LA NECESIDAD DE ADQUIRIR UN TEMPERAMENTO MARIANO

June 7, 2017 | Autor: NPichardo Diaz | Categoría: Mariologia
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Descripción





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LA NECESIDAD DE ADQUIRIR UN TEMPERAMENTO MARIANO


El movimiento de Schoenstatt ha sido uno de los logros más hermosos del Espíritu Santo dentro de la Iglesia al principio del sigo XX, tomando como responsable de esta misión al Siervo de Dios Padre Josef Kentenich. Con una visión preclara de la sociedad por venir, se dio a la tarea de organizar un modelo de hombre que ayudaría a la Iglesia del siglo XXI a ser más sólida en la fe. Me refiero a que el padre Kentenich se formuló un tipo de hombre que trabajaría autoformándose, teniendo como modelo a Jesús, el hombre siempre nuevo. Fue una visión antropológica que marcó un hito dentro de la teología. Desde 1912 que recibió el encargo de educar a los seminaristas del colegio de los padres palotinos, vio el inicio de lo que realizó todo el resto de sus días.
Su meta era educar al hombre de hoy hasta que alcance la plena libertad de los hijos de Dios, es decir se transforma en un hombre nuevo: firme, libre y apostólico. Kentenich mira como el tiempo nuevo exige una modalidad nueva de educar al hombre para que encarne la cultura, en forma armoniosa entre lo humano y lo divino, uniendo el más acá con el mas allá

Él dice en el Acta de Pre fundación: "Con lo dicho me pongo a disposición con todo lo que soy y lo que tengo: mi saber y mi ignorancia, mi capacidad y mi incapacidad, pero, sobre todo, mi corazón." (#20)

Está convencido que Dios ha regalado a Schoenstatt el carisma de ser un "movimiento de educación y de educadores"

Un hombre nuevo

La autoformación es uno de los elementos que se trabaja en Schoenstatt para lograr un hombre que sea libre verdaderamente. "No esclavos de galeras". Podemos descubrir este elemento desde el principio: "Tenemos que aprender a educarnos a nosotros mismos. A educarnos a nosotros, con todas las facultades que poseemos. Después, más adelante, hablaremos sobre estas facultades, sobre la materia de nuestro autodominio.
Debemos autoeducarnos como personalidades recias. Hace tiempo que dejamos de ser niños pequeños. Entonces permitíamos que nos guiaran las ganas y los estados de ánimo en nuestras acciones. Ahora, sin embargo, debemos aprender a actuar guiados por principios sólidos y claramente conocidos. Puede ser que todo vacile en nosotros. Vendrán con seguridad tiempos en que todo vacile en nosotros. Entonces ni siquiera las prácticas religiosas nos ayudarán. Sólo una cosa nos puede ayudar: la firmeza de nuestros principios. ¡Tenemos que ser personalidades recias!." (Acta de pre Fundación, 17, 18 y 21. En: P. Rafael Fernández. Documento de la historia de Schoenstatt. Patris, Buenos Aires, 1970, p. 14)

He querido tomar este elemento para introducir este tema, el cual nos quiere hacer ver, que el hombre nuevo para la nueva sociedad que necesita la Iglesia, tiene que venir desde dentro, no desde fuera. Para lograr el objetivo de ser un hombre auténticamente mariano, se tiene que comenzar a transformar al hombre interior, lo llamo aquí conquistar un temperamento mariano.

Considero que MARIA es la clave para que el hombre se encuentre consigo mismo, con la naturaleza, con los hermanos y con Dios. María es un excelente camino de integración para el hombre de hoy. La clave está en conquistarla a ella primero.

Las experiencias dentro de la Iglesia son muchas de cómo podemos llegar a conquistar al hombre verdadero que hay dentro de nosotros a través de María. Definimos el problema del mundo de hoy y sus auténticas raíces en un desconocimiento del hombre mismo. El hombre mismo no es malo en sí, es un ser auténticamente sano, en el pleno sentido de la palabra. El optimismo de santidad y de Bueno que existe en el mundo es la esperanza. Esa esperanza es la que hace al hombre tener visión de lo mejor. Ahí está el fundamento y el corazón de lo que el hombre es.

