La retórica en Nietzsche

July 6, 2017 | Autor: Erick Güitrón | Categoría: Philosophy, Nietzsche, Filosofía, Retórica
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Descripción



Nietzsche, Fiedrich (2000). Escritos sobre retórica. Madrid, España: Trotta. 486. P.147.
Cfr. Marietti, Cremer (2008). Nietzsche, Metaphor and Cognitive Science. Francia: Dogma.
Op. Cit. Fiedrich, Nietzsche. 425. P.91.
Ibidem. 435. P. 91.
Ibídem. 444. P.108.
Cfr. Rohlf, Michael (2014). Immanuel Kant. USA: Stanford Encyclopedia of philosophy. Recuperado en 2015 de: http://plato.stanford.edu/entries/kant/ El imperativo categórico Kantiano, en el cual se ha de seguir absolutamente el deber, es una muestra del tipo de doctrinas filosóficas despreciadas por Nietzsche.
Op. Cit. Marietti, Cremer. P.12.

Op. Cit. Fiedrich, Nietzsche. 426. P.92.
Ibídem. 427. P. 92.
IV. Nietzsche, Fiedrich (1970). Verdad y mentira en sentido extramoral. Buenos Aires: Prestigio. P.4.
Ib; ibídem. V. P.4.
Op. Cit. Nietzsche, Fiedrich. Verdad y mentira en sentido extramoral. VI. P.4.
El tema de la verdad en Nietzsche resulta bastante complicado. Su pensamiento ha sido catalogado como perspectivista (el perspectivismo dice que la verdad o falsedad de las proposiciones depende de determinadas perspectivas). No queda claro si Nietzsche se adhería a un perspectivismo fuerte o a un perspectivismo débil. En el caso de que fuera un perspectivismo fuerte se ha alegado que su teoría se autorrefutaría. Aun así, hay buenas razones para creer que Nietzsche no pensaba que toda verdad fuera absolutamente relativa, aunque sí parece haber creído que estaba muy teñida de nuestra propia subjetividad. El tema es controversial y merece un análisis detallado. Para mayores Referencias Cfr. Hales Steven, Welshon Robert (1994). Truth. Paradox and Nitzschean perspectivism. USA: HPQ. 11 (1).
Leiter, Brian (2009). Nietzsche philosophy of action. USA: University of Chicago. P. 3.
Ibídem. P.6.
Oaklander, Nathan (2010). Nietzsche on freedom. USA: University of Michigan. P. 221
Ibídem. 220.
Por ejemplo, en "así hablo Zaratustra" el personaje baja a hablarle a la humanidad.
Chomsky (1970). P. 99. Chicago: Loyola University.
Ibídem. P. 101.


