La Reconquista de Tenochtitlan

June 29, 2017 | Autor: Apab'yan Tew | Categoría: Historia de México, Chichimecas, Danza de concheros, La Guerra Chichimeca
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Descripción

Universidad Maya Kaqchikel

La Reconquista de Tenochtitlan ©Apab’yan Tew. Profesor Asociado Universidad Maya Kaqchikel. Capítulo del libro Sacerdotes guerreros y astrónomos danzantes: las Hermandades de la Santa y Legal Cuenta. En preparación.

"Ellos no eran como nosotros, hijo. Para ellos hacer patria seguía siendo reclamar su tierra y territorio. Pelear por volverle a fundar, por llamarle de vuelta nación propia, nación y república indiana. Madre, padre de los indios. Nosotros ya bajamos las armas porque quedábamos muy pocos y se decidió mejor, buscar como infiltrar lo que quedaba, entre

quienes quisieran tomarle como semilla. Un día seremos más y otra vez, sino cobardes, reclamaremos lo que nunca dejará de ser nuestro. Yo los conocí ya muy viejos, pero no cansados. Su mirada y su cabello aun eran largos, libres, salvajes. Salvajes y sabios haciendo sus ritos en las cavernas del monte de Culiacán. Antes los pueblos no eran como ahora. La iglesia, una plaza y algunas casas, eso era todo. El día del mercado nos juntábamos. Se bajaba de la sierra y nos sentábamos a mirar. No era tanto por vender, era más por platicar, por observar. Regresábamos borrachos cantando desgracias, peleándonos, quedándonos en el camino, prometiendo llegar. No conocíamos ninguna esperanza. La esperanza no es cosa de indios, lo nuestro es la batalla. Ellos, cuando los buscábamos, nos hacían esperar. No como yo ahora platico contigo. Se nos quedaban mirando callados. Una palabra, dos y hasta allí. Recuerdo mucho a tata Teódulo que nunca anduvo con calzón largo. Solo se le vio con su calzón cortito, pecho desnudo, su poncho de lana, pelo trenzado, su sombrero y su machete al hombro. Duro y difícil. Él era pariente de los Morales de San Miguel de Allende pero no se le veía salvo en la fiesta grande, la de septiembre, allí muy pegadito a tata Brígido, el patriarca Chichimeca de todos ellos. 2

Tata Brígido Morales fue papá del gran Capitán General Jesús Morales y allí es donde comienza todo esto que te respondo y que tú preguntas. Tata Teódulo era zahorí y de ese señor, nunca se supo que fue de él. Un día, simplemente no regreso a la fiesta, solo quedó su ‘pasión’, su bastón, allí recostado junto a la Cruz de Calderón.” … Yo había preguntado varias veces y a distintas personas qué era lo que había llevado a danzantes del bajío a ‘aztequizarse’. ¿Qué les motivaba tanto?, o al revés, ¿qué había dejado de ser motivante en su propio suelo? Así andaba yo con mis dudas, acá y allá entregándolas como cartero en cada obligación ceremonial a la que asistía. Un tiempo no hubo respuestas, ni buenas ni malas, ni falsas o verdaderas o por comprobar. Nada. Un día, una magnífica tarde noche después de un compromiso ceremonial, llegó mi momento. Inesperadamente otra vez, otro momento. Siempre he de improvisar, soy del agrado de lo inesperado o bien, de aquello que se desencadena más allá de mis cálculos. Preparé mi grabadora de “mano” o ni de tan mano, pero portátil eso sí. Nueva, modelo 1993, como el año en que esto sucede. No tenía casete de grabación nuevo. Grabaría sobre la cinta que había empleado en la mañana durante el rito de danza. Algo no sucedió bien ya que la nueva grabación no borró la anterior, más bien se sumó y prácticamente no se entiende gran cosa pero da lo suficiente, junto con mi memoria, para reconstruir lo que transcribo ahora. 3

