La Prehistoria Reciente en el valle del río Manzanares. El yacimiento arqueológico de Verona II (distrito de Villaverde, Madrid)

June 9, 2017 | Autor: J. Martínez Peñar... | Categoría: Prehistory
Share Embed


Descripción

2 José Martínez Peñarroya

INTRODUCCION El presente estudio constituye el resultado de la intervención arqueológica de urgencia desarrollada en el distrito de Villaverde de Madrid. Dicha intervención se realizó en dos fases, la primera de ellas consistió en la localización del registro arqueológico mediante prospecciones y excavación de sondeos mecánicos y manuales, mientras que la segunda supuso la recuperación y documentación del registro identificado en la fase anterior. En el lugar de la localización del proyecto se iba a implantar en un principio un polígono industrial, que se denominaba “Verona II. Ciudad Industrial”. Más tarde y con motivo del nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, se recalificó el suelo, habiéndose urbanizado ya y construyéndose en la actualidad una serie de edificios destinados a vivienda colectiva. El trazado de las nuevas calles se ha realizado sobre el previsto en el polígono inicial, variándose la dimensión de las parcelas. No obstante nosotros mantendremos el nombre originario (en la actualidad la zona se ha denominado “Parque Rosales”), ya que con aquella denominación ya ha sido conocido en la literatura específica (Rus y Velasco 1993). Se sitúa al Sur del casco urbano de Villaverde Bajo, a ambos lados del tramo de autovía que comunica los cinturones de circunvalación de Madrid (M-30 y M-40) y la N - IV, hallándose en su totalidad dentro de la Zona de Protección Arqueológica "Terrazas del Manzanares". La extensión de la superficie objeto de evaluación se hallaba en torno a los 450.000 m!. En un primer momento, el área de trabajo correspondió a los espacios dedicados a implantación de viarios y zonas verdes, con una superficie cercana a los 140.000 m!., de los que aproximadamente 100.000 m! correspondían a zonas verdes. Ya en una segunda fase se actuó sobre las parcelas urbanizables situadas al Norte del polígono, en tanto que se trataba de zonas de alto potencial arqueológico, limítrofes con las más importantes áreas de excavación 1 .

1

El proyecto inicial al que se refiere este estudio fue dirigido por Inmaculada Rus Pérez, Jesús M. Miranda Ariz y José Martínez Peñarroya y ejecutado por la empresa Arqueoconsult S.L. (activa de inicios de 1990 a mediados de 1994), entre los meses de mayo y noviembre de 1991. De forma muy especial queremos expresar nuestro agradecimiento a D. Fernando y D. Félix Cifuentes (C.G.M., S.A y representantes de la propiedad Holding Alfaro) cuya dedicación e interés fue fundamental para el desarrollo de los trabajos. Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

3 José Martínez Peñarroya

PAISAJE Situado en la margen derecha del río Manzanares, el polígono se instala sobre terrazas fluviales cuaternarias, concretamente a caballo entre las terrazas de +14 m. y + 4-8 m.2, fuertemente afectadas por procesos erosivos naturales y antrópicos. La topografía es muy regular, conformada por una serie de franjas llanas o en suave vergencia hacia el río. Este terreno está estructurado en dos unidades: la primera, que ocupa las dos terceras partes del espacio y situado al norte está formada por restos de un sistema de terrazas cuaternarias conocido como "terraza compleja del Butarque". El tercio meridional, a una altura sensiblemente inferior parece corresponder a restos de un antiguo canal por el que discurriría el Arroyo Butarque, cuyo curso y caudal se han visto varias veces alterados por la mano del hombre. El desarrollo de la intervención ha permitido corroborar la presencia de estas dos grandes unidades de paisaje mediante el reconocimiento de su litología. En la zona norte (terrazas), la superficie aparece enmascarada por un fino depósito de arenas silíceas en fracción fina, procedentes de aportes eólicos. Bajo ellos, a pocos centímetros de profundidad se encuentra un estrato de arenas arcillosas, con algunos gránulos de cuarzo e indicios locales de cementación por evaporación. Hasta una profundidad entre 20 y 40 cm. dicho nivel contiene restos arqueológicos. Por debajo de estas cotas, hasta una profundidad máxima alcanzada de -3.50 m. se sigue manteniendo esta litología areno arcillosa, desapareciendo gradualmente los gránulos de cuarzo y los carbonatos evaporíticos. En el tercio sur del polígono, efectuándose el tránsito desde la zona elevada de las terrazas mediante una cuesta suave en la que afloran bandas de yesos, las excavaciones se han desarrollado sobre un suelo oscuro, con abundante materia orgánica, y predominio de materiales arcillosos y limos, con bandas subhorizontales muy localizadas de arenas y gravas.

2

Las coordenadas topográficas para la localización de todos los elementos geográficos han sido extraídas de cartografía oficial, en especial del Mapa de Reestructuración Territorial de Madrid (1987), editado por el Ayuntamiento de Madrid (Hoja 0559, 3-4) a escala 1:10.000. Todas las coordenadas se presentan en sistema U.T.M.. Encuadre polígono: Límite Norte: Lat. 30TVK ------4 466 950 / Límite Este:Long. 30TVK ---------443 300 / Límite Sur:Lat.30TVK ----------4 465 620 / Límite Oeste:Long.30TVK -------442 250. Punto central área de intervención: 30TVK 442 589 4 4

Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

4 José Martínez Peñarroya

En la actualidad el relieve original en terrazas se encuentra radicalmente alterado por varios fenómenos de modelado antrópico entre los que cabe destacar, como el espacio de estudio se halla dividido en dirección Norte Sur por la mencionada autovía entre los cinturones de circunvalación para tráfico rodado de Madrid (M-30 y M-40) y la N-IV. La presencia de un viario de estas características ha producido importantes alteraciones en una franja de unos 5 m. a cada lado del mismo. La explotación de áridos para construcción que se ha desarrollado sobre áreas localizadas del polígono ha producido importantes modificaciones del relieve. Estas antiguas explotaciones, hoy abandonadas, se concentran en la mitad Sur del proyectado polígono y afectan de forma determinante a una parte sustancial de las zonas verdes situadas al Este del intercomunicador mencionado. En muchos casos se utilizaron antiguas excavaciones de areneros para realizar vertidos de escombros que se enrasaron con la superficie original del terreno, por lo que una vez enmascarados por la vegetación, resultó extremadamente difícil localizarlos. Estas características, que afectan de forma generalizada a toda la orla Sur del área metropolitana de Madrid, plantean serios problemas a la hora de realizar estudios de reconstrucción del paleopaisaje, así como obligan a un extremado cuidado en la identificación de los indicios geomorfológicos más insignificantes.

METODO La naturaleza de las obras a proyectadas sobre las zonas en estudio requerían tratamientos diferenciados para las zonas verdes y para los viarios. En las primeras, dado que la cota de profundidad de las obras era muy escasa y que por su naturaleza, se prestan muy bien a la conservación "in situ" de materiales arqueológicos, se planeó una simple identificación de restos, teniendo en cuenta la ya citada posibilidad de su conservación. Por el contrario, en el caso de los viarios, al ser necesaria la realización de profundas excavaciones para la colocación de los colectores de alcantarillado, así como la drástica alteración general que sufrirían los terrenos sobre los que se implantasen, hacía necesario prever que cualquier registro arqueológico que no fuese identificado exhaustivamente con vistas a su posterior salvamento y recuperación, sería Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

