La observación del mundo natural de Rudolph Philippi y el desarrollo de la ciencia natural en Chile 1853 – 1902.pdf

May 25, 2017 | Autor: Felipe Vilo Muñoz | Categoría: History of Science, History of Zoology
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Descripción

La observación del mundo natural y su representación material: Rudolph Philippi y el desarrollo de la ciencia natural desde el Museo Nacional de Santiago de Chile 1853 – 1902. Nombre: Felipe Vilo Muñoz Institución: Programa Magister en Historia, Universidad de Chile Resumen La obra del naturalista Rudolph Philippi (1853 – 1902) en Chile ha sido entendida desde miradas científicas pero no ha sido una tendencia en la disciplina histórica. Desde el campo de la historia de la ciencia se propone cambiar este rumbo a partir de la comprensión del trabajo científico generado por el naturalista alemán en las diversas expediciones realizadas a lugares tan recónditos como el Desierto de Atacama (1853 – 1854). En segundo lugar se realizará un análisis de los métodos científicos que Philippi desarrolló a partir de sus publicaciones científicas con el fin de comprender los pasos en su estudio de la comprensión tanto de su fauna como de la flora observada y capturada a través de sus investigaciones. El conjunto de estas operaciones permite establecer que la mayoría de los estudios que los naturalistas realizan forman parte del inicio de la construcción de las colecciones que se exhiben en el Museo Nacional de Santiago de Chile el que a partir de los años 1853 – 1898 Rudolph Philippi ejerce como su director. El presente estudio se inscribe en la historia de la ciencia campo que dentro de sus intereses se involucra con la ciencia desarrollada y construida por los naturalistas que a través de sus métodos empíricos de observación resultarán fundamentales en la fabricación del conocimiento de la naturaleza y el espacio musealizado que recrea artificialmente los elementos que se observan. Esta investigación contribuirá en esta línea a partir de una selección de trabajos que Philippi publicó al inicio y término de su vida académica. Conceptos clave: Historia de la Ciencia, ciencia natural, Rudolph Philippi, Museo Nacional de Santiago. Introducción En las últimas tres décadas los intereses de la historia de la ciencia han desarrollado el estudio de la ciencia natural a partir de las teorías de la historiadora Lorraine Daston quien argumenta que los naturalistas desde un primer momento destacaron por el uso de la observación como una herramienta para describir la naturaleza que los rodea (Daston, 2008:98). Aquel mundo natural visibilizado por las retinas del científico motiva la recolección de objetos (Daston, 2011:105-106) y la construcción de instalaciones que puedan exhibir los rincones más exóticos de las curiosidades observadas (Findlen, 2006:274). El museo de historia natural surge como un arquetipo de estas necesidades, transformándose en uno de los espacios idóneos para colocar la amplia gama de especímenes que abundan desde rocas minerales a la conservación de animales (Pearce, 1994:9-11).

