en el ala jacobina de la Revolución en el Congreso. Por otro lado, estaban todos aquellos legisladores que conspiraban en contra de Madero, los cuales perseguían tres objetivos: “1) el completo descrédito, mediante discursos propagandísticos agresivos, del régimen de Madero; 2)

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La prevención de cualquier viraje hacia el cambio social; y 3) la parálisis del aparato gubernamental, que contribuiría al triunfo de los conspiradores”83 La prensa atacó ferozmente al régimen de Madero, que si bien brindó una apertura a la libertad de expresión, se convirtió en una herramienta perfecta para los conspiradores. El debilitamiento de Madero se hacía cada vez más evidente en situaciones como la acaecida el 13 de diciembre de 1911 cuando el general Bernardo Reyes trató de tomar el poder por medio de un golpe de Estado. Tras su derrota el 25 de diciembre declaró: Para efectuar la contrarrevolución llamé a los revolucionarios descontentos, al Ejército y al pueblo, y al entrar al país, procedente de los Estados Unidos ni un solo hombre ha acudido a mi demanda. Esta demostración patente del general sentir de la Nación, me obliga a inclinarme declarando la imposibilidad de hacer la guerra.84 Otro de los que se levanto en armas en contra del régimen de Madero fue el ahora contrarrevolucionario Pascual Orozco. Su descontento era en torno a que no se le había nombrado como gobernador del Estado de Chihuahua, es decir, no había sido parte del ideal de la democracia maderista. Al parecer, su levantamiento fue apoyado por Estados Unidos. Tras levantarse en armas el 3 de marzo de 1912 su derrota será inexorable tras cuatro meses de combate. Sumado a estos levantamientos armados se encuentra el acaecido el 16 de octubre de 1912 en la guarnición de Veracruz encabezada por Félix Díaz. Tanto al conspirador Félix Díaz, como a Bernardo Reyes se les perdonó la vida y se les hizo prisioneros en la cárcel de Tlatelolco, lugar desde el cual continuaron conspirando en contra de Madero para más tarde ser partícipes de la Decena Trágica.

83 84

Katz, Friedrich, op. cit., p. 89 Ibidem, p. 90.

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CAPÍTULO III DE REGRESO A SIRACUSA: DECENA TRÁGICA, DICTADURA Y LA ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA: 1913-1914 Y, por causa de mi juventud, no es de extrañar lo que me pasó. En efecto, creía que éstos iban a administrar la ciudad llevándola de un estado injusto hacia la vía justa, de modo que puse toda mi atención en lo que habrían de realizar. Y lo que vi es que estos hombres hicieron en poco tiempo que el régimen anterior pareciera de oro. Platón Carta Séptima (324d) No creo que nadie haya establecido un Gobierno militar como el mío. Todos los mexicanos fueron militares. Los maestros de escuela, los empleados, los barrenderos, los ministros, los niños, los gobernadores, los secretarios particulares, los diputados, los empleados de todos los ramos… Todos fueron militares. Victoriano Huerta Memorias ¿Qué había sucedido? Sucedió que el rico señor del lugar (algún conde o marqués sin escrúpulos) andaba desde hacía tiempo cambiando de sitio los mojones de las lindes de sus tierras, metiéndose en la pequeña parcela del campesino, que con cada avance se reducía más. José Saramago

§9. Febrero de Caín y de metralla. Como escribe magistralmente Jaime Torres Bodet en su autobiografía Tiempo de Arena: La muerte del Presidente Madero desencadenó en el país un movimiento profundo de rebeldía. A pesar de lo cual, nuestros trabajos escolares se reanudaron. ¡Pero en qué circunstancias! Huerta no vaciló en ordenar la militarización de la Escuela Nacional Preparatoria.85 El hecho que originó la militarización, no sólo de la Escuela Nacional Preparatoria sino del país entero fue el golpe de Estado86 encabezado por Victoriano Huerta en lo que se ha llamado en la historiografía de México “Decena Trágica”. Si bien 85

Torres Bodet, Jaime, Obras Escogidas: Poesía/Autobiografía/Ensayo, México, Fondo de Cultura Económica, 1995, pp. 212-213. 86 “¿Qué es un golpe de Estado, sino una discontinua razón de Estado? ¿Y qué es la razón de Estado sino un continuo golpe de Estado? Cuando se está fuera de la justicia, ya sea por la continua violencia, ya sea por la violencia discontinua, no hay más que el orden de la injusticia y del hecho.” Arriola, Juan Federico, op. cit., p. 32.

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podríamos establecer de manera superficial que el autor y ejecutor fue Huerta, la verdadera historia involucra al embajador de los Estados Unidos de Norte América, el infame Henry Lane Wilson. Es importante traer a la memoria al siniestro diplomático, pues lo que representaba eran una serie de intereses ajenos a la Nación que trataban de desactivar el movimiento revolucionario iniciado en 1910 el cual era visto desde el vecino país del norte como un gran escollo para sus negocios e inversiones, en especial las del sector petrolero. Tras el asenso de Francisco I. Madero a la presidencia de la República fue notoria su incapacidad para administrar los asuntos más urgentes, siendo algunos de ellos: justicia social, reforma agraria, educación (el país estaba sumido en el analfabetismo), recuperación de la soberanía nacional y de los bienes que le pertenecían, así como reclamos en materia laboral, pues la explotación de la clase trabajadora estaba a la orden del día en los casos emblemáticos de Cananea y Río Blanco. La compleja red de intereses y actores políticos y sociales fue archivada por parte del nuevo mandatario, mostrando su estirpe conservadora y falta de oficio político ya que, no lo olvidemos, él y su familia pertenecían a la alta burguesía porfiriana. Como señala agudamente Gastón García Cantú: […] la frase: No reelección convenció a un pueblo de analfabetos en 1910, hasta impedirla con las armas, la palabra cambio llevó a la mayoría a sufragar prendidos de una promesa estrictamente personal: cambio de vida, cambio de situación o cambio de rumbo familiar. Lo que fue a principios de siglo una salida para la nación, en el 2000 no lo será ni para uno solo de los votantes.87 El eterno retorno de siempre lo mismo. La inmovilidad de la nueva clase política encabezada por el presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez, aunado a su grave error político de mantener en sus círculos cercanos a la cúpula política y militar del régimen porfirista, serán parte de su trágico destino. 87

García Cantú, Gastón, Idea de México VII Contrarrevolución, México, Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 306.

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Ante la falta de un cambió radical y verdadero a raíz del levantamiento revolucionario, personajes como Pascual Orozco en el norte, Emiliano Zapata en el sur (enarbolando el Plan de Ayala), declararon la guerra al régimen maderista. También tuvo que enfrentar conspiraciones contrarrevolucionarias como la de Bernardo Reyes (exministro de guerra durante el Porfiriato), o la del sobrino del dictador Porfirio Díaz, Félix Díaz. Dichas sublevaciones fueron sofocadas. A los autores simplemente se les castigó con la cárcel perdonándolos de la pena de muerte por traición a la patria. La prensa, los empresarios, la alta burguesía, los gobiernos extranjeros y demás sectores inconformes con el gobierno de Madero se vieron envueltos en una afrenta directa contra el antiguo caudillo revolucionario y ahora presidente de México. La facción más beligerante que a toda costa quería ver en ruinas al régimen de Madero fue la del presidente de los Estados Unidos de Norte América William Taft, el cual por medio de su embajador en México, el aludido Henry Lane Wilson, organizó lo que con el paso del tiempo se conoció como la Decena Trágica. El inició de dicha sublevación que terminó con la vida de Madero y Pino Suárez acaeció un 9 de febrero de 1913, cuando la Escuela Militar de Aspirantes de Tlalpan, así como la tropa del cuartel de Tacubaya se levantaron en armas en plena Ciudad de México, lugar que había quedado al margen de los acontecimientos revolucionarios iniciados en el norte del país. Como habíamos señalado anteriormente, las sublevaciones en contra de Madero por parte del sector pretoriano fueron iniciadas tanto por Bernardo Reyes, como por Félix Díaz, personajes encarcelados que más tarde fueron liberados por los generales insurrectos Gregorio Ruiz y Manuel Mondragón, los dos de raigambre porfirista. Una vez liberados se dirigieron a Palacio Nacional con el fin de dar muerte al gobierno del presidente Madero. Para ilustrar dicho pasaje histórico, acudimos a un poema de

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Alfonso Reyes en el que se trae a la memoria la muerte de uno de los primeros caídos en la sublevación, a saber, Bernardo Reyes, su padre: 9 de Febrero de 1913 ¿En qué rincón del tiempo nos aguardas, desde qué pliegue de la luz nos miras? ¿Adónde estás, varón de siete llagas, sangre manando en la mitad del día? Febrero de Caín y de metralla: humean los cadáveres en pila. Los estribos y riendas olvidadas y, Cristo militar, te nos morías… Desde entonces mi noche tiene voces huésped mi soledad, gusto mi llanto. Y si seguí viviendo desde entonces es porque en mí te llevo, en mí te salvo, y me hago adelantar como a empellones, en el afán de poseerte tanto.88 Caído Bernardo Reyes, el general Mondragón se refugiará en La Ciudadela. Ante esa situación, Madero decidió salir de Palacio Nacional –dicho sea de paso, defendido por el general fiel al gobierno, Lauro Villar– rumbo al Palacio de Chapultepec escoltado por cadetes del Colegio Militar así como por amigos y funcionarios públicos en lo que se ha dado en llamar la “Marcha de la Lealtad”. Entre los colaboradores “leales” que iban junto a Madero se encontraba el general Victoriano Huerta, el cual fue nombrado frente al –en ese entonces– inconcluso Palacio de Bellas Artes, comandante militar de la plaza, error estratégico que le costará la vida a Madero y Pino Suárez, ya que Huerta, en lugar de defender los intereses de la Nación, terminó uniéndose a los sublevados para finalmente convertirse en la figura principal de la primera gran traición de la Revolución.

88

Reyes, Alfonso, La X en la frente, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1993, p. 16.

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La resistencia por parte de Madero y sus leales camaradas se prolongó hasta el 17 de febrero, fecha en la que junto al vicepresidente José María Pino Suárez fueron capturados por parte de los sublevados. A raíz de la captura del presidente y el vicepresidente se comenzó a maquinar la conspiración que finalmente llevaría a Victoria Huerta a usurpar el poder durante 17 meses con la ayuda del embajador del vecino país del norte. En términos geopolíticos, la Nación estadounidense veía amenazada su seguridad nacional (inversiones), por la desestabilización de México, de modo que amenazó con una intervención militar para poner fin al conflicto y reestablecer la paz y el orden. Las intenciones de los norteamericanos no tenían ningún carácter solidario para con Madero, y mucho menos con el movimiento revolucionario del sur y del norte, pues lo que en realidad querían era restablecer la Pax porfirista para generar las condiciones ideales para seguir usufructuando los recursos naturales de México, principalmente el petróleo y las minas. Ante la amenaza de una intervención militar, el gobierno norteamericano jugó su carta diplomática que consistía en obligar a Madero a renunciar a su cargo de presidente. Ante tal situación, el embajador Lane Wilson ofreció la cede diplomática para que negociaran los sublevados Huerta y Félix Díaz en lo que ha pasado a la historia con el nombre de “Pacto de la Embajada”. Éste consistía en desconocer la figura de Madero como presidente legítimo y constitucional, para colocar a Huerta como presidente provisional en un plazo de 72 horas. Huerta formaría un gobierno de coalición con los demás sublevados, es decir, con partidarios del fallecido Bernardo Reyes y del general Félix Díaz. El general Díaz sería inhabilitado para contender por el poder a raíz de dicho Pacto. Consecuencia de la “alta traición” de los sublevados y como medida de presión para obligar a Francisco I. Madero a renunciar, se capturó y encarceló a su hermano Gustavo, el cual fue víctima de tortura y asesinato. Ante tal situación, Madero y Pino

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Suárez fueron forzados a renunciar el día 19 de febrero de 1913, dando paso a una sesión extraordinaria del Congreso de la Unión en la que se nombró presidente interino a Pablo Lascuráin, el cual desempeñaba el cargo de ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno de Madero, renunciado a su vez éste para nombrar como presidente al infame Victoriano Huerta. La familia de Madero dirigida por su madre y el embajador de Cuba en México, Manuel Márquez Sterling, negociaron con los golpistas para salvaguardar la vida de los gobernantes legítimos. Madero y Pino Suárez permanecieron prisioneros en Palacio Nacional, lugar en el que tendrían que esperar para partir a Cuba rumbo a un exilio que jamás llego. El final de la llama Decena Trágica acaeció un 22 de febrero de 1913 cuando por órdenes del general Aureliano Blanquet, se trasladó por la noche a Madero y Pino Suárez a Lecumberri. Todo fue una simulación, ya que se dio muerte de forma artera camino a la Penitenciaria de Lecumberri al prócer de la Revolución Francisco I. Madero, dando inicio a una serie de traiciones que marcarán de manera ominosa la historia del México revolucionario.

§10. Dictadura militar: fascinante fascismo. Para entender la dictadura que se instauró después de la Decena Trágica, podemos acudir a la gran gama de la memoria histórica universal y recordar la dictadura que se impuso en Chile tras el golpe de Estado al gobierno democrático de Salvador Allende. No lo olvidemos, golpe orquestado por el general Pinochet con la ayuda del gobierno de los Estados Unidos de Norte América89. Es interesante que los dos gobiernos duraran al rededor de 3 años en el poder, tanto el encabezado por Madero como el de Allende. Las presiones de los dos fueron las mismas, a saber, pretender establecer una “reforma agraria”, defender los recursos naturales (petróleo, cobre), así como impulsar la 89

Cfr. Gaudichaud, Franck, Operación Cóndor: Notas sobre el terrorismo de Estado en el Cono Sur, Madrid, Sepha, 2005.

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educación, salud pública, empleo –entre otras cosas–, es decir, romper con la estructura piramidal que se había construido durante la dictadura porfirista. Los dos gobiernos derrocados tienen la similitud de haber sido presa fácil de los intereses norteamericanos, apoyados a su vez por las burguesías nacionales, así como por “generales” que sirvieron de administradores de los negocios, tanto nacionales e internacionales. No obstante, encontramos una diferencia en relación al papel que jugaron los estudiantes de los respectivos países, puesto que los chilenos sufrieron la implementación de la llamada Operación Cóndor, la cual desaparecía sistemáticamente a todo disidente del régimen militar de Pinochet, ya fuera por ser simpatizante de la figura de Allende, por ser comunista, o simplemente por ser joven90. Mientras que en el caso mexicano sucedió algo sumamente ambiguo, pues gran parte de los estudiantes de la zona centro del país se acoplarían a un régimen militar que aplicó hasta sus últimas consecuencias la doctrina positivista, la cual, como hemos señalado anteriormente se caracterizaba por ser de corte dictatorial. Es triste saber que, tanto la sociedad civil, como una buena parte de los estudiantes se acoplaron al régimen dictatorial como si fuera algo normal y, hasta cierto punto, deseado. Es necesario matizar que nuestro juicio no es totalizador, ya que no podemos olvidar el caso de algunos alumnos que se adhirieron al movimiento revolucionario en búsqueda de la justicia arrancada, o simplemente protestaron por las medidas impuestas, ganándose la expulsión o en el peor de los casos la cárcel. Así, Victoriano Huerta se convertía en el nuevo dictador que fuera de sí, impondría condiciones sumamente injustas e incomodas a una institución que, en el 90

“En las restantes universidades, la represión ha sido más o menos dura según la orientación política de cada una de ellas. La Universidad técnica de Santiago, por ejemplo, contaba con un fuerte porcentaje de estudiantes de izquierda y de extrema izquierda que ofrecieron su valerosa resistencia al ejército el 11 de septiembre. Hubo alrededor de unos seiscientos estudiantes muertos, los militares bombardearon con morteros la Universidad. Muchos camaradas han aportado testimonios de escenas atroces. El 60 % de los estudiantes de esta universidad fueron excluidos, arrestados, detenidos fusilados.” Katz, Claude, Chile bajo Pinochet, Barcelona, Anagrama, 1998, p. 33.

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mejor de los casos, debió permanecer ajena a la desmesura dictatorial. De tal forma, como señala Arturo Langle: Podemos afirmar que la militarización en sí misma, se inició inmediatamente después del ascenso de Huerta al poder. Los empleados de las secretarías así como los ministros no tuvieron empacho en aceptarla, en principio, por temor a perder la “chamba” y –más tarde– por la exaltación patriótica que existía ante la amenaza de la invasión norteamericana.91 La militarización de la Escuela Nacional Preparatoria tenía como objetivo ser una militarización en dos fases: 1) primero en el sector oficial, es decir, en la Secretaría de Instrucción Pública que atendía solamente la parte central de la República; 2) después a la educación en general a nivel nacional. El experimento dictatorial de Huerta tenía el propósito de la militarización de toda la educación impartida por el Estado en todos sus niveles, por lo que resultaba imprescindible comenzarla en el sector más contestatario y rebelde. Sin lugar a dudas, ese sector se encontraba en la recién fundada Universidad Nacional de México en general, y en la Escuela Nacional Preparatoria en particular (en lo que hoy en día es el ex Colegio de San Ildefonso), ya que como herederos de la tradición jesuita y ahora bajo la influencia juarista, se estableció en un enclave del pensamiento crítico y revolucionario. Así, era indispensable –para la visión dictatorial de Huerta– romper cualquier tipo de disidencia al interior de las instituciones educativas. Por ello, no es casual que la militarización comenzara por el centro de la República para extenderla con el paso del tiempo, a lo largo y ancho del territorio. Sin embargo, el plan de militarizar las instituciones de educación pública era una parte del plan, pues como señala Arturo Langle “lo importante era dosificarlo y realizarlo con medios aceptables. Huerta procedió a implantarlo en las secretarías de Estado, en el sector obrero, en la empresa privada, en las instituciones educativas y, con especial

91

Langle Ramírez, Arturo, El militarismo de Victoriano Huerta, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Históricas, 1976, p. 15.