5 José Martínez Peñarroya

completamente destruido. El fin perseguido era el de reconocer la extensión, características y potencial científico de los restos arqueológicos que se encontraban en los espacios proyectados como zonas verdes y viarios dentro del polígono. Puesto que la construcción de instalaciones industriales sobre el área de trabajo significaría, salvo modificación específica de los sistemas de construcción utilizados en la zona, la destrucción de los eventuales restos arqueológicos, se utilizó un criterio calificador que puede ser considerado restrictivo en lo referente a la capacidad de uso, pero que, por otra parte, implicó una alta seguridad en la explotación posterior de aquellas áreas calificables como aptas para la recepción de instalaciones. Sobre estas bases creemos que ha de considerarse la identificación de una estructura o de un conjunto de materiales, siempre que conformen un registro inalterado, como criterio suficiente para calificar el área, convenientemente registrada y cartografiada, y una vez encuadrada espacial y temporalmente como asimilable en sus características al conjunto arqueológico correspondiente, como incompatible con el uso del suelo como soporte de instalaciones, o cualquier otra utilización que implique alteraciones o destrucciones de los niveles arqueológicos, siempre que no se realicen acciones encaminadas al salvamento completo de los registros exhumados. Por otra parte, ha de tenerse en cuenta, dentro del profundo proceso de alteración y destrucción de los registros arqueológicos que afectaba al yacimiento, que la simple presencia de restos arqueológicos inespecíficos, no fue considerada como criterio principal de calificación, en tanto no se analizó su estado de alteración y su potencial arqueológico, interpretado, no como la aparición de materiales que pueden ser recuperados o trasladados sin perjuicio de su identidad arqueológica - nos referimos básicamente a objetos muebles; cerámica y otros artefactos -, sino como su capacidad generadora de información científica en una relación indisoluble del entorno del Valle del río Manzanares. Durante la primera parte de la actuación se utilizó un modelo de prospección visual, sistemática y total mediante la división previa del área de actuación en franjas (transects) de anchura y orientación siempre igual (5 m. en cada caso) que cubriesen de forma ordenada toda la superficie. Los prospectores ocuparían siempre la misma posición, de tal forma que el orden correlativo adoptado dentro de cada recorrido, A, B, C, ..., n se mantuviese en todos los recorridos, en el mismo orden y con la misma persona siempre en idéntica posición respecto a las demás. Así, con cinco personas en un frente que nunca llegaba a los veinte metros se Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

6 José Martínez Peñarroya

conseguía una alta efectividad en cada recorrido, máxime cuando se puso especial cuidado en que el barrido se realizase con todos los prospectores caminando en paralelo, de tal forma que fuera posible la corroboración de cada hallazgo, al menos por otras dos personas, aparte del descubridor. Los materiales identificados fueron marcados con una etiqueta de plástico, sujeta con un clavo y con un adhesivo sobre el que se consignaba lugar, calle y número de pieza, así como la naturaleza del hallazgo. Se utilizó un código de colores para las distintas marcaciones, de manera que de un rápido vistazo se tenía una idea aproximada del predominio de unos materiales sobre otros. Para evitar los ruidos y desviaciones producidos por la recogida selectiva de materiales, se conservan todos ellos "in situ", mientras duró este proceso. Una vez identificado y considerado como potencialmente interesante en virtud de una serie de características que luego comentaremos, cada uno de los hallazgos era ubicado mediante lectura en brújula taquimétrica respecto a tres referencias geodésicas o topográficas conocidas y situadas dentro del polígono. Dichas marcaciones eran anotadas, junto con una breve descripción de las características del suelo y la composición y naturaleza del hallazgo en el cuaderno de campo del prospector. Al final de cada pasada se anotaban las características más relevantes del terreno recorrido. Situados diariamente los hallazgos en un plano a escala 1:1000 del área de trabajo, se inicia una fase intermedia de recopilación e interpretación bibliográfica y cartográfica que pudiese aportar información sobre ciertas anomalías y peculiaridades observadas en la distribución del registro arqueológico. A través de ellas se conocieron otros importantes procesos de alteración antrópica, anteriores y posteriores a la construcción del polígono, que habían afectado a diversas zonas del mismo y que concordaban con la distribución y estado de los materiales identificados. Para finalizar la primera fase, se realizaron series de prospecciones selectivas analíticas (quadrats) sobre las zonas de hallazgos que reuniesen características consideradas más relevantes en los referente a su potencial como generadores de información. Durante la realización de los quadrats, se efectuó una recogida sistemática de los materiales incluidos en un cuadrado de dos metros de lado, delimitado mediante una cuadrícula portátil. Tras colocarse la cuadrícula se identificaban los diferentes tipos de material con etiquetas de diferentes colores, atendiendo a su naturaleza. Luego, estos quadrat eran dibujados a escala utilizando el mismo código de colores, y los materiales recogidos en bolsas. El propósito de esta actividad era obtener información detallada acerca de la distribución microespacial de los materiales, dentro de las concentraciones identificadas, buscando alguna posibilidad de interpretación acerca de su composición funcional. Cada quadrat se considera además como un plano de Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

7 José Martínez Peñarroya

superficie y como tal se interpretó en aquellos casos en los que se han efectuado sondeos en su misma localización, de tal forma que sea posible reconocer el grado de correspondencia existente entre los quadrat entre sí y con los materiales recuperados en los diferentes planos excavados. Tras finalizar los quadrat sobre el área de estudio se procedió a efectuar un estudio comparativo entre todos los realizados, asignando valores a cada uno de ellos, atendiendo a los criterios definidos anteriormente. El propósito de este proceso era el poder obtener algún tipo de valoración a partir de la información obtenida, tendente a escoger los mejores lugares en los que realizar excavaciones. Indefectiblemente, todos los valores altos (> 7.5/10) se situaban sobre el tramo de vial denominado Calcio Norte, y dentro del mismo en la parte noroccidental del polígono, correspondiéndose exactamente los valores altos con la zona de cotas más elevadas dentro de las terrazas. Ante la presencia del registro arqueológico se definieron una serie de criterios que inspiraron todo el desarrollo de la actuación. - La secuencia los trabajos a realizar había de adecuarse al proyecto de urbanización, dentro del cual era prioritaria la liberación de los viarios, con vistas a poder acometer las obras de implantación de alcantarillado y otros servicios. En una segunda fase se procedería al estudio de las parcelas limítrofes con el trazado de la calle. - El tipo de registro identificado hacía necesaria la excavación y salvamento de áreas completas en las que no solo se documentasen los aspectos ergológicos (materiales), sino también los aspectos relacionados con la conducta deposicional, entorno de captación de recursos, y, en general con las características distributivas y funcionales de todas las áreas anteriormente definidas como de interés arqueológico. Dejando para trabajos más detallados los aspectos metodológicos de la intervención 3, baste decir que se utilizó un sistema de registro múltiple basado, tanto en soportes convencionales (fichas, dibujo y fotografía), como en bases informáticas generadas "in situ" y registro en vídeo de la excavación. Para todas las zonas se realizaron planos con acotado tridimensional a escala 1:10 en todos los niveles y referencia sobre plano de la totalidad de los materiales exhumados. La potencia máxima de los planos de excavación fue de 10 cm. en el interior de los silos y de 5 cm. en las zonas de habitación. Se empleó para la 3

Tenemos noticia que se ha redactado la memoria correspondiente a la intervención que describimos, bajo la coordinación de otro de los directores (J.M.A.). Los materiales arqueológicos se hallaban depositados en los locales de la empresa de patrimonio histórico citada en la nota 1, siéndonos sustraído todo el contenido de la citada empresa por el entonces socio nuestro Jorge Vega y Miguel. Esta persona entregó todo el material arqueológico procedente de Verona II al citado director de las actuaciones, ya desvinculado de la entidad, por lo que interrumpió la memoria ya iniciada por nosotros y de la que el presente estudio era sólo su inicio. Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

8 José Martínez Peñarroya

excavación y localización de los restos un sistema de coordenadas tridimensionales, basado en unidades de 9 x 10 m. de lado, orientadas longitudinalmente con respecto al proyecto de vial, que se subdividió en cuadrículas de 3 x 5 m. y éstas en unidades de excavación y registro de un metro cuadrado. Al mismo tiempo que las prospecciones y excavaciones se realizó la toma de datos para una posterior analítica a realizar y que básicamente correspondían a la realización de una columna polínica a partir de la limpieza de los perfiles del sondeo SM3, perfilado total de dicho sondeo para observar la estratigrafía general del área y toma de muestras de sedimentos por cuadrículas y conjuntos, así como de los conjuntos funerarios y toma de muestras de carbón para análisis de C-14 y antracológícos. PRIMERA FASE: PROSPECCIONES ARQUEOLOGICAS Las prospecciones arqueológicas comenzaron el día 13 de mayo de 1991. Tras un reconocimiento general del territorio, planteamos la realización de los transect sobre los viarios y las zonas verdes. No abundamos en la metodología empleada, descrita en su apartado, pero si reseñar que los transects se realizaron preferentemente en los viarios, mientras que por las características especiales de las zonas verdes (abruptas, con vertidos puntuales y sin restos evidentes) se realizó una prospección directa del terreno. Pasamos a describir someramente los resultados de estas prospecciones divididas en calles, para los viarios, y numeradas para las zonas verdes. Viario B/Norte: En los márgenes de la calle A apareció escaso material. Ello puedo ser debido a las remociones realizadas por la maquinaria durante la explanación, observándose una mayor presencia de tierras e este margen, que habrían enmascarado el registro inicial. En la Calle "B", los únicos útiles reconocibles, aparte de diversas lascas y fragmentos cerámicos no selectos, fueron cinco piezas que aparecían muy agrupadas en la parte central del recorrido. En la calle "C", los materiales aparecían dispersos, aunque se observaba cierta concentración en su parte media y final. Destacaban los utensilios de piedra (4 a 8) frente a los fragmentos cerámicos. Muy escaso también era el material de la calle D, un solo registro, debido quizás a hallarse ésta sobre una zona de arenas, que aparecían mas removidas por el tráfico de maquinaría. Ello quizás contribuyó al desplazamiento lateral de los materiales. Hacia el tramo medio y final se produjo la mayoría de las apariciones de materiales, coincidiendo con una serie de manchas oscuras, que sin embargo no revelaron la existencia de estructuras cuando se excavaron los sondeos mecánicos en ese lugar.

Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

9 José Martínez Peñarroya

Viario B / Sur: Al existir restos de vertidos de escombros, que habían afectado a una franja de unos cincuenta metros en la mitad del trazado de la calle B en su tramo sur, los materiales aparecían repartidos a ambos lados de esta franja. Así en la calle A solamente se pudieron documentar cuatro hallazgos, dos a cada lado de la franja. Sin embargo en B se hizo notoria la tendencia, corroborada por el resto de las calles de la concentración de materiales en la parte este del trazado (6 frente a 2). Esta parte se correspondía con el antiguo yacimiento arqueológico denominado Santa Elena o km. 2.800 de la carretera de San Martín de la Vega. En este lugar aparecía en aquel momento el hueco de una gravera, ocupada parcialmente por pequeños vertidos de escombros. Recorrida la zona, aunque quedaba fuera de viarios y zonas verdes no se apreció resto material ni de estructuras que evidenciara el yacimiento citado en la bibliografía. Únicamente se apreció en el talud norte de la citada gravera y que lindaba con la zona industrial residual del polígono la existencia de materiales arqueológicos (cerámicos y líticos principalmente) de lo que hubiera podido constituir una zona de habitación o uno de los denominados "fondos de cabaña". Tras la limpieza mediante retirada de tierras y perfilado del mismo se pudo apreciar un nivel uniforme de materiales, concentrados en una extensión de un par de metros lineales del perfil. Bajo los mismos, que se hallaban incluidos en un nivel de arenas de color ocre oscuro, se disponía un nivel de arcillas arenosas de color mas claro. Los materiales y el mencionado posible nivel de ocupación había sido sellado por la presencia de numerosas escorias modernas y escombros procedentes de la industria de fundición situada en las inmediaciones. En el resto del talud, que aunque irregular, se extendía por su parte norte de forma vertical, no se apreciaron otros restos materiales y/o estructurales. Los restantes límites de esta gravera únicamente presentaban coluviones de escombros, en su área oeste, justamente donde conectaba con la zona de mayor concentración de restos de la calle B, y áreas despejadas a sur y este, donde se hallaba ceñida por la autovía de conexión M-30/40 – N-IV. Volviendo a la calle B Sur se repitió el esquema de hallazgos en la calle B de los transect, ya que documentamos nueve hallazgos al norte, frente a tres en el sur. No olvidemos que las arenas se hacían presentes más al sur, tanto en cuanto el último de los sondeos mecánicos realizados (SM5) se hundió ante la poca consistencia de su material base. Esta masiva presencia de arenas poco compactas era también visible en la intersección de las calles B y Calcio que tenía lugar unos metros mas al oeste de este último sondeo mecánico realizado por nosotros. Un fragmento lítico y otro cerámico fueron los que aparecieron en la mitad de la calle D, justamente en la zona invadida por los escombros. Su presencia debió ser debida al desplazamiento producido por la maquinaría. En esta calle se equipararon casi los Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

10 José Martínez Peñarroya

hallazgos de este y oeste (4 frente a 3), siendo curiosamente predominantes los restos cerámicos. Una serie de manchas oscuras existentes en el tramo oeste del transect marcado como E, nos hizo pensar en la posibilidad de existencia de estructuras. Tras una detenida limpieza de las mismas se constató la presencia de materiales modernos (vidrio) y la total ausencia de materiales arqueológicos. C/ Calcio Norte: Esta calle presentaba una primera característica fundamental como era la existencia de una vaguada en la mitad de su trazado, producida quizás por una extracción de arenas. Esta vaguada de unos veinte - treinta metros de anchura se halla inmediata a vertidos puntuales de escombros (al oeste). Como en el resto de las antiguas zonas de extracción de áridos, quedaban vestigios de vegetación palustre e incluso grandes arbustos, debidos a la concentración de humedad en los fondos. La prospección en esta calle se hizo siguiendo la orientación Norte - Sur y partiendo de la valla perpendicular a calle que llevaba a la entrada de las instalaciones de los talleres de RENFE de Villaverde. Según nos acercamos a la mencionada vaguada la compacidad de las arenas de la superficie de la calle se iba haciendo menor, lo que hacía que tras pasar al otro lado se nos apareciera un gran arenal, con afloramientos puntuales de yesos. Desde el inicio de la prospección se constató la gran concentración de materiales arqueológicos en el sector norte. Diecisiete fueron las marcaciones efectuadas en la calle A, casi todas menos dos en el sector norte, es decir, anteriores a traspasar la vaguada. También dos eran los hallazgos de materiales en las zonas arenosas tras la vaguada, esta vez para la calle B, mientras que eran registrados ocho en la parte norte. Las calles C y D continuaron con la misma tónica. Ante la gran cantidad de materiales que se podían observar en esta zona optamos sólo por marcar aquellos que en nuestra opinión fueran útiles líticos o fragmentos cerámicos selectos (aquellos que por forma o decoración puedan ser atribuibles a un periodo cronológico determinado o a una función concreta). Por ello, como mas adelante comentaremos, se seleccionó in situ, para evitar un trabajo innecesario, máxime cuando la zona ya se perfilaba como de un potencial muy alto. Para tener una muestra representativa optamos en la calle E por recoger cerámica y sílex que aparecieran juntos. La abundancia de materiales era grande, lo que nos confirmó en nuestra sospecha que se tratara de un yacimiento y no de una serie de materiales sueltos o aportados. La no presencia de marcas de rodadura en los materiales, así como la calidad y especificidad de los mismos (abundancia de denticulados y la presencia de la única hacha pulimentada hasta ahora recuperada) nos abundó en esta idea. C/ Calcio Sur: En la calle A se hacían más notable la presencia de materiales en la zona sur, inmediata a la valla. Los fragmentos aparecían muy rodados, con abundancia de Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

11 José Martínez Peñarroya

sílex, frente a escasa cerámica, que por sus características bien pudiera ser contemporánea, asociada a los restos de huerta y zonas de cultivo inmediatas. Esto mismo, y la escasez de materiales a partir de la zona sin restos, justo donde los afloramientos de yesos, se constataba en las calles B y C, donde la piedra seguía predominando. Sin embargo, aunque masiva la piedra, los materiales de la calle D se agruparon a partir de la zona estéril, muy concentrados, lo que nos obligó a realizar un quadrat sobre los mismos. Para la calle E, tras abandonar la revisión de las terreras dejadas a ambos lados del viario por la explanación, ya que estaba resultando estéril, se concentró sobre su zona asignada, recuperando siete fragmentos de lascas, muy rodadas, y sólo tres fragmentos de cerámica. Abordamos la descripción de las otras unidades de prospección realizadas, cuales fueron los aludidos quadrats y sondeos mecánicos. Se realizaron un total de diecinueve quadrats4, con el objeto de documentar las concentraciones de materiales. Cincuenta y tres fueron los sondeos mecánicos realizados 5, a partir de unos ejes determinados; margen Este en el caso de los viarios, con un origen de coordenadas en el Norte. Para la zona verde (denominada Verde 4) se determinó un eje emplazándose a un lado y a otro los sondeos. Excepto en los sondeos 2 y 3 de la calle Calcio Norte no se advirtió la presencia en los otros de estructuras ni de materiales significativos. En los sondeos realizados en la zona “Verde 4” (doce en total) aparecieron escombros, documentándose el relleno de esta antigua gravera mediante vertidos controlados. Estos sondeos fueron verificados mediante sondeos manuales realizados en Verde 2, calcio Norte y Verde 4 en número de ocho, sin que aparecieran restos dignos de mención. Centrándonos en la calle Calcio norte se procedió a una retirada mecánica gradual de tierra del área en la que habían aparecido mayores restos. Como quiera que estos eran muy abundantes se procedió a la parcelación de la zona y a la recogida de materiales. Tras una segunda pasada se intensificaron las manchas y la aparición de materiales. Por todo ello se determinó la reserva del área de mayor potencial que se correspondía con las coordenadas 55 a 115, en metros desde la valla norte de esta calle, y una anchura igual a la totalidad del viario (18 m.). Por ello en principio no incluíamos las coordenadas 0 a 55, en los que en principio no había aparecido una densidad alta de hallazgos. El extremo norte coincidía así con el sondeo

4

Calcio N/ Q01 a Calcio N/Q17 / Calcio S/Q01 y Calcio S/Q02.

