La permeabilidad estructural del español en contacto

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Descripción

Aura Lemus Sarmiento Centre Alfred Ernout - EA 4080

La permeabilidad estructural del español en contacto Un estudio comparativo sobre el guarañol, el cocoliche y el espanglish

El español en contacto con otras lenguas ha dado lugar a manifestaciones sociolingüísticas muy diversas en términos geográficos e históricos. Es el caso del cocoliche, del guarañol y del espanglish; tres situaciones cuya característica común es la transferencia que se ha dado entre el español y el italiano, el guaraní y el inglés, respectivamente. Se trata por un lado de tres contextos socio-históricos diferentes, que implican tres lenguas que radicalmente distintas en términos filogenéticos y sin embargo, el punto común de estos tres contextos es que la situación de bilingüismo ha situado al español en posición de lengua receptora, dando lugar a transferencias que se manifiestan sobre todo en el léxico, pero también en la estructura del español. Si estos fenómenos sociolingüísticos han sido merecedores de numerosas páginas en torno a su calificación y a los procesos de variación lingüística que los caracterizan, muy pocos han visto el interés de estudiar sus características comunes desde una perspectiva comparativa. La situación de contacto lingüístico inherente a estos tres fenómenos híbridos implica un proceso de simplificación en la lengua receptora. Enfrentados a una situación de bilingüismo, los hablantes tienden a disminuir el peso cognitivo que resulta de convivir hablando dos lenguas. Este proceso de simplificación se caracteriza por las transferencias léxicas y sintácticas comentadas anteriormente, a través de la explotación de similitudes entre las lenguas en cuestión. Si la simplificación es considerada como un proceso universal por algunos investigadores (Hinnekamp, 1983) (Sebba, 1997), es lógico esperarse en un mismo sistema lingüístico variaciones similares en diferentes contextos de contacto, a pesar de la divergencia entre los sistemas lingüísticos fuentes. El presente trabajo tiene entonces por objetivo analizar los modelos de variación en el cocoliche, el guarañol y el espanglish, considerándolos no como sistemas lingüísticos en sí, sino como contextos sociolingüísticos que han generado variaciones en el español. Partiendo entonces de los contextos socio-históricos y pasando por una comparación de las variaciones morfosintácticas en los tres casos intentaremos acercarnos a una mejor comprensión de la permeabilidad estructural del español en una situación de contacto.

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Apuntes preliminares sobre el concepto de transferencia lingüística Antes de detallar las diferentes situaciones sociolingüísticas que han dado lugar a los tres sistemas estudiados aquí, se debe detallar el marco teórico en el que se inscribe este estudio aclarando algunas nociones. Hablaremos a menudo aquí de transferencia lingüística. La noción de transferencia varía según los diferentes estudios realizados sobre el tema de la adquisición de una segunda lengua, y sin embargo, aquí, siguiendo a Van Coetsem y a Winford, entenderemos por transferencia la influencia interlingüística que se da entre dos sistemas en contacto (Winford, 2007, pág. 26). Según Winford Las consecuencias de la transferencia lingüística serán distintas en función de ciertos aspectos: la lengua dominante del hablante en posición de lengua fuente o lengua receptora. Entiéndase como lengua dominante del hablante la lengua en la que mejor dominio tiene. Por ejemplo, en el caso de los hispanos estadounidenses de segunda generación, por el hecho de haber cursado estudios en los Estados Unidos, su lengua dominante es el inglés. Por el contrario, la lengua dominante de un hablante de primera generación, y por ende inmigrante, será el español. Como lengua receptora, el español presentará diferentes tipos de transferencia del inglés, la lengua fuente, según su grado de estabilidad, o sea, según su condición de lengua dominante o recesiva. Así, en la situación de bilingüismo hispano-estadounidense, los cambios generados en el habla de las personas de primera generación serán distintos a aquellos generados por personas de segunda generación. La diferencia reside en los sectores afectados; mientras que los locutores de primera generación presentarán una tendencia a incorporar nuevas palabras y conceptualizaciones al español, su lengua dominante, los locutores nacidos o criados en los Estados Unidos interpretarán estructuras del español según esquemas del inglés, dando lugar a variaciones más profundas. Las transferencias sintácticas serán entonces el resultado de una situación en la que el español como lengua receptora es la lengua recesiva del hablante. Así, para cada caso, la extensión y la distribución de las transferencias en el sistema lingüístico receptor, pero también su mantenimiento y estabilidad en la sociedad, dependerán de la situación sociológica de contacto.

