La Prehistoria de Urdaibai: evolución climática y cultural

July 4, 2017 | Autor: J. Quintana | Categoría: Prehistoric Archaeology, Paleoclimatology
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Descripción

Guía Científica de Urdaibai Urdaibaiko Gida Zientifikoa

Guía Científica de Urdaibai

índice

Prólogo. Miguel Clüsener-godt

5

Prólogo. Miren Onaindia

7

Funciones y servicios de los ecosistemas: una herramienta para la gestión de los espacios naturales. Berta Martín-López, Carlos Montes

13

Servicios de regulación de los ecosistemas en la Reserva de Biosfera de Urdaibai. Lorena Peña, Gloria Rodríguez-Loinaz, Miren Onaindia

33

Evolución Geológica de Urdaibai. Xabier Murelaga, Luis Miguel Agirrezabala, Arturo Apraiz, Arantza Aranburu, Juan Ignacio Baceta, Miren Mendia, Ana Pascual

59

Hidrogeología de Urdaibai. Tomás Morales, Jesús Ángel Uriarte, Iñaki Antigüedad

78

Paisajes singulares de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Orbange Ormaetxea, Ana Sáenz de Olazagoitia, Askoa Ibisate

109

Biodiversidad vegetal y fúngica. Javier Loidi, Isabel Salcedo

127

Biodiversidad Animal. Urtzi Goiti, Inazio Garin

165

Agroecosistemas y biodiversidad en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai: diversidad florística de los prados. José Antonio González-oreja, Carlos Garbisu, Sorkunde Mendarte, Ainhoa Ibarra, Isabel Albizu

189

Sistemas pesqueros en la Reserva de la Biosfera: la pesca artesanal Luis Arregui, Adolfo Uriarte

205

Antropología y paisaje cultural Kepa Fernández de Larrinoa

229

La prehistoria de Urdaibai: evolución climática y cultural Juan Carlos López Quintana

253

Historia de Urdaibai Vicente del Palacio, José Ángel Echaniz

273

Ocio, Cultura y Turismo Ana Goytia

287

Urdaibai y el euskera Edorta Jiménez

303

Ciencia e Investigación en las áreas protegidas. Aproximación al caso de la reserva de la Biosfera de Urdaibai. Francisco Álvarez

327

Divulgación y formación ambiental Joseba Martínez, Aitor Albizu

349

Normativa jurídica Iñigo Lazcano

365

Cooperación e internacionalización Josu Sanz

383

Dinámica sedimentaria actual en el estuario del Oka Manu Monge-Ganuzas, Alejandro Cearreta, Graham Evans, Eduardo Leorri, María José Irabien, Ane García-Artola, Eneko Iriarte.

407

LA PREHISTORIA DE URDAIBAI: EVOLUCIÓN CLIMÁTICA Y CULTURAL Juan Carlos López Quintana AGIRI Arkeologia Kultura Elkartea

1. HISTORIOGRAFÍA DE LA INVESTIGACIÓN PREHISTÓRICA EN URDAIBAI Los estudios de Prehistoria en la cuenca de Urdaibai comienzan a principios del siglo XX, con una intervención ejemplar dentro de la Arqueología Prehistórica de la época: la excavación de la cueva de Santimamiñe (1918-26). La historiografía de los estudios de Prehistoria de Urdaibai se organiza en cuatro etapas: - 1ª etapa (1916-1936) En 1916 se constituye el equipo pluridisciplinar formado por T. de Aranzadi (Antropología), J.M. de Barandiarán (Arqueología-Etnografía) y E. de Eguren (Botánica y Mineralogía), cuyo objetivo es el estudio sistemático de la Prehistoria vasca. Ese mismo año tiene lugar el descubrimiento del santuario rupestre de Santimamiñe (Fig. 1), uno de los testimonios más singulares de la Prehistoria de Urdaibai. La excavación del relleno arqueológico de la cueva de Santimamiñe se llevará a cabo, en una primera fase, entre 1918 y 1926 (Aranzadi et al., 1925 y 1931; Aranzadi y Barandiarán, 1935; Barandiarán, 1976). Durante estos años, J.M. de Barandiarán

realiza

tareas

de

prospección,

documentando

yacimientos

arqueológicos en las cuevas de Ereñuko Arizti (1918), Kobaederra de Kortezubi y Ginerradi (1919), Ondaro (1920), Antoliñako Koba (1923) y Moruzillo (1924).

