La participación política carlista durante el Sexenio Democrático: el caso de Cuenca.

July 25, 2017 | Autor: E. Higueras Casta... | Categoría: Siglo XIX, Tradicionalismo, Historia Local, Carlismo, Sexenio democratico
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Eduardo HIGUERAS CASTAÑEDA Universidad de Castilla La Mancha

LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA CARLISTA DURANTE EL SEXENIO DEMOCRÁTICO: EL CASO DE CUENCA 1 . INTRODUCCIÓN. La revolución de Septiembre de 1868 abrió un espacio de participación política sin precedentes en España. Con el objetivo de obtener rendimiento de las oportunidades creadas por la nueva situación, el carlismo se organizó dando lugar a una estructura dual, civil y militar 2 . En este contexto, comenzaría a hacerse sensible la incorporación del antiguo grupo neocatólico al partido de don Carlos, posibilitado por el alejamiento de éstos respecto a Isabel II desde 1865 y su posterior destronamiento 3 . Ambas agrupaciones compartían una sólida base que permitía la acción conjunta. Podría resumirse en la defensa cerrada del catolicismo, que conllevaba la condena del liberalismo, y el temor a una revolución social a la que, conforme a la interpretación donosiana 4 , conducía inevitablemente la revolución social. El partido radical y la comunión católico-monárquica fueron la principal expresión de la alternativa liberalismo-antiliberalismo en la provincia de Cuenca. Esta agrupación experimentó un importante crecimiento a partir de 1870, tras superar una fase de debilidad organizativa. Para comprender dicho auge es necesario atender, como ha sugerido Juan Antonio Inarejos 5 , a dos fenómenos precedentes: la influencia del grupo neocatólico en la provincia durante el reinado de Isabel II y la penetración de los carlistas en las instituciones durante la misma época. Este autor ha identificado “la base social del neocatolicismo” en un “sustrato marcado por la contrarrevolución moderada” 6 , a partir de 1844, que posibilitó la infiltración de elementos provenientes 1

Esta investigación se ha realizado en el marco del programa FPU del Ministerio de Educación, conforme a lo dispuesto en la Orden EDU/3083/2009, de 6 de noviembre. 2 CANAL, Jordi: El Carlismo. Dos siglos de contrarrevolución en España. Madrid, Alianza Editorial, 2000. p. 159. 3 URIGÜEN, Begoña: Orígenes y evolución de la derecha española: el neocatolicismo. Madrid, CSIC, 1986. pp. 53 y 219. 4 Ibid. p. 58. 5 INAREJOS, Juan Antonio: Ciudadanos, propietarios y electores en la construcción del liberalismo español. El caso de las provincias castellano-manchegas (1854-1868). Madrid, Biblioteca Nueva, 2008. pp. 194 y 207. 6 INAREJOS MUÑOZ, Juan Antonio: “Sotanas, escaños y sufragios. Práctica política y soportes sociales del neo-catolicismo en las provincias castellano-manchegas (1854-1868)”. Hispania Sacra, Vol. 60, nº

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del carlismo. En este sentido, fue fundamental la incorporación de Severo Catalina a las filas neocatólicas en 1863 7 y el decidido apoyo que el obispo de la diócesis, Miguel Payá, prestó a las candidaturas moderadas a partir de las elecciones de 1865. Así, lograron actas de diputados en dicha provincia Catalina y el también neocatólico Carlos María Coronado. Ambos políticos ocuparían cargos ministeriales en el último gabinete isabelino, y serían desahuciados del gobierno por la revolución septembrina. Debemos considerar, además, que “los ayuntamientos de la provincia estaban dirigidos por los neocatólicos casi en su totalidad” 8 , orientación política que también fue determinante en la Diputación. La Gloriosa daría lugar a un vuelco completo descomponiendo en gran medida las redes que habían favorecido la presencia neocatólica en todas las instancias de poder de la provincia. A partir de entonces comenzaría una reestructuración bajo nuevas premisas: la progresiva adhesión de los neocatólicos al pretendiente carlista, iniciada en los meses anteriores, y la organización de la asociación católicomonárquica 9 .

