La ontología de la lengua en la Sociolingüística

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Descripción

La ontología de la lengua en la Sociolingüística Ariel Vázquez Carranza Resumen La presente investigación documental explora las definiciones de lengua (i.e., ontologías de la lengua) que han surgido en la Sociolingüística. En particular, se examinan tres tipos de estudios sociolingüísticos: la Lingüística Laboviana (e.g., 1972), la Etnografía de la Comunicación (Gumperz y Hymes, 1964) y el Análisis Conversacional (Sacks, 1992). Antes de analizar dichos estudios sociolingüísticos, se expone la ontología de la lengua desarrollada por Chomsky (1986) la cual sirve como punto de referencia para contrastar las tres diferentes ontologías. Seguido de esto, se presenta la ontología de la lengua formulada por Labov (1977), se discute la crítica que ha recibido y se examinan algunas propuestas que apuntan a la integración de factores sociales con la estructura lingüística. Con respecto a la Etnografía de la Comunicación, se expone su ontología de la lengua (Hymes, 1974, 1986) en conjunto con una ontología de la cultura (Sapir, 1921; Hymes, 1972) y se da una explicación de la relación entre lengua y cultura. En cuanto al Análisis Conversacional, se examina su ontología de la lengua (Ochs, Schegloff y Thompson, 1996), su método para el estudio lingüístico y se ilustra cómo la gramática es vista como un recurso interaccional. La sección final de este análisis propone que para la Sociolingüística la lengua es una entidad enteramente social y funcional, i.e., la lengua transmite significados sociales, refleja el orden social y expresa la identidad de los hablantes. Palabras clave: Ontología de la lengua, Filosofía de la lingüística, Filosofía de la Sociolingüística, Lingüística Laboviana, Etnografía de la Comunicación, Análisis Conversacional 1. Introducción* En el libro titulado A Realist Theory of Science, Bhaskar (1975) habla de una falacia epistémica al decir que “statements about being can always be transposed into statements about our knowledge of being” (p. 16). Por ejemplo, lo que sabemos sobre *

Le agradezco al Dr. Xoán Paulo Rodríguez Yáñez por sus comentarios hechos a una versión anterior de este trabajo. Agradezco también a la Dra. Verónica del Carmen Villafaña Rojas por sus comentarios hechos a borradores de este manuscrito. Vázquez Carranza, A. (2015). La ontología de la lengua en la Sociolingüística. 1er. Congreso en Educación y Humanidades, “La educación vista desde el aula y su papel social”. Universidad Autónoma de Querétaro, Facultad de Filosofía.

la lengua (i.e., la epistemología de la lengua) es lo que es la lengua (i.e., la ontología de la lengua), ni más ni menos. Por lo tanto, lo que es la lengua se reduce a lo que sabemos de ella. Bhaskar también nos dice que el ser de cualquier entidad (e.g., la lengua) es independiente del conocimiento que tenemos sobre ella. Por ejemplo, la lengua puede tener patrones que existen a pesar de no haber sido descubiertos aún y dichos patrones forman parte de la ontología de la lengua, i.e., son significativos para la ontología de la lengua. A pesar de que la lengua es el objeto de estudio de la lingüística (i.e., el estudio científico de la lengua), para los lingüistas no es tarea fácil formular una ontología de la lengua que pueda funcionar para todas las diferentes formas de hacer lingüística. Esto se debe a las diferentes propiedades ontológicas que tiene la lengua. Botha (1992) menciona cerca de ocho diferentes propiedades ontológicas de la lengua: ‘material’, ‘de conducta’, ‘mental’, ‘biológica’, ‘social’, ‘cultural’, ‘abstracta’ y ‘autónoma’. Dependiendo de qué tipo de lingüística hagan, los lingüistas se alinean con un paradigma lingüístico en particular. En términos generales existen dos paradigmas o enfoques para el estudio de la lengua: el paradigma funcionalista y el paradigma formalista. Dik (1978) menciona que el paradigma funcionalista toma a la lengua como un instrumento de interacción cuya función principal es la comunicación y cuya relación psicológica es la habilidad de realizar interacciones sociales. Para los funcionalistas el estudio de la lengua incluye factores sociales y contextuales. Por el contrario, para los formalistas el estudio de la lengua se hace de manera independiente a factores sociales y contextuales. Es decir, el paradigma formalista toma a la lengua como un conjunto de oraciones cuya función

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principal es la expresión de pensamientos y cuya relación psicológica es la capacidad de crear, interpretar y evaluar oraciones. El estudio de la lengua en relación a la sociedad, i.e., la Sociolingüística (Hudson, 1996), está bajo el enfoque funcionalista (Williams, 1992). De acuerdo con Figueroa (1994), históricamente la investigación sociolingüística se ha encargado de estudiar la comunicación y la interacción, la variación lingüística y las variedades de una lengua, la función social del uso de la lengua, el desarrollo y cambio lingüístico, una lista que incluye trabajos hechos dentro de la Etnografía de la Comunicación, el análisis del discurso, la variación sociolingüística, la sociología de la lengua, la pragmática, la dialectología, la estilística, además de estudios sobre lenguas criollas y pidgins (Figueroa, 1994: 24). Esta lista no está completa, ya que por ejemplo falta la mención de estudios sobre planeación lingüística y derechos lingüísticos entre otros. A pesar de que la sociolingüística esta dentro del paradigma funcionalista, al aplicar diferentes metodologías de investigación sociolingüística cada tipo de estudio acuña su propia ontología de lengua. En el presente análisis examino tres tipos de Sociolingüística para identificar cómo estos tres tipos de estudios definen a la lengua i.e., cuál es su ontología de la lengua. En este artículo examino la lingüística de William Labov (Lingüística Laboviana), la Etnografía de la Comunicación y el Análisis Conversacional. Elegí la Lingüística Laboviana y al Etnografía de la Comunicación porque además de ser dos enfoques fundacionales de la Sociolingüística, constituyen una oposición importante a la ontología de la lengua propuesta por la llamada revolución de la lingüística de Chomsky. Elegí de igual manera al Análisis Conversacional porque aun cuando su