Todos aquellos que han conquistado la santidad se han descubierto tal y como los creo Dios. Han sido ellos mismos. La santidad es presentarse ante el mundo como somos; originariamente: A imagen de Dios (Gn 1,26)

Por temperamento entendemos, en general, el tono o "atmósfera" anímica de la persona, que depende, en gran parte, de su constitución física y que se pone de manifiesto en la manera de reaccionar ante los diversos estímulos y en la duración y profundidad de la misma reacción.

Aunque aquí no pretendo hacer un análisis de los que son los temperamentos, deseo, por lo menos, hacer alusión a que son los temperamentos de acuerdo a las enseñanzas de Schoenstatt. Son muy diversos los modos de analizar el carácter y los temperamentos. La división clásica según Hipócrates: temperamento colérico, sanguíneo, melancólico y flemático. Los términos vienen del griego: colérico de kolé-bilis; sanguíneo de sanguis-sangre; melancólico de melas-negro y flemático de phlema-fluído, espeso. (Para el estudio de los temperamentos se puede consultar el libro de Konrad Hock, Los cuatro temperamentos). Ciertamente se podrían usar otros sistemas más científicos y modernos, pero la mayoría de las veces resultan demasiado complicados para la práctica educativa. Se puede ver, por ejemplo, la clasificación de Le-Senne-Haymans-Wiersma y el cuestionario correspondiente elaborado por M. Gex. Más allá de las posibles clasificaciones lo que nos importa en la práctica, es que cada uno llegue a conocer los rasgos más importantes de la propia personalidad, tanto los positivos como los negativos, aquellos aspectos donde debe ejercitar su autoeducación. Sea cual sea el método de clasificación que se use, se debe llegar a conocer el propio temperamento que es siempre original y que, normalmente, es una mezcla de los diversos tipos que se presentan. (cf. Documentos de Schoenstatt, pp 11ss)

Este tipo de temperamento antecede a una autentica espiritualidad mariana. Con el cultivo de la piedad podemos ayudar a las personas a desarrollar un temperamento mariano, para vivir al estilo de María, en continua adoración.

Los Maronitas

La mejor manera de descubrir que somos imagen de Dios es a través de María. La mujer que nos enseno quien es el verdadero hombre. Un hermoso ejemplo que no ayuda a entender, en la práctica, como se construye este temperamento es la vida de los Maronitas. Nos narra que la Virgen María ocupa protagonismo en la vida diaria de la familia maronita. Esto aparece, en particular, en las oraciones litúrgicas que dedican a la Virgen María una estrofa en cada canción y la primera nocturna de las maitines, además de las celebraciones de sus fiestas que acompañan a las del Señor, como el Adviento, la Pasión, la Resurrección, Pentecostés y los tiempos ordinarios y sus fiestas propias, tales como la Inmaculada Concepción, la Natividad de María, la Asunción y el mes de mayo.

Este protagonismo es particularmente evidente en el hecho de que las sedes del patriarcado maronita son dedicadas a la Virgen María. Por otra parte, en las casas maronitas, los miembros de la familia se reúnen todas las noches, ante las imágenes santas para rezar el Rosario, las letanías y cantar: «Oh Madre de Dios, llena de ternura» y «Si estás lejos de nosotros.»

A eso se añaden los pequeños santuarios instalados delante de las casas, y las procesiones en las calles, tanto que se puede afirmar que el alma maronita posee un « temperamento mariano » incomparable. (1)

Para lograr este temperamento no hace falta estudiar grandes libros para conocerse a sí mismo. Solo hace falta la práctica de la piedad que sentimos y el amor filial que tenemos a nuestra madre celestial.
¿Qué hace un alma que ama? Trata de complacer al ser amado en todo aquello que le ayudaría. En este caso, como se trata de amor a la divinidad, es complacernos a nosotros mismos en todo aquello que nos ayudaría a ser como ellos: Divinos.