1868-1870: LA REORGANIZACIÓN DEL VOTO CATÓLICO. De forma inmediata a la verificación del cambio de poder, surgió en Cuenca la primera publicación representativa de la contrarrevolución. La Juventud Católica, periódico de información, nació en diciembre de 1868. La dirigía el sacerdote Benigno Bujada, y su principal redactor fue Trifón Muñoz y Soliva, canónigo magistral de la catedral. Este último fue a su vez director de La Honda de David, periódico satírico, dedicado a combatir la libertad religiosa durante los debates de las Constituyentes. Ambas publicaciones tuvieron corta vida, dejando de editarse la última en agosto de 1869 10 . La coalición de progresistas, unionistas y demócratas venció sin oposición las elecciones municipales de diciembre de 1868 11 , poniendo de manifiesto dos circunstancias: la primera, la desestructuración que todavía caracterizaba a los carlistas, que no presentaron candidatura. Por otra parte, su opinión pudo hacerse sentir en la elevada abstención (del 57%) registrada en esta primera consulta. Dicha debilidad se 121, enero-junio 2008. [En línea:] [Consulta: 14-I-2011] p. 308. 7 INAREJOS MUÑOZ, Juan Antonio: op. cit. p. 298. 8 Ibid. p. 323. 9 URIGÜEN, Begoña: op. cit. p. 310. 10 LÓPEZ VILLAVERDE, Ángel Luis y SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Isidro: Historia y evolución de la prensa conquense (1811-1939). Cuenca, Universidad de Castilla – La Mancha, 1998. p. 173. 11 Archivo Municipal de Cuenca (AMCU): Leg. 718, exp. 2.

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reflejó en las elecciones a Cortes Constituyentes de 1869 12 . La candidatura ministerial acaparó las cinco actas en disputa. Obtuvo un 87,% de los sufragios de la capital con una participación del 74%. A nivel provincial la victoria fue igualmente contundente. Begoña Urigüen no incluye entre las candidaturas carlistas la que fue promovida por el obispado conquense 13 , formada por Luis José Sartorius, José María Valero y Nacarino, canónigo lectoral de la catedral, y Fernando Artiaga. Esta candidatura fue denominada neocatólica por la prensa rival, si bien no hay constancia de que Sartorius llegara a militar en dicha formación. Por otra parte, todavía era pronto para hablar de una plena integración de los neocatólicos en las filas carlistas. El Eco de Cuenca, órgano del partido progresista en la capital, llamaba la atención sobre la participación del clero en las elecciones: En vista de este resultado, ¿se atreverá La Juventud a lanzar de la comunión católica a los que no han seguido las inspiraciones clericales? Y si lo hace, ¿cuántos católicos le quedarán mayores de 25 años? ¿Qué unidad católica tendremos entonces en Cuenca, en la misma capital de la diócesis, donde está el Pastor subalterno-que el primero es el Papa- con su cohorte de canónigos, beneficiados, curas, profesores y alumnos seminaristas, músicos y cantores, sacristanes y acólitos? 14 .

Los alzamientos de carlistas del verano de 1869 revistieron cierta entidad en el ámbito castellano-manchego 15 , pero su incidencia en la provincia de Cuenca fue de escasa intensidad. Hubo sabotajes a las líneas telegráficas en algunos puntos del partido de Cañete, y las autoridades detectaron “conatos de sedición” en Tarancón, Villar de Cañas, Horcajo, Huete y en la capital 16 . Algunas partidas penetraron en la provincia perseguidas por las fuerzas gubernamentales, y fueron disueltas en poco tiempo. Al respecto, El Eco concluía que “En la provincia de Cuenca hay mucho carlista, pero casi podemos asegurar que no es gente de armas” 17 . Sólo a partir de la primavera de 1870 comenzarían a registrarse muestras significativas de adhesión a la causa carlista. Una serie de circunstancias se concentrarían para hacerlo posible. Tras la junta celebrada en Vevey en abril, sería 12

Vid. GONZÁLEZ CALLEJA, Eduardo y MORENO LUZÓN, Javier: Elecciones y parlamentarios. Dos siglos de historia en Castilla – La Mancha. Toledo, Servicio de Publicaciones – Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha; 1993. p. 55. 13 Vid. URIGÜEN, Begoña: op. cit. p. 323. 14 El Eco de Cuenca: 21-I-1869. 15 Vid. CANAL, Jordi: op. cit. p. 163. 16 Vid. El Eco de Cuenca: 14-VII-1869, 24-VII-1869, 28-VII-1869, 4-VIII-1869, 11-VIII-1869, 18-VIII1869, 21-VIII-1869. 17 El Eco de Cuenca, 28-VII-1869.

