La renovación de la arquitectura religosa asturiana del franquismo: los cambios durante las décadas de los cincuenta y sesenta. Quinto Simposio Virtual Valor y Sugestión del Patrimonio.(8-22 Julio 2015) Universidad de Málaga

June 30, 2017 | Autor: N. Fernández García | Categoría: Architecture, Contemporary Art, Franquismo, Arquitectura religiosa, Arquitectura Religiosa Contemporánea
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Descripción

 

PONENCIA    

LA RENOVACIÓN DE LA ARQUITECTURA RELIGIOSA ASTURIANA DEL FRANQUISMO: LOS CAMBIOS DURANTE LAS DÉCADAS DE LOS CINCUENTA Y SESENTA Noelia Fernández García Universidad de Oviedo [email protected]

Resumen: El establecimiento del régimen franquista tras el final de la guerra civil supuso la recuperación de los historicismos como respuesta antagónica al Movimiento Moderno y el Estilo Internacional dentro del campo arquitectónico, por ello aparecieron los revivals tanto en la arquitectura civil como en la religiosa. Sin embargo, el paso a la década de los cincuenta con la apertura internacional de régimen unida al nuevo posicionamiento eclesiástico respecto a la Modernidad, consiguieron que la vanguardia fuese de nuevo aceptada en España y comenzase a asentarse definitivamente durante el Desarrollismo en los años sesenta. Palabras clave: arquitectura religiosa, renovación, franquismo, Asturias. Abstract: The establishment of Franco’s dictatorship after the end of the spanish civil war suposed the recovery of historic styles as an antogonistic answer to the Modern Movement and the International Style architecture, that was why revivals were used not only in civil but also in religious architecture. Nevertheless, the avant-garde was accepted in the 1950s and it was expanded in the 1960s, due to the International opening of Franco’s regime connected with the new ecclesiastical opinions about avantgarde architecture. Keywords: religious architecture, renovation, Franco’s dictatorship, Asturias

1.- Contextualización política del régimen franquista y la situación de la arquitectura religiosa durante los primeros años del franquismo. En abril de 1939 la guerra civil española se dio por finalizada y su final trajo consigo un panorama de desoladora destrucción a un país que podía considerarse totalmente en ruinas. Esta situación fue tomada por el nuevo régimen a su favor, pretendiendo demostrar que el bando nacional había conseguido liberar a España de “las hordas marxistas” y la destrucción que habían causado, encargándose así el nuevo estado de la reconstrucción del país. Dicha reconstrucción se convirtió en un instrumento ideológico para demostrar al país que los vencedores de la guerra eran quienes devolverían a España su antigua gloria. Para tal fin, los ideólogos del franquismo comienzan a sentar nuevos planteamientos teórico-estéticos cuyo propósito principal fue la búsqueda de un nuevo estilo, estrechamente ligado al régimen, que aunase las características del llamado “espíritu nacional”. Sin embargo, la definición de unas características concretas que simbolizasen las virtudes y objetivos del nuevo estado y las reflejasen en la arquitectura, resultó más harto complicada debido a los distintos grupos ideológicos que formaban parte del régimen1. El paso definitivo para controlar férrea y totalmente la arquitectura de forma que cumpliese tal función propagandística lo supuso la creación del Servicio de Regiones Devastadas y Reparaciones, perteneciente al Ministerio de la Gobernación2, el 30 de enero de 1938, el cual pasó a constituirse éste como Dirección General en el mes de agosto de 1939. La Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones fue considerada como uno de los hitos institucionales más importantes del estado franquista por su capacidad de devolver a España a la “normalidad”3, dentro de la arquitectura religiosa el organismo de mayor relevancia fue la Junta Nacional de Reconstrucción de Templos Parroquiales dependiente de esta Dirección General. Este organismo fue creado en 1941 y dependía de la Dirección General de Regiones Devastadas, pues se encargaba de la recuperación del patrimonio eclesiástico y de proporcionar nuevos espacios de culto, tras los ataques y las destrucciones sufridos durante la guerra4. La figura de “adopción parcial”, cuyo objetivo principal consistía en hacerse cargo de actuar en la reconstrucción de monumentos y patrimonio histórico-artístico de zonas concretas de las localidades dañadas por la guerra5, supuso el germen de la JNRT, ya que se pretendía crear una junta que se encargase especialmente de la recuperación de los templos, en clara consonancia con la preocupación del régimen por la Iglesia y su patrimonio:                                                                                                                 1

