La nación nómada: los genoveses en Cádiz desde finales del XV hasta mediados del siglo XVII

Share Embed


Descripción

La nación nómada: los genoveses en Cádiz Desde finales del XV hasta mediados del siglo XVII Frédérique Morand Universidad de Alcalá de Henares

¿Qué es una nación? ¿Y desde cuándo lo es? Encontrar alguna respuesta que satisfaga a todos no parece sencillo. En primer lugar, el origen de las naciones carece de consenso tanto a nivel cronológico como en cuanto a su representación. No obstante, parece haberse llegado a un acuerdo, al menos, en dos puntos: una nación no es un Estado y tampoco es una comunidad étnica. En pocas palabras, las naciones son comunidades vividas y sentidas cuyos miembros comparten un territorio, una comunidad y una cultura1 . Respecto a la cronología, nos hemos preguntado, como lo sostienen algunos, si existieron naciones premodernas antes del advenimiento de las ideologías nacionalistas de finales del siglo XVIII, o bien si, como alegan otros, sólo pudieron ser factibles en una sociedad que otorga el voto a sus ciudadanos2 . En efecto, tenemos varias escuelas de ‘nacionalismo’ para defender o refutar tales perspectivas: los modernistas, teóricos más que historiadores, niegan rotundamente la existencia de naciones premodernas; los perennialistas, historiadores más que teóricos, lo defienden sin matizar el concepto. Los primordialistas carecen de teoría y son reduccionistas con la historia y, por último, tenemos la escuela de los etnosimbolistas, nacida del descontento entre los paradigmas de los modernistas y los perennialistas, además de motivados por el fracaso explicativo del primordialismo3 . No pretendemos adherirnos a alguna de estas escuelas sino sacar provecho de cada una de ellas y adquirir enseñanza de todo ello. Como lo subrayó Anthony Smith, si aceptamos que el concepto existe independientemente de la ideología del nacionalismo vamos a necesitar de una definición que esté en consonancia con dicha ideología. Es aquí donde

1 2 3

Anthony D. Smith, Nacionalismo. Teoría, ideología, historia, trad. por Olaf Bernárdez Cabello, Madrid: Alianza, 2004, pág. 26. Walker Connor opina que las naciones aparecen sólo a comienzos del siglo XX, con el voto, incluido el de las mujeres. Citado por Smith, Nacionalismo, op. cit., págs. 90-91. Ibíd., págs. 78-80.

9

Frédérique Morand reside el principal problema y la divisoria más difícil en el estudio del nacionalismo4 . No tenemos respuesta, y menos definitiva, pero queremos platicar sobre ello porque la documentación archivística que manejamos nos invita a proseguir en el debate. Hablemos de la nación genovesa afincada en Cádiz entre finales del siglo XV y mediados del XVII porque así la hemos encontrado en los protocolos notariales, claramente definida como ‘nación’. Por tanto, ¿debemos rechazar la denominación usada por los propios genoveses para caracterizarse? ¿No eran conscientes de pertenecer a un grupo que compartía los mismos valores ya a finales del siglo XV? Nuestro propósito consiste en seguir la línea trazada por el profesor Smith. Por tanto, intentamos buscar un modelo que no ignora «los factores políticos, geopolíticos y económicos externos» (reapropiación del territorio, la ciudad-madre Génova, privilegios económicos). En segundo lugar, nos hemos fijado en un modelo que se centra «en elementos simbólicos y socioculturales», o sea, interesándonos en la concretización (cofradía, cónsul, fundación monástica) de una realidad abstracta (creencia, poder), favoreciendo así perspectivas y aproximaciones más matizadas. Por último, intentamos abordar «las cuestiones simbólicas fundamentales de identidad étnica, memoria y mito» (territorio histórico, entierros, relación de parentesco, acontecimiento que marcaron el grupo) que con tanta frecuencia, según el profesor, resultan intratables5 . Este es el esquema con el que nos hemos acercado a los genoveses, como una nación más en Cádiz o, mejor dicho, como la nación dominante entre las demás naciones (franceses, flamencos, portugueses) y sub-naciones (gallegos, catalanes, vascos), los que principalmente componen la urbe en los siglos XVI y XVII. Asimismo, contemplaremos la posibilidad de que pueda existir «naciones dentro de la nación», tal y como se planteó el profesor Smith.

Estado de la cuestión Tenemos acceso a numerosos artículos sobre genoveses asentados en distintos puntos de la geografía peninsular6 . El enfoque, en general, es de carácter económico: se estudia a los ligures como colonia mercantil, como agentes de la monarquía, como elites que ocupan puestos en la administración del Reino o en los cabildos municipales. Sin embargo, el análisis de sus actuaciones de índole religiosa –como católicos en la Europa de la Cristiandad– sus encargos en el estamento eclesiástico, así como las fundaciones de 4 5 6

10

Ibíd., pág. 25. Ibíd., págs. 79-80. Pensamos en los estudios de Jacques Heers, de Ladero Quesada y, por citar sólo dos artículos: David Igual Luis y Germán Navarro Espinach, «Los genoveses en España en el tránsito del siglo XV al XVI», Historia, Instituciones, Documentos 24 (1997), págs. 261-332. Y Pedro Collado Villalta, «La nación genovesa en la Sevilla de la carrera de Indias: declive mercantil y perdido de la autonomía consular», en: Presencia italiana en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del III Coloquio Hispano-italiano, Sevilla, 1985, págs. 53-114.

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna monasterios, capillas y entierros en sus nuevas ciudades-patria aparecen algo menos explorado7 . Por cierto, el estudio de Igual Luis y Navarro Espinach subraya la necesidad de profundizar en el impacto cultural de la colonia en España, «donde todavía está por evaluarse en profundidad la influencia que los genoveses pudieron provocar al son de sus actividades económicas y políticas8 ». A excepción del maestro Sopranis, según sepamos, consciente desde las décadas de los 30 del siglo pasado de la importancia del factor religioso para quien pretende estudiar los siglos XVI y XVII –aunque fuese sólo desde un enfoque económico9 – son pocos los que se interesaron por la vertiente religiosa de los ligures en su nueva ciudad-patria10 . Por tanto, elegir centrarse en la religiosidad de los genoveses para hablar de ‘nación’ no es fruto del azar y, menos en el caso de Cádiz. Sopranis comentó que el porcentaje de genoveses sobre el total de la población gaditana era considerable. En uno de sus fecundos artículos, el investigador portuense estudió la formación de la cofradía ligur al finalizar el siglo XV; subrayó la ausencia de corporaciones análogas en los municipios circunvecinos (El Puerto de Santa María, Jerez de la Frontera), donde no se encontraban en número suficiente para organizarse como ‘nación11 ’. En palabras de Sánchez Herrero, Sopranis 7

En el artículo de Perregrini apenas se menciona la capilla de los genoveses y cuando lo hace se confunde. Alessandro Perregrini, «Los genoveses en España. La colonia de Cádiz», Boletín de la Real Sociedad geográfica CXXXIX-CXL (2003-4), págs. 137-174. Lo citado en págs. 154 y 158-159. Véase David Igual Luis, «La confraria dels genovesos de València. Una associació interprofessional a les darreries de l’Edat Mitjana», en: Moviments socials i dinàmica associativa. Actas del Primer Congrés de la Coordinadora de Centres d’Estudis de Parla Catalana, Lérida, 1994. 8 Igual Luis y Navarro Espinach, «Los genoveses en España», art. cit., págs. 297-298. 9 En una escritura de poder de 6 de noviembre de 1545 leemos: «yo Diego de Roa y yo Clemente de Ochandiano regidores vecinos (de Cádiz). . . dueños y señores que somos después de Dios por mitad de las dos tercias partes de la nao nombrada “Santa María de Raíces”». A[rchivo] H[istórico] P[rovincial] de C[ádiz], Not. 19, PT 4334, fol. 479v-480v. Anotamos otro ejemplo en 1586: «yo Juan de la Parra señor que soy después de Dios de la nao Nr sra del Rosario». AHPC, Not. 2, PT 296, fol. 113-114. No cabe duda de que el comercio tiende a ser el mejor vínculo para escribir la ‘historia total’ en la Época Moderna, tal y como sus estudiosos lo reivindican pero, pero nadie se libra de la creencia. Por otra parte, apuntamos una clara diferencia entre los navegantes españoles y los del Norte. Las denominaciones de los barcos españoles (genoveses, portugueses) son casi siempre nombres de vírgenes, santos y otros parecidos mientras que los de las naos de las compañías del Norte de Europa no suelen atribuir a sus embarcaciones nombres con connotaciones religiosas: ‘La Serpiente’, ‘El águila volante’. AHPC, Not. 24, PT 5465, fol. 341. Not. 14, PT 2997, fol. 652. 10 Cuando Luis y Espinach se preguntan, sobre cómo avanzar en el «tema de la presencia masiva y de las modalidades de actuación de los genoveses en España», apuntan la primicia de Sopranis respecto de su estudio concerniente a la ‘ordenación territorial’ de los genoveses para baja Andalucía. Igual Luis y Navarro Espinach, «Los genoveses en España», art. cit., pág. 264. 11 Hipólito Sancho de Sopranis, Los genoveses en Cádiz antes del año 1600, Publicaciones de la Sociedad de Estudios Históricos Jerezanos: Primera serie 4, Jerez de la Frontera, 1939, pág. 19. Es de notar que, en una de sus muchas fichitas “índices”, o sea, en sus notas personales, Sopranis, refiriéndose a la vida en la bahía de Cádiz en el Quinientos (estudio que no llegó a terminar) tituló uno de sus capítulos «El nacionalismo en religión». B.M.C.J.F., Ms 121. Papeles de H. Sancho de Sopranis, caja núm. 7, carpeta 19. Sobre «La vida en la bahía en el s. XVI».

11

Frédérique Morand habla, sin documentarlo, de la hermandad de los genoveses en su capilla en 1490. El profesor no pone en duda la existencia de la cofradía pero echa en falta documentación12 . Bien es cierto, ¿qué sabemos realmente de la cofradía ligur gaditana en el Quinientos? En la actualidad, Espinosa de los Monteros, el que más se interesó por las cofradías de Cádiz en el XVI no aporta datos archivísticos sobre la hermandad aunque sí anota algunos entierros13 . Todos hablan del retablo de 1671 (el actual14 ), de varias intervenciones bajo el episcopado de García de Haro (1564-1587) y de mejorías en la capilla a nivel artístico15 . Sopranis publicó varios artículos en el periódico gaditano La Información del Lunes acerca de la primitiva catedral y aporta los primeros datos para la capilla de los genoveses16 ; anotó las informaciones facilitadas por los dos historiadores gaditanos, Agustín de Horozco y Fray Jerónimo de la Concepción, subrayando las carencias de estos estudios impresos en los siglos XVI y XVII17 . Disponemos de un artículo de mucho interés sobre la catedral vieja escrito por Calvo López, a partir de documentos conservados en Simancas, un estudio que contempla su reedificación, tras el ataque de la armada anglo-holandesa en 1596 tan perjudicial para la historia de la ciudad18 . Salvo los artículos de Sopranis, la ausencia de datos prosopográficos