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cuidado en la Universidad.”92 Poco a poco se fue cambiando en las escuelas el libro y la biblioteca por el mausser y la instrucción militar. No obstante, el plan de Huerta no resultaría del todo sencillo, pues tan pronto inició su gobierno ilegítimo los adversarios no se hicieron esperar. Así, el gobernador de Coahuila Venustiano Carranza encabezó el Plan de Guadalupe en el norte, mientras que en el sur, el movimiento fue liderado por Emiliano Zapata, sumado a ello, tenemos la reticencia del gobierno de EE.UU. a reconocer a Huerta (finalmente dándole la espalada). Ante tal situación, Huerta no tuvo más remedio que buscar en la figura de Porfirio Díaz la fuente para abrevar la legitimidad que por ningún instante tuvo. Por tal motivo inició una comunicación con el exiliado Díaz, (el cual se encontraba de viaje por Europa). Parte de la estrategia de Huerta fue brindarle rangos cada vez más altos a Díaz, nombrándolo “General de Cuerpo”, el cual era un rango más alto que el de “División”. Incluso no escatimó en inventar rangos como el de “General de Ejército”, con el fin de lograr que Díaz regresara de su exilio y juntos combatieran a los sublevados y enemigos. Ante la negativa de Porfirio Díaz de regresar a México, Huerta recrudeció la militarización de diversos sectores, obligando a los trabajadores del sector público a plegarse a sus planes, pues en caso de negarse serían despedidos. Pero aún no queda muy claro el por qué de la militarización, ya que si bien el problema era Madero y éste había sido desaparecido del mapa político, ahora se mostraban nuevos adversarios. Para dar una clave a dicha interrogante, es necesario señalar que los revolucionarios eran considerados “bandoleros” por parte de los sectores que vivían en la zona centro del país. Dicha población estaba compuesta por la clase política, la alta burguesía, banqueros y demás actores que no tenían la menor intención de perder sus privilegios de

92

Ibidem, p. 21.

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origen porfirista. Por ello, “aquel grupo pedía combatir el bandolerismo, que en este caso no era otro que el revolucionario conforme a las declaraciones del propio gobierno, que en la prensa siempre calificaba a los principales jefes de aquel movimiento (revolucionario) de bandoleros.”93 El plan de militarización de Huerta tenía tintes fascistas, ya que según el filósofo alemán Walter Benjamin en su libro La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica: El fascismo intenta organizar a las masas proletarias que se han generado recientemente, pero sin tocar las relaciones de propiedad hacia cuya eliminación ellas tienden. Tiene puesta su meta en lograr que las masas alcancen su expresión (pero de ningún modo, por supuesto, su derecho). Las masas tiene un derecho a la transformación de las relaciones de propiedad; el fascismo intenta darles una expresión que consista en la conservación de esas relaciones.94 Las huestes revolucionarias que provenían del norte del país tenían entre sus objetivos la transformación de las relaciones de propiedad, ya que junto a las del sur, manifestaban la consigna de una reforma agraria. De tal forma, los empleados federales que residían en el centro del país se convirtieron pronto en parte de la maquinaria militar de Huerta. El objetivo era contrarrestar las luchas revolucionarias que se dirigían hacia el centro del poder geopolítico. Para tal fin, se dispuso que el día domingo fuera de descanso obligatorio para que los empleados federales recibieran instrucción militar. Así, “la disposición –según se ve– aportó al gobierno militarista ganancias extraordinarias; los obreros y los empleados sin tomar la instrucción como impositiva la aceptaron hasta con aplausos.”95 El día 3 de agosto de 1913 se daba la noticia de que también los empleados del Ramo de Justicia tomarían instrucción militar en caso de una agresión por parte de EE. UU. Es decir, Huerta había logrado que se activara lo que se

93

Ibidem, p. 51. Benjamin, Walter, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, México, Ítaca, 2003, p. 96. 95 Langle, Arturo, op. cit., p. 52. 94

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denomina actualmente como “Doctrina de la Seguridad Nacional”, la cual consiste en “la existencia de un enemigo interno y externo, que en muchas ocasiones –según la DSN– es uno solo, [transformándose] en un factor de unidad de primera importancia al interior de las fuerzas armadas.”96 En este caso el enemigo interno eran los “bandoleros”, que en realidad eran revolucionarios, mientras que el enemigo externo eran las tropas yanquis que pretendían intervenir militarmente en territorio mexicano. Podría resultar paradójica la ayuda que en una primera instancia brindara el gobierno de EE.UU. a Huerta por medio del embajador Henry Lane Wilson para llegar al poder, desconociéndolo después para convertirse en factor de unidad. La razón se debe a que el apoyo que le brindaron a Huerta en un primer momento provino del gobierno del presidente William Taft, sin embargo, al concluir su periodo como presidente, éste sería relevado por un nuevo mandatario que tendría simpatía por el movimiento revolucionario del norte. El nuevo presidente que desconoce a Huerta y apoya el movimiento rebelde del norte será, nada más ni nada menos que Woodrow Wilson. El fascismo incentivado por Huerta, así como la activación de la Doctrina de la Seguridad Nacional, provocó que en el centro del país proliferaran batallones, entre los que se pueden destacar el “Batallón de Voluntarios de la Banca”, el “Batallón de Banca y Comercio”, “Batallón de obreros mexicanos”, “Batallón de obreros del Distrito Federal”, así como el “Batallón de Empleados Postales”. La espiral de enajenación que había conseguido Victoriano Huerta provocó que los alumnos de la Secretaría de Instrucción Pública solicitaran adiestramiento militar. Sin embargo, en el caso de los alumnos provenientes de la Universidad Nacional de México la militarización generó

96

Cordero, Fernando “VII. Evolución del gasto militar y del gasto fiscal social en Chile, 1973-1987” en Economía y política durante el gobierno militar en Chile, 1973~1987, México, Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 230.

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una oposición, al igual que algunos alumnos de Bellas Artes y los de Oficios. En el caso de las corporaciones de la policía, según Arturo Langle: […] de acuerdo con el objetivo de su creación, cubría sus funciones de vigilar el orden público, pero ahora, con el momento que se vivía, ingresó fácilmente al nuevo régimen, máxime que su organización disciplinaria permitía asimilar con mayor rapidez la instrucción militar. Por tal motivo, se le dotó de máuseres idénticos a los que usaba el ejército a fin de que tomaran parte en la ya tan mencionada marcha conmemorativa.97 Efectivamente, el desfile militar del 16 de septiembre de 1913 se había convertido en una fecha para demostrar la fidelidad al régimen de Huerta, ya que éste se había convertido en el defensor de la patria en momentos en que podría ser atacada por fuerzas extranjeras, o por los “bandoleros” (revolucionarios) del norte y del sur. Para finales de 1913, el país se encontraba en una dictadura de corte militar. Para ejemplificarlo, podemos mencionar que la mayoría de los Estados de la República se encontraban gobernados por generales del ejército de Huerta, siendo las excepciones, lo estados de Nuevo León y Oaxaca. En el caso de las instituciones educativas “cuya organización militar está ya definida se ordenará al Director, empleados de dichas escuelas, así como al grupo de profesores, se sirvan concurrir a das clases con uniforme de campaña”98 En un pasaje del ensayo intitulado Fascinante fascismo, la escritora estadounidense Susan Sontag señala que: La dramaturgia fascista se centra en transacciones orgiásticas entre fuerzas poderosas y sus títeres que, uniformados, se muestran en número cada vez mayor. Su coreografía alterna entre un movimiento incesante y una postura congelada, estática, viril. El arte fascista glorifica la rendición, exalta la falta de pensamiento, otorga la seducción a la muerte.99

97

Langle, Arturo, op. cit., p. 61. Ibidem, p. 71. 99 Sontag, Susan, “Fascinante fascismo” en Bajo el signo de Saturno, México, Debolsillo, 2008, p. 100. 98

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§11. La Escuela Nacional Preparatoria bajo la bota militar. ¿Cómo es posible que alumnos de distintas instituciones educativas formaran parte del proyecto militarista de Huerta? ¿Qué papel jugaron los estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria? La primera pregunta resulta un tanto difícil de responder. A nuestro humilde entender el fascismo que incentivó Victoriano Huerta junto con la implementación de la Doctrina de la Seguridad Nacional, provocaron que gran parte de los habitantes de la zona centro del país se vieran sometidos a revivir el trauma de la perdida de la soberanía, o peor aún, de territorio nacional. Recordemos que México había perdido la mitad de su territorio en 1848 con la intervención norteamericana, por ello, la herida aún seguía abierta y bastaba incentivar el miedo de una nueva intervención para que los habitantes de la zona centro del país tomaran las armas de manera acrítica para apoyar a un presidente con un altísimo grado de ilegitimidad. No obstante, y respondiendo a la segunda pregunta, los alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria se dividieron, ya que un gran sector mostró interés por los planes militaristas de Huerta, mientras que otro sector mostró una actitud contraria a la militarización de una institución de educación. Como señala Arturo Langle “el día 3 de julio [1913], después de la clase de instrucción militar, organizaron un mitin en plena calle de San Ildefonso en el que instaron a sus compañeros a lanzarse a la huelga en prueba de descontento.”100 La propuesta estribaba en el hecho de acudir a la Secretaría de Instrucción Pública para solicitar que se derogara el Reglamento provisional para la organización disciplinaria militar de la Escuela Nacional Preparatoria. En dicho reglamento se señalaba en el Capítulo I Del servicio militar: Artículo 1° Se establece en la Escuela Nacional Preparatoria una organización disciplinaria tan semejante a la militar como lo permita la índole del establecimiento, en general, y el plan de estudios en particular.

100

Langle, Arturo, op. cit. p. 101.

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Artículo 2° […] aceptarán sin enmiendas ni atención las disposiciones contenidas en el presente Reglamento y reconocerán como superiores, sin discusión, a las personas de que se habla en el artículo 43 del mismo. El reglamento tenía como fundamento jurídico lo dispuesto en el artículo 85 fracción I 101

de la Constitución Federal de 1857, en donde se establecen las facultades y las

obligaciones del presidente en turno. Así, se imponía una disciplina militar al interior de una institución que, como hemos señalado en reiteradas ocasiones, se había caracterizado a lo largo de la historia por fomentar un pensamiento universal y crítico. El reglamento impuesto, tenía peculiaridades como la expuesta en el artículo 8°, en el que se establecía: “[El director] dictará por si todas las disposiciones que, a su juicio, sean necesarias y que se relacionen con el citado servicio, y reprimirá todo acto que tienda a alterar el orden dentro del establecimiento.” O el artículo 31° en donde se instituye que “[Los sargentos primeros] serán los directamente responsables de la disciplina, subordinación y aseo de su compañía, exigiendo a sus subordinados en exacto cumplimiento de las órdenes que les dieron […] disolverán los grupos desordenados y darán de todo lo que estimen conveniente de fomentar o reprimir.” Bien podríamos continuar enumerando la represión que representaba el “reglamento”, no obstante, creemos que sería más interesante mostrar el caso de Jaime Torres Bodet y el desfile militar del 16 de septiembre de 1913, ya que en algunos pasajes de su autobiografía Tiempo de Arena, parecía muy propositivo respecto al desfile, cayendo más tarde en la toma de conciencia de su grave error. En palabras del autor: En el fondo, los 874 reclutas que componíamos el grupo del primer año empezábamos a creer en la posibilidad de vencer a cualquier adversario con nuestras armas. […] Cuatro días más tarde, con una gorra de oficial balkánico en la cabeza, acalorado el cuerpo por el paño verde del uniforme y ceñidas las pantorrillas por las polainas reglamentarias, participé en el desfile del 16.102

101

“Artículo 85 Fracción I: Promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión, proveyendo en la esfera administrativa a su exacta observancia.” 102 Torres Bodet, Jaime, op. cit. p. 213.

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El desfile del 16 de septiembre de 1913 se caracterizó por la gallardía con la que los estudiantes desfilaron frente al Salón Rojo, el cual era un cinematógrafo donde las familias acomodadas veían desfilar los días de fiesta a los cadetes. Y efectivamente, cuando los estudiantes pasaron frente al Salón Rojo se escucharon varios gritos que decían “!Viva la Escuela Preparatoria..!”. La ingenuidad de Torres Bodet lo llevaría una vez concluido el desfile, a dejarse el uniforme para llamar la atención de los transeúntes. El destino que había fijado para lucir su vestimenta militar fue el Salón Rojo. En el intermedio de la película sucedió la toma de conciencia, ya que como señala Torres Bodet: […] di una vuelta por los pasillos. De pronto, me descubrí en un espejo. Sentí horror de mi disfraz. Y me prometí no volver a usar aquel uniforme, sino cuando las ceremonias escolares lo requirieran. Según se verá, mi decisión había de acarrearme múltiples contratiempos.103 Así como se diluía la fe de Torres Bodet en la suntuosidad del desfile militar del 16 de septiembre de 1913, los sectores que otrora apoyaron al dictador, poco a poco lo fueron dejando solo, más aun, cuando sucedió la intervención estadounidense en el puerto de Veracruz al año siguiente. El militarismo impuesto en la Escuela Nacional Preparatoria da muestra de la importancia que juega una institución formadora de la juventud, ya que someterlos a un orden militar en donde los libros y las clases eran sustituidos por maussers e instrucción militar, los alejaba de su tarea como agentes de transformación de la realidad nacional. La dictadura militar impuesta por el usurpador Victoriano Huerta terminó el 15 de julio de 1914 tras entregar su renuncia al Congreso de la Unión, la cual transcribimos: CC. Diputados y Senadores: Las necesidades indicadas por la Cámara de Diputados, por el Senado y la Suprema Corte, me hicieron venir a la Primera Magistratura de la República.

103

Ibidem, p. 214.

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Después, cuando tuve el honor, en este mismo recinto, de dirigirme a ustedes, en virtud de precepto constitucional, prometí hacer la paz a todo trance. Han pasado diecisiete meses y, en ese corto período de tiempo, he formado un ejército para llevar a cabo mi solemne promesa. Todos ustedes saben las inmensas dificultades con que ha tropezado el Gobierno con motivo de la escasez de recursos, así como la protección manifiesta y decidida que un Gran Poder de este Continente ha dado a los rebeldes. A mayor abundamiento, estando destruida la Revolución, puesto que están divididos, y aún siguen estándolo, los principales directores de ella, buscó el Poder a que me refiero un pretexto para terciar directamente en la contienda, y esto dio por resultado el atentado de Veracruz por la Armada americana. Se consiguió, como ustedes saben, arreglar decorosamente por nuestros comisionados en Niágara Falls el fútil incidente de Tampico, y la Revolución queda en pie sostenida por quien todos sabemos. Hay más: después de la labor altamente patriótica de nuestros representantes en Niágara Falls, hay quien diga que yo, a todo trance, busco mi personal interés y no el de la República; y como este dicho necesito destruirlo con hechos, hago formal renuncia de la Presidencia de la República. Debe saber la Representación Nacional que la República por conducto de su Gobierno, ha laborado con toda buena fe a la vez que con toda energía, puesto que ha conseguido acabar con un partido que se llama demócrata en los Estados Unidos, y ha enseñado a defender un derecho. Para ser más explícito, diré a ustedes que la gestión del Gobierno de la República, durante su corta vida, ha dado golpes de muerte a un poder injusto. Vendrán más tarde obreros más robustos y con herramientas, que acabarán, a no dudarlo, con ese poder que tantos perjuicios y tantos atentados ha cometido en este Continente. Para concluir, digo que dejo la Presidencia de la República llevándome la mayor de las riquezas humanas, pues declaro que he depositado en el Banco que se llama Conciencia Universal, la honra de un puritano, al que yo, como caballero, le exhorto a que me quite esa mi propiedad. Dios los bendiga a ustedes y a mí también México, julio 15 de 1914. Victoriano Huerta. Al derrocamiento del espurio Victoriano Huerta, se nombró presidente provisional a Eulalio Gutiérrez. El 4 de diciembre de 1914 los generales de los ejércitos zapatista del sur Emiliano Zapata, y de la división del norte Francisco Villa, tendrán un encuentro en Xochimilco, para finalmente, entrar triunfantes el 6 de diciembre a la ciudad de México. Así se cerraba un ciclo más de la Revolución Mexicana. Los líderes

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populares no tomaron el poder, dejando vació ese famoso “trono de oro” para que otro tirano lo ocupara, ellos jamás lo serían.

