La piel del alcornoque. Reseña del libro: “Diccionario ilustrado del corcho”, de Ignacio García Pereda. Lisboa: Euronatura; Aranjuez: Doce Calles, 2015.

Share Embed


Descripción

Bouteloua 23: 194-198 (III-2016). ISSN 1988-4257

Reseñas bibliográficas Diccionario ilustrado del corcho. Ignacio García Pereda (2015). Euronatura; Aranjuez: Doce Calles, Lisboa. La piel del alcornoque A pele do sobreiro Disfrazado de diccionario, en un formato pequeño y de ágil lectura, Ignacio García nos presenta el fruto de varios años de intensa investigación sobre la actividad corchera en el Sudoeste europeo. La recopilación de la información para construir un corpus sobre un material tan ampliamente utilizado como muchas veces desconocido, lo ha llevado a recorrer no sólo alcornocales y unidades industriales, sino también archivos, bibliotecas, museos, sin dejar de aprovechar los viajes para conversar con familias de España, Portugal y Francia vinculadas a la producción de corcho. El alcornoque es un árbol típico del Mediterráneo, que ha generado naturalmente una piel que lo protege del fuego, el principal peligro de los bosques de estas latitudes. Así, una capa porosa y aislante que se va engrosando con el paso del tiempo, el corcho, recubre la madera del árbol. Esta piel recién puede extraerse por primera vez cuando el árbol tiene al menos 40 años, y a partir de la primera extracción es necesario esperar como mínimo otros 9 años para la siguiente, con el fin de dar tiempo al árbol de regenerar esta capa. Tal como apunta el autor, el origen del uso del corcho es muy remoto en la historia. Sin embargo, su utilización se generalizó hace sólo tres siglos, principalmente a través de lo que seguramente todos tenemos en la memoria: el tapón de corcho. No obstante, el mismo material tiene usos y aplicaciones extremadamente diversos, que van desde su utilización en la pesca o en la fabricación de papel hasta la vestimenta o la arquitectura. El autor nos presenta casi medio centenar de voces relacionadas directamente con el corcho, que constituyen toda una cultura alrededor de este material. Incluye además una multitud de ilustraciones que ayudan al lector a comprender el mundo corchero y no sólo sirven de complemento al texto, sino que constituyen el texto mismo. En otras palabras, podríamos decir que hay dos textos en este libro: el propiamente dicho y el que puede leerse a través de las imágenes. Porque la imagen no sólo representa el material sino que ha contribuido a crear todo un imaginario alrededor del mismo. Desde los carteles que promocionan el cava catalán

hasta los anuncios de los diseñadores de vanguardia portugueses, que ofrecen todo tipo de elementos “de diseño” fabricados en corcho. Y son esos usos diversos los que hacen de este material una especie de lazo entre industria y paisaje. Este “traje” que recubre al alcornoque y lo protege del fuego ha logrado unir a trabajadores de la saca (tal como se denomina al proceso de extracción de la corteza del árbol), a las industrias de procesamiento del material, a las productoras de vino, cava y hasta perfumes, a los arquitectos y diseñadores, a los gobiernos, gestores de montes, poetas, artistas y cartógrafos. Así es como un sólo objeto teje una y mil historias que nos ayudan a comprender más ampliamente la construcción de un paisaje cultural específico. Nos interesa, por lo tanto, centrarnos en dos aspectos que detona la lectura de este libro. Por un lado el hecho de analizar un objeto relacionado con la historia cultural de una sociedad, lo cual nos lleva a abordar de alguna manera la historia de la cultura material. Y por otro lado, cómo un objeto al parecer inocente, teje una red de relaciones a nivel del territorio, generando un pasaje cargado de identidad, digno de ser estudiado, puesto en valor y protegido. Hacia una historia cultural del corcho El libro nos propone un recorrido por la historia, producción y utilización del corcho, rescatando términos específicos (saca, chapines, manijero, corcholata, escogedoras, subericultura…) e iconografía (publicidad, pinturas, textos literarios, fotografías…). Sitúa, de esta manera, al corcho no como objeto aislado, entendido puramente desde el punto de vista técnico, sino que nos propone justamente comenzar a construir una historia cultural alrededor del corcho. Hace unos años un grupo de investigadores (Aliata & al., 1992) recordaba la situación que proponía Walter Benjamin para explicar el conocimiento a través de formas menos frecuentes. Benjamin postula que “cómo ha transcurrido una velada con invitados es algo que, quien se quede hasta el final, podrá apreciar de una ojeada por la posición de los platos y las tazas, de las copas y las fuentes”. Con esta situación se pueden definir claramente dos abordajes de la historia: una historia que estaría interesada en los objetos, en la clasificación y descripción de la vajilla, y la otra que hubiese dejado de lado los objetos para dedicarse a

