La perspectiva de Ottro Neurath en el Circulo de Viena y su relación con el marxismo: acercamientos y tensiones

July 14, 2017 | Autor: Alicia Zamudio | Categoría: Filosofía de la Ciencia
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Descripción

Universidad de Buenos Aires Facultad de Filosofía y letras Secretaría de Investigación y Posgrado

Seminario de Doctorado La epistemología de las Ciencias Sociales: el retorno de la ontología

Trabajo Final: La perspectiva de Otto Neurath en el Círculo de Viena y su relación con el marxismo: acercamientos y tensiones

Profesor: Doctor Ricardo Gómez Alumna: Lic. Alicia Zamudio

Índice 

Introducción



El Círculo de Viena según el Manifiesto de 1929



La perspectiva de Neurath y su relación con el marxismo: acercamientos y tensiones



La “Metáfora del Bote” a modo de conclusión

Introducción El presente trabajo se propone una aproximación al pensamiento de Otto Neurath en su relación con los núcleos fundamentales del Círculo de Viena así como en su relación con una perspectiva marxista de la ciencia. Para ello presentamos, en principio, un análisis del documento El círculo de Viena de la concepción científica del Mundo, como manifiesto del movimiento, y en cuya redacción Neurath tuviera un papel protagónico. Tomando en consideración algunos rasgos fundamentales de este documento, analizaremos luego algunas particularidades del pensamiento de Neurath, fundamentalmente, en relación con una concepción marxista de la ciencia, atendiendo a las formulaciones que derivan de la obra de Marx.1 El objetivo aquí será reflexionar sobre estas relaciones en términos de acercamientos y tensiones.

El Círculo de Viena según el Manifiesto de 1929 En 1929, en ocasión del Congreso sobre Epistemología de las Ciencias Exactas, se tomó la decisión de publicar un escrito sobre el Círculo de Viena de la concepción científica del mundo. Hans Hahn, Otto Neurath y Rudolf Carnap redactaron este “manifiesto”. Declaran que: “fue a comienzos de ese año que por primera vez llegó a ser evidente para nosotros que existe algo así como un “Circulo de Viena” de la concepción científica del mundo

que continua desarrollando esta

manera de pensar en un trabajo conjunto”. (trad. Pablo Lorenzano; 2002:106)

El contenido de este escrito da cuenta de algunos rasgos fundamentales para caracterizar lo que se denominó el ala izquierda del Círculo de Viena. Al mismo tiempo, su lectura permite recuperar la complejidad del movimiento y superar versiones simplificadas y despolitizadas respecto de los desarrollos filosóficos de cada uno de sus miembros y particularmente de las figuras de Neurath y Carnap.

A los fines de este trabajo abordaremos tres núcleos centrales de este documento:

1

o

su declarado “espíritu Iluminista”

o

el ideal de una ciencia unificada

Tal como lo señala Ricardo Gómez: Marx nunca escribió un trabajo especial dedicado a elucidar el concepto de ciencia, pero a pesar de no usar la frase “filosofía de la ciencia”, desarrolló en diversos trabajos una novísima filosofía de la ciencia, en particular de la economía política. (Gómez, R:,2009; 119)

o

su propia definición de empirismo lógico

El análisis de estos tres núcleos será fundamental para abordar posteriormente las particularidades del pensamiento de Otto Neurath. El “espíritu Iluminista” del Círculo de Viena

La respuesta en torno a qué es el Iluminismo y cuál ha sido su incidencia en la historia del pensamiento ha tenido y tiene una multiplicidad de respuestas e interpretaciones provenientes de las más diversas vertientes.

Para abordar este núcleo en particular recurriremos al artículo de Michel Foucault Qué es la Ilustración, y a las tesis expuestas por A. W. Carus en su libro Carnap and twentiethcentury thought. Explication as Enlightenmen.

Consideramos de interés para los propósitos de este trabajo recuperar estas interpretaciones para analizar el nexo que el propio Círculo de Viena estableció explícitamente con la Ilustración, a través de su Manifiesto de 1929.

Tal como refiere Foucault, la pregunta Que es la Ilustración (Was ist Aufklarung), fue lanzada “con imprudencia” en 1784 por el periódico alemán Berlinische Monatscrift. La respuesta, publicada por este periódico, fue de Kant. Dos siglos después, Michel Foucault sostiene que con esa respuesta entra en la historia del pensamiento una pregunta a la cual “la Filosofía moderna no ha podido responder pero de la cual nunca logró desembarazarse.” (Foucault Michel: 1984; 83) La Aufklarung es para Kant una “salida”, una diferencia introducida en el presente respecto del ayer. Esa salida representa un proceso que nos libera de nuestro estado de minoridad2. Es un hecho, un proceso desarrollándose pero también una tarea y una obligación. La Ilustración tiene, según Kant, una divisa como rasgo distintivo que es también una consigna, implica un “mandato”: Aude saper. Ten el coraje, la audacia de saber. En la interpretación de Foucault se

2

Foucault refiere que Kant entiende por minoridad un estado determinado de nuestra voluntad que nos hace aceptar la autoridad de algún otro para conducirnos en los dominios en los que conviene hacer uso de la razón.

trata pues de un proceso del que los hombres forman parte colectivamente pero a la vez de un acto personal de coraje.

En esta respuesta y a través de su divisa, la Ilustración se presenta como la conquista del pensamiento autónomo. Como sostiene Foucault, un núcleo esencial de racionalidad que hay que preservar de todas formas y que implica la determinación de los “límites actuales de lo necesario”: es decir, hacia lo que es o ya no es indispensable para la constitución de nosotros mismos como sujetos autónomos.