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CAPÍTULO IV ARQUITECTURA, ARTE Y RETÓRICA: SAN ILDEFONSO SE TRANSFORMA EN EL TIEMPO

Viajero: has llegado a la región más transparente del aire. Alfonso Reyes Lo que éstas nos proponían, como escenario de nuestros diálogos, era el telón de un estío vibrante en Chapultepec, la arquitectura española de nuestra escuela y el ruido automático, sordo, de las calles que recorríamos. Jaime Torres Bodet La modernidad de la vida civilizada es y seguirá siendo impensable sin la emancipación de esa interpretación identitaria comenzada entonces por los indios americanos. Bolívar Echeverría El perjudicado empezó por protestar y reclamar, después imploró compasión, y finalmente resolvió quejarse a las autoridades y acogerse a la protección de la justicia. Todo sin resultado; la expoliación continuó. Entonces, desesperado, decidió anunciar urbi et orbi (una aldea tiene el tamaño exacto del mundo para quien siempre ha vivido en ella) la muerte de la Justicia. José Saramago

§12. Civilización y barbarie. En la exquisita prosa La visión de Anáhuac [1519] del erudito Alfonso Reyes se brinda una postal de lo que algún día fue la antigua civilización Azteca, la cual se asentaba en lo que hoy en día es la ciudad de México. Alfonso Reyes advierte en su prosa escrita 1915 y publicada en 1917 que, “la historia, obligada a descubrir nuevos mundos, se desborda del cauce clásico, y entonces el hecho político cede el puesto a los discursos etnográficos y a la pintura de la civilización”104 De ello resulta que los historiadores del siglo XVI se caracterizarán por la ambigüedad de transitar de la sorpresa, a la

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Reyes, Alfonso, Antología: Visión de Anáhuac/ Ifigenia cruel/ Cuento/ Ensayo / Poesía, México, Fondo de Cultura Económica, 2002, p 3.

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admiración. Tal ambigüedad puede ser manifiesta en el siguiente pasaje del escritor Douglas Day: Cuando a finales del otoño de 1519 el recio conquistador Bernal Díaz del Castillo siguió a Hernán Cortés por las estribaciones del Popocatépetl hasta Tenochtitlán, capital del imperio azteca, pensó que nunca había visto ciudad más hermosa: ni siquiera Sevilla o Venecia podían compararse con sus lagos brillantes y esbeltas calzadas, sus huertos y jardines, sus elevados templos de piedra blanca. Pero la admiración de Bernal cesó súbitamente cuando la columna española llegó a la base de la Gran Pirámide del dios Quetzalcóatl y vio ante ésta un enorme bastidor de madera, un Tzompantli, en el que había tal vez un millar de cráneos humanos que, con irremediable sonrisa, brillaban al sol de noviembre.105 Tal era la grandeza que se presentaba al mundo que “descubría” algo totalmente diferente, tanto en los patrones artísticos, urbanísticos, arquitectónicos, espaciales y religiosos, ya que si de algo se caracterizó la conquista fue por una hegemónica visión euro-céntrica. Por ello, la admiración de los conquistadores se esfumó al ver el Tzompantli, dando paso a la negación de dicho mundo, comenzando así el exterminio de la antigua civilización para erigir en su lugar la idea de o que debía ser el Nuevo Mundo. Esto es sumamente importante en función de lo que señala Javier Barros Valera, a saber: “El arte es, ciertamente, un instrumento precioso de cambio, quizá el más poderoso agente de trasformación de las sociedades, porque influye en el espíritu y en los corazones de quienes lo reciben.”106 No obstante, en esta dialéctica no podemos olvidar las palabras del filósofo Bolívar Echeverría, a saber: Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la resistencia que los indios habían ofrecido en el siglo XVI a la cristianización no fue sólo directa o abierta –como en el caso de los “ídolos de linaje” o tlapialli o del tonalli (bautismo introductor) o de los ticitl o chamanes–, no fue sólo una resistencia de contra-conquista o de mestizaje por absorción de lo otro, lo

105

Day, Douglas, Los cuadernos de la cárcel de Ricardo Flores Magón, México, Fondo de Cultura Económica, 1996, p. 9. 106 Barros Valero, Javier, Federico Silva, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2000, p. 9.

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europeo, sino que fue también una resistencia indirecta o escondida, de “trans-conquista” o de mestizaje por infiltración en eso otro europeo.107 Lo señalado por Bolívar Echeverría en referencia a la religión, también tuvo manifestaciones en el campo educativo, ya que como veremos más adelante, el caso emblemático de San Ildefonso dará cuenta de esa misma trans-conquista al erigirse en una institución que transformará su sentido en el devenir histórico. ¿Por qué tocar el tema de las representaciones del arte en relación a la transformación de lo que fue San Ildefonso en los tiempos de la Revolución Mexicana? El epígrafe de Jaime Torres Bodet que seleccionamos para el presente apartado fue el detonante para instarnos a reflexionar en torno a la arquitectura como un elemento fundamental en la construcción de lo social. El Colegio de San Ildefonso y su arquitectura barroca buscaban persuadir, en un inicio, la imposición de la cultura de los conquistadores, puesto que, lo que hoy en día entendemos por cultura, tiene su raíz en la voz griega paideia (παιδεια). La idea de la paideia (παιδεια), si bien hace referencia al fenómeno cultural de los griegos tenía la peculiaridad de hacer hincapié en la educación de los niños. Es decir, los niños representaban lo que era la cultura en general al convertirse en un espejo desde el cual se reflejaba la cultura misma. Sin lugar a dudas, la arquitectura española de nuestra escuela, era para Torres Bodet un elemento entrañable que lo llevó en algún momento a cuestionarse a sí mismo. Un relato que podría facultar la interpretación de dicho “cuestionamiento” a sí mismo se encuentra en el Colegial de San Ildefonso, en donde escribe: “me descubrí en un espejo. Sentí horror de mi disfraz. Y me prometí no volver a usar aquel uniforme [militar] […]”108 El caso de Torres Bodet es muy significativo, pues nos muestra esa relación compleja entre civilización y barbarie. Si bien la disposición arquitectónica de un espacio puede jugar 107

Echeverría, Bolívar, Meditaciones sobre el barroquismo. II El guadalupanismo y el ethos barroco en América (Ponencia presentada en el coloquio Moving Worlds of the Baroque, University of Toronto, Octubre 2007. en (25 noviembre 2010). 108 Torres Bodet, Jaime, op. cit. p. 214.

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un papel retórico borrando las contradicciones que alberga la realidad, son los hombres y sus ideas las que transforman el mundo. En este orden temático sería necesario, en una primera instancia, brindar una definición de lo que es la retórica. Entendemos por dicho término: La facultad de considerar en cada caso los medios disponibles de persuasión (Ret., I, 2, 1355b 26). En tanto todo otro arte puede instruir o persuadir sólo en torno a sus propios objetos, la [retórica] no está limitada por una especial esfera de competencia, sino que considera los medios de persuasión que se refieren a todos los objetos posibles.109 Nos hemos servido de la interpretación aristotélica de la retórica debido a su carácter hegemónico hasta su ocaso en el siglo XVI, ya que el nuevo dogmatismo racionalista encabezado por Rene Descartes lo eclipsará como un conocimiento propio del viejo orden medieval. El caso de España representa una excepción, pues lo que se entenderá por “modernidad110” tardará en llegar a la península ibérica hasta el siglo XIX con la promulgación de la Constitución de Cádiz 1812. Así, entendiendo la retórica como el arte de instruir o persuadir, creemos que existe una conexión entre dicho arte y la arquitectura barroca. Como señala Manuel Sánchez Santoveña: Todas las arquitecturas de este Continente a partir de la Conquista, responden a un sentimiento vital implantado mediante la unidad de la religión, del idioma y de la arquitectura, entendida ésta en sus modos espaciales y estructurales. Pero tales instrumentos de la cultura están sobrepuestos a diversas concepciones cósmicas más o menos desarrolladas.111

109

Abbagnano, Nicola, Diccionario de filosofía, México, Fondo de Cultura Económica, 1983, p. 1019. Muy entrecomillas, ya que es de las pocas naciones en el mundo en que perdura la estructura monárquica en pleno siglo XXI. 111 Sánchez Santoveña, Manuel, “Prologo: La arquitectura barroca de Nueva España” en Material de lectura 4 serie las artes en México: Arquitectura barroca, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1971, p. 2. 110

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§13. Barroco y retórica. El arte barroco puede ser estudiado desde tres distintos periodos. El primero de ellos es el llamado periodo de transición o barroco temprano, que va de 1600 a 1625. El segundo periodo, es el alto barroco que va de 1625-1675. El último de los periodos, es el llamado barroco tardío o rococó, que va de 1675 a 1780. El barroco tiene como una de sus características el ser un discurso acorde con el centralismo de Estado, en este caso, de los estados absolutistas europeos; ejemplo de ello es la disposición de los patios centrales en los edificios de arquitectura barroca, o en términos urbanísticos, de la llamada “Plaza de Armas” como centros de poder político, cultural, religioso, etc. La necesidad de reestablecer un mando centralizado fue en respuesta a la Reforma Luterana, ya que ésta había provocado una ruptura al interior del poder de la Iglesia Católica en Roma. Es decir, de lo que se trataba era de restablecer un poder central y absoluto ante la ruptura y futura fragmentación del poder de la Iglesia. La primera gran derrota de la Iglesia se consumará en 1648 con la Paz de Westfalia que significó un reordenamiento de la geopolítica europea, después de la llamada “Guerra de los Treinta Años” (la cual fue una guerra de religión). Así, tras el Concilio de Trento (1545-1563), es significativa la pauta que se dio en el campo de las bellas artes, pues se instó a los artistas a generar un arte propagandístico en respuesta a la afrenta que significó para la Iglesia Católica la Reforma Luterana. El Concilio de Trento tendría como eje fundamental la instrumentalización

de la

Contrarreforma. Como señala extensamente José Luis

Morales y Marín: Aceptada la imaginería religiosa como medio para ilustrar a los fieles y mover el espíritu hacia el sentimiento católico, las imágenes deberían tener una interpretación realista para que sirviesen perfectamente como estímulo a los creyentes. Baste, además, para la mejor comprensión de esta actitud, un fragmento del decreto trentino en el que se solicita que «por medio de las historias de los misterios de nuestra Redención,

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descritas en pinturas o en otras representaciones, el pueblo sea instruido y confirmado en el hábito de recordar y meditar continuamente los artículos de la fe».112 Sin olvidar que el primer gran mecenas del arte occidental fue la Iglesia Católica, aquí se puede apreciar la programática imperante por parte de los conquistadores respecto a lo que llamaron Nuevo Mundo. En este orden de ideas, siguiendo a Manuel Sánchez Santoveña: El barroco europeo es retórico, para persuadir a los fieles del catolicismo y súbditos de los reyes absolutos. El barroco novohispano tiene la misma misión persuasiva en el ámbito de los españoles; en el ámbito de los indios fue acogido como el modo de persuadir y conjurar a las fuerzas naturales, encubiertas bajo los símbolos del santoral católico, impregnados de sentido mágico. En cualquiera de los casos, el mensaje es político; en el Viejo Mundo dirigido a pueblos de larga tradición cristiana; en el Nuevo, a las gentes de reciente cristianismo y de persistente pensamiento mágico.113 De tal forma, las nuevas congregaciones religiosas que llegarán al “Nuevo Mundo” tendrán una proclividad respecto al pensamiento de la Contrarreforma y su propaganda. Entre las congregaciones religiosas que asumirán un papel importante en la propaganda religiosa estarán los jesuitas, pues, “como ha señalado Benevolo, existe una estrecha correspondencia entre el nivel artístico de las obras de arquitectura y el nivel social, y por tanto cultural, de sus promotores, que eran una minoría en la comunidad.” 114 Tal es el caso de los jesuitas, pues: Fue así como por ejemplo, los padres de la Compañía hicieron varios con diferencias notables: en la ciudad de México la Casa Profesa, y un internado, el de San Ildefonso, para estudiantes que asistían a su Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo; en Tepotzotlán un Seminario y en las inmediaciones de la ciudad de México una finca para hospedar a los padres de la Misión de Filipinas.115

112

Morales y Marín, José Luis, “Pintura introducción” en Historia Universal del Arte 7: El Barroco, Madrid, Espasa Calpe, 2000, p. 3. 113 Sánchez Santoveña, Manuel, op. cit. p. 3. 114 Morales y Marín, José Luis, op. cit. p. 88. 115 Rojas, Pedro, Historia general del Arte Mexicano: Época Colonial tomo I, Italia, Editorial Hermes, 1969, p. 220.

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La arquitectura barroca de San Ildefonso respondía a las necesidades propagandísticas y de evangelización de la Contrarreforma, pues como hemos visto en el apartado primero del presente ensayo, entre los objetivos de dicha institución estaban el generar cuadros para la administración de la colonia, en este caso, cuadros evangelizadores. La arquitectura barroca brindará el concepto de ciudad-capital, siendo la Roma del papa Sixto V el modelo a seguir por los urbanistas de la época. El artífice de la propuesta urbanística barroca fue Domenico Fontana, el cual señalaba que el centro tenía que ser el generador de fuerzas que lleguen más allá de sus propios límites materiales. Con ello “la ciudad, convertida en capital, cobrará así un carácter hegemónico que se vinculará perfectamente a los supuestos planteamientos políticos y económicos del centralismo absolutista.”116 En las ciudades de Europa existieron ciertos escollos que impidieron a los urbanistas implementar los cánones estéticos barrocos, ya que muchas de las ciudades tenían el trazado medieval, que en la mayoría de los casos asemejaba a un fractal y no una cuadrícula. Sin embargo, dadas las circunstancias de la conquista y la colonia, en la Nueva España esas dificultades no existieron, pues los conquistadores arrasaron con la civilización originaria. Pedro Rojas da cuenta de ello al escribir que: La traza de los centros urbanos se hizo pensando en un tablero de ajedrez, a la antigua manera romana, tirando las calles a compás y cordel. Lo fundamental es formarlas a partir de una plaza a la que den los edificios principales: la iglesia, las casas reales, la casa de los naturales, la del cura y, en los solares vecinos, las residencias de los conquistadores.117 Es decir, los poderes del centralismo absolutista de la Contrarreforma, colocando en el centro las instituciones hegemónicas. Con el aniquilamiento de la gran Tenochtitlán y la edificación de una traza urbana y una arquitectura barroca se generaría con el pasar del tiempo una de las ciudades más hermosas y cosmopolitas de la modernidad. Para dar 116 117

Idem. Rojas Pedro, op. cit., pp. 163-164.

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cuenta de ello, acudimos al testimonio de un viajero norteamericano del siglo diecinueve el cual fue, según Gastón García Cantú, el precursor de la invasión norteamericana de 1846 y la consecuente pérdida de la mitad del territorio en 1848. El nombre del viajero es Joel Roberts Poinsett, quien en fecha 27 de octubre de 1822 entra a la ciudad de México y asienta en sus Notas sobre México su primera impresión: “Las ciudades católicas tienen cierta ventaja sobre las nuestras por el tamaño y esplendor de sus templos y la cantidad de torres y cúpulas que las adornan. A alguna distancia, México supera a cualquier otra ciudad de la América del Norte…” 118 Tal era el esplendor de la ciudad de México, sin embargo, como escribe Gastón García Cantú: La importancia de las Notas sobre México proviene de las descripciones de Poinsett al revelar el inicio de la vida independiente de nuestro país, cuando el Estado colonial permanecía intacto; lectura la cual, 190 años después, tiene más de una similitud con la de 1822. Tal es la escena de una mañana de octubre en la Plaza Mayor de la ciudad de México: Muchas de nuestras grandes ciudades son más pulcras que la de México, pero ésta tiene una apariencia de solidez en sus casas y un aire de grandeza por el aspecto de este lugar, que faltan en las ciudades de los Estados Unidos; sin embargo, entre nosotros el forastero no ve ese sorprendente y asqueroso contraste entre el esplendor de los ricos y la escuálida penuria de los pobres, que contrastantemente hiere sus ojos en México. He descrito los palacios de los ricos, pero no donde vive la pobreza…119 Años más tarde, en 1848, las tropas estadounidenses se formaban en la Plaza de Armas de la ciudad de México y colocaban la bandera de su Nación en el Palacio Nacional, tal como lo plasmó el arquitecto e ingeniero alemán Carl Nebel en la litografía intitulada Entrada a México del general Winfield Scott, obra que se encuentra en el Museo Nacional de las Intervenciones y que es una llamada de atención que debe asentarse en la memoria de todos los mexicanos.

118

Poinsett, Joel Roberts, citado por Gastón García Cantú en Idea de México VII, México, Fondo de Cultura Económica, 2002, pp. 180-181. 119 Ibidem, p. 186.