194

Reseñas bibliográficas las biografías de los comensales, comentarios sobre la velada, etc. En estos dos enfoques el objeto aparece como producto de una cultura. Pero ¿qué pasaría si estos objetos no fueran una consecuencia de la cultura, y por tanto una fuente de información, sino que estudiásemos el objeto de manera que la cultura alrededor de él fuese la fuente? Este enfoque, el de la historia de la cultura material, es quizá un campo más abierto, donde tiene lugar la confluencia de muy diferentes campos del saber. La articulación entre diversas disciplinas (desde la técnica, hasta la poética) permite que ampliemos nuestro horizonte de indagación en torno a la historia de un objeto particular. El autor desarrolla este abordaje a lo largo de todo el trabajo y logra desdibujar los límites entre los aspectos puramente técnicos y los más poéticos del corcho, articulando detalles tecnológicos específicos, con el desarrollo económico y organización de sectores sociales dedicados a la industria corchera. Aparecen así personajes destacados en la utilización y difusión del material, publicidad e incluso creencias míticas en torno al alcornoque, la presencia del mismo en arquitectura culta y vernácula, las problemáticas en torno al retroceso en la producción de corcho en España y un largo etcétera. La puesta en común de este sinnúmero de elementos en un texto acotado genera una síntesis del mundo “suberícola” abordable tanto por profesionales del mundo forestal, como por el público general interesado en el tema. Del corcho al paisaje El alcornoque crece fundamentalmente en la Península Ibérica y el Norte de Marruecos, y en menor medida en Francia e Italia y el resto del Norte de África. Portugal y España cuentan con las mayores extensiones de alcornoque de Europa (670.000 y 500.000 has respectivamente). La “saca” (acto de quitar la corteza al alcornoque) es una actividad tan especializada que sólo la mano de obra cuidadosamente seleccionada puede realizarla. La dificultad mayor radica en conocer muy bien los árboles y no herirlos con el hacha al quitar la corteza. Es un oficio que se ha transmitido de generación en generación y está estrechamente ligado a la población local, y que se realiza sólo durante los meses de verano, con la ayuda de mulas de carga en alguna provincias como Cádiz. Así, los bosques de alcornoque han ayudado a generar en la parte Oeste de la península ibérica un tipo de explotación característica, llamada dehesa. La dehesa (o montado en portugués) es un bosque

Bouteloua 23: 194-198 (III-2016). ISSN 1988-4257

de alcornoques (o encinas u otras especies) con una superficie de matorrales o pastizales que se ha ido aclarando para la combinación de la explotación forestal con otras actividades como la cría de ganado o la caza. Es un tipo de explotación multiproductiva vinculada a muchas industrias. Casi de la misma forma en que Patrick Geddes (1915) explicaba su sección del valle a través de diferentes actividades económicas ligadas al territorio, la producción de corcho, en suma con la dehesa, construye un sistema de relaciones que va desde la mano de obra local hasta la industria del vino o del cava, o la industria de paneles de aglomerado negro. Una cadena productiva ligada a la cultura ibérica. Constituye así, sin lugar a dudas, un paisaje cultural tal como lo denominó Carl Sauer (1925): “Los trabajos del hombre se expresan en el paisaje cultural […]. El paisaje natural, por supuesto, es de fundamental importancia, pues proporciona los materiales a partir de los cuales es formado el paisaje cultural. La fuerza que moldea, sin embargo, radica en la cultura misma”. La dehesa, y por extensión la producción de corcho a partir del alcornoque, contribuye al desarrollo rural, evitando el abandono de las tierras, manteniendo el ecosistema y promoviendo la diversidad. Ayuda también a controlar los procesos erosivos que tendrían lugar si se hiciera un desmonte. No obstante estos beneficios, Pérez (2010) manifiesta que el reciente enaltecimiento de la dehesa por parte de las instituciones de patrimonio natural, ha llevado a la magnificación de los valores ambientales y formales de la misma, en detrimento de su funcionalidad como ámbito productivo. Y de esta manera, se establecen muchas más restricciones a la producción, que a las actividades turísticas y recreativas. En otras palabras, se produce un desequilibrio entre la actividad productiva y la recreativa que propone un mismo paisaje cultural. Si éstos son los problemas de la dehesa a nivel conjunto, el alcornoque en particular, no escapa tampoco a las amenazas propias del negocio. España concentra el 30% de la producción mundial de corcho y, si bien la fabricación de los tapones para el vino representa sólo un 15% del peso total del corcho extraído, ésta constituye el 80-85% de todo el negocio ligado al corcho. Por esta razón, el cada vez más creciente reemplazo de tapones de corcho por otros tapones como los sintéticos de plástico, supone una enorme amenaza a la sostenibilidad de la industria corchera. Una gran desventaja de los tapones sintéticos frente a los naturales es su falta de memoria elástica, la cual pierden al cabo de pocos meses, pudiendo alterar la calidad del producto embotellado.

