LA REPRESIÓN FRANQUISTA EN UN TERRITORIO DE RETAGUARDIA: EL CASO DE TENERIFE DURANTE LA GUERRA CIVIL

Share Embed


Descripción

LA REPRESIÓN FRANQUISTA EN UN TERRITORIO DE RETAGUARDIA: EL CASO DE TENERIFE DURANTE LA GUERRA CIVIL Aarón León Álvarez Luana Studer Villazán Universidad de La Laguna Orden y paz para la retaguardia tinerfeña Las fuerzas conservadoras que apoyaron el golpe de Estado en las Islas y que se hicieron con las instituciones después del 18 de julio de 1936, habían contemplado con gran temor el avance de las organizaciones obreras durante la etapa anterior. A partir de febrero de ese año, con el triunfo del Frente Popular y el desempeño de funciones de gobierno por representantes obreros y republicanos, la idea de sociedad y de Estado que habían concebido hasta ese momento estaba cerca de ser destruida si no actuaban de manera contundente. Como veremos en este trabajo, se ejecutó una feroz represión dirigida a desarticular al movimiento obrero y que constituyó la base sobre la que se construyó inicialmente la dictadura en un territorio de retaguardia como el tinerfeño. Lo que sucedió a partir del golpe de Estado y desde la misma mañana de ese 18 de julio se tratará de explicar a lo largo de este trabajo. En el siguiente apartado se describirán y explicarán las distintas manifestaciones de la violencia de los sublevados y sus efectos sobre la sociedad insular. Pero en este punto inicial, consideramos necesario contextualizar la importancia del concepto de retaguardia para conocer mejor el sentido y efectos de la violencia en una región en el que no hubo combates. Un territorio como el canario en el que, mientras se combatía en la Península, las instituciones civiles eran ocupadas en virtud del artículo 5º del Bando que declaraba el Estado de guerra. Desde ese momento, los militares se encargaron de gestionar la nueva realidad apoyados por viejos políticos que veían cómo se terminaba aquella pesadilla republicana; y, en definitiva, volvía a la paz y el orden social. Pero para ello tuvieron que redefinirse las relaciones entre los grupos sociales, “relaciones impregnadas, a partir de ahora, por una gran violencia, fruto de la decisión de la clase dominante de cortar de manera drástica el  

1  

desarrollo del movimiento obrero mediante la implantación de un sistema político de carácter autoritario”1. Tenerife, al igual que el resto de las Islas, fue rápidamente controlada por parte de los sublevados, convirtiéndose de esta manera en un territorio de retaguardia y de apoyo para el frente peninsular. El esfuerzo de guerra se convirtió en una referencia obligada para todos los canarios, especialmente con el envío de un importante contingente de combatientes –en cifra aproximada de sesenta mil hombres2-. Además, como retaguardia se resaltó desde la propaganda sublevada la importancia del suministro de recursos materiales (donación de oro, postulaciones para enviar ropa, tabaco, etc)3 y de apoyo moral4 a los combatientes. Paralelamente, se incitaba a mantener una posición militante en ese frente interno de combate para delatar y descubrir a los enemigos de la Patria, algo que analizaremos en otro apartado de este trabajo. El objetivo estaba claro: limpiar de la retaguardia cualquier referente simbólico, material y humano relacionado con las agrupaciones marxistas y republicanas. Ello se tradujo de la forma más violenta en la eliminación física de sus representantes y en el encarcelamiento de cientos de personas en los distintos centros que compusieron el universo carcelario tinerfeño5. Si atendemos a las informaciones recogidas en los partes de la Guardia Civil en los primeros meses después del golpe de Estado, comprobaremos cómo, en el caso de la isla de Tenerife, la situación se caracterizó por la aparente calma y tranquilidad con la                                                                                                                         1

CABRERA ACOSTA, Miguel Ángel: La II República en las Canarias Occidentales, Santa Cruz de Tenerife, Centro de la Cultura Popular Canaria, 1991, p. 609. En parecidos términos se expresó Francisco Moreno al afirmar que “una simple perspectiva social de la represión franquista en la posguerra pone de relieve cómo, en una España aún arcaica, las clases tradicionalmente dominantes se vengan del miedo que acaban de pasar y actúan con los métodos ya ensayados en el pasado, pero con una severidad e intensidad insólitas, completamente desconocidas hasta entonces”. MORENO GÓMEZ, Francisco: Córdoba en la posguerra (La represión y la guerrilla, 1939-1950), Madrid, Francisco Baena Editor, 1987, p. 21. 2 Mensajes de este tipo se reproducían con frecuencia en la prensa: “No hables de la guerra. No preguntes nada sobre la guerra. No des noticia alguna sobre la guerra. No hagas comentarlos sobre la guerra. Si no puedes refrenar tu curiosidad o tu impaciencia, COGE LAS ARMAS Y VETE AL FRENTE A COMBATIR; quedará así calmada tu necia intranquilidad”. Gaceta de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 9 de junio de 1937. 3 “En la zona roja gimen millares de hermanos nuestros. Obligación de la retaguardia es prestar a los que luchan por la liberación de tantos buenos españoles, cautivos de la barbarie rusa, toda la ayuda moral y material necesaria. Para pagar nuestra fortuna de estar libres, debemos poner a contribución el mayor sacrificio que se nos pueda exigir”. Gaceta de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 20 de junio de 1937. 4 Los mensajes aparecidos en la prensa tinerfeña del momento eran bastante elocuentes. Como se aprecia en el citado a continuación, el papel de la mujer era muy importante en todo el engranaje de apoyo al frente. Valga de ejemplo el siguiente mensaje propagandístico: “Estamos en guerra, tiene la retaguardia que vivir la guerra. mujer tinerfeña, dedica un poco de tiempo de tu día trabajando para los soldados y milicias en el taller patriótico”. Gaceta de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 29 de mayo de 1937. 5 Sobre esta cuestión y su impacto en el resto del Estado, véase CENARRO LAGUNAS, Ángela: “Muerte y subordinación en la España franquista: el imperio de la violencia como base del «Nuevo Estado»”, en Historia Social, 30, 1998.