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§14. La nueva conquista cultural. La extraña persuasión y hegemonía que provocaba la arquitectura barroca en relación a la evangelización de las culturas originarias, y a extranjeros como Poinsett, daría un giro de 180 grados en la segunda mitad del siglo XIX con los vientos renovadores que traía consigo la Revolución Francesa del finisecular siglo XVIII. Después de la Independencia de México, según Agustín Piña Dreinhofer: Todo lo que recuerde a la Colonia, recuerda a España y hay que eliminarlo120 de la flamante cultura. Para tener una idea de la importancia de estos conceptos basta con leer cualquiera de las obras de los tratadistas del siglo pasado, que en forma unánime, sin pretender siquiera entenderlas, condenan las obras barrocas como algo bárbaro, retrógrado, símbolo de un tiempo felizmente superado.121 La cultura francesa aparecerá en la escena de la novel Nación tras la época histórica llamada Intervención, la cual culminó en la imposición del emperador austriaco Maximiliano de Habsburgo y el repliegue del gobierno juarista a la ciudad de San Luis Potosí. A esto tenemos que sumar el hecho de que algunos alumnos cursaran sus estudios en institutos franceses. El eje político-cultural cambió su geopolítica de España a Francia. Aunado a estos dos factores y “haciendo un poco de historia, el rey Carlos III, por cédula de diciembre de 1783, estableció la Real Academia de San Carlos de la Nueva España, que propiciaría el fin del mundo barroco, para dar lugar al arte neoclásico.”122 Para darnos una idea de lo que significó la Revolución Francesa de 1789 para el mundo occidental y sus periféricas colonias, basta citar lo que señala Piña Dreinhofer sobre la cultura francesa del siglo XIX; así: 120

“De la misma manera, y por idénticas razones, se ordena raspar los escudos de las fachadas. En la República no tenían cabida las ostentaciones de los nombres, y mucho menos la afirmación plástica de la soberanía española que significaban los escudos reales, y con ellos se perdió la integridad de muchas portadas, tanto civiles como religiosas, ya que no fueron sustituidos sino dejados en blanco los espacios que ocupaban.” Piña Dreinhofer, Agustín, Serie las artes en México: Arquitectura Porfirista, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Departamento de Humanidades Dirección General de Difusión Cultural, sin año, p. 9. 121 Ibidem, p. 28. 122 Urquiaga Blanco, Juan, “La arquitectura en el siglo de las Luces” en Serie las artes en México: Siglo XIX: arquitectura porfirista, México, Universidad Nacional Autónoma de México- Departamento de Humanidades Dirección General de Difusión Cultural, (sin año), p. 3.

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El París de la “Belle époque” era la meca de la cultura, la capital del mundo. Y por ello, no sólo se estudia y reproduce lo francés, sino que la propia personalidad nacional cede ante el afrancesamiento general, que se impone hasta en los pormenores, ideas, costumbres, vestuario y lenguaje que llegan de París; la única educación admisible es la francesa, y esto en todos los niveles: se interna a las señoritas en colegios parisienses y los profesionales se preparan en las universidades de Francia. Quien no puede hacer el viaje, estudia en México en textos y con sistemas y maestros franceses. Los artículos de calidad son franceses, y quien no puede adquirir los originales se conforma con la imitación, siempre que ésta sea lo más fiel, ya que se considera con mentalidad cercana al primitivismo, que la imagen conserva las propiedades del original. El idioma culto es el francés y llega a usarse hasta en documentos oficiales, olvidándose nuestra lengua.123 Y no sólo se olvida nuestra lengua, sino las antiguas instituciones como San Ildefonso. Durante el siglo XIX, el Colegio de San Ildefonso mantuvo una actividad diletante, ya que las guerras, intervenciones extranjeras y demás escollos, impidieron que se desarrollara con la normalidad y cotidianeidad necesarias de una institución educativa, en este caso, la más universal y vanguardista hasta entonces creada en México. Sería hasta el año de 1871 que el ilustre presidente de origen oaxaqueño Benito Juárez fundara la Escuela Nacional Preparatoria, institución cuya sede era el Colegio de San Ildefonso. Tras la toma del poder por parte del dictador Porfirio Díaz en 1876, en el interior de la Escuela Nacional Preparatoria nacía una nueva generación de mexicanos que disputarían dos diferentes tipos de patriotismos. En uno de los artículos más brillantes de Luis Cabrera, Gastón García Cantú identifica las coordenadas ideológicas que se gestaban en el Porfiriato: Había, sin duda alguna, dos patrias: dos maneras de ser irreconciliables: la patria de los que trabajaban y la de los que se lucraban. Toda la historia de México se le presentaba a Cabrera como la de dos corrientes contrarias, luchando la una contra los intereses de la otra; pugnando por la independencia y las libertades, la una; oponiéndose a la soberanía nacional, la otra; el partido de los insurgentes y el de los monárquicos; el

123

Piña Dreinhofer, Agustín, Serie las artes en México: Arquitectura Porfirista, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Departamento de Humanidades Dirección General de Difusión Cultural, sin año, pp. 27-28.

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de los liberales y el de los conservadores; el de la dictadura y el de la revolución que se anunciaba.124 §15. La nueva inquisición: manicomios y prisiones. Ejemplificaremos algunos casos en torno a las condiciones de la arquitectura y el arte para dar cuenta del estado que guardaba la cultura durante el Porfiriato. Uno de los proyectos arquitectónicos más paradójicos del dictador Porfirio Díaz fue, sin lugar a dudas, el Asilo (también llamado manicomio) General de la Castañeda. El nuevo orden que se había establecido a partir de la Revolución Francesa en 1789, tuvo en la “Restauración” (1814-1830) de las monarquías, es decir, en el movimiento Contrarrevolucionario, la necesidad de crear nuevas instituciones que sustituyeran a las del viejo orden. Tal es el caso de la cárcel, el museo y especialmente los asilos. Si la “Razón” se había convertido en el motor que debía guiar a la nueva civilización del orden y el progreso, era necesario crear una nueva institución que tuviera una función similar a la que tuvo el Santo Oficio durante el viejo orden. Si en el antiguo orden la herejía era lo que se vigilaba y castigaba, el nuevo orden exigía que se vigilara y castigara la locura. Recordemos que después del inició del movimiento independentista de 1810, la institución del Santo Oficio fue condenada a desaparecer por parte de los aires independentistas que esfumaban como polvo el dominio español, el cual perduró por trecientos años. Cien años después, en el marco de los festejos del Centenario del inicio de la Independencia, el dictador Porfirio Díaz asistía a la inauguración el 1° de septiembre, de la nueva institución que se encargaría de establecer el criterio de lo que entraba en la idea de la civilización (en este caso un emulo francés, que sustituyó al español). Como bien explica Michel Craplet, en el caso de Francia: La construcción de asilos comenzó verdaderamente tras un periodo de unos 15 años de estado latente; el asilo alcanzó entonces un sentido complejo, ya no fue solamente un espacio médico propio para la 124

García Cantú, Gastón, Idea de México III: Ensayos 1, México, FCE, 1991, p. 162.

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investigación y la terapia clínicas, así como la filantropía, que fue sin duda su origen, perdió su fuerza: La Revolución industrial trastornó las costumbres y el panorama, y el asilo provino también de una necesidad apremiante de orden y normalización; la construcción se vio acelerada por la necesidad de grandes obras, de las que se hicieron cargo finalmente los hombres del Segundo Imperio.125 En el caso mexicano, los hombres que tuvieron esa necesidad apremiante de grandes obras serán, al igual que en el caso francés, los gobernantes, pues como señala Gustavo Casasola: Esta edificación [Asilo de la Castañeda] fue proyectada y construida por el teniente coronel e ingeniero Porfirio Díaz hijo, que también fue el contratista de la obra […] Este establecimiento vino a sustituir a los vetustos hospitales de San Hipólito y del Divino Salvador, fundados, el primero, en 1576 […] y el segundo en 1687.126 Recurrimos también al testimonio del Licenciado Blas Urrea, seudónimo de Luis Cabrera para dar cuenta del nepotismo y simulación del régimen de Díaz: Durante el gobierno del general Díaz, en efecto, hemos visto a su hijo como empresario de grandes obras públicas costeadas por el Estado, como jefe de su Estado Mayor y como su secretario particular; a su sobrino, con grados militares obtenidos al vapor, lo hemos visto como Inspector General de Policía de toda la República, como diputado y como gobernador del Estado de Oaxaca; y para no extendernos demasiado, baste decir que en todos los Congresos de la Unión hemos visto a todos los parientes del general Díaz y a todos los parientes de todas las personalidades políticas de segundo orden; su yerno, sus concuños, sus sobrinos, sus médicos, su dentista, sus bufones, sus panegiristas y en general todos sus amigos personales, han vivido perpetuamente en el Congreso, porque en el gobierno “constitucional” del general Díaz se creía necesario que todos los puestos públicos estuvieran desempeñados por personas de la más absoluta confianza.127 Pero los hombres de Díaz no sólo querían instituciones que mostraran el espíritu de los tiempos del orden y el progreso, ya que también era necesario vigilar y castigar a los rebeldes políticos, disidentes, pobres, y demás individuos que estuvieran excluidos del

125

Craplet, Michel, “La construcción de asilos” en Nueva historia de la psiquiatría, México, Fondo de Cultura Económica, 2000. 126 Casasola, Gustavo, Historia Gráfica de la Revolución Mexicana 1900-1970 (tomo 1), México, Trillas, 1973, p. 182. 127 Cabrera, Luis, La Revolución es la Revolución, México, Secretaría de Educación Pública-SETENTAS, pp.75-76.

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proyecto positivista. Para tal efecto se inauguró el 29 de septiembre de 1900 la Penitenciaria del Distrito Federal, acorde a las ideas de la nueva metrópoli. En la alocución de inauguración del licenciado Miguel S. Macedo exaltaba que: «La ciencia cree haber encontrado las leyes que rigen el delito considerado como mero fenómeno natural, y por la boca de los iniciados en sus misterios nos anuncia que las tendencias criminales se transforman, pero no se suprimen». ¿A qué tipo de tendencias criminales se hacían referencia? ¿Será acaso a la gran inequidad que se vivía en la dictadura porfiriana? ¿O a los disidentes políticos como más tarde serán los hermanos Flores Magón, o Francisco I. Madero? Aquí valdría la pena citar las palabras del filósofo francés Michel Foucault, el cual estudió los sistemas de exclusión como el manicomio y la cárcel. En su obra Vigilar y castigar señala que: La prisión, la región más sombría dentro del aparato judicial, es el lugar donde el poder de castigar, que ya no se atreve a actuar a rostro descubierto, organiza silenciosamente un campo de objetividad donde el castigo podrá funcionar en pleno día como terapéutica, y la sentencia inscribirse entre los discursos del saber. Se comprende que la justicia haya adoptado tan fácilmente una prisión qué, sin embargo, no había sido en absoluto la hija de sus pensamientos. Ella le debía este reconocimiento.128 Manicomio y prisión eran elementos arquitectónicos que instauraban un nuevo orden en el México finisecular del siglo XIX. Es importante señalar que si bien las obras eran llevadas a cabo por los hombres del Porfiriato, la gran mayoría de los proyectos eran elaborados en Francia, con lo cual, la participación de artistas, arquitectos, ingenieros y pintores mexicanos, estaba condenada a la exclusión, propia de un sistema que se alimentaba culturalmente de una nueva potencia.

128

Foucault, Michel, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, México, Siglo XIX, 2009, p 296.

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§16. La revolución cultural. Ante tal escenario del arte durante la dictadura de Porfirio Díaz, no tardó mucho tiempo en que junto a la Revolución Social, se generará una inmensa transformación del fenómeno artístico. Recordemos que la gran mayoría de la escena artística durante la dictadura de Porfirio Díaz así como de los primeros años de la Revolución estuvo dominada por personajes de origen extranjero. Esta era una cuestión sumamente delicada, pues un pueblo que no es capaz de generar una imagen de sí mismo es un pueblo incapaz de reflexionar, criticar o dudar. Uno de los precursores de la Revolución artística y cultural antes y después de la Revolución Mexicana fue Gerardo Murillo, el cual tenía el sobrenombre de “Doctor Atl”. El despertar de su conciencia se inició como el de muchos de los que encabezan movimientos que transforman la realidad, a saber, viajando. Su visión de la realidad se vio fuertemente modificada por un viaje que realizó a la vieja Europa. Su contacto con intelectuales y artistas del viejo continente lo llevó a estudiar el pensamiento de vanguardia en Europa, a saber, la filosofía de la praxis marxista. Su introductor en esta corriente de pensamiento fue Antonio Labriolo. Además de las dosis de filosofía marxista, tuvo un acercamiento con la aún más radical visión anarquista, gracias al estudio del derecho penal que llevó a cabo con el anarquista Enrico Ferri. A su regreso de Europa en el año de 1903, el Doctor Atl poseía todas las herramientas para convertirse en el líder de una transformación radical en el campo del arte. Junto con el caricaturista y pintor José Clemente Orozco, protestará en el marco del festejo del centenario del Grito de Dolores, ya que uno de los eventos artísticos en el que pudieron participar y del cual fueron excluidos, fue monopolizado por artistas españoles. Ante tal situación, su protesta fue respondida por parte del gobierno con dinero, al cual le dieron un destino congruente a su inconformidad, esto es, organizando una exposición pictórica con artistas mexicanos. El éxito obtenido por el Doctor Atl y Orozco fue tal que decidieron fundar una sociedad que llevó por nombre “Centro 90

Artístico”. Algunos de los que formaron parte de dicha sociedad fueron David Alfaro Siqueiros, Raziel Cabildo, Romano Guillemín, Luis G. Serrano e Ignacio Asúnsolo, todos ellos alumnos de la Escuela de Bellas Artes. Una vez que estalló el movimiento revolucionario de 1910, el Doctor Atl se unió a los Constitucionalistas encabezados por Venustiano Carranza, convirtiéndose en su jefe de propaganda. Algunas de sus actividades como jefe de propaganda fueron fundar diversos periódicos en la capital, así como reorganizar la Casa del Obrero Mundial (que sirvió como elemento fundamental para derrocar al usurpador Huerta), además de formar “Batallones Rojos” junto a obreros tranviarios, tejedores y mecánicos, que fueron usados para sofocar el movimiento zapatista. En la ciudad de Orizaba, Estado de Veracruz, fundó el periódico La Vanguardia, el cual era el órgano de la “Confederación Revolucionaria” en donde participarían tanto Orozco como Siqueiros. El primero como caricaturista, mientras que el segundo como corresponsal en Jalisco. Su actividad como militante revolucionario lo llevó a intentar organizar a los obreros de tranvías y teléfonos, para llevar a cabo una nacionalización de sus respectivos sectores. Sin temor a equivocarnos, la figura del Doctor Atl es fundamental para entender el papel del artista a la luz de la Revolución Mexicana. Otra de las grandes figuras artísticas que formaron parte de la Revolución Mexicana es el antes aludido José Clemente Orozco, cuyo arte mostraba, según Raquel Tibol, un “nihilismo trascendente”. Como escribe la historiadora del arte en referencia a Orozco: […] la obra de Orozco es el gran llanto histórico surgido de la rebeldía y también de las frustraciones de un pueblo. Fue ese caudal de dolor comunitario el que alimentó su fantasía y que al agotarse quebrantaría su vigor creativo.129

129

Tibol, Raquel, Historia general del Arte Mexicano: Época Moderna y Contemporánea tomo II, Italia, Editorial, Hermes, p. 252.

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Es decir, Orozco adquiere su inspiración en el movimiento, en lo concreto y real de una lucha que hunde sus raíces en lo más profundo de la tierra y que tan pronto se marchita, muere en busca de un río que le de vida nuevamente. A diferencia de Orozco que vivió en carne propia los horrores de una revolución, Diego Rivera se encontraba en Europa buscando fuentes que permitieran el desarrolló de un arte que fuera acorde a los nuevos tiempos, un arte que rompiera con los esquemas del arte burgués de caballete, y se convirtiera en un inmenso espejo en el que se pudieran reflejar los actores del drama social que representaban quinientos años de opresión, pues como escribe Raquel Tibol en referencia a la obra de Rivera, su arte mostraba “la conjunción de todo el pasado y de todo el futuro en un presente indubitable.” Así es como se llega al fenómeno artístico del muralismo. Dicha idea, según Orozco, “de pintar muros y todas las ideas que iban a construir la nueva etapa artística, las que iban a dar vida, ya existían en México y se desarrollaron y definieron de 1900 a 1920.”130 Una muestra de ello es el papel de José Vasconcelos, ya que como secretario de Educación de Obregón, interpretó el espíritu de los tiempos y dio la venia para que en el año de 1922 Diego Rivera pintara el mural La Creación en el Anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria. Tal fuerza había logrado el movimiento artístico iniciado por el Doctor Atl, que para el año de 1923 se fundó el “Sindicato de Trabajadores Técnicos, Pintores y Escultores”, cuyo manifiesto intitulado Declaración Social, Política y estética expresaba lo siguiente: El Sindicato de Trabajadores Técnicos, Pintores y Escultores a las razas nativas humilladas a través de los siglos; a los soldados convertidos en verdugos por sus jefes; a los trabajadores y campesinos azotados por los ricos; a los intelectuales que no adulan a la burguesía. Estamos de parte de aquellos que exigen la desaparición de un sistema antiguo y cruel, dentro del cual tú, trabajador del campo, 130

Ibidem, p. 266.

