La ola: Manifestación artisticodeportiva o representación del control de masas.

July 21, 2017 | Autor: Antonio Reyna | Categoría: Semiotics, Art, Popular Culture, Visual Semiotics, Sport, Etnografía
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Descripción

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Introducción. En una de mis visitas a un estadio de futbol para ver con un amigo un partido, el hecho de haber llegado con más de una hora de anticipación y a que el sol apremiaba intensamente sobre nosotros, me dio motivos para distraerme - además de la provocada por la cerveza en turno -. La necesidad de distracción pareció no ser exclusiva mía, ya que de pronto comenzaron las guerras de porras, seguida de la clásica ola. Considero que está de sobra describir a detalle la definición de la ola, pero con esta me refiero a la acción donde los asistentes en un estadio se ponen de pie con los brazos levantados y después vuelven a sentarse. Si hay suficiente gente y la mayoría de los asistentes participan, haciendo esto en bloques, da la apariencia de una ola de mar. Esos minutos previos al partido me dieron la oportunidad de reflexionar por un momento, sobre ¿cómo es que se inicia o quién la inicia? ¿Cómo es que sin importar idioma, raza, creencias politicoreligiosas o cualquier otra variante sociocultural, todos sabemos lo que tenemos qué hacer y cuándo hacerlo para ser parte de ella? Y más importante, ¿acaso una sola persona inicia la ola y logra que miles de personas hagamos lo que él o ella quiere, es decir, participar en la ola y básicamente sin oponer resistencia? ¿Puede la ola ser al mismo tiempo una manifestación artística, una deportiva y una representación sígnica digna de estudio del control de las masas? El presente trabajo tiene como objetivo reflexionar sobre la naturaleza de esta manifestación, para responder dichas cuestionantes.

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Desarrollo. El artista y soldado Oskar Schlemmer (1972, 50), escribió desde el campo de batalla en la primera guerra mundial “el nuevo medio artístico es más directo: el cuerpo humano”. Está por demás la explicación de la importancia del cuerpo y sus distintas representaciones, como vehículo para la manifestación artística. La danza, el performance, los músicos interpretando ciertas piezas, entre otras, son bien reconocidas por quienes están inmersos en ciertos círculos sociales denominados artísticos, es decir, en donde se tratan temas de las bellas artes - debido a la naturaleza dicotómica que forma nuestra realidad, siempre me he preguntado cuáles serán las feas artes -. Sin embargo, las manifestaciones corporales que atañen a otros círculos, tienden a ser delimitados de acuerdo a su categorización, como por ejemplo el deporte y sus distintas representaciones. Debido a la categorización de estas manifestaciones corporales y sociales, son reflexionadas desde distintas disciplinas y teorías, tendiendo a olvidar sus áreas de traslape y similitud. “¿Qué tiene que ver el futbol y la ola, con el arte?” me preguntaron en alguna ocasión. En realidad yo no logro percibir esa frontera abismal entre lo denominado arte, deporte y sus distintas manifestaciones, aunque cabe aclarar que cuando respondí a quien me preguntó, cuestionándole que para él qué era el arte, me dijo “pues pinturas o esculturas o las cosas que exhiben en los museos”. Partiendo de la denominación práctica del arte y del artista, cuya diferencia va enfocada a lo considerado ciencia y no a las distintas representaciones sociocorporales, un artista o quien posee “tekné”, de acuerdo a Rivera (2007, 13 19) “un artista es alguien que ejerce el pensamiento práctico...es capaz de elaborar planes y estrategias para dirigir sus acciones...puede utilizar conceptos y teorías para dar solución a problemas específicos...es consciente de las razones que sustentan sus acciones”. Este mismo autor cita a Aristóteles “la reflexión de por sí nada mueve, sino la reflexión por causa de algo y práctica…un experto sabe qué hace, pero un artista sabe por qué lo hace”. Entonces, de acuerdo a esta definición, un artista sabe lo que hace y el porqué de su acción. Y así como quienes expresan distintas emociones a través de 5