12 13 14

15 16

17

18

12

La cordialidad y el discernimiento de don Ramón Clavijo Provencio, director de la Biblioteca Central de Jerez de la Frontera, nos permitió descubrir con enorme emoción las notas del que tanto habíamos leído para poder acercarnos a la Historia de Cádiz en los primeros siglos de la Modernidad. Estos papeles, «casi nadie los han visto», nos confesó don Ramón, en un principio algo intranquilo. Su preocupación no era de extrañar. La Biblioteca custodia veintisiete archiveros repletos de notas diminutas escritas por el maestro sobre papeles de periódicos recortados. Dicho legado –una verdadera joya únicamente para quien bien conoce su obra– quedaba por clasificar, o sea, no estaba apto para la consulta. Por tanto, nuestro más profundo y sincero agradecimiento a don Ramón Clavijo por la confianza otorgada, así como a la responsable de la sala de Temas Jerezanos, Victoria Olmo López por atendernos con afabilidad a diario, durante semanas. José Sánchez Herrero, Cádiz. La ciudad medieval y cristiana (1260-1525), Córdoba: Monte de Piedad y Caja de Ahorros, 1981, págs. 275-276. Francisco Espinosa de los Monteros Sánchez, Las Cofradías gaditanas antes del saqueo angloholandés de 1596, url: http://www.cadizcofrade.net/historia/sigloxvi.htm (visitado 18-02-2008). María Compoy y Pedro Rodríguez, «Capilla de la Nación Genovesa en la Catedral Vieja de Cádiz: Propuesta de intervención global. Para la consolidación, restauración y conservación preventiva de su retablo», Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico 32.8 (2000), págs. 151-162. Lorenzo Pérez del Campo, Las Catedrales de Cádiz, La Coruña: Everest, 1988. Hipólito sancho de sopranis, «Para la historia de la primitiva catedral gaditana», La Información del Lunes, núms. 843-847, 21-VII al 18-VIII-1958; «Los Patronatos y enterramientos de la Catedral de Cádiz», La Información del Lunes, núms. 848-851, 25-VIII-1958 al 15-IX-1958; «La capilla de los nacionales genoveses», La Información del Lunes, núms. 875, 879, 881, 884, 2-III al 4-V-1959. Así como sus artículos acerca de «La tradición mariana en la Seo de Cádiz (I-IV)», La Información del Lunes, núms. 863-869, 8-XII-1958 al 12-I-1959. Agustín de Horozco, Historia de la ciudad de Cádiz, Cádiz: Bosch, 1845, págs. 245 y ss. y Fray Jerónimo de la Concepción, Emporio de el Orbe, ed. por Arturo Morgado García, Universidad de Cádiz, 2002 (ed. original de 1690), págs. 570 y ss. Numerosos son los historiadores que lamentan la pérdida de documentación archivística justificando así la ausencia de estudios sobre Cádiz en el Quinientos. Pablo Antón Solé, «La catedral vieja de

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna se hace patente (estudio reclamado por el profesor Quesada para la colonia genovesa19 ), y más si cabe para el siglo XVI gaditano, pese al predominio genovés. En palabras de Ladero Quesada, la importancia de los genoveses llegó al extremo de que fuese Cádiz «el único puerto andaluz donde contaban con cónsul, capilla y enterramientos propios20 ». Dicha afirmación nos sirvió de guía. En efecto, esta situación privilegiada, por razones geopolíticas, de consecuencia hondamente social, nos permite relacionar factores de carácter económico, al menos en un primer momento (el cónsul), con otros religiosos (la cofradía, el monasterio), elementos pertenecientes al universo de la fe y sus creencias, esenciales para atar cabos y discurrir sobre el concepto de nación en los siglos XVI y XVII. Constituirse alrededor de una cofradía de carácter nacional, con un cónsul a la cabeza, alrededor de una imagen piadosa, marcando diferencia como pueblo que viene de fuera –pese a compartir la misma religión que su nueva patria– resultó de mucho interés para nuestro tema. Asimismo, lo interesante, y lo curioso, fue hablar de una ‘nación’ no española, en España, nacida bajo la protección de España, una República aristocrática que había de quedarse fiel a su protectora durante casi dos siglos y con la que, obviamente –por compartir la misma religión– sus miembros iban a fusionarse. Hablaremos de una nación desaparecida, una nación que, en 1805, se extinguió. Por tanto, nuestro interés no se focalizó en una de estas naciones surgidas a finales del XVIII en Europa occidental, según los teóricos del modernismo21 , sino en una ‘nación’ que cobró vida con anterioridad.

La ‘nación’ genovesa en Cádiz. Factores políticos, geopolíticos y económicos externos Según la visión objetiva defendida por Stalin, «una nación es una comunidad estable de personas, históricamente constituida, formada sobre la base de una lengua, un territorio, una vida económica común, y una construcción psicológica manifiesta en una cultura

Santa Cruz de Cádiz. Estudio histórico y artístico de su arquitectura», Archivo Español de Arte 48.189 (1975), págs. 83-96. Calvo se propuso revisar la aportación del Padre Antón: José Calvo López, «La catedral vieja de Cádiz a la luz de los documentos del Archivo de Simancas», en: Actas del IV Congreso Nacional de Historia de la Construcción, ed. por S. Huerta, Madrid: Instituto de Juan de Herrera, 2005, págs. 185-194. 19 Subraya la dificultad por el «desconocimiento mutuo entre los centros italianos y españoles». Miguel Ángel Ladero Quesada, «Los genoveses en Sevilla y su región (s. XIII-XVI): elementos de permanencia y arraigo», en: Los mudéjares de Castilla y otros estudios de historia medieval andaluza, Universidad de Granada, 1989, pág. 283. 20 Citado por Igual Luis y Navarro Espinach, «Los genoveses en España», art. cit., págs. 273-274. 21 Adrian Hastings, The Construction of Nationhood: Ethnicity, Religion and Nationalism, Cambridge University Press, 1997, pág. 114. Citado por Smith, Nacionalismo, op. cit., págs. 118-19.

13

Frédérique Morand común22 ». En primer lugar, una nación tiene que ocupar un territorio propio, al menos por un periodo de tiempo amplio, con el fin de constituirse a sí misma en nación23 . En este caso, la aspiración de los genoveses a algún grado de autonomía no está asociada a la ocupación física de su territorio nacional, sino a la reapropiación del nuevo territorio económico24 . Como bien es sabido, los genoveses transportan fondos hacia los Países Bajos, compran las alcabalas, la explotación de las gabelas, los títulos de deuda pública, prestan a corto plazo a la monarquía española un dinero que se devuelve a la llegada de los galeones de Nueva España25 . En fin, disponen de numerosos elementos para reapropiarse el nuevo territorio económico.

Factores políticos y geopolíticos La ciudad elegida determinará su unidad, su valor como grupo porque genoveses hubo en distintos sitios de la Península (Sevilla, Valencia, Granada. . . ) pero no en todas las urbes disfrutaron del mismo arraigo, sencillamente porque no disfrutaron de los mismos privilegios, no dispusieron de las mismas estructuras económicas y políticas en todas las ciudades, elementos básicos y de primera importancia para hablar de las naciones26 . A partir de 1460, Sopranis anota un mayor número de genoveses en la región andaluza a la vez que observa cómo se estrechan las relaciones con su metrópoli, Génova, y las factorías que por todo el mundo de entonces tenían, impulsando el carácter trashumante de estos ciudadanos en busca de fortuna27 . En palabras de Ladero Quesada, la importancia de los intereses comerciales de los genoveses en Cádiz, y su auge a partir de la década de los sesenta, tuvieron adecuada traducción legal. Los mercaderes consiguieron, entre 1488 y 1490, una relativa autonomía para su comercio en relación con la aduana del almojarifazgo de Sevilla, de modo que se vino a crear un almojarifazgo gaditano, en algunos aspectos comparable al que tenían desde tiempos anteriores en Sanlúcar de Barrameda. Por otra parte, el tratado negociado por Génova con el reino nazarí entre finales de 1478 y mediados de 1482 pone de manifiesto la entidad y dinámica propia que sus relaciones 22 Joseph stalin, «The Nation», en Stalin, Marxism and the National Question, reed. 1973 en Bruce franklin (ed.), The Essential Stalin: Major Theoritical Writings, Croom Helm, Londres, 1905-1952, pág. 61. Citado por Smith, Nacionalismo, op. cit., págs. 25-6. 23 Smith, Nacionalismo, op. cit., págs. 26-7 24 Ibíd., pág. 27, nota 10. 25 Disponían de dos industrias potentes que eran la seda y el papel. Por otro lado, la creación de un puerto franco en 1613 en Génova acababa de darles una prosperidad codiciada. M. Balard, Gênes et l’outremer, 2 vols., Paris-La Haye: Mouton, 1973. 26 Por ejemplo, Murcia ofrece menos ventajas para los genoveses que Sevilla. Ladero Quesada, «Los genoveses en Sevilla y su región», op. cit., pág. 309. 27 Hipólito Sancho de Sopranis, «Los genoveses en la región gaditano-xerciense de 1460 a 1800», Hispania 8.32 (jul. de 1948), págs. 371-372.

14

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna con el Norte de África habían adquirido28 . En consecuencia, no es de extrañar que la Península y, más particularmente Cádiz, urbe atlántica a las puertas del Islam, único puerto autorizado a comerciar con África del Norte, saque provecho del activo papel económico de los genoveses afincados en el sur de la Península desde la caída de Constantinopla (algunos presentes incluso desde el siglo XIII). No hay duda, el nuevo territorio patrio se hace indispensable para la estabilidad económica de la nación genovesa. En 1493, Cádiz volvió a la jurisdicción de la Corona tras varias décadas bajo el dominio de los Ponce de León. Los genoveses consiguieron que los Reyes Católicos confirmasen sus privilegios mercantiles29 . A la sazón, el año 1493 coincide con el tratado de Paz y Comercio que firmaron los Reyes Católicos con la República de Génova. La Corona reconocía a las distintas colonias de mercaderes ligures residentes en España el derecho de elegir un cónsul de su nación, y a relevarlo según su voluntad30 . Según el diccionario Le Littré, en su segunda acepción, el cónsul era un agente encargado de proteger a sus nacionales, en especial sus intereses comerciales31 . Constatamos cómo «el concepto de patria puede actuar como título de propiedad, como reclamación política de un pedazo específico de tierra y de sus recursos32 ». Ladero Quesada no dudó en afirmar que la pequeña urbe atlántica se convirtió, incluso más que Sevilla, en centro del comercio con África del Norte33 . No nos cabe la menor duda, los estudios de Rumeu de Armas, los de Henry de Castries o de Robert Ricard lo ponen de manifiesto.

El ‘síndrome de Génova’ Ahora bien, si queremos entender cómo se organizaron en Cádiz hemos de conocer su organización en la ciudad-madre. El efecto de ‘mimetismo’ de carácter político o, según la expresión formal, el ‘síndrome de Génova’, es decir, la mera reproducción en el 28 Igual Luis y Navarro Espinach, «Los genoveses en España», art. cit., pág. 269. 29 Ladero Quesada, «Los genoveses en Sevilla y su región», op. cit., pág. 302. En A[rchivo] G[eneral] S[imancas] se conservan todos los privilegios y las Reales Cedulas concedidas por los reyes a los genoveses residentes en la metrópoli andaluza desde 1251 a 1508 reunidos en dos volúmenes, de 1491 a 1537, sacado a la luz por Silvana fossati raiteri, «Documenti genovesi nell’archivio di Simancas», en Studi in memoria di Theofilo Ossian de Negri, Bollettino Linguistico per la Storia e la Cultura regionali, Cassa di Risparmio di Génova e Imperia, Génova, 1986. Citado por Perregrini, «Los genoveses en España», art. cit., pág. 142. 30 Collado Villalta, «La nación genovesa», op. cit., págs. 91-2. 31 Que conserven relación con su ciudad-madre lo demuestran la documentación consular conservada en Génova con unas 1.300 cartas de las cuales se pueden extraer información directas sobre lo que ocurría en Cádiz. Unos cuarenta legajos del Archivo de Estado de Génova atesoran cartas, relaciones y notas escritas pertenecientes a los veinticuatro cónsules gaditanos que dieron continuidad a esa función en la conducción del consulado genovés desde 1500 a 1805. Información sacada de Perregrini, «Los genoveses en España», art. cit., págs. 168-169. 32 Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 48. 33 Ladero Quesada, «Los genoveses en Sevilla y su región», op. cit., pág. 290.

