La representación de la tecnología: tecnocultura, empoderamiento y transformación social

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Journal of Spanish Cultural Studies, 2015 http://dx.doi.org/10.1080/14636204.2015.1069073

La representación de la tecnología: tecnocultura, empoderamiento y transformación social Hibai López-Gonzáleza , Frederic Guerrero-Soléa Leonarda García-Jiménezb a

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Departamento de Comunicación, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, España; bDepartamento de Comunicación y Documentación, Universidad de Murcia, Murcia, España Resumen La tecnociencia, la tecnocultura y la tecnocracia son procesos convergentes que definen la era contemporánea. Todos ellos están construidos sobre una ideología que presenta a la tecnología no como un medio sino como un fin, una realidad autosuficiente para mejorar la realidad, que resta poder de acción al ser humano. Partiendo de estos conceptos, este artículo explora la representación televisiva de la tecnología en los noticiarios en España, uno de los países más afectados por la crisis económica, durante los meses de mayo a junio de 2012. Se han tomado prestadas del Análisis Crítico del Discurso las ideas de agentividad y deagentivización para determinar el rol que los ciudadanos juegan en la construcción mediática de la tecnología. Se ha observado que los medios describen la tecnología como una solución natural para salir de la crisis, al mismo tiempo que una fuente automática de transformación social. Los medios retratan a los ciudadanos como espectadores, participantes pasivos y asombrados ante unos desarrollos tecnológicos que los superan. Palabras clave: tecnocultura; tecnología; representación; televisión; crisis; empoderamiento

La crisis financiera, la crisis de la deuda soberana o la burbuja de las hipotecas subprime desencadenaron una recesión global que ha afectado al mundo Occidental en su conjunto, y particularmente a Europa. La consecuencia más visible de la crisis ha sido la contracción de la economía que, en último término, ha supuesto la contracción de los estados sociales y de derecho de las democracias europeas. Día tras día, los ciudadanos europeos contemplaron cómo sus gobernantes recetaban planes de austeridad y reducción del gasto. Estos planes requerían de expertos en economía que implementaran las recomendaciones de las altas instituciones comunitarias. Así, los europeos fueron testigos de la disminución progresiva del poder político y su sustitución por un poder misterioso, oculto pero inexorable, que guiado por la fatalidad ejecutaba normas automáticamente sin posibilidad de negociación. La democracia había dado paso a la tecnocracia. La tecnocracia necesitaba que los ciudadanos apoyaran dos procesos convergentes. Por un lado, tenían que asumir como inevitable que los parlamentos elegidos por voluntad popular perdieran poder de decisión. Por otro lado, ese poder debían traspasárselo a los tecnócratas. En España, y de manera casi paralela, un segundo discurso con componentes igualmente tecnocráticos se sumaba al discurso político sobre la austeridad. En mayo de © 2015 Taylor & Francis

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2011 los indignados salían a las plazas para reclamar la democracia perdida, en un movimiento heredero de los ocurridos durante la primavera árabe o la revolución islandesa. Una de las singularidades de este movimiento social fue su dimensión comunicativa (Martín Rojo y Díaz de Frutos). La movilización se orquestó a través de las redes sociales y en concreto Twitter cobró protagonismo como herramienta centralizadora de todos los nodos que actuaban de manera independiente (Rendueles y Vallina-Rodriguez et al.). El movimiento, sociopolítico en su esencia, había devenido desde el inicio en una demostración de fuerza tecnológica que servía de eje para estructurar y organizar no solo una nueva sociedad, sino una inherentemente más justa e igualitaria. Aunque alejados de los remedios propuestos por los tecnócratas, los movimientos sociales también recetaban tecnología como vía de empoderamiento de la ciudadanía y camino para superar el déficit democrático del país. Lo que estos dos breves ejemplos narran – incluso en el caso de los indignados, pese al supuesto papel liberador que las nuevas tecnología jugaron en él – puede considerarse simplemente como una ilustración más de una era marcada por la “tecnociencia” (Echeverría) y la “tecnocultura” (Penley y Ross), y en la que la tecnocracia no sería más que su última manifestación hasta el momento. En este contexto, la tecnociencia puede entenderse como el sesgo ideológico por el cual el aprovechamiento práctico de un desarrollo científico (la tecnología) se coloca en el centro de nuestro desarrollo humano. La tecnocultura, por su parte, ha de entenderse como el marco cultural que mediante sus representaciones y construcciones discursivas da cobertura y legitima este sesgo tecnocientífico. Por último, la tecnocracia es el ejercicio del poder público basado en la preponderancia de factores técnicos, por encima de consideraciones políticas o ideológicas. Este trabajo se centra en la tecnocultura y su representación mediática en el caso español. Como veremos, la tecnología se presenta como herramienta de progreso y cambio social pero también como destino ineludible, incontrolable por ningún factor humano aunque paradójicamente producto de su inteligencia. Para ello se han examinado los atributos que acompañan a la representación de los avances tecnológicos y el rol que ocupa el ciudadano en estas noticias. El texto se centra en la agentividad o empoderamiento que el medio otorga a la sociedad y si ésta se describe como un agente social activo, de cambio, o pasivo, paciente. Partiendo de estos conceptos, se visionaron 168 noticias sobre tecnología aparecidas en los noticiarios de máxima audiencia (09:00 pm) de seis de los principales canales de televisión en España – TVE-1 (canal público estatal español), Antena 3, Telecinco, TV3 (canal público catalán), Canal Sur (canal público andaluz) y TeleMadrid (canal público madrileño) – durante los meses de mayo, junio y julio de 2012. El objetivo es descubrir los procedimientos por los cuales la tecnocultura es representada en los noticiarios. Como es muchas veces el caso en los Estudios Culturales, la muestra es teórica y está enfocada en objetivos analíticos y no representativa con fines de generalización (Vannini y Mccright). Representación mediática de la tecnología La representación mediática de los avances tecnológicos ha opuesto de manera sistemática los conceptos de naturaleza y tecnología, como dos esferas irreconciliables. En un estudio sobre la biotecnología agrícola, los medios de comunicación de Eslovenia representaron la tecnología biológica como algo predominantemente negativo, y

