La Orden de Caballeros del Santo Sepulcro en Mallorca

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Descripción

La Orden de Caballeros del Santo Sepulcro en Mallorca Dr. Luis Valero de Bernabé, Marqués de Casa Real

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os Caballeros de la Orden del Santo Sepulcro participaron en la conquista del reino oro de Mallorca, llevada a cabo por el rey Jaime I de Aragón en el año 1229. Se encontraban encuadrados dentro de la mesnada del Vizconde de Bearne. En La Concordia firmada el 23 de diciembre de 1228, entre el rey Jaime I de Aragón y los magnates, prelados y burgueses catalanes y aragoneses, en la que se decidió la conquista de las Baleares, en aquellos tiempos aún en poder de los moros, se formalizaba la promesa real de repartir proporcionalmente las tierras, los castillos, las villas, las casas, y los bienes muebles que se obtendrían en la conquista según el número de caballeros y hombres armados que aportara cada uno. De sus términos nos han dejado una detallada información los cronistas Bernat Desclot, en su Crónica General de la Conquista del Reino de Mallorca, y Fray Pedro Marsilio, en su Crónica de la Conquista de Mallorca, ambos coetáneos de la misma. En la misma aparece el nombre de Guillermo II de Moncada, Vizconde del Bearn, que se comprometía a aportar 100 caballeros en su mesnada.

Jaime I La expedición formada por 1500 lanzas y quince mil peones partió de Barcelona el 5 de septiembre de 1229, embarcada de 155 naos de muy diverso según el cronista Ramón Montaner. La batalla de Portopí fue el principal enfrentamiento armado en terreno abierto, entre las tropas cristianas de Jaime I y las musulmanas, falleciendo en ella numerosos nobles, entre ellos el Senescal Guillermo II de Moncada Vizconde del Bearne. Tras derrotar a los musulmanes se produjo el asedio y saqueo de la ciudad Madina Mayurqa, tras lo que hubo que vencer los últimos núcleos de resistencia refugiados en las montañas hasta que tres meses después se logró la pacificación total de la isla.

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La Orden de Caballeros del Santo Sepulcro en Mallorca Dr. Luis Valero de Bernabé, Marqués de Casa Real

.. Guillem II de Montcada i Bearn

Tienda de campaña de Jaime I

Una vez finalizada la conquista de la isla de Mallorca, el 31 de diciembre de 1229, el Rey encargó a una comisión que midiese y tasase las tierras y casas tomadas a los moros, estableciendo ocho partes que se agruparon en dos lotes de similar extensión y configuración geográfica, en su total denominado el Pariatge, que según lo acordado se repartieron entre el Rey y los Magnates, Prelados, nobles y burgueses que habían participado. Según se recoge detalladamente en el Llibre del Repartiment. a) La Medietas Regis o Parte Real: comprendía los distritos de Inca, Pollensa, Sineu y Arta, más la mitad de la ciudad de Palma, en la que existían 816 Alquerías o aldeas, más un gran número de Rafales o caseríos aislados, de las que Jaime I entregó 326 a los Cavallers que constituían su Mesnada, como los Moncada, Auger, Mataplana, Santacilia... y otros muchos nobles catalanes y aragoneses, así como numerosos pecheros e incluso súbditos italianos y franceses que le habían ayudado en la campaña. b) La Medietas Magnatum o parte de los magnates se repartió entre los cuatro porcioneros que a su vez debían repartir las tierras entre sus caballeros, hombres libres y comunidades religiosas. Se dividió en cuatro grandes lotes, uno que se entregó al Conde del Rosellón, formado por los distritos de Valldemosa, Manacor y Bunyols; otro al Conde de Ampurias, al Obispo de Gerona y al Abad de Sant Feliú de Guixols, constituido por los distritos de Meno, Soller y la Albufera de Alcudia; otro para el Vizconde del Bearn, con el distrito de Canarrosa; y el cuarto que se repartió entre el Obispo de Barcelona y Berenguer de Auger, con los distritos de Andratx, Calvia y Puigpunyent, en el que se incluía media ciudad de Palma, pues la otra mitad se había repartido entre los municipios de Barcelona, Tarragona y Gerona, además de los derechos de comercio con las islas El Vizconde Guillermo de Moncada falleció en la contienda y su viuda Doña Garsendis, Vizcondesa de Bearne y Condesa de Viana, en nombre de su hijo Gaston de Bearne, heredero y sucesor de la porción del reino que por derecho de conquista había correspondido a su padre el senescal, entregó gran parte de su territorio á la Orden del 2