El gran Capitán General y último guardián y custodio de reliquias de altos y el bajío me llamó, a través de su sargento, para hablar conmigo. Pensé que me regañaría, hacía el final de la danza no había yo danzado ya nada. Tenía ampollas y la carne abierta y sangrando en ambas plantas de los pies. No podía ya. No podía ni estar parado. … “-Tenemos tiempo hijo. ¿Qué es lo que me habías preguntado el otro día y el otro día y la otra vez? -Mi General, contesté: -¿no es suficiente que el centro de México tenga tanto peso o control sobre la identidad, se imponga y siga siendo tributario, tanto como para quien no es azteca se vuelva azteca? -Esa no fue la pregunta hijo, pero te responderé lo que quieres saber porque, al parecer, es el momento de que quede grabado: Tenochtitlan es tributaria de sueños. Y es a través de sueños que se parte a su reconquista. Tata Jesús Morales tenía un grupo muy fuerte pero no muy numeroso. En comparación, el grupo del Capitán General Carlos Granados, el llamado “lima dulce”, prácticamente lo duplicaba. Esto no acongojaba a tata Jesús ya que así tenía más control sobre su gente y a la vez, podía atenderlos a todos mejor. Eso 4

es algo importante en el guía de un grupo, un guía es un padre espiritual y más andando en esto en que anda uno. Hay que saber ‘tirar cuenta’, curar, aconsejar. Regañar, ir a resolver. Ese tiempo se nos está yendo pero en la historia que te cuento, sí que fue un drama. En el Valle del Maíz, allí cerca de Palo Huérfano, a un costado del depósito espiritual de la Cruz de Calderón, vivía tata Jesús Gutiérrez. Tata Jesús fue alférez del otro tata Jesús, Jesús Morales, el hijo de tata Brígido Morales, el familiar de tata Teódulo. Tata Jesús Gutiérrez era ya conocido por ser un gran danzante y un gran curandero y ‘velero’ rezador ceremonial. Como los señores de ese tiempo, tata Jesús estaba casado con una mujer muy joven, casi que una niña, la nana Andrea. En esos años así acostumbraban los Generales de Conquista, decían que así la mujer tendría un hombre maduro de donde aprender y el hombre tendría una mujer en locura dándoles vida y mucha marcha. A veces, esa mujer joven, su mujer, era o había sido antes, la Reyna Malinche del grupo. Una noche comienza todo. Es 1874. Tata Jesús Gutiérrez tiene un sueño, una pesadilla quizá, que lo despierta gritando. No hace caso. Vuelve a dormir y se lo deja al feliz olvido que diluye las congojas. Vuelve a soñar. Vuelve a despertar gritando. Esta vez recuerda algo. Está ahogándose. Recuerda agua y se recuerda tratando 5

de llegar a la superficie sin saber si hay una superficie. La sensación de ahogo es mucho muy fuerte y siente alivio al despertar. Y nuevamente, con volverse a dormir lo resuelve. Una vez más unos días después. Esta vez patalea y manotea en la cama. En una de esas un golpe va a dar a nana Andrea y la tira de la cama causándole una inflamación inmediata en el ojo. Esta vez sí, ya no vuelven a dormir. En esos años la gente se iba a la cama desde muy temprano y muy en la madrugada ya andaban despiertos. Al día siguiente lo mismo. Esta vez nana Andrea no estuvo para más. Muy niña, muy lo que fuera, ya no quiso dormir a un lado del gritón nocturno y se fue a otro lado. A tata Jesús no le pareció, pero se aguantó y en medio del pleito y con el coraje sumado pensó, o se le olvidó, que el problema era el agua y el sueño y la sensación. Siguieron los sueños. La nana Andrea en otra cama. El agua otra vez y la búsqueda de una salida en el agua. Y los días muy difíciles, ya que dormir, descansar, reponerse, ¡qué importante es! Tata Jesús, finalmente va a consultar a Tata Jesús Morales, su Capitán General. El General lo manda a hacer pagos al templo del señor de los afligidos o señor del llanito, en Dolores Hidalgo, Guanajuato. Atrás de la iglesia, antes, hace muchos años, había un “retache”, una capilla indígena, donde había una cruz ‘santo 6