En la Ilustración se arraiga, según Foucault, un tipo de indagación filosófica que problematiza a la vez la relación con el presente, el modo de ser histórico y la constitución de uno mismo como sujeto autónomo. Subraya, a su vez, que el hilo que puede ligarnos de esta manera con la Aufklarung no es la fidelidad a unos elementos de doctrina, sino más bien la reactivación permanente de una actitud; es decir, un ethos filosófico que se podría caracterizar “como crítica permanente de nuestro ser histórico”

En esta caracterización Foucault ubica un punto de partida de lo que podría considerase una actitud de modernidad que, desde que se formó, se encontró en lucha con actitudes de “contramodernidad”.

De acuerdo con Carus, el ideal Iluminista, en su expresión clásica del siglo XVIII, se identifica con la idea de que el progreso en el conocimiento es un instrumento de liberación individual y social (El Atrévete a saber para salir de la minoridad). Aun cuando el programa de una cultura cosmopolita sustentado por el Iluminismo no haya sido completamente definido, adoptando variantes nacionales, compartió valores básicos, especialmente, el respeto por el conocimiento empírico y la búsqueda de una mayor objetividad sustentados en el deseo de superar las limitaciones inherentes a puntos de vista locales y particulares.

Pero el Iluminismo fue seguido de una igualmente emblemática reacción originada en Alemania: la reacción romántica. El versus entre lo local y particular frente a lo universal, estará en el centro de esta reacción3:

3

De acuerdo con Carus al igual que el Iluminismo, el Romanticismo fue (al menos en algunas de sus versiones) una doctrina de liberación: But personal and social liberation had to be guided by flashes of inspiration, by poetry, art, and intuition rather than discursive knowledge. Romanticism,

The local and authentic was exalted at the expense of the cosmopolitan and artificial. The spread of cosmopolitan knowledge to the masses was to be discouraged, as folk culture had more integrity than a deracinated, impersonal knowledge imposed from above. Carus establece un nexo ineludible del Circulo de Viena con los pilares del Iluminismo y sus ideas rectoras, y despliega una contextualización del movimiento en el clima de ideas de la época, -caracterizado por el apogeo del Romanticismo en la vida intelectual y pública del mundo germano parlante que se desarrolla luego de Versalles-, que da cuenta de aquello que la concepción científica del mundo está llamada a combatir. En este sentido la idea de Foucault de una actitud moderna que se encontró en distintos momentos en lucha con actitudes de contramodernidad resulta un marco interpretativo interesante de ese versus. De este modo el Círculo de Viena se torna comprensible para Carus en este contexto específico. Se trata de una suerte de re- enlightment. . Esta idea queda expresada en los términos del propio manifiesto de 1929: Muchos sostienen que el pensamiento metafísico y teologizante está creciendo hoy de nuevo, no solo en la vida diaria, sino también en la ciencia. ¿Se trata aquí de un fenómeno general o de un cambio restringido a ciertos círculos? La afirmación misma se comprueba fácilmente mediante una mirada a los temas de los cursos universitarios y a los títulos de las publicaciones filosóficas. Pero también el espíritu opuesto del Iluminismo

y de la

investigación antimetafísica de los hechos se fortalece hoy en día, en la medida en que se toma conciencia de su existencia y de su tarea. En algunos círculos el modo de pensar fundado en la experiencia y contrario a la especulación se halla más vivo que nunca, y se ha fortalecido por la nueva oposición que ha surgido.” (Trad. Pablo Lorenzano; 2002:107)

Carus inscribe al Círculo de Viena en este ethos filosófico de la Ilustración aludido por Foucault: The Vienna Circle was, in its way, the explicit voice of modernism. It preached a comprehensive, root-and-branch reformation of human mental and social life, and allied itself with movements in science, literature, politics, social thought, art, and architecture sympathetic to the idea that human life and culture must adjust to changed conditions of society and knowledge in the modern world.

Esa indagación filosófica hacia los “límites actuales de lo necesario” es decir, hacia lo que es o ya no es indispensable para la constitución de nosotros mismos como sujetos autónomos que

by its very nature, took very different forms in the various nations to which it spread; it was even less homogeneous than the Enlightenment.

señalara Foucault podría leerse como presente en la siguiente afirmación de Carus respecto del Círculo de Viena: the Vienna Circle resolved to accept no compromises. Everything was to be rethought from the bottom up. To begin with, the basis of scientific knowledge itself – the backbone of the cosmopolitan ideal – had to be reconstructed. The older Enlightenment philosophies of Mill, Comte, or Mach had been glaringly unable to cope with recent advances in the sciences. Instead, the Vienna Circle turned to Bertrand Russell, to Russell’s student Wittgenstein, and to scientific thinkers such as Helmholtz and Poincaré.

Asimismo, la idea fuertemente iluminista según la cual existe una articulación entre el progreso en el conocimiento universal y objetivo con la idea del progreso de la humanidad, en tanto el coraje de saber es a la vez un acto colectivo y personal, en tanto el progreso en el conocimiento es un instrumento de liberación individual y social, encuentra también su expresión en el manifiesto de la Concepción Científica del mundo: También se reconoce un acuerdo notable en las cuestiones de la vida, aún cuando estos asuntos no estuvieron en el primer plano de los temas discutidos dentro del Círculo. No obstante esas actitudes tienen una afinidad más estrecha con la concepción científica del mundo de lo que pudiera parecer a primera vista desde un punto de consideración puramente teórico. Así muestran, por ejemplo,

los esfuerzos hacia una nueva organización de las

relaciones económicas y sociales, hacia una unión de la humanidad, hacia la renovación de la escuela y la educación, una conexión interna con la concepción científica del mundo; se muestra que estos esfuerzos son afirmados y vistos con simpatía por los miembros del Círculo, por algunos también activamente promovidos. (Trad. Pablo Lorenzano; 2002:110, 111)

Atendiendo a este primer núcleo de análisis, la concepción científica del mundo se presenta como una concepción transformadora, que intenta construir una cultura adecuada a los desarrollos formidables producidos en la ciencia en las primeras décadas del siglo XX, para cambiar la concepción dominante enraizada en el romanticismo. Exaltar lo universal frente a lo local, particular e individual.