15

Frédérique Morand exterior de la «organización política de la metrópolis de origen, la ciudad-madre» permite comprender, por ejemplo, por qué reclaman el derecho exclusivo a la elección de sus cónsules en Sevilla o en Cádiz34 . Como es harto sabido, la transformación política operada en Génova, con el disfrute oligárquico de las grandes familias patricias a partir de 1528 se reorganizó a iniciativa de Andrea Doria. Los veintiocho alberghi existentes en la República ligur favorecieron políticamente los intereses de los nobili vecchi. Ladero Quesada advierte que la nobleza de los interesados no significa gran cosa, «puesto que los alberghi eran solidaridades muy amplias, en las que se integraban personas de distinta procedencia social, con lazos familiares tenues o inexistentes a veces, aunque conservasen el apellido del linaje noble originario35 ». Los nombres propios se eligen, en palabras de Smith, o se conservan desde el pasado «con el fin de expresar lo más distintivo de la nación, su heroísmo y su sentido del destino, y para hacer que esa cualidades resuenen entre todos sus miembros36 ». Según Igual Luis y Navarro Espinach, los genoveses que llegaron a España eran de extracción popular en su mayoría y procedían de los nuevos alberghi popolari. Sin embargo, en Cádiz, no nos parece que llegasen sólo linajes de poca monta, que los hubo, por supuesto. Pero la presencia de los Doria, de los factores de las grandes casas de los Nigro (Negrón), de los Centurión, de los Cibo o de los Franchi, firmas mercantiles conocidas en toda Europa, denota una inmigración de calidad en la pequeña urbe atlántica. De hecho, Ruth Pike señala que de las veintiocho casas o alberghi nobles establecidas en Génova, veintiuna están presentes en la documentación sevillana. A excepción de tres o cuatro apellidos (Fornari, Lercaro, Piccamiglia37 ), reencontramos a todos estos genoveses en la ciudad de Cádiz38 . Además, varias de estas familias (Doria, Negrón, Gentil por citar sólo algunas) aparecen como regidores en Cádiz desde finales del siglo XV. La posesión de la regiduría venía a significar no sólo el control sobre los asuntos municipales, como lo recuerda Roldán, sino que evidencia cómo aún no habían olvidado la cultura de donde procedían, esencialmente urbana y de fuerte tradición institucional y municipalista39 . Estas familias, las más sólidas e influyentes, vinieran de donde vinieran, siguieron la tendencia a la concentración observada ya desde mediados del XV, consolidando así la estructura aristocrática del poder urbano, muy presentes en las ciudades españolas de los siglos XVI y XVII40 . Collado Villalta, «La nación genovesa», op. cit., págs. 82-83. Ladero Quesada, «Los genoveses en Sevilla y su región», op. cit., págs. 294-295. Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 22. No hemos dado con estos apellidos durante la investigación, no quiere decir que no estuvieron en Cádiz. Spinola, Pinelli, Cattaneo, Grimaldi, Centurione, Giustiniani, Gentile, Salvago, Castello, Vivaldi, Doria, Adorno, Sopranis, Rivarolo, Usodemar, Ytalian, Negrón, Lomelín. . . 39 Francisco Núñez Roldán, «Tres familias florentinas en Sevilla: Federighi, Fantoni y Bucarelli (15701625)», en: Presencia italiana en Andalucía siglo XIV-XVII, Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, Madrid: Centro Superior de Investigaciones Científicas, 1989, págs. 32-33. 40 Collado Villalta, «La nación genovesa», op. cit., págs. 81-82. 34 35 36 37 38

16

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna No hay duda, los genoveses supieron entretejer una hábil y sólida telaraña de relaciones en los puntos más estratégicos de la Península (sin olvidar las Canarias), constituyendo un equilibrio y firme arrimar dentro de su nomadismo. Lo que podría parecer contradictorio –lo indica el título de nuestro estudio– es su nomadismo. De carácter puramente estratégico nace de su organización crematística desde la época de las Cruzadas, lo que les confiere un carácter de movilidad extraordinaria pero, a nuestro juicio, no les impide construirse como ‘nación’, ni tampoco estudiarles como tal, ni menos aún disfrutar de cierta ‘estabilidad’ dentro del movimiento que les caracteriza41 . A la vez, dicho nomadismo contrasta con la raigambre que acaban por adquirir a mediados del Quinientos, según observó el incansable Sopranis42 . A juicio de Ladero Quesada, cuando los genoveses decidían quedarse en una ciudad, su determinación se canalizaba siempre en tres direcciones: integración en la vida económica, política y administrativa de la ciudad e integración en la vida social mediante bodas con miembros de la oligarquía43 . Este es el esquema a seguir para quien quiere estudiar tanto el impacto socioeconómico como la influencia política de los genoveses en Murcia, Málaga, Alicante, Valencia, etc., un trabajo empezado por algunos profesores durante estas últimas décadas. En nuestro caso, más que en las razones de su arraigo, aunque nunca podremos prescindir de ellas, interesémonos por las consecuencias de dicho arraigo: en efecto, fijarse en el factor religioso, el que asegura la permanencia de estas familias en un principio nómadas, nos permitió asentar las bases para discurrir sobre el concepto de nación.

Los elementos simbólicos y socioculturales o adhesión espiritual de los ligures en Cádiz (cofradía, convento, cónsul) La veneración de una imagen común frente a la conciencia de unidad que dicha imagen representa permite plasmar un núcleo de individuos alrededor de una misma devoción, forjar una identidad espiritual común y crear vínculos solidarios. Está claro, la expresión de la voluntad para vivir conjuntamente su fe no sólo reúne al grupo alrededor de una misma creencia sino que, a la sazón, permite formar una unidad de defensa de los intereses

41 En su introducción, Crespo invita a la constitución de mapa de las redes mercantiles entre ciudades constituidos por miembros de una misma nación. Ana Crespo Solana, «Aspectos para unas visiones comparativas en el estudio de las comunidades mercantiles (siglos XVI al XIX)», en: Comunidades transnacionales. Colonias de mercaderes extranjeros en el Mundo Atlántico (1500-1830), ed. por Ana Crespo Solana, Aranjuez: Doce Calles, 2010, págs. 15-26. 42 Sancho de Sopranis, «Los genoveses en la región gaditano-xerciense», art. cit., págs. 371-372. 43 El profesor enumera las razones del arraigo en el caso de Sevilla, razones que se pueden fácilmente extrapolar a otras ciudades. Ladero Quesada, «Los genoveses en Sevilla y su región», op. cit., pág. 298.

17

Frédérique Morand de cada uno, fuesen económicos, fuesen de carácter social o bien de cualquier otra índole44 . Es interesándonos en la concretización (cofradía, cónsul, fundación monástica) de una realidad abstracta (creencia, poder), que intentaremos abordar el concepto de nación. En el Antiguo Régimen, el término ‘cónsul’ designaba un oficial cuya función era defender los intereses de sus compatriotas en el extranjero; su figura se estableció principalmente en los puertos y ciudades mercantiles (Génova, Roma, Nápoles, Barcelona...) y no tenía por qué estar vinculado a alguna cofradía, al menos, en sus orígenes. De hecho, Crespo habla de consulados sólo como «corporaciones mercantiles» y subraya el «eterno dilema entre nación y consulado45 ». Pese a que todavía son pocos los historiadores que integran la religión en sus estudios económicos no podemos negar, como bien lo subrayó Vallejo, la fuerza de las cofradías en la articulación de la sociedad46 . Fundar una cofradía y más si cabe un monasterio conlleva un tipo de ‘adhesión’ espiritual con el territorio patrio. Como señalamos, el nuevo territorio se hace indispensable para el bienestar económico de la nación, además de esencial para la seguridad física que, como buenos cristianos, dejaron en manos de Dios y de su Madre. Asimismo, muchos de ellos tuvieron a sus hijas, sus sobrinas, recluidas en el monasterio de Santa María, la primera fundación monástica de la ciudad, la que debe su impulso, en buena medida, a los genoveses, según abordaremos más adelante. Si examinamos la etimología del adjetivo ‘nacional’, al menos según la definición del diccionario Robert francés, es de subrayar que su primera acepción se constituye en 1534, en términos de organización religiosa, tal y como hemos enfocado nuestro estudio. En general, las creencias religiosas impregnan el pensamiento de los individuos con más facilidad, ofrecen mayor estabilidad que cualquier otro fenómeno cultural. Por tanto, la religión parece, por su potencial divino y humano, capaz de reforzar, de fortalecer la cohesión del grupo y, por ello, podría estar, en cierto modo, y en algunos casos, en el origen de las ‘naciones’, tal y como lo presuponen Smith y otros eruditos. Ciertamente, no hay aquí concepto nuevo. Michael Mann había ofrecido una tesis sobre las cuatro fases del desarrollo del nacionalismo en Europa. La primera fue religiosa; comenzó en el siglo XVI, cuando «la Reforma protestante y la Contrarreforma católica movilizaron un alto grado de ‘poder intensivo’ al fomentar nuevas redes de alfabetización de las elites47 ». No vamos a interesarnos en las redes de alfabetización, es decir, en la formación de los gaditanos durante el fructífero período de confesionalización sino sólo centrarnos en la vertiente religiosa de los genoveses en su nueva ciudad. Queremos insistir, 44 Cfr. Antonio Rumeu de Armas, Historia de la previsión social en España: cofradías, gremios, hermandades, montepíos, Madrid, 1944. 45 Crespo Solana, «Aspectos para unas visiones comparativas», op. cit., pág. 23. 46 Eduardo Aznar Vallejo, La integración de las Islas Canarias a la Corona de Castilla (1478-1526). Aspectos administrativos, sociales y económicos, Las Palmas de Gran Canarias: Idea, 2009, págs. 199-200. Para Cádiz pensamos en el artículo de Ana Crespo Solana, «El patronato de la nación flamenca gaditana en los siglos XVII y XVIII», Studia Historica 24 (2002), págs. 297-329. 47 Citado por Smith, Nacionalismo, op. cit., págs. 93-4.

18

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna aunque sólo sea en pocas líneas, en la vertiente educativa. Es cierto, no había enseñanza universal obligatoria en el Quinientos, pero sí había Colegios de Humanidades, y de Niños de la Doctrina en los que se enseñaban la urbanidad, valores propios del catolicismo, y no exclusivamente las doctrinas de los Evangelios48 . No lo podemos olvidar, la devoción religiosa también es fuente de cohesión social. Su manifestación más clara son las cofradías. Fueron creadas inicialmente para propiciar el culto a un santo o algún misterio religioso así como para practicar las virtudes teologales, en especial la caridad. En este caso, discrepamos con el profesor Smith cuando afirma que «no había interés por facilitar ningún tipo de infraestructura ni instituciones que atendieran a todas las necesidades e intereses de los ciudadanos49 ». En efecto, no se atendían a todas las necesidades e intereses de los ciudadanos, pero sí existía solidaridad entre los cofrades y se fomentaba el espíritu fraterno entre sus miembros. Este espíritu era visible en el acompañamiento del entierro de los cofrades difuntos, pero no sólo. Defendían los intereses de sus hermanos, fuese cual fuese el origen del conflicto (económico, social,. . . ) y más si cabe con la figura del cónsul a la cabeza de su cofradía. Así, frente a un modernista como John Breuilly, para quien el aumento del sentimiento nacional en el XVI no es otra cosa que un “preludio” al nacionalismo, los neoperennialistas sostienen la existencia de naciones y nacionalismo incluso antes del siglo XVI50 . Por supuesto, la Reforma, con su énfasis en la oración individual y la lectura de la Biblia en traducciones vernáculas, aumentó y difundió considerablemente los sentimientos de pertenecer a una nación, un aspecto estudiado con gran detalle por Liah Greenfeld51 . Pero no queremos insistir en la estructura formal de la religión católica sino en su capacidad de organización humana.

La cofradía ligur en el XVI ¿Qué sabemos realmente de la cofradía ligur en Cádiz en el Quinientos? En palabras de Sopranis, son muy escasos los datos sobre la capilla genovesa de la Catedral que se han podido reunir con anterioridad al siglo XVII52 . Utilicemos el elemento de comparación: la hermandad genovesa en Valencia, en 1487, coincidiendo con el momento de máximo apogeo de los genoveses valencianos, comenzó 48 «Ni, por supuesto, existía la necesidad de inculcar a la mayor parte de la población, mediante una enseñanza universal obligatoria y uniforme, las actitudes y capacidades que debe poseer un ‘ciudadano’ para maximizar el poder y el bienestar de la nación, e imbuir a la ciudadanía del respeto secular por las leyes de la nación» (Smith, Nacionalismo, op. cit., págs. 63-64). El Colegio de Humanidades y el de los Niños de la Doctrina en el XVI en Cádiz serán nuestro próximo tema de estudio. 49 Ibíd., págs. 63-4. 50 Ibíd., pág. 119. 51 Para Greenfel, el nacionalismo inglés precedió ligeramente a la Reforma, porque el sentimiento nacional se identificaba con el conjunto del pueblo –según esa autora– y, primero, se extendió entre la élite inglesa en las décadas de 1520 y 30. Citado porSmith, Nacionalismo, op. cit., págs. 119-120. 52 Sancho de Sopranis, «Los genoveses en la región gaditano-xerciense», art. cit., págs. 377-378.