La retórica en Nietzsche y su implicación para el crecimiento libre del hombre
Introducción
Se ha catalogado a la retórica como un arte "del buen decir" o de expresarse correctamente, ya sea a través del lenguaje hablado o escrito. Los antiguos griegos explotaron, desarrollaron y utilizaron estas técnicas del mejor modo posible, llevando su ensalzamiento hasta su cumbre y poniendo su importancia en un grado altísimo para el alcance del reconocimiento público y social. Gracias a ella era posible hacer valer nuevas legislaciones, ganar casos jurídicos y persuadir a otros para tomar lugar en una guerra.
Esos hombres antiguos eran capaces de expresar ideas con clarividencia, llenas de dulzura, ritmo y pasión. En algunos casos sus discursos estaban repletos de una dignidad magnífica, sobria y controlada, mientras sus cuerpos permanecían estáticos sobre un punto en el espacio. Otras veces se movían, hacían gestos y pintaban emociones con su voz, la cual subía y bajaba de volumen, cambiaba de matices y hacía saltos repentinos. Parece haber sido una táctica común de Demóstenes, quien fue grande entre grandes, un exponente espléndido del discurso griego.
Pero el arte retórico se ha perdido con el tiempo. Ya no se enseña en escuelas ni hay una preocupación pública por enseñar a hablar con destreza o aprender a utilizar bellas palabras. El mundo griego ha quedado refundido en un pasado lejano y nuestros horizontes mentales son incapaces de alcanzarlo, aun cuando queramos imaginar el poderoso rugir de sus voces en una marea distante…
Y, sin embargo, queda preguntar, ¿acaso se ha perdido el lenguaje retórico? Si su esencia está circunscrita a una tradición consciente, educada en el ejercicio de una práctica y perfeccionamiento oficial, parece ser cierta esa desafortunada realidad. Hemos perdido la retórica. Habiendo dicho esto, no sería inadmisible concebir al lenguaje retórico de otra forma y rescatarlo de su supuesta perdición.
Verlo en una perspectiva más multiforme y penetrante, llenando el espacio de cada palabra existente. Siendo ubicuo a nuestros discursos.
Esta parece haber sido el procedimiento de Nietzche. Él vio en el rico arcoíris del lenguaje, con sus metáforas y tropos, a un corazón vivo, escondido en el uso cotidiano de nuestras conversaciones más triviales. En él se esconde, igual a una energía invisible, el impulso mismo de nuestra capacidad para dilucidar fantasías y pensamientos. Así, toda grandeza del lenguaje está ardiendo en el mismo tipo de estructuras retóricas utilizadas por el hombre griego. Seríamos seres retóricos por ser seres del lenguaje.
El tema de este ensayo trata de cómo es posible llegar a una conclusión de tal naturaleza, en qué consiste y qué consecuencias tiene para nuestra condición humana. En otras palabras, quiero tratar el siguiente par de cuestionamientos: 1) ¿En qué medida es posible comprender al lenguaje natural como retórica y cómo se justifica esa idea? y 2) ¿qué significado tienen estas reflexiones para el ser humano, y especialmente, para su libertad? Hago tal vinculación con el presupuesto de que estamos condicionados, en mayor o menor medida, por nuestro lenguaje. Preguntar si éste tiene una influencia sobre nuestra libertad no es una duda baladí: conlleva importantes consecuencias teóricas y prácticas.
Mi motivo para seleccionar el tema de la retórica como lenguaje (bajo el punto de vista de Nietzsche) y su conexión con nuestra libertad, está flanqueado por varias razones; cada una de ellas está conectada de modo diferente con el primer problema (la retórica como lenguaje) o el segundo problema (la retórica y la libertad), pero convergen en ciertos puntos:
¿Por qué explorar la idea Nietzscheana de una identidad entre retórica y lenguaje? Entre todo el trabajo retórico llevado a cabo por éste, su concepción del lenguaje es su contribución más original, auténtica y propiamente influyente en el programa filosófico elaborado por él. Entenderlo es de fundamental importancia para inteligir su práctica intelectual.

