La Pluralidad en el pensamiento de Isaiah Berlin y de Hannah Arendt // Plurality in Isaiah Berlin´s and Hanna Arendt´s thought

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La Pluralidad en el pensamiento de Isaiah Berlin y de Hannah Arendt Plurality in Isaiah Berlin´s and Hanna Arendt´s thought DANIEL FIGUEROA C. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago.

RESUMEN El debate entorno a la condición de pluralidad es un tema central para la filosofía política de Isaiah Berlin y Hannah Arendt. Para Berlin, lo que caracterizaría al Pluralismo es la posibilidad de elegir libremente entre varios fines. Para él habría sociedades libres y plurales como las Liberales y otras que denomina Monistas, las cuales censuran esta posibilidad. Respecto de la existencia real del pluralismo y su cercanía con el liberalismo, Hannah Arendt difiere sustancialmente de Berlin. Para Arendt, no habría existencia todavía de sociedades pluralistas. En la Modernidad para la autora predomina la racionalidad monista en la política, que restringe la aparición de la pluralidad. En síntesis, los autores difieren respecto a la relación de la pluralidad con lo político. En este contexto, este ensayo explicará esta diferencia por medio de la utilización conceptual de las nociones de pluralismo negativo para entender así la posición berlinana de la pluralidad, y, por otra parte, la de pluralismo positivo para entender la posición de Arendt.

INTRODUCCIÓN

En este ensayo se plantea un enfoque para comprender el valor y contraste del concepto de "pluralidad" en la filosofía política de Isaiah Berlin y de Hannah Arendt. En este contexto, cabe señalar que Berlin comprende el desarrollo de la historia política de Occidente como una lucha entre concepciones Monistas y Pluralistas. Lo que diferenciaría al Pluralismo del Monismo es la posibilidad de elegir libremente entre varios fines, mientras que el segundo, hegemoniza y prioriza ciertos valores que considera superiores y -sobre todo- verdaderos para guiar a las personas a la forma de vida correcta. Para Berlin, entonces, habría sociedades libres y plurales y otras en cambio que, al no reconocer la multiplicidad e inconmensurabilidad de valores existente en el mundo, censuran la liber-



Cientista Político y Máster en Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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Documento de Trabajo tad individual de elección. Este sería el caso de sociedades con regímenes totalitarios y comunistas, a los que Berlin se mostró toda su vida como un ferviente opositor; por ser claros ejemplos de formas políticas monistas. En la medida que este tipo de regímenes aplastan la pluralidad política, destruyen la posibilidad de la sobrevivencia de la pluralidad que más defiende el autor; la moral. Es por esto que Berlin cuando se refiere a la existencia de sociedades plurales, toma como ejemplo a los regímenes liberales, que en su opinión, tienen mayor cercanía a la tolerancia y al respeto de la pluralidad política. Respecto de la existencia real del pluralismo y su cercanía con el liberalismo, Hannah Arendt difiere sustancialmente de Berlin. Para Arendt, no habría existencia todavía de sociedades pluralistas y libres como dice Berlin. En la Modernidad, para la autora, predomina la racionalidad monista en la política, en la cual los individuos son tratados como mera multiplicidad aislada, están sometidos a los avatares del mercado y la esfera pública pierde su sentido. Es desde este diagnóstico que Arendt se sirve para sostener la necesidad de reivindicar el pluralismo por medio de la única vía de acción y participación de los ciudadanos en el espacio público. En este sentido, si el pluralismo es entendido como una condición necesaria para la libertad individual, el construirlo y protegerlo, serían parte de una tarea que le competería a todos los ciudadanos y no sólo a las instituciones. En síntesis, los autores concuerdan sobre la importancia de la pluralidad de valores, específicamente sobre el respeto al hecho de la diversidad moral en el mundo; pero en lo que respecta a la relación de la pluralidad con lo político, estos autores se distancian entre sí. En este contexto, este ensayo se explicará por medio de este contraste la utilización conceptual de las nociones de “Pluralismo negativo”, para entender así la posición berlinana de la pluralidad, y, por otra parte, la de “Pluralismo positivo” para entender la posición de Arendt. En conformidad, en la primera y segunda parte de este ensayo, se explicará la forma en que los autores definen el valor de la pluralidad. En la tercera parte, se desarrollara la discusión entre las propuestas de los autores y la explicación del modelo conceptual propuesto. Finalmente, en la cuarta parte, se mostraran las conclusiones.