5

La maquinaria empleada fue una retroexcavadora de tipo mixto CASE Modelo 5806, provista de pala de 2.40 m. de anchura y una distancia entre dientes de 0.32 m., dotada de un sistema de subida de los dientes, con lo que queda una cuchilla que fue empleada en la retirada gradual de tierra de las zonas de la calle Calcio Norte y cazo de 50 cm. de anchura y distancia entre dientes de 12 cm. Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

12 José Martínez Peñarroya

mecánico 2, donde se documentaba restos de agujeros de poste, un posible fondo de cabaña y restos de una estructura de almacenamiento subterránea. Las conclusiones de esta primera fase se recogieron en un informe de peritación previa presentado ante el denominado entonces como Centro de Estudios Históricos y de Patrimonio Mueble (Registro General ref. 10/8588.7/91 de 10-7-91) de la Comunidad de Madrid. Mediante prospección integral y sondeos se había delimitado una zona con registros arqueológicos prácticamente inalterados en la parte Nordeste del Polígono dentro del vial denominado c/ Calcio Norte. El área de potencial interés ocupaba una superficie de 30.000-35.000 m!, con el viario como eje central de la misma y planta formando una elipse con su eje mayor en dirección Este - Oeste. En el resto del polígono no se documentó la presencia de registros coherentes, al hallarse afectado en su mayor parte por antiguas graveras que destruyeron los niveles arqueológicos, y que posteriormente se rellenaron con escombros y materiales de derribo. Culturalmente, los materiales identificados se situaban en dos etapas: un registro correspondiente a áreas de habitación en un período entre el Neolítico Final y el Bronce Inicial y varias incineraciones que definieron una necrópolis, datable con reservas en la primera Edad del Hierro. A ello debemos unir la presencia de algunos materiales cerámicos campaniformes (estilo continental) y fondos de cabaña con cerámicas lisas a ubicar en algún momento de la Edad del Bronce. SEGUNDA FASE: EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS Como hemos visto con anterioridad la concentración de materiales se hizo especialmente significativa en el tramo norte de la calle Calcio. Además los sondeos mecánicos (2 y 3) revelaron la existencia de estructuras y las dos retiradas graduales mecánicas de tierra continuaron aportando materiales, clarificando la planta de los cimientos de una casa contemporánea situada en el extremo sur del área reservada por nosotros y definiendo con mayor intensidad las manchas de distinta coloración del suelo, asociadas a restos líticos y cerámicos, que demostraban indudablemente la existencia de un asentamiento prehistórico. La tipología cerámica y lítica recuperada hasta este momento permitía plantear la existencia de al menos dos fases diferenciadas culturalmente: la primera, perteneciente a un asentamiento del Neolítico avanzado o Calcolítico y la segunda, a la utilización del mismo espacio por parte de pobladores de la primera fase de la Edad del Hierro. El patrón de asentamiento del poblado Neolítico - Calcolítico respondía a la tipología conocida para las comunidades tribales de agricultores y ganaderos: El asentamiento se localiza en un lugar abierto, situado sobre una suave elevación del terreno (terraza de + 14 Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

13 José Martínez Peñarroya

metros de la margen derecha del río Manzanares), que domina un amplio tramo del valle medio - inferior del río, y las tierras circundantes, aparentemente sin carácter defensivo, pero que permite un cierto control del entorno próximo y la explotación de los recursos que le proporciona las fértiles tierras del valle del Manzanares y de su subsidiario el Butarque, además de las zonas de las tierras altas que les proporcionarían pastos para el ganado, y la explotación de los bosques circundantes. En vista de todo ello decidimos acometer una excavación en área, distinta de la metodología empleada hasta ese momento (transec, quadrat, sondeos mecánicos y manuales). Esta excavación en área tenia por objeto la documentación in situ de la dispersión de materiales y el aislamiento y verificación de las distintas manchas, en definitiva para hacerlas asimilables o no a estructuras. Fue elegida la zona entre las coordenadas métricas lineales 95 y 105, evitando así deliberadamente el extremo sur, donde se hallaban restos de una casa contemporánea que lógicamente había alterado el registro anterior, incluyendo en nuestra área el sondeo mecánico 3, en cuyo ángulo NW aparecía un silo o estructura de almacenamiento. Se acordó reducir el ancho del viario original de 18 a 16 metros, para permitir una zona de paso en los extremos y se mantuvo el eje central marcado en el trazado primario. Así la zona de excavación de 10 x 16 metros fue dividida en dos mitades longitudinales a partir de su eje, excavándose en primer lugar la mitad este. Estas cuadrículas se denominaron A y B, con unas dimensiones de 8 x 10 m. subdividas en seis subcuadrículas de 4 x 3 m. y a su vez en 12 unidades de 1 metro cuadrado. Situados al norte se emplazan dos testigos de 4 x 1 m. Los trabajos de excavación propiamente dichos comenzaron el día 20 de Mayo de 1991, con la limpieza y cuadriculación anteriormente descrita del área de mayor densidad de restos arqueológicos junto al SM3 (2 x 4 x 1.20) de la calle Calcio Norte. La excavación arqueológica en área se realizó mediante el sistema de niveles artificiales (no mas de 5 cm. de potencia) aislando los conjuntos y estructuras complejas. El proceso requería la excavación mediante humedecido del suelo; los materiales arqueológicos se dejaban momentáneamente in situ, lo que permitía un control absoluto de los cambios de coloración y textura, así como de las estructuras evidentes, acumulaciones de piedras, y latentes que pudieran denotar la presencia de estructuras de habitación. Junto a ello se realizó la planimetría completa a escala 1:10 de todos los planos excavados y a 1:2 de los conjuntos mas significativos así como de las urnas de incineración, Esta planimetría se completó mediante fotografía y vídeo, además del dibujo de los perfiles de los SM2 y 3 (con restos de estructuras) y de los realizados en el proceso de excavación de las cuadrículas A y B. Los trabajos se iniciaron ampliando hacia Norte y Este la primera de las grandes cuadrículas excavadas (B). el procedimiento standard de excavación consistía en realizar un Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

14 José Martínez Peñarroya

primer barrido sobre toda la cuadrícula, humedeciéndola a continuación para detectar las posibles incineraciones que se encontraban a ras de suelo. Esta fase también permitía localizar diferencias en la coloración como primera forma de diferenciar las áreas de habitación. Debemos incidir que las especiales características litológicas y edafológicas, en las que dominan los movimientos verticales de evapotranspiración y los materiales arcósicos finos, han producido tres efectos básicos sobre el registro arqueológico: la naturaleza arcósica del terreno provoca que en épocas de lluvia la lixiviación o lavado de las capas superficiales de terreno arrastre todos los sólidos en suspensión hacia los niveles inferiores de suelo, lo que provoca una uniformidad de las coloraciones que hacen muy difícil la identificación de estructuras. En segundo lugar durante las etapas de sequía, la evaporación de humedad desde las capas inferiores en contacto con los yesos provoca la cementación de las arenas por sulfatos. El juego estacional de estos dos episodios provoca importantes retracciones y expansiones del terreno lo que incide negativamente en el estado de conservación de los materiales. En último lugar, el elevado grado de acidez de los suelos arcósicos ha producido la práctica desaparición de todos los restos orgánicos (frutos, huesos, carbones) que pudieran haberse conservado. La ampliación hacia estas dos cuadrículas permitió identificar el final del área de dispersión de los materiales neolíticos por el Norte, aproximadamente a los cinco metros de límite norte de la cuadrícula B, mientras que se recuperaban nuevas incineraciones, todas ellas muy afectadas por las labores de desbroce inicial de los viarios. Hacia el Este, el registro neolítico aumentaba en cantidad y calidad, especialmente en el caso de las cerámicas decoradas y de los materiales líticos, documentándose por vez primera la aparición de auténticos microlitos en sus formas más típicas: triángulos, trapecios y medias lunas. Asimismo se confirmó por completo la génesis laminar de la totalidad de los productos de pedernal. Una vez delimitadas y excavadas las zonas descritas se procedió a vaciar una serie de estructuras de desarrollo vertical, de tipo silo, que se abren bajo la base de las huellas de una de las cabañas identificadas. La morfología de estas estructuras era muy variada, siendo predominantes los tipos troncocónicos, es decir; con paredes verticales y un brusco ensanchamiento en su base. Tampoco su contenido resultaba muy definitorio. Una parte de los mismos se encontraban vacíos, mientras que en otros abundaban los materiales cerámicos. Mención especial merecía un fondo de, aproximadamente 1,20 m. de diámetro, y planta circular en cuyo interior se encontró una gran cantidad de vasos cerámicos, predominantemente lisos y con acabados espatulados o bruñidos, incluyéndose en este mismo paquete una serie de restos humanos, que comprendían la práctica totalidad del esqueleto de un individuo adulto, además de dos grandes molederas pasivas de granito.

Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

15 José Martínez Peñarroya

Una vez concluida la excavación sobre estas cuadrículas, se procedió a asegurar el límite Norte de la excavación mediante catas y se iniciaron los trabajos en la zona Sur. Entre las cuadrículas excavadas y la que se abrirían en la zona sur existía un vacío en el registro provocado por la presencia de una casa fechable en los siglos XVII XVIII, cuyos cimientos rompían y destruían los niveles prehistóricos en esa zona. La ampliación Sur, por tanto se realizó a partir del límite meridional de dicha estructura. La excavación en la zona Sur comenzó en dos puntos a la vez; uno de ellos cercano a la casa del XVIII, buscando la continuación del registro localizado al otro lado de la misma. La otra zona de excavación se abrió en el extremo Sur de la zona delimitada, para identificar la extensión del área de dispersión por esa parte. La excavación en esta última zona proporcionó resultados negativos al no encontrarse materiales ni estructuras asociadas. Ligeramente más hacia el norte, la excavación se concentró sobre un área en la que se multiplicaron los hallazgos cerámicos y líticos, definiendo sobre unos 20 m!, un conjunto de estructuras de habitación con una agrupación material claramente fechable en momentos neolíticos. Junto a las estructuras de habitación, reconocibles por sutiles cambios en la coloración y textura del suelo y, sobre todo por la dispersión de los materiales, se localizó una zona con gran abundancia de lascas de sílex, así como herramientas terminadas y una pequeña moledera de granito. Conjuntamente a estos trabajos se actuó sobre las dos grandes parcelas contiguas al viario, que habían quedado definidas en el informe inicial como áreas de alto potencial. Inicialmente se desbrozó y limpió toda la superficie de a parcela 10 AA a, eliminando además los escombros que de forma discontinua cubrían aquella. Tras esta limpieza se realizó una nueva prospección binaria (transect + quadrat) que determinó la ausencia de materiales en las zonas más alejadas del viario, con excepción de la zona situada al pie de la pequeña cuesta hacia el río. En superficie se apreció una disminución de los materiales a medida que nos alejábamos del punto central de la excavación sobre el viario. Hacia el Este, siguiendo la dirección general de la escorrentía superficial, eran más abundantes los fragmentos de pequeño tamaño (laminillas y fragmentos cerámicos), mientras que en el Oeste, junto al viario, eran más frecuentes los materiales gruesos. En una siguiente fase, contando con los servicios de una motoniveladora cedida por la propiedad, se retiraron capas de tierra de entre dos y cinco cm. de potencia sobre toda la superficie de las parcelas, siguiendo en todos los casos la topografía en cuesta desde Este a Oeste. Esta actividad se realizó siempre bajo vigilancia visual por dos arqueólogos. Los resultados fueron similares a los de la fase anterior; concentración de materiales en superficie en torno al viario, con predominio de elementos gruesos y pesados en la zona más cercana a Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

16 José Martínez Peñarroya

aquel y finos hacia el Este, terminando por desaparecer a unos quince metros del viario. En el extremo más Occidental de la zona de trabajo, se descubrían acumulaciones de piedras y restos de sílex al final de la cuesta. Su análisis macroscópico reveló que se trataba de productos de arrastre desde cotas superiores. No sabemos si estos elementos habían sido trasladados superficialmente (arroyada difusa o concentrado) o si su deposición se debió a traslaciones subaéreas (solifluxión), aunque el elevado índice de clastificación parece indicar que su movimiento se realizó superficialmente. Finalmente se realizaron varias zanjas utilizando la niveladora en capas de cinco cm. de potencia, hasta llegar a cotas similares a aquellas en las que se situaban los registros de interés en la zona del vial (-0.43 m con respecto a la cota máxima al Este del viario). Con estas labores se confirmó la ausencia absoluta de materiales en profundidad sobre esta parcela. Posteriores excavaciones sobre esta banda indicaron que los materiales proceden exclusivamente de arrastres y movimientos en superficie, al no existir a cotas similares e inferiores a las de las estructuras localizadas en el viario, estructuras similares a las localizadas en el mismo. Sobre la parcela 10 AB a, de topografía completamente llana y ligeramente basculada hacia el Este se realizó una retirada gradual de tierra de toda la superficie mediante niveladora en planos de 4-5 cm. de potencia, prospectándose la zona con transects y quadrats antes y después de dicha operación. Al igual que ocurriera en la parcela anteriormente descrita, los materiales arqueológicos en superficie se concentraban sobre una banda de diez metros paralela, estando ausentes del resto de la zona estudiada. En esta franja se documentaron y excavaron dos estructuras de tendencia circular formada por piedras de pequeño y mediano tamaño, cuidadosamente colocadas, con un diámetro de unos cuatro metros y sobre la que aparecían restos cerámicos de cronología aún no determinada, aunque de indudable apariencia prehistórica. Salvo las estructuras comentadas cuya funcionalidad aún no ha podido determinarse, no aparecían nuevos restos en toda la parcela. La razón de la dispersión gravimétrica de los materiales en las zonas externas al viario (y también en las cotas superficiales del mismo) se debía a la siguiente secuencia de procesos; en algún momento posterior al abandono de la zona, se producen roturaciones o movimientos de tierra en sentido Este - Oeste y viceversa que alteran y redistribuyen los materiales arqueológicos, desde un foco central situado sobre el viario y una estrecha banda estudiada al Este del mismo. Con posterioridad procesos erosivos naturales, de fuerte incidencia superficial al no existir prácticamente vegetación) producen el movimiento de los materiales en superficie, conservándose "in situ" los restos de mayor tamaño o peso, en tanto que los más pequeños y ligeros descienden hacia niveles inferiores. Para corroborar esto, los Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

17 José Martínez Peñarroya

trabajos en profundidad realizados sobre las parcelas evidencian una sistemática ausencia de registros coherentes en las capas inferiores consolidadas, mientras que los niveles superiores ofrecen abundantes restos, fuertemente fragmentados en el caso de las cerámicas y útiles líticos laminares. ANALISIS DE ESTRUCTURAS Y MATERIALES ARQUEOLOGICOS. Durante el proceso de excavación de los niveles superficiales hemos observado una serie de estructuras que responden globalmente a los siguientes tipos: 1.- Estructuras rectangulares estrechas, rellenas de un sedimento arenoso de color claro. 2.- Estructuras de tendencia circular, con un sedimento arenoso - arcilloso de color oscuro y compacidad alta. 3.- Estructuras cuadrangulares de relleno de piedras, también muy compactas. 4.- Estructuras funerarias. El conjunto de las tres primeras estructuras pueden ser interpretadas como un sistema de hábitat complejo al que se superpone intrusivamente el conjunto funerario de una decena de urnas de incineración, posiblemente correspondiente a una fase temprana de la introducción de la Edad del Hierro en la Submeseta Sur. En cuanto a ergología se recuperó un amplio conjunto lítico con un índice laminar muy elevado, constituido por un numeroso repertorio de utensilios sobre lascas y láminas, así como restos de núcleos y material de desbastado (fragmentos, lascas de talla, esquirlas, etc..). Entre los útiles tipológicos cabe destacar los tipos correspondientes a cuchillos (ampliamente representados), raspadores sobre lámina y lasca, perforadores, muescas y denticulados, lascas con retoque en general, y abundantes lascas con filos activos etc.. En el apartado de piedra pulimentada solamente ha aparecido un hacha de fibrolita de pequeño tamaño y algunos fragmentos de molederas, tanto activas como pasivas, generalmente realizadas en granito. Los metales son relativamente abundantes para estos contextos en los que tradicionalmente se ha creído en una fuerte agresión del medio sedimentario, y por tanto la pérdida del registro metálico. Sin embargo en este yacimiento hemos obtenido restos de fundición (gotas y escoria), fragmentos de pulseras o espirales realizadas en bronce y dos cuchillos con remaches fragmentados. La representación cerámica es bastante amplia aunque su estado de conservación no es muy bueno. La pasta de estas cerámicas no es de muy buena calidad, con desgrasantes de mediano y gran tamaño, generalmente de cuarzo y mica, además de Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