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produces alimentos para los gaznates de capataces y politicastros, mientras tú mueres de hambre; dentro del cual tú, trabajador de la ciudad, mueves las fábricas, tramas las telas y creas con tus manos las comodidades para rufianes y prostitutas, mientras tu cuerpo arrastra y se congela; dentro del cual tú, soldado indio, abandonas heroicamente la tierra que trabajas y das tu vida interminablemente para destruir la miseria que se abate desde hace siglos sobre tu raza. No sólo el trabajo noble, sino hasta la mínima expresión de la vida espiritual y física de nuestra raza brota de lo nativo (y particularmente de lo indio). Su admirable y extraordinariamente peculiar talento –Para crear belleza: el arte del pueblo mexicano es el más grande y de más sana expresión espiritual que hay en el mundo y su tradición nuestra posesión más grande. Es grande porque siendo del pueblo es colectiva, y esto es el porqué nuestra meta estética es socializar la expresión artística que tiende a borrar totalmente el individualismo, que es burgués. Repudiamos la llamada pintura de caballete y todo el arte de los círculos ultraintelectuales porque es aristocrático, y glorificamos la expresión del Arte Monumental, porque es una propiedad pública. Proclamamos que dado que el momento social es de transición entre un orden decrépito y uno nuevo, los creadores de belleza deben realizar sus mayores esfuerzos para hacer su producción de valor ideológico para el pueblo, y la meta ideal del arte, que actualmente es una expresión de masturbación individualista, sea de arte para todos, de educación y de batalla.131 Ante esta programática, “Rivera emprendió, dentro de un horizonte histórico de gran amplitud, el análisis materialista dialéctico de la estructura social, teniendo como meta de su disección la esperanza.”132 La función del arte tomó entonces un camino muy cercano a lo que el filósofo griego Cornelius Castoriadis escribe en su ensayo Transformación social y creación cultural con una hermosa metáfora: “No intentamos postular que esta flor, como las otras, se marchitará, se marchita o se marchitó. Intentamos comprender qué es lo que muere en este mundo histórico social, cómo muere y, de ser posible, por qué. También intentamos encontrar qué es lo que quizás, está naciendo.”133 El manifiesto conmocionó de tal manera a la comunidad artística en general y a Orozco en particular, que llegó al extremo de destruir (a excepción de la obra 131

Ibidem, pp. 269-270. Ibidem, p. 276. 133 Castoriadis, Cornelius, “Transformación social y creación cultural” en Ventana al caos, México, Fondo de Cultura Económica, 2008, p. 13. 132

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Maternidad), los murales simbolistas que había pintado en el patio grande de la Escuela Nacional Preparatoria, rompiendo de forma tajante con la academia y las tradiciones. Dicha ruptura le obligó a reformular entre 1922 y 1927 las obras que había destruido en la Escuela Nacional Preparatoria para crear La huelga; La destrucción del viejo orden; La trinchera; La trinidad: campesino, obrero, soldado; Los nuevos ideales: El sepulturero, La despedida, Revolucionarios; El origen de la América Hispánica: Cortés y Malinche, El mundo indígena, Constructores y La evangelización, todos ellos con una fuerte tendencia “realista”. Al igual que Orozco, Siqueiros sería congruente con la programática del sindicato y abandonará finalmente las alegorías, reformulando su obra en el Colegio Chico de la Escuela Nacional Preparatoria, con el mural Entierro del obrero, inconcluso tras la expulsión de Orozco y Siqueiros a consecuencia de la renuncia de José Vasconcelos. Irónicamente no ha sido lo único que ha quedado inconcluso de la Revolución, pues tras de ella, vinieron años oscuros como la Contrarrevolución, manifestándose un eterno retorno de lo mismo, que en palabras de Gastón García Cantú significó: […] el país del cruce de dos caminos, mientras los empresarios clamaban por que las vías se abrieran a lo que en el inmediato ayer y en el presente se realiza: privatización, la venta misma del país, alterna a la indigna senectud de los líderes obreros, a la expansión de las maquiladoras y la puesta en escena de la gesticulación fundadora: vamos, estamos, vivimos en el mejor de los mundos posibles y mejor será nuestro futuro inmediato.134 Sin embargo, la Universidad Nacional Autónoma de México ha sido una parte esencial en la construcción del México contemporáneo, pues ha logrado asumir los retos históricos de las inexorables transformaciones del devenir. En lo que algún día albergó a una orden religiosa y su finalidad de persuadir en torno al catolicismo de la Contrarreforma, pasando por el proyecto juarista como Escuela Nacional Preparatoria y

134

García Cantú, Gastón, Idea de México VII: Contrarrevolución, op. cit. p. 207.

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la fundación de la Universidad Nacional de México en 1910, se guarda hoy en día la memoria histórica en sus muros bellamente decorados con obras surgidas de un proceso histórico como lo fue Revolución Mexicana de 1910-1920. La retórica barroca dio paso a un proyecto nacional que se ha encargado de formar a los mejores hombres que ha dado la patria, ya que éstos son concientes de nuestra interminable búsqueda por responder ¿quiénes somos? En la actualidad, el museo de San Ildefonso se convierte en uno de esos grandes espejos de la cultura, en un bastión de la memoria que nos insta a cuestionarnos y reflexionar en torno a nuestro pasado, presente y futuro.

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CAPÍTULO V LOS ARQUITECTOS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1917 Los constitucionalistas tienen intención de comenzar inmediatamente con aquellas reformas económicas, especialmente aquellas reformas agrarias que sean necesarias para ofrecer a las clases inferiores la oportunidad de mejorar su situación; repartición de las grandes propiedades; igualamiento de los impuestos, y en algunos lugares donde fueron necesarios, el restablecimiento de los ejidos o sistema de tierras comunales. Luis Cabrera En el exterior, los imperialismos estaban disgustados por la nacionalización del subsuelo que les arrebataba la propiedad definitiva del petróleo. A mayor abundamiento, los Estados Unidos, no ocultaban su resentimiento, porque a la hora de su entrada en la Guerra Mundial, México no los siguió. Andrés Molina Enríquez Tal vez pensase que su gesto de exaltada indignación lograría conmover y hacer sonar todas las campanas del universo, sin diferencia de razas, credos y costumbres, que todas ellas, sin excepción, lo acompañarían en el toque a difuntos por la muerte de la Justicia, y no callarían hasta que fuese resucitada. José Saramago

§17. Antecedentes de la Constitución de 1917. Una breve historia de las Cartas Magnas que han existido en lo que hoy en día es México, entendiendo a éste como un “Estado moderno”, se remonta –como hemos apuntado en el primer apartado– a la primera fuente del derecho indiano con fecha 17 de abril de 1492. Las llamadas “Capitulaciones de Santa Fe”, se dieron entre Cristóbal Colón y la Corona de Castilla, las cuales serían el fundamento jurídico de los nuevos territorios que conquistarán (¿descubrirán?). El corpus jurídico del derecho novohispano o peruano, data del siglo XVII, específicamente de 1680 cuando se hace la primera “Recopilación”. Ya hemos citado anteriormente el Libro Primero, Título

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primero, De la Santa Fe Católica y su promulgación en las Indias Occidentales, en la que se muestra la imposición de la religión católica al mundo antiguo. La ejemplificación por excelencia de dicha ordenación jurídica es la construcción de instituciones acordes a ella, ergo la Santa Inquisición. Baste mencionar el Titulo Tercero, De la inmunidad de las Iglesias, para dar cuenta del papel fundacional y fundamental que tuvo la Iglesia Católica, ya que en Ley I se establece: “Que se guarde la inmunidad de las Iglesias con observancia, y puntualidad.”135 Es claro y distinto que bajo un ordenamiento jurídico de tal índole era imposible que se dieran condiciones de posibilidad que permitiesen independencia, soberanía y libertad. Ese fue justamente el motivo por el cual estalló el movimiento independentista de 1810 a lo largo y ancho de “toda” la América Hispánica, y no sólo en México, como malamente se nos ha adoctrinado a partir de una historia meramente nacionalista que comente el error del reduccionismo y el maniqueísmo. La influencia del pensamiento francés de la Ilustración rompía con la idea absolutista en la cual la soberanía recaía en el rey, dando paso a la idea de que la soberanía recaía en el pueblo. Aquí es el lugar para presentar una nueva hipótesis, ya que a nuestro humilde entender, ha sido un error histórico concebir los movimientos libertarios como si éstos estuvieran aislados de las dinámicas mundiales, ya que si hemos establecido desde un principio que 1492 es el inicio de lo que ahora se nombra como globalización, es decir, el establecimiento de un sistemamundo, el cual es necesariamente capitalista, nos convierte en una parte de dicho sistema. El origen preciso que da paso a un sistema-interestatal, es el reacomodo geopolítico que trajo consigo la Paz de Westfalia (1648), pues ello significó el ocaso de la monarquía para dar paso a los Estados-nacionales teorizados más tarde por Hegel. Tras el movimiento independentista y la promulgación en España de la Constitución de 135

De Aguilar y Acuña, Rodrigo y Montemayor y Córdoba de Cuenca, Juan Francisco, Sumarios de la Recopilación General de Leyes de las Indias Occidentales, México, Fondo de Cultura EconómicaUniversidad Nacional Autónoma de México, 1994, p. 25.

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Cádiz en el año de 1812 (que como hemos dado cuenta en varias ocasiones poseía los aires libertadores de la Revolución francesa), su contribución consistió en ser el inició de un serio cuestionamiento en torno a la autonomía que debía regir a una Nación que se dignase de ser libre y soberana. Así, la primera expresión de un orden jurídico propiamente independiente se daría a raíz del Constituyente de Chilpancingo de 18131814, proyecto liderado por el “Siervo de la Nación”, José María Morelos y Pavón. El Congreso fue de carácter nacional y tenía como fin decretar la independencia de la Nueva España, iniciado sus deliberaciones el 13 de septiembre de 1813. Morelos estableció las coordenadas ideológicas en un discurso previo al Congreso, en el cual expresó lo siguiente: Soy el siervo de la Nación, porque esta asume la más grande, legítima e inviolable de las soberanías, quiero que tenga un gobierno dimanado del pueblo y sostenido por el pueblo, que rompa todos los lazos que la sujetan y que acepte y considere a España como hermana y nunca como dominadora. Quiero que hagamos la declaración de que no hay otra nobleza que la de la virtud, el saber, el patriotismo y la caridad, que todos somos iguales, pues de mismo origen procedemos, que no hay abolengo ni privilegios, que no es razonable, ni humano, ni debido, que haya esclavos, pues el color de la cara no cambia el del corazón ni el del pensamiento. Que se eduque a los hijos del labrador y del barretero como a los del más rico hacendado y dueño de minas; que todo el que se queja con justicia tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario; que se declare que lo nuestro ya es nuestro y para provecho de nuestros hijos; que tengamos una fe, una causa y una bandera bajo la cual todos juremos morir antes que ver nuestra tierra oprimida.136 Esas fueron las ideas que motivaron el movimiento que poco a poco pasó de ser, como señala lucidamente Juan María Alponte, una “crisis histórica que eludía, en fervor de la insurgencia, la lucha de clases o, mejor dicho y con plena claridad, la lucha de clase contra clase: españoles y criollos”137, para convertirse en un movimiento emancipatorio. El acta de declaración de Independencia fue promulgada el 6 de noviembre de 1813,

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Velasco Piña, Antonio, La Guerra Sagrada, México, EDAF, 2002, pp. 127-128. Alponte, Juan María, A la vera de las Independencias de la América Hispánica: Perfiles de la historia, México, Océano, 2010. 137

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haciendo hincapié en el carácter soberano de la naciente Nación. La Constitución fue promulgada el 22 de octubre de 1814 en Apatzingán. Los elementos que constituyen dicho ordenamiento jurídico son los siguientes: Se dividió en dos partes, comprendiendo la primera los llamados Elementos Constitucionales, en donde se consignaran las garantías de libertad, propiedad y seguridad; y la segunda, la Organización del Estado, dividido en tres poderes, otorgándole al Legislativo las funciones políticas propias de la legislación, dejaba al Ejecutivo con funciones estrictamente administrativas, dividido en tres Secretarías de Estado que fueron Guerra, Marina y Justicia. El Poder Judicial estaba integrado por un Supremo Tribunal de Justicia y un Tribunal de Residencia.138 Tras consumarse la Independencia gracias al “Plan de la Profesa” en 1821, el cual fue cabildeado por Matías Monteagudo rector de la Universidad Nacional, canónigo de la Santa Iglesia Metropolitana de México y prepósito del Oratorio de San Felipe Neri, se encumbró en el poder Agustín de Iturbide, con el fin de impedir la aplicación de la Constitución Liberal de Cádiz de 1812. El motivo de tal estratagema político era evitar que se perdiera el poder de la Iglesia en la naciente Nación. Para muestra de las verdaderas intenciones de Iturbide y las huestes que lo encumbraron al poder, exponemos el siguiente hecho histórico. En 1822 se convocó al Congreso Constitucional, el cual fue instalado el 24 de febrero de 1822. Tras la ascensión de Iturbide como emperador el 19 de mayo, éste tuvo serias diferencias con el Congreso de manera que no dudo ni un segundo y terminó por disolverlo; el Congreso sería restituido hasta marzo de 1823 ya que el levantamiento del 5 de febrero de 1822 liderado por Santa Anna (otro gran traidor de la Nación el cual había desconocido al emperador Iturbide), proclamó la República y solicitó la reinstalación del Congreso. La fractura en el poder que sufrió Iturbide, lo orilló a abdicar el 19 de marzo de 1823, cayendo junto a él, el partido monárquico. 138

Flores Gómez González, Fernando y Carvajal Moreno, Gustavo, Nociones de derecho positivo mexicano: Obra adaptada al Programa de Nociones de Derecho Positivo Mexicano de la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1970, p. 27.

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La reinstalación del Congreso generó la primera Constitución Federal de la República el 4 de octubre de 1824. Para llevar a cabo tal proyecto se batió una nueva disputa entre dos modelos distintos, a saber, el centralista y el federalista. Como es sabido por el título de la Constitución, el bando federalista fue el que venció en la disputa ideológica. El bando vencedor tenía en el modelo federalista norteamericano su inspiración, así como en los principios liberales estipulados en la Constitución de Cádiz y en los planteamientos de Morelos en torno a la división de poderes propuesta por Montesquieu en su obra El espíritu de las leyes. Las ideas rectoras de dicha Constitución Federal establecían: La Independencia para siempre de la Nación Mexicana; la religión de México sería la católica, con exclusión de cualquier otra; se adopta como forma de gobierno la forma de República Representativa, Popular y Federal; las partes integrantes de la Federación serán los Estados y Territorios que se acababan de crear; se divide para su ejercicio el Supremo Poder de la Federación en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. El poder Legislativo se deposita en un Congreso General, compuesto de dos Cámaras, una de Diputados y otra de Senadores. El poder Ejecutivo se deposita en un solo ciudadano que es denominado Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, había un Vicepresidente, ambos durarían en su cargo cuatro años. El Poder Judicial residía en la Suprema Corte de Justicia, en los Tribunales de Circuito y en los Juzgados de Distrito; los gobiernos interiores de los Estados se dividían en Legislativo, Ejecutivo y Judicial, pero no se podían oponer a lo establecido en la Constitución; también quedó establecido que la Constitución no podía reformarse sino hasta 1830.139 Tras la pérdida de la mitad del territorio nacional en 1848 a causa de la Intervención Norteamericana, la joven Nación tuvo que replantearse sus principios. La jugada maestra de la Iglesia por medio de Matías Monteagudo de imponer a Iturbide como Emperador generó dos bandos ideológicos que cristalizarán una nueva Constitución, a saber, la de 1857. Esos dos bandos ideológicos fueron los monárquicos-centralistas, mejor conocidos como conservadores, así como el bando republicano, democrático y federativo compuesto por los liberales. Los representantes más emblemáticos fueron, 139

Ibidem, p. 32.