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Carlos VII quien dirigiría personalmente un partido en el que la influencia del sector neocatólico era creciente. Desde Cuenca se remitió a La Regeneración un manifiesto de adhesión a los acuerdos adoptados en dicha junta, con aproximadamente 150 firmas 18 . Las encabezaban algunos miembros de la corporación municipal anterior a la Revolución 19 . El documento fue publicado por El Eco con la intención de hacer “saber en su caso y día, con quien hemos de habérnoslas”: Notamos, […] que, en la larga lista de firmantes hay no pocos infantes […] e impúberes, y debe haber sido, sin duda, en sustitución de los que faltan de sotana […], así como que otros muchos de los que la suscriben, han servido y comido del presupuesto de gobiernos representativos de la exreina doña Isabel.

De este modo El Eco alertaba sobre la movilización de numerosos empleados de la administración pre-revolucionaria. Ya con anterioridad habían informado que en Huete permanecían “algunos reaccionarios en los destinos” 20 . En esos momentos se instalaba en la capital una sede de la Juventud Católica21 , entidad vinculada estrechamente a la Asociación de Católicos 22 , que contaba también con junta provincial en Cuenca. Desde noviembre de 1869, el obispo Payá y Rico asistía al Concilio Vaticano 23 . Allí alcanzó su mayor cota de prestigio, con un discurso en defensa de la infalibilidad pontificia, pronunciado en julio de 1870, que le valió la publicación a iniciativa de Pío IX. El concilio fue suspendido pocos días después por la entrada de las tropas de Víctor Manuel en Roma. Indudablemente, la creciente popularidad del obispo de Cuenca y el reforzamiento de la imagen de una Iglesia perseguida por el liberalismo, ayudaba consolidar las posturas de los católico-monárquicos de la provincia24 . Otro hecho se sumó a la causa del carlismo en este ámbito. En algún momento que no es posible fechar con exactitud, pero que podría coincidir con la abdicación de Isabel II en Alfonso (el 25 de junio de 1870), el exdiputado por Cuenca, Severo

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El Eco de Cuenca, 18-V-1870. AMCU, Libro de Actas del Ayuntamiento de Cuenca, 1868. 30-IX-1868. 20 EL Eco de Cuenca, 4-VIII-1869. 21 El Eco de Cuenca, 26-III-1870. 22 URIGÜEN, Begoña: op. cit. p. 365. 23 Vid. TORMO MARTÍN DE VIDALES, Pilar: El Cardenal Payá, apuntes para una biografía. Pp. 37 a 39. 24 Los acontecimientos del reino de Italia favorecieron el trasvase de la opinión católica al carlismo. Vid. ARÓSTEGUI, Julio; CANAL, Jordi y G. CALLEJA, Eduardo: El carlismo y las guerras carlistas. Hechos, hombres e ideas. Madrid, La Esfera de los Libros, 2003. p. 78. 19

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Congrés Internacional Pere Anguera Catalina, manifestaba, “aunque no públicamente”

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, su adhesión a Carlos VII. La

abdicación liberó del vínculo de lealtad de numerosos políticos con la reina 26 , de modo que ahora podían colaborar a la realización de su política bajo una bandera diferente.