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no solo eso, sino que las compañías tecnológicas eran conceptualizadas como “ellos” u “otros” en contraposición a un “nosotros” que englobaba a los periodistas que denunciaban este tipo de tecnología, los consumidores y la audiencia (Zajc y Erjavec). Esta distinción clásica se ha visto modificada en los últimos años por algunas construcciones discursivas que ayudan a entender la tecnología como una “segunda naturaleza”. Aupers et al. analizaron las noticias científicas publicadas en la revista americana Popular Science para concluir que estábamos inmersos en un tiempo que definieron como “post-biológico” y que éramos testigos de un “birth of nature” (nacimiento de la naturaleza) (14). Esta representación de la tecnología como facilitadora de la naturaleza niega la representación clásica de su relación en términos de conflicto; sin embargo, ha de tenerse en cuenta el sesgo que esta visión comporta, ya que los autores se centraron en el análisis de la relación naturaleza/tecnología que los anuncios de coches proponían. Algunos trabajos sobre representación han explorado también la agentividad que los medios atribuyen a los avances tecnológicos. En una investigación llevada a cabo en el Reino Unido sobre las metáforas que se utilizaban para explicar los avances sobre genes los investigadores evidenciaron que “technology is perceived as a threat to our autonomy which is held sacred” (la tecnología es percibida como una amenaza para nuestra autonomía, que se considera sagrada) (Ryall 371). En la terapia génica, los genes eran provistos, según los autores, con agentividad e intencionalidad, y en este sentido, restaban la autonomía para decidir y actuar de los seres humanos. Uno de los temas científicos donde tiene más trascendencia la agentividad humana es el cambio climático, cuya visualización en los noticiarios suele ser escasa (León y Erviti). Las posturas ecológicas tratan de investir con agentividad al ser humano, haciéndolo responsable de la subida de la temperatura global y los desastres naturales consiguientes. Las posturas ideológicas contrarias restan protagonismo a la acción humana y representan el cambio climático como un accidente natural ajeno al hombre. En uno de los estudios más interesantes sobre la representación mediática del avance científico se comparó la cobertura que los medios finlandeses y británicos dieron sobre el cambio climático y los efectos que los avances tecnológicos tenían en su agravamiento (Teravainen). De manera muy clara la autora expuso que nuestra manera de representar la tecnología había sufrido un cambio importante en los últimos años. Así, habíamos pasado de una visión “eco-céntrica”, en donde el desarrollo tecno-económico era percibido principalmente como una amenaza para el ecosistema, a una “visión tecnosocio-céntrica” en la que la tecnología ya no solamente no se oponía a la protección del medio ambiente sino que contribuía activamente a solucionar los problemas ambientales. En este contexto la energía era vista como una fuente de “peace, justice, equity and welfare” (paz, justicia, equidad y bienestar) (Teravainen 15). Los medios de comunicación dan sustancia y ayudan a construir esta visión tecnocultural de la sociedad; una visión que, lejos de ser inocente, contribuye a la hegemonía de un determinado tipo de discurso por encima de otros. Este cambio de paradigma a la hora de entender el desarrollo en términos tecno-económicos tiene consecuencias. El sociólogo Javier Echeverría ha identificado algunas de las más esenciales. En primer lugar, la tecnocultura no contribuye a que la ciencia tenga como meta fundamental la búsqueda de la verdad. La verdad científica, entendida como adecuación de las teorías con la realidad, ha dado paso a la innovación, el beneficio social y la obtención de la satisfacción (Echeverría y Gurrutxaga; Echeverría). Esta manera de entender el

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mundo se correspondería perfectamente con la visión “tecnosocio-céntrica” mencionada anteriormente. En ella el progreso científico basado en valores epistemológicos de conocimiento y verdad perdería peso a favor del concepto de ciencia entendida como transformación del mundo. La tecnología por lo tanto ocuparía un lugar destacado en el esquema al ser una fuente de acción social y cambio. De ahí se infiere la relevancia que la tecnología puede atribuirse como agente de ese cambio y no simplemente como herramienta del mismo al servicio de la acción humana. Agentividad y “reubicación agentiva” Para el análisis de la agentividad se ha tomado prestado el término del Análisis Crítico del Discurso (ACD), y en concreto de los trabajos sobre la representación social de Theo Van Leeuwe. La agentividad (agency) se entiende en lingüística como el rol temático del sujeto que ejecuta la acción. Es un término especialmente fecundo en el ACD debido a que su estudio ayuda a desenmascarar la ideología subyacente de los discursos. El proceso por el cual el discurso resta agentividad al sujeto de la acción se conoce como deagentivización (deagentialization). Mediante la deagentivización se ocultan los agentes de la acción, bien suprimiéndolos bien minimizándolos. La deagentivización se lleva a cabo mediante tres procedimientos diferentes: la eventualización (eventuation), la existencialización (existentialization) y la naturalización (naturalization) (Van Leeuwen). A grandes rasgos, la eventualización consiste en hacer parecer que una acción sencillamente “ocurre” sin que medie una acción humana que la desencadene. Así, en un ejemplo que propone el autor, “parents lose their central role in decisión-taking” (los padres pierden su papel central en la toma de decisiones), sin que se explicite quienes son los actores sociales de esta pérdida. La existencialización es un proceso similar por el cual las cosas simplemente “existen”, ocultando así al creador de las mismas. Es un ejemplo muy extendido en la lengua inglesa que se introduce mediante cláusulas como “there is”. La naturalización consiste en presentar como un proceso natural una acción humana. Al describir los procesos como “drops, falls, origin, birth, death, development, etc.” (bajadas, caídas, origen, nacimiento, muerte, desarrollo, etc.) el oyente percibe una cadena lógica de unión entre una acción y su reacción natural. Todos estos procedimientos consiguen crear un sentido de lo irremediable en el que la acción del ser humano queda muy reducida o directamente anulada. En última instancia lo que se consigue, tal y como explica Van Leeuwen, es que “the question ‘by whom’ cannot be relevantly asked” (la pregunta ‘por quién’ no pueda ser efectivamente formulada) (66). Unido a la idea de deagentivización, Roderick ahonda en la categorización de Van Leeuwen e incorpora el concepto de “reubicación agentiva” (agency (re)allocation). El autor estudia el rol de un determinado tipo de robot (EOD) utilizado por las fuerzas militares de los EEUU en Iraq y Afganistán. Roderick critica la construcción discursiva del robot como “arma automática”, obviando al ser humano agente que la activa o desactiva remotamente. En ese caso, se producen dos procesos simultáneos. Por una parte, se deagentiviza a los seres humanos promotores de la acción; y por otro lado, se reubica la agentividad de la acción hacia el robot. Con todo ello, el discurso en último término legitima la acción bélica y minimiza la responsabilidad humana. En este trabajo se analizó el nivel macro y nivel micro de los relatos noticiosos (van Dijk) para descubrir las correlaciones que se establecían entre el nivel textual más detallado – sujetos de la acción, forma de los verbos – y el nivel de mayor abstracción.