Figura 1. Conjunto rupestre de Santimamiñe (Foto D.F.B.).

- 2ª etapa (1936-1953) El inicio de la Guerra Civil española provoca la disgregación del equipo AranzadiBarandiarán-Eguren y la interrupción de sus trabajos de investigación arqueológica. En esta etapa, únicamente tenemos constancia de algunas intervenciones puntuales en la cueva de Kobaederra de Kortezubi (Marqués de Soriana, 1942) y en la cueva de Ginerradi (B. Taracena y A. Fdez. Avilés, en fecha desconocida), de las que no se publican los resultados.

- 3ª etapa (1953-1970) J.M. de Barandiarán, tras la vuelta del exilio, retoma la actividad investigadora en Hegoalde, trabajando, dentro de Urdaibai, en los yacimientos en cueva de Sagastigorri (1958) y Atxeta (1959-60) (Barandiarán 1960a y 1960b), y acometiendo, entre 1960-1962, una segunda fase de excavación en la cueva de Santimamiñe (Barandiarán, 1976) (Fig. 2). Dentro de este ciclo, es destacable la labor de prospección desarrollada por parte del Grupo Espeleológico Vizcaíno (1962-68), localizando nuevos yacimientos arqueológicos en las cuevas de Gerrandixo, Armotxe, Axpe, Burrutxugane y Kobaederra de Arteaga (1962); Elesu (1966); Ogoñoko Landako Kobie (1967); y Aretxalde (1968). Asimismo, se incorporan a los

estudios de Arqueología Prehistórica J. M. Apellániz y E. Nolte, quienes realizan excavaciones en dos cuevas de Urdaibai, Gerrandixo (1966) y Ereñuko Arizti (196970), y otras dos en el contiguo valle del río Ea, Kobeaga I (1964-65) y Kobeaga II (1973).

Figura 2. J.M. de Barandiarán en la segunda fase de excavación de la cueva de Santimamiñe (Foto Euskal Museoa).

- 4ª etapa (1970-2006) Durante las dos primeras décadas no existen proyectos de investigación planificados, publicándose únicamente algunas noticias y hallazgos aislados (Saráchaga; Fdez. Ibáñez; Nolte; Gorrochategui y Yarritu...). En cuanto al catálogo de yacimientos en cueva, en esta etapa se producen nuevas aportaciones, fruto fundamentalmente de las labores de prospección de los grupos locales AGIRI y ADES: así, las cuevas de Kobaederra II (AGIRI-1981), Agate Koba (AGIRI y ADES1982), Gurutzegana (X. Kintana-1989), Goikoatxe (ADES-1992); Kobaederra IV

(AGIRI-1992), Againdi I y Kobeaga de Garteiz (AGIRI-2001), Againdi II (ADES-2005) y Ortotxu (ADES-2006).

Entre las contribuciones más relevantes de esta etapa a la Prehistoria de Urdaibai, hay que subrayar la documentación de una densa red de yacimientos prehistóricos al aire libre, totalmente desconocidos hasta ese momento. Desde 1990, J.C. López Quintana (AGIRI Elkartea), inicia un programa de prospección sistemática de la cuenca de Urdaibai, principalmente orientado a la localización de depósitos estratigráficos postpaleolíticos al aire libre (López Quintana 2000 y 2005a). Con este proyecto, se procuraba paliar las deficiencias generadas por una investigación precedente centrada de forma exclusiva en las cuevas. Así, se catalogan los nueve dólmenes de Urdaibai (Sollubeko Iturri, Katillotxu I, Katillotxu II, Pakotene, Munjozuri, Añabusti, Urkidi, Katillotxu V y Katillotxu VI, Fig. 3) y se pone en marcha un programa estable de arqueología de campo en contextos al aire libre, destacando las siguientes actuaciones: (1) sondeos estratigráficos en 12 yacimientos al aire libre del Sollube e Illunzar, de cronología Neolítico-Edad de los metales; (2) excavación arqueológica y estudio pluridisciplinar de los yacimientos mesoneolíticos de Pareko Landa (1994-99) y, en contexto cavernícola, de la cueva de Kobeaga II (1998) (López Quintana, 2000).