manifestaciones como la danza, el teatro, el cine u otras consideradas bellas artes, los deportistas saben lo que hacen y el porqué. Sin embargo se tiende a distanciar categóricamente lo que sucede en el evento deportivo en sí, de lo que lo rodea y a su vez, forma parte de su naturaleza. Por ejemplo, en el futbol profesional, el fenómeno deportivo no es exclusivo de lo que sucede en la cancha con los jugadores, árbitros y balón, sino que lo que lo rodea, como lo que llevan a cabo los espectadores en los estadios o quienes lo ven o escuchan a través de distintos medios, los mismos medios de difusión y todos aquellos elementos que se involucran y conforman el evento, determinan la naturaleza del fenómeno. El futbol o cualquier deporte, así como cualquier manifestación artística es un signo, es decir, un estímulo - o conjunto de estímulos - cuya imagen mental está asociada a la imagen de otro objeto o estimulo, en otras palabras, es un estímulo con una intención de comunicar algo. La intención es la misma, comunicar e intercambiar emociones entre artista y espectador de la obra, ya sea a través del trazo de un pincel sobre un lienzo, que el del trazo de un pase de balón sobre el césped del campo de juego. Lo mismo sucede con los elementos que conforman el evento artisticodeportivo, se vuelven en sí mismos signos que intentan comunicar. Por ejemplo, la guerra de porras cuya naturaleza original es apoyar a determinado equipo, se transforma en competencia, comunicando determinadas emociones o cierto poderío sobre el otro, debido a que se transforma en una competencia en sí, por lo que conlleva que habrá un ganador y un perdedor y la maraña de significados que esta despertará. Algo similar sucede con la ola. Es una manifestación artisticodeportiva, ya que es parte de este tipo de fenómenos, la cual debe contener cierta estética visual entre los mismos participantes, para motivar a participar y es un signo que comunica hacia el evento mismo, hacia los rivales en turno y hacia todo aquel que sea testigo de la misma. Sin embargo, una misma representación - porra u ola - significará distintamente de acuerdo al contexto en el que se presente el fenómeno. Por ejemplo, la percepción y significación del evento no es la misma si se observa en forma directa, que a través de la televisión. E incluso si se recibe dicho estímulo en forma directa, no tiene el mismo significado si se está en compañía de amigos o familiares o se está solo. Y 6

todas estas percepciones, tienen a su vez una salida a través de distintas representaciones cotidianas, las cuales Moscovici (2001, 3) define como “entidades tangibles que corresponden por un lado, en la sustancia simbólica que las produce y por otro lado, en la práctica a través de la cual se produce esta sustancia”. La ola como representación - relativamente - cotidiana de un evento deportivo, es un fenómeno por demás complejo el cual contiene un trasfondo de representaciones y significaciones del comportamiento social dignas de estudio, ya que trasgrede distintas fronteras conceptuales. Por ejemplo, en esa ocasión en el estadio, aposté una cerveza con mi amigo a que yo era capaz de iniciar una ola. Aunque cabe confesar que parte de este experimento fue para satisfacer ciertos deseos dictadores reprimidos y saber si mis intenciones eran seguidas ciegamente por miles de personas. Entonces, mientras no sucedía nada de interés alrededor, me puse de pie y comencé a alentar a la gente para que iniciáramos una ola. Varios me miraban y rápidamente regresaban a sus cervezas y sus asuntos, en otras palabras, me ignoraron. Sin embargo, un par de minutos después, un tipo se puso de pie y comenzó a hacer lo mismo que yo intenté, alentó a la gente a lo que de inmediato varios se pusieron de pie y comenzaron a contar del uno al tres al unísono, para iniciar la ola al mismo tiempo. Para mi sorpresa, un gran bloque de decenas de personas comenzaron a hacer la ola al momento que se escuchó ¡tres! El resto del estadio continuó el movimiento, para que la ola alcanzara a dar varias vueltas al estadio. ¿Cómo fue que él pudo iniciar el movimiento de miles de personas y yo no? Son múltiples las significaciones e imágenes mentales asociadas al signo poder, sin embargo, en el plano de la retórica1 lo podemos definir como “la capacidad de hacer que otros ejecuten acciones que deseamos que sean llevadas a cabo, que otras personas se comporten según las intenciones y deseos de un agente específico” (Montero, 2003, 38). En otras palabras, poder sería la capacidad de motivación2. Con lo anterior escrito y a manera de respuesta inicial a mi pregunta sobre cómo el 1

Aristóteles define la retórica como un arte “cuyo fin no es persuadir, sino considerar los medios persuasivos para cada caso, como en todas las demás artes...viene a ser como el estudio de las costumbres o caracteres, al cual sólo es justo denominar política” (Aristóteles, 1968, 34-37). 2

“Motivación” proviene del latín “motivus” (movimiento) y el sufijo “sión” (acción). (Etimologías de Chile, 2013).