 

2  

que se recibió la nueva situación, especialmente tras la clausura de todas las sociedades y agrupaciones que por diferentes motivos podían alterar el orden público. Tal fue así, que se decía que “desde el 18 de julio va creciendo el ambiente favorable a la causa del ejército al observar que no va en perjuicio de la clase proletaria, ambiente que tiende a destruir moralmente a los que son contrarios al movimiento, los que no es presumible puedan reaccionar en su contra por la vigilancia constante establecida”6. Además, se exponía que la situación era de completa normalidad en lo que respecta a los conflictos obreros. Las acciones de pacificación de la retaguardia practicadas por Falange y la Guardia Civil, ambas apoyadas activamente por las fuerzas de Acción Ciudadana, se tradujeron en cacheos, detenciones y vigilancia de toda persona sospechosa, contribuyendo a crear una imagen de total tranquilidad y desaparición de toda protesta obrera. En dicha documentación se destacaba como esta situación era especialmente destacable en municipios como La Orotava, Puerto de la Cruz y Buenavista del Norte, a pesar de que se apunta a que es uno de los principales centros obreros de la isla y el de principal ascendencia socialista7. En el caso del último municipio mencionado, cabe destacar que se expone su situación político-social era buena por estar detenidos unos y huidos otros de los dirigentes extremistas. Entre los detenidos se encontraba su alcalde, Antonio Camejo Francisco, protagonista activo del período republicano y que fue desaparecido previsiblemente en los meses finales de 1936. En relación con estos hechos, resultan clarificadoras las palabras del comandante militar de Canarias, Carlos Guerra Zabala, en una entrevista concedida al periódico católico Gaceta de Tenerife8. En ella reconocía que a pesar de hacerse “decapitado la organización anarco-sindicalista”, en realidad, “es muy difícil transformar al obrero, hacerle cambiar de ideología, encauzar su vida por sendas de moral y de comprensiva justicia”, aunque es cierto que respecto al orden público “nada es de temer. Están tomadas todas las medidas y la mano en alto”. Según sus palabras, refiriéndose a la situación político-social del momento,                                                                                                                         6

Archivo Intermedio Militar de Canarias (AIMC). “Informe del estado social y del orden público en el Archipiélago”. Caja 1731. 7 Véase, HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, José Manuel: “Lucio Illada y las luchas obreras en el Valle de La Orotava”, en LEÓN ÁLVAREZ, Aarón (coord.), La Segunda República en Canarias. Actas del Encuentro sobre la Segunda República en Canarias. Libreando Ediciones-Le Canarien Ediciones, Santa Cruz de Tenerife, pp. 347-384. 8 “Hablando con el Excmo. Comandante General de Canarias”, Gaceta de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 8 de abril de 1937. Los dos textos entresacados pertenecen a la misma entrevista.

 

3  

Ocurre lo mismo que con los ex afiliados a los partidos extremistas y los obreros pertenecientes a las organizaciones marxistas, muchos de ellos porque no tenían más remedio, pues sabían que de otra manera se quedarían sin trabajo y expuestos a ser perseguidos o asesinados. Esas grandes masas son las que, amoldándose a las nuevas formas, han de incorporarse al Estado Corporativo. Y esta evolución es lenta; entretanto habrá que ir barajando todos esos elementos, separando a los perjudiciales, asentando las costuras. Puede usted decir que con los verdaderamente sospechosos y subversivos seré inexorable, pero, no sin ton ni son... Y continuaba diciendo que: Ha habido tiempo de hacerlo en siete meses antes de yo venir y en circunstancias más críticas; y sin embargo no se hizo. Y es que el público ve los problemas muy lisos y llanos; pero no lo son. Se dice muy bien y muy pronto esto hay que hacer, pero realizarlo cuesta mucho. En alguna ocasión he tenido que desistir del propósito de deportar a alguna persona, porque no iba a matarla de hambre. No es, pues, tan fácil como parece… Sin embargo, otros militares y destacados hombres del nuevo régimen eran mucho más claros en sus declaraciones públicas. Era el caso del comandante de Infantería, Ramiro Llamas del Toro, que reiteró, ante el público del Teatro Leal de La Laguna, que He

dicho

en

ocasiones

anteriores

que

masones,

judíos,

socialistas,

comunistas...todos los que hasta el momento presente no han abjurado de sus equivocaciones y fatales sentimientos, deben ser fusilados sin piedad, porque así lo exigen la dignidad de nuestros sentimientos, la realidad del momento, la sangre generosa de nuestros hermanos y la lealtad que debemos a España9.

                                                                                                                        9

 

Gaceta de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 25 de junio de 1937.

4  

La pacificación anhelada no era posible sin la violencia, con el fin de reducir cualquier vestigio de oposición. Como ha expuesto en diversos trabajos Javier Rodrigo, “todo se tornó sangre y oprobio contra los representantes del Frente Popular, de las movilizaciones políticas en tiempo republicano”10. De tal manera que la fiesta popular del 14 de abril de 1931 ya tan solo era un recuerdo del pasado. Eso sí, se la identificó con una fecha de aciago recuerdo para la nación, totalmente contrapuesta con la nueva fecha de celebración: el 18 de julio. A partir de ese día, había que actuar con contundencia. El universo carcelario y la intensidad de la represión en sus distintas vertientes, como se verá en los siguientes apartados, dan clara muestra de ello. Características generales y fases de la represión en Tenerife. A la hora de estudiar la represión franquista en Tenerife a partir de la sublevación militar, resultan de gran interés los ritmos y las causas coyunturales de una guerra que acontecía a cientos de kilómetros del Archipiélago canario. El rápido avance de las tropas nacionales al inicio del conflicto generó un gran entusiasmo entre sus partidarios canarios, pero su posterior contención –sobre todo a las afueras de Madrid– provocó una violenta reacción contra los republicanos que ya se encontraban encarcelados en las islas. Además, el paulatino prolongamiento de la guerra hizo que las autoridades sublevadas quisieran asegurar el territorio isleño como retaguardia, estrategia que intensificó las medidas represoras. A estas causas habría que añadir, al menos durante el primer año de la Guerra Civil, también otras dos cuestiones: la creencia inicial que tenían los militares golpistas en una posible intervención del gobierno republicano para recuperar militarmente las islas, cosa que finalmente no sucedió pero que incentivó la violencia sobre sus simpatizantes; y la publicación a finales de 1936 de las primeras esquelas de soldados canarios del bando nacional caídos en combate, sobre todo de los falangistas voluntarios y de las unidades pertenecientes a la Batería de Montaña de La Laguna –Tenerife- que luchaban en la Casa de Campo de

                                                                                                                        10

RODRIGO, Javier: “Violencia y fascistización en la España sublevada”, en MORENTE, Francisco (ed.): España en la crisis europea de entreguerras. República, fascismo y guerra civil. Los Libros de la Catarata, Madrid, 2011, p. 87.

 

5  

Madrid, noticias que incendiaron las ansias vengativas de sus compañeros sobre los republicanos isleños11. A partir del 18 de julio de 1936, a escala local los sublevados comenzaron a detener a los simpatizantes y militantes republicanos y de izquierdas y a enviarlos a las cárceles municipales y comarcales. Posteriormente, los trasladaban a la Prisión Provincial de la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife. Debido al creciente número de personas detenidas, las autoridades golpistas tuvieron que improvisar algunos lugares de la ciudad para la reclusión, como los barcos prisión fondeados en la bahía del puerto capitalino, el castillo de Paso Alto, o un almacén anteriormente dedicado al empaquetado de frutas cedido por la compañía británica Fyffes Limited, que pasó a llamarse prisión Costa Sur Fyffes. La violencia ejecutada durante los meses posteriores al golpe militar adquirió grados de intensidad y arbitrariedad bastante elevados, siendo el momento de las palizas en las calles, los registros en las casas, y el trasladado de detenidos de un lugar a otro para los interrogatorios. Fueron estos los instantes aprovechados por los golpistas para ejecutar venganzas personales, para asesinar o para hacer desaparecer a personas vinculadas con el republicanismo de la etapa anterior. Ya a comienzos de 1937 comenzó en la isla una segunda ola represiva mucho más sistemática, marcada sobre todo por las instrucciones judiciales de los tribunales militares del bando nacional. En estos procesos los detenidos republicanos comenzaron a ser condenados a diferentes penas: unos fueron encarcelados durante décadas, otros conducidos a los batallones de trabajos forzosos o a los campos de concentración existentes en el Archipiélago, y aquellos con mayor infortunio serían fusilados o hechos desaparecer12. Resulta complejo establecer una cifra aproximada del número total de personas que fueron encarceladas en Tenerife entre julio de 1936 y abril de 1939, ya que la entrada y salida de prisioneros de los centros de reclusión fue constante y desafortunadamente no se han conservado –o al menos no en archivos de acceso                                                                                                                         11