19

Frédérique Morand a construir una capilla cercana al convento de Sant Francesc y su consecuente cofradía53 . Ese mismo año, se entregó a los genoveses gaditanos una capilla en la Catedral Vieja de Santa Cruz. El fundador, Francesco de Usodimare, constituye el núcleo directivo de la nación genovesa que, como la vizcaína, tiene personalidad propia a partir de la fundación de su capilla y entierros colectivos54 . En la Catedral de Cádiz son dos las capillas colaterales, las dos ocupadas por cofradías llamadas nacionales a finales del Cuatrocientos: la de los genoveses y la de los vizcaínos. La de los genoveses fue comenzada en 1487 en el brazo derecho del Evangelio, con la condición de que habían de poner en ella el sagrario y una imagen de Nuestra Señora. La imagen había de ser en plata, bajo el título de Santa María y San Jorge55 . En Valencia sabemos que fue un «elemento de definición de la representación política de la comunidad ante la sociedad autóctona»; significó la institucionalización de la presencia secular de los ligures en la ciudad valenciana. Una característica y una argumentación que se adaptan perfectamente a la cofradía gaditana. No obstante, la capilla de los valencianos se designa sólo como «casa, compañía o confraría de genoveses» y, en ocasiones, como «Archicofradía de Nra Sra de la Consolación, San Juan Bautista y San Carlos de Borromeu», vulgo de los Genoveses. A diferencia de Cádiz, el carácter nacional de la agrupación valenciana –a vista de la documentación consultada –no sobresale en ningún momento56 . El primer rastro archivístico que hemos localizado tiene fecha de 1558. Se trata de un pleito entre la cofradía genovesa gaditana y su capilla, la de Nuestra Señora del Sagrario, y Juana Quintero. Durante el pleito se presentaron dieciséis cofrades. Varios de sus miembros pertenecían a familias de prestigio en la República de Génova; entre ellos, los Sauli, los Casanueva, los Justiniani, los Imperial57 . El litigio está relacionado con casas y censos que 53 Esta hermandad fue la más duradera de todas las de extranjeros que existía en la ciudad de Valencia. Igual Luis y Navarro Espinach, «Los genoveses en España», art. cit., págs. 282-283. 54 Bien informado, gracias a la conservación de su archivo familiar, Sopranis aporta datos ignorados por los demás historiadores. Clara Usodimare, hermana de Rafael y Felipe Boquín de Bocanegra, los dos genoveses de más influencia en la región al finalizar el siglo XVI, había dejado una especie de memorial genealógico en el cual concreta los recuerdos familiares. Sancho de Sopranis, «Los genoveses en la región gaditano-xerciense», art. cit., págs. 377-378. . Del mismo autor: Hipólito Sancho de Sopranis, «Cinco lustros de historia gaditana. Cádiz bajo el señorío de la Casa de Ponce de León», Archivo Hispalense 6 (1944), pág. 70. Ladero Quesada apuntó, como «otro signo de arraigo», la existencia de dicha capilla y enterramiento por iniciativa de Francisco Usodemar hacia 1470. Cfr. Ladero Quesada, «Los genoveses en Sevilla y su región», op. cit., pág. 302. 55 Citado por Sánchez Herrero, Cádiz, op. cit., pág. 213. 56 Según la documentación ofrecida por Igual Luis y Navarro Espinach, «Los genoveses en España», art. cit., págs. 282-283. 57 A 8 de marzo de 1558 estaban presentes: «a saber Alarame Justinian y Miguel Ymperial Porta y Nicolás de Castro Delfín y Agustín de Espíndola Pipo, Juan Bautista Imperial Poardo, Juan Batista Calvo, Domenego ¿Cattanei? Durago, y Serván Buzón, Jerónimo Paterio y Jerónimo Capriat(a), Vicencio Marinea y Jacome Prementorio Camulio, Jacome Sauli Casanueva, Francisco Lasadone y Jerónimo Cardesina y Pantaleón Casanueva, genoveses. . . cofrades de la capilla de Santa María». A[rchivo] de la R[eal] CH[anchillería] de Gr[anada], Caja 2041, (2.do pliego) pieza 13, s.f. Notemos la ausencia de los Sopranis, y de los Doria

20

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna dejó Felipe Alonso, otro genovés, a la cofradía58 . El pleito, conservado en el Archivo de la Real Chancillería de Granada, nos permite conocer al escribano público gaditano Pedro de Ribera,59 así como al mayordomo de la capilla, Antonio Prementorio de Armulio; sólo sabemos que es mercader genovés y residente en Cádiz60 . La presencia de mujeres públicas entre los testigos despertó nuestra curiosidad. ¿Los genoveses pudieron regentar la mancebía gaditana pedida por los Reyes ya en 150061 ? Aunque, probablemente existan varias posibilidades para explicar su presencia, a Francisca Correa y a Ana Gómez se las describen como «mujeres pobres y de mal vivir y que con sus cuerpos sacan dineros y echándose públicamente con cuantos quieren y viven en el lugar público en el que las mujeres públicas acostumbran vivir62 ». Otra mujer pobre, Juana Hernández, «anda mendigando por las calles», testificó a favor de la cofradía63 . Podemos suponer, y sería lo más adecuado, una labor caritativa de la cofradía (la esencia misma de estas agrupaciones) hacia estas mujeres, aunque sus apellidos no tengan consonancia italiana. Si así fuera, su característica o, mejor dicho, la caricatura que se quiere hacer de los genoveses no tendría cabida, al menos en este caso. Pero esa posible labor caritativa en el XVI –ampliamente probada en el XVIII64 – al igual que la regencia

58 59

60 61

62

63 64

en Cádiz, probablemente por razones de negocios. En el estudio de Rojas se puede encontrar varios de estos apellidos y seguirles en sus andanzas mercantiles. Véase María Dolores Rojas Vaca, El documento marítimo-mercantil en Cádiz 1550-1600, Universidad de Cádiz, 1996. Las casas estaban situadas en arrabal de Santiago. ARCHGr, Caja 2041, (3.er pliego) pieza 13, fol. 8-8v, 12 y 14. El apellido ‘Rivera’ podría ser de origen genovés aunque en este caso no tenemos certeza alguna. Esta opinión mantiene André Sayous, «Le rôle des Génois lors des premiers mouvements réguliers d’affaires entre l’Espagne et le Nouveau-Monde (1505-1520), d’après des actes inédits des archives notariales de Séville», In Comptes-rendus des séances de l’Académie des Inscriptions et Belles-Lettres 76.3 (1932), pág. 292. Sin embargo, en 1564, encontramos a «Pedro de Ribera escribano, deudo de Leonardo de Afiesco», que sí es genovés. AHPC, Not. 24, PT 5465, s.f. Pero no sabemos si es deudo filial o político. Lo cierto, es que la hija de Pedro de Ribera y de María de Valenzuela, Isabel de Ribera, será la abadesa del monasterio de Santa María a inicios del Seiscientos. El año en que ingresó Isabel de Ribera en la clausura, en 1577, encontramos a su padre recolectando dinero para hacer la solada de la iglesia. AHPC, Not. 15, PT 3530 (1610-1625), fol. 198-198v; Not. 24, PT 5467, fol. 407v-410. ibíd. ARCHGr, Caja 2041, pieza 13, fol. 4. A instancias de los Reyes Católicos se instó a las autoridades gaditanas construyesen y rigiesen una mancebía local cuyas rentas debían repartirse entre el Ayuntamiento y otros dos particulares. Véase el interesante estudio de Andrés Moreno Mengíbar y Francisco Vásquez García, Crónica de una marginación. Historia de la prostitución en Andalucía desde el siglo XV hasta la actualidad, Cádiz: Baal, 1999, págs. 29-30. Lo cierto es que ese pormenor nos permite ofrecer una pista más y adelantar en cincuenta años las primeras noticias documentadas de la mancebía de Cádiz cuyo rastro, hasta la fecha, era 1608, según el estudio de Mengíbar. ARCHGr, Caja 2041, (2.do pliego) pieza 13, s.f. ARCHGr, Caja 2041, (2.do pliego) pieza 13, s.f. En el siglo XVIII por las quejas contra el funcionamiento de la capilla y confraternidad de los genoveses sabemos que realizaban una notable actividad caritativa con sus compatriotas pobres, viudas y huérfanos. Los cofrades donaban un libro de misa a los jóvenes curas de origen ligur y celebraban un almuerzo a los pobres con limosna en el día de la Virgen Asunta, Patrona de Génova, en procesión y con gran

21

Frédérique Morand de la mancebía gaditana sólo son hipótesis. Poco más tarde, el 21 de abril de 1560, descubrimos a los cofrades reunidos en las casas de Jacome Sauli Casanueva; se disponían a nombrar mayordomos para su cofradía65 . Todos eran genoveses y todos residían en Cádiz. En presencia del escribano Alonso de los Cobos, el conocido Esteban de Sopranis, Alarame Justinián (castellanización de Justiniani), Miguel Imperial (Porta)66 , entre otros, habían venido para elegir no a un mayordomo sino a dos. Los elegidos hermanos mayores y administradores de la cofradía fueron Alarame Justinián y Juan Batista Calvo67 . No tenemos apenas información archivística de este último68 pero sí varias pesquisas sobre el cofrade Justinián. El primer dato localizado en Cádiz tiene fecha de 1547. Ya es residente en la ciudad. Una carta de pago de 250 ducados en oro para la feria de agosto de Besançon da razón del trato de varios genoveses afincados entre Génova y Sevilla conectados con la ciudad de Cádiz en la que se encuentra Alarame Justinián todavía en 1551. Cumpliendo con las variadas y múltiples actividades desempeñadas por los genoveses en la Península, descubrimos a Alarame Justinián almojarife de Cádiz en 1560; sabemos que ese año descarga cimiento69 y seguimos su pista en la ciudad en 156570 . Es de notar la calidad de las firmas de Jacome Sauli y de los demás cofrades, o sea, el indiscutible nivel cultural de los genoveses afincados en Cádiz, un elemento imprescindible para constituirse como ‘nación71 ’. Asimismo, constatamos cómo no se apuntan todos los genoveses en estas listas –no necesariamente porque no forman parte de la cofradía, sino por estar de viajes, enfermos,

65

66 67 68 69 70 71

22

solemnidad en la ciudad de Cádiz como si fuese «otra Génova». Citado por Perregrini, «Los genoveses en España», art. cit., pág. 170. Hay rastro de los Sauli en Sevilla a fines del XV. Francesco Sauli es mercader genovés estante en Sevilla en 1508. Antonio Sauli dirigía una compañía en Sevilla. Juan Manuel Bello León, «Mercaderes extranjeros en Sevilla en tiempos de los Reyes Católicos», Historia, Instituciones, Documentos 20 (1993), pág. 77. David Igual Luis, «Valencia y Sevilla en el sistema económico genovés de finales del siglo XV», Revista d’Història Medieval (1992), pág. 111. Ignoramos si el famoso poeta genovés afincado en Sevilla nacido a mediados del XIV, Francisco Imperial, tiene alguna relación filial con estos genoveses gaditanos. AHPC, Not. 19, PT 4347, fol. 257. En el estudio de Vaca Rojas se puede seguirle la pista (contrato comercial, especulativo, conexión con Génova,. . . ) así como en el de Perregrini, «Los genoveses en España», art. cit., págs. 149-151. AHPC, Not. 19, PT 4336, fol. 373; PT 4339, fol. 210v-211; PT 4347, fol. 151v, 740. AHPC, Not. 19, PT 4351. En el estudio de Perregrini se denomina Aleramo Gustiniani y se aporta información de carácter comercial. Perregrini, «Los genoveses en España», art. cit., pág. 151. ARCHGr, Caja 2041, (3.er pliego) pieza 13, fol. 5-5v. Jacome Sauli Casanueva era uno de los que prestaba dinero a los gaditanos a mediados del 500, tanto a los del cabildo eclesiástico como civil. Ya por los años 1485, entre los arrendadores de la ‘rentas mayores’ (almojarifazgo, impuesto sobre el comercio, y alcabala, sobre el consumo de productos comercializados), encontramos a Tomás Sauli, mercader, todos originarios o ciudadanos de Génova. El 19 de agosto de 1560, descubrimos a «Diego de Ravaschiero, Jacome Sauli de Casanueva y Fernando de la Fuentes beneficiadores de las alcabalas de esta ciudad». Miguel Ángel Ladero Quesada, «Unas cuentas en Cádiz (1485-1486)», Cuadernos de Estudios Medievales, Universidad de Granada II-III (1974), pág. 88. AHPC, Not. 19, PT 4346, fol. ¿178? (roto), PT 4347, fol. 475v-476.

