La nuda muerte: de la biopolítica a la necropolítica y más allá.

July 26, 2017 | Autor: I. González Aguirre | Categoría: Youth Studies, Violence
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Descripción

La nuda muerte: de la biopolítica a la necropolítica y más allá1

J. Igor Israel González Aguirre @jiigonzaleza

Hace un par de décadas, Giorgio Agamben se embarcó en una tarea

sumamente

oceánico

de

ambiciosa:

Foucault

hasta

navegar

por

atravesarlo

el

por

pensamiento completo.

De

manera específica, este entrañable italiano nacido en Roma, alumno brillante de Heidegger, se involucró en la tarea de llevar

hasta

sus

últimas

consecuencias

las

reflexiones

foucaultianas y pensar la política más allá del biopoder. Entre 1995 y 1996, estos esfuerzos quedaron plasmados en sus textos titulados Homo sacer: Il potere sovrano e la nuda vita; y Mezzi sensa fine. De la mano de Platón –y un poco también junto con Arendt, Marx, San Agustín, Kafka y otros- Agamben postulaba que la politización de la vida nuda, de la vida como tal, representaba el acontecimiento fundacional, de la modernidad. Así, la hipótesis central que atraviesa tanto al Homo Sacer como al Mezzi y a algunos otros

textos

más

recientes

sugiere

que

la

arquitectura

institucional moderna, es decir, los regímenes políticos contemporáneos

–tanto

democráticos

como

totalitarios-

se

han desplegado en un espacio jurídico-instituido que tiende a clausurar a los sujetos, a tutelarlos prácticamente en                                                                                                                 1

Presento los comentarios que hice a los avances de investigación mostrados por Rossana Reguillo, el 17 de marzo de 2015, en las instalaciones del ITESO. El texto en el que se plasman dichos avances se titula” La turbulencia en el paisaje: de jóvenes, necropolítica y 43 esperanzas”.

 

1  

cada uno de los aspectos de su vida. Y desde luego, a gobernarlos también en relación con su muerte. Bajo esta perspectiva, Agamben observaba que más que una

serie

de

humanidad

anomalías,

–tales

concentración,

como

hechos

las

el

grandes

Holocausto

en

los

que

tragedias y

los

éste

de

la

campos

de

se

enfoca-

constituyen una consecuencia inevitable del origen de la política occidental. En tales espacios el ser humano es despojado por completo de su

bios, de la vida que le es

propia, particular, y queda expuesto en su pura zoé, es decir,

reducido

descartable,

a

la

vida

a

desechable,

secas,

a

aniquilable

aquella sin

que

es

mayores

consecuencias. 2 Ésta es en pocas palabras la consecuencia funesta de la politización de la nuda vida: la gestión y la administración institucional de la dimensión vital de la humanidad y, en consecuencia, la emergencia del Homo sacer: un

individuo

excluido

de

la

comunidad

que

puede

ser

eliminado con toda la impunidad posible (pero que de algún modo

es

cuando

insacrificable). es

dispuesta

y

Sobra

decir

organizada

que por

la el

nuda

vida,

andamiaje

institucional se convierte, también, en la nuda muerte, en el estado de excepción que suspende todo orden posible, en la barbarie formalizada. Lo anuncio desde ya: el nombre que Reguillo ha adoptado para referirse a este horizonte es el de la necropolítica en tanto esfera situada más allá del biopoder

y

de

su

reformulación

más

contemporánea:

la

biopolítica. Volveré más adelante sobre este punto. Pero antes de desarrollar este aspecto vale la pena poner de relieve que recurro a esta apretadísima revisión                                                                                                                 2

Agamben (1998) señala que los griegos no contaban con un término para referirse a lo que hoy entendemos como vida. Por el contrario, utilizaban dos términos semántica y morfológicamente distintos: zoē y bios. El primero remite a la vida que le es común a todos los seres vivientes; es la vida como tal. El segundo alude a la forma de vida particular, propia de un individuo o grupo.