1871-1872: EL AUGE DEL CARLISMO EN LA PROVINCIA DE CUENCA. Tras la entronización de Amadeo I, las oposiciones plantearon los primeros comicios de la nueva monarquía como un plebiscito sobre la obra de las Cortes Constituyentes, y por extensión sobre la Corona. La alternativa insurreccional había cobrado fuerza, pero finalmente se decidió la participación en las elecciones, y así se anunció oficialmente a la prensa carlista 27 . Republicanos y carlistas alcanzaron un acuerdo de colaboración, con el fin de contener los previsibles abusos electorales y alcanzar la representación antiamadeísta más amplia posible. El Gobierno, por su parte, se esforzó para asegurar un resultado favorable a la coalición ministerial por cualquier medio 28 . A finales de enero El Eco de Cuenca hacía referencia a los rumores sobre la formación de la coalición de las oposiciones 29 . Según este periódico, los carlistas de la capital ofrecieron sin éxito al republicano Gregorio García Blasco su apoyo como candidato para las elecciones a diputados provinciales por la capital. El día 23 se celebró “una numerosa reunión” del partido carlista conquense en la cual se eligió una junta electoral de quince miembros. En ella figuraban cuatro antiguos integrantes de los últimos ayuntamientos isabelinos 30 . Al mismo tiempo, su presidente, y uno de los vocales, aparecían censados, respectivamente, como empleado y cesante 31 . Seis miembros, por tanto, de la administración isabelina aparecían ahora integrados en la dirección local del partido. Días más tarde se especulaba con la candidatura de Severo Catalina por el distrito de la capital 32 .

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Así lo anotaba el pretendiente en su diario: “Severo Catalina, aunque no públicamente, dice que está con nosotros y consulta con Aparisi su manifiesto”; citado por URIGÚEN, Begoña: op. cit. p. 384. La exreina, sin embargo, todavía en septiembre de 1871 requeriría su consejo “sobre lo que deba hacerse en el porvenir para sostener y defender la causa de la legitimidad y de la justicia que mi hijo representa”. Carta de Isabel II a Severo Catalina, 10-XI-1871. Archivo familiar de Mariano Catalina. 26 URIGÜEN, Begoña: pp. 383-388. 27 Ibid. p. 427. 28 Vid. MARTÍNEZ CUADRADO, Miguel: Elecciones y partidos políticos de España (1868-1931). Madrid, Taurus, 1969. p. 96. 29 El Eco de Cuenca, 25-I-1871. 30 AMCU: LAACU, 1-X-1868. 31 AMCU: exp. 918, leg. 2. 32 El Eco de Cuenca, 28-I-1871.

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El partido progresista-democrático venció, aparentemente, las elecciones a diputados provinciales de febrero 33 . La oposición carlista no tuvo representación. De hecho, ni siquiera presentó candidatura en los distritos del partido judicial de Cuenca, pese a haber constituido comité electoral para este fin. Este comportamiento se explica por las circunstancias en que se encontraba el partido progresista-democrático de la capital. Meses antes se había producido una escisión en el comité del distrito, con motivo de la designación de candidatos a diputados provinciales. De este modo, las candidaturas por los distritos de Cuenca, Cuevas de Velasco, Villar del Saz de Arcas y Villalba de la Sierra fueron disputadas entre rivales del mismo partido. El Eco de Cuenca, enemigo de los disidentes, denunciaba que “en el acto de la elección […], ni los carlistas, ni los moderados, ni los unionistas, han presentado candidato; pero una gran mayoría de ellos están votando contra nuestro candidato […]” 34 . El mismo periódico desglosaría más tarde la procedencia de los votos que favorecían a su rival: Del resultado de las listas y por el conocimiento que en la localidad se tiene de los electores, así como de sus opiniones políticas, manifestadas en actos públicos y otros análogos, aparece: que de los 540 sufragios obtenidos por el Sr. Mochales, son de liberales disidentes y sus derivaciones 58; producto de sus relaciones e influencias naturales 63, y los 419 restantes de reaccionarios de las diferentes agrupaciones que se conocen con distintos motes, unio-montpensieristas unos, moderados antiguos otros y tersistas los más, incluso los dependientes del palacio episcopal, y un vocal del comité llamado católico-monárquico, o más propiamente dicho, carlista 35 .

La lectura de los resultados ofrecida el periódico republicano La Vanguardia, coincidía con El Eco: “Unionistas, moderados, neo-católicos, carlistas y hasta los dependientes del palacio episcopal, se han agolpado a las urnas a favor de un candidato, que, al parecer no es ni unionista, ni alfonsino, ni carlista” 36 .