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del lado de los conservadores, Lucas Alamán, mientras que del lado de los liberales, Valentín Gómez Farías. A pesar de la tragedia nacional que significó la perdida de la mitad del territorio nacional, Santa Anna desconoció el 22 de abril de 1853 la Constitución de 1824 nombrándose “Alteza Serenísima”, provocando una concentración de poder propia de un dictador. Para el 1 de marzo de 1854 el Coronel Florencio Villarreal publicó el Plan de Ayutla, el cual desconocía el poder del usurpador y traidor a la patria Santa Anna. El dictador sería derrocado en agosto de 1855, obligándolo a deponer de su infame cargo. Designado Juan Álvarez como presidente interino, se dieron por iniciadas a su vez, el 18 de febrero de 1856, las sesiones del Nuevo Congreso Constituyente con la substitución de Juan Álvarez por Ignacio Comonfort como presidente interino. Bajo una serie de vericuetos: El 5 de febrero de 1857, después de ocho meses de acalorados debates, fue jurada la nueva Constitución, primero por más de noventa diputados, después por el Presidente Comonfort. El 11 de marzo de ese año fue promulgada la Constitución. Se adopta como forma de gobierno la república representativa, democrática y federal. El Poder Ejecutivo radica en el Presidente de la República, siendo substituido en sus faltas por el Presidente de la Suprema Corte de Justicia.140 La implementación de una nueva Carta Magna generaría un gran descontento por parte de un sector de la población, el cual era conformado por las estructuras de poder que sobrevivieron al movimiento de Independencia de 1810, compuesto mayoritariamente por la Iglesia Católica. La “Guerra de Reforma” que azotó al país entre los años 1858 y 1861, tuvo su causa en la llamada “Ley de desamortización de los bienes del clero” del año 1855. A dicha causa se le puede sumar la llamada “Ley Juárez” del año de 1856, la cual restaba de manera significativa poder a la Iglesia como estructura hegemónica. A partir de la

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Ibidem, p. 36.

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promulgación de la Constitución de 1857 (la cual reunía la Ley Juárez así como la Ley de desamortización de los bienes del clero), éstas fueron encumbradas a Leyes Constitucionales, ocasionando que la Iglesia perdiera el control del registro civil así como el retiro del fuero eclesiástico, otorgando a su vez libertad de expresión y autoridad al Estado Nacional. En pocas palabras, la promulgación de la Constitución de 1857 se tradujo en la separación de la Iglesia y el Estado. A raíz de esta guerra por el reconocimiento entre la Iglesia y el Estado (que como hemos visto en el capítulo primero es a muerte), la Iglesia declaró la guerra al gobierno en 1858 con el fin de no acatar el mandato Constitucional de 1857. La Guerra de Reforma tendrá su origen en el “autogolpe de Estado” que llevó a cabo a finales de diciembre de 1858 Ignacio Comonfort, al que se le sumó el sector más afectado, esto es, la Iglesia Católica. Comonfort junto con la Iglesia redactaron el “Plan de Tacubaya” cuyo fin era desconocer la Constitución de 1857. Ante esta situación, Juárez asumió el papel de líder para llevar a cabo la defensa de la Constitución, la cual guardaba en su seno una especie de reforma agraria muy próxima a la de 1917, digamos que fue un antecedente de lo que será el artículo 27. Recordemos aquellas palabras en las que “Flores Magón” relata que su padre había luchado al lado de los liberales en la Guerra de Reforma, así como en el derrocamiento de Maximiliano de Habsburgo. Una vez que el país regresó a la calma, Juárez fue electo presidente, ya que tras el autogolpe de Estado de Comonfort, éste se había convertido en presidente interino, para lo cual fue necesario llamar a elecciones. Sin embargo, poco tiempo duraría la calma, pues Benito Juárez tuvo que enfrentar un nuevo problema a causa de la “Intervención Francesa”, por ello, emitió un decreto el 8 de noviembre 1865 para extender su periodo hasta que retornara la Ley a la Nación. Los conservadores y la Iglesia se encargaron de buscarnos en el extranjero a un

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“emperador europeo” que brindara continuidad a sus privilegios, por tal motivo fue impuesto Maximiliano de Habsburgo como emperador de México. Fusilado Maximiliano por parte de los liberales, Juárez convocó en el año de 1867 a elecciones, las cuales ganó. Cuatro años más tarde Juárez se volvió a presentar para las elecciones de presidente de la República; en ellas compitió con Sebastian Lerdo de Tejada y el general Porfirio Díaz. De aquí surgirá un nuevo peón de la Iglesia y los grupos conservadores, ya que por medio del Plan de la Noria de noviembre de 1871, que pretendía desconocer la Constitución liberal de 1857, sobre todo, las leyes escritas por Juárez, el futuro dictador daba muestra de su talante contrarrevolucionario al servir al bando conservador. Para 1872 la muerte sorprendió al Benemérito de las Américas, ocupando su lugar el presidente de la Suprema Corte de la Nación, Sebastian Lerdo de Tejada. Como bien sabemos por la historia, tras un nuevo intento de aspirar a la presidencia y perder en las urnas frente a Sebastian Lerdo de Tejada en las elecciones de 1876, Porfirio Díaz se hizo del poder por medio de un golpe de Estado. El “Plan de Tuxtepec” convertiría a Porfirio Díaz en uno de los más grandes traidores de la patria, erigiéndose en uno de los dictadores más longevos de la historia de la Nación. No lo olvidemos, el lema del Plan de Tuxtepec era “Sufragio efectivo, no reelección”.

§18. El Congreso Constituyente (1916-1917). En su obra, Esbozo de la historia de los primeros diez años de la revolución agraria de México (de 1910 a 1920), el antropólogo, historiador, jurista, politólogo y sociólogo Andrés Molina Enríquez establece en el capítulo sexto intitulado EL PENSAMIENTO DE LA REVOLUCIÓN, EN LOS PRIMEROS DIEZ AÑOS DE SU ACTIVIDAD, REDUCIDO A LEYES PRECISAS, que los verdaderos ganadores de la Revolución iniciada en 1910 fueron los criollos por medio de Francisco I. Madero. No obstante,

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poco tiempo duraría Madero en el poder, ya que le sería arrebatado por Victoriano Huerta y Henry Lane Wilson tras los llamados “Pactos de la Embajada”. Ante este hecho deleznable de la historia nacional, se rebeló el bando de los “Constitucionalistas” por medio del “Plan de Guadalupe”, con el fin de derrocar al usurpador y traidor Victoriano Huerta. Una vez que fue derrotado Huerta, se generará una nueva ruptura en el movimiento revolucionario, ya que las ideas de Carranza (el cual era un hacendado poderoso del norte que no tenía la intención de perder sus propiedades, al igual que Madero), colisionarán de forma abrupta con las del villismo y el zapatismo, pues según Molina Enríquez, eran incompatibles a causa de que Carranza era criollo, mientras que Zapata y Villa eran mestizos, o traducido en términos políticos, Carranza representaba a los conservadores, mientras que Zapata y Villa se convertían en los verdaderos revolucionarios. Recordemos lo que señala Juan María Alponte en relación a las partes del conflicto surgido de los movimientos de Independencia a principios del siglo XIX, ya que en ese entonces se enfrentaron españoles contra criollos por el dominio político. En la Revolución de 1910 se enfrentarían criollos y criollos-mestizos en contra de mestizos e indígenas en una lucha por el reconocimiento, ya que los primeros se habían establecido como los nuevos amos y señores tras cortar el cordón umbilical con la metrópoli. Un enfoque genealógico de esta nueva bifurcación sistémica nos llevaría entonces a postular que la Revolución de 1910 tenía signos de ser un retorno a la antigua disputa entre los terratenientes y los pueblos indios, de aquí el carácter histórico de la jurisprudencia en torno al artículo 27 y 123 Constitucionales. El primer bando, es decir, el compuesto por los mestizos y los pueblos indígenas fue el de la Convención encabezada por Zapata y Villa, mientras que el segundo bando, compuesto por criollos terratenientes era el de los Constitucionalistas. Sin embargo, el movimiento de Villa cambiaría radicalmente tras ser derrotado en Celaya y León, ya que su intención a esas

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alturas de la Revolución, era la de representar un movimiento “indio mestizo”, el cual una vez expropiadas las tierras a los terratenientes, se dedicarán a la agricultura en pequeños ejidos que restituyeran la justicia social o histórica. Otra prueba de las posturas conservadoras y terratenientes de Venustiano Carranza fue el decreto del 12 de diciembre de 1914, según el cual, se iba a favorecer la pequeña propiedad. El decreto terminaría siendo un botín para los intereses de los criollos, ya que todo acabó siendo una simulación al no disolver los latifundios pertenecientes a los terratenientes. Según Molina Enríquez: El problema agrario, por lo mismo IBA A DEJAR EN PIE LAS HACIENDAS, y a reducirse como en la Época Colonial, a la restitución y a la dotación de ejidos de los pueblos. Para que no cupiera duda alguna sobre el particular, la marcha del Gral. Obregón se señalaba por la destrucción de los villistas, y la devolución a los hacendados, de las haciendas ya incautadas para los fraccionamientos. Nosotros lo vimos con nuestros ojos. Las haciendas estaban salvadas.141 Los orígenes de lo que será el Artículo 27 Constitucional los podemos hallar en el Decreto del 6 de enero de 1915 escrito por Luis Cabrera. En palabras de Molina Enríquez, “ese Decreto que no podía ser ya la resolución integral del problema agrario, ha sido sin embargo, el punto de partida de toda la legislación en la materia.”142 Efectivamente, el Decreto redactado por Luis Cabrera representará un paso enorme en relación a la búsqueda de la soberanía y la justicia social. Pero también es importante señalar que la fuente de inspiración del Decreto se encontraba en la obra de Andrés Molina Enríquez, Los Grandes Problemas Nacionales publicada en 1909, que como hemos visto a lo largo del ensayo, fue tal vez la fuente teórica más importante de toda la Revolución. El Decreto consistía en nueve “Considerandos”, teniendo una especial relevancia el noveno, estableciendo:

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Molina Enríquez, Andrés, “Esbozo de la historia de los primeros diez años de la revolución agraria de México (de 1910 a 1920)” en Andrés Molina Enríquez: Con la revolución a cuestas, México, FCE, 2001, p. 388. 142 Ibidem, p. 389.

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Que proporcionando el modo de que los numerosos pueblos recobren los terrenos de que fueron despojados o adquieran los que necesiten para su bienestar y desarrollo, no se trata de revivir las antiguas comunidades, ni de crear otras semejantes sino de dar tierras a la población rural miserable que hoy carece de ellas, para que pueda desarrollar plenamente su derecho a la vida, y librarse de la servidumbre económica a que está reducida; es de advertir que la propiedad de las tierras, no pertenecerá al común del pueblo, sino que ha de quedar DIVIDIDA EN PLENO DOMINIO, aunque con las limitaciones necesarias para evitar que ávidos especuladores, particularmente extranjeros, puedan fácilmente acaparar esa propiedad, como sucedió invariablemente con el repartimiento legalmente hecho de los ejidos y fundos legales de los pueblos, a raíz de la Revolución de Ayutla. Los artículos fundamentales del Decreto, ordenaban: Art. 1.- Se declaran nulas: I.-Todas las enajenaciones de tierras, aguas y montes, pertenecientes a los pueblos, rancherías, congregaciones y comunidades, hechas por los Jefes Políticos, Gobernadores de los Estados, o cualquiera otra autoridad local, en contravención a lo dispuesto en la Ley de 25 de junio de 1856 y demás leyes y disposiciones relativas: II.- Todas las concesiones, composiciones o ventas de tierra, aguas y montes, hechas por las Secretarias de Fomento, Hacienda o cualquiera otra autoridad federal, desde el 1° de diciembre de 1876, hasta la fecha, con las cuales se hubieran invadido y ocupado ilegalmente los ejidos, terrenos de repartimiento, o de cualquiera otra clase, pertenecientes a los pueblos, rancherías, congregaciones […]143 Con su señalamiento del antecedente más cercano al artículo 27 Constitucional, Andrés Molina Enríquez nos insta a la imperiosa necesidad de reivindicar a uno de los teóricos –y más tarde críticos– más brillantes de la Revolución Mexicana, a saber, Luis Cabrera. En homenaje a uno de los más ilustres alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria, a saber, el periodista, político y escritor Luis Cabrera brindamos una pequeña nota biográfica. Luis Vicente Cabrera Lobato nació un 17 de julio de 1876 (año del Plan de Tuxtepec que dio inicio al Porfiriato) en el Municipio de Zacatlán de las Manzanas, Estado de Puebla, en el seno de una familia de origen humilde y cobijado en su infancia por una vida rural que pronto despertaría en él inquietudes en torno a la injusticia social, muy cercana a la realidad en la que se desarrolló. Su padre Cesáreo 143

Ibidem, p. 390.

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Cabrera era un panadero pueblerino, al cual su hijo le ayudaba por las tardes, hecho fundamental en la formación de Luis Cabrera, ya que el contacto directo con la población náhuatl le permitió aprender la lengua y sus costumbres. En 1889 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria, teniendo que abandonar temporalmente sus estudios a causa de problemas económicos y de salud. No obstante, su pericia lo regresó nuevamente a las aulas y para el año de 1896 ingresará a la Escuela Nacional de Jurisprudencia. El periodo que comprende de 1898 a 1900, fue dedicado a la labor periodística en la publicación El Hijo del Ahuizote. Aquí establecerá contacto con José Guadalupe Posada y Ricardo Flores Magón. Reanudando nuevamente sus estudios en Leyes, se titula como abogado el 18 de mayo de 1901, presentando una tesis intitulada Los seguros sobre la vida de México. Su actividad como periodista político iniciará en 1908 con la publicación de temas políticos en diversas publicaciones con el seudónimo “Licenciado Blas Urrea”. Personaje comprometido con las causas revolucionarias, siempre se mostró como un liberal jacobino influenciado por la obra de Andrés Molina Enríquez. La erudición de Molina Enríquez y el genio político de Cabrera serán determinantes en la construcción, años más tarde, de dos de los más reconocidos y vanguardistas artículos que alberga la Carta Marga del 1917, a saber, el 27 y 123. Tras esta digresión, retomemos el hilo conductor, señalando que para 1915 se había generalizado un exterminio del movimiento liderado por Francisco Villa. Mientas que en el Distrito Federal, puntualmente en Ixtapalapa, se hacía entrega del primer ejido de la Revolución. Los vientos libertarios de la Revolución se hacían presentes, de tal forma, se convocará un Congreso Constituyente con el fin de crear una nueva Constitución acorde a los años de lucha revolucionaria. Para tal efecto, se llamó a elecciones para conformar el Congreso. Dichas elecciones no cumplían aún el principio revolucionario de “sufragio efectivo”, ya que al parecer no fue una expresión de la

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voluntad general, y sí una selección de los Gobernadores y Jefes Militares de los Estados. El Congreso estuvo integrado fundamentalmente por tres sectores, a saber, revolucionarios (izquierda), moderados (centro) y conservadores (derecha). Ante el establecimiento del Congreso Constituyente, el Primer Jefe de la Revolución Venustiano Carranza (cabeza del sector conservador), no tenía la menor intención de permitir un ejercicio parlamentario libre, ya que junto a Luis Manuel Rojas y Natividad Macías redactaron un proyecto de reforma a la Constitución vigente, es decir, a la de 1857, con el fin de impedir cualquier giro de la Revolución a la izquierda radical que impulsaba una reforma agraria de gran calado. La intención de Carranza era imponer su proyecto de reforma constitucional sin ninguna discusión de por medio. En palabras de Molina Enríquez: El proyecto del Primer Jefe, parecía hecho expresamente para demostrar la poca voluntad que el mismo Primer Jefe tenía de cumplir con los compromisos de la Revolución, expuestos detalladamente en el Decreto de 12 de diciembre de 1914; nada de reformas sociales; nada de propósitos trascendentales; el estrecho espíritu legalista que marca con relieves de terquedad y de obcecación toda la obra histórica del Sr. Carranza, llenaba el proyecto, de discretos jurídicos.144 No obstante, la Revolución no podía terminar con un acto autoritario, por tal motivo, el general Francisco J. Mújica hombre cercano al Primer Jefe, exaltó los ánimos del Congreso al dar un discurso en el que se reivindicaba el carácter autónomo del Congreso en lo relativo a la creación de la nueva Constitución. El papel de Andrés Molina en dicha empresa sería determinante, ya que encontrándose en su cargo en la Comisión Nacional Agraria en la ciudad de México, Pastor Rouaix –Ministro de Fomento–, le mostró a Andrés Molina el proyecto de Carranza un día antes de que éste diera a conocer su proyecto en el Constituyente de Querétaro. Ante el develamiento del proyecto de Carranza, Molina Enríquez se sorprendió en relación a la redacción del

144

Ibidem, p. 396.

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artículo 27, ya que a su parecer, era incorrecta en grado sumo. Sin pensarlo dos veces, su primera reacción fue tomar el primer tren que lo llevara a Querétaro con el fin de cabildear una modificación a dicho artículo. Como escribe el historiador John W. Burrow en relación al anarquista Bakunin, “La reacción normal de Bakunin al oír hablar de una situación revolucionaria prometedora en alguna parte era pedir dinero prestado para comprar un billete de ferrocarril e ir ahí.”145 El proyecto de reforma constitucional de Venustiano Carranza era muy similar a la Constitución de 1857, pues comenzaba, al igual que la de 1857, con la parte referente a las garantías individuales. En otras palabras, la reforma carrancista era un proyecto de corte puramente liberal, ya que se concebía al individuo aislado enfrentado al Estado. Ante el descontento generalizado, tanto de parte de los congresistas como por la sociedad que no veía llegar la justicia, Obregón jugó un papel importante al presentarse en el Congreso y romper el temor generalizado por parte de los diputados. Su presencia logró congregar en torno suyo al sector de la izquierda de manera que sembró confianza en ellos para enfrentar a Carranza y su postura autoritaria de querer imponer su ley. Recordemos que Obregón era el Ministro de Guerra, puesto clave en una historia de caudillos y golpes de Estado, obligando a meditar a Carranza sobre su negativa al cambio social. Así, según Molina Enríquez: El aliento dado a los diputados de las izquierdas, tomó un nuevo camino: en el Congreso, empezaron a aparecer, con cierta timidez todavía, pequeñas hojas volantes, con iniciativas de extremo radicalismo, sobre asuntos de propiedad territorial y de trabajo […] La fermentación del Congreso aumentaba a ojos vista.146 Sumado al aliento de Obregón y el inicio de la insurrección dentro del Congreso en torno al Primer Jefe, Francisco Villa tomaba la ciudad de Torreón, colocando en jaque a Venustiano Carranza. El mensaje era muy claro, Villa no dejaría que Carranza 145

Burrow, John W., La crisis de la razón: El pensamiento europeo 1848-1914, Barcelona, Crítica, 2000, pp. 17-18. 146 Molina Enríquez, Andrés, op. cit., p. 399.