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metodología no se enfoca exclusivamente al uso de la lengua como lo señala Clift (por publicar) “...[it] may do as much, if not more, than any other to illuminate it” (p. 17) considero importante discutir su ontología de la lengua pues es una disciplina que ha incrementado su institucionalización en las dos últimas décadas. En primer lugar se analiza la ontología de la lengua del paradigma formalista, es decir, la ontología de la lengua propuesta por Chomsky. Comienzo con esto porque también un objetivo este análisis es discutir la relación que existe entre la ontología de Chomsky y la ontología de los tres tipos de Sociolingüística a tratar. 1.1 La revolución de Chomsky en la lingüística “Philosophy itself cannot but benefit from our disputations, for if our conceptions prove true, new achievements will have been made; if false, their refutation will further confirm the original doctrines. So save your concern for certain philosophers; come to their aid and defend them. As to science, it can only improve”. Galileo Galilei (1967 [1632]: 37-8) En palabras de Searle (1972), la lingüística antes de Chomsky era “a sort of verbal botany” (p. 3). Es decir que los lingüistas se encargaban de diseñar métodos para clasificar los elementos lingüísticos de un determinado corpus. El propósito de la lingüística estructural era encontrar regularidades en un corpus para hacer un catálogo de los fonemas, morfemas, palabras y frases de una lengua en particular y así poder hacer predicciones generales acerca de esa lengua, o bien, los lingüistas estructurales recaban la información necesaria para poder producir enunciaciones como las que produciría un nativo hablante de una lengua determinada (Harris, 1951: 365). Con este enfoque científico, el estudio de la lengua estaba situado dentro del empirismo científico (o positivismo lógico) ya que la fuente de conocimiento sobre las lenguas se derivaba de evidencia empírica (i.e., un corpus de una lengua en particular). Esto 4

significaba que factores no observables, como las facultades mentales del los hablantes, eran completamente ignoradas. En Syntactic Structures Chomsky (1957) sugirió que los métodos usados por la lingüística estructural para el análisis de oraciones eran inadecuados porque a diferencia de los fonemas, morfemas e incluso palabras, el número de oraciones de una lengua es infinito. En otras palabras, no es posible hacer un catálogo que contenga todas las oraciones que pueden ocurrir en una lengua. Chomsky además argumentó que los métodos de la lingüística estructural eran incompetentes para la explicación de oraciones ambiguas, particularmente cuando dicha ambigüedad era ocasionada por la estructura de la oración y no por las palabras de la oración. Por ejemplo, la oración en inglés ‘I like her cooking’ puede significar ‘me gusta lo que ella cocina’, ‘me gusta la manera en la que ella cocina’, ‘me gusta el hecho de que ella cocine’, ‘me gusta el hecho de que ella ha estado cocinando’; etc. (Searle, 1972: 5). Debido a esto Chomsky propuso una nueva metodología y por consecuencia una nueva ontología de la lengua. Chomsky argumentó que el objetivo de la lingüística debería ser el crear una teoría que pudiera explicar el número infinito de oraciones de una lengua. Esta teoría se usaría para describir la estructura gramatical de las oraciones de una lengua. Chomsky le llamó a esta teoría gramática generativa ya que el objetivo de los lingüistas es buscar un aparato que pueda generar las oraciones de una lengua. En otras palabras, de acuerdo a Chomsky, los lingüistas, en lugar de buscar métodos para completar la taxonomía de una lengua utilizando los enunciados de un corpus, deben buscar los mecanismos que generan la lengua en la mente del nativo hablante. Por lo tanto, los lingüistas deben estudiar el conocimiento que el nativo hablante tiene sobre su lengua

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mediante el uso de intuiciones. Es decir, al tener a un nativo hablante juzgando qué oración en su lengua suena gramatical y cuál no, el lingüista busca establecer las reglas gramaticales necesarias para la construcción de oraciones en una lengua. Estas nuevas ideas generaron su propia ontología de la lengua. Chomsky introdujo dos posiciones ontológicas: (1) la lengua es un sistema cognitivo y (2) la lengua es el reflejo de una facultad innata (Borsley, 2008). Estas posturas establecieron que el objeto de estudio de la lingüística es una propiedad interna, a la cual le llamó Lengua-I (la lengua interna o competencia lingüística). Junto con la Lengua-I, Chomsky (1986) introdujo también el concepto de Lengua-E (la lengua externa o performance lingüístico). Él define a la Lengua-I como “some element of the mind of the person who knows the language, acquired by the learner, and used by the speaker-hearer”, y define a la Lengua-E como el conjunto de eventos discursivos que el hablante puede realizar, la “collection (or system) of actions or behaviours of some sort”, aparentemente en conjunción con una explicación de su contexto de uso o su contenido semántico, y cuya propiedad principal es la gramática la cual enumera sus elementos. Chomsky también menciona que la Lengua-E debe ser estudiada de manera independiente a propiedades de la mente o del cerebro. Chomsky (1965) apartó a la Lengua-E del enfoque principal de la lingüística ya que de acuerdo con él los datos lingüísticos de este tipo (i.e., discurso natural) “show numerous false starts, deviations from rules, changes of plan in mid-course, and so on” lo que constituyen datos de mala calidad (p. 31) ya que no constituye ejemplos puros de la Lengua-I. Chomsky asegura que ejemplos puros de la Lengua-I se encontrarían