El cocoliche En el siglo XIX, América del Sur era aún considerada por los europeos como una tierra llena de promesas. El cono sur, por su clemente clima y características geográficas similares a las del viejo continente, fue un destino privilegiado por aquellos europeos que buscaban mejores condiciones de vida o escapar de la guerra, o ambos a la vez. Entre 1861 y

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1920 llegaron más de dos millones de italianos a Argentina; casi un cincuenta por ciento del total de inmigrantes durante dicho periodo (Baily, 1999, p. 89). Varios factores facilitaron la asimilación lingüística y cultural de estos inmigrantes. Por una parte, habían llegado para quedarse; la distancia geográfica entre Italia y América del Sur siendo difícil de salvar. Por otra parte, su rápida participación en la sociedad fue facilitada por el hecho de compartir valores socioculturales entre los cuales la religión católica. Además, el carácter obligatorio y gratuito de la escuela permitió a los hijos de los inmigrantes asimilarse lingüística y culturalmente. Desde un punto de vista lingüístico las similitudes entre ambas lenguas permitieron la aceleración del aprendizaje del español. Y sin embargo, por esta misma razón, el aprendizaje del español no era considerado indispensable (Asencio, 1995). Surge entonces un sistema cuyo objetivo único era facilitar la comunicación entre nativos e inmigrantes. Es lo que llamamos hoy cocoliche1, que la RAE define como una “jerga híbrida que hablan ciertos inmigrantes italianos mezclando su habla con el español”. El cocoliche sería entonces el español en boca de los inmigrantes italianos, o el conjunto de estrategias lingüísticos empleadas por los locutores nativos del italiano al hablar español. Entre estas hallaremos variaciones léxicas y estructurales cuya lengua fuente es el italiano. La situación de contacto lingüístico que caracteriza el cocoliche ha sido descrita por varios investigadores. A diferencia de Hymes, quien caracteriza el cocoliche como un prepidgin continuum en base a su variabilidad, a su inestabilidad y a su referenciación a una norma externa, Whinnom, por las mismas razones, considera este caso como un ejemplo de hibridación segundaria. Según Whinnom, las condiciones necesarias para la pidgnización, o sea, la estabilización y uniformización del sistema, nunca se dieron; el cocoliche tuvo siempre como referencia el español porteño, con el cual, la población inmigrante estaba en contacto continuo: “Cocoliche was completely ‘unstable’ in given individuals, since there was almost invariably continuing improvement in performance in achieving communication with Spanish speakers (and the succeeding generation acquired native Spanish).” (Whinnom, 1971, p. 98)

Meo-Zilio, uno de los primeros lingüistas en tratar de definir el cocoliche parece estar de acuerdo en cuanto a su inestabilidad y lo describe en estos mismos términos: “Su grado y extensión cambian, con el tiempo, en cada hablante: ciertas formas tienden a desaparecer, otras nuevas intervienen; pero globalmente se puede decir que (siempre en cada uno de los hablantes) tiende a aproximarse cada vez más al español y a alejarse del italiano.” (Meo Zilio, 1963, p. 63)

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El término cocoliche tiene su origen en una obra teatral bonaerense (Juan Moreira, 1890) en la que se presentaba a un gaucho italiano llamado Franchisque Cocoliche que chapurreaba el español. (Klee & Lynch, 2009, p. 186)

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Además de su inestabilidad y la referenciación constante al español porteño, el cocoliche no era un sistema de comunicación de uso restringido sino que manifestaba cierta complejidad gramatical al conservar en su sistema verbal sus categorías flexivas y derivativas (Fontanella de Weinberg, 1979, p. 79). Pilar Asencio, por su parte indica que el cocoliche (en su caso el montevideano) tenía un grado de pragmaticidad comparable al de la lengua oral (1995, p. 61). La caracterización de prepidgin continuum propuesta por Hymes queda por consiguiente descartada. Sin embargo, su doble variabilidad, su referencialidad a una lengua meta y su carácter efímero le confieren al cocoliche un estatus de interlengua; una variedad transitoria en el aprendizaje de una segunda lengua que los inmigrantes de primera generación no legaron a sus descendientes. Se trata aquí de un esquema que presenta la transición del italiano al español que se vivió en Argentina, en el cual el español fue abarcando cada vez más esferas de la vida cotidiana de los hablantes, hasta desplazar definitivamente el italiano (Meo Zilio, 1963, p. 63). Teniendo en cuenta la realidad socio-lingüística que vio nacer el cocoliche, el esquema lingüístico que se instauró colocó al italiano o a los diferentes dialectos italianos hablados por los inmigrantes en posición de lengua fuente. El español sufrió cambios que afectaban desde su léxico hasta su sintaxis, dado que el hablante inmigrante interpretaba estructuras españolas, según los modelos de su lengua principal. Dejando de lado las variaciones léxicas que no son relevantes para el presente análisis, es interesante señalar algunos casos de transferencias preposicionales y sintácticas descritos por Meo Zilio y Rossi (1970, pp. 134-135): -

La substitución de la preposición con por a en los sintagmas culinarios de tipo modal: “tallarines a la manteca” por ‘con manteca’ conforme al uso italiano “tagliatelle al burro”.