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna o por otras ocupaciones que tenían– al igual que ocurre, según comprobamos, con los regidores gaditanos lo que nos impide formular estudios estadísticos. Por ejemplo, tenemos a Gaspar de Espíndola, apellido de mucho prestigio en España, ausente de la lista de cofrades de 1560 (presente en la de 1558), residente en Cádiz que interviene en el pleito (2-IX-60). Por lo tanto, es de suponer que seguía siendo cofrade, aunque no aparezca en la lista de 156072 . No tenemos mayores noticias de la cofradía para el siglo XVI (salvo algunos entierros a partir de 154973 ) pero dado que se desconocían datos para el período, estos dos protocolos, uno de 1558 y otro de 1560, nos permiten avanzar hacia un mejor conocimiento de la nación genovesa en la urbe atlántica.

‘El convento de los genoveses’ en Cádiz A la vez que descubríamos los apellidos de los cofrades, no sólo nos adentrábamos en las actividades comerciales de la ciudad74 sino en el monasterio de Santa María y su comunidad concepcionista. Indagar en la fundación del primer monasterio de Cádiz permite abrir otras sendas para contemplar el arraigo de la nación genovesa en su nueva ciudad-patria. El factor monástico aparece como otra confirmación de su arraigo, una visión poco explotada para comentar la presencia de ligures en Andalucía. Al igual que la población genovesa era importante en la ciudad, también lo era en el monasterio de las concepcionistas. Al menos desde 1553 tenemos rastro de monjas genovesas75 , por no decir desde 1546 con la abadesa Inés de Tapia, que bien podría ser de Génova, aunque no tengamos certeza alguna76 ; es la primera abadesa de la que tenemos constancia. Asimismo, Gaspar Espíndola, cofrade genovés del que acabamos de hablar, fue testigo de la redacción de esta escritura de poder emitido por el convento en la que firma la abadesa, Inés de Tapia77 . Al igual que hablamos del cofrade Justinián, nos topamos con ese mismo apellido en el monasterio de las Concepcionistas, Justinián o Justiniani/o78 . 72 ARCHGr, Caja 2041, (3.er pliego) pieza 13, fol. 7. 73 El 3 de noviembre de 1549 sabemos que Bartolomé Sauli Casanueva, «vecino de Génova y estante al presente en Cádiz» pide sepultura en la capilla de los genoveses. Sus herederos son Domenego Casanueva y María Hernández «madre de la dicha Leonor mis hijos naturales». Entre otros genoveses residentes en Cádiz uno de sus albaceas es Agustín de Ayrolo. AHPC, Not. 19, PT 4337, fol. 749v-750. 74 En 1565, Tomas Cibo y Jerónimo Espíndola deudos y compañeros residentes en Cádiz dieron poder a Antonio Centurión (3 de enero) para tratar con Antonio Espíndola estante en Sevilla. Es de notar la excelencia de las firmas de los dos, Tomas Cibo y, sobre todo, Espíndola. AHPC, Not. 19, PT 4351, fols. 9-10 y 701. 75 Isabel Suárez, abadesa en el monasterio de Nra. Sra. de la Concepción de Cádiz otorgó poder a Domenego Conte, genovés residente para poder recibir de Catalina Conte, genovesa, «cantora y monja en este monasterio», lo que puede haber, censo, carta de pago y finiquito de la monja fallecida, año de 1553. AHPC, Not. 19, PT 4341, fol. 529v. 76 AHPC, Not. 19, PT 4335, fol. 157v. 77 A 25 de abril de 1546. AHPC, Not. 19, PT 4335, fol. 282v-283v. 78 En una declaración de 30 de enero de 1617 a favor del monasterio en la que Juana Esquivel, monja en

23

Frédérique Morand Desde los primeros pasos de la fundación monástica teníamos constancia de apellidos genoveses. En el acta de fundación (14 de mayo de 1527), en un documento insertado de 5 de abril están presentes, además del obispo –por cierto, un italiano– el arcediano de Medina, Jerónimo Marrufo, y Jacome de Negrón dos de los miembros del cabildo eclesiástico gaditano79 . Asimismo, tres fueron los regidores genoveses involucrados en esta escritura: Esteban Gentil, Pedro Marrufo y Pedro Cabrón80 . En el libro de protocolos viejos conservado en el Archivo conventual viene registrado un antiguo tributo con fecha de 4 julio de 1513, según consta en una escritura a favor del regidor Polo Batista de Negrón. Era un tributo perpetuo de tres ducados anuales que pagaba Gracia de Argumedo «sobre sus casas calle de Sopranis que lindan por ella con casas de D.a Juana Boquín81 ». Además de probar la existencia del cenobio con anterioridad a la fecha oficial, el pormenor demuestra la calidad de estos genoveses gaditanos. Polo B. de Negrón fue el primero de la dinastía de los Doria llegado de Génova, «hijo de Antonio de Negrón y de D. Blanca de Oria, cuyas familias son de las más ilustres y antiguas de Génova82 ». No aparece en la escritura de fundación (porque murió en 152083 ), pero no cabe duda de que fue partícipe de la fundación claustral84 y, más si cabe, al renunciar el 19 de diciembre de 1519 al regimiento a favor de su sobrino Esteban Gentil, uno de los tres regidores genoveses presentes en el acta fundacional85 .

79

80

81 82 83

84 85

24

Santa María, escribe que son «sus sobrinas doña Beatriz y doña María Justiniano monjas profesas del convento». No sólo están sus sobrinas en la clausura, sino Ana de Esquivel, su hermana. En una lista de la comunidad fechada a 1619 tenemos a Luisa, Beatriz, Mariana y Sebastiana Justiniano, todas monjas profesas en Santa María. AHPC, Not. 24, PT 5495, fol. 202-204; PT 5497, fol. 1010v. En 1534, Jerónimo Marrufo es el deán de las dhas iglesias (Cádiz y Algeciras) además de arcediano de Medina; Diego de Negrón es tesorero del cabildo y canónigo. ARCHGr, Serie. Pleito. Caja 1346, pieza 7, s.f. En 1609, Gentil de Estopiñán era la escribana del convento de Santa María. En una lista de 1619 aparecen los nombres de Isabel y Catalina Estopiñán, Beatriz y Luisa Marrufo, Felipa Boquín, Nicolasa Doria; muchos de los apellidos eran genoveses: Termineli, Justiniani, Sauli. En 1692, Catalina de Estopiñán Doria y Juana Estopiñán forman parte del discretorio. En 1711, encontramos a María Centurión de los Cameros, discreta. AHPC, Not. 24, PT 5484, fol. 1370; PT 5497, fols. 1010-1011v. Not. 23, PT 5304, fols. 105-108v. A.C.S.M., lib. 1 de cuentas. Años 1598 a 1618, fol. 70v; lib. 4 de cuentas, cargo y data de la renta y caudal del convento de religiosas de S.ta María de Cádiz, fol. 49. La escritura se otorgó ante Juan de Amar, escribano público de Cádiz. A.C.S.M., Protocolo Antiguo. Protocolo del Comb.to de Religiosas de S.ta María de Cádiz. Año de 1736, núm. 19. Sancho de Sopranis, «Los genoveses en la región gaditano-xerciense», art. cit., págs. 366-367. Su esposa, Catalina de Argumedo, muere antes de 1520; está enterrada junto a él en la catedral de Santa Cruz. Francisco Fernández de Béthencourt, Historia genealógica y heráldica de la monarquía española : casa real y grandes de España, 10 vols., Sevilla, 2003, en vol. X, pág. 373. Citado por Francisco Javier Fornell Fernández, Linajes gaditanos en la Baja Edad Media. Breve estudio de la oligarquía local (siglos XIII-XV), Universidad de Cádiz, 2010, págs. 41-42. En 1619, la señora doña Nicolasa de Oria es una de las 71 monjas (y cuatro novicias) del monasterio de Santa María. AHPC, Not. 24, PT 5497, fol. 1010v. Asimismo, Polo B. de Negrón fue el fundador de la cuarta capilla en la catedral de Santa Cruz. A[rchivo]

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna Tenemos nombres relacionados con el convento –que no constan en la escritura de fundación– según el historiador Agustín de Horozco, propósito avalado por Sopranis en una documentación manuscrita inédita para la historia del barrio de Santa María. Ahí se dice que el convento se creó «a iniciativas de dos personas bien conocidas en Cádiz, el genovés Pedro Antonio Prasca del cual han quedado bastante huellas –era hombre de fortuna más que común– y del regidor Diego Sánchez de Sanabria representante de la antigua nobleza indígena [. . .] quienes negociaron con los cofrades de la Concepción dueños de la antigua ermita86 ». Para no alargarnos en demasía (porque la lista da para una monografía) reproducimos las palabras inéditas de Sopranis, quien se interesó por la historia de la primitiva fundación, esencial para el conocimiento de la urbe atlántica en el siglo XVI: «Un genealogista que pudiese registrar los libros de profesiones del monasterio de que nos ocupamos durante el 600 sacaría pingüe cosecha [. . .] –y escribimos con un fichero a la vista– los apellidos de Villavicencio, Amaya, Cuellar, Giustiniani, Bernalt de Rota, Sandoval, Sopranis, Spinola, Salvago, Estopiñán, Sauli, Enríquez, Aguiñiga, Quesada, Marrufo, Boquín de Bocanegra y Gentil que justifican lo dicho por Horozco acerca de la granada gente que daba sus hijas a Santa María87 ».

Endogamia consular en Cádiz: los Marrufo de Negrón Tras esa pequeña digresión acerca de los impulsores de la fundación concepcionista, volvemos a la cofradía y su capilla en la catedral de Cádiz. Como anunciamos al principio, la nación genovesa tenía cónsul en Cádiz desde 1493, el año en que la ciudad se vuelve realengo y obtiene, primer puerto de la Monarquía, el monopolio de comerciar con África del Norte. Aunque sepamos de algún cónsul veneciano en Cádiz en 145988 , el año de 1493 constituye el punto de partida que condujo la urbe hacia su Siglo de Oro, en el XVIII. Cádiz fue el primer puerto andaluz en recibir cónsules, pero no la primera ciudad española. En 1452, en Granada, el profesor Heers anota la elección de un cónsul genovés y cuatro consejeros en una asamblea de veinte personas89 . Pero no lo vinculó, que sepamos,

86

87 88 89

H[istórico] N[acional], Osuna leg. 1622, «Cuentas del administrador de Cádiz, Lope Díaz de Palma en 1486». Citado por Sánchez Herrero, Cádiz, op. cit., pág. 213. A.C.S.M., Copia de la escritura de fundación del martes 14 de mayo de 1527, fol. 13v. En palabras de Sopranis, «la casa no tendrá forma de monasterio hasta que dos grandes bienhechores, el obispo Pacheco y Esteban Blanqueto, genovés, la dotaron de claustro e iglesia competentes entrado el 600». Según el sentir de Horozco, esta fundación «ha sido una de las cosas de mayor acertamiento para esta república de cuantas se la podían ofrecer» (nota I). B.M.C.J.F., Ms 121. Papeles de H. Sancho de Sopranis. Caja núm. 12. Carpeta 27. Sobre “Barrio de Santa María”, fol. 20. B.M.C.J.F., ‘Barrio de Santa María’, fol. 31. Ya no existen libros de profesiones para el siglo XVII en el Archivo conventual; el que se conserva empieza en 1734. Sánchez Herrero, Cádiz, op. cit., pág. 73. Jacques Heers, «Le royaume de Grenade et la politique marchande de Gênes en Occident (XVe siècle)», Le Moyen Age LXIII (1957), pág. 119. Igual Luis y Navarro Espinach, «Los genoveses en España», art. cit., pág. 275.