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La Orden de Caballeros del Santo Sepulcro en Mallorca Dr. Luis Valero de Bernabé, Marqués de Casa Real Santo Sepulcro, cuyos caballeros habían acompañado a su fallecido esposo, con la alquería de Banyols, en el término de Canarrosa, parroquia de Alaró, con 22 jovadas de tierra, comprendido la aldea de Jarfán; la alquería Beniahuir, hoy llamada Son Fiol, en dicho mismo término; la alquería Sepulcra, la alquería de Pedro Truy y la de Yarfa, todas en el mismo término de Masnou; así como en la ciudad de Palma, situadas junto a Sitjar, varias casas, un horno, un oratorio cristiano, construido sobre las ruinas de una mezquita mora llamada Dalguiveni, que los caballeros sepulcristas edificaron la iglesia de Santa María del Sepulcro y en ella se sepultaron los restos del fallecido vizconde. Según donación otorgada el 4 Idus de Septiembre de 1232 ante el notario Bernardo Company. Durante cincuenta años los Comendadores de la Orden Sepulcrista se encargaron de organizar y mantener las caballerías, necesarias para la defensa de la isla contra los ataques de la morisma, al igual que hacían los demás barones feudales con tierras en la isla. Hasta que Guillermo de Puigdorfila, Consejero y Gran Privado del monarca mallorquín Jaime II, logró por sus presiones que la orden sepulcrista cediera sus tierras al rey de Mallorca Jaime II, en virtud de transacción estipulada en Perpignan a 4 de las calendas de Diciembre por Frey Raimundo de Villalta, Prior Sepulcrista de Mallorca, ante el Notario Real micer Pedro Calidis. El monarca seguidamente vendería a su privado, por 20.000 sueldos barceloneses, todos estos bienes por escritura pública del once Kalendas de Agosto de 1281, ante el notario real Arnaldo Miralles, los cuales pasaron así a la Casa de Puigdorfila, incluida la iglesia de Santa María del Sepulcro, que continuó con la misma devoción que antes tenía y en donde los Puigdorfila establecieron su panteón familiar hasta su demolición en 1843. Además, adquirió seguidamente la alquería de Masnou, con todos sus alodios y derechos, incluida la jurisdicción civil y criminal, lo que fue también autorizado por el referido monarca por auto de 4 de enero de 1285, ante el notario de Perpignan Miguel Rollandi. Don Guillermo de Puigdorfila se convertía así en propietario feudal de dicha Baronía Sepulcrista con su correspondiente mere y mixto imperio, asumiendo en contrapartida la obligación de mantener armas y caballos, por cada unas de las alquerías compradas. Sus sucesores continuaron como señores de la Baronía del Santo Sepulcro y se establecieron en la ciudad de Palma fijando su residencia en la calle del Sepulcro, en donde se encontraba también la referida iglesia. El último varón de la familia sería Don Gaspar de Puigdorfila Villalonga, Teniente Coronel del Regimiento de Milicias Provinciales de Mallorca, Familiar y Alguacil Mayor del Santo Oficio que en el año 1812 heredó el vínculo de Masnou con la Baronía del Santo Sepulcro, tras el fallecimiento de su padre Don Jorge Puigdorfila Villalonga (Palma, 18 de septiembre de 1722/1812). En su matrimonio con su deuda Doña Ana María Brondo Puigdorfila, no tuvieron hijos varones que pudieran continuar el apellido de la Casa, sino solo dos hijas: Doña Ana María, la mayor casada con Don Joaquín Fuster Santandreu y heredera con la que se afeminó el apellido Puigdorfila, y Doña María Magdalena, que profesó como religiosa agustina y que toda su vida guardó gran devoción por el Santo Sepulcro.

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