Los carlistas

aprovecharon la situación de los progresista-demócratas para hacer irreversible la fragmentación del partido, circunstancia que sería importante en posteriores comicios. A la vista de los resultados de las posteriores elecciones municipales, es difícil que los disidentes hubieran obtenido una victoria sobre los candidatos radicales sin contar con el electorado carlista. Por otra parte, el partido republicano de la provincia rehusó la colaboración con dicha agrupación, y llegó a poner sus votos a disposición de los 33

El Eco de Cuenca, 11-II-1871 y 15-II-1871. El Eco de Cuenca, 4-II-1871. 35 El Eco de Cuenca, 8-II-1871. 36 La Vanguardia, citado por El Eco de Cuenca, 8-II-1871. 34

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radicales 37 . La Esperanza denunció abusos contra los electores monárquico-católicos en Pineda, donde “el alcalde negó las cédulas talonarios a muchos”, y en Valparaíso de Abajo, donde se profirieron amenazas contra el cura 38 . El voto carlista creció tímidamente en las elecciones a diputados y senadores celebradas en marzo de 1871. Se presentaron entonces candidaturas en todos los distritos salvo en la capital, precisamente donde tenían mayores posibilidades de éxito. Pese a la designación por Cuenca del canónigo lectoral de la catedral, Valero y Nacarino, su candidatura no concurrió por desavenencias en las filas monárquicocatólicas. Sobre el fondo del debate, poco se aclaró 39 . La intensa presión gubernamental 40 y la fragmentación de las oposiciones, por otra parte, beneficiaron a la coalición ministerial que se impuso con holgura en Tarancón (91%), Huete (90%) y Motilla (80%). La candidatura del obispo Payá por Huete tuvo poca fortuna. Sin embargo, sí obtuvo acta de senador por la provincia de Guipúzcoa. Si bien las adhesiones a la causa monárquico-católica no se reflejaron en el recuento de sufragios, sí fueron importantes en otro tipo de actos públicos. Así, con motivo de la llegada a Cuenca de Miguel Payá tras su intervención en el Senado, se le ofreció una bienvenida con “repique general de campanas, cohetes voladores, colgaduras, versos, aclamaciones, aros de verde musgo, lluvia de flores, iluminación, nada faltó para demostrar el júbilo que una parte de esta dócil población sentía al ver de regreso al prelado, después de sus fatigas parlamentarias” 41 . El Eco, días más tarde, protestaba por la presencia de margaritas, de clara significación carlista, en las cruces parroquiales de la procesión del Corpus. Con motivo de la celebración del 25 aniversario del papa Pío IX, promovida por la Juventud Católica, las denuncias liberales se sucedieron. El día 20 aparecieron pasquines con los lemas “Guerra sin tregua a los liberales asta suesterminio. Viba el catolicismo. Muera la libertad” y “Viba Carlos 7º Rey de España. Viba Pío 9º Rey de Roma. Abajo los herejes” 42 . En el reparto de pan efectuado para la ocasión, “se [verificó] previamente y casa-hita una información verbal sobre cuál era la opinión política del interrogado. Si carlista, recibía pan, si liberal, no se

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El Eco de Cuenca, 11-II-1871. VIZCONDE DE LA ESPERANZA, op. cit. pp. 556-557. 39 El Eco de Cuenca, 28-II-1871. 40 El Vizconde de la Esperanza consignó agresiones físicas graves en Palomares del Campo, Priego, Torralba y Cañada del Hoyo a electores supuestamente carlistas. Vid. VIZCONDE DE LA ESPERANZA: op. cit. pp. 603-604. 41 El Eco de Cuenca, 3-VI-1871. 42 El Eco de Cuenca, 21-VI-1871. 38