 

2  

de un par de las ideas de Agamben porque me parece que desde hace un tiempo para acá, Rossana se ha propuesto una tarea cuya magnitud es equiparable a la que en su momento se

impusiera

Roma.

Si

el

laureado

entonces

éste

egresado

nos

de

la

invitaba

a

Universidad

reconfigurar

de las

categorías de la filosofía política clásica y repensar lo político junto con Foucault, Reguillo nos coloca hoy frente a un desafío que impone rutas paralelas: en compañía de Achille Mbembe, Rossana esboza algunas de las coordenadas fundamentales doloroso

para

comprender

presente

mexicano.

incorporación

al

arsenal

nuestro

presente,

Ello

a

conceptual

de

nuestro

través las

de

la

nociones

de

necropoder y necropolítica. Más adelante retornaré a la lectura que nos ofrece Reguillo

acerca

de

estas

nociones,

porque

es

de

suma

importancia. Por el momento es pertinente mencionar que el texto que hoy nos convoca inicia con el aviso de que la pregunta que articula sus argumentos resultará incómoda no tanto por las respuestas que podría suscitar, sino por todo lo que involucra el hecho de formularla. Desde mi punto de vista, el adjetivo se queda corto: más que incómoda, la interrogante

es

escalofriante

y

desgarradora.

¿De

qué

mueren los jóvenes?, se cuestiona y nos cuestiona Rossana. Desde luego, la pregunta incomoda por lo que supone: la muerte. No cualquiera, sino la de la juventud, la cual es (o

debería

ser)

el

epítome

de

la

vida.

Pero

también

representa una ruptura, un punto de quiebre que pone de relieve el agotamiento del proyecto moderno y el límite de la vigencia de la institucionalidad derivada de éste. Esto no es poca cosa. Tal como lo señala Reguillo lo que se evidencia es el fracaso de un modelo de desarrollo que prometía  

progreso

social

y

económico; 3  

y

que

en

última

instancia

trajo

consigo

la

profundización

de

las

desigualdades, la inequidad en el acceso y la distribución del

poder,

sectores

la

de

vulneración

la

y

población;

y

precarización de

entre

de

amplios

éstos,

los

más

afectados históricamente han sido los jóvenes. Desde luego, ésta es una tendencia observable a escala global. Ante ello, Rossana evidencia lo que ocurre en el caso mexicano. La pregunta, pues, persiste y se focaliza. ¿De qué mueren las y los jóvenes mexicanos? La respuesta es contundente: se matan o los matan. Mueren pues a causa de la violencia.

Las cifras que se presentan en el texto son

mucho más que incómodas. Reguillo señala que tan sólo en el 2012, en nuestro país encontraron la muerte 20 658 jóvenes, es

decir,

esposos,

más

de

padres.

20

mil

De

hijos,

éstos

hermanos,

casi

la

estudiantes,

mitad

de

los

fallecimientos se debió a la violencia directa. Más aún, a contracorriente de lo argumentado por el discurso oficial, Reguillo plantea que la violencia no es situacional, sino que

atraviesa

al

país

por

todos

los

costados,

y

lo

desangra. No es un tema localizado en dos o tres zonas “calientes”,

sino

que

constituye

un

flagelo

que

se

despliega por todo el territorio nacional. No cabe duda que el manto de lo violento ensombrece el presente pero también el futuro. Escribo esto y no puedo evitar pensar en un texto que titulé El umbral de la noche del mundo, el cual fue presentado hace un par de meses en un congreso sobre Revueltas

y

significativa

Revoluciones Praga).

