LA RE-ESCRITURA ONTOLÓGICA-POLÍTICA DEL CORPUS Y SU DEVENIR ESTÉTICO EN JEAN-LUC NANCY; DE LAS \'UTOPÍAS CONSENSUALISTAS\' EN TORNO AL FIN DE LA POLÍTICA A \'LA INSOCIABLE SOCIABILIDAD DEL HOMBRE\'.

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“La re-escritura ontológica-política del corpus y su devenir estético en Jean-Luc Nancy; de la 'utopías consensualistas' en torno al fin de la política a 'la insociable sociabilidad del hombre'”1. Adolfo Vásquez Rocca PH.D. Universidad Andrés Bello, UNAB Resumen En este trabajo se abordará la pregunta por el estatuto y naturaleza de un eventual vínculo comunitario originario, el cual se torna una exigencia que interroga los modos de vivir en común. A partir de diversos cuestionamientos realizados por Jean-Luc Nancy a las metafísicas de la comunidad, se profundiza en el modo que para Nancy la admisión de la alteridad resulta ser un concepto ineludible para pensar el ser-en-común, indagando la dimensión ontológica subyacente al diseño sociopolítico occidental en una dirección no-esencialista. La perspectiva del análisis del diseño sociopolítico será puesto en relación con la estetización de la política cuestión que se ha abordado previamente desde Heidegger en artículos previos como : “Heidegger y Sloterdijk: La política como plástica del ser, nacionalsocialismo privado y crítica del imaginario filoagrario”.

Palabras Clave: Cuerpo, comunitario, política, religión, arte, comparecencia, singular-plural, 1- * Este Artículo forma parte del Proyecto de Investigación N° DI-08-11/JM – UNAB Desarrollado por el Dr. Adolfo Vásquez Rocca: “Ontología del cuerpo en la Filosofía de Jean-Luc Nancy, Biopolítica, Alteridad y Estética de la Enfermedad”. Financiado por la Dirección de Investigación y Doctorado. Universidad Andrés Bello – Chile – Fondo Jorge Millas 20112012, Facultad de Humanidades y Educación UNAB.

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Nancy, Jean-Luc, La comunidad inoperante

La obra de Jean-Luc se caracteriza por la resistencia a reducir el examen de 'lo político' a la sola dimensión estratégica concreta de la misma. Nancy se aproxima al análisis de 'lo político' y la naturaleza de toda comunidad desde una dimensión ontológico – estética. Es así que para Nancy 'lo político' sólo se manifiesta a través de la retirada del ser, del "acontecimiento de comunidad" que muestra la infundabilidad de todo orden social, la dimensión estratégica concreta de la política nunca es exactamente "política". La política no puede fundar, sino que sólo puede dar cuenta discursivamente de la infundabilidad de la comunidad; de la infundabilidad que sustenta a toda fundación. Ello parece descartar la dimensión fundante de la política, relegando todo orden concreto a la "clausura metafísica" y a la consecuente tecnificación de lo social. Así, la política queda circunscrita a lo ontológico, incapaz de dar cuenta de la articulación con el momento óntico concreto. A este respecto resulta particularmente interesante el uso que Nancy realiza de conceptos como el “poder” o 'comuna–comunidad' y el 'relato' que elabora acerca del nacimiento del Estado-nación moderno2. Según este relato todo comienza con la 'comuna', después hay unidades múltiples que, por supuesto, tienen relaciones con el imperio, pero relaciones que no son de integración 3. Podría decirse, desde luego, que con esto Nancy no hace más que renovar la ilusión de Marx con respecto a la comuna china. Para él, la forma más arcaica de la comuna es la comuna china, donde hay un poder (el déspota) que tiene la propiedad eminente de la totalidad del imperio, recauda impuestos y establece también servicios para la guerra y la función pública. Pero, por otra parte, la propiedad real de la tierra –y esto era lo que le gustaba a Marx– le corresponde a la comuna en cuanto tal. No hay ninguna propiedad privada, dice Marx. Sin embargo, tal vez esto esté significando algo. Lo que constituye un problema en el Estado-nación moderno es que este siempre está suspendido entre 2 3 NANCY, Jean-Luc, La comunidad inoperante, LOM Ediciones/Universidad ARCIS, Santiago de Chile, 2000

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la tendencia a erigirse en religión cívica, asunción de todo el mundo en una unidad 4 (y en ese caso el fascismo no está muy lejos), o, por el contrario, ser un meno órgano utilitario de gestión, un Estado que no sabe más que administrar, no sabe hacer otra cosa (y ese es hoy el problema del Estado). Ahora bien, esta búsqueda de una “identidad total” y este objetivo de producir la comunidad del pueblo como un todo orgánico están muy ligados con la exigencia nazi de producir el Estado como obra de arte total (Gesamtkunstwerk) desde la conformación del pueblo alemán. En palabras de Göbbels: “La política es, también, un arte, tal vez el más elevado y el de mayores alcances, y nosotros que damos forma a la política moderna alemana nos sentimos un pueblo artístico, encomendado con la gran responsabilidad de formar, a partir del material bruto de las masas, la sólida y bien forjada estructura de un pueblo (Volk)” 5 En relación con esto, el gobernante se comprende como un creador que puede dar forma a unas masas pasivas, concebidas como el material bruto sobre el cual trabaja para plasmar su imagen de mundo, su Weltanschauung. De acuerdo con el mismo Göbbels: “la obra entera del Führer es una prueba de espíritu artístico: su Estado es una construcción de verdadera medida clásica”. 6