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I. ISAIAH BERLIN: EL PLURALISMO LIBERAL

Berlín desarrolla su conceptualización de los que es el pluralismo en un sentido histórico, es decir, caracteriza el desarrollo filosófico de Occidente dentro de un gran debate entre Pluralismo y Monismo. La siguiente cita habla sobre este punto clave en su pensamiento: “La historia del pensamiento político a consistido en gran medida en el duelo incesante entre dos concepciones rivales de la sociedad. Por un lado, están los defensores del pluralismo y la variedad, que creen un mercado abierto de ideas, en la aceptación de los enfrentamientos y la constante necesidad de conciliación, en un orden que siempre está en una condición de equilibrio imperfecto y que es necesario mantener por medio de un esfuerzo consciente. Por otro lado, se encuentran aquellos [los Monistas] que creen que esta precaria condición es una enfermedad crónica tanto social y personal. Y ya que la salud consiste en unidad, paz […] el reconocimiento de llegar un final o a un punto en que no existe conflicto alguno, se convierte en la única opción racional que hay…” 1

El tema central de este duelo gira entorno a cómo los valores condicionan diferentes interpretaciones de lo que es y lo que debería ser la moralidad y la vida política entre los hombres. La posición monista sostiene que los valores pueden ser integrados en un modelo sistemáticamente unido y armonioso del cual los hombres pueden guiar sus vidas. El pluralismo apunta a otro sentido, afirmando que a pesar de la existencia de similitudes entre los valores, estos se encuentran en una posición de conflicto e incompatibilidad. No puede haber un principio genérico correcto que guie la totalidad de las respuestas y decisiones de los hombres, ni menos una estructura o voluntad política que las pueda producir. Esta sería la gran falacia de la postura Monista. Berlin acusa que esta falacia del monismo es producto de “su exacerbado racionalismo”2, influenciado por los autores que representaban el pasado “Ideal Ilustrado”. Berlin desarrolla su crítica a este ideal en varios de sus trabajos, pero precisamente es a través de su lectura de Herder y Vico -dos autores de la tradición romántica alemana-, que desarrolla su propia concepción de la pluralidad. Ésta se distancia de la creencia ilustrada y monista de poder definir un catálogo de valores y principios de conducta social correctos; y toma la forma de un principio ontológico que caracteriza a la realidad social del hombre. Éste sería la existencia social bajo la posibilidad de un pluralismo de valores inconmensurables entre 1

Berlín, Isaiah ,"El Marxismo en el siglo XVIII," en el Sentido de la Realidad, Henry Hardy. Editorial Nueva York, Farrar, Strauss and Giroux (1996). Pg. 121 2 Fermandois, Joaquín “Isaiah Berlin: La libertad Compleja”. Centro de Estudios Públicos. Pg. 321.

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Documento de Trabajo hombres de culturas diferentes. Entonces, la pluralidad de valores comprendería un hecho en la vida social del hombre, pero su expresión no se da de manera concreta en todas partes. Su posibilidad se da en la medida que en una sociedad prevalezca un ámbito ausente de dominación –como interferencias o restricciones- que bloquean la acción humana. 3 Este es el ámbito de libertad humana que para Berlin remite más bien a la “oportunidad para actuar, no a la acción misma”.4 Esta postura negativa de libertad del autor, al ser indiferente respecto de los fines, es coherente y necesaria para comprender la segunda característica de la posibilidad del pluralismo, ésta es: que los hombres persiguen fines diferentes y adoptan varios modos de organización, es decir, órdenes políticos distintos. Las personas poseen entonces posturas morales diversas para orientar sus fines, y estas son objetivas en la medida que no son infinitas. Esto quiere decir que los valores humanos han de estar dentro del horizonte humano. Lo anterior deja en evidencia que los valores pueden chocar5, siendo éste choque, uno de los principales catalizadores de los conflictos políticos entre los hombres; y por lo tanto, la inconmensurabilidad y el conflicto no significa relativismo, sino la idea de una pluralidad de valores que no está previamente estructurada. Los conflictos o colisiones de valores, señala Berlin, son propios de lo humano y sobre todo de la vida política. La idea del todo perfecto -o de un mundo donde todas las cosas buenas pueden ser armonizadas por principio- es conceptualmente ininteligible. En ese sentido, el pluralismo de valores es una verdad conceptual que implica la necesidad de la elección; y sería esta libertad de elegir entre varias opciones válidas, lo que diferenciaría al Pluralismo del Monismo, el cual hegemoniza y prioriza ciertos valores que considera superiores. En síntesis: por “inconmensurabilidad”, Berlin se refiere a que no es posible crear una escala de valores; por “incompatibilidad”, se refiere que no es posible compararlos entre ellos, es decir, son todos igualmente válidos; y finalmente, el “no relativismo”, significa que los valores son plurales en la medida que no surgen de una misma y única fuente. El hombre entonces, se ve en la eterna tragedia de tener que escoger entre una pluralidad de opciones igualmente válidas, lo cual no le permitiría por ejemplo, aplicar el criterio de ma-