Asimismo conserva una relevancia encarnada en cualquier discusión filosófica, pues el lenguaje emerge directa e indirectamente en cada doctrina teórica enarbolada históricamente. ¿Por qué llevar estas elaboraciones a un paso más adelante y hablar de libertad? Primero porque Nietzsche mismo vio una clara continuación entre retórica y sus "espíritus libres" representados por el superhombre. Segundo porque me parece importante repensar el tema de la libertad – uno de los bienes más apreciados por el ser humano – y darle una caracterización filosófica distinta a aquella defendida por el liberalismo moderno y concretada en nuestras democracias contemporáneas. Sus líneas de convergencia se irán viendo con el desarrollo de cada apartado.
La finalidad de todas estas disertaciones será dar un esclarecimiento teórico de tales problemáticas y brindar una nueva posibilidad de comprender nuestra naturaleza humana y sus posibilidades de transformación. Estas posibilidades – tan ansiadas por el utopismo Marxista, dentro de su propio sistema filosófico – son buscadas desde el perspectivismo Nietzscheano y aportan una guía para pensar en el cambio social e individual desde un punto de vista diferente al planteado desde teorías filosofías más tradicionales (o más apegadas a una tradición filosófica clásica).
El ensayo se dividirá en tres apartados. En el primero de ellos haré una síntesis explicativa del lenguaje retórico desde Nietzsche y su relevancia para todo nuestro lenguaje. En el segundo trataré el tema de la libertad Nietzscheana y su relación con los contenidos abordados en el segundo apartado. Finalmente daré conclusiones. La razón por la cual he decidido seguir este orden está justificada por propósitos expositivos y de claridad. La bibliografía utilizada está apoyada fundamentalmente en los escritos sobre retórica de Nietzsche, si bien hago uso de bibliografía complementaria (del mismo autor y comentadores suyos).
Como conclusión de esta breve introducción debo demarcar algunos límites presentes en mi trabajo. En él ha faltado hacer una profundización de algunos otros temas tocados con profundidad en el corpus retórico de Nietzsche, por ejemplo:
Su distinción entre retórica deliberativa, panegírica y jurídica, así como las características de cada una de ellas; su profunda exploración de ciertos tropos (metáfora, ellipsis, hipébole, hiperbatón, metonimia, tautología etc.), su historia de la retórica y de los modos de comprender que ésta ha tenido históricamente. Dentro de su misma teoría del lenguaje no tuve oportunidad de abordar con profundidad el problema del cuerpo y la retórica, ni de cómo las sensaciones se convierten imágenes. Así, a propósito de esto, algunos neurocientíficos han intentado entender la epistemología Nietzscheana desde un punto de vista naturalista.
La retórica y el lenguaje
En mi introducción hacía referencia a cómo se ha hecho una distinción tradicional entre ambas esferas. La retórica ha sido entendida como una práctica artificial y ornamental, separada del lenguaje ordinario. Sin embargo, Nietzsche no comparte esa opinión e iguala a ambas, pues "la retórica es un perfeccionamiento de los artificios ya presentes en el lenguaje" En otras palabras, el lenguaje natural comparte el mismo tipo de estructura retórica en su forma básica y sin uso consciente. De hecho "no hay ninguna «naturalidad» no retórica del lenguaje a la que se pueda apelar: el lenguaje mismo es el resultado de artes puramente retóricas". Así, la retórica es esencial al lenguaje.
Y si éste había sido concebido como una estructura lógica y gramatical, con ciertos significados semánticos y organizaciones sintácticas, Nietzsche tiene una visión completamente opuesta. El lenguaje es retórica, es una figuración imaginativa y hace uso constante de tropos. Él hace uso del mismo tipo de herramientas utilizadas explícitamente en discursos alegóricos cuyo fin es conmover, deleitar, persuadir o producir cualquier otro tipo de reacción en un público. Está compuesto de elipsis, sinécdoques, hipérboles, y muy especialmente, metáforas.
Las metáforas han sido entendidas tradicionalmente como comparaciones y Nietzsche pone varios ejemplos de ellas. Estas son comparaciones entre dos cosas inanimadas (esa lluvia es como una cascada torrencial), dos cosas animadas (ese hombre es un zorro), una cosa animada y otra inanimada (ese elefante es como una muralla) o una inanimada y otra animada (esta puerta está tan alta como una jirafa).
Nietzsche les tiene mucho respeto, y para él, los hombres son seres atraídos naturalmente a ellas, y "esto es ha debido a que constituye una prueba del poder del espíritu para saltar por encima de lo que se tiene a los pies y agarrarse a lo que está distante". Las metáforas son herramientas capaces de dejar libre nuestra imaginación y permitirnos crear todo tipo de imágenes plásticas. Por medio de ellas formamos figuraciones variopintas, y así, logramos estructurar múltiples realidades en nuestra mente.
Pero si lo dicho anteriormente es cierto, estas metáforas sólo son formas de hacer patente la naturaleza formalmente metafórica de todo nuestro lenguaje. Aun cuando no tengamos intención de llevar a cabo procesos metafóricos, estamos aludiendo a ellos en el momento mismo de hablar, escribir o pensar lingüísticamente. Somos seres constituidos metafóricamente.
¿A qué se debe esta concepción nitzscheana del lenguaje en términos metafóricos? La manera de llegar a estas conclusiones está íntimamente ligada a su epistemología y forma parte del programa radical emprendido por él para desmontar la metafísica. En este sentido, forma parte esencial de todo su pensamiento y nos permite acercarnos con mucha claridad a la base de sus críticas contra el cristianismo o cualquier forma de idealismo (ya sea el de Kant, Fichte, Schelling y sus seguidores).