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lo daban” 43 . La manifestación religiosa derivó, como en otras ciudades 44 , en un enfrentamiento contenido con los liberales que, en ocasiones, llegó a ser físico. Poco tiempo más tarde, se iniciaba una campaña de desobediencia promovida por el obispo en relación a la Orden de 16 de junio de 1871, sobre la secularización de los cementerios 45 . En el Boletín Diocesano de Cuenca del día 23 se animaba a los párrocos a protestar y a declarar la profanación de los cementerios, al tiempo que se preveía la creación de recintos pequeños adjuntos a los antiguos, “con puerta separada, aunque menor” 46 . La prensa católico-monárquica reapareció en la segunda mitad del año con dos nuevas cabeceras 47 : La Bandera Nacional fue un periódico de información dirigido por el secretario del comité carlista local, Enrique Cavero. La Verdad, suplemento del Boletín Diocesano, nació con el objetivo específico de polemizar con el periódico republicano La Vanguardia, y sirvió de tribuna para los miembros del clero que se sentían ofendidos por las alusiones de la prensa liberal. El partido carlista de la capital alcanzó su máximo auge en las elecciones municipales de diciembre de 1871. Según El Eco de Cuenca, “la batalla se [libró] sólo entre radicales y carlistas” 48 , lo que no era del todo cierto. Frente a los monárquicocatólicos, percibidos como un enemigo común, los republicanos, con escasa fuerza en la ciudad, apoyaron a los radicales. Días más tarde El Eco reconocería que “en todas las ocasiones en que la reacción apresta sus armas contra la libertad, los federales se ponen al lado nuestro” 49 Los carlistas lograron la victoria en tres de los cuatro colegios en disputa 50 , con un índice de participación del 74%. Por un margen de 85 papeletas, los carlistas obtuvieron 11 actas frente a cuatro liberales. Los comicios se desarrollaron en un clima de crispación del que dan cuenta las numerosas protestas promovidas desde los dos frentes, y que motivarían la repetición de las elecciones en dos colegios, por incapacidad de los miembros elegidos para la mesa electoral, y la anulación del acta del

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Ibid. URIGÜEN, Begoña: op. cit. p. 361. 45 Vid. LANDERO TABOAS, Mónica: “La Iglesia española y el poder político (1870-1874). El pensamiento político de la jerarquía española en el Sexenio”, en LA PARRA, Emilio y PRADELLS, Jesus (Ed.): Iglesia, sociedad y Estado en Francia e Italia. Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert”. Alicante, Diputación provincial de Alicante, 1991. 46 El Eco de Cuenca, 9-IX-1871. 47 LÓPEZ VILLAVERDE, Ángel Luis y SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Isidro: op. cit. pp. 176-177. 48 El Eco de Cuenca, 9-XII-1871. 49 El Eco de Cuenca, 13-XII-1871. 50 AMCU: leg. 613, exp. 2. 44

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republicano Pablo Correa y Zafrilla 51 . De nuevo, la prensa radical identificó el electorado carlista con el clero y las clientelas de los diputados por Cuenca de época isabelina: Ha votado todo el clero catedralicio y parroquial, los sacristanes, los acólitos, los músicos, los cantores y familiares, fámulos y seminaristas de San Julián y San Pablo, y todo el que con sufragio ha tenido a bien ejercitar su derecho, excepto el señor arcediano, el señor abad y el señor obispo, si bien con las influencias propias de su carácter han visitado a todas o la mayor parte de sus humildes ovejas, y mandado recaditos de atención, envueltos con alguno que otro apercibimiento, llevando muchos electores que antes votaron a Catalina, a Coronado y a Flaguera; 52 .

Resulta interesante observar una clasificación profesional de las candidaturas presentadas por ambos partidos, tanto para concejales como para formar parte de las mesas electorales:

RADICALES

CANDIDATOS CONCEJALES

Nº PROPIETARIOS EMPLEADOS CESANTES PROF. LIBERALES FABRICANTES COMERCIANTES MILITARES ARTESANOS LABRADORES

Prop. y Prof.

CARLISTAS Prof. y Prop.



5 2

Prop. Prof. y y Prof. Prop.

1 2 1 1

5

3 2 1 -

1

1 2 1

1

Fuente: elaboración propia a partir de AMCU: Leg. 821, exp. 32 y leg. 918, exp. 2.