Berlin, Isaiah, “Cuatro ensayos sobre la libertad”, Alianza, Madrid (1988). Pg. 191. Berlin, (1988) Op. Cit., Pg. 45. 5 Berlin, Isaiah, “El fuste torcido de la humanidad”, Editorial Península, Barcelona, (2002). Pg 52. 3 4

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Documento de Trabajo ximización del utilitarismo, ya que es imposible cuantificar y comparar su peso; es decir, estimar racionalmente la superioridad de un valor sobre otro. Pero en sí ¿Qué es lo que realmente diferencia a Berlin de sus críticas que dicen que desarrolla un mero relativismo individual? El autor en su texto La Historia de las ideas responde: “Yo prefiero café, tú prefieres champán, tenemos gustos diferentes, no hay más que decir. Eso es relativismo. Pero el punto de vista de Vico, y el de Herder, no es ése, sino lo que yo describiría como pluralismo. Es decir, la idea de que hay muchos fines distintos que pueden perseguir los hombres y aun así ser plenamente racionales, hombres completos, capaces de entenderse entre ellos y simpatizar y extraer luz unos de otros. La intercomunicación de las culturas en el tiempo y en el espacio sólo es posible porque lo que hace humanos a los hombres es común a ellas, y actúa como puente entre ellas. Pero nuestros valores son nuestros y los suyos son suyos. Tenemos libertad para criticar los valores de otras culturas, para condenarlos, pero no podemos pretender que no los entendemos en absoluto, o considerarlos sólo subjetivos, producto de criaturas de circunstancias diferentes con gustos diferentes a los nuestros, que no nos dicen nada. 6

De lo anterior se desprende la idea que la posibilidad de diálogo y elaboración de los juicios comunes entre sujetos que adoptaron alternativas diferentes. Para que exista esto según el autor, las personas deben realizar primero un ejercicio individual que comprendería el reconocimiento de la multiplicidad universal de sus y de todos los valores humanos. Esto no significa que los sujetos tengan que abandonar sus posiciones, sino que puedan seguir sosteniéndolas después de haber escuchado otros puntos vistas; lo más importante, es que logren encontrar estos puentes, que son puntos comunes con los otros. Para Berlin, “si no se encontraran valores en común entre personalidades remotas, cada civilización estaría encerrada en su propia burbuja impenetrable y no podríamos entenderlas en absoluto”.7 El movimiento hacia el exterior que haría el individuo según el autor, tras el ejercicio personal de reconocimiento de la pluralidad, estaría condicionado por una acción de reafirmación de sus propias convicciones, y además, de la aceptación que los otros también tienen importantes convicciones que son tan respetables como la propia. En este sentido, para Berlin sería compatible que un sujeto abandone absolutizar su posición y pueda al mismo tiempo defenderla con gran ardor. De lo explicado anteriormente se desprende la idea de que para el autor, ni la sociedad y menos las instituciones políticas deberían condicionar la libre elección individual, ni afectar discusión entre los individuos. Estas deberían potenciarla y corregir los posibles 6 7

Berlin, (2002) Op. Cit., Pp. 29-32; 35-37. Ibid. Pp 29-32.