Para Nietzsche no hay referencialidad en el lenguaje. No tenemos posibilidad de conocer el mundo tal y como es, por lo cual no tenemos derecho a hablar de esencias ni de verdades absolutas. Cuando los metafísicos se refieren a una moralidad objetiva, a deberes absolutos (como sucede con Kant y su imperativo categórico) o cualquier tipo de idea suprasensible, creen estar refiriéndose a algo "allí afuera" y se dejan engañar por su lenguaje.
La justificación de Nietzsche para llegar a estas conclusiones parte de nuestro cuerpo y experiencia. Muy probablemente se haya dejado influir por estudios anatómicos realizados en su tiempo y el tipo de resultados obtenidos mediante ellos. Para él todo nuestro supuesto saber parte de sensaciones o experiencias sensibles. Pero estas experiencias sensibles no nos aportan un conocimiento auténtico de ninguna cosa, siendo enteramente responsables de figurarlas en ciertos modos. Así:
La sensación, suscitada a través de una excitación nerviosa, no capta la cosa misma: esta sensación es representada externamente a través de una imagen… No son las cosas las que penetran en la conciencia, sino la manera en que nosotros estamos ante ellas.
Sólo tenemos imágenes o copias del mundo exterior, estimuladas a través de nuestro sistema nervioso. Debido a ello mantenemos una importancia fundamental al momento de determinar a los objetos, los cuales no percibimos por sí mismos, sino a través de cómo formamos su significado: "el lenguaje nunca expresa algo de modo completo, sino que exhibe solamente una señal que le parece predominante…" Y pone el ejemplo de la serpiente, es decir, aquello que repta: sin embargo, también hay otros animales reptantes. ¿Acaso no es una muestra de cómo parcializamos nuestra realidad a través de ciertas figuraciones?
A partir de este punto es posible entender más claramente la posición de Nietzsche en lo referente a el porqué el lenguaje es esencialmente metafórico. Todas nuestras palabras parten de imágenes y esas imágenes no son reflejos fieles del mundo, sino incorporaciones subjetivas. Y esas mismas representaciones se relacionan entre sí, derivando en semejanzas y comparaciones. Por eso "la segunda forma del tropus es la metáfora. Esta no produce nuevas palabras, pero les da un nuevo significado". Es decir, nos movemos entre imágenes y pensamos a través de ellas. Al pasar de unas figuraciones a otras, aparecen nuevas connotaciones y otras se transforman, produciendo significados novedosos.
Nietzsche también hace referencia a la metonimia. La metonimia implica sustituciones realizadas en el lenguaje, como al decir "respetar a la bandera" y referirse realmente al país. En este caso se ha operado una transposición en significados, tomando una cosa por otra. Bien, según Nietzsche, esto mismo pasa cuando nos confundimos y atribuimos una reificación (una existencia concreta) a los objetos referidos por nuestras palabras. La reificación opera con contenidos sensoriales (como el color de una hoja, al cual conferimos una existencia real en nuestros juicios) o más abstractos. Por ejemplo:
Nada sabemos de una cualidad esencial llamada "la honestidad", sí de numerosos actos individuales, vale decir, desiguales, que igualamos dejando de lado cuanto los distingue entre sí y, entonces, llamamos actos honestos; por último, sobre la base de ellos formulamos una qualitas oculta, con el nombre de "la honestidad.
Se ha confundido la causa con el efecto al darle una existencial real a esas palabras, pareciendo como si ellas vinieran desde afuera y se impusieran a nosotros. En realidad nosotros hemos determinado sus significados a través de nuestra propia subjetividad, aunque no nos hemos dado cuenta. Luego, se ha dado una sustitución metonímica.

De acuerdo con esta perspectiva, hemos olvidado el origen genuino (metafórico y metonímico) de nuestro lenguaje, inventando otros mundos y dándoles un estatus equivocado. Nos hemos engañado y convertido a los conceptos en cosas concretas, y al hacerlo, hemos vuelto momias o pedazos congelados a los antiguos tropos. El poder creativo del lenguaje se pierde y se vuelve una cosa rígida, estática y aparentemente "verdadera". Si bien esta mentira, perpetuada una y otra vez, no es conocida por el ser humano, pues éste "se olvida de este estado de cosas; quiere esto decir que miente del modo apuntado, inconscientemente". De tal manera, falsea por ignorancia y no necesariamente por malevolencia.
Con esto me parece haber explicado de forma muy sucinta algunas elaboraciones hechas por Nietzsche en sus escritos sobre retórica y su texto "verdad y mentira en sentido extramoral". Evidentemente ha faltado precisar muchos detalles, los cuales podrían tocarse en un trabajo de mayor extensión y ambiciones. Por ahora me interesa pasar al tema de la libertad y su vinculación con el lenguaje retórico.
Con este análisis espero mostrar de qué forma sería esperable aplicar el modelo Nietzscheano a una forma de liberación individual y social, en la cual se explote la creatividad inherente del lenguaje creativo y se desaten cuerdas conceptuales de índole política, moral y científica (entre otras), en cuanto nos encadenan a una realidad exageradamente ordenada e inmóvil. Para ello usaré mayoritariamente el modelo teórico de Nietzsche y sus ideas sobre el superhombre (el "espíritu libre" por excelencia), aunque también enriqueceré estas reflexiones con algunas referencias secundarias sobre cómo se podrían emparejar lenguaje y libertad.

