La postulación del filete porteño a la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de UNESCO: una experiencia de participación comunitaria

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Descripción

#PensarLaCulturaPública

Apuntes para una cartografía nacional

Subsecretaría de Cultura Pública y Creatividad Ministerio de Cultura de la Nación

Ministerio de Cultura de la Nación #PensarLaCulturaPública : apuntes para una cartografía nacional. - 1a ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Ministerio de Cultura de la Nación, 2015. 210 p. ; 21 x 14 cm. ISBN 978-987-3772-71-9 1. Cultura Popular. 2. Patrimonio Cultural. CDD 306

Presidenta de la Nación

Cristina Fernández de Kirchner Vicepresidente de la Nación

Amado Boudou

Ministra de Cultura

Teresa Parodi

Jefa de Gabinete

Verónica Fiorito Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional

Ricardo Forster

Subsecretaria de Cultura Pública y Creatividad

María Elena Troncoso

2015 Ministerio de Cultura Imagen de tapa: Ciudad no muy extensa (2007), de Clorindo Testa.

Perteneciente al acervo patrimonial del Banco Central de la República Argentina. Impreso en Argentina Hecho el depósito que prevé la ley 11.723 Se permite la reproducción, distribución y/o comunicación pública del contenido de este libro, sin fines comerciales. Deberá respetarse la autoría e integridad de los textos, manteniendo su versión original y citando adecuadamente la fuente. Queda prohibida su venta. Publicación gratuita de la Subsecretaría de Cultura Pública y Creatividad, Ministerio de Cultura de la Nación.

La postulación del filete porteño a la lista representativa de patrimonio cultural inmaterial LA POSTULACIÓN DEL FILETE PORTEÑO A LA LISTA de

una experiencia de participación comunitaria UNESCO: REPRESENTATIVA DE PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE UNESCO: UNA EXPERIENCIA DE PARTICIPACIÓN COMUNITARIA

Mercedes González Bracco Patricia Salatino Mercedes González Bracco Liliana Mazettelle Patricia NélidaSalatino Barber1 [email protected] Liliana Mazettelle

Nélida Barber1 [email protected]

Resumen El presente trabajo reflexiona sobre el proceso participativo de postulación del Filete Porteño ante la UNESCO para ser inscripto en la Lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Dicha postulación fue coordinada por un equipo interdisciplinario de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico (DGPeIH) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que propició la participación activa de la comunidad de fileteadores y fileteadoras bajo dos modalidades. Por una parte, se organizaron talleres en los cuales se reflexionó sobre ventajas y desventajas de la postulación, las exigencias de UNESCO y el contenido específico de algunos puntos del formulario, como la definición del elemento, los factores que amenazan su continuidad y las posibles medidas de salvaguarda. Por otra parte, se realizaron entrevistas a fileteadores y fileteadoras, alumnos y clientes, muchas veces hechas por los mismos miembros de la comunidad, con la intención de recoger sentidos, valores y perspectivas sobre la práctica que complementaran lo trabajado en los talleres. Esta ponencia recoge todo ese proceso, que fue realizado bajo una modalidad participativa, tanto durante el trascurso de postulación como de la posterior ampliación del registro y su difusión. Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico. Mercedes González Bracco es Doctora en Ciencias Sociales (UBA) e Investigadora CONICET. Patricia Salatino es Licenciada en Antropología (UBA), ex becaria CONICET y doctoranda en Antropología (UBA). Liliana Mazettelle es Licenciada en Antropología (UBA) y docente en la facultad de Ciencias Sociales (UBA). Nélida Barber es Doctora en Antropología (UBA) y docente en las facultades de Filosofía y Letras y Ciencias Sociales (UBA).

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Introducción: UNESCO y la lista representativa de patrimonio cultural inmaterial En el marco de un proceso de ampliación semántica y operativa del concepto de patrimonio, en 2003 UNESCO adopta la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, fundamentalmente como resultado de la mayor representatividad que obtuvieron países asiáticos, cuyo patrimonio cultural no se adecuaba a los criterios de selección y valoración de la anterior Convención del Patrimonio Mundial de 1972 (Smith, 2006).