MILLARES CANTERO, Sergio (2012): “La coyuntura de la Guerra Civil en la represión política en Canarias: entre el castigo y la prevención”, en LEÓN ÁLVAREZ, Aarón (coord.): La Segunda República, pp. 466-469. 12 STUDER VILLAZÁN, Luana et ál.: “La violencia política y social durante el franquismo en el Archipiélago canario (1936-1975). Una mirada desde el presente”, en CABRERA ACOSTA, Miguel Ángel y RIVERO CABEZA, Francisca (coords.): Luces sobre un tiempo en gris. Exposición bibliográfica sobre la represión franquista en Canarias. Servicio de Publicaciones de La Universidad de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, 2013, pp. 35 y 36, http://www.bbtk.ull.es/Private/folder/institucional/bbtk/luces/catalogo.html

 

6  

público- los registros de las prisiones, excepción hecha del de Gando en Gran Canaria. Algunos presos fueron puestos en libertad pasados algunos meses, otros condenados a varios años de prisión, muchos liberados tras los interrogatorios y vueltos a detener, y a una cifra aún por determinar se les perdió el rastro tras ser asesinados por las torturas o por causa de las desapariciones, de las que nunca quedó rastro. La cifra que se baraja para esas fechas en la prisión de Costa Sur Fyffes oscila alrededor de los 2.000 reclusos, mientras que para la Prisión Provincial se calcula unos 500, siempre contando con que son datos aproximados13. Esta arbitrariedad en las detenciones se puede ver en el siguiente testimonio, ofrecido por un testigo directo de aquellos hechos: De esta prisión de Fyffes sacaban a trabajar a distintos lugares de la capital, varias veces a la semana, 15 o 20 presos gubernativos, escoltados por seis soldados y un sargento del ejército. Un día, uno de los presos bajo su custodia le desapareció. Los contó y los recontó y no quedaba duda de que le faltaba uno. El sargento preguntó varias veces a los compañeros, si sabían quién se había fugado. Nadie le dijo, a pesar de que sí sabían. Pues bien, el sargento, mientras caminaba por las calles, se encaró con un transeúnte y le dijo: “¿por qué dijo usted muera Franco? Queda usted detenido, métase en la fila”. Así llegó a Fyffes y le entregó al oficial de guardia la misma cantidad de presos que había sacado bajo su responsabilidad14. Una parte de los canarios republicanos procesados en los tribunales militares del bando nacional fueron enviados a los batallones de trabajos forzosos que existían tanto dentro como fuera del Archipiélago, convirtiéndose en una mano de obra esclava utilizada principalmente para la construcción de obras públicas. Un ejemplo fue el grupo de prisioneros empleados para la edificación del primer aeropuerto de Tenerife –Los Rodeos–, cuya terminal de pasajeros se finalizó en 1943. Otra muestra fue el 91 Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores Penados, formado en Tenerife por 700 prisioneros republicanos traídos desde la península –sobre todo de Cantabria y del País Vasco–, y que estuvieron en la isla entre 1939 y 1941 para la realización de las                                                                                                                         13

MILLARES CANTERO, Sergio (2012): “La coyuntura de la Guerra Civil …”, p. 472. GARCÍA SEIJAS, Marcos (2012): Raíces guanches. Memorias, Santa Cruz de Tenerife, Ediciones Idea, p. 110.

14

 

7  

principales carreteras que cruzan actualmente el Parque Nacional de Las Cañadas del Teide. Fuera del Archipiélago, también fueron enviados muchos canarios a los batallones que estaban en las colonias españolas del norte de África, como el nº180, destinado en regiones como Aulef o Xauen. Un ejemplo de la mala situación en que se encontraban estos prisioneros lo tenemos en la descripción que nos ofrece un superviviente del 91 Batallón destinado en Las Cañadas del Teide: Nos reuníamos cinco o seis y hacíamos unas cabañas con paredes de piedra; y después hacíamos lo que se llamaba la “cumbrera”, que con rama de escobón y de pino tapábamos; y ya el frío…porque sólo teníamos una manta, y debajo echábamos pinocha para acostarnos. Pero cuando llovía, era mojarnos todos. Me acuerdo una vez un temporal, y fue tal la tormenta de agua en ese monte de Vilaflor, que estuvimos fuera, porque cuando llovía había que echarse fuera, porque llovía más dentro que fuera. Y sentados toda la noche en una piedra fuera, con la mano así y la manta empapada, toda la noche. Eso sí fue terrible, terrible15. Muchos de los prisioneros que pertenecieron a estos batallones de trabajo estuvieron confinados en alguno de los campos de concentración existentes en las islas. Uno de ellos fue el de Los Rodeos, en Tenerife, para recluir a los presos destinados a la construcción del aeropuerto16. Se trataba de campos habilitados de forma muy precaria, donde los reclusos vivían en chabolas y en unas circunstancias de vida miserables. Algunos represaliados de Tenerife también fueron destinados al campo de

                                                                                                                        15

Ángel Fernández, 30 de marzo de 2011, entrevista realizada por Luana STUDER y Guacimara RAMOS, Arafo. El informante, de 91 años, natural del Valle de Aras (Laredo, provincia de Santander), en la actualidad es uno de sus últimos supervivientes del 91 Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores Penados. Esta entrevista, junto a otras que han sido incluidas en este trabajo, fueron realizadas por Luana Studer, Aarón León y otros autores dentro del contexto de investigaciones que sobre la Memoria Histórica se han efectuado en Tenerife, siendo los responsables técnicos de los proyectos “Indagación histórica y localización arqueológica de los desaparecidos en Tenerife: el caso de Las Cañadas del Teide” (2011), e “Indagación histórica sobre los desaparecidos y represaliados por el franquismo en Tenerife, 1936-1945” (2012), solicitados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Tenerife (ARMHT) y financiados por el Ministerio de la Presidencia del Gobierno de España. 16 En Los Rodeos, próximo al campo de aviación, se establece a principios de 1937 un campo de concentración, ocupado por unos 200 penados sacados de Fyffes, que son utilizados en las obras del aeropuerto (…).RIVAS GARCÍA, Ramiro (2000): “La Guerra Civil en Tenerife”, en CABRERA ACOSTA, Miguel Ángel (coord.): La guerra…, p.71.