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Los temas subyacentes pueden analizarse a través de cualquier de los dos niveles ya que ambos funcionan en sincronía para comunicar al receptor la idea fundamental que los vertebra, lo que se conoce como macro estructura semántica (Matheson). En su teoría de la representación de la acción social Van Leeuwen conecta la elección verbal a los roles que los actores sociales ocupan en la sociedad. De este modo, una reducción de la agentividad verbal conduciría a una interpretación del sujeto que realiza la acción como pasivo, o en ocasiones beneficializado (beneficialized), es decir, receptor de las consecuencias de la acción pero no promotor de ella. A través del uso de determinado verbos y la elección de su forma activa o pasiva se describe al sujeto de la acción de maneras contrapuestas. Un verbo en forma activa aumenta en términos generales la agentividad del sujeto al describirle como motor de la acción. En cambio, en forma pasiva el verbo disminuye el rol del sujeto en la acción. Aparte de la forma verbal, algunos verbos transmiten en sí mismos los valores de pasividad aunque se conjuguen de forma activa (undergo, lie, suffer, experience) (van Leeuwen). La representación de la tecnología conlleva estrategias de discursivización de la agentividad. Los procedimientos lingüísticos de deagentivización propuestos por Van Leeuwen pueden extrapolarse al examen del discurso mediático sobre los avances tecnológicos. Este artículo intenta desenmascarar en el discurso televisivo de los noticiarios la utilización de procedimientos de deagentivización y relocalización de la agentividad que existencialicen, eventualicen o naturalicen el hecho tecnológico para presentarlo como automático y fuera del control del ser humano. Asimismo, a través de la relocalización de la agentividad se busca entender el rol al que se aísla a los ciudadanos en el discurso y el papel que los medios españoles les atribuyen respecto al avance tecnológico. A continuación se exponen los principales temas que se han identificado en las noticias analizadas. Empoderamiento y transformación social en España La tasa de desempleo en España durante el año 2012 alcanzó el 25.0%, la mayor de toda Europa y 14 puntos por encima de la media de la zona Euro. La crisis financiera afectó particularmente al país, que con una economía fuertemente basada en la construcción inmobiliaria, no lograba crear empleo. El paro juvenil era especialmente preocupante, con una tasa del 55.2%, solo superado en Europa por Grecia (Eurostat). Muchos de estos jóvenes habían abandonado los estudios para trabajar en la construcción y ahora carecían de una formación adecuada que les permitiera reincorporarse al mercado laboral. En 2012, el 77% de los españoles señalaba el paro como el principal problema en España. Las encuestas mostraban que el 72% de los españoles creían que la situación económica del país era peor que la del año anterior, y un 50% pensaba que el 2013 empeoraría aún más (CIS). Este ambiente de miedo hacia el futuro y frustración se vio complementado con un discurso que caracterizaba al ciudadano como único culpable de la situación. Se popularizó la frase “vivir por encima de nuestras posibilidades”, que construía la metáfora de una sociedad española que había disfrutado durante años de una fiesta de consumo y ahora le tocaba pagar por sus excesos. Estos discursos disciplinaban al público a favor de la austeridad en el consumo y los recortes económicos (Alonso, Fernandez Rodriguez, e Ibañez Rojo). La innovación tecnológica para salir de la crisis no es una receta nueva. SanzMenéndez y Van Ryzin analizaron la actitud pública ante la crisis de los ciudadanos españoles y dieron con unos resultados enormemente contra-intuitivos. Los autores

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pensaron que ante una crisis, los ciudadanos priorizarían el gasto en políticas sociales y ayudas al desempleo. En cambio, hallaron que éstos no solo preferían invertir en ciencia y tecnología, sino que lo preferían con más fuerza que antes de producirse la crisis. Y eso no es todo, sino que el verdadero hallazgo fue descubrir que en las regiones donde la crisis había pegado con más fuerza, esta actitud del público hacia la inversión en ciencia y tecnología era más pronunciada aun. Los autores argumentaron que la razón de este comportamiento es el “componente materialista” que llevan vinculadas la ciencia y la tecnología, y que crea una asociación en las mentes de los ciudadanos con la “percepción de crecimiento, desarrollo y la promesa de una mayor seguridad económica” (3). De este modo, la tecnología conseguía una relevancia mítica que se veía reflejada en los medios de comunicación. Como detectaron los autores: “los medios españoles han sido muy activos a la hora de construir un discurso sobre ciencia y tecnología conectado con futuras mejoras de la economía española” (12). Las televisiones mostraron la tecnología como herramienta eficaz para salir de la crisis. En concreto, enfatizaron los beneficios que internet tiene para la creación de empleo. Internet se presentó como un medio para ahorrar tiempo y dinero. El teletrabajo, por ejemplo, aunaba las virtudes del autoempleo, el aumento de la productividad y la conciliación de las esferas laborales y familiares. En varias noticias como la de estos ejemplo se repitió que “gracias a internet” trabajos abocados al fracaso lograban sobrevivir: Después de 30 años de comercio tradicional, en esta tienda de deportes plantan cara a la crisis desde que venden también por internet. (TVE-1, 12/07/2012)