25

Frédérique Morand con cofradía alguna. En julio de 1492, Fernando el Católico escribe al cónsul en Mallorca, sobre el pleito de Juan Centurión, mercader estante en Palma; ignoramos si su figura está vinculada a alguna cofradía90 . Mientras que en Cádiz, al parecer, la vertiente consular se presenta de forma muy temprana bajo el conjunto espiritual y asociativo de su cofradía nacional. Es curioso cómo, según los datos que manejamos, en Sevilla la relación entre el cónsul y la capilla de su nacionalidad sólo aparece en las postrimerías del Seiscientos. Quizás, sea la confirmación de que en las ciudades grandes, como lo sugirió Ladero Quesada, el arraigo era menor91 . En 1591, Agostino Airolo (apellido igualmente presente en Cádiz), cónsul genovés en Sevilla, solicita al serenísimo Duce y gobernador de Génova licencia para fundar una capilla donde los de su nacionalidad puedan tener devoción común y enterramiento. Se les concedió sitio en la iglesia de los carmelitas descalzos. Asimismo, Airolo, para fundar y dotar la capilla, impuso un quinto por ciento sobre todas las mercancías que entrasen en Sevilla desde Génova o saliesen para ella92 . Una práctica de carácter económico que encontramos documentado en Cádiz a mediados del Seiscientos, según comentaremos más adelante. El cónsul se reunía, como era de costumbre, para tratar de asuntos varios. El primer índice nominativo de cónsul del que disponemos para Cádiz es del año 151593 . Cristóbal Marrufo es cónsul y regidor de la ciudad y, como representante de su nación, se enfrenta a un litigio de carácter comercial94 . Ignoramos, documentalmente, si el cónsul deliberó en la sacristía de la capilla de su nación, como lo hacía en 1646, pero podemos suponer, hasta nuevas informaciones, que así fuera. Sopranis, cuyos datos suelen ser fidedignos, relaciona la cofradía y capilla de la nación vasca con la figura del cónsul a su cabeza desde el primer momento. Sería de 90 Los Centurión, otro de los apellidos vinculados a Cádiz. Ibíd., pág. 280. 91 El arraigo de los genoveses fue más fuerte en las poblaciones más pequeñas que en las grandes metrópolis por la facilidad de asentamiento y fusión con las poblaciones locales «íntimamente ligados a todos los negocios y actividades del país». Ladero Quesada, «Los genoveses en Sevilla y su región», op. cit., pág. 299. 92 Se colocó la imagen de San Jorge en el presbiterio del convento de carmelitas en su altar mayor y los genoveses fueron recibidos como cofrades de la Virgen del Carmen. Juana Gil-Bermejo García, «Naturalizaciones de italianos en Andalucía», en: Presencia italiana en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del III Coloquio Hispano-italiano, Sevilla, 1985, págs. 185-186. 93 El primer apellido de ascendencia genovesa encontrado por el profesor Sánchez Herrero en Cádiz es el de Tomas Marrufo, canónigo en 1435. A.C.C., doc. núm. 56. Citado por Sánchez Herrero, Cádiz, op. cit., pág. 141. 94 «Lope López de Arriarán, vecino de Málaga, contra Cristóbal Marrufo, regidor de Cádiz y cónsul de los genoveses, como apoderado de éstos, sobre haberles sido tomadas por el comendador Pedro Benítez, vecino de Gibraltar y procurador de Arriarán, unas cajas de azúcar y otras mercancías que venían de Canarias, en virtud de una carta de represalia contra genoveses hasta cantidad de 15.000 ducados». A.G.S., CRC, 31, 11. En el Portal Pares, pero sin el documento. Desde las capitulaciones de paz, el 5 de agosto de 1493, los Reyes Católicos reconocían el derecho de los súbditos genoveses de llevar sus pleitos ante el cónsul de Génova cuando litigaban entre ellos; un acuerdo confirmado y ampliado el 20 de marzo de 1519. Citado por Igual Luis y Navarro Espinach, «Los genoveses en España», art. cit., pág. 277.

26

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna extrañar que la nación genovesa, cuya capilla hacía frente a la de los vascos o, mejor dicho, a la de los pilotos, no tuviera la misma estructura95 . Asimismo, durante el último cuarto del Cuatrocientos, el fundador de una de las capillas catedralicias es el patricio genovés, Lucián Centurión (apellido presente en Mallorca), personaje muy destacado en la historia de la comarca. Por su fortuna, como por su intervención en la guerra de Granada, tuvo el privilegio de fundar su propia capilla, conocida como la de los Marrufos, titulada primeramente de San Pedro y después de Jesús Nazareno96 ; poseía tierra en la Isla de León, tal y como Heers lo sugirió para los que decidieron asentarse en su nueva patria97 . Conocer los nombres de los sucesivos poseedores de estas tierras nos permite vincular el fundador de la capilla colateral a la de la nación genovesa con los Marrufo de Negrón, la familia a la cabeza del consulado genovés a lo largo del Quinientos98 . En julio de 1615, al nombrar en el cabildo municipal gaditano el cónsul de la nación genovesa encontramos a Francisco Marrufo de Negrón, en lugar y por fallecimiento de Cristóbal Marrufo su padre99 . En 1646, siguen estando los Marrufo a la cabeza de la nación genovesa, pese a que desde Génova se quiso imponer a otro genovés: «[. . .] habiendo tenido alguna noticias de que Juan Francisco Patrón residente [. . .] había conseguido de la República de Génova nombramiento para ser cónsul de la dha nación». Descubrimos que los de Génova en Cádiz, reunidos «en la sacristía de la capilla de Nra Sra del Socorro100 que es de dicha 95 Los pilotos, todos vizcaínos, obtienen licencia en 1483 para su capilla y cofradía de la Santa Cruz. Es de notar, la cofradía no se gobernó por los acostumbrados alcaldes o priostes, sino por un cónsul, como las de las naciones, contando con escasísimo número de agremiados. Hipólito Sancho de Sopranis, «El colegio de los pilotos de Cádiz», Estudios geográficos VIII.26 (1947), pág. 222. 96 Se llamó capilla de los Marrufos, de los Estopiñanes (bisnieto de Lucián Marrufo) y de los Chirinos, por existir en ella tres entierros pertenecientes a dichos linajes descendientes del fundador. H. sancho de sopranis, «Los Patronatos y enterramiento de la Catedral de Cádiz», La Información del Lunes, núm. 848, 25 de agosto de 1958. 97 El 15 de febrero de 1503 el duque Rodrigo Ponce de León hizo merced a «Rodrigo de Vera de Villavicencio difunto, vecino que fue de esta ciudad, de 20 aranzadas de tierra y las vendió a Lucián Marrufo vecino que fue difunto, la cual la heredó Pedro Marrufo regidor que fue, y luego Cristóbal Marrufo de Negrón su hijo que hoy día la posee. Tiene 10 aranzadas más que el alcaide Francisco de Villavicencio le vendió». Se trata de heredades que son libres de tributo. AHN, Nobleza. Osuna. Caja 163, doc. 10, fol. 7. 98 Existe rastro en Génova de la elección del cónsul en Cádiz, en 1583, y es otro Marrufo de Negrón, «capitán de infantería de una de las tres compañías de dha ciudad», apoyado por veinticinco genoveses de Cádiz. Perregrini, «Los genoveses en España», art. cit., págs. 153-154. 99 A.M.C., Índice cronológico de las Actas Capitulares, lib. 10.795, fol. 27. En el cabildo de 3 de diciembre de 1621 se nombra a Francisco Marrufo de Negrón alguacil mayor de Cádiz. En el cabildo de 6 de marzo de 1624 es elegido, en compañía de otro, para ir «a Sevilla a besar la mano a S.M por esta ciudad». A.M.C., Libro de Actas capitulares, lib. 10.011, fol. 265v. Índice cronológico de las Actas Capitulares, lib. 10.795, fol. 112. 100 Rumeu de Armas distingue las cofradías de extranjeros y la cofradía religioso-benéfica de la cofradía de Socorro. Esta última era una sociedad de socorros mutuos plenamente organizada y constituida a la sombra de la Iglesia (lo mismo que las anteriores) y que, en palabras de Rumeu, constituye el exponente

27

Frédérique Morand nuestra nación [. . .] donde acostumbramos conferir tratar los mayores aciertos de su conservación y autoridad de las cosas de la dicha nuestra nación», afirman que tienen y reconocen «desde hace tiempo por cónsul de la nación genovesa» a Francisco Marrufo. Juan Francisco Patrón había conseguido ser elegido por la República de Génova. Sin embargo, aunque conscientes de que «los mandatos de sus señorías se deben obedecer y respetar», los genoveses de Cádiz suplicaban suspender al dicho Patrón de su función «hasta ser más bien informados101 ». Cónsul, Francisco Marrufo lo había sido desde 1612, según ellos. Hubo otro nombramiento en 1633 por diez años y los cofrades certifican que «lo ha ejercido con su mucha aprobación y lucimiento», dando a toda la nación «aumento, adorno, protección y amparo en sus solicitudes por el respeto que a tal persona esta ciudad le tiene y cuando espera premios de su celo y vigilancia no merece se le haga agravio en ser desposeído ni la serenísima República lo permitiría ni nuestra nación». Destacan sin vacilar cómo esta familia «se aventaja en mayores méritos102 »; fueron veintiséis en firmar y apoyar a Francisco Marrufo de Negrón como su mejor defensor. Este rastreo, durante siglo y medio nos ofrece la garantía de una endogamia familiar muy marcada en los puestos políticos influyentes de la ciudad por parte de algunos genoveses103 . El arraigo de los Marrufo y de los Negrón en la oligarquía gaditana, tanto por su adhesión espiritual como por su actividad política y económica, no admite duda104 .

Los genoveses gaditanos: identidad étnica, memoria y mito Por último, intentaremos abordar las cuestiones simbólicas fundamentales de memoria y mito. Por tanto, centraremos nuestra exposición en los factores ‘subjetivos’ de la nación, como lo son las actitudes, las percepciones y los sentimientos, aunque no exclusivamente por interesarnos también en la identidad étnica. Acordémonos del consenso al que nos referimos al comienzo del estudio: una nación no es un gobierno, ni tampoco una comunidad étnica. Para delimitar de alguna manera a la nación genovesa, elegimos la definición de David Miller. más interesante de la Previsión social. Rumeu de Armas, Historia de la previsión social en España, op. cit., págs. 199-200. 101 AHPC, Not. 24, PT 5519, fol. 500. 102 AHPC, Not. 24, PT 5519, fol. 500v-501v. 103 En cabildo de 2 de abril de 1625 se nombra a Francisco de Marrufo de Negrón como capitán de arcabuceros; es capitán de la milicia de la ciudad de Cádiz (su padre Cristóbal Marrufo de Negrón). A.M.C., Libro de Actas capitulares, lib. 10.013, fol. 47v-48. 104 En los tiempos de Carlos II se registró otra ola migratoria de la Liguria a Cádiz. Entre ellos, Antonio M. Tassara; fue nombrado cónsul de la nación genovesa en 1663, o sea, la dinastía de los Marrufo, al parecer, se extinguió. Perregrini, «Los genoveses en España», art. cit., pág. 161.

28

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna Según él, la nación es una «comunidad constituida por creencias comunes y un compromiso mutuo, extendida en la historia, de carácter activo, ligada a un territorio específico y delimitada frente a otras comunidades por sus culturas públicas diferenciadas105 ». Asimismo, nos pareció muy acertada la definición dada por Ladero Quesada de los genoveses, como «grupos complejos de solidaridades sociales y políticas muy amplias106 ». Sin embargo, echábamos en falta la dimensión religiosa, la dimensión cultural que les unía.