 

8  

concentración de Gando en Gran Canaria; y otros aún más lejos, llegando a ingresar incluso en los campos de exterminio nazis, ya durante la Segunda Guerra Mundial17. A pesar de la dura represión que sufrieron los republicanos tinerfeños confinados en las cárceles franquistas, en los batallones de trabajadores y en los campos de concentración, lo cierto es que la tragedia sería mayor en los casos de quienes fueron sentenciados a morir fusilados. De la provincia de Santa Cruz de Tenerife fueron fusiladas 63 personas en total18, la mayoría en el cuartel de artillería del Barranco del Hierro, a las afueras de la capital. De todos ellos, quizás por su conjunto, destacó el llamado Proceso a la CNT, donde fueron fusilados 19 militantes de este sindicato en 193719. Destacados dirigentes políticos y sindicales, representantes de las instituciones del Frente Popular, miembros del ejército que defendieron la legalidad republicana tras el golpe militar, fueron fusilados durante la Guerra Civil en Canarias. La última categoría de represaliados, si cabe la más problemática para su investigación por la casi total ausencia de fuentes, es la de las desapariciones de personas por causas políticas. Las cifras que se manejan para Tenerife son bastante ambiguas y, en algunos casos, muy distanciadas en número dependiendo de la bibliografía consultada. En los últimos años, dentro del contexto del movimiento para recuperación de la Memoria Histórica en Tenerife, se han llevado a cabo una serie de proyectos enfocados íntegramente a la búsqueda de desaparecidos, arrojándose en este sentido sus últimos resultados20. Aunque desde hace tiempo se viene afirmando que la                                                                                                                         17

Sobre los campos de concentración en Canarias, ver GONZÁLEZ VÁZQUEZ, Salvador y MILLARES CANTERO, Sergio: “Los campos de concentración en Canarias (1936-1945)”, en MOLINERO Carlos et ál., Els camps de concentració i el món penitenciari a Espanya durant la guerra civil i el franquisme. Crítica, Barcelona, 2003, pp. 173-195; y MEDINA SANABRIA, Juan (2000): Isleta, Puerto de La Luz: campos de concentración. Las Palmas de Gran Canaria. Para el caso de los campos nazis, véase las obras MATA RODRÍGUEZ, Nacianceno: Memorias de un superviviente del holocausto nazi, Santa Cruz de Tenerife, Centro de la Cultura Popular Canaria, 2006; y MILLARES CANTERO, Sergio: “Canarios en Mauthausen”, en Revista Canarii, 1 (abril 2007), pp. 4-7. 18 GARCÍA LUIS, Ricardo: La justicia de los rebeldes. Los fusilados en Santa Cruz de Tenerife (19361940), Tegueste, Baile del Sol, 1994; ÍD.: Proceso a la CNT. 19 fusilados el 23 de enero de 1937, Santa Cruz de Tenerife: Lágrimas y Rabia, 2007; ÍD.: “Los fusilados: las últimas letras ¿Temor a la muerte?”,en Cuadernos del Ateneo, 23 (2007), pp.41-52 19 GARCÍA LUÍS, Ricardo, Proceso a la CNT..., 2007. 20 STUDER VILLAZÁN, Luana et al (2012): En Rebeldía. Once desaparecidos de La Laguna durante la guerra civil en Tenerife. Estudio histórico-arqueológico. Le Canarien Ediciones, Santa Cruz de Tenerife; RAMOS PÉREZ, Guacimara y STUDER VILLAZÁN, Luana: “La fuente oral en la recuperación de la Memoria Histórica: el caso de los desaparecidos de Tenerife”, en MORALES PADRÓN, Francisco. (coord.). XX Coloquio de Historia Canario Americana, Patronato de la Casa de Colón-Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas, en prensa; HEREDERO GASCUEÑA, Víctor y LEÓN ÁLVAREZ, Aarón: “Fuentes y metodología para el estudio de la represión franquista en Tenerife», en ibid.; y ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, Nuria et ál: “La recuperación de la Memoria Histórica en Tenerife. Un estudio multidisciplinar sobre los desaparecidos durante la guerra civil”, en GONZÁLEZ ZALACAIN, Roberto;

 

9  

cantidad de desaparecidos en Tenerife podría alcanzar a millares de personas21, las investigaciones realizadas, tanto en archivos como en la recogida de testimonios orales en diversos puntos de la isla, proporcionan cifras más reducidas, hablando casi de un centenar aproximadamente –identificados con nombres y apellidos22–. Bien es cierto que aún quedan por realizar bastantes trabajos de indagación documental y de recuperación oral, así como actuaciones sobre el terreno para la excavación de los puntos identificados como posibles lugares de desaparición, teniendo en cuenta además que la mayoría de los presos en Tenerife fueron sacados de las cárceles (Fyffes, barcos prisión, etc.), trasladados en barcas y arrojados al mar. Efectos e impacto de la represión en los entornos locales y familiares. La quiebra de las relaciones sociales en las comunidades, especialmente en las zonas rurales de territorios tan reducidos como los existentes en el Archipiélago canario, fue una de las consecuencias que se manifestaron con mayor intensidad durante los primeros meses del Movimiento y, sobre todo, con el transcurso de los años. En un primer momento, las nuevas autoridades promovieron la eliminación de cualquier elemento simbólico que se identificara con el período republicano. Se persiguieron a sus líderes políticos y se destituyeron a los cargos elegidos en febrero de 1936. Y todo ello tuvo repercusiones directas sobre la sociedad del momento, en tanto que el miedo, las presiones para colaborar con el nuevo régimen, las detenciones indiscriminadas, las palizas, los registros nocturnos, la imposibilidad de opinar en público, la desaparición de toda manifestación pública de opinión y participación política, etc., se impusieron y dejaron atrás, casi como un recuerdo, los intensos días de la Segunda República. Lejos quedaban los mítines, las manifestaciones, las huelgas, los debates y campañas                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             DIVASSÓN MENDÍVIL, Blanca y SOLER SEGURA, Javier (coords.). Actas de las IV Jornadas “Prebendado Pacheco” de Investigación Histórica [Edición en CD-ROM], Ayuntamiento de Tegueste, pp. 245-255. 21 Según Ricardo García Luis “fueron «desaparecidos» miles de canarios: sólo para Tenerife la cifra se estima en 1600”, en GARCÍA LUIS, Ricardo (1994): La justicia de..., p.10; Ramiro Rivas afirma que la cifra ascendía “a más de 1000 en febrero de 1937”, en RIVAS GARCÍA, Ramiro (2000): “La Guerra Civil…”, p.70; Oswaldo Brito defendió a principios de los años 80 que “los datos sobre la represión en la provincia tinerfeña arrojan un dato que podemos situar entre los 2800 y 3000 entre muertos y desaparecidos”. BRITO GONZÁLEZ, Oswaldo: Historia del movimiento obrero canario, Madrid, Editorial Popular, 1980, p.315. 22 Los primeros resultados de los trabajos desarrollados en los proyecto de indagación documental y oral en Tenerife pueden consultarse en: http://proyectodesaparecidosentenerife.blogspot.com.es/2012/03/censo-de-victimas-mortales-por-la.html