Figura 3. Necrópolis megalítica de Katillotxu, con la ubicación de los cinco dólmenes y dos asentamientos al aire libre.

En 1995, se emprende la excavación del yacimiento en cueva de Antoliña, por M. Aguirre, con una amplia secuencia del Paleolítico Superior, en campañas que continúan en la actualidad (2008) (Aguirre, 2000). Entre 1995 y 1999, dentro del proyecto general “Los orígenes de las sociedades campesinas en la región cantábrica”, se acomete la excavación arqueológica de la cueva de Kobaederra de Kortezubi, por parte de J.J. Ibáñez, L. Zapata y J.E. González, con estratigrafía del Neolítico-Edad de los Metales (Zapata et al., 1997). En 1997, la actividad investigadora de J.C. López Quintana y M. Aguirre se canaliza a través del proyecto de investigación “Evolución paleoambiental, disponibilidad de recursos y organización del territorio de Urdaibai desde el Pleistoceno superior a inicios del Holoceno”. El plan de estudio, enfocado desde la óptica de la Arqueología del Territorio, intentaba determinar el modelo de evolución paleoambiental y las respuestas adaptativas de los grupos humanos en Urdaibai desde el último tercio del Pleistoceno superior hasta una fase prehistórica avanzada del Holoceno, c. 35000 – 3200 BP (Aguirre, López Quintana y Sáenz de Buruaga, 2000).

En 2004 se inicia una tercera fase de excavación de la cueva de Santimamiñe (20042008), dirigida por J.C. López Quintana y A. Guenaga, en la que se trabaja en el fondo del vestíbulo (Fig. 4), determinando una secuencia desde el Magdaleniense inferior a la Edad de los Metales (López Quintana y Guenaga, 2007). En 2004, asimismo, comienza el proyecto de investigación “Estudio paleoambiental, conservación y puesta en valor del Patrimonio Megalítico de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai”, dirigido por J.C. López Quintana y A. Guenaga, e impulsado desde AGIRI Arkeologia Kultura Elkartea, cuyo objetivo final es la integración de los dólmenes de Urdaibai dentro de una ruta paisajística y cultural. Se han excavado los dólmenes de Katillotxu I y Katillotxu V, localizando en este último novedosos testimonios de arte megalítico (López Quintana et al., e.p.; Bueno et al., e.p.).

Figura 4. Tercera fase de excavación en la cueva de Santimamiñe.

Por último, dentro de las intervenciones de conservación y protección del Patrimonio Prehistórico, habría que citar las campañas de sondeos estratigráficos en las cuevas de Atxondo (2000) y Atxeta (2001) y la excavación-recuperación del testigo pleistocénico de la cueva de Atxagakoa (2002-2004) (López Quintana et al., 2005), por J. C. López Quintana.

2. EVOLUCIÓN PALEOAMBIENTAL Y RESPUESTAS ADAPTATIVAS HUMANAS EN LA PREHISTORIA DE URDAIBAI: ESTADO ACTUAL DEL CONOCIMIENTO Los primeros indicios de ocupación humana en Urdaibai proceden de la cueva de Atxagakoa (figuras 5 y 6), donde se detecta un nivel de base con un pequeño efectivo de evidencias líticas que pueden correlacionarse con el desarrollo de los complejos

industriales

musterienses,

quizás

incluso

dentro

de

una

fase

relativamente antigua. De confirmarse la valía de unas recientes dataciones, mediante racemización de aminoácidos, el contexto estratigráfico en cuestión pudiera situarse en los momentos finales del Pleistoceno medio (c. 800000-130000 BP). Los problemas de conservación del relleno de esta cueva, destruida por la cantera de Peña Forua, impiden precisar el tipo de ocupación y los modos de explotación del territorio desarrollados por esos primeros grupos humanos de Urdaibai. La secuencia cronoestratigráfica desde el Paleolítico superior a la Edad de los Metales se ha enriquecido notablemente con los programas de investigación de las dos últimas décadas. Un buen repertorio de yacimientos excavados en fecha reciente (Antoliña, Santimamiñe, Pareko Landa, Kobeaga II, Kobaederra y dólmenes de Katillotxu I y Katillotxu V) aportan un variado conjunto de datos sobre las estrategias de explotación del medio por parte de los grupos humanos y sobre la evolución climática y paisajística de Urdaibai en el Pleistoceno superior y Holoceno.