Ahí

(realizado pretendía

en

la

altamente

reflexionar

–en

un

intento de domar un poco el miedo y la rabia- acerca de Ayotzinapa

en

términos

de

lo

que

Badiou

define

como

Acontecimiento. Rossana lo hace aquí mucho mejor que yo. En fin, de cualquier manera, no cabe duda que habitamos justo  

4  

en ese umbral en el que la noche se cierne sobre nosotros y se abre un abismo al que ella propone que nos asomemos. Propuesta incómoda, seguro. Desgarradora como pocas. Apoyada en los argumentos de Achille Mbembe (2003), 3 Reguillo

plantea

la

pertinencia

de

desplazar

la

mirada

analítica hacia la existencia de un poder difuso, que no necesariamente

se

encuentra

anclado

en

el

Estado

(y

a

partir de esta afirmación plantearé hacia el final un par de preguntas). A pesar de ser borroso, este poder tiene efectos muy concretos, puesto que entrevera lo que el autor camerunés

ya

mencionado

refiere

como

“economía

de

la

muerte” en el plano de las relaciones de producción y del ejercicio

del

poder.

Es

precisamente

en

este

desplazamiento, en la reformulación de las preguntas que interrogan por el control de la vida y el poder sobre la muerte, en el que emerge la noción de necropoder. 4 Pero no solo eso. También se postula el horror como categoría de análisis –sentencia Rossana-. Este es un asunto fundamental en

los

implica

planteamientos un

de

desplazamiento

la

citada

analítico

autora, que

puesto

contribuye

que a

la

reconfiguración del modo que tenemos para interpretar este                                                                                                                 3

Reguillo se apoya en un texto más reciente de Mbembe, de 2011, titulado Necropolítica seguido de Sobre el Gobierno Privado Indirecto, de la editorial madrileña Melusina. Ambos textos se encuentran atravesados por una hipótesis crucial: la expresión última de la soberanía reside, en buena medida, en el poder y la capacidad de dictar/dictaminar quién vive y quién muere. Esto distancia al autor de las perspectivas más ortodoxas de la ciencia política, las cuales conciben la soberanía como un asunto que acontece tanto dentro de los límites del Estado-nación (mediante el conjunto de instituciones empoderadas por el Estado) como en las redes e instituciones supranacionales. En este sentido, puede decirse que Mbembe sigue la ruta trazada primero por Foucault en la década de los setenta y luego por Agamben al inicio del nuevo milenio. En síntesis, Mbembe plantea que la modernidad constituye la base en la que se anclan las múltiples concepciones de la soberanía y, por ende, de lo biopolítico. Esto ha traído como consecuencia una instrumentalización generalizada de la existencia humana y la destrucción material de cuerpos humanos y de poblaciones enteras. Ésta es la premisa básica sobre la que este autor camerunés desarrolla sus argumentos (i.e. la política es la muerte que vive una vida humana, dice Mbembe acerca de la lectura que hace de Hegel). 4 Desde una perspectiva que retoma a Franz Fanon y a , Mbembe (2003) ha esbozado las nociones de necropoder y de necropolítica. A partir de éstas se busca dar cuenta de las maneras en las que en el mundo contemporáneo se despliegan armamentos enfocados en lograr la maximización en términos de la destrucción de personas y, por ende, en la creación de mundos de muerte: nuevas formas de existencia social en la que vastos sectores de la población están sujetas a condiciones de vida que las convierten en poco menos que muertos vivientes.

 

5  

desolado

mundo.

Retrotraer

al

horror

como

categoría

analítica implica pensar, junto con Mbembe (2003), en la emergencia de mundos de muerte, en instrumentos capaces e Es precisamente en el centro de este mapa conceptual donde es posible producir cierta inteligibilidad para comprender el presente. Pero para ello se requiere modificar de manera radical el marco de las preguntas posibles, es decir, el episteme. Todo ello implica –asevera Reguillo- “socavar las bases en las que se asienta nuestra comprensión del mundo”. Hace dos décadas era Agamben quien hacía esta invitación. Hoy Rossana

lanza de nuevo el desafío. Nuda vida. Nuda

muerte. Necropolítica. Las consecuencias de este abordaje no son menores. El recuento de desapariciones que Rossana enumera en su texto puede leerse –a la luz de los argumentos de Dbembe- como un proyecto del necropoder, a partir del que se elimina y oblitera toda posibilidad para la juventud. Juvenicidio es el término que utiliza la autora para referirse a estas catástrofes. Esta noción resulta crucial puesto que “…nombra, ilumina, elucida la muerte sistemática en función del valor del cuerpo joven, valor que aceita la maquinaria de la necropolítica.

