LA PATRIA DEL OLVIDO (y II)

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Descripción

LA PATRIA DEL OLVIDO (y II)

Si los historiadores conservadores o neofranquistas hubiesen puesto tanto
entusiasmo en convencer a sus amigos del PP de la conveniencia colectiva de
abrir los archivos sobre los tiempos oscuros de ese pasado que suelen
presentar en términos tan apacibles, a lo mejor el Sr. Morenés les hubiese
hecho caso. Hubieran tenido una oportunidad única, creo, de poder revalidar
sus afirmaciones sobre el pasado régimen y dejar con la boca abierta ante
su presciencia al resto del gremio. Porque, me pregunto, ¿cómo negar al
ínclito profesor Luis Suárez o al "darling" de la derecha española,
profesor Stanley G. Payne, la oportunidad de apoyar sus tesis con nuevos
documentos?. Que yo sepa, y aquí descubro paladinamente mi ignorancia que
en este tema no es culpable, no han hecho nada. Tampoco, por cierto, la RAH
bajo la dirección del profesor Gonzalo Anes (qepd).

Lo que antecede es una auténtica pena, porque la sinopsis a que me referí
en mi post de la semana pasada no se limita tan solo a la documentación del
Estado Mayor de la Defensa o del Ejército de Tierra. También ofrece
posibilidades muy excitantes la que procede del Arma más aristocrática, la
Armada.
Como la guerra civil en el mar, o la segunda guerra vista desde la óptica
marítima española, no son temas demasiado bien explorados documentalmente,
no puedo sino lamentar que se prive a los historiadores de la posibilidad
de echar una lucecita (siquiera sea como la del Pardo bajo el inolvidable
Caudillo) sobre aspectos tan interesantes como es, para la guerra civil, el
fondo documental producido por las Armadas de ambos contendientes o, para
los años 1940 a 1946, otra documentación adicional, presumiblemente no
menos enjundiosa.
En este último caso los fondos, según la sinopsis, versan sobre
informaciones en torno al conflicto europeo o sobre movimientos e
incidentes de buques de guerra y mercantes ingleses, italianos y alemanes
en aguas españolas, entradas en puertos españoles por averías,
hundimientos, varadas, recogida de náufragos, informaciones relativas a las
dotaciones de buques de guerra italianos y alemanes, relaciones de
internados en puertos de España, paraderos, repatriaciones, traslados,
hospitalizaciones y desertores.
Pero, lloremos todos juntos en unión, el proyecto desclasificatorio de
Carmen Chacón llegó también en aspectoss navales hasta la frontera de 1968,
año de la Ley de Secretos Oficiales. En todo el período, cuya fecha de
iniciación no se determina en la sinopsis pero que podría ser 1936, los
documentos todavía inaccesibles pero perfectamente identificados cubren
temas tales como
- Claves y material criptográfico
- Estado de vida y eficacia operativa de moral de las unidades de la Armada
- Plantillas de personal
- Informes y datos estadísticos sobre situación y movimiento de los buques
de la Armada, entradas y salidas, situaciones, obras, servicios
- Entregas de mando
- Órdenes y partes de comisiones
- Información sobre buques mercantes, movimientos e incidentes entre los
españoles y extranjeros.
- Auxilios marítimos, hallazgos, abordajes, averías, naufragios,
hundimientos, siniestros y salvamentos.
- Ejercicios navales: informes relativos a planificación y ejecución,
también en colaboración con Marinas extranjeras, ejercicios combinados
antisubmarinos y antinaval, de desembarco, de rastreo y caza de minas, de
dragaminas, de minadores, de cañoneros, de Infantería de Marina.
- Munición y armamento: adquisición, producción, suministro y transporte.
- Informes y evaluaciones del personal militar, incluidos informes
reservados de los miembros de la Armada.
¿Quién podría decir que lo que antecede no es nada interesante? No
olvidemos que se trata de documentación que, a lo que parece, solo han
visto los miembros de la comisión de desclasificación cuyos trabajos no
sirvieron para nada, excepto para hoy sacar los colores al señor ministro
de Defensa del PP.
También planeó Carmen Chacón la desclasificación de documentación relativa
al Ejército del Aire hasta 1968. Los legajos revisados contienen
información sobre:
- Documentos referidos a sistemas de armas que no se encuentran en servicio
en las FAS
- Despliege de unidades, fortificaciones, obras defensivas, orden de
batalla (con la excepción de las referencias a las ubicaciones de elementos
del sistema de mando y control)
- Operaciones militares, planes estratégicos y logísticos, movimientos de
fuerzas o aeronaves militares (con la misma excepción que la anterior)
- Estados de eficacia operativa y moral de la unidades (con la misma
excepción que las anteriores)
- Plantillas de personal, de medios y equipos de las unidades (con la misma
excepción que las anteriores)
- Ejercicios desarrollados por las unidades del Ejército del Aire (con la
misma excepción que las anteriores)
- Deliberaciones de los Consejos Superiores del Ejército del Aire.
- Información sobre desactivación de explosivos.