Figura 5 (izq.). Molares de rinoceronte estepario (Dicerorhinus hemitoechus) de la cueva de Atxagakoa; Figura 6 (Dcha.). Emplazamiento del testigo de la cueva de Atxagakoa, dentro de la cantera de Peña Forua

Una presentación detallada del contexto ambiental y cultural de la Prehistoria de Urdaibai excede la finalidad de este artículo, concebido como una visión de síntesis a través de los datos disponibles en 2008. Para ello, hemos optado por estructurar este largo período de la Prehistoria en 3 grandes ciclos de poblamiento: (1) los cazadores-recolectores del Paleolítico superior; (2) los cazadores-recolectores mesolíticos; y (3) los agricultores y ganaderos del Neolítico y Edad de los Metales.

2.1. El ciclo de poblamiento de los cazadores-recolectores del Paleolítico superior (entre c. 34000 y 9800 años antes del presente) Los yacimientos de referencia para este ciclo son las cuevas de Antoliña (AK) y Santimamiñe (S), disponiendo de información complementaria en la cueva de Atxeta. Para el Paleolítico superior contamos con diecinueve dataciones C14 (desde c. 30000 a 10000 BP) y el registro paleoambiental dispone, al menos de forma preliminar, de estudios sedimentológicos (AK y S), micropaleontológicos (AK y S) y polínicos (S). Esta información está permitiendo perfilar una secuencia ambiental para las fases más recientes de la glaciación Würm (Würm III y Würm IV) (Aguirre et al., 2000;

Iriarte et al., 2006; López Quintana y Guenaga, 2007; Zubeldia et al. 2007). Según el registro de Antoliña, los inicios del Würm III revelan un período de clima muy húmedo entre c. 34000-32000 BP, detectándose sendos episodios de recrudecimiento climático en c. 30000 BP y c. 26000-25000 BP, mucho más acusado el segundo, posiblemente coincidiendo con el tercer minimun climático del Würm IIIc. Los momentos más fríos en la estratigrafía de Antoliña se manifiestan dentro de una fase comprendida entre c. 20000 y 18000 BP, referibles al final del Würm III e inicios del Würm IV. Un nuevo episodio templado y húmedo se registra entre c. 18000 y 16500 BP, al que acaso pudiera corresponder la fase de inundación del vestíbulo de Santimamiñe. En este último yacimiento, el análisis polínico de los niveles comprendidos entre c. 14500 y 10000 BP muestra valores de polen arbóreo que no superan el 20%, con predominio del pino y el enebro, certificando el momento de mayor rigurosidad climática entre c. 12500-12000 BP, coincidiendo con el Dryas antiguo. El final del Pleistoceno superior (Dryas reciente, c. 10800-10000 BP) denuncia un clima frío de menor rigurosidad y, hacia su tramo final, se da una recuperación de las condiciones ambientales. En ese contexto ambiental, las cuevas de Antoliña y Santimamiñe fueron lugares de hábitat periódico, dentro de un extenso y reiterado territorio de explotación, que se está definiendo a partir del análisis de las áreas de captación de los recursos silíceos (Aguirre, López Quintana y Sáenz de Buruaga, 2000; Sáenz de Buruaga, 2004; Tarriño 2006). El tipo de materias primas líticas identificadas en estos dos yacimientos muestra un área de aprovisionamiento que abarca desde la franja litoral cantábrica hasta ambientes plenamente mediterráneos en el Sur de Araba. El sílex del Flysch cretácico vizcaíno, captado en un radio máximo de 15 km, es mayoritario en ambos yacimientos (Tarriño, 2006). De forma más secundaria, se constatan los sílex del Terciario continental de Trebiño y Loza (al Sur de Araba) y del Terciario marino de la sierra de Urbasa (Nafarroa), recolectados a 80 y 70 km de distancia respectivamente. Y, de forma muy marginal, se identifican sílex norpirenaicos, de La

Chalosse y Tercis, procedentes de calizas del Cretácico superior del Sur de la Cuenca Aquitana, a distancias entre 100 y 200 km. La gran movilidad territorial de estos grupos, con desplazamientos en dirección Norte-Sur, se justifica no solo por el aprovisionamiento de materias primas líticas sino también por el aprovechamiento de recursos alimenticios. En este sentido, los espacios abiertos del Sur del territorio (la Llanada alavesa, como ejemplo) poseerían, por su productividad botánica, un elevado potencial faunístico, constituyendo una auténtica reserva cinegética segura y de primera magnitud (Sáenz de Buruaga, 2004: 14). Dentro de este circuito de explotación, Urdaibai sería un destino importante por la confluencia de variados biotopos (litoral, marisma, campiña, roquedo y montaña) que garantizan un amplio elenco de recursos alimenticios (Fig. 7).

