LA NUEVA POLITICA DE LOS SUBMARINOS ALEMANES

LA NUEVA POLITICA DE LOS SUBMARINOS ALEMANES

El sentimiento público en Alemania se ha impresionado, como no podía menos
de suceder, con la terrible tragedia del "Lusitania". Quienes dirigen en
el imperio germano las hostilidades en esta magna guerra se han dado cuenta
de la unánime explosión de protestas y rechazo que ha encontrado en el
mundo el hecho de que un buque mercante cargado de pasajeros pacíficos,
entre los cuales se contaban por centenares las mujeres, los ancianos y los
niños, fuera bárbaramente volado en pedazos por los torpedos de un
submarino oculto entre las aguas, que ese buque recorría confiada e
inofensivamente, y según el telegrama de Berlín, que ayer publicó "El
Comercio", el gobierno alemán, que sin duda no quiere atraerse el ánimo de
los no combatientes, ha modificado su política naval de bloqueo submarino,
puesta en práctica el 18 de febrero, y declara ahora, que no desea que los
submarinos alemanes ataquen en la zona de guerra buques mercantes que no
cometan actos hostiles; que, al contrario, ha dictado repetidas y
terminantes instrucciones a fin de evitar estos ataques, inclusive a los
buques que lleven contrabando de guerra; que estos buques los trataran de
acuerdo al derecho internacional, aplicando las reglas de guerra respecto a
las capturas; y que, en caso de que un submarino o un aeroplano haga daños
a un buque mercante en la mencionada zona, el gobierno reconocerá , sin
reservas, su responsabilidad y expresara su sentimiento, pagando los daños,
sin iniciar procesos ante el tribunal de presas.

Estas declaraciones, que acaba de formular el gobierno alemán, manifiestan
que no ha podido sustraerse a la impresión que, en la misma Alemania, ha
de haber producido la voladura del "Lusitania", catástrofe en la que
perdieron la vida más de mil quinientas personas extrañas al conflicto
europeo; muchas de ellas de naciones neutrales y quizás debe mirarse,
también, como la satisfacción que aquel gobierno da al de los Estados
Unidos que, según se sabe, ha de formular una enérgica declaración por un
hecho doloroso que ha causado la muerte a varios hijos de la Gran
República.

Bajo este punto de vista, es posible que el anuncio de un cambio de la
política en la guerra nava alemana, contribuya a apaciguar los ánimos en
los Estados Unidos y permita zanjar, satisfactoriamente, un incidente de
gravedad excepcional, que amenazaba tener profundas complicaciones.

Sea como una reacción producida en el sentimiento nacional alemán,
ante un hecho pavoroso y sangriento provocado por la actitud de los
submarinos del káiser atacando buques de pasajeros; sea que se trate de una
satisfacción indirecta a los Estados Unidos justamente heridos por la
muerte de los norteamericanos que viajaban en el "Lusitania", es lo cierto
que el mundo recibe con agrado la noticia que Alemania no persistirá en su
propósito, puesto en la práctica desde el 18 de febrero, de hostilizar a
los buques mercantes que realizan el comercio en las aguas de Inglaterra, o
en alguna parte de la zona marítima en que se efectúan las operaciones del
magno conflicto europeo.

Para los pueblos neutrales era una ofensa y un peligro la actitud de
los submarinos alemanes, atacando a los buques que hacen comercio con los
países en guerra, y para la humanidad era un motivo de censura y protesta
una política naval reñida, no sólo con las prácticas universales del
derecho de gentes, sino de los sentimientos generales de civilización y de
cultura que norma los actos de los pueblos y de los hombres de nuestros
días.

- El Comercio, Lunes 17 de Mayo de 1915, Edición de la Mañana, Sección
El Día, página 1, primera, segunda y tercera columnas.