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La Convención de 2003 pone el énfasis en las prácticas y saberes que los grupos recrean colectivamente y reconocen “como parte integrante de su patrimonio cultural” (UNESCO, 2003). Al igual que la Convención de 1972, se crearon dos listas para que los Estados parte soliciten la inscripción de sus elementos patrimoniales: una de Salvaguardia Urgente y otra Representativa. Actualmente China, Japón y la República de Corea representan el 20% de la totalidad de elementos inscritos hasta la fecha, mientras que la región asiática concentra casi el 50%2. La región latinoamericana representa el 14% de la totalidad de elementos inscritos hasta la fecha, liderada por Colombia con 8 elementos inscritos, Perú y México con 7 y Brasil con 5. En general, los elementos inscritos por estos países están relacionados a saberes y prácticas tradicionales, a carnavales, danzas y expresiones musicales, mayormente asociados a tradiciones indígenas o afrodescendientes. En este marco, la postulación binacional del Tango en 2008 por Argentina y Uruguay siguió otra línea que UNESCO venía favoreciendo, equiparable a expresiones musicales mundialmente conocidas como El Mariachi mexicano y La Samba de Roda brasileña (inscritos en 2011 y en 2008 respectivamente). Actualmente el Tango es el único elemento que la Argentina tiene en la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de UNESCO. A partir de una iniciativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el año pasado se presentó el Filete Porteño, cuya postulación todavía se encuentra Estadísticas propias elaboradas a partir de datos publicados en la sección de cultura destinada a la Convención 2003 de la página web de UNESCO (http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011).

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en evaluación3. La particularidad del Filete Porteño es que está vinculado a una tradición mayormente urbana que comienza con el arribo de amplios contingentes de inmigrantes europeos entre fines del siglo XIX y principios del XX. Cambiando de soportes y de motivos, el filete acompañó la transformación de Buenos Aires en gran metrópoli, sosteniéndose con altibajos hasta el día de hoy. La postulación del Filete Porteño fue desarrollada con el objetivo de asegurar la mayor participación posible de la comunidad, tanto en la definición del elemento como en el diseño e implementación de acciones de salvaguardia, tal como versan los artículos 11 y 15 de la Convención, respectivamente. En este sentido, no sólo se obtuvo el consentimiento previo, libre e informado de la comunidad, sino que los fileteadores y fileteadoras participaron en la definición de contenidos que fueron volcados en el formulario de postulación, lo que generó un intenso intercambio de perspectivas y reflexiones sobre la práctica que los identifica. Posterior a la presentación de la postulación, mantuvimos el diálogo con ellos y ampliamos el relevamiento a consumidores de filete y fileteadores que no participaron de las reuniones previas a la postulación, como así también incrementamos los canales de difusión y de acceso público a la información recopilada. A continuación presentamos el trabajo realizado, los desafíos que tuvimos que afrontar y un balance de los resultados obtenidos hasta el momento. El filete porteño: apogeo, decadencia y resurgimiento El filete porteño es una técnica pictórica que en su momento de surgimiento era practicada como oficio. Se desarrolló en la ciudad de Buenos Aires desde comienzos del siglo XX, logrando alcanzar una notable visibilidad en el espacio público hasta mediados de la década de 1970, cuando comienza a disminuir su demanda. Inicialmente se usó para decorar carros tirados a caballo y luego se trasladó a camiones y colectivos, de manera que muchos fileteadores fueron empleados permanentes de las carrocerías. Otros también hacían trabajo

3 Se espera que los resultados se den a conocer durante el mes de diciembre, dado que –según publicó UNESCO en su página oficial– el comité de evaluación se estará reuniendo entre el 30 de noviembre y el 4 de diciembre de 2015.

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de letras publicitarias en carteles y vidrieras. El oficio se transmitía trabajando, bajo la relación de maestro-aprendiz. Quien solicitaba los servicios del fileteador era otro trabajador urbano, que buscaba imprimirle un sello personal a su vehículo o comercio por lo que pedía la inclusión de frases –generalmente escritas en lunfardo–, íconos religiosos como la Virgen de Luján o ídolos populares como Gardel y Evita, con los que se identificaba. De manera que el filete fue un verdadero medio de expresión colectiva asociado al mundo del trabajador, que sumado al hecho de ser un estilo pictórico desarrollado como oficio, se consolidó como un elemento distintivo de la cultura popular porteña, evolucionando al compás del crecimiento urbano.