CANDIDATOS

RADICALES

CARLISTAS

MESAS

51 52

ELECTORALES



PROPIETARIOS EMPLEADOS CESANTES PROF. LIBERALES

1 11 4 -

Prop. y Prof.

Prof. y Prop. 1



Prop. y Prof.

Prof. y Prop.

2 3 4 1

1

AMCU: leg. 613, exp. 3. El Eco de Cuenca, 13-XII-1871.

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Congrés Internacional Pere Anguera FABRICANTES COMERCIANTES MILITARES ARTESANOS ESTUDIANTES LABRADORES JORNALEROS NO SE INDICA SE DESCONOCE

3 1 1 -

1 1 1 1 1 1

Fuente: elaboración propia a partir de AMCU: Leg. 821, exp. 32. y leg. 918, exp. 2.

Llama la atención la fuerte presencia de empleados y cesantes entre los aspirantes a presidente y secretarios escrutadores de las mesas electorales. Dicha presencia era mayor en el caso de los radicales, lo que se explica por su reciente acceso al poder. Por otra parte, el alto número de cesantes en esta formación tiene relación por el enfrentamiento desde finales de 1870 entre radicales y progresista-demócratas disidentes y unionistas, que mantenían el control del ayuntamiento y el gobierno civil. El número de empleados también es elevado entre los carlistas, pero lo supera el de cesantes. Esta circunstancia pude guardar relación con el desalojo del poder de la administración isabelina, cuyos elementos se habrían reconstruido ahora al servicio de la comunión católico-monárquica. Esta idea se refuerza con la presencia de dos empleados y un cesante como candidatos a concejales por esta formación, que contrasta con el perfil de los candidatos radicales. La repetición de las elecciones tuvo lugar en enero de 1872. No hubo sorpresas: las candidaturas monárquico-católicas volvieron a triunfar con 332 votos frente a 218 radicales. Fue elegido nuevo alcalde Manuel Pajarón, que ya había desempeñado la misma función antes de septiembre de 1868 53 . Sólo unos días después de resolverse la borrascosa contienda electoral entre carlistas y radicales-republicanos en Cuenca se hizo público el acuerdo de coalición electoral de dichos partidos frente al ministerio de Sagasta. La quiebra del progresismodemocrático en octubre del año anterior, había dado lugar a un parlamento ingobernable. La intención del presidente del Ejecutivo, era obtener una mayoría parlamentaria cómoda y homogénea, lo que, conocido el precedente de las elecciones de 1871 llevó a los radicales a promover una estrategia defensiva con un elevado coste político. Al mismo tiempo que ordenaba la participación en las elecciones, el pretendiente avanzaba en la planificación de la insurrección armada.

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AMCU: LAACU, 29-I-1869.

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Antes de conocerse el pacto, El Eco de Cuenca alertaba sobre la creación de comités carlistas “en todos los pueblos de la provincia”, siendo en casi todos los casos “presidentes los curas y secretarios los sacristanes” 54 .

Las actas de adhesión a la monarquía de Alfonso XII 55 , exigidas en 1875 a aquéllos que habían formado parte de comités carlistas 56 , nos permiten analizar la extensión de la organización del partido en la provincia en su momento de mayor extensión. Las suscribieron 394 individuos pertenecientes a 65 comités locales. Existía 54

El Eco de Cuenca, 17-II-1872. Boletín Oficial de la Provincia de Cuenca: anuario de 1875. 56 Vid. DÍEZ CANO, Leopoldo-Santiago: “Carlismo en Salamanca en el Sexenio. Notas sobre un movimiento “marginal””. Studia Historica, Historia Contemporánea. Nº 4, Núm. 4, pp. 33-49.[En línea:] http://campus.usal.es/~revistas_trabajo/index.php/0213-2087/article/viewFile/6502/6502 [Consulta: 15-I2011] 55

