La Nueva gramatica de la lengua espanola introduccion y derivaciones

July 26, 2017 | Autor: Y. Martínez Abreu | Categoría: Gramática Española
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Descripción

La Nueva gramática de la lengua española: introducción y derivaciones
Yohana Beatriz Martínez

Diciembre de 2009, España: la Academia presenta un nuevo libro. Nombrar así
el resultado de tal empresa es menguar la verdadera significación del
acontecimiento para la lengua hispanoamericana. Se trata de la culminación
primera de largas investigaciones, polémicas y consensuadas, que tuvieron
como objetivo común la reflexión sobre el lenguaje, sobre nuestro lenguaje.

La extensión de este hecho no se restringe a los hablantes del español
como lengua materna, sino que involucra a todo el que se acerque a la
lengua cervantina, gongorina; o tal vez se deba decir, a la lengua
rubendariana, vallejiana, borgiana, piñeriana…, para ser coherentes con la
política panhispánica que practica. Es la primera vez que se logra una
gramática con la participación de especialistas de las veintidós academias,
integrantes de la Asociación de Academias de la Lengua Española
–distinguida con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en el año
2000–.[1] Panhispánica no solo por lo interactivo, sino también, y de hecho
más esencial, por la representatividad de los rasgos lingüísticos de los
más variados espacios.
Actualización, eclecticismo, pormenorización, síntesis de tradición y
novedad, revisión, recopilación: he aquí algunas de las características que
hacen certera la selección de la primera palabra del título definitivo,
«nueva», para esta obra, exaltada con el calificativo de «tratado». La
perfección no es alcanzada, de por sí este aspecto se muestra insostenible
dentro de la ciencia del lenguaje, debido entre otros factores a su
inherente dinamismo; mas los tomos de la Nueva gramática de la lengua
española (NGLE o NGRALE) son una verdad, tras once años de trabajo por las
comisiones interdisciplinarias e interacadémicas. Lingüistas de todo el
orbe han comenzado su estudio.


I
Introducción a la Nueva gramática de la lengua española


Los gramáticos son como el senado conservador, creado para
resistir a los embates populares, para conservar la rutina y
las tradiciones […] pero como los de su clase política, su
derecho está reducido a gritar y desternillarse contra la
corrupción, contra los abusos, contra las innovaciones. El
torrente los empuja y hoy admiten una palabra nueva, mañana
un extranjerismo vivito, al otro día una vulgaridad
chocante; pero, ¿qué se ha de hacer? Todos han dado en
usarla, todos la escriben y la hablan, fuerza es agregarla
al diccionario, y quieran o no, enojados y mohínos, la
agregan, y que no hay remedio, y ¡el pueblo triunfa y lo
corrompe y lo adultera todo!
Domingo Faustino Sarmiento


La Nueva gramática de la lengua española cuenta con tres versiones. Si se
analizan los siguientes datos, la monumentalidad de la obra no podrá ser
cuestionada:

1. la versión más completa, detallada y extensa, recogida en dos tomos de
3885 páginas, con 48 capítulos, 577 secciones, 40000 ejemplos de uso
panhispánico tomados de 3767 obras, de las que se han extraído 18977
citas, con 307 periódicos consultados y 20000 ejemplos elaborados. (En
esta versión se centra el presente estudio.)
2. el Manual, volumen de 993 páginas, más conciso y didáctico que la
versión 1., destinado a los profesores y alumnos de español en niveles
no universitarios y a todos los hispanohablantes de nivel «culto-
medio». Evita, cuando es posible, los tecnicismos y las indicaciones
eruditas.
3. la versión básica, en un volumen de 250 páginas, dirigido al gran
público y fácilmente adaptable a los programas de las escuelas desde la
primaria hasta la universitaria.[2]


Un rasgo significativo en la NGLE es el constante empleo, cuando se enuncia
o explica un problema lingüístico, del verbo soler, en construcciones
perifrásticas verbales (modales); y de se prefiere, desde luego, con el
significado de posibilidad, de opción. Por tanto, aunque sea inseparable de
la obra lo normativo (ahora policéntrico), esta deja la «puerta abierta».
No se trata solo de reglamentar determinado uso, como en efecto lo hace,
sino de ofrecer la mayor cantidad de sus variantes. Si bien presupone un
carácter canónico, dominante, y pretenda ser la primera fuente de consulta
ante cualquier duda gramatical, la NGLE no es excluyente.
Hallo sugerentes las palabras expresadas por Ignacio Bosque[3] cuando
establece un paralelismo entre la NGLE y un mapa mundial del español; y es
que otro de los méritos consiste en el diálogo de la gramática con la
Geografía Lingüística y la Dialectología, así también con otras disciplinas
lingüísticas, dígase Sociolingüística, Etnolingüística, Pragmalingüistica…
De las características más relevantes que definen la NGLE, señaladas por
las propias Academias –y que no por tan divulgadas en diferentes medios han
perdido su síntesis y precisión– se encuentran:


- Colectiva: ha sido elaborada por las Academias de la Lengua Española y
muestra el idioma [al menos así se pretende] de todas las áreas
lingüísticas con sus variedades geográficas y sociales.
- Panhispánica: refleja la unidad y la diversidad del español.
- Descriptiva: expone las pautas que conforman la estructura del idioma y
analiza de forma pormenorizada las propiedades de cada construcción.
- Normativa: recomienda determinados usos y desaconseja otros.
- Sintética: conjuga tradición y novedad. Presenta una síntesis sobre la
gramática del español, clásica y moderna.
- Práctica: fija un punto de referencia para estudiantes y profesores de
español en diferentes niveles académicos.[4]


Para la propia confección y obtención de resultados eficaces, más cercanos
al uso «real», la NGLE adoptó y aplicó las siguientes fuentes de datos,
tanto literarias, periodísticas y orales, como científicas: usos
atestiguados, Corpus Diacrónico del Español (CORDE), Corpus del Español del
siglo xxi (CORPES), Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), textos
de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Corpus del español de la
Brigham Young University. La comparación con otras gramáticas, el empleo de
Internet y de las publicaciones periódicas también favorecieron la
investigación. En este sentido son reveladoras las cifras extraídas de «La
Nueva gramática de la lengua española», de Ana María González Mafud y
Marlen A. Domínguez Hernández: de los 307 periódicos o revistas, el 70%
fueron americanos y el 30% españoles; y aportaron un total de 3 381
ejemplos.[5]
Complejidad de los contenidos y rigor en la organización son las primeras
conclusiones sobre la estructura de la obra, desplegada en tres volúmenes,
dispuestos así:

"Vol. "Primera parte "
"1 "Morfología "
" " "
" "Segunda parte "
" "Sintaxis "
" " "
"Vol. "Sintaxis "
"2 " "
"Vol. "Fonética y Fonología[6]"
"3 " "

Cada tomo se divide en partes; cada parte, en capítulos; estos a su vez, en
secciones (577) y apartados (10171), sin notas a pie de página.[7] Si
seguimos esta distribución, tenemos, por ejemplo, que para hallar el tema
de la posición del adjetivo en la lírica, la dirección sería:

Vol.1, segunda parte: Sintaxis Capítulo 13, El adjetivo y el grupo
adjetival Sección 13.14, La posición del adjetivo Apartado 13.14d,
[La posición del adjetivo en la lírica]

«Partes de la gramática. Unidades fundamentales del análisis gramatical» es
la denominación del primer capítulo donde se presenta las clases de
gramática, sus unidades y niveles de análisis.[8] La sincronía constituye
uno de los principios por los que se ha regido la NGLE, pero una vez más se
excede a sí misma: se dedica también al estudio de la morfología
diacrónica. Corresponden once capítulos a la morfología; mientras que a la
sintaxis, treinta y siete. Sería apresurado pensar en una desnivelación
casual, para esta nueva entrega, el sistema de la lengua está constituido
por tres niveles: fonología, morfología y sintaxis (léxicosintaxis); y sus
correspondientes unidades, en orden ascendente: fonema, morfema y palabra
(pieza léxica, unidad léxica o lexía), locución, grupos sintácticos (frase
o sintagma), oración, períodos, enunciado. Generalmente cada unidad se
incluye en una unidad superior que la contiene. La siguiente tabla más que
organizar y mostrar la terminología, justifica las frecuentes y explícitas
conexiones entre morfología y sintaxis:

"Fonología "Morfología "Sintaxis "
"unidad mínima: "unidad mínima: morfemas"unidad mínima: "
"rasgos distintivos "palabras (unidad máxima"palabras "
"segmentos o fonemas"de la morfología y "grupos sintácticos "
"sílabas "unidad mínima de la "oración "
"grupos acentuales "sintaxis) "períodos "
"grupos fónicos " " "
"unidades melódicas " " "