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tipo pudo iniciar una ola y yo no, además de cosificar el signo para agregarle un sentido de pertenencia, fue porque yo no tenía ese poder de convencimiento o esa capacidad motivadora. Farkas, Helbing y Vicsek (2002) hicieron un estudio sobre la física de la ola, para intentar explicar situaciones del control de masas3. Utilizando modelos matemáticos, se tomó como punto de partida para la comprensión de este fenómeno, lo que sucede en el tejido cardiaco. Este tejido conforma un medio ambiente muy excitable, en donde si existe un fenómeno en una zona del corazón, tiende a diseminarse a lo largo del órgano. Por ejemplo, si hay un estímulo eléctrico en una zona, este se disemina al resto del órgano, es decir, el corazón está compuesto por un tejido que tiende a actuar en cohesión de réplica y expansión, a diferencia de otros órganos del cuerpo, en donde si se presenta ese mismo fenómeno, la cohesión está enfocada a la contención de la zona afectada y no a la réplica del mismo. La hipótesis de estos investigadores era que si se lograba identificar el factor desencadenante del fenómeno de la ola, podría traslaparse a la explicación del control de masas, en donde los integrantes de estas se encuentran en un ambiente estimulante. Analógicamente, conceptualizaron a las personas como unidades excitables, ya que pueden ser activadas por estímulos externos y en una ola, al igual que en las células cardiacas, cuando una persona recibe un estímulo externo con suficientes agentes motivadores o persuasivos - observar que el grupo de personas contiguas realizan el movimiento completo de la ola -, replica dicho movimiento convirtiéndose a su vez en un estímulo externo para la persona o unidad cercana y esta unidad replica la misma acción, hasta que los factores de motivación disminuyen o desaparecen. Uno de los resultados encontrados fue que el estímulo inicial, para que logre el fenómeno masificador, depende del número de unidades que inician el estímulo, además del tipo, intensidad y velocidad de expansión de este. Es decir, era muy improbable que yo solo pudiese iniciar una ola - ya que ni siquiera mi amigo me acompañó en el conteo para iniciarla y ¿por qué habría de hacerlo?, si existía una apuesta de por medio -, mientras el tipo iba con un gran 3

Con este estudio confirmo que yo no era el primero que se ponía a reflexionar sobre este fenómeno artisticodeportivo, en lugar de simplemente disfrutar de la cerveza, como marcan los cánones sociales.

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número de cercanos y aparentemente era reconocido por otras personas del estadio, es decir, contaba con cierto capital simbólico4 entre los presentes. Esto es, no

dependía

en

lo

más

absoluto

si yo

tenía

o

no

poder

de

algún

tipo...probablemente. Así, para iniciar una acción, es más seguro lograr una réplica y masificación de la misma, si se inicia en forma grupal y no con estímulos aislados. El tipo y número de unidades con las que se inicia un estímulo masificador forma parte de los agentes motivadores. Al mismo tiempo, depende de que se cumplan otras premisas retóricas. Los discursos retóricos tienen dos componentes centrales: un componente racional o argumentativo, y otro emocional; ambos indispensables para la existencia de acción, es decir, motivación. Los aspectos emocionales son básicos para configurar nuestra ideología y nuestra cosmovisión, y la argumentación racional se encamina a sustentar nuestras prioridades emocionales. De ello podríamos deducir que la argumentación racional, por sí sola, es insuficiente para modificar los planteamientos que se basan en una elección emocional, y que, para provocar un cambio en los mismos, puede ser precisa una perspectiva emocional complementaria (Jiménez, 2014, 65). Iacoboni (2010, citado por Jiménez, 2014) señala la relación neuronal de regiones cerebrales