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Documento de Trabajo choques que podrían ocurrir por algunas elecciones viciadas que pudieron afectar a otros. El gran rol del Estado a propósito de esta idea, quedaría circunscrito a sólo a la protección los derechos que aseguren el espacio de seguridad y libertad a la persona. II. HANNAH ARENDT: PLURALIDAD Y EL ESPACIO PÚBLICO Para Arendt la pluralidad posee un valor central para la vida política. 8 Este se convierte de cierta forma en un núcleo o base de su teoría democrática. Para entender esto último es necesario responder dos cosas: primero, cuáles son los aspectos que componen la su noción de pluralidad; y segundo, cuál la importancia que le atribuye en sí y cómo lo relaciona con lo político. Es en su obra “La Condición Humana” donde Arendt se refiere de manera más completa a la noción de pluralidad. Es por esto que a continuación se utilizara esta obra y sus argumentos, para exponer su idea de pluralidad a propósito de las interrogantes expuestas anteriormente. En cuanto a los aspectos que componen la noción de pluralidad, la autora describe tres aspectos centrales para articular su noción de la pluralidad. Estos son: a) Igualdad y diversidad; b) la comprensión de un mundo compartido; c) y por último, lo que sería un aspecto comunicativo. En cuanto a la igualdad y la diversidad y su relación con la pluralidad, Arendt es clara: “La pluralidad humana, la básica condición tanto de la acción y el discurso, tiene el doble carácter de igualdad y distinción” 9 . Más adelante ella continua argumentando, “…pluralidad es la condición de la acción humana, porque todos somos iguales... de tal manera en que nadie es igual a cualquier otra persona que vivió, vive o vivirá”.10 En este sentido, la pluralidad se compone de dos premisas que deben ser consideradas en conjunto. Una igualdad en un sentido de pertenencia a la misma especie - en conjunto con las distinciones particulares- y la diversidad entre personas. Arendt trabaja la idea de igualdad- como de otros valores- en dos dimensiones: la primera, en una dimensión on-

Arendt, Hannah, “La Condición Humana”. Traducción de Ramón Gil Novales. Barcelona: Ediciones Paidós, (1993), original inglés, (1958). Pg. 7. 9 Arendt, (1958) Op. Cit., Pg. 175. 10 Arendt, (1958) Op. Cit., Pg. 8. 8

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Documento de Trabajo tológica, que se preocupa de lo referido a la condición humana; y la segunda, en una práctica, relacionada con lo político. En esta segunda dimensión, ella se pregunta cómo se puede realizar efectivamente la igualdad como un valor en sociedad. No es precisamente claro a qué se refiere con igualdad11, pero el punto es que sus explicaciones de condiciones ontológicas, más que ser juicios absolutos, implicarían diferentes caminos para realizarlos efectivamente en la realidad. Los únicos límites estarían determinados por las condiciones de la vida misma; natalidad y mortalidad, la mundanidad, pluralidad y la tierra.12 Estas diferentes condiciones ontológicas son importantes para Arent, ya que conformarían planes que se podrían vivir de diversa manera en el nivel concreto de la vida. Un régimen político o un sistema económico por ejemplo, podrían limitar las posibilidades de los individuos para realizar estas condiciones. Esto reafirma su posición como proyectos viables, es decir, es la acción el sistema de activación de su posibilidad concreta. En sí, el punto de la autora es que la mera condición de igualdad o en otras palabras, el mero derecho a la igualdad – o de libertad, orden, etc.- no garantiza su realización efectiva. Esta depende siempre de lo que las personas realmente están haciendo y del tipo de sociedad en que viven. Esta presencia conjunta de igualdad y diversidad, sin embargo, conforma sólo un primer aspecto de la pluralidad y debe ser conectada con otra dimensión. Este segundo aspecto se refiere a la importancia de lo que Arendt llama “un mundo común” o “mundanidad”, como un factor mediador entre la igualdad y la diversidad.13 Esta idea de mundo compartido conforma una base esencial de la pluralidad como un concepto político. Arendt define lo político en términos de pluralidad, en referencia a los hechos de un mundo común que comparten e interpretan lo seres. En este contexto, lo que conectaría a las personas en una comunidad política es lo que comparten en relación al mundo, no alguna clase de identidad pre-construida. A propósito de esta idea es necesario explicar la distinción que Arendt desarrolla entre el concepto de “Tierra” y lo que realmente se refiere cuando habla de “Mundo”. Lo que compartirían en común las personas como seres políticos es lo que define este concepto a diferencia de tierra, que significa meras cosas y el espacio físico natural que

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Por ejemplo, cuando en su libro Sobre los Orígenes del Totalitarismo, habla que los hombres no nacen iguales sino se hace igual al formar parte de un grupo, lo cual es diferente con lo que afirma en la Condición Humana sobre que esta igualdad le es dada en su condición humana. 12 Arendt, (1958) Op. Cit., Pg. 11. Ver también 9 y 181. 13 Arendt, (1958) Op. Cit., Ver: Pp 52–58, 176, 196–201, 221