Sobre la NGLE no se debe obviar tres rasgos significativos que a
continuación enuncio: en primer lugar, el trabajo con diversas relaciones,
paradigmáticas o contrastivas (oposición morfológica del tipo
masculino/femenino) y sintagmáticas o combinatorias (concordancia entre
sustantivo y adjetivo); en segundo, el reconocimiento de diferentes tipos
de gramática, desde una perspectiva dicotómica: gramática
sincrónica/gramática histórica, gramática descriptiva/gramática normativa,
gramática teórica/gramática tradicional;[9] y en tercer lugar, la necesidad
de enlazar los contenidos gramaticales, fenómeno denominado «categorías
cruzadas o transversales». En esencia ocurre esto, cuando entre las
diferentes clases de palabras existen propiedades comunes, por ejemplo, el
adverbio y el pronombre indefinido son categorías cruzadas por la
cuantificación. Entre el adjetivo y el pronombre también se demuestra la
presencia –y pertinencia– de las categorías cruzadas, aunque se marque una
distancia: el adjetivo modifica, el pronombre refiere; en un sentido amplio
se acepta mi, ningún y tu como adjetivos, siempre que cumplan la condición
de acompañar a un sustantivo.
Las investigaciones que se originan en torno a la NGLE pudiesen ser
descriptivas y analíticas, mas su significación y alcance serán mejor
constatados si se compara con aquellos textos que le precedieron,
fundamentalmente el Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española
(1973), y la Gramática de la Lengua Española (1994), de Emilio Alarcos
Llorach.[10] Criticables o no, son dos de los volúmenes más sobresalientes
que siguieron a la anterior gramática académica, la de 1931. Tuvieron que
pasar más de setenta años para la materialización del anhelo integrador de
prestigiosas figuras, entre las que destacaron: Ramón Menéndez Pidal,
Salvador Fernández Ramírez, Samuel Gili Gaya, Rafael Lapesa, Dámaso Alonso,
Emilio Alarcos Llorach, Fernando Lázaro Carreter, Víctor García de la
Concha. La demora en ocasiones se debió a factores extralingüísticos: la
Guerra Civil Española, las guerras mundiales, las dictaduras en América. Se
apunta aquí otro de los valores de la NGLE: la revisión de los antecedentes
y el aprovechamiento de todo lo que todavía pudiera ser útil; por eso es
que coinciden algunas ejemplificaciones entre los diferentes libros.
Tomemos como punto de partida la posición del adjetivo para demostrar la
conveniencia y riqueza del análisis contrastivo-comparativo que se ha
sugerido anteriormente. Más de cien páginas (t. I, pp. 905-1021) dedica la
NGLE a la pormenorización del adjetivo, en el capítulo nº. 13, titulado «El
adjetivo y el grupo adjetival», dividido en dieciocho epígrafes, que van
desde las características generales hasta la locuciones adjetivas. Esta
clase de palabras[11] es registrada a la vez como modificador por
excelencia y como entidad que aporta los más variados significados.[12]
Estudiar la posición del adjetivo en el Esbozo…, después de haberlo hecho
en la NGLE, demuestra la superación y el avance, debido no solo a la
extensión de las ideas, sino también a la profundización en los argumentos
y ejemplificaciones. Estas posibles, y necesarias, investigaciones
comparadas acortarían el presunto desfasaje entre las diferentes obras. La
actualización proporcionada por la más reciente entrega no nos absuelve de
regresar a los clásicos de la historia de la Lingüística; son imborrables
por ejemplo dos hitos del saber gramatical que se inscriben en el siglo
xix, precursores de la visión inmanente de la lengua, de la gramática
descriptiva, y del interés por conciliar, precisamente, la normatividad y
la descripción –la tensión entre estos dos aspectos es señalada en el
prólogo de la NGLE–: se trata de las gramáticas de Vicente Salvá (1786-
1849) y de Andrés Bello (1781-1865). Este carácter anunciador pudiera
originar un debate sobre los límites de lo verdaderamente nuevo en la NGLE.
Resulta innegable que estamos en una etapa prolífica del español, la
monumentalidad y estabilidad (ideas provenientes del humanismo) de nuestra
lengua parecen contundentes, y digo parecen, pues no basta el trabajo y las
indagaciones que se perfeccionan de modo constante en los círculos
académicos. Desde estos deberá divulgarse todo logro, toda conclusión;
primero entre los profesores y alumnos, luego en los sectores más alejados
de la vida académica. Para ello se precisa de mecanismos abarcadores,
consecuentes y específicos, y un apoyo de los medios de difusión. Entonces,
tal vez, la pugna entre centrismo y panhispanismo se solucione.
Un conjunto de obras, publicadas y proyectadas, en un corto periodo –en
comparación con los años que tuvieron que pasar para la salida de una nueva
gramática–da fe de este momento irradiador. Entre los ejemplares podemos
citar:


- Nueva gramática de la lengua española (2009)
- Diccionario del estudiante (2005)
- Diccionario panhispánico de dudas (2005)
- Diccionario práctico del estudiante (2007)
- Diccionario esencial de la lengua española (en proceso su 23ª edición)
- Diccionario de americanismos (2010)
- Nueva ortografía de la lengua española (2010)
- Diccionario de la lengua española, DRAE (en proceso)
- Nuevo diccionario histórico de la lengua (en proceso)
- Corpus léxico del siglo xxi (en proceso)