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Substitución de la preposición de por a en las locuciones modales de tipo “máquina a vapor” por ‘de vapor’; “cocina a gas” por ‘de gas’ por una transferencia del italiano en el que se dice “macchina a vapore”; “cucina a gas”.

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Substitución de la preposición a por en en locuciones que indican movimiento hacia el interior de un lugar “ir en cana” (cárcel) por ‘a la cana’, como en el véneto se dice “andar, portar in cana”.

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Substitución de la preposición a por de en expresiones locativas que indican movimiento hacia el lugar donde se halla la persona: “ir del médico” por ‘al médico; “ir de fulano” por ‘a lo de fulano’ por una transferencia del italiano “andare dal medico”; “andaré dal tale /dei tali”.

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La aparición de la preposición de antes del adverbio de lugar en las locuciones locativas “ir de allá”, “ir de enfrente”; una transferencia de la sintaxis italiana “andare di fronte”, “andare di là”.

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La supresión del artículo antes de las locuciones locativas como “vivir en ø calle tal” o “estar en ø cana”, por una transferencia del italiano “abitare in via tale”, “star in cana”.

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Substitución de la conjunción que por la preposición de en estructuras como “tener de hablar”, “tener de darle” por una transferencia de la sintaxis italiana “avere da parlare”, “avere da dargli”.

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Substitución de precisar a por precisar de por un calco del italiano “aver bisogno di”: “no preciso de nadie” (“non ho bisogno di nessuno”).

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Uso reflexivo de verbos transitivos: “no me recuerdo” por ‘no recuerdo’ (ital. “non mi ricordo”) por una transferencia del italiano.

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Uso de “venir” por ‘ir’ en el discurso directo: “ahora vengo” en vez de “ahora voy” por un calco del italiano “ora vengo”.

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Uso de la forma “no tengo más” en vez de “ya no tengo” por una tranferencia del uso italiano “non ne ho piú”.

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Anteposición de pronombre átono de objeto indirecto en estructuras con verbos reflexivos “me se cayó”, “te se manda”, por una influencia de la sintaxis italiana.

Ulteriormente, en la versión del español porteño de los inmigrantes cuya lengua dominante era el italiano o algún dialecto de éste, esa misma versión que fue transmitida a las siguientes generaciones, puede que estas estructuras se fosilizaran y se difundieran en el medio social al que pertenecían estos inmigrantes. Meo Zilio y Rossi (1970, pp. 134-135) señalan la presencia de este tipo de italianismos no sólo en los descendientes de italianos sino también en el habla popular rioplatense, en la que influyeron mucho los inmigrantes por pertenecer mayoritariamente a las clases más populares porteñas.

El guarañol: el español paraguayo El guarañol2 es el resultado de la coexistencia del guaraní 3 y el español en Paraguay, una de las situaciones de bilingüismo más estables en América Latina. Pero esta noción de

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Irónica apelación atribuida por Meliá, quien hacía alusión al franglais y al espanglish. (Meliá, 1992, p. 184) Hay que distinguir en el mapa lingüístico paraguayo por lo menos tres variedades de guaraní: el guaraní tribal, limitado a las zonas oriental y chaqueñas, el guaraní jesuita, cuyo origen remonta a las reducciones jesuitas; una variedad poco hispanizada pero sometida a una fuerte reestructuración interna, y el guaraní paraguayo de uso 3

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bilingüismo4 es muy generalizadora y en realidad, el contexto sociolingüístico paraguayo debería más bien ser descrito como una situación de diglosia. Sin embargo, esta diglosia en la sociedad paraguaya puede parecer un poco singular; mientras que el español está asociado a esferas formales y de prestigio, el guaraní, que en principio es la lengua asociada a la esfera familiar y tradicional, comporta también en la sociedad valores de lealtad y orgullo étnico (Corvalán, 1977, p. 68). Esta situación sociolingüística tan compleja ha provocado la aparición del guarañol y del jopara, apelación que significa en guaraní mezcla. El guarañol y el jopara se refieren a las distintas estrategias comunicativas empleadas por los paraguayos. Se trata en realidad de un continuum lingüístico a lo largo del cual se inscriben estos locutores que tienen diversos grados de competencia en ambas lenguas. Tratándose aquí del español en contacto con otras lenguas, nos centraremos en el guarañol, o en el habla de los locutores cuya lengua principal es el español; el jopara siendo el guaraní salpicado de hispanismos. Siguiendo los esquemas propuestos anteriormente para analizar las transferencias, y de acuerdo con Choi (1998), podría postularse que las variaciones que afectan al español paraguayo se originan principalmente en una situación de transferencia en la que el guaraní, la lengua dominante del hablante, es la lengua fuente y el español paraguayo la lengua receptora. Este tipo de situación implica para el hablante bilingüe la interpretación en español de estructuras sintácticas correspondientes al guaraní, su lengua dominante. Y sin embargo, la larga y estrecha convivencia de ambas lenguas en la sociedad paraguaya hace posible postular que este tipo de variaciones estén firmemente arraigadas en el habla hispana paraguaya. Entre las variaciones sintácticas se han atestado las siguientes: -