prefrontales,

en

donde

se

lleva

a

cabo

la

planificación

de

comportamientos complejos, la expresión de la personalidad, la toma de decisiones y las decisiones del comportamiento social; con regiones del sistema límbico cerebral, en donde se gestionan las emociones. Para la toma de una decisión, la secuencia cerebral natural es de la siguiente manera y en ese orden: emoción raciocinio - emoción. Por otro lado y a la par, existen en nuestro cerebro las denominadas neuronas espejo. Estas son una combinación de neuronas motoras y perceptivas situadas en la porción frontal y parietal de la corteza, las cuales se estimulan no únicamente cuando realizamos un movimiento corporal, sino también cuando observamos a alguien más realizar un movimiento. Esto genera que nuestro cerebro repita el 4

Prestigio, percepción positiva por parte de los otros, posición en una comunidad, creencia en sus decisiones, influencia en los otros (Bourdieu, 2010).

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movimiento de los otros, aunque nuestro cuerpo no se mueva y a su vez, permite que entendamos el contexto de las acciones de los otros y podamos predecir lo que acontece. Por ejemplo - si mi bagaje histórico de conocimientos sígnicos lo permite -, al ver que un perro levanta su pata trasera frente a un árbol, estas neuronas se estimularán aunque yo no levante mi pierna frente al árbol y me permitirá entender el contexto y anticipar que ese perro está a punto de orinar. Las neuronas espejo permiten identificarnos no solamente con los movimientos corporales de los otros, sino para completar el marco del entendimiento del contexto, nos identifican con las emociones asociadas a los movimientos, así sea de un movimiento brusco de la otra persona que nos signifique algún peligro, hasta el lenguaje corporal asociado al discurso mientras se transmite algún mensaje para identificar los movimientos corporales asociados a emociones de los demás (Jiménez, 2014, 71 - 76). Entonces, con todo lo anterior es posible comprender la situación que se presentó en el estadio de futbol. Por una parte, yo no contaba con el suficiente capital simbólico ante los presentes, además de ser una unidad independiente emitiendo un estímulo aislado aludiendo al raciocinio - indicando de primera instancia lo que yo pretendía que los demás hicieran -, sin respetar la triada emoción-raciocinioemoción. Y por otra parte, el tipo contaba con los suficientes elementos motivadores para lograr su cometido. En 1969 Ron Jones, un profesor de historia de una escuela preparatoria en California, llevó a cabo un ejercicio con sus estudiantes denominado “La Tercera Ola”, replicando modelos fascistas de control de las masas, como un ejercicio académico que se salió de control y logró una gran diseminación en la población, lo cual derivó en varias publicaciones y una película Alemana titulada “Die Welle” (Gansel, 2008). Jones llevó a cabo este ejercicio durante una semana para intentar comprender y responder a la pregunta, ¿cómo pudo el pueblo alemán, los ciudadanos de a pie, alegar ignorancia sobre lo que estaba pasando con los judíos durante la segunda guerra mundial? Durante esa semana, los alumnos adoptaron y replicaron una serie de ejercicios, abordando temas que podrían considerarse la receta para el control de las masas: Disciplina; Fuerza a través de la comunidad; Fuerza a través de la acción; Fuerza a través del orgullo; Fuerza a través del 10

entendimiento. Los alumnos de tal clase comenzaron a autodenominarse The Third Wave y el movimiento del grupo se había convertido en el centro de sus vidas. Comenzaron problemas comunitarios, ya que aparentemente hubo actos vandálicos y otros que grupos sociales religiosos y de otra índole no estaban de acuerdo. Para el final de la semana, el movimiento se había diseminado rápidamente, reclutando a una gran población par, los cuales incluso tenían un saludo particular para identificarse - tal como los nazis u otros grupos de control de masas -, el cual se asemejaba a una ola de mar, ya que notaron el poder de la cohesión y participación de las unidades. Fue tan rápida la réplica y masificación de las acciones y creencias de los participantes y nuevos reclutas, que el profesor tuvo que poner fin al movimiento, ante la preocupación de las acciones de los alumnos y de sus acciones propias como dictador (Jones, 1976).