DOMÉNECH GIRBAU, Luis (1987). “Corrientes de la arquitectura española de posguerra” en AA.VV. Arquitectura en Regiones Devastadas. Madrid: MOPU, pp. 61-77, p. 63. 2 MAS TORRECILLAS, Vicente Javier (2008). Arquitectura social y Estado entre 1939 y 1957. La Dirección General de Regiones Devastadas. (Tesis doctoral). UNED. 3 GARCÍA ALCÁZAR, Silvia (2010) “La revista Reconstrucción: Un instrumento de propaganda al servicio del Régimen” en García Cuetos, María Pilar; Almarcha Núñez-Herrador, Esther; Hernández, Ascensión, Restaurando la memoria. España e Italia ante la recuperación monumental de posguerra, pp. 195-210, p. 196 4 MAS TORRECILLAS, Vicente Javier. op. cit., p. 122. 5 MAS TORRECILLAS, Vicente Javier. Ídem pp. 121-122.  

 

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“El sentido católico del movimiento nacional, si un imperativo de justicia no fuera suficiente acicate para ello, justifica la preocupación del Estado falangista por la Reconstrucción de Templos dañados a consecuencia de la Revolución Marxista y de la guerra de liberación”.6

La influencia del ámbito eclesiástico dentro la reconstrucción y la restauración de iglesias durante el franquismo es más que patente debido a dos motivos: en primer lugar, dentro de la organización de la JNRT participaban tanto eclesiásticos como seglares, motivo por el que además de contar con el subsecretario del Ministerio de Gobernación y los Directores Generales de Propiedades y Regiones Devastadas, también se incluían el Obispo de Madrid-Alcalá y el Director General de Asuntos Eclesiásticos7; así mismo, también resultaron cruciales las opiniones del clero sobre esta materia, pues la afirmación del pontífice Pío XI, en uno de sus discursos de 1932, de que las iglesias vanguardistas no estaban en consonancia con el espíritu de la Iglesia, además de estar definidas por “la falta de capacidad y preparación cultura y técnica”8 no hizo más que afianzar la idea de desechar por completo la arquitectura vanguardista dentro de la reconstrucción. Con el paso del tiempo, han sido muy numerosas las discusiones sobre la existencia de un estilo propio dentro del arte franquista, aunque lo que parece innegable es que sí existió una “unidad de estilo”9, pues la arquitectura de los primeros años del franquismo presentaba unas características concretas, reflejo de valores religiosos y los nacionales10, mostrando siempre el control al que estaba sometida la arquitectura por aquel entonces. Estos valores y las características que de ellos emanaban, estaban estrechamente vinculados con las etapas más gloriosas de la Historia de España: la Reconquista, el reinado de los Reyes Católicos y el Imperio de Felipe II; pues con esto se pretendía mostrar que el nuevo estado sería el encargado de devolver al país el esplendor de tiempos pasados. El Escorial, sobrio y monumental, y la arquitectura herreriana junto al neoclasicismo de Villanueva y Ventura Rodríguez supusieron las bases teóricas para la recuperación de los valores pasados a través del uso de los historicismos. No obstante, renacimiento y neoclasicismo fueron utilizados únicamente dentro de la arquitectura civil de carácter oficial, pues la DGRD se sirvió de otra corriente teórica para el resto de construcciones: el casticismo o regionalismo, por lo que concluimos que la forma de proceder de este organismo no era unívoca. La arquitectura religiosa de esta época también fue instrumentalizada propagandísticamente, pero su labor no se correspondía únicamente con el ensalzamiento de Franco como “Caudillo de la reconstrucción”11, pues tanto la restauración como reconstrucción de esta arquitectura presentaba un claro matiz de ensalzamiento simbólico de uno de los nuevos pilares del régimen: la Iglesia.