Lumbre’. Allí pagaban los zahorís y la gente que contrataba rezanderos, allí hacían ritos en la medianoche o al amanecer. Nada se resolvió. Por cuenta propia una y otra visita y rezos, ofrendas y dispendios no sirven a tata Jesús Gutiérrez. ¡Ni la misa cantada en latín! Los sueños se incrementan. Comienza, además de la sensación de ahogo, la sensación de morir dormido. Y luego llegaría el miedo a dormir, el miedo a la cama misma. Desesperación. Pesimismo. Y tata Jesús Morales ya no sabe qué hacer tampoco. Según cuentan, para la fiesta del 3 de mayo de 1875, tata Jesús estaba flaco y maltratado. Sin alivio. Allí pide consultar a tata Teódulo. Parte a buscarlo pero tata Teódulo no le hace caso al instante, aunque lo cita para después. Tata Jesús no se va de las inmediaciones de lo que fuera la casa o cabaña o choza del señor zahorí. Allí se queda hasta ser atendido. Pasan días enteros. Tata Teódulo, se cuenta, hizo el sortilegio de sus navajas u’hu’, las obsidianas, levantó cuenta, hizo lo propio de lo que esos señores de encanto y poder sabían hacer. Primero fue muy breve en sus respuestas, dijo: -tendrás que partir de acá, acá ya no es tu tierra. Tata Jesús pensó en matarse. Era mejor morir. ¿A dónde partir? -Soñarás tu respuesta, dijo tata Teódulo. 7

-No quiero soñar más, respondió tata Jesús. -El soñar lo colocamos al margen, no porque no tenga valor alguno, sino porque, resulta, soñar dictamina todo cuánto hacemos y, sin sentido, le tenemos miedo a nuestros actos. Hay que saber soñar antes que saber vivir. En contraste, para saber vivir se necesita poco, se necesita tantito y ese tantito se revela solitario al final, en el último expirar. Saber soñar no, nunca se sabe qué tanto se necesita soñar. Salga usted de mi casa, pronto soñará su respuesta. Añadió, cerró tata Teódulo. Tata Jesús salió peor. Ya te había dicho, con esos señores, dos, tres palabras y ¡arréglatelas solo! Soñó. El señor Alférez soñó. Al fin, habiendo vencido el temor, en parte por no tener de otra y en parte por las curaciones del zahorí chichimeca, tata Jesús, unos días después ‘sale del agua’. Echa agua por la boca y jala aire finalmente. Es un cielo azul arriba, según decía, siempre había estado allí, allí apenas abajo. Y entonces, cuando ve al frente, está viendo un islote al que quiere llegar e intenta nadar pero no puede moverse. Algo se lo impide. Mirando al frente ve la piedra, ve el nopal, ve un águila de espaldas. Y despierta. ¡Tenochtitlan! -“Saldrá usted a la reconquista de Tenochtitlan”, le indican tata Jesús Morales y tata Teódulo Morales, días después. “Es usted 8

alférez, partirá con un árbol de conquista que revoleará y hará la nueva fundación en nuestra nación indiana, de vuelta, al centro de México en nombre de las tribus Chichimeca.” Tata Jesús Gutiérrez, él mismo contaba, pensó en por qué no se había matado mejor. ¿Partir a Tenochtitlan? Sin Juárez. Díaz y Lerdo de Tejada asfixiando, como en su propia sofocación, al país en medio de planes y luchas y levantamientos. Allí mismo, en San Miguel de Allende ya muchos danzantes estaban convocados a sumar filas en el Plan de Palo Huérfano. Expulsar a los “invasores”, echar fuera a todos. Ya se estaban repartiendo armas. Los estandartes, una vez más, serían sahumados para salir a combate. El doble combate, el cósmico y espiritual de las Hermandades de la Santa y Legal Cuenta y el combate que derramaría sangre sobre la tierra propia que reclama soberanía. Esta tierra nuestra tan sedienta de sangre. La noticia, al parecer, ensombreció a tata Jesús pero los sueños cesaron. La decisión estaba dada y no era humana. Nadie sabía de quién, pero no humana y ante eso no se puede hacer nada. El 14 de septiembre de 1875 se levanta el lienzo y el bastón de mando. Son bendecidos en la catedral de San Miguel de Allende y luego ‘velados’ ante la santa Cruz de Calderón. Se preparan los papeles. Tata Jesús irá a presentarse con Pedro Mateo, cacique de Texcoco y jefe de danzas de Tocotines y Huehuenches. Le presentará papeles y se identificará como Capitán General de las tribus Chichimecas. Y ambos esperarán órdenes en caso de levantamiento armado generalizado. 9