Conclusiones. Las aproximaciones de estudio o comprensión de las diferentes prácticas artísticas, se han llevado a cabo desde distintas disciplinas, siendo la antropología y sus métodos, una de esas disciplinas que nos permiten la comprensión de dichas prácticas como fenómenos sociales, más allá de la manifestación de emociones. “Los artistas han investigado la temporalidad, eventualidad e inestabilidad del cuerpo, y han explorado la idea de que la identidad, más que ser una cualidad inherente, se representa dentro y fuera de las fronteras culturales” (Jones, 2006, 11). Las representaciones que siguen a los procesos neurológicos personales de motivación y a los acuerdos sociales resultantes del intercambio sígnico, es lo que da forma a nuestra realidad cotidiana, en las que se incluyen las manifestaciones artísticas. Wagner y Hayes (2011, 13) señalan que “nuestro conocimiento de lo cotidiano consiste en una red específica de conceptos, imágenes y creencias compartidas, es decir, las representaciones sociales que todos producimos y reproducimos”. Estas representaciones nos permiten a todos los inmersos en una sociedad, entender nuestro mundo, interpretando los eventos de lo cotidiano.

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La ola es un fenómeno complejo que representa simultáneamente distintas manifestaciones sociales cotidianas. Al presentarse casi exclusivamente en eventos deportivos, esta se vuelve parte de la naturaleza de estos, dando un distinto significado al evento si existe o no la presencia del fenómeno y por lo tanto, es posible considerarla como una manifestación deportiva. La estética visual necesaria para que pueda ser considerada una ola, requiere la participación de cientos o miles de individuos con un mismo objetivo, formando parte de un movimiento colectivo el cual bien podría categorizarse como un “happening” o un “performance” de naturaleza dadaísta, ya que si se reflexiona sobre su composición, cumple los requisitos para ser considerada como tal. A la vez, su comprensión desde la visión neurobiológica, la cual esclarece aspectos individuales como las relaciones neuronales entre emoción y raciocinio, así como las neuronas espejo y su importancia en la identidad social, como parte de factores motivadores que conforman un fenómeno persuasivo que se replica y expande, nos permite una reflexión profunda sobre su naturaleza y la cual puede ayudarnos a la comprensión de distintos fenómenos sociales, como se ejemplificó con el control de las masas.

Referencias. Aristóteles. (1968). Retórica. España: Editorial Aguilar. Bourdieu, P. (2010). El sentido social del gusto. Elementos para una sociología de la cultura. México: Siglo Veintiuno Editores. Etimologías de Chile. (2013). Motivación. Sitio web. Recuperado de: http://etimologias.dechile.net/?motivacio.n Farkas, I., Helbing, D., Vicsek, T. (2002). Mexican wave in excitable media. Nature, 419,131-132. Gansel, D. (2008). Die Welle. Rat Pack Filmproduktion. Alemania. Jiménez, A. (2014). La retórica clásica y la neurociencia actual: las emociones y la persuasión. Rétor, 4, 56 -83. Jones, A. (2006). El cuerpo del artista. Warr, T. (Eds). Inglaterra: PHAIDON. Jones, R. (1976). The third wave. Association for Humanistic Psychology Newsletter, 1-12. 12

Montero, M. (2003). Teoría y práctica de la psicología comunitaria. La tensión entre la comunidad y sociedad. Argentina: Editorial Paidós. Moscovici, S. (2001). Social representations. Explorations in social psychology. New York, USA: University Press. Rivera, L. (2007). La retórica en el diseño gráfico. México: Encuadre, Asociación Mexicana de Escuelas de Diseño Gráfico. Schlemmer, O. (1972). Lettters and Diaries of Oskar Schlemmer. Connecticut: Wesleyan University Press. Wagner, W., Hayes, N. (2011). El discurso de lo cotidiano y el sentido común: la teoría de las representaciones sociales. México: Anthropos, CRIM-UNAM.

*Sobre el autor: Es egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León como Médico, Cirujano, Partero. Estudió la Maestría en Salud Pública en el Instituto Nacional de Salud Pública, en Morelos. Actualmente es Candidato a Doctor en: Imagen, Arte, Cultura y Sociedad; en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Está dedicado al estudio de los fundamentos de la construcción social de la imagen y la comunicación participativa, así como la producción de videos documentales. Ha producido y dirigido varios spots y cortometrajes de ficción, educativos y documental, así como ser docente en algunas universidades en México. Contacto: [email protected]

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