Estas perspectivas complejizan la mirada en torno del Círculo y sus más destacados integrantes, frente a perspectivas descontextualizadas y despolitizadas con las que el mismo ha sido abordado en la denominada historia oficial.

Los núcleos que abordaremos en los próximos apartados se articulan así con este “espíritu iluminista” que caracterizó a la concepción científica del mundo. El ideal de una ciencia unificada y el empirismo lógico La ciencia unificada constituye la meta que la concepción científica del mundo se propone lograr. ¿Qué significa la ciencia unificada y por qué representa un ideal de este movimiento? De acuerdo con el Manifiesto de 1929 que venimos analizando: La concepción científica del mundo no se caracteriza tanto por sus tesis propias, como más bien por su posición básica, los puntos de vista, la dirección de la investigación. Como objetivo se propone la ciencia unificada. El esfuerzo es aunar y armonizar los logros de los investigadores individuales en los distintos ámbitos de la ciencia. De esta aspiración se sigue el énfasis en el trabajo colectivo; de allí también la acentuación en lo aprehensible intersubjetivamente; de allí surge la búsqueda de un sistema de fórmulas neutral, de un simbolismo liberado de la escoria de los lenguajes históricamente dados; y de allí también la búsqueda de un sistema total de conceptos. Se persiguen la limpieza

y la claridad,

rechazando las distancias oscuras y las profundidades inescrutables. En la ciencia no existen , hay superficie en todas partes; todo lo experimentable forma una red complicada no siempre aprehensible en su totalidad, sino que a menudo solo comprensible por partes (…)

Para la concepción científica del mundo no hay . La clarificación de de los problemas filosóficos tradicionales conduce, en parte, a desenmascararlos como pseudo problemas y, en parte, a transformarlos en problemas empíricos y de allí a someterlos al juicio de la ciencia de la experiencia.” (rad. Pablo Lorenzano; 2002:112)

La idea de un proyecto de ciencia unificada encarna en la tradición positivista del siglo XIX. Sin embargo adquiere en el Círculo de Viena características

particulares. Se vincula con el

supuesto según el cual la ciencia genuina debe satisfacer ciertos criterios lógicos y empíricos relativos a la exigencia de su “testeabilidad” pública (Fuller; 2006; 86)

En la idea de la unidad de la ciencia se juega fundamentalmente, tal

como lo señala el

fragmento ya citado del Manifiesto de 1929, la preocupación por el criterio de demarcación. Esa búsqueda conducirá a establecer una fuerte dicotomía entre lo empíricamente significativo y lo empíricamente no significativo. En el terreno de lo significativo quedarán los problemas abordables por la ciencia; en el de lo no significativo los pseudo problemas de la vieja tradición

filosófica. ¿Qué será lo empíricamente significativo? Aquello que es traducible en términos del lenguaje de la ciencia de la experiencia. Sin embargo, esta afirmación encierra un campo de polémicas dentro del Círculo, porque la formulación de un criterio demarcatorio definitivo entre lo empíricamente significativo y lo no significativo no logró resolverse plena y satisfactoriamente de manera homogénea.

En relación con esta cuestión se plantearon polémicas fundamentales en el seno del Círculo particularmente entre Carnap y Neurath, por ejemplo, en torno de la naturaleza de los enunciados protocolares. ¿Cuál es la relación del lenguaje científico con la experiencia? La experiencia, ¿es independiente de todo contenido conceptual y es fundamento último de nuestro conocimiento?

En este sentido, el Círculo abandonó toda forma de fundacionalismo. Así expresa Carnap el problema: Según la concepción original, se contemplaba el sistema de conocimiento, aunque constantemente se iba haciendo más global, como un sistema cerrado en el siguiente sentido: nosotros asumíamos la existencia de una determinada base firme del conocimiento, el conocimiento de lo inmediatamente dado, que es indudable (…) Al contemplar esta formulación desde nuestro actual punto de vista, debo admitir que esta era difícil de reconciliar con algunas otras concepciones que sosteníamos en aquella época, especialmente en metodología de la ciencia. Por tanto el desarrollo y clarificación de nuestros postulados metodológicos condujo inevitablemente al abandono del rígido marco de nuestra teoría del conocimiento. (…) El siguiente paso en el desarrollo de nuestra concepción concernía a la naturaleza del conocimiento de los hechos singulares en el mundo físico. Neurath siempre había rechazado la base firme del conocimiento. A su entender, la totalidad de lo que acontece en el mundo siempre es incierto y necesita una continua corrección y transformación. (Carnap; 1992: 105,106)

Para Neurath no existe privilegio epistemológico para los enunciados protocolares. No hay fundamento último para la ciencia por fuera de la ciencia: “Es como un barco para el que no hay dique seco y que por lo tanto ha de ser reparado y reconstruido mientras navega a mar abierto.” . (Carnap; 1992: 106,107)