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en una hipotética y homogénea comunidad de habla donde el habla de las personas no está influenciada por ningún factor social. En resumen, las ideas de Chomsky sitúan a la lingüística dentro de la psicología ya que el objeto estudio i.e., la Lengua-I del individuo, es un elemento cognitivo. La metodología propuesta, no empírica, y la ontología de la lengua como facultad mental sitúan a la lingüística dentro del realismo debido a que la lingüística de Chomsky se enfoca en las estructuras y mecanismos que generan y explican a la lengua (Borsley, 2008). En otras palabras, la metodología y la ontología de la lingüística propuestas por Chomsky se basan en el estudio de los procedimientos mecánicos de una entidad inobservable (la Lengua-I). Esta metodología de la lingüística no ofrece ninguna explicación o información sobre la Lengua-E, a esta se le considera como un concepto secundario cuya explicación no le corresponde a la lingüística. En las secciones siguientes se discuten algunas de las reacciones a las ideas de Chomsky provenientes de académicos en las ciencias sociales. Concretamente, en la sección 2, presento la crítica a la que se ha enfrentado la ontología de la lengua propuesta por William Labov y dos propuestas teóricas que han intentado conciliar esta ontología de la lengua con la de Chomsky. En la sección 3, se discute el enfoque etnográfico del estudio de la lengua el cual intenta explicar que tanto la cultura como la lengua son entidades internas del individuo. La sección 4 describe la perspectiva del Análisis Conversacional la cual representa un enfoque relativamente nuevo para el estudio de la lengua en la interacción social. 2. La Lingüística Laboviana

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Una característica sobresaliente de la lingüística de Chomsky es que las lenguas son estudiadas en aislamiento y centradas en el individuo. Esto significa que la interacción y la relación entre los hablantes, al igual que el contexto donde se producen las lenguas, no son consideradas por los lingüistas. Estas ideas generaron reacciones en los estudiosos de la Sociología, quienes argumentaban que las investigaciones que no toman en cuenta a los hablantes ni a las sociedades representan tareas infructuosas y poco gratificantes ya que las lenguas son entidades sociales (Labov: 1977: 124). William Labov menciona que el objetivo del análisis lingüístico es describir patrones regulares del habla y no las idiosincrasias de un individuo en particular (1977: 95). El enfoque que propone Labov sugiere una ontología de la lengua diferente. Evocando a la definición de langue de Saussure, la Lingüística Laboviana toma a la lengua como un hecho social (Figueroa, 1994) debido a que la lengua es una propiedad compartida por la comunidad. La Lingüística Laboviana concibe los patrones regulares de la lengua como factores lingüísticos sociales los cuales representan una correlación entre características lingüísticas y factores sociales (Pateman, 1987: 59-83). Labov (1977) introdujo el concepto de variable rule (regla de variación) la cual es una característica lingüística presente en la comunidad cuya variación es el resultado de factores sociales (e.g. raza, clase social, edad, sexo, etc.). Labov argumenta que las reglas de variación son parte del conocimiento del hablante acerca de la lengua. Labov utiliza esta herramienta metodológica para formular argumentos estadísticos acerca de la correlación entre

características lingüísticas y factores sociales con el fin de

encontrar patrones lingüísticos en el habla de la comunidad. Es así que al analizar patrones regulares en el habla de las personas el lingüista construye la gramática del

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habla de la comunidad

y no solamente construye la gramática de un individuo.

Pateman (1987: 60) nos dice que la metodología de Labov consiste en recabar datos de individuos, buscar variación en los datos (e.g. diferentes realizaciones fonéticas) para analizarlos estadísticamente, establecer y definir correlaciones de variación y así poder escribir reglas de variación las cuales describen las variantes apropiadas en diferentes contextos lingüísticos o sociales. Esta metodología se enfoca en el estudio del uso de la lengua en contexto en lugar de estudiarla en aislamiento. Figueroa (1994) describe la Lingüística Laboviana como una sociolingüística realista ya que se centra en cómo la lengua es usada en el mundo real y en lo que el uso de la lengua nos pude revelar acerca de la estructura de la lengua. De acuerdo con Botha (1992), la crítica que la ontología de la lengua de Labov recibió se basa en dos argumentos principalmente: (1) las reglas de variación son la sumas del comportamiento verbal de una comunidad de habla (p. 208). Esto es, la regla de variación da explicaciones acerca de la lengua de un grupo de hablantes. No es claro cómo la información que implica la regla de variación es adquirida por los niños cuando adquieren la lengua. Por ejemplo, cómo es que los niños adquieren la regla: en el contexto X, se debe usar la variante Y solamente el Z% (Bickerton, 1971). También no es claro cómo la regla de variación opera en la mente de los hablantes para mantener el comportamiento verbal del hablante dentro de los límites estadísticos asentados en las reglas del grupo (Botha, 1992: 209). Por lo tanto, (2) la regla de variación no representa relaciones cuantitativas que existen como parte de una realidad lingüística social, sino que son sólo artefactos de la metodología de Labov (Idem.: 210). Wardhaugh (2006: 1987) explica que las reglas de variación son generalizaciones