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Orden Ministerial de 10 de marzo de 1941. Boletín Oficial del Estado de 25 de marzo de 1941, p. 1991. Orden Ministerial de 25 de junio de 1941. BOE de 27 de junio de 1941, p. 4716. 8 ANDRÉS EGUIBURU, Miriam (2011). La reconstrucción de Gijón: la labor de la Dirección Nacional de Regiones Devastadas en Gijón. Oviedo: Real Instituto de Estudios Asturianos, p. 47. 9 ANDRÉS EGUIBURU, Miriam. Ídem, p. 42. 10 WAHNÓN, Sultana (1999). La estética literaria de posguerra. Amsterdam: Rodop, p.40. 11 ANDRÉS EGUIBURU, Miriam (2010). “Los pueblos adoptados en Asturias: el concejo de Nava” en García Cuetos, María Pilar; Almarcha Núñez-Herrador, Esther; Hernández, Ascensión, Restaurando la memoria. España e Italia ante la recuperación monumental de posguerra, pp. 177-195, p. 47   7

 

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Los historicismos también fueron utilizados en los nuevos proyectos para iglesias parroquiales o otros edificios de carácter religioso, pero en este caso se buscaban aquellos estilos que se identificaban con los períodos de mayor importancia de la Iglesia católica, a saber, principalmente, el gótico y el barroco. Por su parte, el románico, a pesar de contar con detractores como Francisco Echenique12, fue defendido como estilo adecuado para estas nuevas arquitecturas por ser una muestra perfecta de la unión Estado – Iglesia, siendo considerado, por algunos, el estilo “de ese nuevo imperio: La Cristiandad […]”13. Sin embargo, en el caso de Asturias, la región contaba con un estilo propio que se uniría a los anteriores e, incluso, en ocasiones los superaría en cuanto a extensión de su elección entre los profesiones de la provincia: el prerrománico. La austeridad y tradición que emanaban de este estilo encajaba perfectamente con el espíritu del nacionalcatolicismo, a la vez que cumplía las exigencias de la Iglesia católica14. Por otro lado, la presencia y uso de este estilo respondían a la identificación que se hacía del régimen con la Monarquía Asturiana y de Francisco Franco con el Rey Pelayo, ya que ambos habían defendido el catolicismo y la tradición frente a una fuerza exterior, ya fuese el Islam o “las hordas marxistas”.

2.- La década de los cincuenta: los tímidos inicios de la recuperación vanguardista El Movimiento Litúrgico y la Encíclica Mediator Dei et Hominum El final de la década de los cuarenta supuso numerosos cambios en el escenario ideológico, político y social español teniendo en cuenta el comienzo del fin del período de autarquía y de aislamiento del país gracias a la apertura internacional; contribuyendo a ello, además, la firma del Concordato con la Santa Sede, en 1953. En este contexto, también se inició el cambio del panorama arquitectónico, pues comienzan a dejarse a un lado los ideales a los que hacíamos referencia en el apartado anterior. Esto se debió, principalmente, a cambios de percepción dentro del ámbito religioso provocados tanto por la creciente importancia del Movimiento Litúrgico como por a la encíclica Mediator Dei et hominum (1947) del Papa Pío XII, abriendo ambas, de nuevo, las puertas al Movimiento Moderno para ser considerado como adecuado en la consecución de nuevas construcciones religiosas: “[…] es absolutamente necesario dar libre campo también al arte moderno siempre que sirva con la debida reverencia y el honor debido a los sagrados sacrificios y a los ritos sagrados, de forma que también él pueda unir su voz al admirable cántico de gloria que los genios han cantado en los siglos pasados a la fe católica”15.