Modelos de las Almas

San José y la Virgen María se les conocen con el apelativo de Modelos de las almas interiores. De la virgen se encuentran narraciones que sirven como modelo de aquellos que desean cumplir la verdadera voluntad de Dios: ser auténticos adoradores en todo tiempo.

Me parece que la actitud de la Virgen durante los meses que transcurrieron entre la Anunciación y la Natividad es el modelo de las almas interiores, de los seres que Dios ha elegido para vivir adentro, al fondo del abismo sin fondo. ¡En qué paz y qué recogimiento se prestaba María en todas cosas!

Como aquellas que eran las más mundanas eran divinizadas por ella, - porque a través de todo, la Virgen permanecía la "adorante" del don de Dios. No le impedía eso cansarse físicamente cuando se trataba de practicar la caridad; el Evangelio nos dice que « María recorrió en toda diligencia las montañas de Judea para visitar a su prima Isabel. »

La visión inefable que contemplaba en ella misma nunca disminuía su caridad exterior, ya que si la « contemplación se dirige a la alabanza y a la eternidad de su Señor, posee la unidad y no la perderá. (La Virgen María en la Beata Isabel de la Trinidad (El cielo en la fe, 39-40. Obras Completas, EDE, pp. 116-117). Tomado de: Página Revista Miriam. También en: http://www.revistamiriam.com.

Como puede llegar a corromper el pecado a un ser que está lleno de la presencia de Dios, que es bendito. Así se explica el hecho que de que María fuera y es una creatura admirable por su originalidad. Es por eso que la llamamos La Inmaculada Concepción.

El dogma de la Inmaculada Concepción no dice que María no podía pecar. Pero María no pecó porque por su voluntad y su libertad, obradas por la gracia preveniente, siempre dijo que no al pecado.

Lumen Gentium (n°65) concluye que "María, íntimamente presente en la historia de la Salvación, reúne y refleja en ella misma, de cierta manera, las reclamaciones supremas de la fe". Su fe tiene pues un valor real, y da un fruto que permanece.

La Inmaculada Concepción enseña "que no es en absoluto una persona humana que puede entablar la Redención por su propia fuerza, pero su "sí" totalmente integrado en la iniciativa y el amor divino que le habita. La gracia no cancela la libertad, la crea".

Marta Robín: Todo es posible

Aquellos que se dejan transformar por el amor de Dios se hacen semejantes a él. Se transforman en otros dioses en el aspecto divino. Son llamados a gustar de los manjares celestiales. A vivir la vida de la gracia en la tierra. La vida divina que transforma todo a su paso. Ese amor lo define como auténticos seres y no fachadas de lo que debieran ser. Son verdaderos porque viven en la verdad. No viven a escondidas mezclados entre el lujo, la vanagloria, el consumismo, la mentira, el egoísmo, el placer, el dinero y lo todo lo que arropa al verdadero ser creado por Dios. En su diario, Marta Robín, quien vivió 50 años postrada en cama sin comer ni beber ni dormir; sólo se alimentaba de la Eucaristía, nos dejó escrito este hermoso pensamiento."Yo amo tanto a la Santa Virgen que para probarle mi amor busco complacerla en todo y consultarle interiormente todas mis necesidades.

¡Qué modelo tan delicioso y conmovedor es María! Es por medio de María, con María y en María que iré hacia Jesús y le perteneceré totalmente.

¡Si supiéramos de qué deliciosa e íntima unión gozan y disfrutan las almas que viven en compañía de la divina Madre de Jesús, nuestra Madre!"(Robin M. (1929). p 255

Con una total adhesión a la Santísima virgen, el alma del mariano está convencida que su vida está unida a la de la virgen con una alianza tan fuerte que nada puede separar, pues sus vidas se unifican como una matrimonio. Son Uno. El Padre Kentenick lo expresa así: "María es el alma de mi alma" además dice: "¡María, que tu vida sea la mía!"Ya San Pablo lo había referido antes reflexionando de su unión con Cristo: "No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi" (Gal. 2,20)

En todos los grandes fundadores de la Iglesia está dentro de ellos un profundo amor a la virgen María. Este amor está fundado en roca. O sea, sobre un temperamento auténticamente mariano a Cristo, por María en la Iglesia.

