La producción agrícola en la Francia moderna: rutina e innovación

in Garcia Gonzalez et alii, La historia rural en Espana y Francia (siglos XVI-XIX), Zaragoza, SEHA, 2016, p. 81-97.A mediados de los años sesenta, los historiadores ruralistas franceses se encontraron frente a una asignatura pendiente: medir la producción agrícola, cuando, desde los años veinte, numerosas monografías regionales habían ahondado en la variedad de los modelos productivos por todo el reino, aunque esta variedad era menor de lo que se podía esperar a causa de la inmensidad relativa del país y de las dificultades que aparecían a la hora de acarrear los productos imprescindibles, cereales sobre todo, a largas distancias. Medir la producción no podía hacerse a nivel global, sino local, siguiendo el modelo que estaban experimentando los demógrafos que agregaban datos sacados de registros parroquiales para, gracias a la constitución de muestras regionales, poder reconstruir la evolución de la población del reino en el Antiguo Régimen. Bastaba encontrar un indicador fiable de la producción en el pueblo: en teoría, este indicador existía y era el diezmo, una exacción universal proporcional a la cosecha. Pero pronto la idea primitiva, la de medir la producción, se encontró relegada a un segundo plano frente a una disputa bastante tensa acerca de una posible revolución agrícola que alegaban unos y rechazaban otros. Sea lo que fuere, estas controversias permitieron aclarar muchos aspectos, menos el más importante: ¿cómo