Al igual que internet, la innovación en nuevas tecnologías aparecía indisolublemente unida a una mejora en el rendimiento económico: Lo llaman peaje fácil y consiste en asociar la matrícula del vehículo a una tarjeta de crédito. Es el nuevo sistema de cobro [ … ]. Sus gestores pretenden remontar así la caída de usuarios … . (Canal Sur, 08/07/2012) Los agricultores españoles buscan en internet un medio para subsistir. Se han unido en una web en la que pretenden captar clientes evitando los intermediarios. Aseguran que los beneficios son mutuos ya que ellos consiguen un precio justo por sus productos y los consumidores pueden llegar a ahorrarse hasta un 40%. (Tele Madrid, 10/06/2012)

Lo que es esencial en esta construcción discursiva es el papel que ocupa la tecnología en él. Lejos de un medio para conseguir un fin, la tecnología es reivindicada como causa sui. Las relaciones entre el distribuidor y el agricultor son superadas a través de internet. La tecnología es representada como “intrínsecamente productiva” (Hornborg) y es la solución tecnológica, y no la relación social a la que sustituye, la responsable de encontrar una manera justa de distribuir los productos. La agentividad no reposa en los seres humanos que la utilizan sino que en sí misma es motor de cambio. La agentividad autónoma de la tecnología desempodera al ser humano tras ella, convirtiéndolo en un sujeto paciente de un fenómeno externo a él que lo supera. Esto comporta en último término un “fetichismo de la máquina” que se humaniza a costa de rebajar la autonomía de las elecciones de los humanos. Las consecuencias de este discurso van más allá de los simples avances tecnológicos y se adentran en la esfera política. Como señala Hornborg, las tecnologías son generalmente

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representadas como “políticamente inocentes” (10). En efecto, si aceptamos la autonomía de la tecnología como motor de cambio, excluimos al mismo tiempo la posibilidad de que ese avance tecnológico sea fruto de una decisión política. Así, la adopción de nuevas tecnologías es inmune a la crítica política pues en último término se percibe como “no derivada de ella”. Es lo que Latour ha venido en llamar la “paradoja de la tecnología”. A la vez que ésta manifiesta su utilidad funcional y su neutralidad, no cesa de modificar la historia política a su paso. La tecnología parece proponer un remedio para un problema cuyas causas se ocultan. Veamos el siguiente ejemplo: La Red ha sido también la herramienta a la que ha recurrido Ildefonso. Ha creado una empresa en su casa para esquivar la ruina que persigue a los olivareros. Ahora tiene clientes dentro y fuera de España. Ildefonso: Al bajar el precio del aceite hubo que inventarse algo. Como me gustaban los ordenadores y me gustaba internet puse un anuncio y esperé a ver qué resultados daba. (TVE-1, 09/07/2012)

Internet es el remedio que desvía la atención sobre las causas. El agricultor eventualiza la bajada del precio del aceite, que es el resultado de un proceso de relaciones comerciales de poder, y lo presenta como un proceso natural ajeno al control humano. Internet, por su parte, es una solución con poder autónomo para contrarrestar esta bajada natural del precio del aceite. Asimismo, la voz en off más adelante en esta misma noticia nos avisa de que “los tiempos cambian, hay que estar en internet”. La forma verbal “hay que” es indicativa de que la presencia en internet es una obligación con la que debe cumplir el usuario. En este sentido, la acción de innovación y transformación de lo que está desfasado (como es la agricultura o la ganadería, TVE1, 09/07/2012 o TeleMadrid, 10/06/ 2012) está descontextualizada de coordenadas políticas, medioambientales, culturales, tecnológicas o económicas. Hay en ellas un claro determinismo tecnológico, donde una página web va a solucionar por sí sola los problemas a los que se enfrentan estos sectores en el siglo XXI. En este nivel micro de las noticias se observa que las unidades informativas presentan habitualmente sujetos no humanos. En el texto completo de la noticia sobre la tienda de deportes que ahora también vende por internet (TVE-1, 12/07/2012) existen sujetos como el “comercio electrónico”, los “pequeños negocios”, “internet”, “la publicidad”, o “el nuevo sistema”, que son quienes ejecutan las acciones. Esta cuestión presenta una concepción de la tecnología que funciona por sí misma, con autonomía propia; sujetos no humanos (agentivizados) a los que además se les asocian las acciones de carácter positivo – “crece”, “factura”, “sube”, “dobla las ventas”, etc. Frente a los sujetos no humanos, los sujetos humanos – “consumidores” o “usuarios” – aparecen como meros receptores que deben protegerse ante la amenaza del fraude y por ello “exigen seguridad” cuando, por ejemplo, llevan a cabo compras online (TVE-1, 12/07/2012). Las acciones positivas están fundamentalmente asociadas a los nuevos sujetos inhumanos en los que se ha reubicado la acción – sube, crece, anima–, mientras que las negativas a los sujetos humanos deagentivizados – “exigir seguridad”, “tienen desconfianza”.