Figura 7. Vista aérea del estuario de Urdaibai (Foto Patronato de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai).

En cuanto a la tecnología, los grupos humanos del Paleolítico superior desarrollan un variado y eficaz equipamiento industrial sobre piedra (puntas de variada tipología -de retoque plano, simples o de dorso-, buriles, raspadores, raederas, perforadores, denticulados...), en hueso (azagayas, arpones, punzones, espátulas, agujas…), incluyendo también elementos de adorno sobre diferentes soportes (piedra, hueso, concha…), objetos portátiles decorados, etc (Figs. 8 y 9).

Figura 8. Selección de núcleos del nivel Magdaleniense inferior de Santimamiñe.

El arte rupestre paleolítico tiene un buen ejemplo en la cueva de Santimamiñe, con una cámara central que acoge la mayor parte de los motivos gráficos. El bisonte es el animal más representado y el caballo, aunque escaso en número, aparece en una posición destacada. En zonas periféricas al panel central, se localizan otras especies como el oso, el ciervo y la cabra. Un mensaje codificado que nos han legado los cazadores magdalenienses en la cueva de Santimamiñe.

Figura 9. Arpón decorado de una hilera de dientes y perforación basal, del nivel Magdaleniense superior final de Santimamiñe

2.2. El ciclo de poblamiento de los cazadores-recolectores mesolíticos (entre c. 9800 y 6000 años antes del presente) Los yacimientos con registro arqueológico de este ciclo son el asentamiento al aire libre de Pareko Landa (Bek) (Fig. 10) y las cuevas de Santimamiñe (S) y Kobeaga II (KII), contando con otras evidencias estratigráficas más inestables (Atxeta y acaso Gerrandixo) y también con algunas colecciones de superficie (Sollube Txikerra I,

Garbola, Goienzabal y Landabaso). La información cronológica reúne seis fechas de radiocarbono (entre c. 8000 y 6000 BP) y una datación por el método de racemización de ácido aspártico sobre muestra de Ostrea. La evolución climática y paisajística se conoce a través de análisis sedimentológicos (Bek, S y KII), micropaleontológicos (S y KII) y polínicos (Bek y S). Este ciclo se inicia con las nuevas condiciones de atemperamiento climático del Holoceno, que dan lugar a la formación del estuario y a la progresiva expansión del bosque caducifolio, con su fauna característica. Este cambio geomorfológico y bioclimático genera nuevas respuestas adaptativas por parte de los grupos humanos y comienza el poblamiento estable en la cuenca de Urdaibai.

El nivel inferior de Pareko Landa (Smb) es la única referencia para la primera parte de este ciclo de poblamiento (Mesolítico antiguo, c. 9800-8500 BP), carente de dataciones radiométricas. Los datos palinológicos (Iriarte et. al., 2006) muestran la importancia del estrato arbóreo, integrado fundamentalmente a base de avellanos y robles, y complementariamente, de abedules, olmos y hayas. En el estrato herbáceoarbustivo destacan Ericaceae, Calluna y Poaceae.

Figura 10. Asentamiento al aire libre de Pareko Landa.