No imagino la tensión que vivía. Ya dos años de sueños y ahora tata Jesús partiendo a la Reconquista en medio del país convulsionado. La Reconquista espiritual no sería lo mismo que el sueño armado, aunque él, al parecer, le tenía mucho más temor a la parte espiritual, ya que aquellos viejos de los que te he hablado, eran toltecas y sabían leer lo oculto y velado y seguro, las fronteras de conquista, las montañas, los valles, las plazas que habría de tomar tata Jesús, serían una nueva ruta ritual con inesperados y desconocidos encuentros. Pero era Tenochtitlán y le querían de vuelta. “Estandarte General de las Danzas de Conquista Chichimeca de las tribus al mando del Capitán General Jesús Morales”. Luego conocido, después de la revolución, como la Reliquia General. El 2 de marzo de 1876 está todo listo. Hay velación, hay tendido de ánimas. Se enciende la Santa y Legal Cuenta y se leen las estrellas. Tata Jesús partirá queriendo e intentando regresar. No lo hará. Horas después, consagrados todos con las potencias resplandecientes de la Cruz de Calderón, inicia la marcha espiritual junto con un grupo pequeño que termina en contingente. Nana Andrea con el sahumador al frente y él, nuestro General, con el estandarte. Van a pie. El 3 de marzo de 1876, después de 355 años de su caída, se regresa a recapturar la capital Mexica. Cem Anáhuac Tenochca Tlalpan.” Narración recopilada en el puerto de Palo Huérfano, San Miguel de Allende, Gto. en entrevista con el Capitán General José Natividad Reyna, custodio de reliquias de altos y el bajío. 1993.

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Izq. Capitán General Ignacio Gutiérrez Rodríguez. 1895. SINAFO, Fototeca del INAH. Der. Códice Tovar. Fundación de Tenochtitlan.

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El cielo que observan los astrónomos guerreros, danzantes. 3 de marzo de 1876, 4:46am. Puerto de Calderón, Palo Huérfano, San Miguel de Allende, Guanajuato. Día de partida de la milicia espiritual de Reconquista.

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El cielo que observan los astrónomos guerreros, danzantes. 3 de marzo de 1876, 4:46am. Puerto de Calderón, Palo Huérfano, San Miguel de Allende, Guanajuato. Día de partida de la milicia espiritual de Reconquista.

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3 de marzo de 1876, 4:46am. Puerto de Calderón, Palo Huérfano, San Miguel de Allende, Guanajuato. Sobre Mixcóatl, la Vía Láctea, Serpiente de Nubes, se encuentra Tezcatlipoca, arriba presidiendo el espectáculo estelar. Uno de los más sorprendentes posibles. Punta de flecha impresionantemente bella. En la punta Alfa Centauri, una línea hacia Altair, y la otra, que intersecta a un Júpiter en gran magnitud sobre la Vía Láctea, llega a Vega. Las puntas de flecha indican fundación y conquista. Esta flecha apunta hacia el sur, precisamente hacia Tenochtitlán desde la perspectiva de quien está en el Puerto de Calderón, Palo Huérfano. Solo siento admiración por este evento.

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A un costado se encuentra la Cruz del Sur. Nada extraño esto último: en cada establecimiento de una mesa o Palabra de obligación, se establece una cruz de obligaciones llamada ‘frontera de conquista’. Para nuestro caso particular, una cruz con dos númenes femeninos y dos masculinos, lo femenino regido por el calendario solar y lo masculino regido por el calendario lunar. Sacromonte, Chalma, los Remedios, el Tepeyac. El principio femenino y masculino atrás de las vírgenes y cristos y el año divido en elementos opuestos complementarios. La cosmogonía ancestral vigente, aquella que los Generales llamaban Tolteca. “Arco y flecha y puntas de flechas hacia abajo. Eso es signo de fundación y comienzo.” Fernando Flores Moncada. ‘Príncipe Azteca’. Mecanuscrito inédito, fragmento. 1982-1994. Captura de pantalla en programación Stellarium. 2015

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La Reliquia General, detalle de la segunda copia. El 1 de junio de 1876, un miércoles, se enarbola por primera vez la Reliquia General en Chalma, edo. de México. Acervo personal.

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La Reliquia General, original y copias. Al costado izquierdo, abajo, el Capitán General Guadalupe Hernández Zarco, actual Caudillo de Conquista a cargo de la Reliquia. Imagen Adriana Ramírez. 2013.

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Chichimecos Guachichil. Ca. 1905. SINAFO, Fototeca del INAH. Un tipo de indumentaria con calzón corto, pecho descubierto y cabello largo, muy al estilo del uso civil y ceremonial en el norte de México. Probable estilo al descrito para tata Teódulo Morales.

©Apab’yan Tew. Octubre 2015

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