Lo político y lo comunitario. En el fondo de esta cuestión hay, sin lugar a dudas, una necesidad de recuperar una desconexión, una necesidad de recuperar una desconexión entre lo político y tal vez no lo religioso, sino lo comunitario como tal. Desconectar lo político y lo comunitario. La cuestión tiene dos aspectos. El aspecto práctico inmediato es siempre la cuestión de la religión cívica. ¿Cómo estar verdaderamente al margen de un esquema de religión cívica, aun cuando esté muy distante, aun cuando se limite a fluctuar como los sueños de las festividades republicanas? S está ahí, en alguna parte, quiere decir que la cosa no funciona. Por otro lado, también quiere decir, en la reflexión filosófica, no poner todo el tiempo lo común, el ser-en-común, por debajo de lo político. Nancy aquí e muestra autocrítico. Escribió con Jean-Christophe Bailly un libro titulado La comparution [La comparecencia]. La cubierta de este libro dio lugar a una situación que resultó paradójica, porque llevaba el siguiente subtítulo: “Política venidera”. Ahora bien: en ese libro no hay una palabra de política. Su tema era la palabra “comparecencia”, que Nancy había encontrado en esa época, el hecho de parecer juntos, de comparecer, como ante un tribunal. Pero es no es política. No está en la especificidad de la política, que consiste en articular juntos los diferentes elementos de la existencia común, pero sin ser ella misma, la política, la cosa común en general, concluye Jean – Luc Nancy7. Hay una diferencia entre una articulación, una conexión, de lo económico, lo religioso, lo artístico, lo cultural, etc., con el juego entre esas diferentes esferas, y el mero hecho de estar juntos en diferentes esferas, y el mero hecho de estar juntos en diferentes redes, estratos. Estamos juntos aquí en determinada forma de trabajo, de intercambio. Estamos juntos de otra manera en un tren. En la calle. Estamos juntos de otra manera en cuanto locatarios o copropietarios. Estamos juntos de otro modo como habitantes de un mismo barrio. Hay 4 NANCY, Jean-Luc, La Comunidad Desobrada, Arena Libros, Madrid, 2001 5 STOLLMANN, Rainer. 1978. Fascist Politics as a Total Work of Art: Tendencies of the Aesthetization of Political Life in National Socialism. New German Critique, p. 47 6 7 NANCY, Jean-Luc, Ser singular plural, Arena Libros, Madrid, 2006

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características generales del estar juntos. Y hay una cantidad de especificaciones diferentes. Y todo eso debe dejarse a su propio orden. En otras palabras, en palabras más filosóficas, la política no tiene que surgir directamente de la ontología. Y esa es tal vez una gran ilusión que atraviesa en parte todo Occidente. Platón quiere ante todo determinar una ontología. El hombre es así. La ciudad deber ser así. Todo eso deber construirse según una analogía estricta. Y esa metáfora del cuerpo, del cuerpo social, del cuerpo comunitario, político, ha tenido un papel enorme en toda nuestra historia. Mientras que, al mismo tiempo, siempre hubo un saber más o menos claro de que la política es un orden aparente. Puede decirse, aun cuando sea muy difícil de aprehender, que en la política hay forzosamente un ejercicio del poder. Y todas las tentativas de pensar de acuerdo con un modelo de los cuerpos pretenden, en suma, que el poder sea natural, ejercido por los más fuertes, aquellos que deben saber la verdad. Por eso Platón puede decir que el filósofo debe ser rey. Lo cual es retomado por Hegel. Deben gobernar aquellos que saben. Hay en ello una ilusión muy tenaz. Están, por supuesto, los que conocer los mecanismos del poder, lo que son inteligentes, y tienen la percepción de esto, que es un arte. Y, en consecuencia, recuperar el sentido de lo que es ser-juntos, ser-con, sin atribuirle un carácter inmediatamente político. Ahora nos hallamos en una situación similar, con los apetitos comunitaristas, identitarios de todo tipo. ¿Cómo hacer para restablecer la posibilidad de que hay un tejido del ser-juntos de acuerdo con varias modalidades y sin implicar una integración? Es como si nos hiciéramos la pregunta: ¿Qué hace posible que personas que no se conoce, que no tienen intereses comunes inmediatos, pese a ello se toleren unas a otras y vivan juntas? “La insociable sociabilidad del hombre”. El ser-con forma parte de nuestro ser. Por consiguiente, si empezamos a preguntarnos cómo es posible, tal vez estemos buscando algo que no habría que buscar o, en todo caso, que no habría que intentar evocar como un principio exterior, ni únicamente como voluntad, una buena voluntad. Sin embargo, es muy necesario hacer la pregunta. Toda nuestra aprehensión de la realidad común moderna tal vez remita siempre a una fórmula de Kant: “la insociable sociabilidad del hombre” Al respecto, Schopenhauer describe una historia de erizos que Freud recuerda. Como los erizos sienten mucho frío, quieren mantenerse calientes y se aprietan unos contra otros, y en ese momento se pinchan. Por lo cual vuelven a separarse. Schopenhauer dice: así es la sociedad. Hacia eso deberíamos ir ahora: analizar cómo funciona esa “insociable sociabilidad” del hombre ¿Por qué es insociable? Hay atracción y repulsión. Hay un par de fuerzas, como en la naturaleza. Esa es la cuestión con que se topó Freud al escribir El malestar en la cultura. Freud dice: de hecho, en el hombre hay una pulsión agresiva. La única verdadera respuesta que señala con claridad el problema en su raíz es el mandamiento cristiano del amor al prójimo. De esta forma Nancy coloca en el centro de la reflexión filosófica el horizonte comunitario interpelando, entre otros, a los fundamentos socio-ontológicos del comunismo, el mito y la democracia. De este modo, sus pretensiones se dirigen, entre otras cosas, a estructurar un giro hacia lo constitutivo y originario en la comunidad pensado desde la crisis de éstos referentes colectivoculturales de sentido. Ello cuestionando de modo paralelo, por una parte, la construcción de lo otro como modo de construcción del nosotros y, por otra, la configuración de la comunidad a partir de la