Valor que puede definirse tanto por

positividad (yo te secuestro y después de obtener ganancias de distinta índole, materiales, simbólicas, territoriales; te elimino), como por negatividad (yo te desaparezco y te aniquilo,

porque

tu

vida

me

estorba

y

eres

más

útil

muerto)” (Reguillo, 2015).

Recordaba, más arriba, el surgimiento de una economía de la muerte, tal como lo siguere Mbembe. Creo que con esta cita Rossana nos ofrece un claro ejemplo de lo anterior. Finalmente, términos

el

texto

sucintos

se

llega

al

enumera

horror

el

gravísimo

dejado hasta ahora este acontecimiento:  

6  

de

Ayotzinapa. saldo

que

En ha

“6 muertos (uno de ellos, desollado), 5 heridos de gravedad (dos al borde de la muerte) y la desaparición forzada de 43 estudiantes (uno de ellos identificado por un hueso); un presidente

municipal

destituido,

y

su

esposa

presos;

un

gobernador

un palacio de gobierno y varios edificios

gubernamentales en llamas; una presidencia terriblemente cuestionada ya no solo por los mexicanos, sino además por la comunidad internacional y algunos de esos elefantiásicos organismos –como la ONU- que se han pronunciado con fuerza sobre el ‘caso’. Una movilización social sin precedente en el país y el grito en las calles y en las redes de ‘Vivos se los llevaron, vivos los queremos’.”

Como siempre, más allá de la mera descripción de los hechos, Rossana ofrece algunas pistas para dotar de sentido al

vacío

y

pone

de

relieve

algunos

aspectos

cruciales

derivados del horror llamado Ayotzinapa: 1. Obligó al país a prestar atención a la violencia creciente; 2. Visibilizó a la juventud tanto como sujeto vulnerado por la violencia, pero

también

como

el

protagonista

del

presente

y

del

futuro; y 3. Fomentó una conversación colectiva en el que los

actores

sociales

descubrieron

un

“nosotros”

que

no

estaba solo, sino que compartía desesperanzas y soledades. Digámoslo una vez más, el país está desgarrado y la noche se cierne sobre nosotros. Repito a manera de guiño: sobre nosotros.

De

la

nuda

vida

a

la

nuda

muerte:

la

necropolítica. Para Rossana todo lo anterior se coagula en lo que desde la ciencia médica se denomina disforia, una especie de emoción hegemónica que se alimenta de la desesperanza, la tristeza y el miedo. Ésta, la disforia, es para Reguillo una

especie

de

espíritu

de

nuestro

presente

mexicano.

Cuando se traslada del registro psiquiátrico y se postula en clave antropológica, puede verse que el tono que marca la narrativa de lo violento en México es, precisamente, la disforia. De eso se habla. Desde ahí se nombra y se dota de  