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traicionara la Revolución. Parece un hecho poco importante, pero hemos de recordar que Villa era perseguido por el General de Estados Unidos Pershing, así como por el ejército Constitucionalista de Carranza. Como señala el Coronel Alberto Salinas Carranza (familiar del Primer Jefe): […] tenemos que llegar a la conclusión DE QUE EL RESURGIMIENTO DE VILLA, ES UN HECHO EXTRAORDINARIO QUE LO SEÑALA COMO EL GRAN ORGANIZADOR Y HOMBRE DE EXCPECIOANLES CUALIDADES DE MANDO, Y QUE LO COLOCA EN PRIMER TÉRMINO ENTRE LOS GUERRILLEROS DE ESTA ETAPA DE NUESTRA HISTORIA.

§19. El artículo 27 Constitucional y los derechos históricos y sociales. La actitud cada vez más beligerante de Obregón respecto a Carranza, así como la toma de Torreón por Villa, obligaron al Primer Jefe a reconsiderar su negativa en relación a las necesidades de justicia social por parte de la población, logrado una amplia expresión en los diputados de izquierda que conformaban el Congreso. Así fue como se rompió el dique reformista e individualista que había pretendido imponer Carranza, dando paso a las exigencias sociales en leyes de nuevo cuño. Andrés Molina Enríquez sería el redactor del primer proyecto de lo que será el artículo 27. En palabras del autor: El Art. 27 de nuestro proyecto primitivo, estaba formulado de un modo distinto del que fue aprobado después, afirmaba de plano, como derechos territoriales legítimos, todos los adquiridos por título, por posesión y hasta por simple ocupación de recorrimiento, para sancionar todos los derechos positivos adquiridos hasta ahora, fueran cuales fueran la causa y el título de la adquisición: renunciaba la Nación respecto de todas las tierras y aguas adquiridas por particulares, el derecho de revisión que tenía por herencia jurídica de los Reyes Españoles y por razón de su propia Soberanía; pero ejercía ese derecho de revisión, sobre todas las propiedades tenidas como derecho privado cuando causaban perjuicio social, como los latifundios, que de una plumada quedaban nacionalizados y vueltos al Estado, como fuente de donde salían y donde debían volver, en su caso, todos los derechos territoriales.147

147

Ibidem, p. 401.

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Sin embargo, la exposición de Andrés Molina no fue convincente para la mayoría de los congresistas (en realidad no la entendieron), de manera que se tuvo que volver a trabajar en la redacción de la Ley. Así, las deliberaciones a partir de ese momento fueron abiertas, sin reglamentos, votaciones o cualquier impedimento que coartara la discusión de las ideas de forma libre, llegando a acaloradas discusiones. La aprobación del artículo 27 fue una de las más complejas y largas tareas legislativas, pues a causa de la reticencia por parte de la derecha, la aprobación de la Ley concluyó hasta las tres y media de la madrugada. Según Molina Enríquez: Los primeros quince votos, fueron negativos. El primer voto afirmativo, fue el del Diputado Giffard, de Veracruz, mulato de raza; y el segundo, el del Lic. y Coronel Enrique Enríquez, del Estado de México; esos dos primeros votos afirmativos, fueron recibidos con aplausos. En el acta oficial publicada más tarde, apareció el Art. 27 aprobado por unanimidad. ¡Oh! ¡Los criollos…!148 La redacción del 27 Constitucional no podía ser una simple calca de las leyes y disposiciones de otros países, argumentando la muy trillada postura Porfirista de poseer una condición más civilizada respecto a nuestro pueblo, ya que las circunstancias no nos hacían ser atrasados, sino diferentes. Por tal motivo, era necesario un alto grado de imaginación y creatividad, además de memoria histórica para poder construir leyes acordes a nuestra realidad. Así, “había, pues, que buscar las soluciones en la realidad palpitante de los hechos positivos de nuestro país, y tener la audacia de exhibirlas a plena luz, como frutos maduros de la floración espontánea de nuestro propio modo de ser.”149 Así, tras exhaustivas investigaciones elaboradas tiempo atrás por Andrés Molina Enríquez, se llegaba a la conclusión de que la raíz del problema se encontraba en la propiedad territorial, ya que era necesario resolver la cuestión de la propiedad para implementar una reforma agraria acorde a las exigencias sociales e historias que guardaba la Nación. De tal forma, Molina Enríquez escribe: 148 149

Ibidem, p. 403. Ibidem, p. 403.

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No había más remedio que saltar sobre el derecho de la propiedad particular privada, rompiendo la rigidez de su contextura elaborada primordialmente por los romanos, vertebrada más tarde por las más altas inteligencias de los pueblos de la cultura occidental, y revestida con el mando glorioso de una tradición de obediencia y de respeto que se había formado en el transcurso de siglos, desde los días de la fundación de Roma; pero era absolutamente indispensable, rehacer en el acto, sobre los nuevos principios que expresaran las razones jurídicas en que se apoyaran los cambios que iban a intentarse, todo el sistema de la propiedad, elevando así el primitivo propósito de hacer una reforma legislativa constitucional, pero de orden interior, al propósito de hacer una reforma sin precedentes, a la jurisprudencia adoptada y seguida por todo el mundo occidental, durante dos mil años.150 Recordemos el importantísimo hecho histórico que significó que el Papa Alejandro VI emitiera la Bula Inter Coeteris151 (Noverint Universi), ya que ello legitimaba la consumación de la conquista por parte de los Reyes de España al nuevo continente. El Papa había emitido una jurisprudencia que, ex nihilo, dictaba la legalidad del despojo. Por “derecho divino” se concretaba una de las mayores injusticias de la historia de la humanidad, de ahí nuestra constante insistencia a cuestionar tanto a la religión que se impuso aquí, como a las instituciones que se crearon para materializar una “verdad”. La Bula fue un decreto que se manipuló, de manera que la Iglesia Católica se asumió como propietaria por “derecho divino”; así, la Santa Sede tuvo la facultad de donar por derecho divino –insistimos–, extensos territorios a la Corona Española, […] por tal razón los Reyes de España se tuvieron como propietarios personales de las tierras comprendidas dentro de su porción de América, considerándolas dentro de su patrimonio, a título de propiedad privada 150

Ibidem, pp. 407-408. “Ante estas evidencias, el papa Borgia decidió, el 4 de mayo de 1493, a través de la Bula Intercaetera, dividir la Tierra en dos: estableció una línea cien leguas al oeste de cabo Verde; al este de esa línea todo pertenecía a Portugal, mientras que al oeste todo pertenecía a España. Pero como no se conocía la existencia de América, esto significaba darles a los españoles todas las tierras de Asia en las que los portugueses ya habían instalado colonias. La situación se complicó y los portugueses amenazaron con la guerra. Finalmente, España y Portugal firmaron, en junio de 1494, el secular Tratado de Todesillas, por el que se corrió la línea 370 leguas al oeste de las Azores. Gracias a este acuerdo, Portugal se quedaría más tarde con el Brasil. El tratado que repartía generosamente las tierras ajenas en nombre de Dios, hizo exclamar el rey de Francia, Francisco I: «Que me muestren la cláusula del testamento de Adán en donde diga que Francia está privada de lo que le corresponde en el Nuevo Mundo». Mientras aparecía el testamente, Francisco impuso la doctrina según la cual los derechos de posesión debían ser determinados por la ocupación efectiva de los territorios y armó varias expediciones con patentes de corso hacia nuevas tierras. En poco tiempo comenzó la expansión europea. Francia sería seguida por Inglaterra y Holanda.” Pigna, Felipe, op. cit., p. 41. 151

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individual. Los propios Reyes de España eran, pues, los dueños directos de todas las tierras y aguas que en América les correspondían.152 Por lo tanto, la Corona se establecía como el centro jurídico y nosotros en la periferia. Así, lo que la Corona concedía, eran permisos precarios que tenían el nombre de “gracia”, las cuales obtenían en las “mercedes” el punto de partida en cuanto a títulos primordiales de una especie de propiedad, que en resumidas cuentas era “propiedad plena”. No obstante, recordemos que la Santa Inquisición sirvió de institución que llevaba a cabo el Derecho de Revisión, puesto que una acusación de herejía podía despojar de su propiedad al indiciado. La verdadera soberanía recaía en el rey. Según Molina Enríquez: Conforme al sistema así establecido, todos los pobladores de América, amparados por las mercedes reales, eran dueños de tierras y aguas, poseídas y disfrutadas por ellos y sus sucesores, hasta que los Reyes de España hacían uso de su Derecho de Revisión, en virtud del ejercicio de este último derecho, las tierras y aguas de los particulares, volvían automáticamente, como ahora se dice, al patrimonio de los Reyes de España.153 Es de suma importancia resaltar que desde el movimiento de Independencia de 1810, la erosión de las instituciones que daban poder a la metrópoli impidieron que se volviese a ejercer el Derecho de Revisión por parte de la Corona Española. De tal forma, una de las fuentes históricas del artículo 27 Constitucional fue la transformación de ese Derecho de Revisión, al pasar a manos de la soberanía de la Nación. La facultad de revisión pasó a ser del Estado, de manera que era inexorable restituir un principio de justicia al convertir ese derecho de revisión en una herramienta jurídica que normara la propiedad privada para que no se acumulara en pocas manos, llegando a ser una sociedad más equitativa, tendiente al igualitarismo jurídico, pues los privilegios no podían construirse a partir de realidades externas e instituciones ilegitimas. Para Andrés Molina Enríquez,

152 153

Molina Enríquez, Andrés, op. cit., p. 408. Ibidem, pp. 408-409.

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el postulado fundamental y fundacional del Artículo 27 de la Constitución de 1917 se encuentra en el párrafo primero. En letras de la Constitución: La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponde originariamente a la Nación, la cual ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo propiedad privada. Éste, tiene en los párrafos tercero y segundo del mismo artículo su complemento: La nación TENDRÁ EN TODO TIEMPO, el derecho de imponer a la propiedad privada, las MODALIDADES QUE DICTE EL INTERÉS PÚBLICO, así como el de regular el aprovechamiento de los elementos naturales, susceptibles de apropiación, PARA HACER UNA DISTRIBUCIÓN EQUITATIVA DE LA RIQUEZA PÚBLICA Y PARA CUIDAR DE SU CONSERVACIÓN. Con ese objeto SE DICTARÁN LAS MEDIDAS NECESARIAS PARA EL FRACCIONAMIENTO DE LOS LATIFUNDIOS; para el desarrollo de la pequeña propiedad; para la creación de nuevos centros de población agrícola con las tierras y aguas que les sean indispensables; para el fomento de la agricultura; y para evitar la destrucción de los elementos naturales, y los daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la sociedad. Las expropiaciones sólo podrán hacerse por causa de utilidad pública y MEDIANTE INDEMNIZACIÓN.154

Así, se creaba un derecho de origen, un derecho primordial al establecer a la Nación como dueña del territorio, sometiendo la propiedad privada al Estado y no a la Corona Española. La Constitución de 1917 lograba en el artículo 27 Constitucional crear un contrato social de carácter colectivo, acorde a la gran deuda histórica. Y no sólo eso, protegía a la Nación de la vorágine de las potencias imperialistas al establecer una distinción entre el suelo superficial y el sueño inferior o subsuelo, así, el petróleo y minerales quedarían resguardados por la Ley. En resumidas cuentas, el Artículo 27 Constitucional representa el elemento más vanguardista de las legislaciones del siglo XX, sirviendo de plataforma para una nueva aspiración de justicia social e histórica que podríamos remontar a la época de la conquista. 154

Las mayúsculas y cursivas son del original de Molina Enríquez, las respetamos porque dan énfasis a la exposición del tema.

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§20. El movimiento obrero y el artículo 123 Constitucional. Como habíamos señalado anteriormente, el artículo 27 fue, sin lugar a dudas, el más complejo, polémico y profundo de la Constitución de 1917. Mientras tanto, en el plano internacional, Estados Unidos daba un giro en su política interior. Teodoro Roosevelt inauguró una nueva política basada en la retórica reformista, ya que ésta le había rendido la lealtad de la clase trabajadora. Poco tiempo pasaría para que Carranza transitara por la misma senda, descubriéndose, en esos términos, como un demagogo. Carranza no pretendía establecer la búsqueda de la justicia social, ya que su mentalidad era propia de un liberal del siglo XIX; no lo olvidemos, Carranza era un porfirista. Su defensa era en torno a la propiedad privada, así como a los derechos individuales y no colectivos. Su postura era la de un pragmático en una búsqueda constante de poder, claro está, teniendo matices que lo podrían encumbrar como un gran estadista, ya que su decisión de no entrar a la Primera Guerra Mundial, a pesar de las presiones de Estados Unidos, inauguró el principio de neutralidad en una praxis pocas veces vista en la historia contemporánea. No obstante, algunos colaboradores cercanos a Carranza, entre ellos, Rafael Zubarán, Jesús Urueta y Adolfo de la Huerta, comenzaron a entrever la necesidad de una reforma laboral que diera salida a las demandas legítimas de sectores de la población que lucharon para la Revolución. Así, Rafael Zubarán solicitará a Luis Quintanilla (el cual se encontraba en Paris), un informe sobre las legislaciones obreras de algunos países europeos. “También solicitó informes sobre ministerios, departamentos u oficinas de trabajo, los tabuladores de salarios mínimos y todo lo que se relacione con la cuestión obrera, pues tenemos interés de estudiar eso de una manera detenida.”155

155

Ruiz, Ramón Eduardo, La revolución mexicana y el movimiento obrero: 1911-1923, México, Era, 1976, p. 90.

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Nuevamente tenemos en la figura de Luis Cabrera al teórico de uno de los artículos más importantes de dicha Carta Maga; su participación fue propia de un constitucionalista obrero, interesado en mantener el equilibro de los factores de la producción. También fue importante la participación de Pastor Rouaix, ya que se le encomendaría la redacción del Código del Trabajo de la Nueva Constitución. La antítesis de Cabrera, era Félix Palavicini, ya que representaba el ala conservadora carrancista, convirtiéndose en un adversario del movimiento obrero. No obstante, una gran cantidad de gobernadores apoyarían al movimiento obrero con legislaciones a su favor, como fueron los casos de Luis G. Cervantes gobernador de Puebla, Eulalio Gutiérrez gobernador de San Luis Potosí y de Cándido Aguilar gobernador de Veracruz. Pero la transformación de las legislaciones a favor de los obreros no se manifestaba únicamente en los aires de la Revolución Mexicana, pues otros países como Argentina, Uruguay y Estados Unidos ya habían hecho suyas las exigencias colectivas. Como señala Ramón Eduardo Ruiz en su obra La revolución mexicana y el movimiento obrero 1911-1923, “[…] en el México de Carranza las empresas despedían a los obreros que iban a exponer sus quejas ante Zubarán.”156 El 21 de Noviembre de 1916 dio inició el Congreso Constituyente, que como hemos señalado antes, no tuvo en una primera instancia las facultades prácticas de legislar a favor de reformas sociales. A pesar de que los reformistas carrancistas no eran en modo alguno revolucionarios, el proceso de industrialización del Porfiriato había generado una nueva clase, y con ello, nuevas necesidades de corte jurídico. Así, el movimiento obrero alcanzaría por sí mismo la inclusión de reformas sociales como la establecida en el artículo 123 Constitucional, ya que los sectores minero, ferroviario, portuario, petrolero, eléctrico y de tranviarios, habían generado la clase obrera, la cual

156

Ibídem, p. 94.