El fuerte rechazo a toda formulación metafísica generó asimismo una suerte de prevención respecto del salto al mundo. El salto al mundo representa el riesgo de algún compromiso con lo

que el mundo es. En este sentido el Círculo rechaza toda forma de realismo, en la medida en que éste supone un compromiso con tesis acerca de la naturaleza del mundo: Los partidarios de la concepción científica del mundo están de acuerdo en el rechazo de la metafísica manifiesta o de aquella escondida del apriorismo. Pero más allá de esto, el Círculo de Viena sostiene la concepción de que todos los enunciados del realismo (crítico) y del idealismo sobre la realidad o irrealidad del mundo exterior, y de las mentes ajenas son de carácter metafísico pues ellos están sujetos a las mismas objeciones que la antigua metafísica. No son verificables, no se atienen a las cosas. Algo es real en la medida en que se incorpora a la estructura total de la experiencia. (Trad. Pablo Lorenzano; 2002:114)

No hay primacía de la ontología. La primacía entonces es del lenguaje. La unidad de la ciencia se entiende entonces en términos de unidad de lenguaje, un lenguaje que pueda ser aprehendido intersubjetivamente. Ese lenguaje será el lenguaje fisicalista Tal como lo expresa Carl Hempel, Carnap hacia 1930, en parte por influencia de Neurath, consideró la preferencia de una base fisicalista frente a una fenomenalista, en principio por su carácter intersubjetivo y público esto es porque los eventos descriptos en ese lenguaje son en principio observables para todos los usuarios de ese lenguaje. (Analizaremos más adelante el sentido particular de la formulación de Neurath de la unidad de la ciencia en el proyecto de construcción de la Enciclopedia de la Ciencia Unificada).

El proyecto de la ciencia unificada no significó la idea de reducir todas las disciplinas a una, trivializando o borrando sus diferencias. En este sentido cabe recuperar la aclaración que formula Sandra Lucia Ramírez Sánchez, en su trabajo Unidad de la ciencia y pluralismo epistémico: Dos proyectos epistemológicos con objetivos políticos comunes. En una nota aclara que es aún frecuente encontrar afirmaciones ingenuas que indican que el Círculo de Viena pretendía reducir todas las disciplinas científicas a la física. Según la autora, esto es erróneo en dos sentidos: El primer aspecto es que el programa reduccionista de algunos de los miembros del círculo –en particular R. Carnap, en su proyecto fisicalista de la primera mitad de los treinta- consistía en un proyecto de “traducción” entre lenguajes de distinta clase. De modo que tal traducción permitiera mostrar la unidad conceptual de los lenguajes de las disciplinas científicas así como el de los sujetos percipientes a un único lenguaje con únicamente referencias espacio-temporales. Y como Carnap mismo afirma, haciendo una concesión al modo material del discurso, así mostrar que las disciplinas científicas estudian los

mismos objetos empíricos. El segundo error consiste en que la afirmación parte del presupuesto de que los miembros del Círculo de Viena asumían como modelo de cientificidad a la Física. Este supuesto es por lo menos cuestionable, y claramente falso en el caso de Neurath, quien no asumía un único modelo de cientificidad, en particular al hacer su análisis con relación a las disciplinas sociales.

(Ramírez

Sánchez; 2006:91)

La idea de una ciencia Unificada representa también la enérgica oposición al dualismo de la tradición alemana que proponía la dicotomía entre Ciencias de la Naturaleza y Ciencias del Espíritu. Esta distinción acuñada por Dilthey, sostiene que en tanto las ciencias de la Naturaleza apuntan a lo universal, a las regularidades, las Ciencias del Espíritu apuntan a la comprensión, a una Verstehen de las individualidades y las particularidades históricas y por lo tanto cada tipo de ciencia requiere de un abordaje metodológico diferente que tiene su fundamento en una distinción epistemológica y ontológica.

En articulación con la idea de una ciencia unificada, el Manifiesto plantea que la adopción del método del análisis lógico es lo que diferencia a los nuevos positivismos y empirismos de sus antecesores, más orientados biológico-psicológicamente. Aparece aquí una pregunta clave. No se trata de afirmar que un enunciado como “Hay una entelequia rectora de todo organismo vivo” es falso, sino de preguntar: ¿Qué quieres decir con tus enunciados? Y entonces se muestra que hay una demarcación precisa entre dos tipos de enunciados. A uno de esos tipos pertenecen los enunciados que son hechos por las ciencias empíricas, su sentido se determina mediante el análisis lógico, más precisamente: mediante una reducción a los enunciados más simples sobre lo dado empíricamente.(…) La concepción científica del mundo no reconoce ningún conocimiento incondicionalmente válido derivado de la razón pura ni ningún juicio sintético a priori

Justamente en el rechazo de la posibilidad de lo sintético a priori consiste la tesis básica del empirismo moderno.

Y finalmente, el Manifiesto declara: Hemos caracterizado La concepción científica del mundo en lo fundamental mediante dos rasgos. Primero, es empirista y positivista: hay solo conocimiento de la experiencia que se basa en lo dado inmediatamente. Con esto se establece la demarcación del contenido científico legítimo. Segundo

La concepción científica del mundo se distingue por la aplicación de un método determinado, a saber el del análisis lógico. La aspiración del trabajo científico radica en alcanzar el objetivo de la ciencia unificada por medio de la aplicación de ese análisis lógico al material empírico.

Las sucesivas revisiones a través de las numerosas discusiones y debates en el seno del Círculo (algunas a las que ya hemos hecho referencia), complejizan y enriquecen algunos de estos principios. Las descripciones de las polémicas incluidas por Carnap en su Autobiografía intelectual dan cuenta de ese carácter moderno del movimiento en el sentido planteado por Carus según el cual, todo debía ser repensado desde su raíz. La unidad de la ciencia y la búsqueda de su carácter de universalidad no podían entonces construirse sobre algún criterio de certeza que resultara un punto incuestionable. Se renuncia así a toda forma de dogmatismo. Sin embargo en esa renuncia permanecerá la dicotomía entre lo significativo y no significativo y un principio más allá de las polémicas: la primacía del lenguaje.