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En el año 1970 los artistas plásticos Nicolás Rubió y Esther Barugel se propusieron llevar el filete a una galería de arte, ofreciendo una mirada controvertida de este viejo oficio. En un libro publicado con ayuda del Fondo Nacional de las Artes, relatan los inconvenientes sorteados para dar con los fileteadores y convencerlos de participar de la exposición como del esfuerzo que debieron hacer para conseguir una galería que accediera a exponer tablas de carros fileteadas. Asimismo dan a conocer los resultados de la única investigación desarrollada hasta ese momento sobre los inicios y expansión del filete acompañada de cuantiosas fotografías a color, motivo por el cual actualmente los fileteadores y fileteadoras lo consideran la “Biblia del Filete”. En dicho libro, transcriben lo que Carlos Carboni, uno de los grandes maestros fileteadores, dijo el día en que se inauguró la exposición: “Me asombra que la gente se asombre de lo que hasta ayer no le asombraba” (Rubió y Barugel, 1994: 140), dando cuenta de lo “invisible” que era esta expresión artística para los cultores del arte consagrado por la crítica y el mercado. Sin embargo, mientras ganaba espacio en el circuito del arte, lo perdía como oficio. Con la prohibición de la tracción a sangre en la década del 60 y del uso del filete en los colectivos en el año 1975, se perdió uno de los soportes de mayor visibilidad en el espacio público, produciendo la impresión en los ciudadanos porteños de que el oficio de fileteador había desaparecido, al tiempo que efectivamente el fileteador perdió una fuente importante de trabajo. No obstante, muchos siguieron practicando el oficio sobre carteles, vidrieras y camiones, mientras que algunos lo empezaron a desarrollar como arte de caballete. Tal es el caso de Martiniano Arce, quien colaboró en obras realizadas por Antonio Berni (Arce, 2006: 78).

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Los años 90 trajeron una nueva amenaza para el oficio, cuando la aparición de la tecnología del plotter, que posibilitaba la impresión a bajo costo de cartelería de gran tamaño, desplazó el trabajo artesanal del fileteador. Para entonces, la visión generalizada –manifestada en los titulares de algunos diarios de la época– era que el oficio del filete se había extinguido. Martiniano Arce, considerado el último fileteador, fue declarado personaje ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por ordenanza municipal en 1996 (Boletín Oficial del Consejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, 03/02/1997). Pero paradójicamente, las condiciones adversas para el desarrollo del oficio recién mencionadas estimularon que, por un lado, los maestros fileteadores empezaran a dar clases fuera de los espacios de trabajo; y, por otro, que muchos hombres y mujeres quisieran aprender esta técnica como forma de resistir a la estandarización de la imagen tanto por lo que tenía de artesanal como de tradicional. Esta revalorización del filete fue potenciada por el fenómeno de resurgimiento de identidades locales que se dio como contracara del proceso de aceleración de la globalización (Bayardo y Lacarrieu, 1999). El incremento del turismo internacional fomentado por la devaluación de la moneda nacional posterior al 2001 potenció aún más al filete, que ahora se ofrecía al extranjero como un producto artesanal típicamente porteño. Una vez más, acompañando los cambios urbanos, barrios como San Telmo o La Boca, frecuentemente visitados por los turistas, se convirtieron en los barrios que actualmente concentran la mayor cantidad de filete en comercios y espacios públicos. Acompañando la revitalización del oficio, en 2005 la Legislatura porteña sancionó la Ley 1941 que declara al Filete Porteño como Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires; y, en 2007, la Ley 2350 que instaura la Exposición Permanente del Arte del Fileteado Porteño en el Museo de la Ciudad y la realización de un concurso anual con premio adquisición. También se otorgaron nuevos reconocimientos a los reconocidos fileteadores Luis Zorz, Alfredo Genovese y Elvio Gervasi, declarados personalidades destacadas de la Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2011 (Ley 3814), 2012 (Ley 4193) y 2013 (Ley 4802) respectivamente. Finalmente, en este contexto que los mismos fileteadores y fileteadoras califican de “resurgimiento”, en 2012 se conformó la Asociación de Filetea-

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dores4, que en el mes de septiembre de ese año organizó el Primer Encuentro Anual de Fileteadores, en conmemoración al 12 de septiembre de 1970, fecha en que se dio apertura a la primera exposición de filete en una galería de Buenos Aires y que además se tomó como referencia para celebrar el Día del Fileteador. Desde entonces, todos los años han repetido exitosamente el evento. Construyendo la postulación de filete porteño: procesos reflexivos de enunciación y traducción A comienzos de 2014 la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico (en adelante DGPeIH) conformó un equipo de trabajo de Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) destinado a llevar adelante el proceso de postulación del Filete Porteño para integrar la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de UNESCO, coordinado por la Lic. Liliana Mazettelle (Sección de Historia Oral de la DGPeIH). En términos operativos decidimos trabajar inicialmente con miembros de la Asociación de Fileteadores con quienes entramos en contacto para organizar jornadas de trabajo (Figura 1). La convocatoria realizada por los referentes de la Asociación a sus integrantes dio como resultado una amplia y diversa participación. Nuestros interlocutores, fueron alternando su participación en los talleres que reunieron alrededor de 15 personas en cada encuentro. Dos técnicos del área audiovisual registraron los encuentros.