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por tanto una estructura que abarcaba una serie de poblaciones en las que habitaban 78.970 habitantes. Por decirlo de otro modo, los comités monárquico-católicos se habían extendido en sólo un año por el 34% de la provincia. Sólo el partido radical dio lugar a una estructura de similar extensión. Desde marzo de 1870, los radicales crearon comités en al menos 51 municipios, que sumaban un 31% de la población de Cuenca. La mayor concentración de comités carlistas se daba en los partidos de Belmonte (15 comités sobre un total de 26 municipios) y Motilla (14 sobre 26). Los partidos de Cuenca (10 comités) y Priego (13 comités) se encontraban por debajo de estas cifras, pero aún así la implantación de los mismos era considerable. La Ley de 1 de enero de 1871 “estableciendo la división de distritos para las elecciones de diputados a Cortes” concentró en seis distritos los ocho partidos de la provincia. El de Belmonte fue dividido entre los de Tarancón, San Clemente y Huete, los tres que registran una menor adhesión al carlismo. Algunos municipios de Cuenca y Priego fueron separados del partido para integrarse en los de Cañete y Huete. En la división resultante se atenúa la concentración de áreas con mayor presencia carlista en una misma demarcación electoral. Sólo el partido de Motilla, feudo del radical Vicente Romero Girón, permaneció inalterado. La colaboración de los dos partidos mayoritarios en la provincia dio lugar a una importante victoria sobre las candidaturas ministeriales57 . El carlista Manuel García Rodrigo venció en el distrito de Cuenca por 3.865 votos frente a los 3.511 de Leandro Rubio. Los resultados de la capital, rotundamente favorables al candidato de la coalición, fueron determinantes: computando únicamente los sufragios emitidos en los restantes municipios del distrito, la victoria habría sido de Leandro Rubio por 3.190 frente a 2.933. La coalición llegó a contar 5 actas de las 6 en disputa. Finalmente quedarían en 4, al revocarse el informe de la Comisión del Congreso, favorable a Felipe Sendín. El candidato radical por Huete, que ya había llegado a tomar posesión de su cargo 58 , se limitó en su breve paso por las Cortes a protestar por las sustituciones injustificadas de los ayuntamientos carlistas de Portalrubio, Castillejo del Romeral y Buendía 59 . El 14 de abril el pretendiente había ordenado el alzamiento dando comienzo a la guerra civil. Pese a que en Cuenca no se registraron conatos insurreccionales, el

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AMCU: leg. 625, exp. 10. DSC: 26, 29-V-1872. pp. 510-511. 59 DSC: 31, 5-VI-1872. 58

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gobernador civil también decretó la destitución de los concejales carlistas de la capital 60 .

CONCLUSIONES: Las dinámicas observadas en el marco de la provincia de Cuenca nos permiten avalar la hipótesis de que el auge de la comunión católica-monárquica responde a una reestructuración de las clientelas políticas trabadas durante la época isabelina. El acceso al poder de los partidos revolucionarios daría lugar a un período de reestructuración y vacilaciones, en el que la iniciativa política católica sería capitalizada por el clero de la diócesis. El desgaste de los sucesivos gobiernos, la abdicación de Isabel II, y el seguimiento de los acontecimientos la comuna de París y de Roma llevaron a la inclusión de personalidades provenientes del neocatolicismo y el moderantismo en el partido carlista, y el crecimiento de sus apoyos sociales. Dichas circunstancias se hicieron sentir con intensidad en la provincia de Cuenca en la formación de juntas desde febrero de 1871, en las manifestaciones públicas de adhesión al papado y al obispo de la diócesis, así como en las elecciones de 1871-1872. La procedencia de los agentes que intervinieron en tales procesos revela una línea de continuidad respecto a la administración prerrevolucionaria, dominada en Cuenca por un sector neocatólico que en parte se había nutrido de la incorporación de antiguos carlistas. Todo ello nos permite avalar, en el ámbito conquense, la propuesta de Juan Antonio Inarejos de “catalogar a la región [castellano-manchega] como una zona de carlismo pasivo o geográfico” 61 , en la que la contrarrevolución se manifestó con considerable y persistente intensidad.

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AMCU: leg. 613, exp. 3. y leg. 718, exp. 24. Dicho concepto ha sido propuesto por ARÓSTEGUI, Julio; CANAL, Jordi y GONZÁLEZ CALLEJA, Eduardo: op. cit. p. 146. 61

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