                                                                                                                12

ANDRÉS EGUIBURU, Miriam, Ibídem.   Palabras del Marqués de Lozoya en URÍA, Jorge (1984). Cultura oficial e ideología en la Asturias franquista: el IDEA. Oviedo: Universidad de Oviedo, p. 107. 14 ANDRÉS EGUIBURU, Miriam. (2010). “Historicismos y regionalismos en la reconstrucción de posguerra: el Neoprerrománico Asturiano”. Artigrama (Zaragoza), 25, pp. 565-580, p. 572. 15 PLAZAOLA, Juan (1964). El arte sacro actual. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, p. 523. 13

 

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El Movimiento Moderno supuso un proceso revolucionario que pretendía la adecuación de las construcciones al espíritu de los tiempos, por lo que desembocó en nuevas formas de construir16, especialmente en el campo de la arquitectura religiosa si tenemos en cuenta una de las máximas de este movimiento: la forma deriva de la función. Así, la modernidad vuelve a tener de nuevo cabida en España tras un paréntesis marcado por la guerra y el período autárquico, aunque, como bien dice Alonso Pereira, en el caso asturiano nos encontramos ante una “simplificación y liberación de las formas arquitectónicas”17. Francisco de Saro y la iglesia parroquial de San Juan el Real, Caso, 1955 Son numerosos los templos producto de estas nuevas directrices eclesiásticas, uno de ellos es la iglesia parroquial de San Juan el Real (Fig. 1), en la localidad de Campo de Caso, en el actual concejo de Caso. El diseño de esta obra, construida en el lugar de la anterior iglesia, fue realizado por el arquitecto Francisco de Saro y presupuestada en el año 1955, aunque Juan Vallaure también intervino a comienzos de los sesenta. Francisco de Saro (1908-1978) se tituló en Oviedo en el año 1940 y perteneció al gabinete técnico de la Dirección General de Regiones Devastadas, motivo por el cual participó en numerosas restauraciones y reconstrucciones realizadas durante el franquismo18. Juan Vallaure (1910-1975), por su parte, fue arquitecto por la Escuela de Madrid con estudio en Oviedo y se tituló también en 1940; se considera como su obra más interesante la realizada a partir de la década de 1950, por su recuperación de la modernidad19. La planta del templo en que ambos intervinieron, así como su exterior, presenta una morfología que se aleja de los esquemas netamente tradicionales que se habían impuesto durante la década de los cuarenta, quedando patente el interés de Saro por la arquitectura que se hacía en el resto de Europa, ya que los esquemas presentes en este templo se corresponden con los realizados en arquitecturas foráneas. Un posible ejemplo de inspiración para Saro, debido a los numerosos paralelismos arquitectónicos y estilísticos, lo supone la iglesia de Cristo (Fig. 2), localizada en Bochum, Alemania; Dieter Oesterlen fue el encargado de la reconstrucción de este templo, destruido parcialmente durante la guerra, únicamente conservó su torre neogótica, y finalizado en 1959.

                                                                                                                16

FERNÁNDEZ COBIÁN, Esteban (2007) “Arquitectura religiosa contemporánea. El estado de la cuestión” en I Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea. A Coruña: Escuela Técnica Superior de Arquitectura, p. 13. 17 ALONSO PEREIRA, Juan Ramón. (1996). Historia general de la arquitectura en Asturias. Oviedo: Colegio Oficial de Arquitectos, p. 325. 18 ARANDA IRIARTE, Joaquín (2011). Autores de arquitectura en Asturias. Madrid: Rigel, p. 311. 19 ARANDA IRIARTE, Joaquín. Ídem, p.334.  