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Documento de Trabajo ocupan las personas14. En síntesis, un grupo de hombres deja de ser mera multiplicidad cuando son capaces de compartir y comunicar cosas acerca de su mundo. El último y cuarto aspecto de la pluralidad, se relaciona precisamente a la “Acción” Esto es un modo de interacción comunicativa entre seres diversos. La noción de pluralidad de Arendt no se refiere sólo a un aspecto estático de la condición humana, sino está ligado al nivel activo e interactivo relativo a otros seres, que es el encuentro con los otros a través un dialogo común. Es a través de este nivel de encuentro interactivo con los otros, donde se puede entender y constituir una noción conjunta de la pluralidad y lo político. Pero es preciso entender que la noción de pluralidad de Arendt, trata de liberar a la política de alguna conexión con un grupo de identidad construida, uniéndolo directamente con su idea del encuentro con otros en la participación de un mundo compartido. Entonces la “comunicación”, “confianza” y “compromiso” con los otros, se transforman en verdaderas instrumentos para potenciar, reafirmar y construir la pluralidad y la política. Ya habiendo definido los elementos de la pluralidad en Arendt, se puede explicar tanto su valor como su relación con lo político. Para Arendt el pluralismo es importante por tres razones. Primero, la pluralidad sería valiosa en el sentido que los hombres comprenden su libertad y se desarrollan como personas en el encuentro con otros seres humanos.15 Entonces, sólo en la medida que dicho encuentro sea a través del campo de la pluralidad estos darán cuenta de su propia singularidad. La Pluralidad contribuiría al bienestar y desarrollo individual de las personas. Como segunda razón, desde la perspectiva de la acción política, la pluralidad es valiosa porque mediante el desarrollo de un dialogo y debate abierto de los individuos entorno sus diferentes visiones del mundo, estos desarrollarían una conciencia de responsabilidad ciudadana. El pluralismo en este sentido, contribuiría a la realización de una razón democrática de una sociedad. Como una tercera posición, se podría argumentar que Arendt existe una cierta idea de relación directa entre el desarrollo de la pluralidad y la condición de posibilidad de una genuina libertad política. Sobre su relación con el nivel institucional, cabe resaltar la preocupación de Arendt en cuanto la pluralidad es una condición en constante amenaza.

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Arendt, (1958) Op. Cit., Pg. 52. Arendt, (1958) Op. Cit., Pg. 65.

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Documento de Trabajo He ahí la razón de porque para la autora es necesario que sea protegida por la institución política y los ciudadanos. En cuanto a las sociedades modernas, el desarrollo del espacio público y una participación activa en este plano, cobraría una esencial importancia para el entendimiento de los hombres y para las pretensiones de Arendt en defensa de la pluralidad. Por eso su preciso compromiso con la posición Demócrata, que sería el régimen que tiene más afinidad con la defensa de la pluralidad. En síntesis, en Arendt el valor de la pluralidad está construido a través de esta interconexión de las dimensiones mencionadas. Pero lo cierto es que deja en claro que no hay que confundirlo con la mera multiplicidad ordenada, lo cual sería una postura ofrecida por el pluralismo liberal. Propuesta que no comprendería el valor de la participación en lo público - que es el valor de lo que los hombres comparten en común- y la centralidad de la acción política. III. DOS COMPROMISOS POLÍTICOS ENTORNO A LA PLURALIDAD

Tanto para Arendt y mucho más para Berlin, la tarea de la filosofía política está ligada al cuestionamiento de los fines de la vida, especialmente a sus efectos particulares y colectivos en la humanidad. En este sentido, la filosofía política tendría la labor de cuestionar la validez de los diferentes postulados hechos para la lograr determinados objetivos sociales; como a la vez estos justifican sus métodos que los definen y los concretan. Dentro de los caminos que toman para examinar la substancia de las ideas políticas como de sus ideales, resalta precisamente que en ambos autores está contenida esta noción de cómo la moralidad y la política quedan irreductiblemente explicadas en su esencia plural. Por lo tanto, para ambos la existencia de un pluralismo es una condición del mundo a pesar de que la historia muestre un ir y venir de proyectos políticos anti-pluralistas. Ambos autores concordarían que el monismo ha sido la tendencia- especialmente en occidente-; y esta misma refleja la verdad trágica en que se encuentra el hombre. Esta se refiere a la inexistencia de un orden universal y la falacia de poder determinar una forma correcta16 que Por “correcta” me refiero a la característica de “inconmensurabilidad” de la Pluralidad. No hay un valor que sea superior a otro, sólo opiniones y elecciones individuales. En otras palabras, la pretensión extrema de la universalidad de un valor sería la gran falacia. 16