La observación de la naturaleza es una compleja operación cognitiva en la que el naturalista se transforma en un observador de especies naturales que visualiza a partir de lo que su meticulosa retina intenta capturar las imágenes de especímenes tanto arbóreos como animales descritas a partir de una detallista narración superpuesta a un levantamiento de información con el fin de describir sus propiedades a partir de un listado de sus principales características cuantitativa, involucrando tablas de escritura numérica de las distintas extremidades que conforman los seres vivos que el naturalista observa. Todos estos pasos iníciales permiten desarrollar los pasos del método científico basado en el empirismo individual de quien realiza la ciencia. Si continuamos la trama descrita con anterioridad nuestro naturalista tomará las medidas de las especies que estudia con el fin de dar una representación científica acerca de su observación. Esto lo logra con un conjunto de bosquejos y anotaciones que al ser comparado con otros naturalistas termina siendo discutido y de algún modo aceptado en las comunidades académicas que se conforman. Parte de esta aceptación se representa a partir de textos enciclopédicos que recogen las visiones consensuadas de un conjunto de botánicos y zoólogos que desarrollaron este esfuerzo previo. Desde el siglo XlX este fenómeno ha madurado a la conformación de revistas académicas que generan una divulgación de las ideas que los científicos presentan. De este modo la ciencia natural se transforma en un trabajo acumulativo de las observaciones que se recopilan y por sobre todo en un fenómeno critico y de transformación constante en la búsqueda de las diferencias entre las observaciones que en algún momento se recopilaron bajo las obras de naturalistas anteriores. Dichos caminos de observación de la naturaleza finalizan con la exhibición museológica como expresión de las conclusiones científicas que son presentadas a una audiencia que no conoce los fenómenos que se adentraron en su construcción. La historia que poseen los museos de historia natural, fue iniciada desde fines del siglo XVl (Findlen, 2006:274) sin embargo no fue sino hasta finales del siglo XVlll cuando se presentan sus características contemporáneas. En efecto, fue la revolución francesa la que marco este precedente, a través de sus convicciones políticas reprodujo un impulso civilizatorio con el fin de capturar cualquier elemento natural que sirviese como legitimidad de sus ideas (Burckhardt Jr., 2007:676-677). De este modo debemos a Francia la construcción de los primeros museos contemporáneos de historia natural, los que en un momento albergaron seres vivos, pero debido a su complejidad en los procesos de climatización se opto por disecarlos (Burckhardt Jr., 2013:2). Aquellos animales y también objetos mineralógicos, pasaron de estar en su hábitat natural a un viaje que los removió de sus cimientos para transformarlos en objetos capaces de maravillar a espectadores ilusionados de ser dueños de una naturaleza encapsulada que podían controlar a placer. Durante el siglo XlX esta relación se profundiza a partir de aportes de disciplinas como la zoología, la que a través de la disección de animales represento un avance en la instalación y exhibición, que solo fue posible por la ejecución de prácticas científicas como la taxidermia, que sirvió de herramienta para la preservación que los curadores realizaban a los objetos animales (Leigh; Griesemer, 1989). Parte de este escenario nos contextualiza, al menos en el sentido historiográfico nuestro tema de estudio. Rudolph Philippi y la ciencia natural en el Chile decimonónico

Entre las instituciones científicas construidas en nuestro país se destacó el Museo Nacional de Santiago, como espacio del saber científico que se desarrollo bajo el impulso de la llegada de especialistas extranjeros dada la ausencia de científicos nacionales. La experiencia del museo será replicada en el corto plazo en las áreas de la ciencia que se desarrollan durante todo el siglo XlX. De esta manera se explica la migración de intelectuales europeos a partir del fenómeno denominado: “ciencia transnacional” (Schell, 2013) que generó una circulación de las ideas llegadas desde el viejo continente para lograr interactuar con la construcción científica en Chile. El Museo Nacional de Santiago ha sido artífice de los mencionados cambios de la ciencia en Chile. Su primer director (1830) Claude Gay inaugura este proceso impulsando su trabajo en múltiples áreas en las cuales destacan sus trabajos sobre botánica y su despliegue cartográfico que inician un proceso de divulgación política y social del desarrollo nacional que se evidenció “a través de los bosquejos y grabados exhibidos en sus mapas y representaciones de modelos sociales, ambientes propios, tareas y diversiones características de la cultura nacional” (Sagredo, 2010). La prematura partida de Gay deja inconclusa gran parte de sus labores científicas. Para encauzar este camino se contrata al naturalista Rudolph Philippi en 1853 quien logra vincular sus intereses académicos personales con los de un estado deseoso de representar la fauna nacional. Desde mediados del siglo XlX la ciencia en Chile se desarrolla bajo una estrecha relación ciencia – Estado, la que consolidó un contrato reciproco que logró materializar un conjunto de saberes que abarcan desde la existencia de revistas de difusión de los contenidos científicos, exhibiciones materiales y la publicación de literatura académica (Saldivia, 2005:38) que para este periodo se encuentra en pleno auge y concentrado particularmente en Santiago, “punto neurálgico y de encuentro para los acuerdos desarrollados por los científicos [naturalistas] y el propio gobierno” (Saldivia, 2005:52). Los intereses conjuntos que conforman los científicos patrocinados desde las esferas públicas generan una dinámica constructiva que determina un proceso de enriquecimiento acumulativo en décadas posteriores. Estos antecedentes refuerzan nuestro estudio que tiene como fecha de inicio 1853 año en que se nombra a Rudolph Philippi director del Museo Nacional de Santiago (Polanco, 2008:46) cargo que mantendrá hasta el año 1898. Los trabajos que Philippi desarrolla, abarca el terreno de “la botánica, la entomología, la osteología, zoología vertebrada e invertebrada e inclusive mineral y etnográfica” (Larroucau, 2003:27 – 28). Tales disciplinas no habían tenido cabida bajo la dirección precedente de Gay, las razones de este desarrollo se debieron a una mejora en él: “financiamiento, tipo de público lector, formato e idioma de publicación” (Sanhueza, 2010b:141). Con estas condicionantes el trabajo expedicionario de Rudolph Philippi se desarrolla desde múltiples lugares, Osorno, Chillán, Juan Fernández, son solo algunos nombres que fueron precedidos por la denominada expedición de Atacama (1853-54) que represento el inicio de sus trabajos y que en las décadas futuras de su desarrollo encontró un exitoso aparato publico que con la riqueza mineral del periodo finisecular nutrió económicamente sus investigaciones. Todas estas contribuciones consiguen capturar los objetos en la naturaleza, ya sea en su flora y principalmente su fauna que en el medio siglo de dirección zoólogos actuales