 

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  Fig.  1  Iglesia  parroquial  de  San  Juan  el  Real,  Caso,  Asturias  [Fotografía  de  la  autora]  

  Fig.  2  Planta  de  la  Iglesia  de  Cristo,  Dieter  Oesterlen,  Bochum  [KIDDER-­‐SMITH,  1964]  

 

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No obstante, en el templo parroquial de San Juan el Real no encontramos únicamente un lenguaje claramente moderno, si no que también se respeta y reinterpreta el tradicionalismo de la arquitectura religiosa asturiana, apareciendo éste incorporado en la construcción a través de ciertos elementos como el porche que precede la entrada a la iglesia. Además, también presenta dos torres flanqueando el cuerpo principal, siguiendo la tradición de la arquitectura religiosa castellana, especialmente románica, cuyo uso se había comenzado a extender en la región durante la etapa de reconstrucción, por considerar, como habíamos mencionado anteriormente, este estilo uno de los más representativos de la arquitectura tradicional católica. Aunque con iglesias parroquiales como la de Campo de Caso, parece que mientras el Movimiento Moderno comenzaba a hacerse patente durante la década de los cincuenta, se comenzaron a dejar de lado las arquitecturas más academicistas, esto no quiso decir que todas las nuevas iglesias construidas en esta época fuesen totalmente modernas, puesto que el diseño del proyecto dependía claramente del arquitecto que la diseñase. Es en este punto donde el papel del arquitecto se vuelve más activo, siendo ellos los encargados de decidir si optan por seguir la corriente moderna o mantenerse dentro de los historicismos, lejos ya de las directrices de organismos estatales que constreñían su creatividad. Enrique Rodríguez Bustelo y la iglesia de Santa María, Cangas de Onís, 1958-1963 La iglesia de Santa María, parroquial de la ciudad de Cangas de Onís (Fig. 3), localizada en el concejo homónimo, es ejemplo de la continuada utilización de los estilos históricos, a pesar de la establecida aceptación del Movimiento Moderno. Enrique Rodríguez Bustelo (1885-1985), arquitecto por la Escuela de Madrid titulado en 1913, fue uno de los profesionales más aclamados en Asturias desde su titulación. Arquitecto municipal de Langreo y diocesano20, había sido el encargado de la construcción de numerosas iglesias durante el período de la posguerra – Gijón, Noreña, Candás, Villamayor, etc.21 – y esta iglesia de construcción más tardía sigue los mismos esquemas que las anteriores, a pesar de no haberse realizado durante los primeros años del franquismo. El templo de Santa María, proyectado en 1958, es una muestra clara de la comodidad con que se desenvolvían algunos arquitectos dentro de los estilos históricos, y muestra que, a pesar de haberse comenzado a extender la modernidad dentro del campo de la arquitectura religiosa, Bustelo prefirió realizar un templo de un marcado estilo renacentista, aunque reinterpretado al gusto de la época; además, muestra una vuelta a los materiales tradicionales e incluso alusiones anacrónicas, en cierta medida, al simbolismo de Covadonga22, que parecía haberse superado ya durante el período de reconstrucción. La planta basilical de esta iglesia parroquial se articula a partir de tres naves, siendo las laterales de menor tamaño y altura que la central, aparece cubierta con bóveda de cañón, reforzada a través de arcos fajones y sustentada por pilares de gran sección decorados                                                                                                                 20

ARANDA IRIARTE, Joaquín. op. cit., p.283. ALONSO PEREIRA, José Ramón, op. cit., p. 323. 22 ADAMS FERNÁNDEZ, Carmen (2002). “Enrique Rodríguez Bustelo” en AA.VV. Artistas Asturianos, Tomo X, Arquitectos; Luis Feás Costilla coord. Oviedo: Hércules Astur p. 338. 21

 

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por pilastras que parecen remitir a un orden dórico muy simplificado; la zona del crucero, por su parte, está rematada por una cúpula de gran tamaño. En cuanto al alzado interior del templo, llaman la atención las tribunas ubicadas no sólo sobre la portada, donde se ubica el órgano, sino también en las naves laterales, quizás para conseguir aumentar el espacio en caso de gran afluencia de feligresía al templo.