El uso sistemático de la preposición en con verbos direccionales como en “voy en asunción” o “viajó en Caacupé”. (Granda, 1991, p. 47) En guaraní se utiliza el sufijo –pe (o su alomorfo sintácticamente condicionado – me) que tiene doble contenido de ‘en’ y ‘a, hacia’ como se observa en “ha’e che

general en el país, cuyo léxico y sistema gramatical han sido transformados por el contacto con el español. (Granda, 1988, pp. 39-41). En el presente trabajo al referirnos al guaraní tendremos como referencia el guaraní paraguayo. 4 Según el censo de 2002, el 20,8% de los paraguayos de más de 5 años son guaranófonos. El 52,6% se declara bilingue en español y guaraní y sólo un 10% se declara hispanohablante. El 8,6% restante habla otra lengua « The language situation in Paraguay : an update », Language planning and policy in Latin America, vol 1: Ecuador, Mexico and Paraguay, Richard Baldauf Jr., Robert B. Kaplan (éds.), Clevedon : Multilingual Matters, 2007, p. 286. Cité par Carol A. Klee, Andrew Lynch, El español en contacto con otras lenguas, Washington, D.C. : Georgetown University Press, 2009, p. 157.

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rogape” (“él está en mi casa”) y en “ha’e oho Paraguaype” (“él va en Asunción”)5. -

La doble negación con uso de formas gramaticales portadoras de contenido negativo (nadie, nada, jamás, nunca, etc.) en posición preverbal como en “nadie no me dijo que habías llegado”, “nada no te pedí”, “nunca no vas a conseguirlo”. (Granda, 1991, pp. 50-51) En guaraní se utiliza el esquema nda (o sus varios alomorfos nd-, na-, nde-, ndo-) + raíz verbal + i para expresar contenidos verbales negativos. Se trata de un empleo obligatorio cuya unidad no puede ser alterada por la inclusión de otras formas léxicas de contenido semántico negativo como avave (“nadie”), mba’eve (“nada”), maramove (“jamás”), mba’eve ara (“nunca”), que se sitúan en posición preverbal o post verbal. Se observa entonces un paralelo entre el español y el guaraní en el uso de este tipo de construcciones: “nada no tengo” (“mba’eve ndarekoi”), “nunca no va” (“arakaeve ndohoi”), “nadie no viene a mi casa” (“avave ndoui che rogape”)6.

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El leísmo generalizado como única forma de objeto directo e indirecto para todos los casos sintácticos posibles, sin importar el género, por la influencia del guaraní en el que la forma ichupe cumple la función de clítico personal de objeto directo y de objeto indirecto de tercera persona7. (Granda, 1988, pp. 211-41). Además, Azucena Palacios Alcaine señala la existencia de un loísmo rural, relegando el leísmo a áreas urbanas: “el que puede se ha comprado una vaca en su época y lo va criando”; “cualquier persona que llevan a emplear lo emplean ahí”. (Palacios Alcaine, 2000, pág. 130)

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Germán de Granda señala sin embargo que este uso corresponde a una construcción sintáctica del español en zonas americanas durante el siglo XVI o XVII y que tal vez estén en juego dos factores causales: la influencia del guaraní por una parte y “la tendencia del castellano local hacia la simplificación de sus propias estructuras lingüísticas mediante el desarrollo de relaciones máximamente isomórficas entre significado y forma.” De Granda sostiene que en el español Guaraní se eliminó la competencia existente entre la preposición a y en que tenían el mismo contenido significativo (el direccional) a través del uso de una sola forma preposicional con verbos direccionales. Lo cual no ocurrió en el resto del área hispanohablante que fijó las construcciones diferenciándolas: a con verbos direccionales y en con verbos de permanencia local (Granda, 1991, p. 49). 6 Germán de Granda señala en este caso también la coexistencia en siglo XVI de esta estructura con doble negación y de una estructura innovadora que suprimía el no cuando el pronombre indefinido estaba en posición inicial. La preferencia por la primera en el español paraguayo respondería a dos factores causales: una tendencia interna que consistiría en la supresión de la dualidad de paradigmas existentes y la situación de contacto con el guaraní, que reforzó esta tendencia simplificadora y, que a través de un calco estructural, determinó la adopción de la estructura análoga al guaraní, con respecto a la otra. 7 Granda reconoce sin embargo que además de de la influencia del guaraní en la generalización del leísmo, puede tratarse también del mantenimiento de una estructura popular en norte de España de donde eran originarios los primeros colonizadores del Paraguay e incluso de una tendencia simplificadora del sistema pronominal español (Granda, 1988, pp. 211-241)