La perspectiva de Neurath y su relación con el marxismo: acercamientos y tensiones Este trabajo tiene como uno de sus principales propósitos abordar algunos rasgos específicos del pensamiento de Neurath que dan cuenta de su peculiar perspectiva dentro del Círculo de Viena como científico social y marxista, y fundamentalmente, analizar esos rasgos en relación con una concepción marxista de la ciencia atendiendo a las formulaciones que derivan de la obra de Marx. El objetivo aquí será revisar esas relaciones en términos de acercamientos y tensiones. Cabe aclara que no se trata de un análisis que pretende ser exhaustivo sino por el contrario constituye una inicial aproximación al problema.4

4

Seguiremos para este análisis los trabajos de Neurath, Foudations on the Unity of Sciencies, Hempel, Logical

Positivism and the Social Sciences y Carnap. Autobiografía Intelectual; y en el análisis de la perspectiva marxista los trabajos de James Farr Science: Realism, crticism and History, Ricardo Gomez, Karl Marx. Una concepción revolucionaria de la economía política como ciencia y Neoliberalismo y Pseudocencia así como y el Cap- 1 Libro I de El Capital.

Otto Neurath: la perspectiva de un científico social y marxista dentro del Círculo de Viena: Discusiones y aportes ¿una perspectiva olvidada por la historia oficial? Neurath cumplió un papel protagónico en la redacción del Manifiesto de 1929. En líneas generales su perspectiva no difiere en los puntos centrales expresados allí: la unidad de la ciencia, una perspectiva empirista, la primacía del lenguaje y una “actitud antimetafísica”. Pero estos cobran algunas particularidades que representaron polémicas interesantes dentro del movimiento, algunas de las cuales han sido aludidas en los apartados anteriores.

Parte de la peculiaridad de la perspectiva de Neurath dentro del Círculo de Viena se vincula, en principio, con haber sido quien puso a las ciencias sociales en el centro de sus preocupaciones ofreciendo así un punto de vista sobre la ciencia en general ligado a su vinculación fundamental con la economía, la sociología y la historia. Por otro lado su filiación con el marxismo y su activismo político marcaron un pensamiento que, tal como lo propone el título del libro de Nancy Cartwright y Thomas Uebel, signó una filosofía construida entre la ciencia y la política. Al respecto Carl Hempel señala: Only one among the influential logical empiricist had a specialized knowledge of the social sciences: Otto Neurath (1882-1945) He was an economist and sociologist by training, and many of his writings were devoted specifically to questions concerning the subject matters, the methods, the theorys and the history of social sciences.

Neurath had deep social and political interests. His ideas in these matters were of a basically Marxist persuasion; but, as Carnap notes in his recollections on Neurath s role in the Vienna Circle, “he was not a dogmatic Marxist; for him every theory must be further developed by constant criticism and reexamination” (Hempel; 1969; 163-164)

La figura de Neurath ha sido poco considerada por la historia oficial del positivismo lógico. En su Autobiografía intelectual de 1963 el mismo Carnap señala: Sin embargo, sí deseo escribir algunos aspectos de la actividad de Neurath en el Círculo y su influencia en mi pensamiento, puesto que se ha escrito poco acerca de ello en anteriores publicaciones. (Carnap:

1992; 56,57)

En lo que sigue analizaremos algunos de esos aportes y particularidades.

a) Las condiciones Sociales e Históricas Como lo señalamos en el apartado anterior, Neurath aportó al Círculo de Viena la visión del científico social así como una perspectiva marxista de los problemas sociales. Algunos de los aspectos claves de estos aportes son destacados por Carnap: Una de las contribuciones importantes de Neurath fueron sus frecuentes observaciones acerca de las condiciones sociales e históricas precisas para el desarrollo de concepciones filosóficas. Criticaba duramente la opinión común, mantenida entre otros por Schlik y Russell, en virtud de la cual la aceptación universal de una teoría filosófica dependía principalmente de la verdad de la misma. Neurath señalaba que la situación sociológica en una cultura dada y en un período histórico dado es favorable a cierto tipo de ideología o actitud filosófica y desfavorable a otras. (Carnap: 1992; 57)

Estos aportes destacados por Carnap resultan de interés para pensar algunas de las formulaciones de Neurath que, si bien en líneas generales encarnaban en el proyecto del Círculo, adquirieron rasgos que particularizan su perspectiva y la diferencian. Para Neurath no hay razón para prescindir del carácter históricamente dado de los temas en estudio: There is no particular difficulty in speaking of Calvinism or of capitalism as historically given ítems in certain places and at certain periods. (Neurath; 1970: 16)

Según Nancy Cratwrigth y T. Uebel, la concepción de Neurath acerca del conocimiento lo obligaba a mantener unidas la reflexión filosófica y el activismo político, rechazando la distinción establecida por Carnap entre problemas internos y externos. El mismo Carnap refiere a esta cuestión valorando el punto de vista de Neurath con gran honestidad intelectual pero reconociendo que resultó una cuestión polémica dentro de la perspectiva del Círculo: Pero iba más lejos y a veces presentaba argumentos de naturaleza más pragmática y política que teórica, relacionados con la deseabilidad o indeseabilidad de determinadas investigaciones lógicas o empíricas. En el círculo todos estábamos interesados en el progreso social y político (…) pero deseábamos mantener separada nuestra actividad filosófica de nuestros objetivos políticos. A nuestro parecer, la lógica –incluyendo la lógica aplicada-, la teoría del conocimiento, el análisis del lenguaje y la metodología de la ciencia eran, como la misma ciencia, neutrales con respecto a objetivos prácticos, fuesen estos de tipo moral para los individuos, o de tipo político para la sociedad. Neurath criticaba enérgicamente esta actitud neutral, que en su opinión prestaba ayuda y comodidad a los enemigos del progreso social. (Carnap:

1992; 57, 58)

La

cuestión

del

carácter

históricamente

condicionado

del

conocimiento

y

la

conceptualización de la ciencia como práctica social, están sin duda fuertemente vinculados a su perspectiva marxista. En este sentido la perspectiva de Marx aporta una novedad fundamental al formular la idea según la cual el concepto de ciencia mismo es algo históricamente, económicamente y socialmente condicionado. Por ello no existe una metodología ni un concepto general de la ciencia por fuera de las condiciones históricas de su producción. Pero es este reconocimiento el que conducirá a Marx por un camino muy diferente al de Neurath: la primacía de la ontología. b) El empirismo como empirismo terminológico: la primacía del lenguaje Aun cuando por momentos resulte difícil encuadrar el pensamiento de Neurath, es indudable que sostuvo la primacía del lenguaje. Para él el empirismo es empirismo terminológico. Su proyecto de ciencia unificada como proyecto social y político se sustenta en un proyecto de unidad del lenguaje.

El lenguaje universal de la ciencia es el lenguaje fisicalista, el lenguaje de los objetos físicos. Todos los términos del lenguaje científico deben ser términos espacio - temporales: All these terms are spatio-temporal terms and may therefore be called “physicalists” terms. (Neurath; 1970: 3)

Este lenguaje está integrado por términos de las diferentes disciplinas científicas y también por términos del lenguaje ordinario. Este lenguaje presenta para Neurath la ventaja fundamental de ser intersubjetivo. En este sentido los términos no se reducen a los términos de la física. Esto tiene importantes implicancias en la medida que su propuesta de unidad científica no es unidad por reducción. Al mismo tiempo este lenguaje universal de la ciencia no es un lenguaje acabado: We cannot be expected to present once and for all time a Universal Jargon as a complete structure. It will always be in the making. (Neurath; 1970: 2)

Pero, aún cuando se concibe inacabado, el lenguaje de la ciencia restringe a priori, prohíbe el uso de ciertos términos. Neurath construye un index verborum prohibitorum. Este índex incluye

términos tales como “mente”, “mental”, “motivo” y “significado” así como “materia”, “sustancia”, “causa y efecto” y “hecho”.

Neurath objetaba con fuerza la idea según la cual los enunciados expresan hechos. Insistía en que las pruebas -a las que denomina “ensayos” (assaying)- relativas a una hipótesis científica no deberían ser concebidas como implicando la comparación de la hipótesis con “hechos” relevantes sino más bien, como implicando la comparación entre el enunciado de la hipótesis y otros enunciados denominados enunciados observacionales o protocolares.5 (Hempel: 1969; 168)

Al respecto él mismo señala: Instead of saying, “We compare the hypothesis with the facts”, I suggest we say, “we compare the statements brought forward by the hypothesis with observation statements.

I shall speak of an attitude as empicist If there is the tendency to assay any sentence made, directly or indirectly by means of observation-statementes. (Neurath; 1970: 5)

Resulta interesante la advertencia que formula de mantener los términos enunciado y observacional ente guiones como conformando una única expresión a fin de prevenir preguntas que juzga peligrosas tales como: ¿de qué manera la “observación” y los “enunciados” están conectados? o, más aún, ¿como los datos sensibles están relacionados con la mente, o el mundo externo con el mundo interno? (Neurath; 1970: 5) Esta prevención marca la firme intención de mantener el problema en el plano del lenguaje.

En relación con algunas expresiones que suelen aparecer en el seno de la investigación social tales como “espíritu de una nación” o “fuerzas éticas” - es cauteloso. Antes de descartar expresiones a priori es necesario embargo señala

intentar su transformación a enunciados fiscalistas. Sin

que las interpretaciones de algunos patrones de comportamiento como

señales de alguna entidad detrás de las apariencias no resultan aprehensibles para el lenguaje de la ciencia y por lo tanto deben ser descartadas:

5

Sin embargo en al medida en que los enunciados protocolares no son concebidos como base firme para el conocimiento, no tienen primacía epistemológica, Neurath sostendrá que cuando la comparación entre una hipótesis y los correspondientes protocolares resulta negativa, todo el sistema de enunciados deber ser revisado, incluidos los protocolares mismos. En este sentido polemiza con Popper y juzga al falasacionismo de pseudoracionalismo.

I suggest that it would be better not to discuss these remarks further within logical empirism, because I see no way of transformingg them into physicalist statements. (Neurath; 1970: 4)

En este sentido la concepción empirista por un lado y su articulación con la primacía del lenguaje marcan a nuestro entender una de las tensiones más fuertes entre el pensamiento de Neurath y una concepción marxista de la ciencia. Tal como sostiene Farr, Marx presenta fuertes diferencias, en principio, con los filósofos de la ciencia del siglo XIX como Comte o Mill quienes compartían una visión de la empresa científica en términos empíricos, fácticos y observacionales. Marx sostenía que la ciencia progresaba formulando teoría y no acumulando hechos. A lo que se podría agregar refiriéndose al empirismo terminológico, tampoco construyendo un lenguaje unificado que pueda siempre referenciarse a los enunciados observacionales. Pero para analizar esta tensión es necesario analizar cómo concibe Marx la realidad. Su pregunta inicial como señalamos es ontológica: ¿Cómo es el mundo que hay que comprender para poder cumplir el fin práctico de la ciencia como empresa social que es modificar, transformar la realidad por su carácter injusto? La simple observación o los datos de lo que aparece, o bien el lenguaje que lo expresa, no revelan el sentido profundo de la realidad: La ciencia supone para Marx un mundo de esencias y regularidades causales por debajo (y totalmente distinto) de las apariencias. (Gómez, R: 2009; 123)