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Documento de Trabajo permita a los hombres tener un criterio para elegir sus fines y construir las soluciones a sus dilemas morales y políticos. Lo irracionalidad, la inseguridad, el conflicto que conlleva esta realidad, ha motivado diferentes proyectos que han transformado la política en una actividad que requiere esencialmente clasificar, separar a las personas y imponerles determinados fines. Por ejemplo, este sería el proyecto Platónico de la República que denuncia Arendt en la Condición Humana, porque intrínsecamente atenta contra la esencia de la pluralidad. Entonces, para ambos autores está presente este hecho que históricamente la pluralidad se ha encontrado en una situación de amenaza constante. Ahora, lo que diferencia a ambos autores, es que Arendt está abierta a asumir el riesgo que conlleva el reivindicar la condición de pluralidad como un proyecto humano e intrínsecamente valioso, por la promesa de reencuentro que conlleva. En cuanto a esto, para Berlín la propuesta Arendtiana traspasaría la barrera de la pluralidad al atribuirle una condición de valor superior; lo cual la haría parte del juego de las respuestas absolutas –el área monista–. Para la autora, no habría tal contradicción en su planteamiento ya que este valor especial queda justificado en la medida que conforma el primer paso para darle una verdadera oportunidad de existencia a la pluralidad. Para ella, la respuesta de Berlin sería ciega ante los hechos de la modernidad, ya que no es posible atentar con contra un pluralismo que realmente no existe y quizás no ha existido. Lo que hay para ella es un contexto que predomina la racionalidad monista, en que los individuos son tratados como mera multiplicidad aislada y están sometidos a los avatares del mercado; lo cual concluye en una retirada de lo político, es decir, la desaparición de la esfera pública por el dominio del mundo social. Es desde su diagnóstico de la realidad, junto con el hecho de que es necesario evitar otro Holocausto, es que Arendt se sirve para sostener la necesidad de construir y reivindicar el pluralismo por la única posibilidad que es la acción y la participación política. En este contexto, la pluralidad humana se manifestaría sólo a través de la existencia de un espacio público en la sociedad. La singularidad individual de la persona entonces, aparece cuando puede comunicarla de manera efectiva al otro. Sin esta condición, las personas jamás sabrían que existen otros puntos de vistas, otras formas de vida, es decir, no habría conciencia de la condición de pluralidad. Es por esto que los regímenes monistas buscan censurar la libertad de expresión. Para Berlin, el liberalismo sería el régimen más cercano a la pluralidad, porque en la práctica, ha mostrado mayor interés en defender este derecho y

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Documento de Trabajo la tolerancia política17. Pero para Arendt, el monismo no se explica sólo por que atenta contra la tolerancia política y moral; este sería uno de sus grandes efectos. La causa se encontraría en la lógica de funcionamiento que subyace al interior de la política de la modernidad, la cual posee una racionalidad monista. Las razones de Arendt da para explicar la desaparición de la pluralidad y el ascenso de la racionalidad monista en la modernidad son dos: la substitución del “hacer” por el “actuar” en el espacio público y surgimiento de la “vida individual” como el “el bien más alto en sociedad moderna” 18 . Para Arendt la exasperación que produce frustración de la acción debido a su espontaneidad y en especial su imprevisibilidad19, a provocado la “tentación de los hombres para buscar un substituto a la acción con la esperanza de que la esfera de los asuntos humanos escapara de la irresponsabilidad moral y fortuita inherente a una pluralidad de agentes “20 Esta substitución que es clave para la lógica monista y encuentra su fundamento, según Arendt, en la noción de gobierno de Platón. En este contexto, si la raíz de pluralidad descansa sobre la imprevisibilidad de la acción, Platón reemplaza la pluralidad por la unidad mediante la práctica del “Gobierno”. Este opera bajo el principio de que “los hombres solo pueden vivir juntos legal y políticamente, cuando algunos tiene el derecho a mandar y los demás se ven obligados a obedecer”21. Para Arendt entonces, Platón piensa la polis en términos de una gran familia, es decir, que debe operar según la autoridad unificada y la guía moral del padre22. En sí, lo que fundamenta el modelo de gobernantegobernados, es la distinción entre “conocimiento y acción” que desarrolla Platón; donde “quien sabe no tiene que hacer y quien hace no necesita pensamiento ni conocimiento”23. Desde Platón, según la autora, la política se comienza a pensar en términos de fines y medios, donde es el filósofo rey –gobernante– que determina lo fines y medios correctos - como un artesano que elabora un modelo de lo que será su obra-, y los gobernados realizan su voluntad. Por lo tanto, cuando Arendt se refiere a la substitución del hacer por el actuar, se