18 José Martínez Peñarroya

improntas de desgrasantes vegetales. Predominan las cocciones reductoras, aunque se hallan presentes cocciones oxidantes y mixtas. La cerámica selecta, es decir la que permite identificar su forma y/o su función, hasta el momento son las formas abiertas globulares las mas representadas, junto con fondos planos, aunque no están ausentes las formas de paredes rectas ni los cuencos de pequeño tamaño y paredes finas, con escasez de formas carenadas. Los bordes son generalmente rectos no documentándose hasta el momento la presencia de bordes engrosados. Destaca el alto índice de cerámicas decoradas; decoración incisa poco profunda a base de acanaladuras paralelas en algunos casos mientras que en otros, estas incisiones describen triángulos, zigzags, espigas (normalmente en los bordes), cordones y baquetones, ungulaciones, etc. En cuanto a los sistemas de sujeción, los más frecuentes corresponden a botones, mamelones (algunos perforados), asa de cinta en posición vertical, perforaciones, etc. Por lo que respecta a la cerámica de los conjuntos funerarios presentan formas predominantemente globulares con bordes en "S" y lisos, con una técnica de fabricación más cuidada que las anteriores y unas paredes de un espesor menor. Sus superficies se presentan bruñidas en algunos casos y en líneas generales muy bien tratadas.

DISTRIBUCION ESPACIAL DEL REGISTRO ARQUEOLOGICO. La actuación básica que se ejecutó sobre viarios y zonas verdes, se vio completada por la realización de prospecciones visuales sobre la práctica totalidad del polígono. Además de la interpretación bajo enfoques arqueológicos, se tuvo en consideración otra serie de procesos de transformación humana que se han ido realizando históricamente sobre el área de que denominamos Verona II. De esta forma, el proceso de decisión en la confección del mapa definitivo de potenciales arqueológicos del polígono tuvo en cuenta los siguientes parámetros, enumerados según su importancia: 1.- La presencia inequívoca de niveles arqueológicos, independientemente de su estado de conservación puntual en la zona en la que se identificaron inicialmente. 2.- La constatación de presencia de materiales arqueológicos durante la realización de prospecciones. 3.- La comprobación durante la fase de excavación de sondeos de características geomorfológicas que influyan en la presencia o conservación del potencial registro. 4.- La identificación de procesos antrópicos que han eliminado por completo o bien han impedido el acceso a los niveles con restos arqueológicos. Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

19 José Martínez Peñarroya

Como comentarios al plano de potenciales arqueológicos podemos decir se pudieron distinguir dos áreas claramente diferenciadas; la situada al sur de las instalaciones industriales, englobando las mismas, en los que los potenciales arqueológicos eran predominantemente bajos, o incluso habían desaparecido por completo, al arrasarse los niveles superficiales de suelo y, por tanto, de los interesantes para nuestros fines. En la zona Norte ocurría lo contrario; se identificó una zona de alto potencial arqueológico, que englobaba el cuadrante noroeste del área, coincidiendo con las zonas de mayor altura del polígono. La distribución de los potenciales arqueológicos sobre el terreno se efectuó sobre una escala de cinco valores, correspondiendo cada una de las categorías a los siguientes predicamentos de valoración: Las zonas de muy alto potencial englobaban aquel espacio en el que se habían identificado de forma inequívoca, mediante prospecciones y excavaciones, la presencia de un registro arqueológico coherente y en aceptable estado de conservación, susceptible de generar información y materiales de alto valor patrimonial. Se constituyó en zona de tratamiento especial, lo que significó la ejecución de excavaciones arqueológicas adicionales sobre la totalidad del espacio definido. Las de alto potencial eran aquellas en las que, por su ubicación limítrofe con zonas de muy alto potencial, poseyendo similares características topográficas y paisajísticas, y por haberse identificado durante su prospección conjuntos de materiales similares a los presentes en las zonas excavadas con muy alto potencial, se infirió la existencia de niveles similares a los de aquellas zonas de tratamiento especial. Para su estudio se recomendó la realización de una retirada gradual de tierra que eliminó la cubierta vegetal, así como los primeros centímetros de suelo (> 10 cm.), para identificar en extensión aquellas zonas sobre las que sería necesario realizar nuevas actuaciones arqueológicas. Zonas de potencial medio. Para estos espacios se tuvo en cuenta la identificación de restos arqueológicos durante las prospecciones, sin que los mismos llegasen a formar un conjunto homogéneo cualitativa o cuantitativamente. A ello se sumó la ausencia de niveles arqueológicos constatada durante la fase de excavación mecánica. Eran asimilables a estas áreas aquellos espacios en los que, aún en ausencia de excavaciones, no fue posible hallar elementos materiales de interés arqueológico en su superficie, poseyendo las mismas características de entorno y paisaje que las zonas excavadas. Las actuaciones posteriores sobre estas zonas se redujeron a un seguimiento de las labores de movimientos de tierras durante las fases de ejecución de obra. Las zonas de bajo potencial son aquellos espacios en los que se obtuvo un bajo índice de materiales arqueológicos en superficie durante las prospecciones, en los que Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

20 José Martínez Peñarroya

tampoco se identificaron niveles de interés durante la excavación, y en los que, bien las características del entorno o bien la presencia de procesos de erosión antrópica habían incidido de forma determinada sobre el paisaje actual. No requirieron ningún tipo de tratamiento adicional. Por último las zonas desprovistas de valor arqueológico se correspondían con aquellos espacios en los que se había constatado la presencia de estructuras que impiden a corto y largo plazo la realización de actuaciones arqueológicas, o bien aquellas zonas en las que se había constatado la destrucción completa del registro arqueológico potencial. La aplicación de esta clasificación sobre el polígono se materializó en la delimitación de una zona de alto y muy alto potencial en la parte noroeste del mismo. Sobre esta zona se identificaron los dos episodios culturales que hemos comentado anteriormente; la necrópolis de incineración de la primera Edad del Hierro y un asentamiento Neolítico Calcolítico. IDENTIFICACION DEL REGISTRO ARQUEOLOGICO. Los diversos materiales y estructuras recuperadas durante las prospecciones y en las áreas excavadas componen, sin lugar a dudas, un conjunto arqueológico de excepcional interés, dentro del cual cabe especialmente distinguir los identificados en la parte noroeste del polígono. En el resto del las superficies prospectadas, los restos arqueológicos recuperados en las prospecciones, así como la información obtenida durante la realización de los sondeos mecánicos, no constituyen un registro arqueológico coherente, estando ausentes en la totalidad de los sondeos abiertos niveles arqueológicos susceptibles de recibir tratamiento posterior. Por el contrario, el nivel arqueológico parcialmente arrasado que se descubrió en el extremo Norte de la Calle Calcio, alberga materiales que permiten identificar al menos dos momentos culturales diferentes y que, brevemente, comentaremos a continuación. Las nueve sepulturas de incineración descubiertas definen un estrato cultural hasta ahora inédito en el ámbito geográfico de la Comunidad, ya que si recientes excavaciones han sido capaces de exhumar restos de poblados asimilables cronológica y culturalmente con nuestra pequeña necrópolis, nunca se habían descubierto enterramientos de esta época. Queda definido pues como una necrópolis de incineración fechable en la I Edad del Hierro. Todas las sepulturas descubiertas se hallan en bastante mal estado de conservación, siendo lo más frecuente que las urnas que contenían los restos de la cremación se encontrasen cortadas y arrasadas por los trabajos de explanamiento realizados con anterioridad al inicio de la actuación arqueológica, conservándose solamente la mitad inferior de los vasos y aquellos elementos cerámicos que por su pequeño tamaño o por su forma aplanada (platos y cuencos) Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