 

10  

electorales23. Se sustituyeron las reivindicaciones de clase por el silencio y el temor que impusieron las armas y los desmanes de falangistas, guardias civiles y militantes de Acción Ciudadana. Estaba en marcha un proceso de reeducación y depuración social de la sociedad. Los textos de los bandos publicados en el Boletín Oficial de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife fueron una demostración evidente de cómo la extensión de las represalias no se limitaban exclusivamente a los líderes políticos, sino como trataba de afectar a sus entornos más cercanos24 o a quienes optaran por ayudar a aquellos que habían conseguido huir25. Al mismo tiempo, se declararon “fuera de la Ley todas las agrupaciones de carácter político o sindical contrarias al Movimiento Nacional, considerándose comprendidas entre las mismas, las que componían el denominado Frente Popular de Izquierdas. Cualquier actividad política de las personas que las integran serán sancionadas como constitutiva del delito de rebelión”26. La división social entre vencedores y vencidos se convirtió en una realidad y aquel discurso legitimador que tenía como referente la victoria en la Guerra Civil pervivió durante toda la dictadura (e incluso le sobrevivió). De esa manera, los efectos directos de la violencia sobre los líderes obreros y republicanos afectaron de una u otra manera a sus familias. Como decíamos en formas de saqueos de sus bienes, de palizas y registros, pero también de aislamiento social y de rechazo por parte de sus convecinos. Las autoridades promovieron un discurso que sancionaba política, social y económicamente lo anterior al 18 de julio, la fecha fundacional del nuevo régimen y de comienzo del renacer patrio. De esa forma, el pasado político de los familiares o la simple relación

                                                                                                                        23

MARTÍN PEÑA, Mauro: Sin rencor. Memorias de un republicano, LeCanarien Ediciones, 2013, Santa Cruz de Tenerife, en prensa. 24 Ejemplo de ello es el articulado del bando firmado en Las Palmas de Gran Canaria, con fecha de 17 de agosto de 1936, por el comandante militar de las Islas, José Cáceres. Especial atención merece el “artículo 1º.- Quedan sometidos a la Jurisdicción de Guerra. todos los autores, cómplices o encubridores de los delitos comprendidos en el Código Penal Común, en el de la Marina de Guerra. en el de la Marina Mercante, en las demás leyes especiales de carácter punitivo y en los Bandos publicados por las Autoridades Militares con arreglo a sus facultades, que tengan un móvil político o social o afecten directamente al orden público”. 25 “Artículo 1º.- Las personas que alberguen en sus domicilios a rebeldes o sediciosos u otros delincuentes perseguidos por la jurisdicción de guerra, tengan o no conocimiento del hecho que hubiera perpetrado, serán considerados como autores de un delito de auxilio a la rebelión y juzgados en procedimiento sumarísimo”. Boletín Oficial de la Provincia (BOP), 111, Santa Cruz de Tenerife, 14 de septiembre de 1936. 26 Ibid. Santa Cruz de Tenerife 3 de Septiembre de 1936.

 

11  

amistosa con cualquier individuo que estuviera preso o pudiera ser acusado de desafecto al Movimiento, hacían temer una pronta detención, sanciones económicas27, etc. El siguiente ejemplo es bastante representativo al respecto, puesto que refleja la contundencia con la que se actuaría sobre sus familiares, que tendrían que anteponer todo sentimiento en favor del esfuerzo de guerra y la depuración de la Patria: Quienes están emparentando con rojos ausentes o recluidos por nuestras autoridades tienen en contra suya –salvo casos excepcionales- una presunción que es a ellos a quienes les importa desvirtuar, demostrando a cada paso que no tienen nada que ver con aquellos y dando ejemplo de disciplina y fervor patriótico, no ya en lo negativo de acatar las disposiciones legales, sino en el orden privado de sus relaciones y actos de la vida particulares. Y si no lo hacen, no puede sorprenderles que, en tiempos de guerra, el Estado se prevenga contra ellos y los someta a trato de sospechosos. Es demasiado serio lo que los españoles patriotas arriesgan –comenzando por la vida de sus propios hijos- para que sea lícito detenerse en consideraciones que ninguna nación civilizada ha tomado en cuenta en trance parecidos. Esto no es un minué, sino una lucha a vida o muerte28. En ese contexto jugaron un papel importante aquellos que decidieron colaborar con las nuevas autoridades, en unos casos buscando promoción social, respeto y poder dentro de su comunidad, recibir un trato favorable de los nuevos gestores, pero también por una significación política-ideológica con aquellos. En todo caso, la sintonía con las nuevas autoridades y el contexto que se desarrollaron permitieron ejecutar registros en viviendas en las casas de los familiares de represaliados, actuar como vigilantes y confidentes de todo aquello que sucedía a su alrededor, etc. Eso les confería poder ante los demás, que, en realidad, se podía percibir como una mezcla de odio y de miedo, del poder de denunciar y causar daños en sus casas, por sus contactos con los falangistas y                                                                                                                         27

“Por la Comandancia General han sido multados trece individuos de Santa Cruz de La Palma imponiendo la de dos mil pesetas a cada uno de ellos y la de doscientas pesetas a cada uno de los restantes en atención a que, no obstante, las reiteradas negativas a acceder a que un detenido gubernativo saliera de la Prisión en que se encuentra, se han permitido dirigir instancia a la Autoridad Militar pidiendo se permita al mencionado detenido salga de tal Prisión para que en igual condición de detenido pase a ejercer su facultad a una clínica, cuya petición se ha reputado como encaminada a presionar a tal Autoridad Militar para que desista de sus anteriores acuerdos”. Amanecer, Santa Cruz de Tenerife, 22 de diciembre de 1937. 28 “Espías en la retaguardia”, Acción Social, Santa Cruz de La Palma, 24 de septiembre de 1938.

 

12  

la policía. Ello contribuyó a que el resto de la gente los temiera, pero privadamente mostrara rechazo a su actitud y a sus acciones. El testimonio que reproducimos a continuación es un buen ejemplo de ello, si bien el protagonista de estos hechos nunca llegó a ser apresado: Recuerdo en Los Llanos, una señora (…), “la morena” le decíamos porque era descendiente de africanos, que...una mañana, una madrugada, sentimos unos chillidos...”¿Dónde está tu marido el rojo?” no sé cuanto...Y entonces, nosotros por la rendija de...por la rendija de la ventana miramos y vimos aquella mujer que estaba embarazada, de este chico que está aquí con nosotros, de (…), con una pistola en el pecho...le pusieron una pistola aquí en el pecho, (…).”Dónde está el rojo de tu marido que lo voy a matar”. Y el pobre hombre estaba escondido en el techo dentro de un bidón de estos de agua...era la ducha. Ahí estaba escondido...este hombre trabajaba en el muelle y era de la CNT29. La larga posguerra fue el marco en el que la violencia actuó con mayor dureza, donde el hambre y la escasez fueron la norma, y el régimen aplicó un discurso intransigente basado en la división de las personas en buenos y malos, en católicos y no católicos: en definitiva entre aquellos que eran verdaderos españoles y los que, por el contrario, eran un peligro que había que controlar y reincorporar socialmente a España. La policía contó con informadores y con delatores que se encargaron de aportar datos desconocidos para ella al tiempo que actuaron también como apoyo a su labor de control social. Las motivaciones de estas actitudes iban desde el interés económico a la venganza personal, pasando por la presión de los policías sobre determinadas personas para que les aportaran información. Por una u otra razón, se extendió el temor a ser vigilado, a que las personas con la que se relacionaban a diario fueran informadores de las autoridades: se creó un ambiente de autovigilancia en el que opinar sobre política u otras cuestiones era peligroso. La policía contaba con informantes en hoteles, pensiones, restaurantes, etc. En este caso, lo que resultaba interesante era la importancia de la información que se ofrecía, pues las denuncias y las confidencias podían tener unas                                                                                                                         29