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estadísticas del uso de la lengua las cuales indican las normas lingüísticas de una determinada comunidad. Estos comentarios sugieren que la metodología de Labov es incapaz de dar explicaciones sobre la Lengua-I, y solamente puede describir su uso. Sin embargo, Hudson(1996) presenta una teoría que puede explicar y predecir la conexión interna entre factores sociales y la estructura de la Lengua-I. Hudson argumenta que hay dos variables mentales que influyen al hablante al escoger una determinada variante lingüística. Estas dos variables mentales son: (1) la evaluación del hablante (o el punto de vista distintivo) y (2) la lealtad social. La primera consiste en las creencias personales del hablante sobre la relación entre factores sociales y la variante lingüística. En este caso el hablante se basa en su propia experiencia, así que entre mayor sea la similitud entre las experiencias de los hablantes mayor será la similitud entre sus evaluaciones y creencias. Hudson define la lealtad social como el grado de lealtad que tiene el hablante hacia su grupo social (e.g. clase social), este grado de lealtad está ligado a la variable lingüística. A diferencia de Labov, Hudson argumenta que la gramática y la variación lingüística son parte del hablante, del individuo, y no de la comunidad. La teoría de Hudson se puede considerar como un intento para explicar datos sociolingüísticos dentro del marco de la ontología de la lengua de Chomsky ya que la lengua se considera como algo individual. Bender (2007) también presenta una propuesta que considera factores sociales y la estructura lingüística. La ontología de la lengua de Bender es parecida a la ontología de Chomsky. Bender argumenta que una teoría universal que pueda integrar teorías sobre la Lengua-I y la Lengua-E produciría modelos lingüísticos superiores y podría además explicar diferentes tipos de datos. Dicha teoría podría ser considerada una teoría social

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y cognitivista. Bender sugiere que para integrar estas dos teorías se deben incluir las siguientes tres nociones: (1) significados sociales, que son las categorías sociales que las acciones lingüísticas de los hablantes indican. Por ejemplo, Bender (2005) demuestra cómo los escuchas afroamericanos evalúan el uso del verbo to be por hablantes del inglés afroamericano, de acuerdo a una escala de personalidad, en donde la presencia del verbo se evaluó como confiable, agradable, educado, y su ausencia como poco educada, desagradable, etc. (2) tipos sobre-especificados o pedazos de estructuras lingüísticas prefabricadas, los cuales sugieren que existen frases fijas en nuestras mentes cuyas unidades lingüísticas son idóneas para la variación. Como ejemplo Bender muestra el estudio realizado por Bybee y Scheibman (1999) sobre la variación en inglés de don’t en frases fijas como I don’t know o Why don´t you. (3) La probabilidad lingüística, la cual consiste en el conocimiento probabilístico del hablante que le sirve para modular el contexto gramatical. Para ejemplificar esto, Bender menciona el estudio de Gahl y Garnsey’s (2004) donde se muestra cómo cuando los hablantes leen la misma secuencia de palabras en diferentes contextos sintácticos su pronunciación de las palabras varía dependiendo de la probabilidad que tienen los verbos de aparecer en un contexto sintáctico determinado. Los argumentos de Hudson (1996) y Bender (2007) son ejemplos de intentos por reconciliar el enfoque que toma a la lengua como parte de una comunidad de habla con la ontología de la lengua de Chomsky. Sin embargo, estos dos autores no tratan de resolver la principal crítica que la ontología de la lengua de Labov ha enfrentado, la cual tiene que ver con los procesos mentales que revelan la relación entre factores sociales y características lingüísticas. Por ejemplo, la Lingüística Laboviana no explica aspectos

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que tienen que ver con la adquisición de la lengua. En general, la Lingüística Laboviana se centra en la descripción estadística de patrones lingüísticos en una comunidad de habla, descripción que ayuda al lingüista a identificar variación y cambio en la lengua (cf. Chambers et al., 2002). A pesar de que la sociolingüística de Labov no coloca a la lengua como parte del individuo sino como parte de la comunidad, se puede argumentar que la Lingüística Laboviana toma a la lengua como una característica de la expresión racional del individuo con la que expresa una identidad social (Williams, 1992: 92). Aunque este enfoque ve a la lengua como una entidad social, existen aspectos sociales que no se toman en cuenta, por ejemplo, aspectos relacionados con la interacción social y la cultura. En la siguiente sección, se discuten dos enfoques interaccionales para el estudio de la lengua, estos enfoques se adhieren a la ontología de la lengua de Sapir (1929), la cual nos dice que: “Language is primarily a cultural or social product” (p. 214). 3. La Etnografía de la Comunicación Botha (1992) nos dice que una de las críticas principales que ha recibido la ontología de la lengua de Sapir es el hecho de que Sapir (1921) toma a la lengua como “a noninstinctive, acquired, ‘cultural’ function”(p. 2). Es decir, de acuerdo a Sapir los humanos no están biológicamente predestinados a hablar, esta idea fue desacreditada por Chomsky con el argumento de la pobreza del estímulo. La importancia de la ontología propuesta por Sapir es que se centra en implicaciones sociales y culturales del uso de la lengua. Esta ontología de la lengua influenció el trabajo de algunos académicos que notaron que temas relacionados con la función de la lengua no habían sido integrados en una teoría sobre lengua y sociedad. Por ejemplo, Dell Hymes (1962) hizo un 12

llamado a un enfoque que subrayara la importancia de factores sociales y culturales en la comunicación y que se centrara en patrones de conducta comunicativa determinados por la cultura. Este enfoque se le conoce como la Etnografía de la Comunicación (Gumperz y Hymes, 1964; 1972). Las influencias que tiene este enfoque datan mucho antes de la lingüística de Chomsky, provienen de otra revolución de la lingüística la cual se generó dentro de la Antropología (e.g. los trabajos de Boas, Saussure, Sapir y Bloomfield). En ese entonces hubo un cambio donde en lugar de analizar textos históricos para la descripción lingüística se analizaba a los propios hablantes de la lengua en su contexto social y cultural (Williams, 1992). La metodología de la Etnografía de la Comunicación consiste principalmente en trabajo de campo, i.e., el investigador se involucra en las actividades de la comunidad, observa, le pregunta a los nativo hablantess y compara sus intuiciones con la de los miembros de la comunidad (Saville-Troike, 2003). A diferencia del realismo de la Lingüística Laboviana, la cual se interesa por la langue de Saussure, la Etnografía de la Comunicación constituye una expresión de la sociolingüística relativista cuyo centro de atención es la parole de Saussure (Figueroa, 1992). Para la Etnografía de la Comunicación “speech and writing are means, resources, which different groups and individuals make different use of, and what those uses and meanings are must be established empirically in the given case” (Hymes, 1986: 15). Desde la perspectiva de Hymes (1974), la lengua está intrínsecamente ligada a la historia, a la sociedad, a la evolución cultural, e inclusive, a las idiosincrasias existentes en las interacciones de los hablantes. Por lo tanto, la lengua es un fenómeno social y por esta razón el punto de partida para estudiarla debe ser social y no lingüístico.