  Fig.  3  Iglesia  parroquial  de  Santa  María,  Cangas  de  Onís,  Asturias  [Fotografía  de    Bárbara  Barreiro]  

3.- Los años sesenta: el desarrollismo, la proliferación de parroquias y el Concilio Vaticano II. Durante el desarrollismo, con el comienzo de los años sesenta, asistimos al nacimiento de la cultura del consumo y el ocio, así como a un proceso de secularización progresivo, que llevó a la Iglesia a un debate interno sobre la fidelidad a la tradición o el cambio hacia nuevas posturas23. Estos cambios sociales y el debate eclesiástico produjeron cambios en la arquitectura religiosa, y el Concilio Vaticano II (1962-1965), resultó ser el catalizador perfecto para                                                                                                                 23

MUÑOZ PÉREZ, Laura. (2009) “Arquitectura religiosa española en el marco de la contemporaneidad: pervivencias y transformaciones”, en línea. Universidad de Salamanca. http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/115755/1/Arquitectura religiosa española.pdf [28/01/15], p. 2.

   

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la introducción total y ya afianzada de la estética moderna en los nuevos templos a lo largo de la década de los años sesenta, tal y como queda patente en el Capitulo VII, sobre el arte y los objetos sagrados, en la Constitución sobre la sagrada liturgia: “La Iglesia nunca consideró como propio ningún estilo artístico, sino que acomodándose al carácter y las condiciones de los pueblos, y a las necesidades de los diversos ritos, aceptó las formas de cada tiempo, creando en el curso de los siglos un tesoro artístico digno de ser conservado cuidadosamente. También el arte de nuestro tiempo y el de todos los pueblos y regiones ha de ejercerse libremente en la Iglesia con tal que sirva a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia, para que pueda juntar su voz a aquel admirable concierto que los grandes hombres entonaron ala fe católica en los siglos pasados”24.

A pesar de que, como puede observarse en el anterior extracto, en la Constitución sobre la sagrada liturgia no se menciona ninguna pauta concreta sobre el diseño que deben seguir los nuevos templos, sí se menciona que estos deben acomodarse a las necesidades de los ritos, es decir, deben ser funcionales. Si tenemos en cuenta que una de las consignas principales del Movimiento Moderno era que la forma sigue a la función, no resulta extraño que éste se uniese al Concilio Vaticano II desde el punto de vista programático25. Por otro lado, en estos momentos, el economicismo capitalista desencadena el crecimiento incontrolado de las ciudades26 y, por ende, asistimos al nacimiento de nuevas parroquias que precisaban de nuevas construcciones. En el caso de Asturias, contamos con numerosos ejemplos ubicados, principalmente, en las grandes ciudades de la región, cuya expansión fue notoria durante estos años. Luis Prieto Bancés y el templo parroquial de San Francisco de Asís, Oviedo, 1962 Uno de esos ejemplos de los que hablamos es la parroquia de San Francisco de Asís, ubicada en Oviedo, capital del Principado de Asturias, y creada en 1959. La Dirección General de Arquitectura fue la encargada de gestionar la construcción de la iglesia parroquial (Fig. 4), y el arquitecto Luis Prieto Bancés fue el encargado de diseñar el proyecto a comienzos de la década de los sesenta. Luis Prieto Bancés (1905-1983) se tituló como arquitecto en el año 1932 por la Escuela de Madrid, sin embargo nunca perdió el contacto con su ciudad de origen, Oviedo, donde realizó numerosas rehabilitaciones, espacios y edificios públicos, como los Jardines del Campillin o los Juzgados en Llamaquique27, además del templo parroquial que nos centra.

                                                                                                                24

PLAZAOLA, Juan. op. cit., p. 548. FERNÁNDEZ COBIÁN, Esteban (2007). op. cit., p. 11. 26 VÁZQUEZ DE CASTRO, Antonio (1987). “Prólogo. Una experiencia arquitectónica en la dictadura” en AA.VV. Arquitectura en Regiones Devastadas. Madrid: MOPU, p. 13. 27  ARANDA IRIARTE, Joaquín. op. cit., p. 266.   25

 

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  Fig.  4  Iglesia  parroquial  de  San  Francisco  de  Asís,  Oviedo,  Asturias  [Fotografía  de  la  autora]  