José Marrón, 29 de junio de 2011, entrevista realizada por Guacimara RAMOS, Santa Cruz. Este informante, con 6 años al estallar el golpe militar, aporta valiosa información sobre la época analizada en varios barrios de la capital tinerfeña. Los nombres citados han sido sustituidos por paréntesis para salvaguardar las identidades de estas personas.

 

13  

consecuencias claras sobre el denunciado (detención, palizas, estigmatización social, etc.). Evidentemente, todos estos hechos y las diversas manifestaciones de la violencia y sus consecuencias tuvieron unos efectos directos e indirectos en la sociedad. Como decíamos al comienzo de este trabajo, el artículo 5º del Bando de Estado de Guerra de 18 de julio de 1936 establecía la destitución de “los Gobernadores Civiles y Delegados del Gobierno, Ayuntamientos, Cabildos, Mancomunidades interinsulares y cuantas Juntas de cualquier clase dependan de dichas Corporaciones”. Las gestoras fueron copadas por los principales contribuyentes y cabezas de familia del municipio, produciéndose una recuperación del poder por parte de quienes habían detentado la hegemonía política y económica en etapas anteriores al Frente Popular. Se ha podido comprobar claramente que no se produjeron demasiados cambios en las personas encargadas de regir las corporaciones locales e insulares; al contrario, a pesar de la llegada de nuevos políticos, en los primeros años se asistió a un reafirmación del control del poder político por quienes eran los principales referentes del poder político, económico y social de las comunidades. Para entonces, ya no había oponentes políticos en el espacio local e insular; todo se había vuelto monocolor. Militantes de las organizaciones obreras y republicanas que habían tenido gran ascendencia política y social durante el quinquenio republicano desaparecieron. Otras fueron fusiladas, encarceladas o destinadas a trabajos forzados, como hemos explicado en apartados anteriores. De esa manera, existieron efectos políticos inmediatos al desaparecer los representantes de la voluntad popular, quebrando la convivencia democrática y el debate político. Paralelamente, terminó cualquier atisbo de participación ciudadana y se inició una contrarreforma política sustentada en los principios del fascismo y, sobre todo, del nacionalcatolicismo. A primera vista, podía parecer un golpe de Estado más en la historia de España, pero en realidad se trataba de cortar de raíz con una etapa de convulsión y de lucha política y social, con la etapa de la primera democracia española. Porque lo que debe quedar claro, como ya se ha demostrado en numerosos trabajos durante estos últimos años, es que los efectos de la represión política pervivieron durante la dictadura, con los efectos directos e indirectos de las condenas sufridas y de las sanciones impuestas. Las sentencias de la Ley de Responsabilidades Políticas (1939) fueron el mejor ejemplo de ello.

 

14  

A su vez, todo ello afectó directamente tanto a quienes sufrieron las condenas como a quienes eran familiares de ellos. La vida pública desapareció por completo y cualquier debate quedo reducido al espacio privado. La política desapareció y quedó limitada a los intentos de reorganización clandestina de los partidos de izquierdas, especialmente del Partido Comunista y de sus militantes que trataban de difundir sus ideas en un contexto hostil y de amenaza continua durante la posguerra30. Aparte, la educación volvió a manos de la Iglesia católica, que reafirmó su poder social y marcó las pautas de comportamiento moral de la sociedad, actuando con especial inquina sobre los vencidos. Lo que pretendemos plantear a continuación son algunos de los rasgos que hemos detectado a lo largo de nuestras investigaciones sobre este tema, especialmente a partir de los testimonios de protagonistas de la época. Con nombres y apellidos: ejemplos de la represión sobre las familias republicanas en Tenerife. En la isla de Tenerife, la represión ejercida sobre los simpatizantes republicanos que tras el golpe militar fueron encarcelados, fusilados o desaparecidos, se extendió también sobre sus familiares. En los pueblos, el escarnio sobre sus parientes por parte de la sociedad que había salido victoriosa del levantamiento del 18 de julio se mantuvo no sólo a lo largo de la Guerra Civil, sino prácticamente hasta el final de la dictadura franquista. A la violencia física de los primeros momentos, se le sumó posteriormente otra, la estigmatización social31. Muchas familias se quedaron desestructuradas tras la ausencia de uno o más miembros de una unidad familiar que no sólo tendría que vivir con la angustia por lo acontecido con sus seres queridos, sino que rápidamente tuvieron que recomponerse para cuidar a unos hijos que crecieron desarraigados al no poder conocer a sus padres y que habían perdido al referente económico de su hogar. En este ambiente de incertidumbre y hostilidad represiva, las mujeres de los represaliados sacaron adelante a sus familias no sin pocas dificultades. Un testimonio nos lo proporciona Olga Martín, hija de un militante obrero desaparecido tras el golpe de Estado:                                                                                                                         30

LEÓN ÁLVAREZ, Aarón: Consenso y resistencia en Canarias durante el primer franquismo, Santa Cruz de Tenerife, Ediciones Idea, 2008, pp. 291-304. 31 Sobre esta cuestión, consúltese RAMOS PÉREZ, Guacimara y STUDER VILLAZÁN, Luana: “La fuente oral en la recuperación…”.