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La omisión del pronombre clítico de objeto directo con referente inanimado, por una transferencia de la estructura del guaraní como en “tomé los platos y ø puse en la cocina”8 (Klee & Lynch, 2009, p. 162); “el vestido de la novia a lo mejor ø compra el novio, ø compra la novia” (Palacios Alcaine, 2000, pág. 135)

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El uso de la preposición de (+pronombre o nombre) en remplazo de pronombres clíticos de complemento indirecto (el dativo ético o simpatético) como en “se murió de mí mi perrito”, “se perdió de mí mi chequera” (Krivoshein de Canese & Corvalán, 1987, p. 62; Granda, 1988, p. 263) En guaraní se utiliza el sufijo –gui, equivalente de la preposición de, para expresar el complemento indirecto (de mí / chehegui). Este paralelo entre los dos usos se observa en este tipo de frases: “Se fue de nosotros al cielo” (“Oho orehegui y vágape”), “Se cayó de mi hermana su canasto” (Ho’a ijajaka che reindýgui”).

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El uso de la preposición por cuyo uso calca el sufijo guaraní rehe (-re) (“mediante”, “por” como en “Se pone flores por la cabeza” (“Omoĩ yvoty iñakãre”), “La cigarra dormía por la copa de los árboles” (“Ñakyrà oke yvyra rakã rehe”), “Necesito por vos” (“Aikotevẽ nde rehe”). (Krivoshein de Canese & Corvalán, 1987, p. 63)

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Adopción por el español de elementos morfológicos validadores del guaraní como voí (aseveración), ko/nikó/nió (narración verosímil), katú/ngatú (aseveración), ndajé (narración inverosímil) y gua’ú (aparencialidad), que manifiestan la fuente de la información transmitida por el hablante o la validez de ésta última. (Granda, 1999, p. 237)

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Omisión del verbo ser en su función copulativa: “Qué lo que te trae tan tarde a casa” por un calco del guaraní, lengua en la que no existe una forma verbal equivalente a ser y que yuxtapone sujeto+predicado. (Granda, 1988, pp. 260-261)

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El remplazo del modo subjuntivo por: formas del indicativo “No creo que llegó mi amigo”, “Los profesores no piensan que salva Juan” o por el paradigma para + infinitivo por un calco de las estructuras guaraníes con haguã (que expresa el valor verbal del subjuntivo español): “Tu madre dijo para venir temprano” (“He’i nde sy jaju voi haguã”). (Krivoshein de Canese & Corvalán, 1987, p. 67; Granda, 1988, pp. 259-260)

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No obstante, como Klee y Lynch señalan, Jinny Choi reconoce en este uso una tendencia a la simplificación del sistema pronominal inherente a la estructura interna de la lengua (Choi, 1998, p. 125).

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Sin embargo, las transferencias entre el guaraní y el español no van en un solo sentido: el primero parece haber adoptado un gran número de elementos morfológicos y sintácticos del español. De hecho, ya desde la época de las reducciones, los esfuerzos de normalización gráfica y gramatical promovidos por los misioneros jesuitas influyeron en la aparición de interferencias lingüísticas sobre todo en el ámbito léxico a través de la introducción de hispanismos, de la reorientación semántica y la creación de neologismos (Palacios Alcaine, 1999, p. 12). Es tal vez por esta razón que Melía distingue el jopara del guarañol, como un “guaraní con préstamos” considerándolo como un signo de la decadencia del guaraní en la sociedad paraguaya y como un augurio de la transición del guaraní al español paraguayo (Meliá, 1992, pp. 184-185). El habla de los paraguayos parece entonces presentar de igual manera una situación de transferencia en que la lengua dominante del hablante, el español, es la lengua fuente y guaraní la lengua receptora. La influencia del español en el guaraní se manifiesta, según Granda, de diversas formas: (Granda, 1999, pp. 236-238) -

La adopción por el guaraní de elementos morfosintácticos españoles como : pero, porque, sino, entonces, entero ‘todo’, [yséso] ‘demasiado’, cuanto más [kwantimá], a más que [amaké] y numerales superiores a cuatro.

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Sustitución del empleo presentador y topicalizador del sustantivo, de los adjetivos demostrativos por el uso de los artículos españoles la (singular) y lo (plural).

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Eliminación de los elementos morfológicos y léxicos propios exclusivos al segmento masculino de la comunidad en la época prehispánica con uso de los elementos de contenido semántico equivalente propios de la modalidad prehispánica femenina.

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Calco funcional de la construcción el que + verbo por medio de la/lo + verbo + va.

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Reestructuración del elemento numeral petei que adquiere un contenido semántico presentador equivalente al artículo indefinido español (un/uno).

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Ampliación distribucional de las marcas genéricas del sustantivo (kuñá, ména/kuimba’e) y de las indicadoras del plural (-kuéra).

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Restricción distribucional de los aglomerados sufijales verbales de índole modal expresivo-afectiva.