El nivel intermedio de Pareko Landa (Smk) corresponde al Mesolítico reciente (c. 7500-6500 BP) y posee dos dataciones de C14 que ocupan el desarrollo de este período: 7510 ± 100 y 6650 ± 130 BP. La información palinológica refleja, respecto al nivel precedente, un menor porcentaje de polen arbóreo y un incremento de Ericaceae, que se ha interpretado como resultado de la acción antrópica, al coincidir con el momento de mayor intensidad en la ocupación humana del sitio. El bosque aparece dominado por el avellano y el roble y, secundariamente, por el haya y el abedul, siendo el momento más húmedo de la secuencia estratigráfica, con valores máximos de esporas de Juncaceae y Cyperaceae. Por último, el nivel superior de Pareko Landa (Sn), referible al Neolítico antiguo (c. 6500-6000 BP), muestra en su base una recuperación del estrato arbóreo. Pero, esta eventual regeneración del bosque vuelve a desaparecer en el tramo más superior del nivel, alcanzándose aquí los mínimos valores de pólenes arbóreos de todo el registro estratigráfico y, en revancha, los máximos de ericáceas. Este retroceso del bosque podría ser consecuencia de un proceso agudo de deforestación antrópica vinculado al incremento del hábitat al aire libre y a la intensificación de la explotación del medio natural. Durante este ciclo de poblamiento, los grupos humanos practican una economía intensiva de amplio espectro. Con respecto al modelo de subsistencia paleolítico, se constata una reducción paulatina de las áreas de explotación y un incremento de la variedad de recursos explotados y del grado de intensidad de su aprovechamiento. Los diferentes recursos que ofrece el territorio se explotan estacionalmente y de forma

intensiva:

las

cuevas

de

Santimamiñe

y

Kobeaga

II

constituyen

establecimientos con una importante actividad de recolección de recursos litorales y estuarinos, fundamentalmente de moluscos, además de la caza de ungulados (ciervo, corzo y jabalí); en Pareko Landa, emplazado en un entorno forestal de cierta altitud (526 m), la ocupación del sitio parece centrarse en la caza y recolección de productos botánicos (los restos de cáscaras de avellanas carbonizadas son

abundantes en el yacimiento). A nivel tecnológico, es característica de esta época la confección de puntas de flecha de sílex de formas microlíticas y geométricas (trapezoidales, triangulares y segmentoides) para la caza con arco.

2.3. El ciclo de poblamiento de los agricultores-ganaderos del Neolítico y Edad de los Metales (entre c. 6000 y 2500 antes del presente) Los yacimientos de referencia para este ciclo de poblamiento son las cuevas de Santimamiñe (S) y Kobaederra (KBR) y los monumentos megalíticos de Katillotxu I (KTI) y Katillotxu V (KTV). Además, es de gran relevancia, por su información espacial, la red de yacimientos de superficie catalogada en Urdaibai, a pesar de sus limitaciones estratigráficas. Se consideran un total de 12 asentamientos al aire libre con series líticas de entidad, referibles tipológicamente al Neolítico avanzado-Edad de los Metales, además de un centenar de localizaciones con materiales prehistóricos de cronología indeterminada. Para este período contamos con catorce dataciones C14 (entre c. 5800 y 2700 BP) y cinco fechas de racemización de muestras de Ostrea. El registro paleoambiental se sustenta en los correspondientes estudios sedimentológicos (S, KBR y KTI), micropaleontológicos (S) y paleobotánicos (S, KBR y KTI). En Kobaederra, el análisis antracológico pone de manifiesto, entre c. 5600-5200 BP, la presencia de un robledal, con fresno y avellano, que, progresivamente, da paso a un bosque degradado, con especies propias del encinar (encina, madroño, laurel…). Por su parte, los exámenes polínicos de Santimamiñe y Katillotxu I significan la importancia del bosque mixto caducifolio, en fechas comprendidas entre c. 55005000 BP. No obstante, en este momento se certifican las primeras evidencias consistentes de impacto antrópico sobre el paisaje forestal, producto de las nuevas prácticas agropecuarias (Iriarte et al., 2006). Los niveles neolíticos de Kobaederra y Santimamiñe manifiestan, entre c. 5600-5000 BP, la característica asociación de animales domésticos compuesta por ovicaprinos y bovinos. En Kobaederra, además,

se ha constatado la presencia de cereales cultivados (cebada y escanda), con una fecha de 5375 ± 90 BP para un grano de cebada. Esta incipiente economía de producción y la consiguiente intensificación en el uso del espacio serán los rasgos más característicos de este nuevo ciclo de poblamiento. En este contexto, comienzan a construirse en Urdaibai los primeros testimonios de arquitectura monumental (Figs. 11 y 12), los dólmenes, cuya funcionalidad va más allá de lo funerario (enterramientos colectivos) y ritual, actuando como auténticos marcadores territoriales. El hallazgo de varias estelas antropomorfas en contexto dentro del dolmen de Katillotxu V, una de ellas portando una explícita arma metálica, aporta novedosa información sobre el mundo simbólico de los grupos megalíticos, con marcadas analogías en una buena parte del territorio peninsular (especialmente en el Noroeste y Suroeste) y también con el Sur de Francia (López Quintana et al., e.p.; Bueno et al., e.p.).