 

15  

Crecí en una casa que no era la mía. Fue la familia que tenía, que no era la mía, pero que tenía, y ahí quedó. Entonces me veo, que mi madre era muy “independiente”, y me vi sola. Miraba para la derecha, para la izquierda, para arriba y para abajo y no veía a nadie. Además, como no tenía herencia, no tenía dinero, no tenía nada, nadie me hizo caso nunca. Sin tíos, sin padres, sin hermanos, sin donde caerme muerta, fue muy triste todo. Y pensando, ¿y dónde estará mi padre?, toda la vida, ¿y dónde estará mi padre? Por eso te digo que mi casa se deshizo. Fue como si hubiera caído una bomba y hubiera dispersado a todo el mundo. Unos se murieron, otros se fueron, me dejaron… nunca me dieron una palabra de consuelo, ni nada de nada. Y digamos que moralmente crecí y trabajé sola. Y lo que hoy tengo, que es esta casa, que es lo único que tengo, ha sido con sangre, sudor y lágrimas. Si yo hubiera tenido a mi padre no hubiera ocurrido así, y si yo hubiera tenido a mi madre no hubiera ocurrido así. Se deshizo todo cuando esa época, hasta que me separaron definitivamente y me trasladaron a esta otra familia. Pero la niñez, hasta los cinco años, la borraría del mapa, la borraría. Hasta que me casé, toda esa época, la borraba yo, de desagradable, de soledad y tristeza. En esa época quería morirme, quería morirme32. A diferencia de los desaparecidos, algunas familias de aquellos que fueron fusilados tras las sentencias de los tribunales militares franquistas pudieron saber el lugar aproximado donde se encontraban los restos de sus familiares. Aun así, a muchos se les impidió acudir a los entierros y visitar sus sepulturas, acabando con el tiempo incluso por desconocer el lugar exacto donde se hallaban. Este fue el caso de Antonia Álvarez y de Olga Marrero, esposa e hija de un fusilado anarquista: Lo enterraron (…) de madrugada. No los enterraban sino de madrugada… (…). El sepulturero me lo dijo, “¿verlo enterrar? ¡Qué va!” Es que no dejaban ir, no dejaban a uno. Que si quería mandarle una sábana o una almohada para ponerle                                                                                                                         32

Olga Martín, 8 de febrero de 2011, entrevista realizada por Luana STUDER y Alejandra CALDERÓN, La Laguna. Hija de Alfonso Martín Power, militante obrero de La Laguna hecho desaparecer en los últimos meses de 1936.

 

16  

en el cajón, pero que familiares ninguno podía ir, me dijo él33. Pero es que después la cosa sigue, porque a los cinco años, los desentierran, y no avisan a nadie (…). Los sacaron a los cinco años y luego ya no se sabe qué hicieron con ellos34. Otra muestra del estigma social sufrido dentro de los ambientes familiares republicanos de Tenerife lo encontramos en los hijos de los represaliados, sobre todo en los ámbitos escolares. A todos ellos no sólo se les señalaba por ser hijos de un “rojo”, sino que se les discriminaba e impedía acceder a unas mismas oportunidades a la hora de poder estudiar. Margarita García y Claudina Torres, hija y nieta de un socialista desaparecido al norte de la isla, nos proporcionan un valioso testimonio sobre esta situación: Ni nos miraban. Hacían una fiesta, y como éramos hijos de tal, a nosotros ni nos avisaban. Todavía traemos el arrastre. Nos pasaba a nosotras, menudas, que nos decían eso y nosotros no entendíamos por qué. “¿Cómo puede ser eso de que siendo «rojas» como son ustedes, y que Franco les de becas?” Eso fue a nosotras, Franco vivo, cuando salíamos del instituto. “¿Siendo «rojas» cómo es que le dan beca?” Y también recuerdo, más chica aún, cuando estábamos en la escuela pública, que habían unas excursiones para llevar al muelle, y a nosotras nunca nos cogían; “no, no, a ustedes no”, pero nunca me dieron un motivo. No nos dejaban, la maestra no nos dejaba, “ustedes no, ustedes no”35. Más allá de la violencia física y verbal padecida por parte de una comunidad que no los aceptaba, durante la Guerra Civil y sobre todo a partir de su finalización, las familias republicanas tuvieron que hacer frente a un contexto económico desalentador, donde debemos incluir también el hambre, la miseria y la emigración como fenómenos de la represión. Si bien estos fueron factores sufridos por la mayoría de una población                                                                                                                         33

GARCÍA LUÍS, Ricardo: Crónicas de vencidos. Canarias: resistentes de la guerra civil, Santa Cruz de Tenerife, La Marea, 2003, p.68. 34 Olga Marrero, 11 de mayo de 2011, entrevista realizada por Luana STUDER, Tacoronte. Hija de Manuel Marrero Mendoza, tesorero del Sindicato de Panaderos de la CNT de Santa Cruz de Tenerife, fusilado en 1937. 35 Margarita García, 14 de junio de 2011, entrevista realizada por Luana STUDER Y Guacimara RAMOS, Los Realejos. Hija del panadero Antonio García Hernández, militante socialista hecho desaparecer durante la guerra civil en Tenerife.

 

17  

en guerra, estas circunstancias se recrudecieron sobre unas familias a las que se les denegó el trabajo como forma de castigo y estigma social. Muchos republicanos, cabezas de familia, tuvieron que partir hacia América escapando de ser capturados, pero también con el objetivo de encontrar trabajo en Venezuela o Cuba para mantener a unas familias que habían dejado en Tenerife. Don Erasmo Fajardo, sobrino de un represaliado, proporciona el siguiente testimonio: Ya pasados unos años se fue a Venezuela. Emigró por varias razones, entre ellas pues mira, todavía le quedaban quizás las secuelas de las detenciones, y por lo visto estaba siempre mal mirado. Entonces decidió irse aprovechando también el tema de la vorágine migratoria del momento. Claro, la sociedad de su tiempo pasó de ser republicana a franquista, y en ese tiempo los republicanos estaban mal vistos, incluso amenazados, por el tema de las familias. Por supuesto, me pasó a mí sin haber vivido la época. Me presenté a cierta empresa, a unas oposiciones, y según alguien que se le escapó, que no sabía que era yo, no me dieron el puesto porque era comunista. Eso me lo dijo uno de los que hizo presión para que no me lo dieran36. A esto hubo que sumarle el expolio de sus bienes, las incautaciones y las multas por parte de un Estado que les hacía responsables ante la ausencia de sus familiares. Se trata de un tema aún pendiente por estudiar en profundidad, pero la documentación consultada y los testimonios de los que disponemos inducen a pensar que sus efectos fueron de enorme trascendencia para quienes por su militancia política perdieron sus vidas y sus posesiones37. Nuevamente, las familias se convirtieron en receptoras de los efectos de la violencia franquista. Algunos vieron como sus enemigos políticos de antaño se apropiaban de sus bienes, otros como había quienes aprovechaban el contexto para enriquecerse a costa de su patrimonio o como las autoridades reutilizaban aquellos bienes en beneficio de la Causa Nacional. Sea como fuere, lo cierto es que aquello afectó a las familias republicanas, en el orden económico pero también en el moral y                                                                                                                         36

Erasmo Fajardo, 14 de abril de 2011, entrevista realizada por Luana STUDER, Tegueste. Sobrino de Cipriano Fajardo González, concejal comunista del Frente Popular que terminó emigrando a Venezuela escapando de la represión. 37 “El derecho a la propiedad del vencido perdió todo significado y cualquier falangista se creyó con autoridad para apropiarse de los bienes ajenos, empujando a multitud de familias a la indigencia”. MORENO, Francisco: “La represión en la posguerra”, en JULIÁ, Santos (coord.). Víctimas de la guerra civil, Madrid, Temas de Hoy, 1999, p. 345.