Para describir el caso particular de interferencia recíproca entre el español y el guaraní paraguayos Granda habla de convergencia lingüística, entendiendo como tal: “un conjunto de procesos pluridireccionales, aunque paralelos en su sentido teleológico que condicen al desarrollo de estructuras gramaticales homólogas en lenguas que han estado en situación de intenso contacto durante segmentos temporales notablemente prolongados.” (Granda, 1999, p. 229)

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Por su parte, Ramiro Domínguez propone considerar al guarañol “como protolengua o núcleo de una lengua en gestación” (Domínguez, 1982), sin embargo, por el momento nos quedaremos con la convergencia lingüística de la que hablaba Germán de Granda.

El espanglish La palabra espanglish designa una pluralidad de estrategias lingüísticas: desde el español anglicado de inmigrantes de primera generación, al cambio de código empleado por los bilingües, e incluso el inglés hispanizado de algunos descendientes de hispanos de segunda y tercera generación. La constante inmigración hispana a los Estados Unidos hace que podamos considerar para este caso diferentes situaciones de transferencia. Considerando a los inmigrantes recientes que aprenden el inglés, podríamos establecer un esquema en el cual la lengua dominante del hablante, el español, es la lengua receptora. En este caso, el grado de estabilidad elevado del español, la lengua receptora, determina la superficialidad de las transferencias del inglés que serán sobre todo lexicales, cuando el locutor introduce en su sistema elementos de la lengua dominante al adaptarse al contexto socio-lingüístico que lo rodea. Los clásicos préstamos léxicos que causan tanto desconcierto como hanguear, llamar para atrás y demás, entrarían en esta categoría. Siguiendo a investigadores que han constatado cambios más profundos en la estructura del español estadounidense, algunos imputables a la influencia del inglés, otros a tendencias internas aceleradas por la situación de contacto, tuve la oportunidad de constatar la extensión de las variaciones en un trabajo realizado entre el 2009 y el 2013 (Lemus, 2013). -

Transferencias sintácticas que afectan la construcción preposicional a través de un calco del uso preposicional inglés como en “Conocí a un hombre muy bueno y que se enamoró conmigo desde la primera vez que me vio” (“I met a very good man who fell in love with me the first time he saw me”), “Hablamos en el telefono por horas” (“We spoke on the phone for hours”), “Estamos esperando por ti” (“We are waiting for you”).

Además de estas variaciones en el uso de los vocablos en cuestión, hay que agregar otras descritas por varios lingüistas: -

La simplificación verbal a través, entre otros, del desarrollo de perífrasis. (SilvaCorvalán, 1994, pp. 20-91)

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Simplificación de la oposición entre ser/estar, a través de la extensión en el uso de este último (Silva-Corvalán, 1994, pp. 92-121).

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La omisión de la conjunción de subordinación que en las frases sustantivas como en “Yo creo inventaron el nombre” por un calco de la estructura del inglés “I believe (that) they invented the name” que permite la omisión de la conjunción “that”9. (Silva-Corvalán, 1994, p. 137)

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La tendencia a la preferencia del orden sujeto+verbo en vez de verbo + sujeto en el caso de la introducción de un nuevo referente. “Una señora entró y me preguntó si conocía…” en vez de “Entró una señora y me preguntó si conocía…”. Se trataría de una transferencia de la estructura inglesa cuyo orden SV es fijo (“A lady came in and asked me if I knew…”)10 (Silva-Corvalán, 1994, p. 141).

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El aumento en el uso de pronombres sujeto explícitos (Otheguy & Zentella, 2007) por imitación de la estructura inglesa cuyo uso explícito de los pronombres sujetos es fijo. Dentro del contexto de esta variación también se inscribe el uso explícito del pronombre de tercera persona del plural ellos en construcciones impersonales como en “[Es una ciudad que luce más como un pueblo] ellos la llaman …” (frase enunciada sin conocer el sujeto)11 (Otheguy & Lapidus, 2005).

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Atribución casi automática del género no marcado a los neologismos creados a partir de un radical inglés (Otheguy & Lapidus, 2005).

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Calcos lexicales que afectan el régimen de algunos verbos como en el caso de quebrar en “Me dieron en la cara y Ø quebraron mi, mi jaw” que ya no requeriría la expresión del complemento de objeto indirecto. Se trataría de una modificación en la construcción de este tipo de verbos motivada por un calco de la estructura inglesa (“They hit me in the face, and broke my jaw”) (Silva-Corvalán, 1994, p. 139).