El otro tecnológico Si bien el uso de nuevas tecnologías puede representarse mediante una merma de la agentividad humana, también es cierto que no todos los actores sociales disponen

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de similar acceso a estas tecnologías. La tecnología marca, en definitiva, una brecha entre aquellos que la poseen y los que no, y por tanto empodera a una parte de la población mientras desempodera a otra. Como nos recuerda McQuire, es elocuente que los diferentes estadios del ser humano vayan representándose a través de las tecnologías más características de esos estadios: Edad de Hierro, del Vapor, de la Información o del Conocimiento, etc. No es extraño por lo tanto que Hornborg sentencie que “people who don’t own machines somehow inhabit an earlier period of time than those who do” (las personas que no poseen máquinas habitan de alguna manera un periodo anterior en el tiempo a aquellos que sí las poseen) (16). La brecha tecnológica que la tecnocultura promueve separa el mundo al menos en dos partes y simboliza un etnocentrismo cultural al situar a Occidente a la vanguardia de la tecnología. McQuire señala en este sentido que la tecnología es algo que “comes from the West and does something to other people in other places, such as the Third World” (viene de Occidente y hace algo por otras personas en otros lugares, principalmente el Tercer Mundo) (255), entendiéndose el Oeste como una comunidad imaginada que no representa un espacio geográfico específico y que incluye a países tan distantes de Europa y Norte América como Corea del Sur, Japón, Australia o Sudáfrica. Lo esencial, según señala McQuire, es que este comportamiento niega “both agency and contemporaneity to the other” (tanto agentividad como contemporaneidad al otro) (256). Las noticias sobre avances en medicina desvelan unos recursos discursivos que parecen funcionar en el sentido que indica McQuire. España es representada como un país que desea potenciar su I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) pero que en cambio aún requiere de la sanción positiva de los países más ricos del mundo. Se puede apreciar que en ninguno de los casos se han consignado avances en colaboración con países no prestigiosos científicamente. La agentividad española en el caso de las noticias de TVE-1, la andaluza en el caso de Canal Sur o la catalana en el caso de TV3 quedan reforzadas en el discurso, pero no es más que a través del contexto internacional como la investigación es finalmente validada. Se conjugan dos elementos al mismo tiempo: la autopromoción de los avances científicos conseguidos en el país, construyendo así a España en un sujeto agentivo, junto con la necesidad de validación de estos avances desde los países desarrollados tecnológicamente, deagentivizando parcialmente la acción desde España. Se ha detectado a través del análisis una estructura discursiva recurrente a la hora de presentar estos avances médicos, en particular, aunque también la hemos hallado en otros ejemplos de desarrollo científico. Esta estructura se divide en tres partes. En la primera parte la televisión expone el avance técnico llevado a cabo desde España, o en el caso de una televisión autonómica, desde el territorio concreto al que represente. En esta parte se enfatiza el factor geográfico de la investigación, en muchas ocasiones mencionando el hospital concreto donde se produjo o la provincia en su conjunto. La segunda y tercera parte tienen similar función y no siempre aparecen ambas en la noticia. En la segunda parte se valida la investigación enmarcándola en un proyecto de investigación más amplio en el que han colaborado otros países desarrollados – más desarrollados se sobreentiende. España o la Comunidad Autónoma son vistas como colaboradoras necesarias de una labor global. En la tercera parte, se refuerza esta validación explicitando la revista internacional de prestigio – Science o Nature, principalmente – en la que se han publicado los resultados o el congreso internacional donde se han divulgado. En ocasiones esta tercera parte es la esencial, puesto que puede adivinarse que es la inminente publicación de un artículo con científicos

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españoles la que ha desencadenado que la noticia forme parte de la agenda de los medios. En la Tabla 1 podemos ver algunos ejemplos de avances médicos estructurados de esta manera, junto con otros avances en paleontología y biología que siguen el mismo patrón. Es muy relevante resaltar que en las 168 noticias examinadas tan solo encontramos dos ejemplos de avances tecnológicos, o científicos en general, que dieran cuenta de investigaciones sin participación española. En último término, esto plantea una gran paradoja. El desarrollo científico es por definición universal, no existe investigación sobre el cáncer que solo pueda aplicarse a los ciudadanos de un determinado país o secuenciaciones del ADN que solo respondan al código genético de los habitantes de una región. Sin embargo, al limitar la representación mediática de los avances técnicos promovidos en otros países se diluye la esencia del avance y se enfatiza lo anecdótico de su lugar de descubrimiento. La mayoría de ejemplos encontrados con la estructura en tres fases pertenecen a canales financiados con dinero público. Una interpretación posible sería que estos canales están obligados a promocionar la inversión en investigación de sus gobiernos. La finalidad de sus noticiarios no es, por lo tanto, la de

Tabla 1.

La validación occidental del avance científico

Avance científico

Protagonismo español

Colaboración Occidental

Reconstrucción de la mama a través de células madre TV1 04/06 Nueva manera de fechar las pinturas rupestres TV1 14/06 Fármaco que retrasa la progresión del cáncer de pulmón Canal Sur 04/06 Se relacionan las apneas del sueño con la aparición de cáncer TV3 20/05 Córneas artificiales Canal Sur 28/06

Hospital Gregorio Marañón (Madrid)

Reino Unido, Bélgica e Italia

Científicos españoles en las Cuevas de Altamira (Spain) Hospital Virgen del Rocío (Sevilla)

11 países

Hospital Clínic (Barcelona)

Un grupo de Wisconsin (USA)

Congreso de la American Thoracic Society (ATC), San Francisco (USA)

Granada University (Spain)

USA and European countries

Resistencia de los tumores de pulmón a los fármacos TV1 01/07 Descodificación del ADN del tomate Canal Sur 31/05

USA y Corea del Clínica Dexeus and Sur Instituto Catalán de Oncología (Barcelona) Científicos españoles 13 países