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Para el desarrollo de este enfoque fue necesario proponer una ontología de cultura relacionada con el uso de la lengua. Sapir (1921) toma a la cultura como “the social inherited assemblage of practices and believes that determines the texture of our lives” (p. 221). En otras palabras, la cultura es lo que la gente hace y piensa. El problema de esta ontología de cultura es que toma a la lengua como un producto social, por lo que cualquier teoría lingüística basada en estas ideas es vulnerable a ser desacreditada por la ontología de la lengua de Chomsky. Es por esto que la Etnografía de la Comunicación generó una ontología de la cultura que pude coexistir con la Lengua-I de Chomsky. Hymes (1972) concibe a la cultura como conocimiento, i.e., como una propiedad interna del los seres humanos. Emulando a la terminología usada por Chomsky para referirse a la Lengua-I, Hymes denomina a este conocimiento lingüístico-cultural como competencia comunicativa y argumenta que las habilidades y evaluaciones del hablante están ligadas a características socioculturales, Hymes argumenta que “a normal child acquires knowledge of sentences, not only as grammatical, but also as appropriate. He or she acquires competence as to when to speak, when not, and as to what to talk about with whom, when, where, in what manner. In short, a child becomes able to accomplish a repertoire of speech acts, to take part in events, and to evaluate their accomplishment by others. The competence, moreover, is integral with attitudes, values, and motivations concerning language, its features and uses, and integral with competence for, and attitudes toward, the interrelation of language with the other code of communicative conduct…” (Énfasis añadido) (Idem.: 277) Hymes nos dice que una teoría del uso de la lengua es también una teoría de competencia lingüística y no una teoría aparte (de performance) como los sugería Chomsky. El argumento principal de Hymes para sustentar estas ideas es que la competencia depende del conocimiento y del uso y el performance es la expresión

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externa de la competencia. Esta explicación relaciona intrínsecamente a la lengua y a la cultura y subraya la idea de que el performance es la realización de evaluaciones y habilidades lingüísticas y culturales. Hymes propone cuatro puntos de convergencia entre el sistema lingüístico y el sistema comunicativo: (1) algo puede ser gramatical, cultural y comunicativo pero también puede ser agramatical, no cultural y no comunicativo. (2) algo puede ser gramatical, cultural y comunicativo pero no posible, i.e., algo difícil de ser procesado no ocurre, por ejemplo, el enunciado en inglés “the mouse the cat the dog chased ate had a white tail”, el enunciado es gramatical pero es difícil de procesar por el cerebro humano. (3) algo puede ser apropiado o no dependiendo del contexto social, y (4) algo puede ser gramatical, factible y apropiado pero puede no ocurrir, este último punto tiene que ver con la noción de que los hablantes saben las probabilidades de que algo ocurra en los diferentes contextos sociales. Hymes no explica en detalle cómo se relacionan entre sí el sistema cultural y el lingüístico en la mente de los hablantes, i.e., no da una explicación de cómo es el enlace interno entre cultura y lengua dentro de la mente de los hablantes. Se puede decir que el performance lingüístico es evidencia audible y visible de dicho enlace. La Etnografía de la Comunicación sólo sugiere que la lengua es la expresión de la cultura, la cual muestra cómo el individuo ve el mundo que le rodea (Williams, 1992: 202). Con el objetivo de dar una posible explicación de este enlace interno entre lengua y cultura, hago referencia a la explicación que Hudson (1996) da sobre la relación que existe entre lengua, pensamiento y cultura, la cual represento con el diagrama de la figura 1.

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Figura 1. La relación entre lengua, pensamiento y cultura (reconstruido de Hudson 1996) Hudson nos dice que el conocimiento cultural juega un papel importante en la comunicación y explica que la lengua y la cultura son conocimiento. El conocimiento lingüístico consiste en elementos lingüísticos (e.g. elementos léxicos, fonológicos y sintácticos), y el conocimiento cultural es adquirido socialmente y es compartido por los miembros de la comunidad. El conocimiento lingüístico y el cultural convergen en el pensamiento a través de la memoria y la inferencia cuyos objetos son los conceptos y proposiciones. La mayoría de las palabras son conceptos, por ejemplo, las palabras ‘aceite’, ‘agua’ o ‘flotar’. De manera similar, la mayoría de las oraciones expresan proposiciones, por ejemplo, ‘el aceite flota en el agua’. Por lo tanto, los hablantes usan elementos lingüísticos para analizar y reportar su experiencia del mundo a través de una combinación de elementos fonológicos, sintácticos y semánticos. Los conceptos