Figura 2. Fileteadores y fileteadoras participando de una de las reuniones con el equipo de la DGPeIH (febrero 2014). 4

Para más detalle acerca de su historia y conformación, véase http://fileteadores.com/.

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Los encuentros incluyeron distintas modalidades de trabajo como exposiciones, debates sobre temas específicos y la proyección de fotografías con filetes de la ciudad. Contando con la participación inicial de la Dra. Mónica Lacarrieu, experta en patrimonio inmaterial y facilitadora UNESCO, dedicamos los dos primeros encuentros a explicar de qué se trataba la postulación y lo que UNESCO entiende por PCI y por elemento. A partir de entonces las jornadas se destinaron a trabajar conjuntamente en la definición del elemento, dando lugar a que nuestros interlocutores expresaran su percepción y valoración de la práctica. Quienes participaron de las reuniones representaban una diversidad de roles asociados al mundo del filete que ellos mismos fueron diferenciando: quienes enseñan, quienes aprenden, quienes practican el oficio y “viven de eso”, quienes lo practican como “hobby”, quienes se sienten más apegados al filete “tradicional” y aquellos que se animaron a innovar. Así los fileteadores y fileteadoras iniciaron un proceso reflexivo sobre un saber-hacer, cuyo aprendizaje requiere más práctica que teoría, más imitación y repetición que reglas explícitamente formuladas. Intensas discusiones se desarrollaron en torno a la catalogación del filete como una técnica, un arte (a secas o popular), un lenguaje plástico o un oficio con el calificativo correspondiente (decorativo, visual, pictórico, tradicional, etc.). Algunos sugerían la imposibilidad de explicarlo con palabras por tratarse de un sentimiento. Pero también se debatió en torno a las particularidades que diferencian a la técnica de otras similares. De a poco, se fue recortando un conjunto de particularidades que hacen a su especificidad, agrupadas en seis áreas: 1) técnica; 2) herramientas y materiales; 3) soportes; 4) dibujo y ornato: 5) frases, relatos y sentencias; y 6) íconos, tal como muestra el esquema resultante (Figura 2). Si bien la ausencia, reemplazo o variación de alguna de estas particularidades podría determinar estilos individuales más conservadores o transgresores, se concluyó que es la totalidad articulada de todas ellas la que permite distinguir un filete. El otro punto del formulario trabajado con los fileteadores fue la definición de la comunidad ampliada, que empezó siendo delimitada como la totalidad de los habitantes de Buenos Aires junto con los turistas que “valoran el filete más que los mismos porteños”, hasta llegar a un nivel de mayor discriminación distinguiendo actores y/o ámbitos sociales específicos vinculados al filete, como los tradicionalistas, las murgas, dueños de comercios y bares, empresas y choferes de colectivos y camiones, y coleccionistas. Un integrante de la comunidad que fileteadores y fileteadores consideraron de gran importancia es

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la familia Carnevale, únicos fabricantes en el país de los pinceles de pelo largo que indefectiblemente se requieren para filetear. Finalmente, se consensuaron medidas de salvaguardia, vinculadas principalmente con la difusión, valoración y transmisión de la técnica. El proceso de reflexión conjunta fue ampliamente valorado por los miembros de la Asociación que participaron de las reuniones, quienes señalaron como una permanente inquietud la necesidad de reunirse para consensuar definiciones y perspectivas sobre la técnica, el oficio y su enseñanza. Según pudimos constatar al presenciar reuniones de la Asociación, lo trabajado en los talleres era transmitido al resto de sus miembros, fomentando así un rico debate interno.