Y una novedad absoluta: Estudios y asesoramientos de las FAS sobre
proyectos de normativa legal relativos a la anterior a la Constitución de
1978.
!Tres hurras a la comisión y otras tres a la ministra Chacón! Cero patatero
a su sucesor.
Hélas, como ya advertí en el anterior post, el proyecto desclasificador ha
quedado, cuatro años más tarde, en eso: en proyecto, en una fantasía, en un
arcoiris, en un oasis en el desierto documental.
Las preguntas se agolpan: ¿Por qué no haber tomado alguna decisión
positiva? Y si fue negativa, ¿por qué no darla a conocer con los
fundamentos pertinentes? [Además, el Sr. Morenés hubiera podido ponerse una
toga de indignado ante la desfachatez de una connotada ministra socialista,
impelida probablemente por intereses tan espurios como permitir que los
investigadores de derechas y de izquierdas puedan consultar una
documentación que encierra tesoros informativos de gran interés para la
PATRIA]. En esta ocasión hay que escribir el término con mayúsculas.
Ahora bien, puestos a hacer preguntas, ¿tendría acaso el señor ministro
algún vested interest no aireable públicamente que le haya impedido poner
su granito de arena para evitar que el Reino de España se ponga a la cola
de los esfuerzos de desclasificación habituales en los países occidentales
de la Unión Europea?
Esta última consideración es apropiada porque en casi todos ellos en los
últimos años se han registrado avances inconmensurables. Si el señor
ministro, como parece haber insinuado, se preocupa por la repercusión que
el contenido de ciertos documentos pueda tener sobre las relaciones
internacionales de España, lo lógico hubiera sido:
- consultar con el Ministerio de Asuntos Exteriores que, durante la etapa
del actual ministro Sr. García-Margallo, tampoco ha sido la punta de lanza
de la liberación de archivos, pero que no obstante podría haberle informado
de buena fuente de que la Francia de Vichy ya no existe, de que la Italia
mussoliniana se desmoronó, de que el Tercer Reich pertenece a la historia y
de que el Protectorado se extinguió hace mucho tiempo.
- haber ordenado a los agregados de Defensa en los diversos países de la
EU, y también en EEUU, que se enterasen de cómo se gestionan en ellos las
políticas de desclasificación. Me atrevo a asegurar que su precioso tiempo
no se hubiera visto limitado porque, en general, un par de llamadas por
teléfono hubiesen sido suficientes.
- encargar a algún equipo civil y militar, o incluso solo militar, pero que
domine idiomas, que navegue por internet para enterarse de las
informaciones disponibles en la red acerca de la documentación militar y de
política exterior en nuestras contrapartes más allegadas.
En realidad, hoy es posible trazar a grandes líneas las políticas
exteriores y de seguridad españolas durante el franquismo recurriendo a la
documentación extranjera pero solo, en general, desde el punto de vista de
la interacción con los países más afectados o interesados por ellas. Los
guisos de la cocina interna están remansados en los archivos españoles. Aun
así, lo que ha salido y va saliendo en modo alguno permite sostener los
mitos creados, amamantados y mantenidos durante la dictadura. A no ser que
se trabaje en los archivos como han hecho los ínclitos biógrafos de Franco,
el profesor Payne y el periodista Palacios.
En todo caso puedo asegurar al señor ministro de Defensa, con la mano sobre
el corazón, que nada de lo que los historiadores españoles y extranjeros
hemos escrito sobre la guerra civil y el franquismo ha conmocionado los
pilares de la defensa exterior española ni, mucho menos, los intereses
permanentes del Estado.
Es verdad que, como dijeron al unísono algunos militares y diplomáticos
españoles en los años setenta, el régimen de Franco había convertido a
España en un "Estado cipayo", pero gracias a la demolición de la dictadura,
y no sin cierto esfuerzo, la verdad es que no tardó demasiado en dejar de
serlo.
Lo que sí ha quedado claro es que, mal que les pese a muchos historiadores
conservadores o neofranquistas, en último término el cambio de coordenadas
estratégicas en que esas políticas cambiaron drásticamente no lo
consiguieron los partidos de derechas ni de centro-derecha. Atentos a un
próximo trabajo del catedrático de la Universidad de Copenhague Morten
Heiberg que lo demostrará cumplidamente en inglés, para que se enteren por
ahí los extranjeros interesados.
Lo demás es miedo al pasado y no la atención alguna la preservación de los
intereses inmanentes y permanentes de la PATRIA entre los cuales no figura
el mantenimiento de unos mitos que van siendo derrumbados irremisiblemente.

Y atentos también a eventuales órdenes de la Superioridad sobre la quema de
documentos en estos momentos de cambio en las coordenadas dentro de las
cuales, a partir de construirá, se hará, casi inevitablemente, la formación
de la voluntad política entre las nuevas Cortes y el nuevo Gobierno.
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