Tomás de Celano, primer biógrafo de San Francisco, cuenta: "Así que se trasladó a otro lugar, que se llama la Porciúncula, donde se encontraba una iglesia a la bienaventurada Virgen y Madre de Dios; había sido construida antiguamente, pero estaba entonces abandonada.

Abrumado de compasión, empezó a vivir dentro y la reparó. "Estableció allí su morada, escribe San Buenaventura, por su respeto por los Ángeles y su amor por la Madre de Cristo" a quien esta capilla está consagrada.

Acerca de la devoción mariana del poverello (se refiere a San Francisco), Celano la resume en pocas palabras: "Besaba a la madre de Jesús de un amor indecible ya que ella nos dio por hermano al Señor de majestad. Para ella, realizaba alabanzas particulares, derramaba sus oraciones, ofrecía sus afectos en tal número y de tal manera que la lengua humana no podría expresarlo.

Pero – lo que es fuente de una alegría profunda – la declaró abogada de la Orden y colocó bajo sus alas los hijos que iba a dejar para que los favorezca y los proteja hasta el final.

Se Ofrece por la causa del Evangelio

El hombre temperamentalmente mariano es ofrecido y se ofrece por la causa del evangelio. Maximiliano Kolbe, hermano franciscano conventual polaco se ofreció a ocupar el lugar de un padre de familia en el campo de concentración nazi de Auschwitz. Durante su infancia, tuvo una visión de la Virgen de Czestochowa que se le apareció y le ofreció dos coronas, una blanca y otra roja que simbolizaban la pureza y el martirio.

Como le invitaba a elegir, su generosidad le llevó a elegir ambas. A partir de este momento, el privilegiado de María tomó esta generosa decisión: "Me haré mejor día tras día". (…).

La lectura de los escritos de San Luís María Grignion de Montfort le enseña que "Dios quiere revelar y descubrir a María, la obra maestra de sus manos, en estos últimos tiempos en los que María debe brillar más que nunca, en misericordia, en fuerza y en gracia" (Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen).

El entrega su vida a María: "De la misma manera que la Inmaculada es a Jesús, a Dios, cada alma será por ella y en ella a Jesús, a Dios, y eso mucho mejor que sin Ella", escribirá San Maximiliano. Fue ordenado sacerdote el 28 de abril de 1918.

Esta unión intima nos hace comprender el misterio mismo del cuerpo de Cristo. El lugar dado a María es de suma importancia para apoderarse de Cristo en la realidad total de su Ser y en el ejercicio perfecto de su misión de Redentor.

Hoy, algunos católicos rechazan la devoción católica a María, al proclamar que quieren a Jesús "solamente". Pero olvidan que Jesús solo no es Jesús.

El Cuerpo Místico de Cristo no puede ser ajeno al Verbo Encarnado. La primera palabra que conocemos de Cristo tras su vuelta hacia al Padre, fue precisamente una afirmación de su identidad, dirigida a Pablo, enemigo de los cristianos: "Soy Jesús a quien tú persigues".

Querer a Jesús sólo no puede significar querer una cabeza separada de su cuerpo, ya que el cuerpo no puede seguir siendo cuerpo, si es decapitado. La Iglesia, no es solamente los miembros sino que es los miembros con su Cabeza.