Tal variedad y riqueza representa también un problema. Ante esta cantidad
de textos surge una interrogante: ¿cuál asumo como referente ideal? Y es
que entre estos hallamos, en más de una ocasión, diversidad de criterios:
algunos se complementan, otros se contradicen. La ambivalencia consume al
estudioso. Una posible solución sería la de justificar la selección después
de haberlos consultado. Lo que sí resulta imprescindible es el cotejo entre
estos novedosos libros, en lugar de «casarse» con uno solo.
Algunas sentencias de la NGLE se apoyan en el concepto de interpretación,
–con sus especificidades: interpretación específica, interpretación
inespecífica, interpretación de incrustación sucesiva, interpretación
genérica, interpretación clasificativa, interpretación argumental, entre
otras– lo que nos hace reflexionar sobre la importancia de la
decodificación como rasgo lingüístico. Desde luego se acude a la
interpretación más extendida. Aunque se tienda a separar la semántica de la
gramática, se le concede importancia a la primera, pues con frecuencia el
significado determina la posición. Algunos adjetivos, según el factor
posicional, varían su contenido, esto reaparece en la NGLE –la distinción
objetivo/subjetivo que sugiero aquí, no se explicita en el texto académico,
pero de alguna forma agrupa los contenidos semánticos–:
"(objetivo) "(subjetivo) "
"libro grande "gran libro "
"mujer pobre "pobre mujer "
"delincuente "vulgar "
"vulgar "delincuente "
"personaje alto "alto personaje "
"amigo viejo "viejo amigo "
"negocio simple "simple negocio "
"respuesta falsa"falsa respuesta"
"esperanza "cierta "
"cierta "esperanza "
"expresiones "dichas "
"dichas "expresiones "
"acepciones "diferentes "
"diferentes "acepciones "


Para exponer los contenidos la NGLE tiene como estrategia desplazarse de lo
más general a lo particular. Antes de referirse al sustantivo, presenta la
categoría de género y la define en tres líneas fundamentales: como
«propiedad» relativa a los nombres y a los pronombres, con «carácter»
inherente y paradigmático, y como «producidor» de efectos en la
concordancia. A diferencia de versiones anteriores, ahora el adjetivo se
estudia como un constituyente del género y no del sustantivo, es decir
existen supracategorías (por ejemplo, el posesivo o la negación) que fueron
concebidas según criterios semánticos, y que tienen categorías
subordinadas, definidas por diversas razones.
Otros dos aspectos importantes de la NGLE: 1) sin pretender ser un
tratado de dialectología, no solo registra los más variados usos
regionales, sino que sobre ellos hace valoraciones y comparaciones y; 2)
conceptos tales como valencia, diátesis, tópico, foco, recurrentes en
algunas corrientes lingüísticas –contemporáneas y no tanto– se hacen
necesarios en las modernas nociones. El entendimiento y aplicación de los
mismos se torna impostergable.
Es entre la conservación y la renovación que la lengua resulta paradigma
del dinamismo, ese que la vuelve tan compleja. La NGLE señala un momento
trascendental dentro de la historia de la Lingüística a ambos lados del
Atlántico, al que con certeza retornarán los gramáticos una y otra vez, no
solo en tanto gramática (˂lat. grammatĭca, ˂gr. γραμματική) sino, y en
consecuencia, por las conexiones inter-, intra-, extra-, que su texto
suscita.


II
Cuba, la «nueva»… y lo «nuevo»


Cada matiz, posición, selección, está ahí por
algo. La Gramática no quiere ser solamente un
catálogo de usos.
Ignacio Bosque

Insertada en la celebración por sus ochenta y cinco años de fundada, la
Academia Cubana de la Lengua (ACuL), bajo las premisas de velar por la
lengua española, con particular atención y énfasis en las especificidades
del contexto cubano; y de perfeccionar y desarrollar el proceso de
enseñanza de la lengua en las instituciones educativas, ha orientado su
plan de acción hacia el estudio y divulgación de la NGLE, desde cursos de
posgrado, seminarios, clases magistrales, conferencias, hasta la «simple»
mención en las aulas, destinados no solo a lingüistas y académicos cubanos,
sino a alumnos y profesores de dentro y fuera de la Universidad, también a
editores, escritores, traductores, periodistas, y trabajadores de los
medios de difusión masiva.
Iniciado en octubre de 2010 y con una matrícula de 127 personas, se
efectuó el «Seminario sobre la Nueva gramática de la lengua española», en
el Colegio San Gerónimo, sede de la Academia. Este se organizó en
conferencias semanales pronunciadas por profesores e investigadores de la
Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana (FAYL) y del
Instituto de Literatura y Lingüistica «José Antonio Portuondo Valdor»
(ILL); los temas allí expuestos y debatidos fueron:[13]


- 8 de octubre: Unidades morfológicas y sintácticas según la Nueva
gramática de la lengua española, por Lourdes Montero Bernal (ILL)
- 15 de octubre: Problemas del género y el número según la Nueva
gramática de la lengua española, por Marlen A. Domínguez Hernández
(FAYL y numeraria de la ACuL)
- 22 de octubre: Clases de verbos y problemas de segmentación verbal
según la Nueva gramática de la lengua española, por Luis Enrique
Rodríguez Suárez (FAYL y becario de la ACuL)
- 29 de octubre: Los pronombres según la Nueva gramática de la lengua
española, por Marisela Pérez Rodríguez (FAYL)
- 5 de noviembre: Problemas de la derivación nominal. La derivación
apreciativa según la Nueva gramática de la lengua española, por Aurora
Camacho Barreiro (ILL y becaria de la ACuL)
- 12 de noviembre: Complementos argumentales del nombre. Modificadores
no argumentales del nombre, por Maritza Carrillo (FAYL y numeraria de
la ACuL)
- 19 de noviembre: Las funciones informativas. Tópico y foco según la
Nueva gramática de la lengua española, por Alina Gutiérrez (FAYL)
- 26 de noviembre: La gramática. Definición y campo de estudio según la
Nueva gramática de la lengua española. Tipos de gramática, por Ana
María González Mafud (FAYL y numeraria de la ACuL)