¿Sólo una identidad étnica? A nuestro juicio, ciertos aspectos de la vida social ya en el siglo XVI, entre ellos el religioso, nos invita a acercarnos al estudio de estos hombres de negocios como ‘nación’ aunque, en este caso, sin características de territorialidad fronteriza propia para definirla. El grupo estudiado no constituye una comunidad política establecida en la provincia que lo define, es decir, como nación bajo una autoridad soberana en el interior de sus fronteras, como lo reclaman los modernistas107 . Los genoveses no son el tipo de ‘nación ideal’, es decir, no ocupan un territorio nacional, pero no por ello son simples comunidades étnicas porque entonces, sólo llegarían a estar ligados «de forma simbólica a su territorio nacional108 ». Una comunidad étnica no suele tener referente político. En nuestro caso, en ningún momento se desvinculan de la organización política de su ciudad-madre. A la lectura de una escritura de poder con fecha de 8 de febrero de 1652109 , «por nos y en honor de todos los de la nación genovesa que están y residen estuvieren y residieren en Cádiz», vemos claramente a los genoveses ampararse y reivindicar su referente político, al menos desde 1528 y hasta 1805, es decir, hasta que se extinguió su sistema político. Los cofrades delegan sus facultades a varios de sus compatriotas afincados en Génova «para que parezcan ante el serenísimo senado de la serenísima república». Está claro, necesitan de la autorización de su Gobierno para llevar a cabo su petición. Requieren, «por honra de nuestra nación [. . .] nos conceda facultad y permisión perpetua para poder hacer los dhos gastos y socorros espirituales temporales». Alegan la posibilidad de obtener un 4 % sobre todas las mercancías genovesas que entrasen, saliesen y se despachasen en la aduana real de Cádiz porque saben que se ha concedido «en Alicante, Cartagena, Lisboa y otras ciudades villas y lugares de la cristiandad dándose para ello forma, instrucción, modo y disposición la más conveniente al servicio de Dios y a la 105 David Miller, On Nationality, Oxford University Press, 1995, pág. 27. Citado por Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 27. 106 Definición adoptada por Igual Luis y Navarro Espinach, «Los genoveses en España», art. cit., pág. 283. 107 Los modernistas definen la nación en términos de «ciudadanía de masas, cultura pública y territorio delimitado por fronteras» mientras que los neoperennialistas «en términos de etnicidad, lengua vernácula y cultura religiosa». Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 129. 108 Ibíd., págs. 28-9. 109 Sopranis publicó el documento en apéndice de su magnífico estudio ya citado sobre «Los Genoveses en Cádiz antes del año 1600», pero sin dar la referencia. Siguiendo sin descanso sus pasos, lo hemos re-descubierto en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz.

29

Frédérique Morand dha serenísima República110 ». En otras palabras, nación, economía y religión aparecen entrañablemente relacionados, al menos, en este caso. Asimismo, en la capilla colateral «a la parte del Evangelio del altar mayor de la advocación Nra Sra del Socorro» estaban puestas las armas y escudos de la «República de Génova111 ». Por tanto, los genoveses no son una nación sin ‘territorio’, no es un pueblo paria, sino una nación que ha sabido reapropiarse el territorio en el que decidió afincar su base112 . Para ello, necesitaban «reencontrar sus raíces», las raíces de su ciudad-madre, Génova; necesitaban vincularse de nuevo a sus orígenes verdaderos113 . Gracias a su cofradía nacional, a sus manifestaciones religiosas, disfrutaron de una cultura pública, algo de lo que suele carecer una etnia que ni siquiera dispone de una dimensión territorial, «ya que para una comunidad étnica no es necesaria la posesión física de su territorio histórico114 ». Según el profesor Smith, la nación es más «integradora y menos ligada a su base étnica originaria115 ». Efectivamente, los genoveses no tienen reparo en mezclar su sangre ligur con linajes indígenas, el signo de una voluntad clara de integración en su nueva patria, aunque sólo fuese motivado por el tan deseado ascenso social y económico116 . Es incuestionable, ellos mismos se designan como ‘nación’. Según Connor, lo importante para el estudio del nacionalismo «no es lo que es, si no lo que se siente que es117 ». En palabras de Smith, ésta es una perspectiva original y poderosa, y suena como un caso de perennialismo extremo, una idea reforzada por el análisis de Connor en la relación entre grupos étnicos y naciones. Para él, las naciones son solamente grupos étnicos conscientes de sí mismos118 . A nuestro juicio, los genoveses, con su República aristocrática, no sólo cumplen con varios de los requisitos de una comunidad étnica sino que se aproximan a los principios que constituyen una nación. En su organización encontramos, evidentemente, elementos étnicos: comparten la lengua, la religión y la existencia de algunas instituciones (la cofradía, el senado en Génova).

110 La firma de los cuatro diputados de nuevo delata su alto nivel cultural. AHPC, Not. 24, PT 5522, fol. 409. 111 AHPC, Not. 24, PT 5522, fol. 406v. 112 Jacques Heers calificó a los genoveses como una especie de tribu. No podemos conformarnos con el vocablo. Los genoveses ya tienen una organización bien asentada, disponen de redes complejas interconectadas para asegurar el intercambio de mercancías en Europa. Jacques Heers, «Los genoveses en la sociedad andaluza del siglo XV: orígenes, grupos, solidaridades», en: Hacienda y comercio. Actas del II coloquio de Historia Medieval Andaluza, Sevilla, 8-10 de Abril, 1981, Diputación Provincial de Sevilla, 1982, pág. 430. 113 Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 48. 114 Ibíd., pág. 27, nota 10. 115 Ibíd., pág. 29. 116 Es el caso de los Negrón, de los Marrufos, los Justiniani, los Doria, entre otros. 117 Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 90. 118 Ibíd., págs. 90-1.

30

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna

Memoria y mitos Pero también comparten mitos sobre sus antepasados y recuerdos históricos, o sea, poseen una cultura común, además de «un cierto grado de solidaridad, al menos entre las elites119 ». A vista de la documentación analizada, constatamos cómo trascienden esa noción de solidaridad: «que tengan entierro los difuntos y los vivos pobres y necesitados navegantes estantes y habitantes en esta ciudad sean socorridos y amparados120 ». El discurso de los diputados ilustra la apertura de la cofradía hacia los de su nación, independientemente de su posición social o situación económica. Refleja la importancia de la agrupación para todos sus conciudadanos así como el carácter solidario121 de su corporación y su religiosidad: «darán sepultura a todos los genoveses a sus hijos y nietos [. . .] puertos y partes donde tantos concurren [. . .] y pasan de tránsito y vienen en sus navegaciones hallando refugio y amparo en sus necesidades con que Dios nuestro señor y su Santísima Madre son servidos y venerados y su culto divino ensalzado122 ». El territorio patrio, Cádiz en este caso, se constituye como el nuevo territorio histórico, representa la tierra de los antepasados en la que yacen y reposan sus huesos123 . De once capillas y un entierro en la Catedral de Santa Cruz, los genoveses eran dueños de siete124 . Dicha apropiación, en un lugar con un simbolismo tan marcado por el prestigio cultural y político (creación de Alfonso el Sabio), ofrece a la nación genovesa todos los elementos para ‘recrearse’ en este puerto de mar, mejor dicho, para consolidarse fuera de su territorio nacional todavía sin definir (como país, pero sí como ciudad). Agruparse alrededor de una misma devoción reforzó los lazos entre ellos, contribuyó a consolidar los vínculos reales y simbólicos que unían a ese grupo de mercaderes. Por tanto, no compartimos la visión de Gellner cuando afirma que no puede haber ni naciones ni nacionalismos en las épocas premodernas. Según él, no había necesidad de ellas en las sociedades «agroalfabetizadas» gobernadas por «pequeñas elites que no compartían su cultura con la masa de productores de alimentos125 ». A nuestro parecer, sí compartían algo con la muchedumbre; compartían el mismo ritual católico fuesen ricos, cultos, pobres o analfabetos, con alguna diferencia según el mayor apego de un grupo hacia una imagen religiosa u otra. A nuestro juicio, los genoveses fueron capaces de recrearse; reimplantaron una cultura 119 Ibíd., pág. 28. 120 AHPC, Not. 24, PT 5522, fol. 408. 121 La solidaridad es un componente esencial para cualquier cofradía y más si cabe para las llamadas ‘cofradías nacionales’. Cfr. Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz, «La hermandad de los franceses de Granada en el siglo XVIII», en: I Coloquio Internacional ‘Los Extranjeros en la España Moderna’, vol. 2, ed. por María Begoña Villar García y Pilar Pezzi Cristóbal, 2 vols., Málaga, 2003, págs. 495-509. 122 AHPC, Not. 24, PT 5522, fol. 406v-407. 123 Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 49. 124 Sancho de Sopranis, Los genoveses en Cádiz, op. cit., pág. 22. 125 Ernest Gellner, Naciones y Nacionalismo, Madrid: Alianza, 1988. Citado por Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 84.

31

Frédérique Morand religiosa con sus propios símbolos y le dieron un carácter público, incluso fuera de su territorio nacional. El simbolismo de la cofradía y su capilla, los entierros, además de su participación en la fundación monástica les permitió tener recuerdos históricos en su nueva ciudad-patria. Los genoveses estaban orgullosos de su capilla, de la posición social y política que el lugar les concedía. Según sus propias palabras: «es de mucha grandeza tener como tenemos en la iglesia catedral como ésta de Cádiz la mejor de sus dos capillas colaterales y esto se ha realzado y ennoblecido [. . .] el dho día domingo 7 de mayo de 1651126 ». Además de recrear mitos y tener recuerdos históricos en su nueva ciudad-patria, ennoblecieron el nuevo territorio-patrio a lo largo de más de siglo y medio, gracias a que su nación fuera «tan católica127 ». El deán de Cádiz y su cabildo eclesiástico confiaron en ellos: «nos dieron y entregaron la hechura grande de nuestro Redentor Jesucristo crucificado que tenía puesto en su altar mayor no habiéndolo podido acomodar»; por tanto, los gaditanos dejaron «la prenda y reliquia mayor» a la nación genovesa. No hay duda: su integración, sus logros económicos, sociales y políticos no se pueden separar de su creencia católica. Agradecidos por el favor concedido también daban las gracias «a Dios y a la Virgen [. . .] pues nos viene de su poderosa mano tanto bien128 ». Su fe católica estaba detrás de todos sus éxitos. Y es con el mayor fervor que encomendaron a Dios y a su bendita madre «los buenos y felices sucesos de nra serenísima República de Génova». El componente religioso forma parte íntegra de la estructura política que les ofrece su República, al igual que se lo ofrece su nueva ciudad-patria. En palabras de Smith, el nacionalismo es mucho más que una ideología política; es también una forma de cultura y de «religión129 ». Vemos cómo, para estos genoveses gaditanos de mediados del Seiscientos, la religión se hace inseparable de su concepción de ‘nación’. En su capilla se celebraba «fiesta de su devoción» y se decían «cada día continuadas misas y sacrificios [. . .] y en tan principal lugar y con imagen tan devota130 ». La cultura de una nación reclama su expresión pública. En este caso, la expresión es religiosa pero enseguida se hace pública y permite que surja un elemento esencial a la representación de una nación, es decir, un simbolismo político131 . Según Smith, un grupo puede tener un amplio grado de conciencia nacional pero carecer de una ideología declarada, aunque probablemente posee algún tipo de símbolos y mitos nacionales132 . ¿Cómo negar la presencia de estos símbolos en el seno de las cofradías? El 9 de septiembre de 1647, en el cabildo municipal gaditano se trató del regocijo que se había de hacer en razón del casamiento del rey. Para ello, la ciudad organizó fiestas y 126 AHPC, Not. 24, PT 5522, fol. 407. 127 Ibíd., fol. 407-407v. 128 Ibíd., fol. 407v. 129 Smith, Nacionalismo, op. cit., págs. 50-1. 130 AHPC, Not. 24, PT 5522, fol. 406v. 131 Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 51. 132 Ibíd., pág. 20.