Y Jesús mismo no puede ser una Cabeza si es separado de sus miembros. En otras palabras, el Cuerpo místico somos nosotros con Jesús y Jesús con nosotros. (Cf. Richard, A.A. En Signos para nuestro tiempo, Fatima-Vatican II, Ediciones Téqui, 1971, p 71-72

Papa Francisco y San Juan Pablo II

Modernamente, el papa Francisco (2014) lo ha anunciado varias veces en sus reflexiones. Nos dice; "De María, llena de gracia, aprendemos que la libertad cristiana es algo más que la simple liberación del pecado. Es la libertad que nos permite ver las realidades terrenas con una nueva luz espiritual, la libertad para amar a Dios y a los hermanos con un corazón puro y vivir en la gozosa esperanza de la venida del Reino de Cristo.

Dirijámonos a María, Madre de Dios, e imploremos la gracia de gozar de la libertad de los hijos de Dios, de usar esta libertad con sabiduría para servir a nuestros hermanos y de vivir y actuar de modo que seamos signo de esperanza, esa esperanza que encontrará su cumplimiento en el Reino eterno, allí donde reinar es servir".

El Papa Juan Pablo II conocía el poder de la oración mariana, que puede cambiar el curso de la historia, derrotar los planes de guerra. Dejar toda la iniciativa a María tal fue el sentido del año mariano y de la oración en mundovisión en la Vigilia de Pentecostés 1987. El gesto profético y luminoso llevado a través de esta oración para implorar el don de Pentecostés en nuestro mundo, frente al reino de Babel, nos acompaña todavía hoy.

Tenemos en efecto la responsabilidad de transmitirlo a los vigilantes y centinelas, esta impactante e impresionante generación de santos, jóvenes, que se levanta. Digámoslo con el término dado por el Padre de Montfort mismo: a los "apóstoles de los últimos tiempos".

Sí, es "por María, con ella, en Ella, que vendrá la Victoria" como lo escribía nuestro santo de Vendée, Luís María Grignion de Montfort. Son un signo diagnóstico que lleva consigo consolación y esperanza.

Dejémosle hacer. Dejémosle toda la iniciativa. De rodillas, imploremos, rosario en mano. Confianza. Viviremos entonces la experiencia de cuanto Dios es bueno!

Ese temperamento No es algo que se conquista con nuestro propio esfuerzo, si se perfecciona con esfuerzo, pero ya está dado desde el principio. Esta forma de vivir es algo que está dentro de nosotros, como un don, un regalo. Nos viene de lo alto. Todos los hombres, por enferma que parezca su condición, tienen este don. Forma parte de la creación misma de la humanidad. Tiene que existir por necesidad humana un ardor maternal dentro del ser humano. Esto lo define como humano, como persona humana. Lo identifica de las demás creaturas.

Un gran periodista del Diario 'La Provence', Philippe Larue, ha publicado con motivo del lanzamiento de las celebraciones de los 800 años de la Buena Madre, un artículo titulado "Ave María", el pasado 7 de diciembre 2014. He aquí un fragmento: "No te conozco personalmente, y sin embargo siento que formas parte de mi vida desde mi infancia. Pensaba que estabas lejos cuando te miraba desde mi ciudad de Montolivet. He aprendido con los años que estabas accesible y cercana, cariñosa madre de todos los Marselleses y de los demás.

Sí, Dios te Salve, María, por este amor inagotable y estos brazos que abrazan. Eres la imagen de una religión en asamblea, que responde a los creyentes a los que dudan. Eres la que podemos venir a ver como iríamos a ver a un amigo cuando el dolor, el miedo por su familia, la incertidumbre del futuro, la necesidad de ser apoyado nos atenaza.

Podemos establecer contigo uno de esos diálogos íntimos y sencillos que nos tranquilizan. Y entonces, simplemente, podemos, con o sin fe, mirar al horizonte a tu lado. "

Es una urgencia para nuestros tiempos

La auténtica devoción mariana nos hace descubrir los dones necesarios para la misión a la cual fuimos llamados. Estos referentes de nuestro trabajo son necesarios para que la acción tenga sentido en un mundo completamente iluminado por la apariencia. El temperamento mariano nos hace actuar de forma original y tan profunda que las apariencias no importan. Se efectúa la auténtica espiritualidad evangélica. Aquella que no depende de lo que dirán o espera nada a cambio.