Si bien algunas de estas variaciones corresponden a tendencias de desarrollo interno de la lengua, como la simplificación verbal, en su mayoría son la consecuencia directa o indirecta de la influencia de la lengua inglesa. Tomemos por ejemplo el caso de los locutores cuya lengua dominante es el inglés, o sea, locutores descendientes de la primera generación que 9

Silva-Corvalán señala sin embargo que en este caso podría tratarse de la simplificación de la restricción semántico-pragmática que permite el uso de esta estructura con algunos verbos de ruego o petición. Se trataría entonces de la explotación de una estructura presente, aunque marginal, en el sistema. (Silva-Corvalán, 1994, p. 137). 10 Según Silva-Corvalán esta variación corresponde a una simplificación de la restricción semántico-pragmática que preconiza el uso de la estructura VS cuando se introduce un nuevo sujeto como en “Entró una señora y me preguntó si conocía…” (Silva-Corvalán, 1994, p. 137). 11 Otheguy y Lapidus sostienen sin embargo que el uso de esta estructura corresponde a la expansión de estructuras presentes, aunque de manera marginal, en el sistema. (Otheguy & Lapidus, 2005, p. 74)

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han aprendido el español en un contexto familiar o escolar como segunda lengua. Esta situación implica que el español, como lengua receptora, tiene un gradiente de estabilidad bajo y que el locutor en su versión del español adapta su estructura a la de su lengua dominante, introduciendo así variaciones morfosintácticas en el sistema. Nótese que, a diferencia del caso del guarañol y el jopara, independientemente de la lengua dominante del hablante, las transferencias siempre van en un sentido, del inglés al español. Si bien se ha hablado de casos de transferencias del español al inglés, estos han sido pocos y son considerados como hápax (Zentella, 1997, p. 175). En el caso del espanglish, seguramente por la configuración socio-lingüística de la situación de contacto, no se puede hablar de convergencia lingüística. La cuestión ahora es saber si se trata de un fenómeno con una cierta extensión y estabilidad social; si estas variaciones corresponden a la norma de una comunidad, o si se trata de un fenómeno pasajero y variable. Un argumento que podría orientarnos hacia esta segunda opción, respaldado por el carácter unidireccional de las transferencias, es el de Ricardo Otheguy, quien sostiene que la presencia del español estadounidense se resume a la primera y segunda generación de hispanos y que a partir de la tercera los hablantes suelen tener un bajo dominio y uso del español. “Los descendientes de los que se quedaron allá, hablarán español. Pero nuestros descendientes hablarán solamente en inglés. Hay que decirlo, por obvio que sea y por triste que resulte: los muy pregonados 31 millones de hispanos de EE.UU. seremos, a la no muy larga, negocio chiquito para el español […]. Sabemos […] y es perfectamente constatable por legos y lingüistas, que entre hispanos de tercera generación, y aun entre muchos de segunda, pocos hablan y casi ninguno escribe en español.” (Otheguy, 2003, pp. 13-14)

Y sin embargo, la vitalidad del español es asegurada por el influjo constante de nuevos inmigrantes así como por los esfuerzos de académicos e investigadores por la preservación y reivindicación del español estadounidense como variedad diatópica.

La permeabilidad estructural del español en situación de contacto Los tres casos analizados presentan más o menos los mismos ingredientes: un encuentro lingüístico y social, una situación de diglosia (en diversos grados) y el español como lengua de contacto en posición de lengua dominante o lengua recesiva. Sin embargo, dado las diferencias estructurales de las lenguas en cuestión, las transferencias atestadas en los tres sistemas de contacto son todas de diferente índole. Si bien la lengua receptora es la misma, la incorporación de las transferencias no depende solamente de la estructura de ésta, sino también de las estructuras comunes entre los sistemas en cuestión. Además, el caso del guarañol muestra que incluso lenguas de diferentes familias lingüísticas y estructuras

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diferentes pueden influenciarse mutuamente de manera profunda, hasta llegar a transferirse incluso en el plano morfosintáctico. La similitud estructural no es solo promotora de cambio sino también una finalidad. Los locutores, por causas de ahorro cognitivo, tienden a crear cierto paralelismo entre las lenguas en cuestión, privilegiando el uso de estructuras análogas en ambas o recorriendo al préstamo de una lengua a otra de unidades ausentes en principio en una de ellas. Un ejemplo del primer caso en el español estadounidense sería la expansión de la tendencia a la explicitación de pronombres sujeto o el uso de algunas estructuras sintácticas que afectan la construcción de los verbos en español y que corresponden en realidad a estructuras preexistentes en el sistema (el uso transitivo del verbo entrar, por ejemplo). Un ejemplo del segundo caso sería la introducción en el guaraní de elementos morfosintácticos españoles como pero, porque, sino, entonces, entero ‘todo’, [yséso] ‘demasiado’, cuanto más [kwantimá], a más que [amaké]. Por otra parte, como dijimos anteriormente, la estabilidad de las lenguas involucradas en una situación de contacto lingüístico está sujeta a su posición de lengua dominante o recesiva. Pero depende además de la estabilidad de sus elementos estructurales. Así, el español como lengua receptora parece presentar en el plano morfosintáctico cierta permeabilidad en su sistema preposicional. En los tres casos registramos el uso de preposiciones que calcan estructuras de las lenguas con las que están en contacto. Podríamos argumentar que estas estructuras constituyen una transgresión a la ortonimia, o a la naturalidad, motivada por una transferencia de los sistemas con los que el español está en contacto, sin llegar a transgredir sin embargo la estructura sistema. El significado de las preposiciones es, en efecto, muy abstracto, lo cual permite su conmutación en muchos contextos (hacerse camino por la vida/ en la vida), pero también permite, dentro del marco del sistema y a través de la explotación de sus capacidades referenciales, la adaptación del español a diferentes maneras de conceptualizar las acciones. En el caso de la variación preposicional precisar a/de en el cocoliche, por ejemplo, se instaura entre el término preposicional y el verbo una relación de incidencia que va en dirección opuesta según se use a o de. Es también el caso en guarañol de la alternancia en/por (ponerse flores por la cabeza), en el cual se conceptualiza la acción de manera estática o dinámica, gracias al aporte significativo de en y de por. Y el caso del uso de la estructura se enamoró conmigo, en el cual la operación se conceptualiza como un acompañamiento y no como una predicación entre el verbo y el término preposicional. (Lemus, 2012, pág. 119). Y sin embargo, a pesar de sus