21 José Martínez Peñarroya

quedaron por debajo del nivel de arrasamiento. En otros casos la totalidad de la urna aparece desplazada y destruida, estando esparcidos los materiales en sentido longitudinal. Suele tratarse de conjuntos pequeños, formados por una o dos urnas conteniendo los restos humanos y una o dos piezas cerámicas, con algún elemento metálico (pulseras o brazaletes de alambre de bronce o pequeños puñales de hierro) como ajuar depositados en oquedades prácticamente al ras de la superficie. Se desconoce, por razones obvias, si las sepulturas poseían algún tipo de indicador de emplazamiento en superficie. De todas formas, prospecciones realizadas en las áreas limítrofes en las que el terreno se conserva prácticamente virgen, no han proporcionado indicios tales como amontonamientos de piedras o pequeñas elevaciones que pudieran interpretarse como elementos de señalización de las sepulturas. En todos los casos los recipientes, tanto las urnas cinerarias como los elementos de ajuar se depositaban directamente sobre el suelo en un pequeño hueco que se rellenaba posteriormente al depósito con la misma tierra extraída, ya que no se han obtenido indicios de excavación y relleno posterior de fosas con materiales diferenciados, tales como tierras de distinta coloración o cenizas, por lo que también debemos descartar, salvo posteriores pruebas en contrario, el hecho de que la cremación se produjese en el mismo lugar en el que habría de depositarse la urna con los restos de aquella. La totalidad de los vasos recuperados se hallan altamente fragmentados, aunque se conservan "in situ". Por esta razón todas las sepulturas se levantaron en bloque, tras un somero tratamiento de consolidación y remitidas inmediatamente al taller de restauración, en donde se procedió a su tratamiento y recuperación. La técnica empleada en la fabricación cerámica es sencilla, siendo todos los recipientes elaborados a mano, y hasta donde hemos podido observar, sin decoración plástica, salvo en algunos fragmentos aislados de bordes. Las pastas suelen ser negras o de color marrón, con diferentes tipos de acabado, predominando las alisadas y bruñidas, con cocciones reductoras o mixtas y paredes relativamente finas. Tampoco podemos por el momento constatar la presencia de decoraciones pintadas, según los esquemas hallstáticos, si bien uno de los pequeños recipientes del ajuar una de las sepulturas, parecía conservar restos de pintura roja en el exterior. La identificación de estructuras relacionables con un poblamiento de la zona a finales del Neolítico o en los inicios del Calcolítico, solo ha sido posible gracias al empleo de una cuidadosa metodología y a la minuciosidad con la que se realizaron las prospecciones previas, en las que ya se puso de manifiesto que sobre la zona definida debían conservarse restos arqueológicos asimilables a épocas citadas al comienzo. En la fase de excavación, desde los primeros centímetros de suelo levantados, aparecen pequeños fragmentos de cerámica a mano y un gran número de lascas y debris de Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

22 José Martínez Peñarroya

sílex, junto con varias manchas de diferentes tonalidades, que contrastaban con el pardo natural de la tierra. Estas manchas eran de dos tipos: las primeras eran manchas oscuras de contornos difusos y que bien presentaban una cantidad de materiales inusual o se presentaban absolutamente vacías, salvo en su nivel más superficial en donde los materiales habían experimentado importantes desplazamientos provocados por las labores de explanación. El otro tipo de mancha se presentaba de forma diferente; destacando claramente sobre el suelo y con un nivel de dureza más elevado, comenzaron a aparecer manchas claras de bordes netos, con una forma alargada en todas ellas y orientaciones muy definidas. Algunas de estas manchas situadas en la zona oriental de la cuadrícula adoptaban formas rectangulares alargadas mientras que otras, bastante menos visibles, se extendían a lo largo de algunos metros y giraban en ángulos cercanos a los 90°. En todos los casos el interior de estas manchas aparecía relleno con arenas amarillas o blanquecinas, similares a las que formaban el manto superior de arenas silíceas de deposición eólica. A medida que avanzaba la excavación podía apreciarse como estas manchas se repetían con un ritmo constante en algunos casos, en especial en una franja que atravesaba diagonalmente la cuadrícula en dirección SE-NW. En esta franja se identificaron dos alineaciones de tres elementos rectangulares, paralelas entre sí y en donde las manchas se correspondían en sentido transversal formando pares de elementos. En posición central entre las situadas más al norte se excavó una acumulación de piedras, con planta tendente al rectángulo y en donde todas ellas presentaban claras señales de haber estado expuestas al fuego. Entretanto, todos los materiales cerámicos, líticos y metálicos que aparecían se conservaban in situ hasta finalizar la excavación de todo el plano y se dibujaba cada pieza en su localización original. De esta forma puede observarse como se producen concentraciones en las que predomina un tipo específico de material; por ejemplo, las acumulaciones de debris de sílex localizadas en el extremo nordeste del área excavada. Con ello se intenta que, una vez finalizada la excavación, pueda llegar a interpretarse la función de cada uno de los espacios individualizados sobre la composición de su registro material. Al igual que ocurriera con las incineraciones, toda la parte superior del nivel arqueológico ha sido destruida, conservándose sólo un delgado paquete cuya potencia oscila entre los 20 y los 35 cm. y que corresponde al "fondo" del estrato de ocupación. Pese a ello, la cota hasta la que se ha producido la alteración es fácilmente identificable al conservarse impresas en el terreno las huellas de dientes de la maquinaria, con lo cual, se considera que el nivel arqueológico comienza inmediatamente por debajo de dicha cota.

Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

23 José Martínez Peñarroya

La ergología material recuperada está compuesta casi exclusivamente de fragmentos cerámicos y de útiles y lascas de sílex. Sólo en un caso se ha recuperado un fragmento metálico, del que puede razonablemente asegurarse que no corresponde a arrastres de los ajuares metálicos de las sepulturas del Hierro I; se trata de un pequeño fragmento metálico amorfo, fuertemente mineralizado y color verdoso que pudiera ser una gota de fundición de aleaciones de cobre. Entre las cerámicas, predominan los acabados groseros y son frecuentes los fragmentos con decoración plástica. Cuando esta aparece suele tratarse de pequeñas incisiones sobre el borde o cercano al mismo, de desarrollo lineal y pequeño tamaño de los elementos decorativos. Más escasas son las decoraciones extensas, de las que solo se han recuperado tres o cuatro fragmentos, todos ellos con motivos diferentes; zigzags, incisiones cuadrangulares en líneas, baquetones ranurados, etc.). Entre los elementos de prehensión se ha constatado la presencia de asas de cinta en disposición vertical y mamelones, tanto circulares, como deprimidos en sentido horizontal. La totalidad de los útiles de piedra tallada son trabajados sobre láminas; cuchillos, denticulados, raspadores, y son muy frecuentes los pequeños núcleos y las acumulaciones de lascas. La materia prima es extremadamente variada en su coloración y textura, encontrándose desde sílex de grano grueso, sobre los que se ejecutan láminas espesas, dientes de hoz y raspadores, hasta variedades jaspeadas de sílex acaramelado o transparente que proporcionan finísimas láminas con delicados retoques. También aparecen a menudo restos de sílex con trazas de haber estado expuestos al fuego. Un elemento que aparece con relativa frecuencia en estado bruto (al menos tres ejemplares) es el cristal de roca en forma de prismas hexagonales, aunque se desconocen por el momento las particularidades de su utilización. Como conclusión final, creemos que nos hallamos en condiciones de asegurar que la zona en estudio albergó, en algún momento entre el Neolítico Final y los inicios del Calcolítico, un grupo humano que habitaba en grandes cabañas de tendencia oval, construidas con materiales perecederos y en los que la madera era elemento estructural esencial, correspondiendo las manchas claras arenosas a huellas de zapatas de pies derechos, en los que la desaparición de la madera ha dado paso a su relleno por las arenas procedentes de la superficie. Como ocurre en el caso de la necrópolis, estamos seguros, que la extensión del área de poblamiento es mucho mayor que la hasta ahora excavada, no limitada por el eje del vial actual sino que se extiende hacia el Este y el Oeste, sobre una amplia extensión, hecho corroborado por la abundancia de materiales cerámicos y líticos en superficie que hemos observado durante prospecciones de delimitación realizadas sobre estas zonas.

Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

25 José Martínez Peñarroya

INTERPRETACION CULTURAL DEL REGISTRO. De la totalidad de los materiales descubiertos puede deducirse que la zona ha sido ocupada como área de habitación por grupos humanos al menos durante el Neolítico Final y Calcolítico, existiendo razonables dudas respecto a la implantación humana estable durante el Bronce Pleno y Final, en tanto que no hemos tenido acceso al estudio tipológico detallado de los materiales cerámicos. La estructuras relacionables con esta ocupación serían de tipo cabaña, construidas siempre con materiales perecederos, al menos durante las etapas correspondientes al Neolítico y Calcolítico. Fases posteriores solamente se documentan en el interior de los silos, por lo que creemos que sus estructuras de habitación, situadas a cotas ligeramente superiores han sido eliminadas por procesos erosivos. La ergología material, interpretada desde un punto de vista funcional, presenta una notable dirección hacia una especialización agrícola, faltando por completo útiles líticos u otros materiales relacionados con la caza (puntas de flecha, pesas, etc.) y la ganadería. Por el contrario, a través de implementos en piedra pulimentada (hachas, azuelas y gubias) podemos asegurar que se realizaban trabajos sobre madera. Estas presuntas actividades agrícolas resultan problemáticas al desarrollarse la ocupación sobre suelos con un potencial de productividad agronómica extremadamente bajo, al menos actualmente. En conjunto el desarrollo estratigráfico de la ocupación o de los restos conservados presenta un carácter horizontal, distribuyéndose las concentraciones de los diferentes fósiles directores (campaniforme, cerámicas lisas bruñidas, asas decoradas, microlitos, etc.) prácticamente sobre la superficie del terreno. La potencia vertical de los estratos de habitación no supera en ningún caso los 30 cm., por lo que creemos que la parte superior de dichos niveles ha sido destruida durante actividades extractivas o roturadoras anteriores, o bien ha desaparecido por causas naturales. Con posterioridad a este momento de ocupación y de forma intrusiva con respecto a los restos de culturas precedentes, se instala en la misma zona una pequeña necrópolis de incineración. El estado de conservación de los materiales es muy deficiente, habiéndose destruido en la mayor parte de los casos las bocas de las urnas. Se trata de enterramientos pequeños, con conjuntos cerámicos que oscilan entre uno y seis recipientes, entre los que contienen las cenizas y las ofrendas. Los acabados son lisos, fuertemente bruñidos, con una cerámica negra de excepcional finura en muchas ocasiones. Desconocemos si algunos vasos pudieran haber estado pintados, en esquemas clásicos de la Edad del Hierro. Los ajuares son bastante pobres, faltando en varias sepulturas y reduciéndose a fragmentos de espirales o brazaletes alambre de bronce en unas sepulturas y pequeños puñales de hierro (dos casos) en otras. En ningún caso, por ahora, coinciden los elementos de Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

26 José Martínez Peñarroya

bronce con las armas de hierro. Respecto a su filiación cronológica, la presencia de armamento de hierro es indicio para algunos de su pertenencia al Hierro II. Por el contrario, atendiendo a su morfología y tipología cerámica, creemos que puede situarse hacia finales del Hierro I. CONCLUSIONES. A lo largo de los seis meses de intervención se realizaron las siguientes tareas: prospección superficial analítica y total de todo el polígono; excavación sistemática de la totalidad de las estructuras y registros identificados en la zona Norte de la C/Calcio y en las parcelas colindantes (10 AA a y 10 AB a) y, finalmente, seguimiento de las labores de excavación por medios mecánicos realizadas sobre los viarios en las zonas anteriormente liberadas, habiéndose desarrollado la actuación en los términos establecidos sobre la totalidad del polígono. Mediante las actuaciones citadas se ha consiguió la confirmación del dictamen parcial, emitido con ocasión del primer informe, que definía la ausencia de restos arqueológicos fuera de la zona delimitada al Norte del polígono. Se corroboró la ausencia de registros coherentes en las parcelas inicialmente consideradas como de alto potencial, obedeciendo la presencia de materiales en superficie a fenómenos de redistribución por arroyada. Respecto a las obras realizadas fuera de la zona de tratamiento especial (viarios y zonas verdes), en cumplimiento de las especificaciones contenidas en la resolución de 12 de Septiembre de 1991, emitida por la Comunidad de Madrid, se efectuó un seguimiento completo de las mismas, sin que en ningún caso, se comprobara la presencia de nuevas estructuras de interés arqueológico o de restos paleontológicos. En el caso de las parcelas 10 AA a y 10 AB a, su prospección y excavación por medios mecánicos y manuales evidenció que la totalidad de los registros arqueológicos se concentraban en una banda de 10 m. de anchura situada al Este de la parcela 10 AB a, única zona, viario aparte, en donde se ha documentado la presencia de estructuras, asociables al nivel de habitación Neolítico - Calcolítico descubierto en el viario. En el resto de su superficie no ha sido posible documentar nuevas estructuras o materiales de interés. La naturaleza de los materiales y registros descubiertos, no hizo aconsejable la conservación "in situ" de los mismos, dado que, en todos los casos fueron excavados (nivel de habitación) o recuperados (incineraciones) completamente durante su propio proceso de evaluación y estudio. En vista de lo dicho, por parte de los directores de la actuación se consideró procedente la liberación total del viario y de las parcelas colindantes, afectados por la campaña de excavaciones, así como del resto de la superficie del polígono, determinada según documentación y mapas contenidos en el informe provisional emitido tras las primeras prospecciones, con fecha de Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

27 José Martínez Peñarroya

10 de julio de 1991, debiendo quedar sujetas únicamente a operaciones de seguimiento de vaciados de baja intensidad, mostrando especial atención en la determinación del potencial paleontológico de la zona. Finalmente se consideró en aquel documento que no resultaba necesaria la alteración o limitación de los proyectos de edificación futura, ya que quedó comprobada tanto la ausencia de registros arqueológicos en el resto del área de estudio como que, caso de haberse conservado marginalmente algún otro tipo de materiales, su disposición sería tan superficial que incluso con las labores someras de acondicionamiento y explanación, quedaría completamente destruido. No obstante y aún el tiempo pasado desde la finalización de los trabajos no se ha publicado prácticamente nada sobre el yacimiento. Únicamente contamos con las referencias de Rus y Velasco (1993) que nos describen someramente el registro del asentamiento6 . Esperemos que la realización de nuevos estudios de conjunto valoren e integren el registro del que nos ocupa en el marco de la Prehistoria reciente del curso medio – bajo del río Manzanares. Concluimos aquí está rápida visión, en tanto nos lo han permitido las circunstancias expuestas en páginas anteriores, sobre este episodio de la Prehistoria madrileña, que si bien conocida, no debemos dejar de demandar para su registro material el interés, respeto y cuidado necesarios, para continuar contando la historia de los primeros pobladores del centro de la Península Ibérica.

6

“El yacimiento de Verona, en Villaverde bajo, ha venido sin embargo a ampliar recientemente las expectativas para este periodo. Su excavación, aún en curso, ha permitido identificar y delimitar amplias cabañas, de planta oval, que tendrían paramentos de entramados de ramajes, con enlucido de barro y cubierta vegetal, y diversas áreas de funcionalidad, como zonas de talla de sílex, hogares, zonas de almacenamiento y otras. Asociadas a ellas, se han documentado, silos excavados en el terreno así como estructuras de piedra, pendientes todavía de un estudio que permita interpretarlas correctamente. La cerámica, de color claro, presenta las decoraciones incisas típicas de aquel periodo; junto a ella, molinos, que ilustran sobre su utilización en la preparación de semillas, azuelillas y hachas pulimentadas para el trabajo de la madera, y un abundante repertorio de sílex tallado, en el que destacan largas láminas prismáticas (cuchillos), algunos de ellos con escotaduras en un extremo para facilitar el enmangue, raspadores en extremo de hoja para el curtido de pieles y el trabajo de la madera, dientes de hoz y abundantes microlitos geométricos o en forma de media luna, que, ensartados en puntas de madera, resultarían útiles eficaces para la caza o la recolección." RUS, I. y VELASCO, F. (1993):78 Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

28 José Martínez Peñarroya

BIBLIOGRAFIA. RUS, I. y VELASCO STEIGRAD, F. (1993): “El poblamiento prehistórico en Madrid”. En FERNANDEZ GARCIA, Antonio (Dir.), Historia de Madrid: 67 - 86. Madrid.

Quintana 17, 4º C – 28008 Madrid / 915 484 735 – 626 494 217 – [email protected]

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.