La lucha contra lo establecido por el mundo no se puede enfrentar con los recurso humanos que tenemos tales como los académicos, materiales, estructurales, etc. Hace falta un auténtico espíritu de pobreza, castidad y obediencia. Una verdadera fe, esperanza y caridad. Cuando el confesor de Lucia le pidió poner por escrito las respuestas a algunas preguntas que el tenia, pidió al Señor que se lo revelase. Nos dice la historia que aquel día, Sor Lucía (1930) estaba en la Casa madre del convento, en Tuy. Debía contestar por escrito a una serie de preguntas de su confesor, respecto a la devoción reparadora de los cinco primeros sábados del mes. Una de ellas era:

"¿Por qué cinco sábados y no nueve, o siete en honor de Nuestra Señora?" Por la noche, en la capilla, (…) una presencia divina le reveló que existen cinco tipos de ofensas y de blasfemias proferidas contra el Corazón Inmaculado de María:
Las blasfemias contra la Inmaculada Concepción
Las blasfemias contra su virginidad
Las blasfemias contra Su maternidad divina, negando al mismo tiempo reconocerle como Madre de los hombres.
Las blasfemias de los que buscan públicamente poner en el corazón de los niños la indiferencia y el menosprecio, o incluso el odio acerca de Nuestra Madre Inmaculada.
Las ofensas de los que la indignan directamente en las imágenes santas.

Para poder luchar con estos males es necesaria una autentica unión, casi consustancial con Cristo. Así como el pan se convierte en el cuerpo de Cristo, nuestro cuerpo debe convertirse en otros Cristos para lograr el éxito en un mundo donde los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz.

No es posible enfrentar estos males y tener éxito, si no estamos preparados y cimentados en la fe. Solo soldados convencidos de su misión, vencerán.

Todo comenzó cuando en la noche del 10 de diciembre de 1925, Lucía de Fátima, joven postulante, retirada a su celda, recibió la visita de la Virgen sobre una nube de luz, con el Niño Jesús a su lado. María sostenía en la mano su corazón rodeado de espinas. El Niño Jesús le dijo:

"Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Está rodeado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas." Inmediatamente, dijo Nuestra Señora a Lucía:

"Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di a todos los que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del rosario con el fin de desagraviarme les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación".
Pater Josef Kentenich

Con María, alegres por la esperanza y seguros de la victoria hacia los tiempos más nuevos.

¡Aseméjame a ti!

Se para nosotros en todo tiempo, la Madre Tres veces Admirable que resuelve todos los problemas.
 
¡Guíame según tus sabios planes y se cumplirá mi único anhelo!
 
Debo leer siempre de nuevo en el corazón de María, pues ningún libro aquí en la tierra nos guía más rápido hacia el cielo.
 
Has de mí un pequeño sol para mi alrededor, que irradie luz y calor en todas partes.
 
Elegir a la Madre de Dios como reina de nuestros corazones significa dejar que: "Ella nos modele como cera blanda".
 
Por María, en Cristo y el Espíritu Santo, al Padre.
 
Tú me has atraído hacia Ti con lazos humanos.
 
Santa Madre imprime profundamente en mi alma las llagas que tu Hijo sufrió por mi causa.
 
¡Sácame de mí mismo y hazme totalmente tuyo!
 
Madre tres veces Admirable, déjame ser en todo tu instrumento.
 
Pruébenme por hechos que me aman realmente y que toman en serio su propósito.
 
Cuando todo parezca imposible, la Santísima Virgen se glorificará.
¡Inmaculada, si yo fuera como Tú!
 
Santa Madre, haz que las llagas que por mi soportó tu Hijo, se impriman hondamente en mi corazón.
 
¡Que se haga la pequeña María totalmente entregada y abandonada al Padre, a sus deseos y a su voluntad!
 
¡Que mi vida sea un gran Magnificat!
 
Que viva en mí el alma de María, para que cante en mí el Magnificat.



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