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herencia política de occidente 8. La racionalización del vivir en común nos conduce a la mediación de la conflictividad al interior de la comunidad desde el espacio institucional. Temáticas tales como la autonomía y la individualidad determinan a la racionalidad como vector y principio fundante del Estado. Este último, constituyendo la expresión más acabada y final de las propuestas de fundación sociopolítica de la modernidad, entre ellas el contractualismo y el individualismo, aparece prácticamente como la única institución capaz de monopolizar y canalizar los medios de coerción conjuntamente con el uso legitimado de la violencia para garantizar la pervivencia de un corpus social. El individuo es considerado una potencial amenaza para todos incluyéndose a sí mismo, por lo cual ha habido una necesidad histórica de fundarlo tanto a él como a su espacio comunitario. Esto tiene como resultado que el hombre, aunque dotado de razón, es incapaz de autorregularse, por lo cual se requirió de estructuras que le otorgasen un espacio claro y específico al interior de la comunidad9. Posteriormente, es la comunidad misma que necesita tal acto fundacional, pues es ella la que ha dado pie para que los grupos y clases, una vez conformados, se hayan encontrado confrontados a través de la historia.

Adolfo Vásquez Rocca

Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV, mención Filosofía Contemporánea y Estética. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. Profesor de la Escuela de Periodismo, Profesor Adjunto Escuela de Psicología y de la Facultad de Arquitectura UNAB Santiago. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. – Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado– UCM. Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. Artista conceptual. Ha publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008.

8 NANCY, Jean-Luc, La comunidad inoperante, LOM Ediciones/Universidad ARCIS, Santiago de Chile, 2000, p. 29 9 FOUCAULT, Michel, Surveiller et Punir. Naissance de la prison, Gallimard, Paris, 1975, p. 236.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: NANCY, Jean-Luc, La Comunidad Desobrada, Arena Libros, Madrid, 2001 DELEUZE, Gilles, Derrames entre el capitalismo y la esquizofrenia, Bs. Aires, Cactus 2006. DERRIDA, Jaques, Espectros de Marx, Trotta. Madrid, 1995. ESPOSITO, Roberto, Comunitas. Origen y destino de la comunidad, Amorrortu, Bs. Aires, 2003. FOUCAULT, Michel, Surveiller et Punir. Naissance de la prison, Gallimard, Paris, 1975. FOUCAULT, Michel, La microfísica del poder, Madrid, Ediciones de La Piqueta, Madrid, 1992. STOLLMANN, Rainer. 1978. Fascist Politics as a Total Work of Art: Tendencies of the Aesthetization of Political Life in National Socialism. New German Critique, 14. NANCY, Jean-Luc. [2002]. La comunidad enfrentada [traducción de J. M. Garrido]. Buenos Aires: Ediciones La Cebra, 2007 NANCY, Jean-Luc, La comunidad inoperante, LOM Ediciones/Universidad ARCIS, Santiago de Chile, 2000.

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DOAJ – CSIC – DIALNET – LATINDEX S – BIBLIOTHÈQUE NATIONALE DE FRANCE , PHILOSOPHIE REVUES, PARIS – CENTRE D'ÉTUDES EN RHÉTORIQUE, PHILOSOPHIE ET HISTORIE DES IDÉES, PARIS. ISSN 0718-3712 Asociada al Postgrado en Filosofía PUCV THEORIA Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado UCM University Institute EMUI.

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