García Guitan, Elena, “El Pluralismo Liberal de I. Berlin”. En “Isaiah Berlin:Una Mirada Despierta” editado por Badillo, Pablo y Bocardo, Enrique. Editoriales Tecnos, Madrid (1999). Pp.303-305. 18 Arendt, Hannah, “La Condición Humana “.Paidos, Buenos aires: 2009. Pp. 338-344 19 Arendt, (2009) Op. Cit., Pg.241 20 Arendt, (2009) Op. Cit., Pg.251 21 Arendt, (2009) Op. Cit., Pg. 242. 22 Siguiendo la analogía de Platón, es siempre la cabeza “la Razón” que debe guiar a todas las partes. 23 Arendt, (2009) Op. Cit., Pg.243. 17

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Documento de Trabajo refiere a cómo la acción ha desaparecido y ha pasado a ser la “simple ejecución de órdenes”24. Es por esta razón que la condición de pluralidad también desaparece. Lo anterior conforma sólo una parte de cómo opera la racionalidad monista en la modernidad. En el monismo político que envuelve este periodo, según Arendt, la concepción de gobierno de Platón está orientada a un nuevo objeto. Ya no es la supresión de la pluralidad para realización de la justicia a través de la contemplación del bien, sino gobernar para potenciar la vida biológica de los hombres. Este es uno de las principales argumentos que Arendt desarrolla en la Condición Humana y encuentra sus razones en la dominación de la actividad del “labor” sobre todas las otras y triunfo la concepción de la “vida individual” del Cristianismo 25 . Arendt habla de la modernidad como un mundo postpolítico donde la vida de los hombres carece de importancia, ya que es transitoria y sólo un mero fenómeno biológico; lo que reúne entonces a los hombres y por lo tanto lo único de significancia pública, sería la mantención de la vida. La verdadera posibilidad de pluralidad, es decir, el encuentro de la persona consigo misma y con los demás, sólo sería posible en el otro mundo. Por todas estas razones, Arendt se sirve para justificar el dominio de la racionalidad monista y la inexistencia de la pluralidad liberal que defiende Berlin. Con esto se entiende porqué ella fue una ferviente defensora de su posición demócrata. Porque es la que permite a las personas participar y hacer efectiva su propia salvación en la tierra. La pluralidad para Arendt cobraría sentido sólo en su relación con la acción política; no sería un concepto estático. Para la autora no se necesita más derechos y oportunidades en papel, sino de estas verdaderamente se realicen en los compromisos y acciones de y por las personas. Por otro lado, la presunta pasividad que demuestra la neutralidad política de Berlin también debe comprenderse como un producto de su diagnostico de los hechos y su idea de libertad. Para él la relación entre pluralismo y liberalismo sería la más complementaria, debido a que los liberales de occidente, en su defensa última a la libre elección, demuestran una cierta madurez o responsabilidad política que otras posiciones no tienen, ya le dan un reconocimiento principal a la eterna tragedia del pluralismo. Según el autor, el liberalismo posibilitaría la existencia de verdaderos individuos de responsabilidad y sobre todo, de

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Ibíd, Pg. 243. Arendt, (2009) Op. Cit., Ver: Pp. 314-230.

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Documento de Trabajo convicción en una sociedad.26 Dicha convicción implicaría primero, el reconocimiento de la pluralidad como la no imposición de la elección valórica de un sujeto sobre otros, es decir, la autorrealización del sujeto que acepta la existencia de alternativas tan válidas como la suya; y segundo, que de esta acción la persona pueda seguir reafirmando su opción como última. Para Berlin, es desde esta mirada o “fe” interior del individuo, donde parte el proceso de apertura hacia la elaboración de un juicio común; clave para que los hombres desarrollen decisiones en grupo. Pero en sí, la relación entre el pluralismo y la libertad de Berlin no posee una claridad suficiente. Su pluralismo podría llevar consigo la aceptación de que hay posturas antiliberales que tienen la misma legitimidad que aquella que afirma la libertad. Tampoco posee una lógica cristalina su noción de que la libertad y el liberalismo tienen una relación mutuamente necesaria.