7  

sentido al mundo, a un país que en última instancia es, por ponerlo así, una sucesión de fosas clandestinas y muertes y desolaciones. El texto -desafiante e incómodo- de Rossana finaliza con una nota menos funesta. Si la juventud es víctima y victimario, también es esperanza. Entre el #YoSoy132 y el México-Ayotzinapa,

comienza

a

perfilarse

el

rostro

del

“nosotros” al que me refería hace un momento. Este rostro es joven, diverso y cambiante. Es precisamente este sector de la población, el joven, el que lleva entre las manos, muy por delante, la tarea que vislumbra Reguillo en el texto que hoy nos convoca. Son ellos, a través de ellos, de las

y

los

posible,

jóvenes,

por

citar

que

se

al

amplían

Rancière

los

al

que

márgenes también

Rossana, que se reformulan los modos de pensar,

de

lo

alude que se

reconfiguran los significados. Hoy, amplios sectores de la juventud mexicana hackean –dice Rossana- no solo las redes, sino

los

cimientos

que

orientan

nuestra

comprensión

del

mundo, y postulan otro con sus actos. Un mundo distinto; un mundo donde quepan muchos mundos. Termino colocando tres aristas que se derivan de la lectura que efectué del texto de Rossana. Éstas competen, desde luego, a los avances de investigación que ahí se muestran. Pero creo que también pueden tener resonancia en términos

del

programa

investigativo

en

el

que

estamos

involucrados, de una manera u otra, con la indagación de las trayectorias y circuitos juveniles. 1. Sin duda la juventud mexicana se erige como uno de los principales obstante,

actores se

del

precisa

presente

reconocer

y que

del las

futuro.

No

paradojas

señaladas por Hopenhayn hace una década –y a las que se  

enfrenta

este

sector 8  

de

la

población-

se

han

intensificado educativo

y

y

profundizado

menor

(i.

posibilidad

e.

de

mayor

insertarse

nivel en

el

mercado de trabajo; mayor acceso a la información y menor

incidencia

en

los

procesos

de

toma

de

decisiones). ¿De qué manera los jóvenes se hacen cargo de

esas

condiciones,

en

tanto

que

obliteran

su

agencia, su futuro? 2. El

campo

político

y

la

política

requieren

de

un

trabajo de reconfiguración conceptual y práctico que los

resignifique,

vigencia

de

la

que

los

abra

de

institucionalidad

par

en

par.

La

contemporánea

ha

llegado, sin duda, al límite y en el horizonte no hay a la vista actores/procesos que se hagan cargo de dicho trabajo. ¿Qué espectros nos esperan en el futuro mediato? ¿Con qué rostro se dibuja al México de los próximos lustros? El panorama no es nada grato. 3. En la última década se han intensificado los procesos de movilización social (lo que esto quiera decir en la actualidad). Buena parte de lo anterior ha tenido como protagonista a diversos sectores de la juventud. Sin duda se ha ido acumulando una fuerza social altamente significativa.

Desafortunadamente,

los

institucionales

para

energía

clausurados,

o

canalizar

inmersos

en

una

esta

profunda

espacios están

crisis

de

legitimidad. ¿Será que los jóvenes lograrán Pensar sin Estado (por decirlo à la Lewkowicz) y articular nuevos espacios

para

¿Desembocará

(la esta

ampliación fuerza

de)

social

la

política?

acumulada

–sin

válvulas de escape visibles- en un poderoso estallido social? Muchas gracias.

 

9  

Referencias Agamben, Giorgio. Means whitouth end. Notes on politics, University of Minessota Press, EUA, 2000. Agamben, Giorgio. Homo sacer. Sovereing power life, Standford University Press, EUA, 1998.

and

González Aguirre, J. Igor I. “Ayotzinapa: el umbral noche del mundo”, ponencia presentada en la 2nd Conference on Revolt and Revolution, llevada a cabo ciudad de Praga, entre los días 4 y 6 de noviembre de

bare

de la Global en la 2014.

Lewkowicz, Ignacio. Pensar sin Estado. La subjetividad en la era de la fluidez, Paidós, Argentina, 2004. Mbembe, Achille. “Necropolitics”, en Public culture, 15(1): 11-40, Duke University Press, EUA, 2003. Reguillo, Rossana. La turbulencia en el jóvenes, necropolítica y 43 esperanzas, investigación, ITESO, México, 2015 (mimeo).

 

10  

paisaje: Avances

de de

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