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culturales y proposiciones son aprendidos por las personas mediante la socialización. Por ejemplo, el concepto ‘iglesia’ involucra la proposición ‘la gente guarda silencio en la iglesia’ la cual nos hace inferir el tipo de comportamiento requerido al visitar una iglesia. El significado de los elementos lingüísticos y el de los conceptos culturales se guardan en la memoria. El significado de los elementos lingüísticos, conceptos culturales y proposiciones establecen una relación con el mundo que rodea a los hablantes. Ahora bien, la comunicación (i.e., el entendimiento y uso del habla) requiere el uso del conocimiento lingüístico y el cultural. Para construir segmentos de habla recurrimos a elementos lingüísticos y también necesitamos el conocimiento pragmático el cual se deriva del conocimiento cultural. Hudson dice que el conocimiento pragmático consiste en inferencias: “the hearer infers what the speaker intends, and the speaker infers the best way to express the message. Inference is like a mental calculation – if A, B and C are true, what follows?” (p. 81). Por último, los hablantes asignan categorías lingüísticas relevantes socialmente a los diferentes eventos comunicativos y crean conceptos, por ejemplo, hablar con un amigo puede ser categorizado como un evento comunicativo informal mientras que dar una presentación en una conferencia puede ser categorizado como un evento comunicativo formal. Por lo tanto, los hablantes infieren y acomodan su lengua a contingencias culturales en la interacción. El análisis de Hudson explica de manera sistemática cómo los conocimientos lingüísticos y culturales están relacionados. La explicación complementa la noción de competencia comunicativa (i.e., conocimiento cultural) formulada por Hymes al señalar cómo esta se relaciona con el conocimiento lingüístico (i.e., la Lengua-I). Con las ideas de Hymes y de Hudson se puede complementar la ontología de la lengua propuesta

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por Sapir, es decir, la lengua vista como un producto cultural y donde la lengua es una intersección entre los conocimientos lingüísticos y culturales. La Etnografía de la Comunicación utiliza esta ontología de la lengua para estudiar aspectos culturales del uso de la lengua, investiga y da explicaciones lingüísticas de una propiedad interna (i.e., la cultura). Para Hymes (1974) al evaluar el papel que juega la lengua en la cultura y la sociedad el marco de referencia utilizado debe de venir de la comunicación y la etnografía y no de la lengua misma ni de la lingüística. En general, este enfoque sociolingüístico subraya el hecho de que sólo el estudio de la Lengua-I no puede representar una visión holística del estudio de la lengua ya que la lengua y la cultura son parte del individuo y están intrínsecamente relacionadas entre sí. En la siguiente sección presento la tercera concepción ontológica de la lengua que proviene del Análisis Conversacional. 4. El Análisis Conversacional Este enfoque sociolingüístico toma a la lengua como un recurso utilizado para la realización de acciones sociales en la interacción. El Análisis Conversacional tiene sus bases filosóficas en la ontología posterior de la lengua de Ludwig Wittgenstein la cual dice que la lengua es “a bewildering variety of complex human activities, undertaken with multifarious purposes” (énfasis añadido) (Quinton, 1967: 395). En otras palabras, los humanos usan la lengua no solamente para describir el mundo que les rodea sino también para hacer cosas. Wittgenstein (1958) argumenta por ejemplo que el significado de las palabras se debe encontrar en el uso que se les da a estas en habla. En los años sesenta Harvey Sacks inició un tipo de investigación (a la que ahora se le conoce como Análisis Conversacional) para descubrir el orden de las actividades 18

humanas realizadas en la interacción. Su trabajo estuvo influenciado, entre otros, por la sociología de Erving Goffman (1963) y la etnometodología de Harold Garfinkel (1972). De manera similar a la lingüística de Chomsky, la investigación de Sacks se enfocó en describir las reglas que gobiernan la lengua, en el caso de Sacks, él estaba interesado en exponer las reglas que existen en el uso de la lengua, i.e., las reglas que los hablantes toman en cuenta cuando interactúan entre sí (Silverman, 1998). En otras palabras, Sacks no estaba interesado en propiedades internas de la mente sino en la estructura de la lengua en uso. Williams (1992) sugiere que a diferencia de la lingüística de Chomsky en donde el significado semántico de los enunciados se basa en las reglas de la sintaxis, para el Análisis Conversacional el significado semántico va más allá de la sintaxis: las reglas de la sintaxis son “interpretative aids as opposed to be causal agents. It is the account rather than the sentence which is the basic unit of analysis” (p. 161). Es decir que el Análisis Conversacional no se centra solamente en la estructura del enunciado sino en el porqué ese enunciando es producido en el encuentro interaccional. Otros elementos interaccionales, a parte de la lengua per se, son importantes en la construcción del significado, por ejemplo pausas, inhalaciones, movimientos corporales, gestos, risas, etc. Williams argumenta que en la lingüística de Chomsky se estudian las intuiciones del nativo hablante las cuales se utilizan para estudiar las reglas de la sintaxis, mientras que para el Análisis Conversacional las intuiciones del nativo hablante se usan para la interpretación de procedimientos sociales e interaccionales. Es importante mencionar que Sacks introdujo una ontología de la cultura que se basa en esta interpretación de

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procedimientos que el analista debe descubrir: “a culture is an apparatus for generating recognizable actions” (1992, Vol. I: 226). Sacks observó que la organización de la conversación depende del entendimiento mutuo de elementos interacciónales entre los hablantes. El paradigma de investigación establecido por Sacks se basa en dos principios fundamentales. El primero es la premisa que en las interacciones, al igual que en toda actividad humana, existe un orden (Sacks, 1984: 22). Sacks establece la idea de que las interacciones son producidas metódicamente por los hablantes quienes turno a turno muestran su entendimiento mutuo (Schegloff y Sacks, 1973). El segundo principio del paradigma está relacionado con la realización secuencial de actividades en la interacción. Es decir, Sacks argumenta que, mediante la producción metódica de la interacción, los hablantes llevan a cabo actividades que consisten en secuencias reconocibles de acciones (Sacks, 1992). Un claro ejemplo de la aplicación de estos dos principios se encuentra en el artículo innovador y fundador del Análisis Conversacional: A simplest systematic for the organization of turn-taking for conversation by Sacks, Schegloff y Jefferson (1974). El Análisis Conversacional es una expresión del relativismo y realismo dentro de los estudios sociolingüísticos. En general, el objetivo de los estudios conversacionales es el descubrir la estructura organizacional del habla y la sistematicidad de las actividades llevadas a cabo en las interacciones humanas (o habla interaccional como se les conoce en la disciplina). Para realizar esta tarea el analista examina grabaciones de audio y/o video de interacciones cotidianas las cuales se transcriben con la finalidad de capturar en detalle la producción temporal del habla (Clift, et al., 2006: 5).