A este curso siguió un seminario-taller sobre la enseñanza de la lengua
española y la formación pedagógica, con ocho conferencias, del 4 de febrero
hasta el 25 de marzo de 2011, que sin centrarse en el estudio de la NGLE,
no dejaron de aludirla, ni de promocionarla. Una de las discusiones más
completas se generó alrededor de la interrogante: hasta qué punto difieren
o se complementan la enseñanza de la lengua materna y la gramática. Ahora
con la participación de oyentes y profesores extranjeros; es de destacar la
asistencia de José Antonio Bartol, de la Universidad de Salamanca, quien se
refiriera a la disponibilidad léxica, primero en un curso de cinco días en
la Facultad de Artes y Letras, y luego en la sede de la Academia. De este
modo se daba continuidad al primer ciclo de encuentros, hecho que evidencia
ya una tradición, provechosa en todos los sentidos, y que el 15 de abril de
2011 posibilitara la apertura a la presentación de otro texto de gran
relevancia: la Nueva ortografía de la lengua española (NOLE), que culminó
el 27 de mayo, no sin suscitar un debate significativo en torno a la
diversidad y uniformidad de la lengua.[14]
Desde la calidad y validez de estas y otras actividades promovidas por la
ACuL y otras instituciones, es posible admitir la feliz coincidencia con el
mundo hispánico en general, que consiste en la apertura a una nueva etapa
para los estudios lingüísticos, tanto en el aspecto de la revisión como en
el de la aplicación. También conocidas son las limitaciones, –no llegan a
diez los ejemplares de la NGLE que hoy están en Cuba y que se pueden
consultar, repartidos entre la Biblioteca de la Academia en San Gerónimo,
el Departamento de Estudios Lingüísticos y Literarios de la Facultad de
Artes y Letras, el Instituto de Literatura y Lingüística, la Facultad de
Lenguas Extranjeras, el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona,
y la Biblioteca Nacional José Martí– pero la motivación por su lectura y
consulta es mayor.
Y si aún quedasen dudas sobre este momento de «esplendor»[15] para el
español de Cuba, presento las siguientes pruebas: resurgimiento de la
Comisión Nacional de Español, perteneciente al Ministerio de Educación,
donde participa directamente la ACuL; recientes incorporaciones a la
Asociación de Lingüistas de Cuba; el curso de posgrado «Estudios sobre el
español en Cuba», organizado por el Departamento de Lingüística del ILL,
que en la actualidad tiene dos líneas de investigación principales de gran
magnitud y relevancia: el Tesoro Lexicográfico de Cuba (Tlex-Cuba) y el
Atlas Lingüístico de Cuba (ALCu); la publicación de los últimos volúmenes
del Boletín de la Academia Cubana de la Lengua; así como de dos libros,
bajo el cuidado de la Editorial UH –también nueva, pero ya imprescindible–:
Muestras del habla culta de La Habana, de Ana María González Mafud y Léxico
del habla culta de La Habana, del Departamento de Estudios Lingüísticos y
Literarios. A estas publicaciones me referiré a continuación.
El Boletín ha sido el divulgador idóneo de las publicaciones de los
integrantes y colaboradores del selecto grupo. Desde 1927 se había fijado
como estatuto que la Academia tuviese un espacio de circulación periódica,
afín a sus objetivos y a la difusión de los mismos; sin embargo, fue por
1952 cuando se materializó el primer número, correspondiente al trimestre
enero-marzo. Informaciones, noticias, ensayos, investigaciones, así como
los discursos de ingreso y de recibimiento también son registrados. Tras un
periodo ausente y con la presentación realizada por el actual director de
la ACuL, Roberto Fernández Retamar, se entregaron los volúmenes del 9 al 11
(2004-2006) y del 12 al 14 (2007-2009) del Boletín; en las portadas se
aclara que pertenecen a la «tercera época».
Por su parte, los ejemplares de la Editorial UH son el resultado del
Proyecto de Estudio Coordinado de la Norma Lingüística Culta de las
Principales Ciudades de Hispanoamérica y España.[16] En un inicio responde
a una metodología descriptiva, pero su objetivo es convertirse en material
de consulta para profesores, estudiosos y alumnos, que permita no solo la
caracterización de la variedad culta y habanera del español de Cuba, sino
también la comparación con las hablas de otras ciudades.
Esfuerzos de personalidades e instituciones aisladas, falta de
centralización, poca o nula divulgación y dispersión han determinado más de
un estudio lingüístico en Cuba. Urgencia, alternativas y unidad entre las
instituciones y personalidades, son algunas soluciones. Estas
recomendaciones se repiten una y otra vez en congresos, reuniones y
conferencias, pero ha tenido fallas la aplicación. Como mismo en la
actualidad no se concibe un solo autor para un diccionario, es preciso
aprovechar este momento de «esplendor» para aunar fuerzas.