Esta iglesia parroquial muestra claramente el espíritu de renovación y modernización de la arquitectura posconciliar. Presenta una planta circular, surgida de la unión el presbiterio y la nave para crear un todo uniforme28, respondiendo así a la función de fomentar la participación de los fieles en los actos religiosos. Hemos de tener en cuenta que esta tipología, así como otro tipo de plantas extendidas durante esta época, responde a problemas derivados de acoger a una asamblea29 en sentido estricto, pues se comenzó a extender la idea de que no debía existir ningún tipo de privilegio dentro de la feligresía ya que la participación de todo el pueblo en la liturgia tenía que resultar equitativa30. La sencillez y la capacidad de evocación presentes en este templo, a través de la sinceridad de la construcción, otra de las consignas del Movimiento Moderno31, es otra de las bases de estas nuevas construcciones32. Así mismo, en el interior del templo, nos encontramos, además, con más elementos derivados de la reforma litúrgica posconciliar como son un único altar, la separación del altar y el sagrario, el ambón cercano al altar, etc. Con el tiempo, las iglesias construidas en años posteriores siguieron mayoritariamente los esquemas del Movimiento Moderno. Si bien algunos autores mantienen que las iglesias han dejado de ser edificios reconocibles, sí conservan el simbolismo propio de la Iglesia aunque sea en su exterior.                                                                                                                 28

MORALES FOLGUERA, José Miguel (1979). “Arquitectura religiosa posconciliar: forma y función” Baética. Estudios de Arte Geografía e Historia, 2-I, p. 49. 29 DELLA LONGA, Giorgio; FERNÁNEDEZ COBIÁN, Esteban (2012). “Muerte y resurrección de un arquetipo. La planta cruciforme en la arquitectura religiosa del siglo XX”, Arquitectura revista, en línea, http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=193625014004 [29/12/2014], p.128. 30 MORALES FOLGUERA, José Miguel. op. cit., p. 49. 31 FERNÁNDEZ COBIÁN, Esteban. op. cit., p. 13. 32 MUÑOZ PÉREZ, Laura. op. cit., p. 4

 

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4.- Conclusiones La guerra civil y la victoria del bando alzado trajeron consigo la necesidad de encontrar una arquitectura que los mostrase como los elegidos para salvar a España y devolverla a las glorias de su pasado, motivo por el que los planteamientos teórico-estéticos de los primeros años del franquismo se centraban en la recuperación de los historicismos, gracias a la labor de organismos como la Dirección General de Regiones Devastadas. Sin embargo, no sólo la arquitectura creada por iniciativa estatal se vería afectada por estos ideales, sino también la arquitectura religiosa a la que comenzó a darse un importante valor simbólico por representar a uno de los pilares del régimen. No obstante, tras el final del período autárquico, asistimos en España a una nueva renovación arquitectónica, la cual depende en parte de la incipiente apertura internacional del país. Tanto el Movimiento Litúrgico como la Encíclica Mediator Dei et Hominum sentaron las bases para la aceptación del Movimiento Moderno dentro del territorio español a partir de a década de los cincuenta. No obstante, la Modernidad comenzó a extenderse plenamente durante la década de los sesenta, ya que a partir del Concilio Vaticano II la Iglesia tomó una postura más renovadora, en tanto en cuanto se buscaban y permitían nuevas formas arquitectónicas que se adaptasen a los cambios introducidos en la liturgia y, específicamente, a una funcionalidad concreta: la mayor relación de la feligresía con los oficiantes. En todo este proceso, que contemplaba la tradición de los historicismos en los primeros años del franquismo y la renovación posterior, los arquitectos jugaron un papel muy activo. Fueron ellos quienes decidieron en sus proyectos si permanecer unidos a la tradición de la arquitectura católica, a través del uso de los historicismos más estrictos, o innovar a través de formas más ligadas a la Modernidad, en ocasiones debido a su interés por las obras que se llevaban a cabo en otros países. Además, en muchas ocasiones, son sus figuras las que han sido investigadas, motivo por el que estos estudios son los únicos que pueden ofrecernos información, aunque en algunas ocasiones escasa, sobre la arquitectura religiosa del siglo XX en la región. 5.- Bibliografía ADAMS FERNÁNDEZ, Carmen (2002). “Enrique Rodríguez Bustelo” en AA.VV., Artistas Asturianos, Tomo X, Arquitectos. Oviedo: Hércules Astur. ALONSO PEREIRA, Juan Ramón. (1996). Historia general de la arquitectura en Asturias. Oviedo: Colegio Oficial de Arquitectos. ANDRÉS EGUIBURU, Miriam. (2010). “Historicismos y regionalismos en la reconstrucción de posguerra: el Neoprerrománico Asturiano”. Artigrama (Zaragoza), 25, pp. 565-580. ANDRÉS EGUIBURU, Miriam. (2010). “Los pueblos adoptados en Asturias: el concejo de Nava” en García Cuetos, María Pilar; Almarcha Núñez-Herrador, Esther; Hernández, Ascensión, Restaurando la memoria. España e Italia ante la recuperación monumental de posguerra, pp. 177-195.