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Una diferencia metodológica entre la Lingüística Laboviana, la Etnografía de la Comunicación y el Análisis Conversacional es que las dos primeras utilizan informantes, i.e., reportan los resultados de las tareas que los informantes realizan (e.g. lectura de lista de palabras) o las respuestas que los informantes dan a preguntas. La Lingüística Laboviana, por ejemplo, consiste en el reporte de explicaciones estadísticas del uso de la lengua relacionadas con factores sociales. De manera similar, la Etnografía de la Comunicación reporta las observaciones realizadas sobre patrones culturales y comunicativos de la comunidad de habla. Por el contrario, el Análisis Conversacional reporta sobre la estructura secuencial de las acciones realizadas por los hablantes en situaciones de la vida cotidiana. En general, para el Análisis Conversacional la lengua es uno de los instrumentos utilizados dentro de la interacción social y la gramática es considerada como parte de una variedad de recursos que intervienen en la organización de la vida social de las personas, i.e., el Análisis Conversacional toma a la gramática como un conjunto de prácticas organizacionales de la conducta humana (e.g. Ochs, et al., 1996a). Ochs et al. (1996b) nos dicen que “grammars are abstract mental structures that organize linguistic elements within utterances that in turn comprise social interactional work” (p. 34). En otras palabras, los hablantes utilizan los recursos gramaticales de su lengua para llevar a cabo acciones en la interacción. Ochs et al. también mencionan que la interacción social puede influenciar la organización de la gramática ya que la interacción social es “the universally common place medium of language acquisition, language maintenance, and language change”; esto significa que la gramática es circunstancial a la interacción social. En general, Ochs et al. hacen referencia a la

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ontología de la lengua de Sapir al decir que la lengua (i.e., la gramática) es “part of the essence of interaction itself…[it] is inherently interactional (p. 38). Cabe notar que esta concepción ontología de la lengua coincide con la idea de Chomsky de que la propiedad principal de la Lengua-E (la cual es una colección o sistemas de comportamientos) es la gramática. [Ford, et al., 2002: 20] John: An’ how are you feeling? Y ¿cómo te sientes? (0.4) these days, Estos días, Ann: Fa:t I can’t- I don’t have a waist any more Gorda no puedo- ya no tengo cintura

Por ejemplo, en el extracto anterior, Ford et al. (2002) muestran que cuando hay problemas de reciprocidad en la conversación, es decir, cuando el destinatario de un turno de habla no le está poniendo atención al emisor de dicho turno, ocurren constituyentes o incrementos gramaticales. Ford et al. mencionan que en el extracto John completa su pregunta sin tener la mirada o atención de Ann (condición que los hablantes tratan como problemática, see Goodwin, 1979). John no obtiene una respuesta inmediata a su pregunta, así que produce el adverbio de tiempo ‘these days’ buscando la respuesta de Ann quien dirige su mirada hacia John mientras él completa el incremento y es entonces que Ann prosigue a contestar la pregunta. Este es un ejemplo de cómo los hablantes usan los recursos gramaticales (e.g. constituyentes) para realizar acciones en la interacción (e.g. buscar reciprocidad o llamar la atención). En resumen, el Análisis Conversacional toma a la lengua como un instrumento utilizado en la realización de acciones sociales en la interacción. La lengua ocurre en la comunicación la cual es el despliegue de entendimiento mutuo entre los hablantes. La 22

interacción es organizada y consiste en secuencias de actividades sociales reconocibles. La estructura de la Lengua-I (i.e., la gramática) es considerada como uno de los recursos utilizados por los hablantes para realizar dichas actividades sociales. Se puede argumentar que el Análisis Conversacional se dedica a descubrir los sistemas o colecciones de conductas de la Lengua-E. Hasta aquí he presentado las tres concepciones ontológicas de lengua que se han formulado dentro de tres disciplinas encargadas de estudiar a la lengua en relación con la sociedad. En la sección final de este artículo presento una propuesta general sobre la ontología de la lengua dentro de la Sociolingüística. 5. Una ontología sociolingüística de la lengua Hasta el momento se ha presentado cómo se relacionan los tres tipos de Sociolingüística tratados en este trabajo con la lingüística de Chomsky. Esto es, Labov rechaza la idea de estudiar a la lengua aislada de su contexto social, incluso él se resistió al concepto de ‘sociolingüística’ (Labov, 1972: xiii) dado que no concebía poner a los factores sociales separados del estudio lingüístico. La noción de competencia comunicativa elaborada por la Etnografía de la Comunicación complementa la visión de lengua de Chomsky; y por último el Análisis Conversacional investiga la estructura de la lengua pero centrándose en el comportamiento social e interaccional de los hablantes. Como se pudo apreciar los tres tipos de sociolingüística han formulado diferentes ontologías de la lengua:

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Paradigma Lingüística Laboviana Etnografía de la Comunicación Análisis Conversacional

Ontología de la lengua La lengua es una propiedad compartida por la comunidad de habla. La lengua y la cultura son propiedades internas del hablante y están intrínsecamente relacionadas entre sí. La lengua es uno de los instrumentos utilizados para la realización de acciones sociales en la interacción.