III
Consideraciones finales, al azar y sucesivas


Podemos localizar en estos patrones de pasado-
presente-futuro, sujeto-verbo-predicado o
separación pronominal entre el yo y lo colectivo,
el sustrato que define numerosos elementos de la
metafísica, la religión y la política
occidentales.
George Steiner


No todos los que le dan patadas a la gramática
son poetas.
Claudio Magris


Una de las novedades de la NGLE parte de la metodología seguida para la
ejemplificación. Tomados de diversos corpus, los ejemplos muestran el habla
«común», esto no significa que se desdeñe el caudal literario, entendido
como forma y función del lenguaje. Al contrario, es la combinación de ambas
variedades uno de los elementos que hacen a esta obra, admirable. Podemos
hallar, por tanto, juicios y disertaciones sobre la literatura y el
estilo;[17] sobre «ciertos aspectos de la posición del adjetivo [que]
rebasan los límites de la descripción de la lengua común para entrar en las
convenciones particulares de la lengua artística»,[18] califico de muy
acertada e inteligente la siguiente aclaración:


Las consideraciones […] se relativizan en alguna medida si se tiene en
cuenta que se está hablando de lengua literaria. Es oportuno recordar
en este sentido que, tal como se ha señalado en gran número de estudios
sobre el lenguaje poético, las características particulares del verso
lírico no lo hacen compatible con las formas de experimentación
habituales en el análisis sintáctico de otro tipo de discursos.[19]


El interés de las Academias por la Literatura se constata en la NGLE, pero
también fuera de esta, en las ediciones conmemorativas de El ingenioso
hidalgo Don Quijote de la Mancha (2004), Cien años de soledad (2007) y La
región más transparente (2008), bajo la autoría de Miguel de Cervantes,
Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, respectivamente. Esta política de
atender la literatura desde la lingüística viene del siglo xix. Los años
1859, 1977 y 1993 responden a la aprobación de nuevas reformas, mediante
decretos, de la Real Academia Española. En el más reciente se repiensa el
lema original, en función de la unidad de la lengua; en este particular
asumen su total connotación palabras como: velar, cambios, adaptación,
unidad, ámbito hispánico. Divulgar los escritos literarios ha constituido
uno de sus objetivos cardinales. Esta acción se engrandece con los
criterios a la inversa, es decir, pensar la lingüística desde la
literatura. Aprovecho el anterior comentario para reunir aquí algunas
opiniones sobre la NGLE, pronunciadas por escritores contemporáneos:[20]

"Abilio "Las reglas ordenan el caos y es bueno que existan. No "
"Estévez "puedo negar, sin embargo, que, como toda norma, creo "
"(Cub) "que también esas están para ser violadas, luego de "
" "conocerlas muy bien, claro está. Es decir, con "
" "sabiduría. "
"Jorge Volpi"La Nueva gramática me interesa vagamente […] Pero es "
"(Méx) "natural que, mientras por un lado filólogos y "
" "académicos intentan fijar normas (supuestamente más "
" "claras), los escritores intenten tomarle el pulso a la "
" "realidad cotidiana de la lengua. La tensión entre ambos"
" "lados es natural y fructífera. "
"Isaac Rosa "Sí, me interesan, y me parecen útiles para todos los "
"(Esp) "que trabajamos con la lengua. No soy un talibán "
" "gramatical, y sé que este tipo de textos normativos "
" "nacen viejos, pues los hablantes vamos por delante; "
" "pero creo que una buena gramática puede ampliar las "
" "posibilidades de la lengua más que constreñirla. Si "
" "además atiende al español de América, mucho más. "