reconocen al poder catalogar cerca del 7.2% de la fauna conocida en Chile (Castro, Camousseight, Muñoz-Schick, Jaksic, 2006:139). El estudio de la naturaleza de Rudolph Philippi La expedición de Atacama desarrollada durante el verano de 1853 – 1854 representa nuestro punto de partida. Dicha expedición se transforma en la primera financiada por el Estado a Philippi realizada a solo meses de su nombramiento como director del Museo Nacional de Santiago. En esta experiencia el despoblado de Atacama ofrece las descripciones panorámicas de un naturalista que se esfuerza por entender el sistema ecológico en el que se inserta al entender las propiedades y características de las especies que logra observar. El extracto que a continuación presento respalda lo mencionado en este párrafo: “(…) La vegetación dominante de la colina granítica arriba mentada la forman varias especies de Quiscos, principalmente Echinoactus y dos especies de forma de columna o más bien de candeleros, que me parecen ambas nuevas para la ciencia. La una lleva una flor blanca larga de 5 ½ pulgadas en forma de embudo alargado, y es muy parecida al Quisco común de los alrededores de Santiago (Cereus quisco Gay), pero raras veces es más alta que dos o tres pies, la llamo Cereus nigripilis; la otra especie alcanza a 8 pies de altura y mas, es muy ramificada y lleva flores blanquizas muy cortas, como las del género Echinocactus.” (Philippi, R. 1860:3) Esta formación del escenario en que se sitúa el científico genera los primeros acercamientos que un naturalista desarrolla al intentar reconocer las especies que observa y del mismo modo buscar sus referentes comunes con especies que presentan similitudes o pertenecen a la misma familia. La experiencia de Atacama no se limita a la observación de la flora y fauna de la región septentrional de Chile. Al contrario Philippi inicia una completa búsqueda de especies animales que captura para poder ser estudiados con mayor detención: “(…) Aves. Siento sobre manera el ser breve con respecto a los pájaros que recogí. No estando las pieles muy bien preparadas, y habiendo otro trabajo más urgente que hacer, fueron puestos a un lado, y cuando las pedí para examinarlas una buena parte de ellas no se halló. Debo por consiguiente mencionar una que otro especie de memoria” (Philippi, R., 1860:143) “(…) Upercithia dumetoria. (…) Traje esta especie, común en Chile de las orillas del rio de Atacama. “(…) U. dumetoria, vulgaris y nigrofumosa (…) La U. antárctica es de un color uniforme bruno fuligonoso a excepción de la garganta manchada de flavo bermejo y la U. chilensis, que nos falta todavía en el Museo, tiene entre otros caracteres la gargante blanca con puntos obscuros.”(Philippi, R., 1860:144).” Capturar la imagen de una especie vegetal o animal iniciará en este momento un camino metodológico en donde observar in situ no resulta suficiente. Es decir el naturalista necesita realizar un estudio acabado a partir de las mediciones que presenta el animal o la especie vegetal determinada. De este modo si el científico desea recopilar una flor esta deberá ser arrancada o si existe un animal este deberá ser muerto para poder preservarlo en el estudio personal que Philippi en este caso buscaba. A partir de estas premisas destacamos un