Tabla 1. Ontologías de la lengua formuladas por tres tipos de Sociolingüística. Como se vio, aun cuando estos tres paradigmas sociolingüísticos estudian la LenguaE, cada uno utiliza una metodología diferente. Por ejemplo, uno incluye el análisis estadístico de elementos lingüísticos, otro utiliza observaciones de aspectos lingüísticos y culturales y el otro realiza un análisis turno por turno de conversaciones cotidianas. Los tres paradigmas sociolingüísticos tienen sus propios campos de investigación y por si mismos constituyen áreas establecidas dentro de la Sociolingüística: a la Lingüística Laboviana y a las investigaciones influenciadas por ella (e.g. Chambers et al. 2002) se le conocen comúnmente como Sociolingüística Variacionista; a la Etnografía de la Comunicación y al Análisis Conversacional se les considera como ejemplos de la Sociolingüística Interaccional. En general los tres paradigmas comparten aspectos de la ontología funcionalista de la lengua presentada al principio del artículo. Sin embargo, ¿es posible formular una ontología de la lengua que sea más particular de los estudios sociolingüísticos? En libros introductorios a la sociolingüística las definiciones de lengua varían entre sí, por ejemplo, Wardhaugh (2006) define a la lengua como “what members of a particular society speak” (p. 1), mientras que Hudson (1996) dice que la lengua es “a body of knowledge and rules” (p. 1). Por su parte Trudgill (2000: 2) menciona que la lengua no solamente es un medio de comunicación sino que también es algo que establece 24

relaciones sociales y conlleva información sobre los hablantes. Quizá debido a su carácter introductorio estos libros no explican la concepción ontología de la lengua desde el punto de vista de la Sociolingüística ni

tampoco tratan la naturaleza

metodológica de la disciplina. Al parecer se deja al lector inferir estos dos aspectos viendo los contenidos de los libros. Se puede decir que para la Sociolingüística la lengua es una entidad social y de comportamiento, la cual está estructurada por la sociedad y por el comportamiento de los hablantes. La lengua conlleva significados sociales, refleja el orden social y expresa las identidades de los hablantes, y al estudiarla usando las metodologías de la Sociolingüística se puede descubrir aspectos relevantes de la lengua y del comportamiento social de los hablantes. Algunos sugieren que al estudiar a la lengua desde el paradigma funcionalista, los lingüistas están estudiando una entidad interna de la mente del individuo. Por ejemplo, Williams (1992) argumenta que “language is a manifestation of the thinking subject who consciously employs it in interaction in order to establish understanding” (p. 231). Por otro lado, Enfield (2013) menciona que “when we study human interaction, we are studying the mind, in the real sense of that word: an interpretive system that is distributed through and across people, places, and times” (p. xviii). La Sociolingüística busca explicar la conexión que existe entre los mecanismos internos o individuales de la lengua con las contingencias sociales, culturales e interaccionales. Al estudiar a la lengua usando las metodologías sociolingüísticas se pueden obtener explicaciones sistemáticas del comportamiento social y lingüístico de los hablantes. Los estudios sociolingüísticos han demostrado que lo que es imperfecto

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o inexplicable para los gramáticos puede ser un “artful accomplishment of a social act” (Hymes, 1972: 272, al estar de acuerdo con Garfinkel, 1972) o en palabras de Hudson (1996): “sociolinguistics flourish where linguistics founder” (p. 18). Referencias Bhaskar, Roy (1975): A Realist Theory of Science. Verso, Great Britain. Bickerton, Dereck (1971): Inherent Variability and Variable Rules. Foundations of Language, Vol. 7 (4), 457-192. Bender, Emily M. (2005): On the Boundaries of Linguistic Competence: Matched-guise Experiments as Evidence of Knowledge of Grammar. [En línea] En R. D. Borsley, (ed.) Lingua 115 (11), 1579-1598, special volume on data in syntax, semantics and pragmatics. Disponible en http://www.sciencedirect.com Bender, Emily. M. (2007): Socially meaningful syntactic variation in sign-based grammar, [En línea] En D. Adger y G. Trousdale (eds.), English Language and Linguistics Special Issue on Variation in English Dialect Syntax: Theoretical Perspectives. Disponible en http://faculty.washington.edu/ebender/papers/Bender_ELL_2007.pdf [Accesado el 24.10.2014] Botha, Rudolf P. (1992): Twentieth Century Conceptions of Language: mastering the metaphysics market. Blackwell, Oxford. Borsley, Robert. D. (2008): Changing views of linguistics. Clases de la materia “Filosofía de la Lingüística”, Universidad de Essex. Otoño de 2008. Bybee, Joan y Scheibman, Joanne (1999): The effect of usage on degrees of constituency: the reduction of don't in English. Linguistics 37 (4), 575-596. Chambers, Jack K., P. Trudgill y N. Schilling-Estes (eds.) (2002): Handbook of Language Variation and Change. Blackwell, United Kingdom. Chomsky, Noam A. (1957): Syntactic Structures. Mouton, Netherlands. Chomsky, Noam A. (1965): Aspects of the Theory of Syntax. M.I.T. Press, United Kingdom. Chomsky, Noam A. (1986): Knowledge of the language: its nature, origins and use Praeger, New York. Clift, Rebecca. (por publicar). Conversation Analysis. Cambridge University Press. Clift, R., P. Drew y I. Hutchby (2006): Conversation Analysis. En Ostman J-O. y Verschueren J. (eds.) en colaboración con ElineVersluys. Handbook of Pragmatics. John Benjamins, Great Britain. Dik, Simon C. (1978): The Functional Grammar. North-Holland, Amsterdam. Enfield, Nick. J. (2013): Relationship thinking: Agency, enchrony, and human sociality. Oxford University Press, New York. Figueroa, Ester., 1994. Sociolinguistic Methadeory. Pergamon, Great Yamouth. Ford, Cecilia E., Fox, Barbara A. y Thompson, Sandra A. (2002): Constituency and the grammar of turn increments. En Ford, C. E., Fox B. A. y Thompson, S. A. (eds.), The Language of Turn and Sequence. Oxford University Press, New York, 14-38. 26

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