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Paralelamente a los talleres, también acompañamos a algunos fileteadores mientras realizaban su trabajo, ya sea en sus talleres, en un comercio o en la calle. En ese contexto, se entrevistaron transeúntes para conocer su apreciación de la técnica, contarles sobre la iniciativa de la postulación y pedirles su conformidad. En algunos casos, estas entrevistas fueron hechas por los mismos fileteadores (Figura 3). Si bien los entrevistados siempre se mostraban entusiasmados con la iniciativa y reconocían el valor de este arte popular como algo característico de la ciudad de Buenos Aires, no siempre reconocían su vigencia, a pesar de estar presente de forma ubicua en el paisaje urbano. Por el contrario, preponderaba una mirada nostálgica como algo propio de otra época, recordado particularmente por la decoración de los colectivos. Tal como manifestamos en el formulario, consideramos que esta percepción podría ser revertida con la inscripción del elemento en el la Lista de UNESCO, algo que, por otro lado, ya empezó a ocurrir gracias a la difusión que se le ha dado a la postulación en distintos medios gráficos y eventos. Pareciera que una vez más los porteños empiezan a asombrarse de lo que hasta ayer no los asombraba.

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FILETE PORTEÑO

TÉCNICA manejo del pincel boceto, dibujo y pintura volumen del ornato: medios tonos, sombras y luces volumen de las letras: cuerpo, sombra y repiqué yapan colores espúlvero y muñeca

HERRAMIENTAS Y MATERIALES pincel de fileteador bandita esmalte sintético barniz hilo y tiza o “chocla” papel y lápices papel manteca punzón lápiz dermatográfico SOPORTES

DIBUJO Y ORNATOS hojas de acanto cintas - banderas flores - moños animales fantásticos gotas de cristal - lágrimas botones - bolitas - perlas cabeza de clavo - diamante líneas - filigranas bastones espirales llaves marcos letras corpóreas

FRASES, RELATOS Y SENTENCIAS ÍCONOS ídolos populares vírgenes - santos

Figura 2. Esquema que expone las particularidades que definen a la técnica resultante de los talleres realizados con miembros de la Asociación de Fileteadores.

El registro audiovisual de los talleres, las entrevistas y los consentimientos, junto con legislación relacionada al filete, artículos de prensa, fotografías, videos y entrevistas provenientes de otros ámbitos se hizo accesible a través de la página web www.fileteypatrimonio.com.ar construida específicamente para tal fin. Esta página sigue siendo alimentada con el registro realizado durante la segunda etapa de trabajo que continúa hasta la actualidad. Ampliando el regristro y la difusión: diálogo y accesibilidad Una vez terminado el proceso de postulación, seguimos en diálogo con la Asociación de Fileteadores y ampliamos nuestro registro con el objetivo de dar cuenta del dinamismo y vitalidad de la práctica en la actualidad y de dar voz a quienes no participaban de la Asociación, entre quienes, por otra parte, se encuentran algunos de los “grandes maestros”, como es el caso de Martiniano Arce y Luis Zorz. La estrategia en esta segunda etapa fue, por un lado, mantener un diálogo fluido con los fileteadores y fileteadoras para que se involucren activamente en el registro; y, por otro, darle la mayor difusión posible tanto a lo registrado como a los resultados de la etapa de trabajo previa. Tanto el equipo de PCI como miembros de la Asociación realizaron entrevistas y observaciones que fueron registradas en soportes de audio y video. Se visitó a los fileteadores y fileteadoras en sus espacios de trabajo,

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ampliando el registro a quienes no participaron de los talleres (Figura 4) y a miembros de la comunidad ampliada, es decir, personas interesadas en el filete, que lo valoran y consumen. En este sentido, se buscó cubrir la diversidad de ámbitos en los que se desarrolla la práctica en la actualidad: colectivos, camiones, comercios, murgas, pintura de caballete, objetos, murales, etc. Asimismo, comenzamos a asistir a eventos relacionados con el filete, ya sea organizados por la Asociación o por otras entidades, para registrarlos, generar nuevos contactos y realizar nuevas entrevistas. A veces los fileteadores han solicitado nuestra participación para dar a conocer el proyecto de la postulación, algo que ciertamente da cuenta de la importancia que ha tenido para ellos este proceso compartido.

Figura 3. El fileteador Franco Fullone entrevista a un transeúnte en el barrio de Montserrat.

Figura 4. La fileteadora Silvia Dotta entrevista al joven fileteador Facundo Quiroga.