Simposio internacional de terapia génica y celular en Granada (Spain). Importante revista científica

Publicación

Portada de Science

Congreso en Illinois (USA)

Nature

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informar al público sobre los avances sino la de servir de plataformas de propaganda del poder. Así podría entenderse que en estas noticias aparecieran los sujetos activos unidos a verbos positivos como en estos ejemplos: “(los médicos) generan satisfacción en los pacientes”, “(los científicos) consiguen demostrar … ”, o “(los médicos) aumentan la esperanza de vida”. El énfasis en el rol de la investigación española en el ámbito internacional queda enfatizado con el uso de verbos y sustantivos como “liderar” o “liderazgo”. Este marco positivo nos remite a una concepción de la ciencia como progreso, concebida de manera lineal en la que nunca hay retroceso o contraindicaciones. Al contrario, son procesos “sencillos y sin ninguna contraprestación para los pacientes” (Canal Sur, 04/06/2012), quienes incluso “reciben el alta en 5 horas” (TVE1, 04/06/ 2012). Además, el progreso es llevado a cabo por unos actores cuya acción está descontextualizada, lo que conecta con los procesos de naturalización, eventualización, y existencialización. Sujetos como “ensayo clínico europeo”, “dos hospitales andaluces”, “once científicos europeos” o “investigadores de la universidad de Granada” son actores y entidades individuales que operan, sí conectados globalmente, pero al margen de otras lógicas extra grupales. La ausencia de otras coordenadas que ayuden a enmarcar la acción construye la imagen de un avance científico que pareciera fruto de mentes o grupos de investigación geniales, más que una acción colectiva y muy compleja en la que intervienen normalmente diferentes actores e instituciones sociales. Además, la lexicalización a partir de sujetos y verbos ilumina otro aspecto relevante en el análisis. El avance en el ámbito médico se presenta como un hecho incontestable por parte del paciente, quien aparece como sujeto secundario, pasivo o, incluso, ausente. El dominio de sujetos investigadores médicos con sus acciones positivas asociadas, junto con la ausencia de la figura del paciente construye una concepción de los procesos de diagnóstico, y posterior tratamiento, de carácter vertical, con un dominio absoluto del profesional médico, quien tiene el poder exclusivo en la definición de la situación sanitaria. Esto niega la importancia que hoy se les está dando al empoderamiento y a la implicación del paciente en los procesos de toma de decisiones (Nobile y Schulz).

El otro interno: el testigo asombrado y el pobre niño Del mismo modo que hemos señalado que la tecnología puede negar la agentividad al “otro”, entendido este otro como otro país, negándole en parte su contemporaneidad (McQuire), la figurativización del “otro” también puede representarse internamente, dentro de la propia sociedad que produce el avance tecnológico. El otro puede ser un grupo de personas que no conocen el funcionamiento de la tecnología – los ancianos respecto a los jóvenes–, o que no tienen capacidades para usarla correctamente – los ciudadanos llanos respecto a los expertos. El otro representa a menudo un grupo de riesgo dentro de nuestra sociedad al no estar preparado para negociar con solvencia el avance tecnológico. De este modo, los niños y jóvenes no consumen las nuevas tecnologías de la misma manera que los adultos, y esto los convierte en consumidores patológicos de ellas – adictos, despreocupados excesivamente, inocentes, susceptibles de ser acosados. De hecho, la súper especialización técnica que la era tecnocultural promueve no cesa de producir grupos de “otros” en el seno de nuestras sociedades,

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incluso a los propios expertos o científicos con respecto a otras áreas de conocimiento ajenas a las suyas. ¿Somos los ciudadanos también representados a la manera de un otro externo a la tecnología? Según Felt, la representación discursiva que se hace del público siempre armoniza dos características: en primer lugar, el público es ignorante; sin embargo, en segundo lugar, el público quiere conocer, tiene libido sciendi. Esto genera una barrera insalvable según el autor, puesto que cuanto más se acerca al público a la realidad científica, más queda de manifiesto su incapacidad para entenderla. Para Felt el público suele representarse mediante la atribución de cuatro roles. El primer rol es el del espectador naïve, que se ve fascinado y sorprendido ante el avance tecnológico. En este rol la tecnología adquiere connotaciones mágicas, de objeto inasible que supera nuestra imaginación, y los científicos son vistos como demiurgos omniscientes. El segundo rol que se le atribuye al público es el de promotor de la ciencia. Los ciudadanos nos convertimos en aliados de la ciencia que reclaman al gobierno mayor inversión. Este rol está siendo evidente en los últimos años en los países en crisis, posiblemente debido al componente materialista de la tecnología que explicamos anteriormente. El tercer rol que identifica Felt es el de testigo del hecho tecnológico. Aquí los medios de comunicación juegan un papel fundamental al visibilizar los avances. Por último, el público también puede funcionar como participante, aunque siempre al otro lado de la frontera que marca el conocimiento de los expertos. Los años transcurridos desde la publicación del trabajo de Felt es posible que hayan visto nacer, o al menos intensificarse, un tipo de ciudadano participante que basa su participación en la obtención de gadgets tecnológicos. La revolución digital puede entenderse así como una expresión madura o tardía de la tecnocultura. Esto es lo que parece querer decir Latour cuando señala que la ciencia y la tecnología contemporáneas generan un gran impacto en nuestra sociedad al trasladar masivamente a los ciudadanos los avances científicos en forma de productos tecnológicos. O de manera similar Berker cuando habla de la “domesticación de la tecnología”. El rol del espectador asombrado ante el avance tecnológico es fácilmente identificable. En una de las noticias seleccionadas, emitida por varias cadenas, se anunciaba la instalación de “azafatas virtuales” en el aeropuerto de Madrid (TVE-1 y A3, 17/05/ 2012). Estos hologramas fueron presentados en el noticiario de TVE-1 con la frase “no son lo que parecen” que recuerda a las introducciones de los magos antes del truco de magia. El público presente en la terminal del aeropuerto fue representado admirando el artilugio, incapaces de dar crédito a lo que sus ojos veían. La tecnología desafiaba su percepción de la realidad, y el noticiario mostraba a una mujer pasando una y otra vez la mano por delante de la imagen virtual, incapaz de entender lo que veía. Por su parte, los planos de ciudadanos tomando fotos con el móvil son un motivo visual recurrente. En la muestra se hallan otros ejemplos de noticias donde los ciudadanos retrataban con sus móviles la inauguración de edificios kilométricos o de máquinas expendedoras de productos insólitos. A través de ellos se escenificaba de manera clara el asombro ante el nuevo avance tecnológico, a la vez que se ponía de manifiesto su naturaleza mágica, inasible. Esta imposibilidad de comprender deagentiviza al sujeto y lo coloca al otro lado del avance, como mero receptor de sus potencialidades. Cuando una tecnología concreta pasa a formar parte de nuestra vida cotidiana el ciudadano ya no puede mostrarse asombrado ante ella. Nye interpretó que “once the initial shock of the sublime object had passed, it was domesticated and made familiar”