estudio posterior escrito hacia el final de su vida, el cual realiza a la familia de los canidos (zorros) publicados en dos artículos el primero en 1896 y otro en 1901. Ambos trabajos recogen una profundización del estudio natural que Philippi desarrollo, destacando en primera instancia las mediciones y análisis que se realizan con el fin de poder catalogar y comparar con las especies ya conocidas en la literatura científica, en segunda instancia esta comparación permite a Philippi generar un juicio crítico acerca de si la especie es similar a otras o presenta elementos bajo las cuales se pueda diferenciar de aquellas transformando al animal en un hallazgo desconocido. Canis (Pseudalopex) Lycoides Ph. (Lobo del monte) Mediciones:

(Philippi, R., 1896:543) A modo de complemento del extracto anterior, debe tenerse presente los diversos textos de consulta con que Philippi determina un reconocimiento acerca de las semejanzas y diferencias con la especie estudiada: “(…) Esta especie es la más grande de todas las zorras de la punta de Sudámerica, y mui poco inferior en tamaño al lobo europeo, puesto que la longitud de este último supera la del C. lycoides solo en 0.10 La especie sudamericana se le aproxima más por su tamaño es el C. antarticus de las islas Malvinas cuya longitud es 0.915. que se diferencia esencialmente de todas las demás zorras sudamericanas por tener la punta de la cola enteramente blanca”. (Philippi, R., 1896:543) Cuando el animal (zorro) es finalmente estudiado el naturalista se apoya en una serie de textos enciclopédicos – en este caso de zoología – que recopilan las especies conocidas en el mundo. Esto es de suma importancia ya que las observaciones que Philippi posee son en definitiva contrastadas con las descripciones que otros naturalistas anteriormente han realizado. De este modo existe una cadena de observadores que unen y desunen un relato ocular a partir de las narraciones que han escrito en sus textos y que son puestas aprueba una y otra vez por quienes las experimentan. En este sentido si seguimos nuestro ejemplo del estudio de los canidos hallaremos lo siguiente:

“(…) Los autores ingleses tienen perfectamente razón i mis estudios sobre los zorros chilenos me han hecho ver que existen en la República mas especies que las descritas en la obra de Gay”. (Philippi, R., 1901:167) (…) ”Comparándolo con el Canis magellanicus hai que observar primero que la figura general que Waterhouse da de este animal es bastante distinta, su color general es mucho más gris, siendo el del magellanicus más bien de un pardo rojizo; el color de la garganta i del pecho es gris, mientras en el C. magellanicus es blanco, etc. Aun los cráneos muestras diferencias sensibles”. (Philippi, R., 1896:543 – 544) (…) “Canis Culpeus – Waterhouse i los que han copiado consideran que el culpeu de Chile es idéntico con el C. magellanicus. A primera vista parece poco verosímil, que el mismo animal habite la provincia de Copiapó, de donde Darwin llevó un ejemplar a Londres región árida donde llueve una vez en el año, donde no hai traza de bosques, i el Estrecho de Magallanes donde las lluvias son frecuentes. (…) no hai dificultad de admitir, que el culpeu se encuentra en esta vasta estensión. Mas hai otra dificultad. La figura que Waterhouse da del C. magellanicus en el voyage of the Beagle no se parece al culpeu. Para resolver esta dificultad necesito ejemplares de Magallanes con su cráneo”. (Philippi, R., 1896:545) La critica que Philippi desarrolla a los estudios que lo preceden es de por si interesante. Por un lado permite comprender que los científicos buscan desmarcarse de forma constante con el fin de encontrar su independencia académica y al mismo tiempo entregar una interpretación que entregue el sustento de avance científico. Sin embargo a pesar de este desapego lo más significativo es entender cómo se construye la noción de objetividad y el peso de las afirmaciones que un naturalista como Philippi desentraña a partir de sus propios juicios que no solo rebasan y alejan de unos sino que al mismo tiempo el propio Philippi busca entregar un consenso que permita dirimir su posición con respecto a la catalogación del conocimiento tanto botánico como zoológico de las especies que estudia. El estudio que hemos desarrollado podría ejemplificarse de forma infinita. Sin embargo es necesario concluir que a este proceso de estudio de la naturaleza le siguen dos caminos. El primero es el desarrollo de publicaciones que serán presentadas a la comunidad de académicos, en este sentido nos referimos a la publicación de literatura científica como el propio viaje al desierto de atacama publicado en el año de 1860, y a su vez la generación de artículos académicos que desde este periodo comienza su desarrollo con la revista Anales de la Universidad de Chile y hacia 1888 con la creación del Boletín del Museo de Historia Natural. El segundo camino será exhibir la flora o fauna preservada a partir de la construcción de colecciones en el Museo Nacional de Santiago como una manera de acercar la naturaleza a partir de una realidad controlada e inerte y en donde se puede explicar en última instancia el final de un recorrido que solamente se transformará en el inicio de un circulo que nutrirá tanto gabinetes como las bibliotecas de la época.

Conclusiones El naturalista observa, mira, captura y remueve los cimientos de la naturaleza hacia un lugar de estudio apartado de la realidad en la que el objeto tanto de flora como de fauna se inserta. En adelante nos hemos situado en un circuito en el que los ojos del naturalista forman un eje central dando comienzo con la descripción de la realidad situada del científico hasta la multiplicidad de trabajos que en este caso Philippi genero con el fin de demostrar sus principales juicios, interpretaciones y solvencia de sus estudios realizados tanto en expediciones como en el trabajo ejecutado desde el Museo Nacional de Santiago. Las observaciones que Philippi nos entrega confirman un verdadero poder de objetividad de la ciencia natural que por aquellos años se traza sobre los dibujos, bocetos y tablas estadísticas que aglomeran el conjunto de descripciones acerca de las especies que han sido observadas hasta el detalle y que se detienen en su composición o forma. En adelante el reconocimiento de las especies y el consenso con la literatura científica consiguen que Rudolph Philippi pueda construir la ciencia que le entrega las suficientes herramientas para encauzar las diversas publicaciones con las cuales se intenta expresar las conclusiones de años de observación detenida que será utilizada en las exhibiciones museológicas que el museo acoge para así permitir que los visitantes observen que presencia desde los gabinetes del museo no solo una fotografía de la naturaleza, sino que también el resumen del trabajo de un naturalista que interpreta la naturaleza que el mismo ha observado. En adelante los ojos del naturalista se traspasan tanto al museo como al libro científico este ultimo nos presenta los dibujos de los animales que el mismo describe y adicionalmente presenta la divulgación académica que poseen al ser insertos desde aulas universitarias a ser motivos de discusión académica que rechaza o aprueba las principales afirmaciones de su autor. De este modo la ciencia natural al ser nutrida por un conjunto de observadores se tiene la presencia de que la naturaleza no solo es entendida sino también fabricada y replicada inicialmente desde las retinas del científico, pasando a formar parte de los apuntes y grabados que el mismo desarrolla.

Bibliografía Obras de Rudolph Philippi -

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