El lenguaje y la libertad
En el segundo apartado hice una revisión de cómo entendía Nietzsche el lenguaje, el cual sería esencialmente retórico para él. También hable brevemente de las consecuencias epistemológicas de esta teoría (no existen las esencias objetivas) y de cómo se ha olvidado esta genealogía del discurso, dando por resultado conceptos anquilosados y muertos.
Tales ideas no abren una puerta para pensar en el poder creativo del lenguaje y su posibilidad para trascender barreras fijas. Dada la importancia del lenguaje en el comportamiento, esta superación llevaría consigo una emancipación del ser humano, empujándolo fuera de sus categorías metafísicas, dándole nuevas oportunidades para reconstruir su realidad y alzarse por encima de ella, sin necesidad de sentirse sometido por absolutismos morales o de cualquier otro tipo.
Esto se acerca mucho a la idea de libertad propuesta por Nietzsche. Sin embargo, para darle mayor precisión es necesario explorar con mayor detenimiento su modo de entender "libertad", pues su filosofía niega y afirma esta palabra simultáneamente. Sin embargo, esta aparente contradicción es sólo superficial, ya que Nietzsche le concede distintos significados al término. Eso veré ahora.
La libertad resulta paradójica en Nietzsche porque éste reafirmó una y otra vez su descreencia en ésta. Es decir, la voluntad libre era una ilusión para él. Cuando tenemos un pensamiento como "debo caminar" experimentamos un cambio en nuestro cuerpo y éste parece obedecer el comando dado por nuestra mente. Es como si hubiera una substancia detrás de esa acción, una substancia libre, capaz de dar órdenes. Sin embargo – dice él - esto es falso: en realidad sólo hay acciones.
También se podría decir que él concibe el modo de actuar de cada individuo como una manifestación de sus instintos y deseos innatos. Cada persona tiene ciertas características propias y éstas determinan su comportamiento, pensamiento y reacciones.
No hay una voluntad libre en ellas, sino sólo ciertas disposiciones. Por ejemplo, una voluntad de poder débil o fuerte. Nuestros juicios morales estarían fundamentados en profundas motivaciones psicológicas.
Queda claro el posicionamiento de Nietzsche sobre nuestra idea tradicional de libertad. Él no cree en ella y la considera una forma de esclavizar al hombre y controlar su conducta, pues sólo es posible considerar moralmente responsable a una persona sí ésta es libre. Esta es una idea fundamental para el cristianismo y su moralidad de masas.
Es común ver en Nietzsche otra faceta. En ella se le ve hablar continuamente de liberación y espíritus libres, sin quedar claramente definido el significado de estos términos. ¿Entonces cómo entiende Nietzsche a la libertad? En su caso parece tener más relación con una forma de perfeccionamiento del ser humano. Tener una superación constante de sí mismo y un no quedarse quieto en ningún valor. Su idea de libertad implica negatividad y positividad, negación y afirmación. Así "una libertad plena no se detiene, sino que continúa creando nuevos valores una y otra vez, abriéndose a sí mismo a nuevos y diferentes peligros". La libertad es una tensión con todo: una destrucción y una batalla.
Este hombre solitario reconoce un mundo figurado por él, lleno de imágenes y metáforas. En él no hay principios absolutos porque se da cuenta de cómo su lenguaje y pensamiento son esencialmente retóricos, en ellos no hay nada certero. Es capaz de jugar consigo mismo, siempre cambiando y transformándose.
¿Pero por qué debería elegir unos valores por encima de otros, aunque sea sólo transitoriamente, si ninguno tiene una primacía ontológica? La respuesta parece encontrarse en el impulso interno del mismo superhombre. Éste no busca la verdad, sino la creación y destrucción misma de ideas. Ese es su leitmotiv o principio vital:

"El (el superhombre) se da cuenta de que el camino que se pone a sí mismo no es objetivamente verdadero o falso, sino que depende enteramente de su perspectiva y es por tanto un camino para el que solamente él es responsable". El superhombre, el espíritu libre, se responsabiliza de sus elecciones y en ellas vive su libertad.
La libertad paradójica Nietzscheana tiene una implicación importante. Si no tenemos una voluntad verdaderamente libre, no nos es posible alcanzar el tipo de libertad positiva propuesta por él mediante nuestras propias acciones, independientemente de nuestra naturaleza constitutiva o el mundo social en el cual nos desarrollamos. Sólo los individuos fuertes, naturalmente capaces de enfrentarse a sí mismos y superarse perpetuamente, serán capaces de tirar sus grilletes metafísicos.
Se podría argumentar que estos individuos deben poder educarse en un ambiente adecuado para poder florecer en él y poder alcanzar el tipo de grandeza postulada por Nietzsche. Él mismo parece hablarle en varias ocasiones a la humanidad y dirigirse a los hombres del futuro, haciendo pensar que prevé un mundo en el cual se propiciará el desarrollo de estos individuos y de una cultura mucho menos sometida a preceptos religiosos. Todas estas consecuencias me parecen muy interesantes y deberían ser examinadas más a fondo.
Otros autores han llegado a tocar el tema de la libertad y el lenguaje, viendo las posibilidades infinitas de éste. Así, por ejemplo, de acuerdo con Humboldt: "el lenguaje es un proceso de libre creación; sus leyes y principios están fijados, pero la manera en que éstos principios de generación son usados es libre y variada. Incluso la interpretación y el uso de las palabras involucra un proceso de creación" El mismo Chomsky, padre de la lingüística contemporánea, está de acuerdo con esta idea.

Él parte de postulados muy diferentes a los de Nietzsche, pero está de acuerdo con él en un punto fundamental: el lenguaje no es estático y forma una herramienta muy poderosa para el cambio social e individual. En él interviene la imaginación, la fantasía y los tropos, los cuales permiten saltos cualitativos en nuestra construcción y elaboración del mundo.
Conclusiones
En este trabajo he revisado la concepción de Nietzsche sobre el lenguaje y la he conectado con sus ideas sobre la libertad humana. Para enriquecer esta relación he mencionado a algunos otros autores para los cuales el lenguaje podría tener una función liberadora. ¿Por qué ha sido importante conectar la libertad y el lenguaje, especialmente entendido en sus formas retóricas? Porque así queda establecida la relevancia de estas formulaciones teóricas para otras áreas de interés humano. Así, Nietzsche descubrió que la retórica no es sólo un adorno artificial e innecesario del lenguaje, sino una parte fundamental del mismo. Esa parte, olvidada por muchos, debe ser rescatada porque nos muestra el poder de la creatividad humana y la maleabilidad de su naturaleza. Nietzsche pudo haber acertado o no en sus postulados más extremos (como su intento por desmantelar toda la metafísica), pero no es posible olvidar sus contribuciones al pensamiento filosófico…
Pero quedan preguntas. Las implicaciones de la doble libertad concedida por él son preocupantes. ¿Acaso esta libertad está condicionada y limitada a unos cuantos? ¿Será que el lenguaje tiene la potencia de romper con un determinismo y engendrar una voluntad verdaderamente libre, o está mucho más restringido? Esas son problemáticas difíciles, por lo que me parece importante retomarlas y tratar de darles un sentido desde otras perspectivas filosóficas. Infortunadamente hubiera sido imposible darles una revisión apropiada en este corto ensayo.


Bibliografía Básica:
Nietzsche, Fiedrich (2000). Escritos sobre retórica. Madrid, España: Trotta. PP. 91 – 108.
Bibliografía complementaria:
Chomsky (1970). Language and freedom. Chicago: Loyola University. P. 99

Hales Steven, Welshon Robert (1994). Truth. Paradox and Nitzschean perspectivism. USA: HPQ. 11 (1). PP. 101 – 116.

Leiter, Brian (2009). Nietzsche philosophy of action. USA: University of Chicago. PP. 3 - 6.

Marietti, Cremer (2008). Nietzsche, Metaphor and Cognitive Science. Francia: Dogma. PP. 1 – 16.

Nietzsche, Fiedrich (1970). Verdad y mentira en sentido extramoral. Buenos Aires: Prestigio. P.4.

Oaklander, Nathan (2010). Nietzsche on freedom. USA: University of Michigan. P. 221.

Rohlf, Michael (2014). Immanuel Kant. USA: Stanford Encyclopedia of philosophy. Recuperado en 2015 de: http://plato.stanford.edu/entries/kant/







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