En este sentido resulta esclarecedor lo expuesto por el mismo Marx: La reflexión sobre las formas de la vida social, y por lo tanto su análisis científico, siguen un camino por completo opuesto al movimiento real. Comienzan post factum (pasado el momento), con datos ya establecidos, con los resultados del desarrollo. Las formas que imprimen a los productos del trabajo el sello de las mercancías, y que por ende presiden su circulación, poseen ya la fijeza de formas naturales de la vida social, antes que los hombres traten de darse cuenta, no del carácter histórico de formas que más bien les parecen inmutables, sino de su sentido íntimo. Así, pues, sólo el análisis del precio de las mercancías condujo a la determinación de su valor cuantitativo, y solo la expresión común de las mercancías en dinero llevó a la fijación de su carácter de valor. Pero esta forma adquirida y fija del mundo de las mercancías, su forma-dinero, en lugar de revelar los caracteres sociales de los trabajos privados y las relaciones sociales de los productores, no hace otra cosa que oscurecerlos. (Marx; K. 1983; 89)

Para resaltar más aún la tensión a la que nos estamos refiriendo entre el empirismo terminológico de Neurath y la ontología realista del marxismo, recordemos que el Manifiesto de 1929 sostenía: “En la ciencia no hay “profundidades”. Hay superficie en todas partes”. Por otro lado establece que, ante cualquier enunciado, la pregunta es ¿qué quieres decir con tus enunciados?; y el sentido se determina mediante una reducción a los enunciados más simples sobre lo dado empíricamente. Neurath por su parte niega la posibilidad de aprehender desde el lenguaje fisicalista de la ciencia cualquier supuesta esencia6 por debajo de las apariencias entendidas como meras señales. En cuanto a la idea de causalidad Neurath afirma: I suggest avoiding the cause-effect phraseology entirely (..) Also the “superstructure-substructure” phaseology belongs to this asymetric cause-effect language. Apart from the difficulty of how to treat the priority of the substructure, it is not very simple to transform the phraseology of this hypothesis into an empiricist one.( Neurath; 1970: 21, 22)

Sin embargo, atendiendo a su sentido de repensar “las viejas formulaciones”, Neurath ofrece una interpretación de su nueva visión en relación con las conceptualizaciones del marxismo decimonónico, según recuerda Carnap: En una serie de discusiones conmigo y con los miembros más jóvenes del Circulo, Neurath explicó las ideas básicas del marxismo y mostró su relevancia para una mejor comprensión de la función sociológica de la Filosofía. Creía que nuestra forma de fisicalismo era una versión mejorada, no metafísica y lógicamente irreprochable, que superaría las formas mecanicista y dialéctica del materialismo decimonónico. (Carnap: 1992; 59)

De todos modos la tensión sigue presente. c) El proyecto de una ciencia unificada Tal como lo señaláramos oportunamente, la tesis de la unidad de la ciencia empírica sostenida por el Círculo de Viena debe entenderse, en principio, como rechazo a la opinión imperante en la filosofía alemana contemporánea acerca de una distinción entre Ciencias de la Naturaleza y Ciencias del Espíritu. Pero para Neurath esta distinción

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El uso del término esencia en relación con la concepción marxista no supone la concepción de entidades inmateriales y eternas al modo platónico, sino a una realidad materialmente constituida y relativa a un determinado modo de producción.

planteaba además de un problema teórico, fundamentalmente un problema de orden práctico; representaba un obstáculo para la realización de un proyecto de unidad científica. Como sostienen Cartwright y Uebel, la unidad para Neurath no representaba un asunto de filosofía abstracta ni un programa para construir una imagen completa del mundo; representaba una herramienta de cambio social. En su propio lenguaje, un “motivo auxiliar”7 Neurath creía profundamente en el poder de la ciencia al servicio de la transformación social. Su ideal acerca del valor de la ciencia encarna en la realización del proyecto de la Enciclopedia de la ciencia unificada. Allí su concepción del lenguaje fisicalista adquiere un sentido práctico. Como sostiene Carnap: “En nuestras discusiones era fundamentalmente Neurath quien instaba a avanzar hacia una actitud fisicalista. Uso deliberadamente el término “actitud” y no “creencia” porque se trataba de una cuestión preferentemente práctica, no de una cuestión de verdad teórica (…) Adujo que la elección de un lenguaje es una cuestión práctica, igual que la elección de una vía ferroviaria o la constitución de un gobierno, y subrayó que todas las decisiones prácticas están interconectadas y que por tanto se deben tomar desde el punto de vista de su objetivo general. El criterio decisivo sería en qué medida se espera que una determinada forma de lenguaje o el trazado de una línea ferroviaria, o una constitución- sirva a la comunidad que pretende usarlo.(Carnap; 1992:98)

En la concepción de Neurath ninguna decisión, tampoco las relativas a los ámbitos teóricos podrían aislarse de su sentido práctico. Así, el valor del lenguaje fisicalista es en definitiva el valor práctico de tornar público y accesible el conocimiento de modo que es posible de encarnarse en una producción colectiva: la Enciclopedia de la Ciencia Unificada, (reeditando el sentido de la enciclopedia del Siglo XVIII en clave del siglo XX). Esta unificación no supone una unidad de método sino un pluralismo metodológico. A su vez, la unidad del lenguaje es transversal, no supone una jerarquía piramidal. Un rasgo característico de su pensamiento en este sentido, como ya hemos mencionado, es