Figura 11. Dolmen de Katillotxu I

Figura 12. Dolmen de Katillotxu V

La densa distribución del hábitat y de los espacios rituales refleja una mayor densidad demográfica y una acotación de las áreas de explotación, percibiéndose una naciente planificación y organización del territorio. En la Edad de los Metales, abundan los enterramientos colectivos en cueva (Santimamiñe, Sagastigorri, Gerrandixo, Ereñuko Arizti,…), parcialmente contemporáneos a los sepulcros megalíticos. A nivel técnico, durante esta época se incorporan importantes novedades: la cerámica, la piedra pulimentada, las puntas de flecha de forma foliácea y retoque plano y, en un momento más avanzado, los primeros objetos en metal (cobre y bronce), principalmente hachas. Asimismo, se documenta un mayor contacto con ámbitos geográficos lejanos, certificado por la presencia de materias primas líticas (determinados tipos de sílex), otros minerales de uso ornamental (variscita) y aleaciones metálicas de indudable origen exógeno.

3. EL PATRIMONIO PREHISTÓRICO DE URDAIBAI: PERSPECTIVAS DE FUTURO Por último, analizamos de forma sumaria las perspectivas de futuro del Patrimonio prehistórico de Urdaibai. Para ello, valoramos los tres aspectos fundamentales de ese frágil repertorio patrimonial: la investigación, la difusión y la conservación. - La investigación La historiografía de la investigación arqueológica muestra un nivel aceptable en el conocimiento de la evolución climática y cultural de la Prehistoria de Urdaibai. Lógicamente, es necesario seguir profundizando y contar con nuevas secuencias que complementen y mejoren el cuadro actual de evolución paleoambiental y cultural. Incluso se pueden sugerir algunos tramos cronoestratigráficos sobre los que se debieran disponer programas específicos de investigación (el rastreo de las primeras ocupaciones de Urdaibai, el ciclo mesolítico…). Ahora bien, el listado de yacimientos prehistóricos excavados en los 90 años de historiografía (10 cuevas, 2 dólmenes y 1 asentamiento al aire libre excavados en extensión; y 5 cuevas, 1 dolmen y 13 asentamientos al aire libre con sondeos estratigráficos), junto a los depósitos afectados por remociones clandestinas, muestra un panorama preocupante respecto al volumen patrimonial a conservar de cara al futuro. Quizá sea el momento de comenzar a diseñar un plan de manejo del Patrimonio

Arqueológico

para

la

investigación

futura,

cuando,

sin

duda,

dispondremos de medios y técnicas de mayor resolución.

- La difusión La difusión del Patrimonio prehistórico, la socialización de nuestros proyectos y trabajos, son temas en los que hay que invertir más esfuerzos y recursos, puesto que es el camino para lograr una sensibilización hacia estos registros del pasado. No

obstante, hay que destacar la labor de AGIRI Elkartea, con más de veinte años de divulgación del Patrimonio Cultural de Urdaibai, y de la puesta en valor de algunos yacimientos por parte de D.F.B.

- La conservación El inventario de Patrimonio Prehistórico de Urdaibai, que acoge 125 yacimientos, y su estado de conservación (Fig. 13), se han tratado de forma pormenorizada en varios trabajos (López Quintana, 2002 y 2005b). En este sentido, debemos decir que la protección física y legal de los yacimientos prehistóricos es, a día de hoy, insuficiente. El 72% de los sitios inventariados no están reconocidos legalmente, estando expuestos a cualquier tipo de afección, y sólo un 6,1% de los registros inventariados disponen de protección física, lo que demanda una especial y urgente atención por parte de las Administraciones competentes.

Figura 13. Las roturaciones extensivas para la repoblación forestal han sido el principal agente de destrucción del Patrimonio prehistórico (foto tomada en Sollube en 1992).

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