195

Bouteloua 23: 194-198

Si bien este nuevo producto representa un temible rival para la industria del corcho, también es cierto que ha logrado frenar en cierta medida el aumento de precio que estaba sufriendo el producto natural, obligando a los productores a buscar otros usos para este versátil material, que conlleva nuevas alternativas de aprovechamiento. El estudio de la producción corchera nos deja por tanto dos grandes interrogantes. El primero, acerca del futuro de la industria, la convivencia pacífica o no, con los nuevos tapones de plástico y la búsqueda de nuevas posibilidades y usos para el material. El segundo, un poco más general pero que nace de la dificultad específica de la industria, tiene que ver con las alternativas de la dehesa como lugar de producción del corcho y hábitat del alcornoque. En referencia a este segundo interrogante, y retomando las palabras de Sabaté (2002) al referirse al Plan de Ordenación Insular del Tenerife, seguramente reconocer las formas de organización del territorio rural nos podría ayudar a encontrar pautas de ordenación para el futuro porque “… en la identidad del territorio está y debe fundamentarse su propia alternativa”. El libro de García nos invita a reflexionar sobre cómo un elemento de la naturaleza, algo tan singular y quizá pequeño en escala, tiene implicaciones a diversos niveles que van desde la organización de la mano de obra en una comarca, la ordenación del suelo, de los usos y su ocupación, y hasta la de las actividades productivas, la economía regional y nacional y la innovación tecnológica.

BIBLIOGRAFÍA ALIATA, F. & al. (1992) La lengua de las cosas: Cultura material e historia. Area, agenda de reflexión en arquitectura, diseño y urbanismo 1: 5-17. GEDDES, P. (1960) La sección del valle desde las colinas hasta el mar. In: Geddes, P. Ciudades en evolución. Ed. Infinito. Buenos Aires (original en inglés de 1915). SILVA, R. (2010) La dehesa vista como paisaje cultural. Fisonomías, funcionalidades y dinámicas históricas. Ería. Revista cuatrimestral de Geografía 82: 143147.

Bouteloua 23: 194-198 (III-2016). ISSN 1988-4257

SABATÉ, J. (2002) En la identidad del territorio está su alternativa. Revista Ingeniería y Territorio, Barcelonaº 60: 12-19. GALINDO, J. & J. SABATÉ (2009) El valor estructurante del patrimonio en la transformación del territorio. Revista Apuntes, vol. 22 (1): 20-33. SAUER, C. (1925) The morphology of landscape. In: Leighly, J. (ed.). Land and life: a selection from the writings of Carl Ortwin Sauer. Berkeley: University of California Press, 1963. SORIA Y PUIG, A. (1989) El territorio como artificio. Revista Obra Pública 11: 30-39. WILLIAMS, R. (1985) Keywords: A vocabulary of culture and society. Oxford University Press, Voz: Culture. New York.

Ignacio García Pereda es ingeniero de montes por la Escuela de Aguas y Bosques de Nancy (ENGREF). Está acabando su tesis de doctorado en la Escuela de Montes de Madrid, con un trabajo sobre historia forestal sobre la figura del primer ingeniero de montes de España, Agustín Pascual (18181884). Desde 2006 es Forest Campaigner de la ONG Euronatura (Lisboa), donde ha trabado en la creación del Laboratorio de Historia y Política Forestal. Con el Laboratorio, el primer grupo de trabajo dedicado a estos dos temas en el país luso, ha coordinado varios proyectos internacionales, publicando libros en Portugal (Joaquim Vieira Natividade (1899-1968): Ciência e Política do Sobreiro e da Cortiça, 2008; Mário de Azevedo Gomes (18851965): Mestre da Silvicultura Portuguesa, 2012; Junta Nacional da Cortiça (1936-1972), 2009), en Francia (Les femmes et le liège, 2014; Dictionnaire Illustré du Liège, 2015 y en España (Mujeres Corcheras, 2011).

Melisa PESOA Arquitecta, MSc en Urbanismo. Departamento de Urbanismo y Ordenación del Territorio, Universitat Politècnica de Catalunya. [email protected]

(Recibido el 12-XI-2015) (Aceptado el 14-XI-2015).

196

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.