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(una vez que el shock inicial de lo sublime del objeto ha pasado, se domestica y convierte en familiar) (283). Cuando el avance se domestica se olvida su origen tecnológico y se naturaliza su uso. Nye añadiría además no solo que se naturaliza, sino que se domestica mediante un proceso de feminización del objeto. Sin embargo, siempre puede haber avances posteriores que desacrediten y pongan en duda el conocimiento que teníamos y “desdomestiquen”, por así decirlo, el avance. En estos dos ejemplos a continuación se puede observar cómo los medios disminuyen la agentividad del ciudadano respecto a la tecnología que está habituado a utilizar. El rol participante del público en la tecnología se ve reducido, ya que por muchos años de experiencia que posea, como es el caso de una persona que use lentillas o un agricultor que conduzca un tractor, siempre requerirá de los consejos de un experto que prescriba el buen uso de la tecnología. Los expertos prohíben de manera taxativa bañarse con las lentes puestas en la playa o la piscina. (TV3, 14/06/2012) A 600 agricultores les han enseñado allí hoy cómo usar el tractor gastando el mínimo combustible posible. (TVE-1, 17/05/2012)

Los verbos son categóricos, como en el ejemplo “prohíben”, o aleccionadores, “les han enseñado”. En otros casos se usaba explícitamente la forma del imperativo del verbo: “reclame los 50€”, “no se bañe” (TVE-1, 17/05/2012). Uno de los grupos que con más frecuencia sufre este proceso de deagentivización en el discurso tecnológico es el de los menores. Los niños y jóvenes responden a la construcción de un “otro” dentro de nuestra sociedad que necesita ser cuidado. La tecnología, en este sentido, es vista como una amenaza que mal utilizada puede ser peligrosa. La tradicional visión pesimista de la tecnología como fuente de riesgos divide a la sociedad entre grupos que pueden utilizarla con responsabilidad y grupos que no. De este modo, el comportamiento de los jóvenes con la tecnología a menudo es representado en términos de abuso o adicción, como se comprueba en varias noticias sobre el uso del móvil. Casi la mitad de los jóvenes se conectan a través de internet. Así evitan el control paterno, pero les lleva a malas experiencias. Ley número 1: nunca se debe agregar a un desconocido, sólo así se evita caer en la trampa del ciberacosador. (Telecinco, 17/05/2012)

Los medios insisten en la necesidad de que los cuerpos de seguridad alerten a los jóvenes sobre los peligros que acechan en la red, y hacen una conexión causal entre el uso de los móviles para evitar el control paterno y las malas experiencias en la red. Así, infunden un temor entre los padres que, en muchas ocasiones, repercute en el uso que los jóvenes hacen de la tecnología. Según boyd este es precisamente el discurso dominante en los medios de comunicación norteamericanos. Las nuevas tecnologías son representadas como un peligro para los adolescentes, tanto por su capacidad para absorberles como por las posibles consecuencias dañinas, tanto intelectuales como físicas. Sin embargo, boyd señala que, a diferencia de lo expuesto en los medios, los jóvenes utilizan las tecnologías para socializarse, consideran absurdos y ridículos los temores de sus padres, y se perciben a sí mismos lo suficientemente capacitados como para evitar el acoso de desconocidos. La autora evidencia que, en la gran mayoría de los casos, los medios obvian las verdaderas razones estructurales, sociales,