 

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ANDRÉS EGUIBURU, Miriam. (2011). La reconstrucción de Gijón: la labor de la Dirección Nacional de Regiones Devastadas en Gijón. Oviedo: Real Instituto de Estudios Asturianos. DELLA LONGA, Giorgio; FERNÁNEDEZ COBIÁN, E. “Muerte y resurrección de un arquetipo. La planta cruciforme en la arquitectura religiosa del siglo XX”, Arquitectura revista, (en línea), julio 2012, http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=193625014004 [29/12/2014] DOMÉNECH GIRBAU, Luis (1987). “Corrientes de la arquitectura española de posguerra” en AA.VV., Arquitectura en Regiones Devastadas. Madrid: MOPU. FERNÁNDEZ COBIÁN, Esteban (2007) “Arquitectura religiosa contemporánea. El estado de la cuestión” en I Congreso Internacional de Arquitectura Religiosa Contemporánea. A Coruña, pp. 8-37. GARCÍA ALCÁZAR, Silvia (2010) “La revista Reconstrucción: Un instrumento de propaganda al servicio del Régimen” en García Cuetos, María Pilar; Almarcha NúñezHerrador, Esther; Hernández, Ascensión, Restaurando la memoria. España e Italia ante la recuperación monumental de posguerra, pp. 195-210. KIDDER-SMITH, George Everard (1964). The new churches of Europe. Nueva York: Holt Rinehart and Winston. LLORENTE, Ángel (1995). Arte e ideología en el franquismo (1936-1975). Madrid: Visor. MAS TORRECILLAS, Vicente Javier (2008). Arquitectura social y Estado entre 1939 y 1957. La Dirección General de Regiones Devastadas. (Tesis doctoral). UNED. MORALES FOLGUERA, José Miguel (1979). “Arquitectura religiosa posconciliar: forma y función” Baética. Estudios de Arte Geografía e Historia (Málaga), 2-I, pp. 4752. MUÑOZ PÉREZ, Laura. (2009) “Arquitectura religiosa española en el marco de la contemporaneidad: pervivencias y transformaciones”, (en línea), Universidad de Salamanca. http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/115755/1/Arquitectura religiosa española.pdf [28/01/15] PLAZAOLA, Juan (1964). El arte sacro actual. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. URÍA, Jorge (1984). Cultura oficial e ideología en la Asturias franquista: el IDEA. Oviedo: Universidad de Oviedo. VÁZQUEZ DE CASTRO, Antonio (1987). “Prólogo. Una experiencia arquitectónica en la dictadura” en AA.VV., Arquitectura en Regiones Devastadas. Madrid: MOPU. WAHNÓN, Sultana (1999). La estética literaria de posguerra. Amsterdam: Rodop.

 

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Otras fuentes Orden Ministerial de 10 de marzo de 1941. Boletín Oficial del Estado de 25 de marzo de 1941. Orden Ministerial de 25 de junio de 1941. BOE de 27 de junio de 1941

 

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