Con precisión nadie puede afirmar ni que el panhispanismo de la gramática
se contrapone al panhispanismo de la literatura, ni que se complementen. El
problema se torna más complejo cuando se superponen los más diversos
elementos de análisis y cuando el emisor asume determinada perspectiva. Los
escritores por lo general presumen de su apartamiento del estado de lengua
común, hecho que, entre otros, ha favorecido el surgimiento de la
Estilística, en tanto disciplina no normativa; mientras que los críticos
literarios en reiteradas ocasiones disminuyen el papel de las corrientes
lingüísticas en sus estudios. Unos y otros tienen el mismo punto de
partida: el lenguaje, incluso cuando se trata de los gráficos poemas
vanguardistas. Ya lo expresaba Steiner: «por más elocuente o sugerente que
sea, el trabajo crítico siempre se parece más al de un especialista en
lógica, un gramático o un lingüista que al de un novelista, dramaturgo o
poeta».[21]
Para finalizar enuncio dos aspectos cruciales en torno a lo polisémico
del panhispanismo que merecen atención aparte: 1) la relación con el
mercado tanto desde la perspectiva del emisor como del receptor, y 2) la
relación con la política.
1) Desde el punto de vista del mercado editorial, el panhispanismo, y la
unidad que propone, significa seguir el español peninsular, lo que
representa para muchos escritores americanos a la vez que una crisis de
identidad, la garantía de introducción en las millonarias empresas
editoriales españolas, Barcelona y Madrid; ciudades que, como afirman
diversos estudiosos, se han convertido en el actual meridiano de la
literatura latinoamericana a escala global.[22]
A pesar de la «soberanía del consumidor», el receptor está influido por
la publicidad, y en el caso de la literatura, además, por los valores
literarios y estilísticos. El libro, quiérase o no, es un hecho intelectual
y comercial, pero la cualidad de que sean clásicos de la literatura o
clásicos del mercado, depende de lo que se potencie desde el propio texto,
desde lo escritural y exegético; y/o desde la divulgación y la publicidad.
2) El panhispanismo también ha tenido sus vertientes políticas. La
defensa de la lengua española, las relaciones que establece a ambos lados
del Atlántico, y su proyección internacional, son tópicos recurrentes en la
Organización de Estados Iberoamericanos y en el sistema de cumbres
iberoamericanas.
Si bien es cierto que las luchas por la renovación del lenguaje –al
respecto Borges expresaba que era necesario despertarle a cada escritor la
conciencia de que es deber multiplicar y variar el idioma– y en contra del
elitismo académico han tenido un trasfondo de reflexión sobre la identidad,
antes mencionada, –pensemos en el Romanticismo y en la Vanguardias–, no me
atrevería a decir que lo panhispánico de la NGLE avizora radicales
consecuencias políticas para América Latina, como aseveran algunos
criterios nada lingüísticos que proyectan beneficiarse con cualquier evento
trascendental en sus afanes particulares. Tampoco es relevante el
conservadurismo de determinados sectores españoles que se empeñan en
distinguir al español peninsular como la norma de más prestigio. No, no se
trata de fundir lingüísticamente una región desigual en otras esferas, sino
de reconocer cómo esa diversidad que refleja la lengua, tal vez mejor que
cualquier otro sistema, se traduce sinónima de riqueza, alternancia y
variabilidad.


Logros y méritos, más que desaciertos, han acompañado esta presentación de
la NGLE, sin embargo una empresa tan ambiciosa y grande es improbable que
salga ilesa. Se le critica con justeza: la exclusión de la amplísima
bibliografía utilizada, pues los enunciados no siempre son totalmente
nuevos; que no existe una teoría gramatical homogénea para todas las
explicaciones, por lo que no se cumple la neutralidad teórica que propone;
la desproporción entre lo normativo y lo descriptivo, que a su vez ocasiona
contradicciones entre corrección, legitimación y tolerancia lingüística; el
uso –y abuso– de términos como «construcción».
Considero relevante la continuidad del estudio de aspectos que cambian,
se modifican o se amplían, para los programas y los contenidos de las
clases de Gramática Española, sobre todo en el nivel universitario. Es
necesario, en este sentido, que se expongan las variedades de los fenómenos
y por qué es preferible entonces asumir los nuevos criterios de la NGLE.
Esto se lograría con una exhaustiva explicación de todo lo novedoso, de
todo lo controversial, sin dejar de examinarla. El análisis sería aún más
valioso, pero no suficiente, si se aplicara a las diferentes áreas del
conocimiento lingüístico, pienso principalmente en la enseñanza de la
lengua materna y de las extranjeras.
Tal vez los estudiosos de la lengua sean el «senado conservador» o, al
decir de Steiner, «gramatólogos terroristas»; tal vez sean anarquistas, o
moderados guardianes, o maestros enmascarados. Lo evidente es que están de
celebración, festejan el crecimiento y la riqueza del español, a partir de
la sistematización del español general, estándar (prueba de la unidad), en
diálogo con los españoles particulares, específicos (prueba de lo
diferencial).
Aún no se debe cerrar las puertas de esos textos que en su tiempo fueron
clásicos de la gramática, pero que ya no son suficientes. Es decir, se debe
buscar para la realización acertada de una investigación –en principio de
soporte lingüístico– un texto integrador, con todas las complementaciones
que requiera; sin obviar las plurales relaciones interdisciplinarias y la
necesaria adecuación a un contexto dado. Y por estos tiempos no creo que
exista mejor opción que la Nueva gramática de la lengua española.


Yohana Beatriz Martínez (Ciudad de La Habana, 1987). Profesora y editora
de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Se inclina
hacia los estudios gramaticales y estilísticos. Integra dos grupos de
investigación lingüística: el Proyecto para el estudio sociolingüístico del
español de España y de América (PRESEEA) y el Tesoro Lexicográfico de Cuba
(TLEX-CUB).