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culturales o económicas que llevan a los adolescentes a utilizar las redes sociales como forma básica de socialización. Sin embargo, los medios de comunicación continúan mostrando las nuevas tecnologías como peligrosas por la adicción que provocan entre los jóvenes, comparable a la del alcohol y las drogas. Esta es la idea central de algunas de las noticias sobre nuevas tecnologías. En una de ellas el presentador se pregunta si no hemos llegado demasiado lejos en nuestra dependencia de los móviles, y para verificar la hipótesis se nos muestra a jóvenes contestando a una encuesta sobre hábitos de consumo y utilización de estos dispositivos. El móvil es mostrado como un objeto del que los jóvenes no pueden separarse, se enfatiza y magnifica la dependencia extrema del móvil (“duermen con él al lado”), su uso en situaciones de peligro (“chatean mientras conducen”) y su falta de respeto a la etiqueta social cuando se afirma que prefieren la comunicación mediada a la interpersonal. Esta forma de utilizar la tecnología es finalmente calificada de “abuso preocupante” (Antena 3, 24/05/2012). En ningún caso se representa a los jóvenes como individuos activos, ni se habla de las razones culturales o sociales que pueden explicar el uso intensivo, ni tan sólo cuál es ese uso. Conclusiones En términos generales, la representación mediática observada es consecuente con la perspectiva tecnocultural de la tecnología. En ella el aparato cultural, en el que los medios ocupan un lugar predominante, construye un discurso en el que la tecnología es una fuente de innovación, satisfacción y bienestar, políticamente neutral y ecológicamente beneficiosa. Estas ideas están en la línea de lo que Postman o Latour pronosticaron hace algunos años. La mistificación del avance tecnológico, y científico en último término, promueve la confusión entre la tecnología entendida como un medio para conseguir otra cosa, o un fin en sí misma. La labor tradicional de la tecnología como mediadora del esfuerzo humano se subvierte en favor de una concepción tecnológica que dicta irremediablemente los fines que pueden conseguirse a través de los medios que propone. La sociedad actúa ante ella, por tanto, como espectador y su rol es pasivo. La agentividad del hombre se reduce al papel de acompañante o testigo de un proceso externo a su poder que lo trasciende. La actividad político-social pierde contenido real y, al igual que tras una tempestad, las instituciones han de limitarse a paliar las consecuencias indeseables de un hecho intrínsecamente ingobernable y externo a la acción del hombre. En esta concepción tecnocultural los medios de comunicación ocupan un lugar central. La representación mediática de la tecnología creemos que ahonda en la institucionalización y repetición de las ideas de la tecnocultura e inocula en la sociedad los valores de base implícitos en ella. Los ciudadanos son educados sobre la posición que deben tomar ante el hecho tecnológico, que en sí mismo es incuestionable. Las noticias analizadas se produjeron en un contexto muy determinado de la historia reciente española que pudo influir en la representación mediática de la tecnología. En primer lugar, la crisis económica había focalizado el interés de la información diaria y los medios buscaron en los avances tecnológicos una manera de superarla. El componente materialista de la tecnología hace que ésta sea percibida como un remedio eficiente para mejorar la salud de la economía. Los negocios tradicionales, tales como la venta de aceite de oliva o de zapatos, habían de modernizarse a través de un proceso de conversión tecnológica que significaba sobre todo tener presencia en internet.

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En segundo lugar, los procesos de movilización ciudadana iniciados con el movimiento 15-M también determinaron el contexto español del momento. Las tecnologías de telecomunicación eran vistas, al menos, como coprotagonistas de la acción social y Twitter se había erigido en un arma no solo comunicativa sino política. El rol que el público ha asignado a Twitter en la promoción de las revoluciones del mundo árabe en Túnez o Egipto así parece indicarlo. En esta asignación aparecen dos ideas con consecuencias importantes. La primera es el desempoderamiento de la acción humana en favor del hecho tecnológico y su consiguiente caracterización como políticamente neutral. La segunda es la percepción de que las nuevas tecnologías llevan aparejadas un cambio social positivo, es decir, no solamente transforman la sociedad sino que lo hacen hacia un modelo más justo. En ambas ideas, crisis económica y cambio social en España, los medios reflejaron un rol de la tecnología como motor de justicia y progreso que, sin dejar de ser cierto, simplificaba la complejidad de los avances tecnológicos. Esta simplificación conllevó que los agentes sociopolíticos responsables de los cambios sociales quedaran enmascarados, que los ciudadanos disminuyeran su empoderamiento en favor de expertos que los superaban en conocimiento técnico, o que España como país necesitara la sanción positiva de los países más desarrollados tecnológicamente. Los procesos de existencialización o eventualización fueron muy útiles para liberar a los sujetos de parte de su responsabilidad en el futuro y presentar la tecnología como fenómeno natural autónomo, irremediable, necesario y beneficioso para su bienestar; una concepción lineal basada en el progreso que niega los posibles retrocesos o consecuencias negativas del desarrollo tecnológico.

Agradecimientos Este trabajo ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad de España (CSO2011-23786).

Disclosure statement No potential conflict of interest was reported by the authors.

Notas biográficas Hibai López-González, doctor en Comunicación por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, es profesor de Sport Studies en el programa de Hispanic and European Studies de la UPF así como de CEA Study Abroad. Sus líneas de investigación incluyen el consumo mediado de contenido deportivo, el análisis de los discursos deportivos y la influencia de los medios en el comportamiento adictivo a las apuestas deportivas. Ha publicado su investigación en revistas como Journal of the Philosophy of Sport, International Review for the Sociology of Sport, Media International Australia, o Information, Communication & Society, entre otras. Email: [email protected]. Frederic Guerrero-Solé, doctor en Comunicación Pública por la Universitat Pompeu Fabra, es profesor de Sociología de la Comunicación y Métodos Cuantitativos de Investigación en Comunicación en la misma universidad. Sus intereses de investigación son los efectos de los medios, la comunicación política y las redes sociales. Algunos de sus trabajos más recientes son “Pacts with Twitter: Predicting Voters’ Indecision and Preferences for Coalitions in Multiparty Systems” (2014), “Save me, save them! Trash Talk Shows and the Third-Person Effect” (2014), y “Manufacturing Conflict Narratives in Real Madrid versus Barcelona Football Matches” (2014). Email: [email protected].

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Leonarda García-Jiménez, doctora en Comunicación, es profesora de Teorías de la Comunicación en la Universidad de Murcia. Desarrolló su posdoctorado en la Universidad de ColoradoBoulder (EEUU), centro con el que colabora desde 2008 como visiting scholar y lecturer. Ha escrito más de una treintena de artículos y capítulos de libro dentro del campo de la teoría de la comunicación, la teoría mediática y la cultura, investigaciones que han sido publicadas en revistas y editoriales como Communication Monographs, International Journal of Communication, European Journal of Communication, Studies in Communication Sciences, Tecnos, Routledge o McGraw Hill, entre otros). Email: [email protected].

ORCID Hibai López-González Frederic Guerrero-Solé

http://orcid.org/0000-0003-1249-2623 http://orcid.org/0000-0001-8145-8707

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