La pérdida de Ramadi

La pérdida de Ramadi
Por Jennifer Pérez Olivera
Nos llegan noticias provenientes de la ciudad de Ramadi, ciudad estratégica que se ubica a 100 kilómetros al oeste de Bagdad. La ciudad fue tomada por el grupo terrorista ISIS logrando así un gran triunfo para ellos y una de las peores derrotas hasta la fecha para el ejército iraquí. Del otro lado, las fuerzas especiales estadounidenses lograron, – en una operación orquestada por Washington el pasado sábado 16 de mayo- , matar a uno de los líderes de la organización ISIS en Siria. Demás queda decir que la situación en Iraq es delicada. Las fuerzas de ISIS se encuentran fuertes y desplegadas por Iraq y Siria y la única resistencia alternativa al ejército iraquí, es el ejército de peshmerga – ejército kurdo- al norte y la intervención estadounidense que colabora dotando de recursos al ejército iraquí. Sin embargo esto no ha sido suficiente para detener el avance de ISIS. La pérdida de Al Ramadi, es un punto estratégico para el grupo ISIS por su proximidad a Bagdad, actual poder central del gobierno iraquí. Con lo cual lo que sucederá en las próximas semanas puede ser decisivo para el futuro de Iraq y el mapa de Medio Oriente.
La toma de Ramadi, Mosul y de otras importantes ciudades por parte de ISIS es un reto para el Estado iraquí y para los fundamentos del Medio Oriente moderno. Esta problemática se gesta en el acuerdo Sykes-Picot de 1916. Dicho tratado fue de corte secretista entre Francia y Reino Unido donde el Imperio Otomano fue dividido en áreas territoriales de influencia entre franceses, británicos y rusos. La mayoría de las delimitaciones actuales en Medio Oriente proviene de ese acuerdo firmado hace 99 años, definido y organizado por la diplomacia occidental y que ha dado lugar al Medio Oriente tal como lo conocemos. Como la mayoría de los conflictos que encuentran sus raíces en la división de fronteras antaño trazadas y que jamás fueron modificadas por ser respetado el statu quo. Así se unió bajo un mismo territorio diferentes etnias con diferentes aproximaciones ideológicas generando a su vez inestabilidad política. Esto acarreo asimismo la imposibilidad de conformar una identidad nacional, un sentimiento de nacionalismo. Los intereses de Iraq se vieron siempre fragmentados en los diversos grupos de presión. Durante 24 años, los sunitas gozaron de beneficios bajo el régimen baathista hasta su derrocamiento en la invasión estadounidense en 2003, cuando dicho grupo se origina, -próximo a Al Qaeda – luchando como resistencia iraquí frente a la invasión atacando no solo a soldados americanos, sino también perpetrando atentados suicidas contra los chiitas y cristianos.
La llegada al poder de Nuri al Maliki – primer ministro chiita desde el 2006 hasta el 2014- solo empeoro las cosas. Se le acusó de dirigir de forma autocrática perjudicando a los partidos sunitas en el Parlamento y a la población sunita en general gestando el actual malestar que sacude Iraq. Así, ISIS surge como una organización islámica radical que lucha por la creación de un Estado confesional sunita que se extienda desde el territorio al este del Mediterráneo hasta el golfo Pérsico.
En las filas del grupo luchan brigadas internacionales, entre ellos musulmanes del norte de África y de los países árabes del golfo, así como musulmanes conversos de Europa y América del Norte. La diferencia entre el conflicto de Iraq y los conflictos internacionales actuales radica en que aquí ninguna de las partes está buscando negociar. Y si analizamos las aspiraciones y objetivos de ambos bloques podremos entender porque el quiebre y la fragmentación son posible. Los intereses de Estados Unidos en conjunto con los del gobierno central de Iraq residen en mantener el Estado unificado y la soberanía. ISIS y sus aliados sunitas tienen otros planes, y este se encuentra en la búsqueda de la consolidación de sus fuerzas y la conquista de territorios para conformar el Estado Islámico en su totalidad. De esta forma, los intereses se chocan e imposibilitan la negociación como también los canales diplomáticos, con lo cual la confrontación parece ser la única vía alternativa que encuentran ambas partes para lograr sus objetivos. El panorama futuro se visualiza decisivo y por el momento la estabilidad de la región se encuentra en mesa de discusión.