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Para responder al objetivo de la difusión, a la página web sumamos una página de Facebook, un canal de Youtube y un mapa construido con la plataforma de googlemaps donde situamos geográficamente las fotos de los filetes que registramos en comercios y espacios públicos. La diversidad de medios empleados resultó muy favorable para que los fileteadores puedan compartir los contenidos que prefieran mediante sus propios canales y redes sociales. Asimismo, fileteadores y fileteadoras también nos envían fotografías de sus trabajos o información específica para agregar a la página web o al facebook, lo que nos permitió conformar una red de información virtual en constante crecimiento. Conclusión: el patrimonio definido por la comunidad El proceso de postulación que aquí se describe fue una experiencia innovadora que buscó actualizar elementos ensayados previamente para el registro y discusión sobre PCI5. En tal sentido, la participación de la comunidad en el proceso de debate y análisis acerca de aquello que constituye la práctica, los modos de abordarla, los saberes involucrados, el rol de la comunidad ampliada, su vigencia, amenazas y medidas de salvaguarda constituyó una herramienta fundamental para la configuración final del formulario. No obstante, este proceso implicó también un arduo trabajo por parte de nuestro equipo, en tanto tuvimos que adaptarnos a las necesidades, búsquedas y discusiones propias de cualquier campo, al tiempo que debíamos ponerlas en diálogo con las muchas veces rígidas requisitorias y tiempos institucionales de la postulación. Es en este intercambio donde, gracias al esfuerzo conjunto, encontramos un lugar de diálogo e intercambio fructífero. Por un lado, la comunidad tuvo un lugar por fuera del trabajo individual diario para intercambiar ideas con sus pares, obteniendo así una fotografía más compleja y completa acerca de la actualidad de la actividad. Al mismo tiempo, la necesidad de preguntarse unos a otros sobre definiciones y “modos de hacer” muchas veces arraigados permitió dar cuenta de contradicciones y puntos de vista que también hablan Nos referimos específicamente a la experiencia piloto de inventario de 6 milongas de la Ciudad de Buenos Aires, en la cual participamos dos de las integrantes de este equipo. Sobre esta experiencia puede consultarse Lacarrieu y Maronese (2014).

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de la vitalidad del filete. Por otro lado, también nuestra labor como técnicas y observadoras se vio interpelada y corrida de lugar, pasando a ocupar un rol de dos tiempos: en un primer momento, de asistencia para que ese intercambio pudiera darse de manera abierta, contemplando todas las voces posibles, generando preguntas incómodas, proponiendo ideas ordenadoras y ayudando en la confección de registros; en un segundo momento, nuestro trabajo fue más de traductoras, con la intención de que toda la riqueza de las reuniones, observaciones y entrevistas no quedara diluida a la hora de “llenar el formulario”.

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Consideramos que, al margen de que la postulación a UNESCO sea ratificada o no, la experiencia participativa de armado de la postulación y de registro ampliado resultó exitosa, especialmente porque los mismos referentes reconocieron la importancia de haber generado un proceso de reflexión sobre sus prácticas, un intercambio más fluido entre ellos, discusiones acerca del pasado, presente y futuro del filete, sus amenazas y sus posibilidades y su lugar dentro de la cultura inmaterial no sólo de la ciudad, sino del país. Por otra parte, esta experiencia sirve de base para avanzar en un inventario participativo del PCI de la ciudad (actualmente en proceso de elaboración), en un proceso abierto donde los mismos protagonistas sean los encargados de establecer los límites de las prácticas y la dirección que deben tomar las medidas de valorización y difusión. De esta manera, la realización de esta experiencia puso de relieve el valor de dar “voz y voto” a los protagonistas. La realización de una postulación y de un inventario participativo se presenta así como un camino nuevo que apunta a que los procesos de patrimonialización sean construidos por la propia comunidad, incorporando conflictos y tensiones, mostrando así su vigencia. BIBLIOGRAFIA ARCE, M. (2006). El arte del filete. Del dragón, Buenos Aires. BAYARDO, R. y LACARRIEU, M. (comps.) (1999). La dinámica global/local, Ciccus, Buenos Aires

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LACARRIEU, M. y MARONESE, L. (2014). Inventario de seis milongas de Buenos Aires: experiencia piloto de participación comunitaria, Centro Feca-UNESCO, Buenos Aires RUBIO, N. y BARUGEL, E. (1994). Los Maestros Fileteadores de Buenos Aires, FNA, Buenos Aires SMITH, L. (2006). Uses of heritage, Routledge, London-New York.

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