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implicaciones sintácticas estas variaciones preposicionales no parecen representar una transgresión al sistema, parecen más bien explotar sus posibilidades. Por otra parte el sistema pronominal español parece también presentar cierta permeabilidad. En el guarañol por ejemplo se da un leísmo generalizado a todos los casos sintácticos posibles, sin importar el número o el género. Además, se tiende a la omisión de los pronombres de objeto directo e indirecto en el caso de un referente inanimado. Podríamos también preguntarnos si la variación que afecta ciertos verbos españoles en Estados Unidos tiene el mismo origen; si el hecho de que estos verbos ya no practiquen el dativo simpatético a través del pronombre clítico proviene en realidad de una inestabilidad del sistema de los clíticos españoles (“quebraron mi jaw”). De hecho, el sistema pronominal español, en lo que concierne los pronombres clíticos presenta cierto desequilibrio: no distingue en el caso del pronombre de objeto indirecto a la 3ra persona (le) el masculino del femenino, así como no distingue en el caso del pronombre de objeto directo (lo), el masculino del neutro. Recordemos que su relativa estabilidad es debida a los constantes intentos de la Academia por homogeneizar su uso (Gracia Barrón, 2008, págs. 72-74) y que sin embargo se presentan a lo largo y ancho de todo el territorio hispanohablante casos de leísmo, loísmo y laísmo más o menos aceptados según la variedad diatópica12. Es interesante constatar además las variaciones que conciernen el sistema verbal: la tendencia simplificadora del español pasa a través de cambios que afectan el subjuntivo, lo cual es el caso del español estadounidense como del paraguayo; y el condicional, caso aparentemente reservado al primero. Un caso de simplificación que no es para nada anodino. En efecto, ambas formas hacen parte del modo inactualizante, cuya particularidad es presentar una operación sin situarla con respecto al presente de experiencia (Luquet, 2011, págs. 55-58). Así, la situación de contacto con lenguas cuyo sistema verbal es exclusivamente actualizante podría haber provocado una restructuración de la concepción de las operaciones en el sistema español. Por cuestiones pragmáticas, las situaciones de experiencia ya no requerirían la expresión operaciones sin localización concreta con respecto al presente de elocución. Y sin querer achacarle todo a la situación de contacto, esta simplificación podría ser también un proceso interno a la lengua. Un proceso que ya ha dado de baja la forma en –re (futuro del subjuntivo) perteneciente al mismo modo inactualizante. Más concretamente y para resumir, la permeabilidad del español en lo que concierne su sistema preposicional, pronominal y verbal, ha determinado la aparición y difusión de 12

Nótese también la variación en el uso de los pronombres átonos en el español en contacto con el quechua en la zona andina donde se manifiesta la extensión del uso de lo (Klee & Lynch, 2009, pág. 138).

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variaciones en el habla de estas sociedades bilingües. Sin embargo, si estos casos de contacto lingüístico contribuyen a evidenciar los procesos de variación en el español, se trata, como lo sospechaba De Granda en realidad de cambios que se inscriben dentro de las tendencias evolutivas del mismo. La situación de contacto no hace sino acelerar los cambios, en ámbitos previamente aptos a la variación. El estudio del español en contacto resulta esencial para la comprensión de los cambios que afectan nuestro sistema lingüístico. Ya de por sí la lengua que hablamos cada día, en la cual reconocemos un sistema estable, está en realidad transformándose continuamente; en una situación de contacto los sistemas se influencian mutuamente, acelerando y exacerbando variaciones internas o induciendo otras externas que pueden ilustrarnos sobre la permeabilidad estructural y el funcionamiento del sistema. Los tres casos de variación lingüística, estudiados de manera un poco descriptiva en este trabajo, son una muestra de que las fronteras lingüísticas no son inmutables y que las explicaciones a estos cambios residen a menudo en la estructura de las lenguas en cuestión.

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