La pregunta por la ética y la democracia a Humberto Maturana desde la Universidad de Chile Dr. Francisco Osorio
[email protected] Departamento de Antropología, Universidad de Chile Columna de opinión publicada en el sitio web de la Universidad de Chile el día 22 de junio de 2015 http://uchile.cl/u112629 La ceremonia estaba a punto de terminar y justo antes que el Coro de la Universidad de Chile cantara el himno, una estudiante interrumpió la ceremonia inaugural del año académico 2015 desde el segundo piso del salón de actos de la Casa Central de la universidad. Ella pidió disculpas por la perturbación y se dirigió a Humberto Maturana con una pregunta sobre la relación entre la ética, la competencia y los estudiantes. Ya sin un micrófono, Maturana dijo un par de palabras, casi un concepto, y que fue seguido rápidamente de un fuerte aplauso. Luego de ello el coro alzó su voz y el himno de la Universidad cerró la ceremonia. Como era uno de los 148 académicos que fue reconocido en la ceremonia, estaba ubicado en las butacas, desde donde pude sacar una fotografía a la estudiante con mi teléfono móvil, que posteriormente subí a Twitter. A la salida le pregunté por su acción y me llamó la atención lo preocupada que estaba por no dar la impresión de falta de respeto. Le pregunté a través de Twitter a un periodista que asistió a la ceremonia sobre qué había dicho Maturana y me señaló que la pregunta de la estudiante era sobre qué hacer con este sistema que nos hace competir desde niños, a lo que Maturana respondió que había que cambiar la competencia por colaboración. Desde mi posición como observador (si se me permite el uso del estilo), la pregunta de las estudiantes es si la Universidad de Chile es democrática en los términos expresados por la ética de Maturana.
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En su charla propone siete condiciones (nociones operacionales las llama, en vez de principios o reglas) para tener un proyecto de convivencia democrática: querer convivir, mutuo respeto, honestidad, colaboración, equidad, ética y reflexión. El desarrollo exhaustivo de cada una de estas dimensiones, por cierto, no podía ser abordado en una conferencia (de ahí la espera del nuevo libro), pero Maturana se las ingenia para darnos algunos argumentos, lo que trataré de resumir en el siguiente párrafo. Propone que la democracia es un modo de convivencia (lo que cambia la mirada desde la democracia como una forma de gobierno). El fundamento de la convivencia humana se encuentra en que los seres humanos somos seres biológico-culturales (estos dos aspectos están entrelazados). Tal como en los procesos biológicos donde una célula inicial (o un grupo de ellas) existe en un ámbito que la acoge (y sobrevive) o la rechaza (y muere), en los seres humanos también existe un ámbito que es la convivencia cultural, es decir, las personas cercanas al recién nacido configuran el espacio donde ese ser humano crecerá, por lo tanto, en tanto seres humanos nos transformamos en la convivencia con otros seres humanos. De ahí, entonces, que si convivimos en ese modo que hemos llamado democracia, se necesiten ciertas condiciones para su existencia efectiva. Si aceptamos lo anterior y si pensamos que la Universidad de Chile es democrática, entonces deberíamos ser capaces de describir (mostrar) las nociones operacionales que la distinguen de otros modos de convivencia de instituciones universitarias. Tomemos el caso de la equidad. El Sistema de Ingreso Prioritario de Equidad Educativa (SIPEE) habla de la inequidad de nuestro sistema educacional que impide algunas veces el ingreso a la Universidad de alumnos destacados de establecimientos municipales, frente a lo cual el SIPEE trata de hacerle frente. Creo que si realizamos el mismo ejercicio con los otros seis ámbitos o condiciones, llegaríamos a la conclusión que la Universidad de Chile es democrática en algunos aspectos y que le falta democracia en otros. Desde una mirada optimista (que suscribo), la Universidad de Chile está haciendo esfuerzos por ser democrática, aunque no podría afirmarse que cumple con las nociones operacionales propuestas por Maturana para una convivencia democrática. Como argumenta Simón Ramírez, la invitación de Maturana es mirar en torno al propio hacer y dejar atrás la psiquis de la competencia y el control por querer vivir en la colaboración. De hecho, piensa Ramírez, la competencia a la que estamos
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sometidos por los indicadores de alto impacto no permitiría hoy en día un Maturana, a quién la Universidad de entonces le dio un espacio acogedor para desarrollar su pensamiento y que hoy escuchamos en convivencia democrática.
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