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no contaba con leyes para defenderse ante la justicia, en este caso, la justicia social. Esta nueva clase obrera, tenía el siguiente perfil expuesto por Eduardo Hay, diputado al Congreso Constituyente: […] los obreros industriales formaban un bloque poderoso y diferenciado. Al contrario del campesino, analfabeto, atropellado y aislado en los poblados rurales, el obrero industrial a menudo sabía leer y vivía en la ciudad, tenía pues acceso a los periódicos y hacia 1910 demostró una creciente conciencia política.157 El movimiento obrero daba muestras de tal conciencia política al encabezar las huelgas de 1916, que visto desde la óptica de la burguesía, fueron actos de pleno desafío. Sin embargo, el obrero industrial tenía problemas que era necesario resolver, como era el caso de los salarios bajos, las largas jornadas laborales, la insalubridad, falta de seguridad industrial tanto en fábricas como en minas y una larga lista de problemas. Tal vez la cuestión más delicada era la falta de negociación por parte del capitalista acostumbrado a la Pax Porfiriana. Por tal motivo era imperante que las demandas de los trabajadores fueran escuchadas por el Congreso para ser concientes de sus necesidades. Pero como bien lo sabemos, Carranza no entendió el espíritu de los tiempos, tal vez por su condición de hacendado, o simplemente por ser un viejo porfirista. Su proyecto de Reforma Constitucional establecía en el Artículo 9° (que era similar al de la Constitución de 1857), el derecho de asociación y unión con sus semejantes para fines legítimos, dejando al aire la cuestión sindical, pues el artículo 9° hacía referencia a un derecho individual mas no social. Aunado a la negativa de Carranza, es importante señalar que la representación obrera en el Congreso Constituyente fue mínima contando con sólo dos delegados obreros, Nicolás Cano y Carlos L. Gracida. Aún más paradójico fue el hecho de que no pudieron asistir a la comisión sobre materia laboral, al ser delegados en asuntos de otra índole. Así, el artículo 123 Constitucional fue redactado

157

Ibidem, p. 95.

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por abogados, médicos, ingenieros, maestros, generales y políticos. Según Ramón Eduardo Ruiz, “Pastor Rouaix, ingeniero y secretario de Fomento en el gobierno de Carranza, y José T. Lugo, burócrata y jefe del Departamento del Trabajo, presidieron la comisión especial que estudió las reformas a la legislación laboral.” 158 Tanto Cano, Gracida y Francisco Múgica, se establecieron como el ala radical, apoyados por los gobernadores a favor de los derechos de los obreros. El Congreso finalmente terminó apoyando a la clase trabajadora, quedando relegadas las negativas de Carranza al ostracismo. Con ello el artículo 123 fue terminado para finales de enero de 1917, estableciendo 30 disposiciones fundamentales, de las cuales resaltamos las siguientes: 1) 8 horas de jornada laboral. 2) Juntas de conciliación y arbitraje que defiendan al débil, es decir, al obrero. 3) Regulación del trabajo en mujeres y niños. 4) Descanso dominical. 5) Salario mínimo (el cual tiene que reflejar el costo de vida en cada región). 6) Seguro contra enfermedades y accidentes laborales. 7) Formación de sindicatos. 8) La defensa por igual del trabajador nacional y extranjero, así como de hombres y mujeres. La legislación de 1917 fue de carácter liberal-capitalista, pues mantenía la propiedad privada bajo resguardo del Estado evitando su socialización. Esa era la lucha que encabezaba Ricardo Flores Magón y el anarcosindicalismo. Ante el panorama revolucionario en México, los capitales privados hicieron exactamente lo mismo que hacen en la actualidad con la globalización, se mudaron a otras regiones en las que no existían leyes que les impidiera seguir acumulando capital y explotando al hombre.

§21. Balance general de la Constitución de 1917. La extensa marcha por la autonomía, soberanía, independencia, y demás atributos que le queramos conferir a nuestras aspiraciones, fue sintetizado en la Constitución de 1917, 158

Ibidem, p. 97.

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ya que la aspiración a la libertad individual lograda por medio de la defensa de la Constitución de 1857 en la Guerra de Reforma por parte de Juárez y los liberales, así como las aspiraciones a la soberanía que expresó José María Morelos y Pavón con la Constitución de Apatzingan en 1814, quedaron plasmadas en derechos históricos consagrados en una nueva Carta Magna. La primera Revolución del siglo XX en el planeta contaría con una Revolución Agraria, colocando el modelo jurídico romano en un jaque del que difícilmente podrá salir. El artículo 27 de la Constitución de 1917, se convierte en una expresión de justicia social, de justicia verdadera y no de palabras. Aunado a esto, la construcción arquitectónica de la Constitución resguardaba los cimientos de una libertad individual, sumando la libertad colectiva, lo cual significaba la expresión de emancipación a 500 años de esclavitud y dependencia de los muchos y de privilegios de los pocos. El artículo 3° garantizaba que los principios fueran consecuentes con la infancia y el valor de la solidaridad internacional, ya que era necesario despertar del largo letargo mental causado por la Santa Inquisición y su oscurantismo, por no decir “terrorismo de Estado”. México tenía que educar a los niños acorde a su realidad, a parir de entender que, “el respeto al derecho ajeno es la paz”, como expresaba el Benemérito de las Américas. La apuesta por la educación siempre ha sido la mejor salida del laberinto para cualquier civilización. La educación laica significó un gran paso en la emancipación, y despertar a la realidad nacional. Otra expresión que es sintetizada en la Constitución de 1917, es la referente a la libertad municipal. El artículo 115, en letras de la Constitución, establece que: Los Estados adaptarán, para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo, popular, teniendo como base de su división territorial y de su organización política y administrativa el Municipio Libre […] El Municipio Libre es una conquista de la libertad, pues guarda en su interior la idea del anarquismo, de la imposibilidad de la idea de que un hombre pueda acumular tanto

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poder y dinero para convertirse en un dictador. La libertad se conquista fragmentando el poder, siendo parte de él, como un ciudadano que se gobierna a sí mismo sin la necesidad de un esbirro, ya que es conciente de sus actos. Como reminiscencia de lo legado por Benito Juárez se encuentra el Artículo 130, el cual establece, en letras de la Constitución: El principio histórico de la separación del Estado y las iglesias orienta las normas contenidas en el presente artículo. Las iglesias y demás agrupaciones religiosas se sujetarán a la ley. Este conjunto de leyes significó un proceso de descolonización, proceso que permanece en un interminable devenir. Prueba de ello es lo expresado por Luis Cabrera en su obra La Revolución de entonces y la de ahora: En la actualidad ya no hay guerra civil y, sin embargo hay muchas cosas que se hacen fuera de la ley. Cada vez que la Constitución o las leyes estorban para algo, se invoca el interés público y los principios revolucionarios para no respetar la ley; y cuando los atropellados acuden a la Suprema Corte en demanda de justicia, magistrados se meten la Constitución en el bolsillo trasero del pantalón, diciéndole como el personaje de la zarzuela: “perdona Irene” […]159

159

Luis Cabrera, op. cit., 158.

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EPÍLOGO México es un país extraordinariamente fácil de dominar porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente. Tenemos que abandonar la idea de poder en la presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso llevaría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto al liderazgo de Estados Unidos. México necesita de administradores competentes. Con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la presidencia. Sin la necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos. Y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros. Robert Lansing, secretario de Estado de Woodrow Wilson, 5 de febrero de 1920 No tengo más que decir. O sí, apenas una palabra para pedir un instante de silencio. El campesino acaba de subir una vez más a la torre de la iglesia, la campana va a sonar. Oigámosla, por favor. José Saramago

Al igual que Andrés Molina Enríquez, podemos concluir que: La Revolución comenzada en 1910, no ha terminado todavía: ha sido de tantos episodios (el más profundo y trascendente), de las luchas agrarias comenzadas desde la Independencia, para destruir, los latifundios que son las raíces madres de la organización social por castas que subsiste todavía; y no ha llegado a su fin, porque los indios y los indio-mestizos, paralizados por un incomprensible complexo de inferioridad, no han acertado a liberarse de la aparente superioridad social y de la perversa acción política de los españoles, de los criollos y de los criollos-mestizos. La Revolución Mexicana iniciada en 1910, es un eslabón roto de una interminable cadena que nos aprisiona al no poder dar cuenta de quienes somos. ¿Quiénes somos los mexicanos? ¿Cuál es nuestra historia? ¿Cuáles son nuestros traumas? ¿Qué debilidades nos han conducido al fracaso? ¿Cuál es nuestro pasado, presente y futuro? Preguntas sumamente difíciles de responder. Sin embargo, hemos dado cuenta de la gran importancia que guarda la Universidad Nacional Autónoma de México en la

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construcción del México contemporáneo, ya que al haberse convertido con el paso del tiempo en el “espíritu de la Nación”, nos ha permitido reflexionar en torno a todas esas preguntas que aún hoy en día no han sido develadas en su totalidad, pues el ser del mexicano aún persiste en mantenerse oculto en los pliegues de la historia. Como es bien sabido, la historia la escriben los vencedores para erigirse en amos y señores, en este caso, de un elemento constitutivo que hunde sus raíces en lo más profundo del ser, a saber, nuestra identidad. ¿Será acaso que no hemos podido superar el trauma que significó la barbarie de la conquista? ¿Qué justicia se puede clamar ante el desconocimiento de lo que somos? El profundo trauma que significó la conquista no debe paralizarnos, y mucho menos nos debe crear un complejo de inferioridad, no debe congelar una historia que ha sido un simple episodio de una batalla perdida, y de muchas más por ganar. La historia es un complejo devenir, es una fuerza que aflora en cada instante y que nos da la posibilidad de colocarnos en el río para purificarnos y ser nuevos en cada instante, porque el río fluye y nunca es el mismo, así, nosotros podemos dejar atrás los resabios coloniales, y comenzar a gobernarnos a nosotros mismos por medio de la autonomía. ¿Tan difícil era entender lo que planteaba Ricardo Flores Magón? La Universidad Nacional Autónoma de México nace al compás de una transformación radical de la Nación. Los hombres que se formaron al interior de sus muros, fueron los encargados de romper con el antiguo orden para iniciar una profunda reflexión, para ulteriormente, colocar los cimientos de un nuevo proyecto que tuviera siempre en cuenta el pasado y el presente, posibilitando proyectarse en un futuro luminoso. Un porvenir que contemplase la necesidad de una reforma agraria (derecho histórico), de una deuda que ha perdurado por siglos y que vio el renacer en una batalla iniciada en 1910. Los hombres que concientes de ello lucharon a favor de un principio

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milenario fueron los encargados de reestablecer a la justicia como el más alto ideal. Los cimientos permitirían más tarde levantar la construcción en un nuevo pacto social que no fuera individualista, que contemplara el reparto de la tierra para que nadie usufructuara lo pertenece a “todos” por derecho. Una construcción que llevara a cabo el ideal de la autonomía, que levantara la confianza en el ser del mexicano, para que, tomando las herramientas de una educación laica, iniciara la utopía al imaginar nuevos mundos posibles. La historia se convierte en una interminable búsqueda de nuestros orígenes para saber quiénes somos y adónde vamos, puesto que, quien no conoce su historia, está condenado a repetirla una y mil veces. Ante tal reto, hemos asumido la responsabilidad de escribir una visión historia que contemple las diferentes líneas que vertebran nuestra realidad actual, una historia crítica que rompe con los moldes establecidos por el positivismo aún presente con otros disfraces, ya que en modo alguno creemos en la opresiva linealidad de un modelo caracterizado por su pensamiento único. Nuestras circunstancias son diferentes a las del mundo que vio nacer al positivismo, siendo nuestras tareas “otras”, al igual que nuestros sueños. Si bien hay una constante en nuestra historia, no tiene nada que ver con la imposición de una idea de progreso, en donde el reduccionismo cientificista sea la piedra filosofal. Nuestra historia es un eterno retorno de siempre lo mismo, es el despliegue de una voluntad de poder tratando de imponer su religión, cultura, política, etc., mientras abajo, muy abajo, el pueblo resiste y crea nuevas formas. ¿Cómo negarnos? ¿Cómo negarle la posibilidad a un Zapata de seguir viviendo en su paraíso bajo sus formas políticas y culturales? ¿Por qué arrancarle las tierras para entregárselas al fuerte y poderoso? ¿Dónde queda la justicia en un sistema que no se detiene a pensar? ¿En un sistema que no se toca el corazón ni por un

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segundo a preguntarse si es justo aplastar al débil? Tal vez sea porque son los hombres los que ponen todo su corazón con el fin de defender sus ideales. Esta es una historia no tiene cien, ni doscientos años de antigüedad, es una historia que perdura hoy en día y que hunde sus raíces quinientos años atrás. Una historia que debe ser analizada, reformulada, re-significada. Una historia que no se puede escindir de una realidad histórica, de esa injusticia que hiere los ojos, de una capacidad de asombro perdida ante la barbarie que se dice ser civilizada. Negarnos es borrarnos como Nación, es olvidar quienes somos y qué principios deben regir nuestra cosmovisión. Hoy en día el opresor lleva el nombre de “Globalización”, que como hemos dado cuenta, es un proceso histórico que nace con la conquista de un continente desconocido al mundo europeo, por ello hoy más que nunca son cruciales las palabras que un día escribió Jesús Silva Herzog para los economistas mexicanos que se graduaban de las universidades norteamericanas: [N]o se debe aplicar servilmente la teoría elaborada en los grandes centros del capitalismo [a países menos desarrollados] […] Toda adaptación teórica debe hacerse después de un cuidadoso trabajo analítico, con los pies bien hundidos en la propia tierra y con clara visión de las necesidades primaras y las legítimas aspiraciones del pueblo.160 Hace cien años eran los “científicos” los encargados de conducir una Nación, hoy les llaman tecnócratas. Sus teorías de origen europeo llevaron al pueblo a niveles insospechados de injusticia y desamparo total. Pronto tuvieron que surgir nuevas ideas que se incubaron en fábricas, ejidos, Municipios Libres, pueblos, escuelas, periódicos… En resumidas cuentas, surgieron del pueblo oprimido, del pueblo en resistencia y pronto estallaron con la finalidad de entablar una batalla por las deudas históricas tras siglos de despojo y olvido. No obstante, cien años después nos encontramos en una especie de 160

Babb, Sarah, Proyecto: México Los economistas del nacionalismo al neoliberalismo, México, FCE, p.

1.

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eterno retorno de lo mismo, pues como escribió hace no muchos años Gastón García Cantú: Y si esa forma de poder fue, como dijera Justo Sierra, un estado libre asociado a los Estados Unidos mediante la construcción de los ferrocarriles desde 1880, la formidable locomotora yanqui, según don Justo, es el antecedente del TLC, que nos unce al mayor poder económico y militar de este siglo, para exportar los recursos naturales del país y consolidar el capitalismo globalizador.161 Qué tan lejos estamos de lo que Cabrera escribiera en 1931 en su escrito Balance de la Revolución: Bastarnos a nosotros mismos en productos agrícolas alimenticios. Controlar las fuentes de nuestros recursos nacionales. Fomentar la industria mexicana de los artículos de producción y consumo mexicanos. Mexicanizar nuestro comercio. Tener nuestro propio sistema bancario. Sanear nuestras finanzas, estabilizar nuestra moneda, y no contraer compromisos internacionales que no podamos cumplir deshogadamente.162 El ser del mexicano se develará, el día que nos miremos en el espejo sin prejuicios…

Ciudad de México febrero 2011

161 162

García Cantú, Gastón, Idea de México VII, op. cit. p. 264. Luis Cabrera, op. cit. p. 143.

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BIBLIOGRAFÍA

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ÍNDICE

Introducción………………………………………………………...…………………..3

Capítulo I El espíritu de la Nación en búsqueda de sus orígenes §1.Novus Orbis…………………………………………………………………………….……7 Capítulo II Dictadura y democracia, las contradicciones de la modernidad: 1876-1913 §2. El movimiento pendular: dictadura, democracia, dictadura………….………….....20 §3. Positivismo: ¿orden y progreso o dictadura y dependencia?..................................21 §4. Las contradicciones de la modernidad…………………………………….………..32 §5. Anarquismo y resistencia…………………………………………………….……..43 §6. El reformismo de Reyes………………………………………………....................49 §7. El prócer de la democracia: Francisco I. Madero…………………….....................51 §8. Las tribulaciones de Madero y la Contrarrevolución…………..………………..…56

Capítulo III De regreso a Siracusa: Decena Trágica, Dictadura y la Escuela Nacional Preparatoria: 1913-1914 §9. Febrero de Caín y de metralla……………………………………..………………..59 §10. Dictadura militar: fascinante fascismo……………………………………..……..64 §11. La Escuela Nacional Preparatoria bajo la bota militar……………………..……..71

Capítulo IV

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Arquitectura, arte y retórica: San Ildefonso se transforma en el tiempo §12. Civilización y barbarie…………………………………………………………....77 §13. Barroco y retórica………………………………………………………..………..81 §14. La nueva conquista cultural……………………………………………………….85 §15. La nueva inquisición: manicomios y prisiones…………………………………....87 §16. La revolución cultural……………………………………………………………..90

Capítulo V Los arquitectos de la Constitución de 1917 §17. Antecedentes de la Constitución de 1917…………………………………………97 §18. El Congreso Constituyente (1916-1917)………………………………………...104 §19. El artículo 27 Constitucional y los derechos históricos y sociales………...…....111 §20. El movimiento obrero y el artículo 123 Constitucional……………………...….106 §21. Balance general de la Constitución de 1917………………………………….....119

Epílogo……………………………………………………………………………......123

Bibliografía………………………………………………………………….......……129

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