 

18  

psicológico, al colocarlas en una situación de exclusión e indefensión ante los vencedores, siendo éstos los que realmente regían los destinos del reducido marco en el que vivían. En unos tiempos en los que la movilidad social en el interior de las islas no era precisamente una característica, se podía comprobar con perfecta claridad como su espacio de convivencia se reducía y como su miseria se incrementaba en tiempos de hambre y de escasez. Sin recursos propios, muchos optarían por la emigración y otros no tendrían más remedio que sobrevivir con los escasos recursos disponibles. Teniendo en cuenta estos hechos, consideramos que la mejor manera de conocer esos efectos económicos de la represión es haciendo referencia a dos casos que permitirán entender la dimensión de estos hechos. Por un lado, en un caso previamente estudiado a este trabajo pudimos comprobar la dimensión del fenómeno de expropiación y aprovechamiento de los bienes de once represaliados del municipio tinerfeño de La Laguna. En su caso, aunque existían indicios en la documentación al respecto, lo cierto es que el testimonio de sus familiares fue el que permitió ir reconstruyendo las propiedades sustraídas en aquellos momentos38. Así fue como pudimos conocer que sus bienes fueron embargados o directamente “expoliados” tras el golpe de Estado, fundamentalmente por el descontrol de los acontecimientos acaecidos durante los meses posteriores a julio de 1936, y por las coacciones posteriores para vender o traspasar sus propiedades. Sea como fuera lo cierto es que estos hechos repercutieron directamente sobre sus familias, que pasaron de poseer recursos materiales y económicos que favorecerían su supervivencia a no tener absolutamente nada, unido todo ello a la carga social de ser hijo o familiar de rojo. Por otro lado, atendiendo al efecto de la represión política sobre las familias, sobre todo con la marcha del cabeza de familia y referente del sustento económico de la unidad familiar, consideramos que el caso Antonio González Cabrera, maestro residente

                                                                                                                        38

Vicente Hormiga Mederos antes del golpe militar, fue propietario de varias casas y una barbería en La Laguna, además de otros comercios en Santa Cruz. Su hijo Juan Hormiga Pérez, tras la guerra, intentó buscar estas propiedades en los organismos oficiales, sin éxito ninguno. Se llevaron muchas de las pertenencias de Domingo Cruz Cabrera en los registros practicados por los sublevados en su casa. Muchas de las posesiones de Luis Figueredo Rojas, como su coche y el barco que tenía atracado en el Club Náutico de Santa Cruz, fueron requisados por los golpistas. Su hermano Adolfo, tras la guerra se vio coaccionado a vender la casa familiar por un precio irrisorio a un simpatizante del franquismo. La mujer e hijos de Alfredo Mederos Galán, tuvieron que marcharse tras la guerra a La Gomera, pues no tenían modo de sobrevivir. A Domingo García Hernández “El Petate” el juez-instructor le embargó todos sus bienes tras no presentarse ante su requerimiento judicial en mayo de 1937. Para conocer más detalles sobre estos hechos, véase STUDER VILLAZÁN, Luana et ál.: En Rebeldía. Once desaparecidos…, pp. 161-165.

 

19  

en el municipio palmero de Garafía y fusilado el 31 de mayo de 193839, puede resultar de gran valor. Su trágico final llegó tras haber sido detenido e ingresado en los salones de Fyffes -que sirvieron de prisión en la capital tinerfeña desde septiembre de 1936- y condenado a muerte por la Causa 223/1937 por el delito de adhesión a la rebelión. Según consta en el informe de la Comisión Liquidadora de Responsabilidades Políticas firmado en Madrid el 5 de mayo de 1955, desempeñaba el puesto de maestro interino en Garafía, era presidente del Partido Socialista y de todos los partidos que constituían el llamado Frente Popular, dedicándose activamente a la propaganda de los ideales marxistas, tanto de palabras, como por medio de folletos, libros y periódicos de esos perversos ideales; que aconsejó a los soldados que habían sido llamados a incorporarse a filas que no lo hiciera porque había sido licenciado por orden del Presidente de la República; que dejó su escuela a su sustituto para dedicarse a la propaganda política de izquierdas en las últimas elecciones de Diputado a Cortes; que cuando desembarcaron las fuerzas Nacionales en Santa Cruz de La Palma, el día de Santiago, 25 de julio de 1936, marchó con otros muchos revolucionarios a los montes de dicha Villa, regresando un día a la población de Garafía al frente de unos cincuenta y dando mueras al fascismo y a las derechas cavernícolas; y que desde el 29 de mayo de 1937 se halla detenido y a disposición de la Autoridad Militar por el delito de rebelión40. Su hija, Celsa González Rodríguez solicitó el 23 de marzo de 1954 el indulto de la sanción económica que le quedaba por cumplir para su padre y que ascendía a 100.000 pesetas por Decreto de la Autoridad Militar de 28 de diciembre de 1937. El gobernador civil apoyaba la petición de indulto “por el precario estado económico de la solicitante”, argumentando que “el Ministerio Fiscal es de parecer que en consideración a que la cuantía del castigo propuesto fue muy superior al valor del caudal del sancionado y produjo la pérdida total del mismo, que ya ha fallecido el responsable y que la hija que pide el perdón observa buena conducta y se encuentra necesitada, es                                                                                                                         39

Sobre el fusilamiento de Antonio Cabrera véase GARCÍA LUIS, Ricardo: La justicia de los rebeldes…, pp. 167-168 y 245-246. 40 Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH). Tribunal de Responsabilidades Políticas. Expediente 78/100, Antonio González Cabrera.

 

20  

recomendable, en términos de justicia, el indulto parcial consistente en la reducción de la cantidad de cinco mil pesetas de la sanción económica impuesta, con declaración de que se devuelva a los herederos del responsable los bienes de esta ya adjudicados al Estado”41. El entonces gobernador civil de Santa Cruz de Tenerife, Santiago Galindo Herrero, remitió un escrito con fecha 24 de junio de 1958, refiriéndose a la solicitud que le hizo la hija de Antonio González Cabrera: “Hoy, a los veinte años de terminado el Movimiento, todavía esta familia no puede presentarse en el pueblo ni reclamar la situación en que se hallan sus bienes. Los hijos del fusilado son Celsa, Antonio, José, Silvano y Esteban González Rodríguez, a todos los cuales la madre ha sacado adelante con infinidad de apuros”42. La reclamación de unos trozos de tierras, agua, dos casas en construcción, un almacén de 2 pisos y un molino que eran de su propiedad fue su reivindicación durante años, tras la incautación de bienes a la que se sometió a su padre por la instrucción del pertinente expediente de Responsabilidades Políticas. Aquellos bienes habían sido entregados al Ayuntamiento de Garafía. Finalmente, el 4 de septiembre de 1962 se hizo entrega oficial de las propiedades de Antonio González a sus hijos. Habían pasado 24 años desde el fusilamiento de su padre en el Barranco del Hierro en Santa Cruz de Tenerife. Para ellos, como para tantos otros, la Guerra Civil no finalizó el 1 de abril de 1939.

                                                                                                                        41 42

 

Ibid. Ibid.

21  

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.