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Ante esto surgen dos conclusiones: primero, que

puede existir un liberalismo no plural; y segundo, que para Berlin no existe una determinada forma política que asegure y desarrolle la pluralidad y libertad de manera completa. Para Arendt entonces, esto denotaría el paso que Berlin no quiere dar, el cual escondería su contradicción. Este es el hecho que el concepto de libertad negativa bien podría ejercerse en las condiciones más despóticas imaginables. Por lo tanto, Berlin no quiere comprometerse con el liberalismo, ni menos la posición demócrata de Arendt, ya que en ambos casos atentaría con el núcleo mismo su sistema de ideas, de que no existe un modelo que pueda asegurar completamente los resultados que se propone.28 Hasta acá es posible entender cómo estos autores asumen compromisos distintos entorno al valor de la pluralidad y su relación con la política. Berlin desde su postura prudente y liberal, desarrollaría un pluralismo en sentido negativo y Arendt desde su posición más activa, comprometida y política, asumiría una versión positiva. En cuanto a la Pluralidad negativa que defiende Berlín, cabe preguntarse si es definitivamente neutral políticamente hablando, en comparación a la posición Arendtiana. Si bien, podría pensarse que en lo profundo, Berlin puede estar defendiendo una cierta noción de prudencia política. Es posible que esté pensando en algo similar al estilo del político de Weber, es decir, un sujeto consciente de los efectos impredecibles del aparato político; que prefiere responsablemente atender a problemas que verdaderamente estén en su margen de 26

Berlin, (1988) Op. Cit., Pg 172 Fermandois, Joaquín “Isaiah Berlin: La libertad Compleja”. Centro de Estudios Públicos. Pg. 333. 28 Berlin, (1998) Op. Cit., Pp 239-243. 27

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Documento de Trabajo control. La Pluralidad negativa se sustentaría en una posición realista desde esta interpretación. En este sentido, el dotar al pluralismo un valor especial e intentar reivindicarlo en una forma de participación política o por el Estado, conllevaría a una perversión más de los que santifican el ideal de la libertad positiva- y sus fines utópicos-; en sí más monismo cobijado bajo una máscara de pluralidad. Al aparato institucional no le competería, la reivindicación de la pluralidad, ni mucho menos intervenir en la libre elección de los individuos. Por lo tanto, para Berlin, y a diferencia de la pluralidad positiva de Arendt, la libertad no tendría como condición necesaria a la pluralidad. Finalmente, para el pluralismo negativo la única obligación que tendría el aparato estatal, sería prever el surgimiento de condiciones extremas o indeseables que atenten con la oportunidad de la libre elección.29 El perseguir el valor de pluralidad o no, sería una opción los individuos o las sociedades que tuvieron la posibilidad real de escoger esta entre otros valores de igual importancia. IV. CONCLUSIONES

Como primera conclusión, es que no habría un compromiso político directo con la realización de la pluralidad en Berlin. El autor no niega la condición misma de pluralidad, la cual es un gran defensor, lo que encuentra condenable son las propuestas como la postura positiva y política que Arendt sostiene para reivindicar el pluralismo. Berlin le importa el presente y lo que realmente -o prudentemente- puede hacerse en cuanto a la extensión de la libertad de los individuos. Es desde esta postura en que puede jugar a las izquierdas y lo que serían sus propuestas utópicas. El autor puede juzgar la elección de igualdad y libertad de Oriente y Occidente, y tomar una posición, en la medida que no condena los valores que escogieron, sino porque cree que un bando a pesar de promover internamente su elección, permite a sus individuos expresar su posición acerca de esta y elegir. Es desde este sentido que para Berlin Occidente y el liberalismo serían más cercanos a la pluralidad y de su ideal de individuos de responsabilidad y convicción. Por otro lado, desde la visión positiva de la pluralidad de Arendt o Pluralismo Positivo como se ha definido en este trabajo, la comprensión de la pluralidad de Berlin al ser neutralmente política, recaería en mero relativismo. Si la pluralidad esta unida con el sentido del encuentro con los demás en sus interpreta29

Berlin, (2002) Op. Cit., Pp. 29-32; 35-37.

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Documento de Trabajo ciones del mundo que les es común, es necesario entonces un mecanismo que les permita estar unidos y poder compartir. He aquí que la construcción de la pluralidad lleva consigo la necesidad de la esfera pública y un soporte institucional que permita su desarrollo. Por lo tanto, para Arendt existe un compromiso político entorno a la construcción y defensa de la pluralidad, tanto desde las instituciones como de la participación activa de los individuos.

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