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La idea se asemeja a lo que Duhem denomina “Buen juicio”. Según Sandra Lucía Ramírez Sánchez, la aplicación de motivos auxiliares requiere de acuerdo con Neurath una suerte de humildad de la razón ante la incertidumbre y confianza en principios de orden superior y en los valores adquiridos en la vida comunitaria.

rechazar explícitamente la idea de una unidad por reducción de todas las disciplinas a una: Would it not be preferible to treat all statements and all sciences as coordinated and to abandon for good the tradicional hierarchy: Physical sciences, Biological sciences, Social sciences an similar types of pyramidism? (Neurath; 1970: 8)

La unidad de la ciencia evita así toda departamentalización o clasificación que delimite fronteras en el conocimiento. Neurath asocia la idea de una ciencia unificada a la idea de una historia cósmica. Ello no implica extender el alcance de la historia como disciplina sino cuestionar, -“en armonía con la moderna física y cosmología”- la “universalidad” de las leyes de la naturaleza entendidas según categorías de tiempo y espacio absolutos: But why should we assign any kind of “universality” to chemical and mechanichal statements instead of treating them as historical ones? Cosmic history would, as far as we are using a Universal Jargon throughout all the branches of research, contain the same statements as our unified science. The language of our Encyclopedia may, therefore, be regarded as a typical language of history. Tehere is no conflict between physicalism and this programme of cosmic history. (Neurath; 1970: 9)

Volviendo a la idea de acercamientos y tensiones con una concepción marxista de la ciencia, podría indicarse que atribuir al conocimiento un valor eminentemente práctico, al servicio del cambio social, resulta una idea más cercana al marxismo que a las formulaciones del Círculo de Viena. (Carnap afirma que el sentido eminentemente práctico que Neurath asignaba al fisicalismo, lo impresionaba) Recordemos que para Marx, la ciencia revolucionaria tiene un fin eminentemente práctico crítico: conocer para cambiar; para transformar el orden injusto de la sociedad capitalista. Sin embargo para Marx, los términos más importantes de las teorías no pueden reducirse a términos observacionales, sino que deben referirse a entidades, procesos o relaciones que operan como agentes causales en el mundo. (Gómez, R; 2009: 131) Y si bien la jerga universal que

sustenta la idea de una ciencia unificada es inacabada, plural y acepta la indeterminación, ¿no deja en el index de los términos prohibidos, eso que para Marx está en el corazón de una ciencia capaz de explicar el mundo capitalista para producir el fin práctico de su transformación? ¿Esa ciencia unificada así pensada sería una ciencia efectivamente

transformadora en la medida en que no admite pensar el mundo desde

categorías

abstractas sino en los márgenes del lenguaje fisicalista? ¿Cual es la idea Marxista de la Unidad de la ciencia? Al igual que en Neurath no se trata de una unidad por reducción. Pero nuevamente, en vez de tener en la base una “jerga universal”, la unidad se explica a partir de la ontología. Tal como lo señala Farr, en el capitalismo los objetos que los hombres producen no expresan su naturaleza humana, y a la vez la naturaleza nos es extraña. La unidad de la ciencia devendrá como una consecuencia que sigue a partir de una transformación del orden material de la realidad social: la realización de una nueva sociedad en la que la naturaleza será humanizada porque existirá para la gente solo como un lazo para otra gente, y la humanidad será naturalizada porque esa nueva sociedad nos recuperará como seres sociales. (Gómez, R: 2009:124) La ciencia no

puede ser pensada más allá del mundo en el que es producida. (Neurath por supuesto que como buen marxista sostiene esta idea básica). Pero es el advenimiento de una nueva realidad, de un nuevo orden de las condiciones materiales de la vida social, el que dará lugar a una nueva ciencia: la ciencia unificada

La metáfora del bote. A modo de conclusión No tenemos un suelo firme desde el cual establezcamos el edificio de la ciencia. Nuestra situación actual es como si estuviéramos en un barco en mar abierto y debiéramos reconstruirlo durante el viaje. No podemos encontrar una base inmutable absoluta para la ciencia; y nuestras discusiones solo pueden determinar si nuestros enunciados científicos pueden ser aceptados por cierto número de científicos u otros hombres (Neurath, 1939: 276).

La consigna de la Ilustración que planteara Kant, y a la que aludimos al inicio de este trabajo apunta hacia la conquista del pensamiento autónomo. Volviendo a la idea de Foucault, se trata de la determinación de los “límites actuales de lo necesario”: es decir hacia lo que es o ya no es indispensable para la constitución de nosotros mismos como sujetos autónomos.

Tal como lo señala Carus, la concepción científica del mundo necesitó repensar desde las raíces los fundamentos del conocimiento para construir un modelo acorde con las impresionantes transformaciones de la ciencia en las primeras décadas del siglo XX.

En esa empresa de conquista de la autonomía Otto Neurath, el empirista lógico, economista, político, sociólogo y marxista, trató de deshacerse de toda certeza. Lanzó a

la ciencia como una práctica social en mar abierto. Confiaba en el poder transformador de la ciencia. Pero para ello solo la dotó de un lenguaje que permitiera a los tripulantes comunicarse, y garantizar así el carácter intersubjetivo de la empresa (la torre de Babel los habría destruido para siempre), aunque no los liberó de imprecisiones. Nada por fuera del bote. Sin posibilidades de gritar “Tierra”. En tal situación, los navegantes deben construir acuerdos con un lenguaje como herramienta (que posibilita y restringe lo que podemos decir acerca del mundo). La clave es el acuerdo y la negociación. El bote es la metáfora del antifundacionalismo y también del convencionalismo. No parece que Marx hubiese querido subirse al bote; aunque Neurath, con mucho gusto, lo habría convocado a acompañarlo. Bibliografía

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