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[1] La siguiente relación de países conforman la Asociación de Academias de
la Lengua Española: España (1713), Colombia (1871), Ecuador (1874), México
(1875), El Salvador (1876), Venezuela (1883), Chile (1885), Perú (1887),
Guatemala (1887), Costa Rica (1923), Filipinas (1924), Cuba (1926),
Panamá(1926), Paraguay (1927), Bolivia (1927), República Dominicana (1927),
Nicaragua (1928), Argentina (1931), Uruguay (1943), Honduras (1949), Puerto
Rico (1955) y Estados Unidos (1973).
[2] Es necesario precisar hasta qué punto es menos compleja esta versión,
pues con la disminución de la cantidad de texto, muchas ideas pudiesen
quedar demasiado generales; además, ¿se comprende más con menos
explicaciones? Los datos fueron extraídos de «La Nueva gramática, en
Bolivia», discurso pronunciado por el Director de la Academia Boliviana de
la Lengua, D. Raúl Rivadeneira Prada, en el acto de presentación de la
Nueva gramática de la lengua española. Cfr.
www.abolen.org/Disertaciones/NGLE_ABRIL_RRP.pdf.
[3] Ignacio Bosque (1951) es miembro de número de la Academia Española de
la Lengua y ponente de la NGLE.
[4] Cfr: «La Real Academia Española y la Asociación de Academias de la
Lengua Española presentan la Nueva gramática de la lengua española», en
www.rae.es, consultado el 24 de enero de 2011.
[5] Ana María González Mafud y Marlen A. Domínguez Hernández: «La Nueva
gramática de la lengua española», en [email protected], mayo de 2011.
(Agradezco a la profesora Marlen los materiales facilitados para la
precisión y profundización de algunos comentarios aquí expuestos.)
[6] Este volumen no se presentó junto con los dos primeros en diciembre de
2009. La tercera entrega, Fonética y Fonología, de la NGLE se complementará
con un DVD que enriquece el estudio con las voces de hispanohablantes de
diversos espacios lingüísticos.
[7] Ana María González Mafud y Marlen A. Domínguez Hernández: Ob. cit.
[8] Cada unidad no solo es caracterizada, sino que también es presentada en
función del diálogo con otras.
[9] En cuanto a la teórica se atiende a las dos corrientes lingüísticas
contemporáneas más representativas, por un lado, la de base funcional y el
cognitivismo; y por otro, la de base formal, a partir de las teorías
chomskianas.
[10] Existen otros textos, no tan «populares» como los mencionados, que
también son antecedentes importantes de la NGLE, por ejemplo, la Gramática
Descriptiva de la lengua española de Ignacio Bosque y Violeta Demonte
(Espasa-Calpe, Madrid, 2000).
[11] «Clase de palabras» es la terminología que en la NGLE agrupa
sustantivo, adjetivo, pronombre, verbo, adverbio, preposición, conjunción,
interjección y artículo.
[12] Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua
Española: Nueva gramática de la lengua española, Espasa Libros, Madrid,
2009, p. 905.
[13] Incluyo esta relación de los temas sobre la NGLE, en primer lugar
porque se demuestra el alcance, profesionalismo y variedad de las
conferencias; y en segundo lugar, con el objetivo de orientar, de forma
directa, a todo aquel que se interese en estos aspectos.
[14] Para un próximo número de Upsalón, se proyecta un artículo dedicado a
las «verdaderas» novedades y modificaciones de la Nueva ortografía de la
lengua española.
[15] Es preciso aclarar que cuando me refiero a «esplendor», para nada
quiero decir que se han solucionado todos los problemas lingüísticos –una
visión tan facilista se aleja de la propia base universal del lenguaje–;
sino en el sentido de que existe una serie de condiciones para actuar en
función de la validación urgente de la variedad cubana del español, más
allá del sector académico. «Esplendor», además, en la necesidad de
resemantizar y recontextualizar la proclama que acompañó la fundación, en
1713, de la Real Academia Española: «Limpia, fija y da esplendor». En el
prólogo de la Ortografía de la lengua española (1999) ya aparece la
modificación del lema: «Unifica, limpia y fija» (p. VI).
[16] Este es un proyecto científico, cuyo responsable fue J.M. Lope Blanch
y en el que Cuba se inscribió en 1993. Los informantes responden a las
variables generacionales y de género, principalmente. Diálogos, grabaciones
y elocuciones han sido los tipos de materiales empleados.
[17] La localización y análisis de elementos literarios en el interior de
las gramáticas, es una posible línea de investigación.
[18] Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua
Española: NGLE, p. 996.
[19] Ibídem, pp. 1001-1002.
[20] Los criterios han sido extraídos de «Ocho creadores ante la Nueva
Gramática», El Cultural.es, 4 de febrero de 2011, en
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/.
[21] George Steiner: Extraterritorial, Ediciones Siruela, Madrid, 2002, p.
100.
[22] Entre los autores cubanos que han investigado el diálogo, no siempre
eficaz, entre literatura y economía están: «Escritores y mercado editorial
en Iberoamérica» de Jorge Fornet; «Pathos o marketing» de Rafael de Águila;
así como los estudios de Rogelio Riverón, Luisa Campuzano, Ena Lucía
Portela y Karla Suárez.
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