32

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna anunció que «la noche antes de los toros se hagan unas máscaras por naciones133 ». Lo que hoy en día son banderas e himnos nacionales con sus colores formas y patrones, su letra y música, es decir, la potencia de los significados que se trasmiten en un ‘mundo de naciones’ visual y semántico, lo podemos vislumbrar ya en estas corporaciones religiosas con la misma articulación al menos desde finales del XVI134 . El abanico de símbolos nacionales sirve para «expresar, representar y reforzar la definición fronteriza de nación», para unir a sus miembros mediante una imaginería común, mediante recuerdos, mitos y valores compartidos135 . ¿Cómo no reencontrar esa definición en la cofradía de los genoveses? En cuanto a acaecimientos que marcaron el grupo, en el caso de Cádiz, no podemos prescindir del año 1596. La memoria de la familia de los Marrufo y Negrón (y su endogamia consular), así como su disposición para defender el nuevo territorio-patrio como si fuera el histórico, el auténtico, tuvo que dejar huellas en la memoria de los gaditanos ligures. Durante el asedio anglo-holandés varios vecinos fueron apresados y llevados como rehenes en Inglaterra hasta que la ciudad, en teoría, pagase el rescate prometido; entre los rehenes encontramos a Francisco Marrufo de Negrón136 . Al menos, si el sentimiento de pertenencia a una nación cuenta como uno de los criterios de la existencia de ésta, los Marrufo de Negrón, familia de ascendencia genovesa, está dispuesta a ‘sacrificarse’ para defender a su ciudad-patria. En este caso, aunque no estemos ante una nación moderna o ‘real’, según algunos –por ausencia del concepto de ciudadanía– estamos ante un «claro y activo nacionalismo propio», pujante especialmente «en caso de amenaza y durante los conflictos». Nos adherimos a la visión de Hastings cuando defiende que antes de 1800, las naciones amenazadas producían sus propios nacionalismos, y estaban tan «autodeterminadas» como las posteriores a 1789137 .

A modo de conclusión En palabras de Smith, «el ideal de la identidad nacional se caracteriza por su preocupación por el carácter colectivo y su base histórico-cultural138 », mientras que Gellner y Nairn afirmaron que «la desigualdad en el desarrollo era el principal motor del nacionalismo139 ». Probablemente así sea, si conservamos una visión modernista de la nación, pero no si pensamos en la constitución de algunas naciones en el Quinientos. En el Antiguo Régimen 133 Compraron veinte toros para las fiestas. A.M.C., lib. 10.796, fol. 159v. 134 En 1591 en Cádiz las cofradías que asistían con pendón a las procesiones generales eran nueve. No todas eran cofradías nacionales, pero algunas sí lo eran y alardeaban pendones. Vicente Díaz Rodríguez, Negros y frailes en el Cádiz del siglo XVII, Salamanca: San Esteban, 2009, págs. 17-8. 135 Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 22. 136 En 1624 Francisco Marrufo de Negrón está casado con Leonor de los Cobos AHPC, Not. 18, PT 4188, fol. 113-123. La lista de los rehenes está publicada en Emporio del Orbe. 137 Citado por Smith, Nacionalismo, op. cit., págs. 116-7. 138 Ibíd., pág. 43. 139 Citado por Smith, Nacionalismo, op. cit., pág. 85.

33

Frédérique Morand la ‘desigualdad’ de clase era percibida como algo ‘natural’. La conciencia de las discriminaciones sociales, de las luchas de clases apareció más tarde: el concepto de ‘caridad’, una de las tres virtudes teologales, paliaba el sentimiento de desigualdad que, paulatinamente, se instaló en nuestras sociedades industrializadas. Por tanto, la desigualdad probablemente sea una de las razones del nacionalismo moderno pero no nos parece válido al reflexionar sobre la existencia de naciones en el Quinientos. En boca de los ligures: que todos los de su nación, sin discriminación alguna «sean socorridos y amparados [. . .] y les resplandezca la caridad y celo cristiano de nuestra nación140 ». Los ligures gaditanos, con su cofradía de advocación mariana, su capilla de prestigio, sus entierros colectivos, su cónsul y ‘su’ convento de concepcionistas calzadas seleccionó «repertorios preexistentes de símbolos, mitos y recuerdos étnicos a fin de movilizar al ‘pueblo’ para regenerar la nación». A pesar de las diferencias características entre sociedades premodernas y modernas, la existencia de repertorios culturales instituidos desde hace tiempo (mitos, símbolos, recuerdos) son ‘transportados’ a la era moderna «por instituciones poderosas (estados, ejércitos, iglesias) y son revividos y desarrollados de nuevo porque las poblaciones se enfrentan periódicamente a desafíos similares para su supervivencia física y simbólica141 ». Tras la lectura de las escrituras de 1646 y 1652, podemos creer que la ‘nación’, en su concepción protonacional, según un tipo de perennialismo capaz de demostrar los orígenes premodernos de algunas naciones, empezó alrededor de una devoción religiosa. Como lo subraya Smith, aquello supone «un importante desafío a las afirmaciones del modernismo, y a su creencia de que las naciones son productos de la modernidad142 ». Al respecto, el profesor considera, en el caso de Inglaterra, y «quizás también en los de Francia, Escocia, Suecia y España, que probablemente existía ya en el siglo XVI un sentimiento de nación tanto entre la aristocracia como entre las clases medias altas». Argumentar que éstas no eran naciones ‘reales’ sugiere que no se puede hablar de naciones hasta finales del siglo XIX, cuando la mayoría de la población recibió derechos políticos. Pero si no estamos dispuestos a llevar tan lejos este planteamiento, según Smith, es posible que tengamos que aceptar la presencia de ‘naciones’, en ciertos sentidos del término, «antes y quizás independientemente de los estados capitalistas militares143 ». A nuestro juicio, la conexión entre genoveses afincados en Cádiz, Sevilla, Valencia, El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, las Islas Canarias, y Génova constituyeron auténticas redes humanas, las que les permitieron ser conscientes de su vinculación y existir como ‘nación’ dentro de España en compañía de otras nacionalidades afincadas, como ellos, principalmente por razones económicas en la cosmopolita ciudad gaditana. 140 AHPC, Not. 24, PT 5522, fol. 408. 141 John Hutchinson, «Ethnicity and modern nations», Ethnic and Racial Studies 23.4 (2000), pág. 661. Citado por Smith, Nacionalismo, op. cit., págs. 96-7. 142 Ibíd., págs. 67-9. 143 Ibíd., págs. 93-4.

34

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna

Referencias Antón Solé, Pablo, «La catedral vieja de Santa Cruz de Cádiz. Estudio histórico y artístico de su arquitectura», Archivo Español de Arte 48.189 (1975), págs. 83-96. Aznar Vallejo, Eduardo, La integración de las Islas Canarias a la Corona de Castilla (14781526). Aspectos administrativos, sociales y económicos, Las Palmas de Gran Canarias: Idea, 2009. Balard, M., Gênes et l’outremer, 2 vols., Paris-La Haye: Mouton, 1973. Bello León, Juan Manuel, «Mercaderes extranjeros en Sevilla en tiempos de los Reyes Católicos», Historia, Instituciones, Documentos 20 (1993), págs. 47-84. Calvo López, José, «La catedral vieja de Cádiz a la luz de los documentos del Archivo de Simancas», en: Actas del IV Congreso Nacional de Historia de la Construcción, ed. por S. Huerta, Madrid: Instituto de Juan de Herrera, 2005, págs. 185-194. Collado Villalta, Pedro, «La nación genovesa en la Sevilla de la carrera de Indias: declive mercantil y perdido de la autonomía consular», en: Presencia italiana en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del III Coloquio Hispano-italiano, Sevilla, 1985, págs. 53-114. Compoy, María y Pedro Rodríguez, «Capilla de la Nación Genovesa en la Catedral Vieja de Cádiz: Propuesta de intervención global. Para la consolidación, restauración y conservación preventiva de su retablo», Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico 32.8 (2000), págs. 151-162. Concepción, Fray Jerónimo de la, Emporio de el Orbe, ed. por Arturo Morgado García, Universidad de Cádiz, 2002 (ed. original de 1690). Crespo Solana, Ana, «El patronato de la nación flamenca gaditana en los siglos XVII y XVIII», Studia Historica 24 (2002), págs. 297-329. – «Aspectos para unas visiones comparativas en el estudio de las comunidades mercantiles (siglos XVI al XIX)», en: Comunidades transnacionales. Colonias de mercaderes extranjeros en el Mundo Atlántico (1500-1830), ed. por Ana Crespo Solana, Aranjuez: Doce Calles, 2010, págs. 15-26. Díaz Rodríguez, Vicente, Negros y frailes en el Cádiz del siglo XVII, Salamanca: San Esteban, 2009. Espinosa de los Monteros Sánchez, Francisco, Las Cofradías gaditanas antes del saqueo anglo-holandés de 1596, url: http://www.cadizcofrade.net/historia/sigloxvi.htm (visitado 18-02-2008). Fernández de Béthencourt, Francisco, Historia genealógica y heráldica de la monarquía española : casa real y grandes de España, 10 vols., Sevilla, 2003. Fornell Fernández, Francisco Javier, Linajes gaditanos en la Baja Edad Media. Breve estudio de la oligarquía local (siglos XIII-XV), Universidad de Cádiz, 2010. Gellner, Ernest, Naciones y Nacionalismo, Madrid: Alianza, 1988.

35

Frédérique Morand Gil-Bermejo García, Juana, «Naturalizaciones de italianos en Andalucía», en: Presencia italiana en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del III Coloquio Hispano-italiano, Sevilla, 1985, págs. 175-186. Hastings, Adrian, The Construction of Nationhood: Ethnicity, Religion and Nationalism, Cambridge University Press, 1997. Heers, Jacques, «Le royaume de Grenade et la politique marchande de Gênes en Occident (XVe siècle)», Le Moyen Age LXIII (1957), págs. 87-121. – «Los genoveses en la sociedad andaluza del siglo XV: orígenes, grupos, solidaridades», en: Hacienda y comercio. Actas del II coloquio de Historia Medieval Andaluza, Sevilla, 8-10 de Abril, 1981, Diputación Provincial de Sevilla, 1982, págs. 419-444. Horozco, Agustín de, Historia de la ciudad de Cádiz, Cádiz: Bosch, 1845. Hutchinson, John, «Ethnicity and modern nations», Ethnic and Racial Studies 23.4 (2000), págs. 651-669. Igual Luis, David, «Valencia y Sevilla en el sistema económico genovés de finales del siglo XV», Revista d’Història Medieval (1992), págs. 79-116. – «La confraria dels genovesos de València. Una associació interprofessional a les darreries de l’Edat Mitjana», en: Moviments socials i dinàmica associativa. Actas del Primer Congrés de la Coordinadora de Centres d’Estudis de Parla Catalana, Lérida, 1994. Igual Luis, David y Germán Navarro Espinach, «Los genoveses en España en el tránsito del siglo XV al XVI», Historia, Instituciones, Documentos 24 (1997), págs. 261-332. Ladero Quesada, Miguel Ángel, «Unas cuentas en Cádiz (1485-1486)», Cuadernos de Estudios Medievales, Universidad de Granada II-III (1974), págs. 85-120. – «Los genoveses en Sevilla y su región (s. XIII-XVI): elementos de permanencia y arraigo», en: Los mudéjares de Castilla y otros estudios de historia medieval andaluza, Universidad de Granada, 1989, págs. 283-312. López-Guadalupe Muñoz, Miguel Luis, «La hermandad de los franceses de Granada en el siglo XVIII», en: I Coloquio Internacional ‘Los Extranjeros en la España Moderna’, vol. 2, ed. por María Begoña Villar García y Pilar Pezzi Cristóbal, 2 vols., Málaga, 2003, págs. 495-509. Miller, David, On Nationality, Oxford University Press, 1995. Moreno Mengíbar, Andrés y Francisco Vásquez García, Crónica de una marginación. Historia de la prostitución en Andalucía desde el siglo XV hasta la actualidad, Cádiz: Baal, 1999. Núñez Roldán, Francisco, «Tres familias florentinas en Sevilla: Federighi, Fantoni y Bucarelli (1570-1625)», en: Presencia italiana en Andalucía siglo XIV-XVII, Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla, Madrid: Centro Superior de Investigaciones Científicas, 1989, págs. 23-50. Pérez del Campo, Lorenzo, Las Catedrales de Cádiz, La Coruña: Everest, 1988.

36

La nación nómada. Los genoveses en Cádiz en la Edad Moderna Perregrini, Alessandro, «Los genoveses en España. La colonia de Cádiz», Boletín de la Real Sociedad geográfica CXXXIX-CXL (2003-4), págs. 137-174. Presencia italiana en Andalucía, siglos XIV-XVII. Actas del III Coloquio Hispano-italiano, Sevilla, 1985. Rojas Vaca, María Dolores, El documento marítimo-mercantil en Cádiz 1550-1600, Universidad de Cádiz, 1996. Rumeu de Armas, Antonio, Historia de la previsión social en España: cofradías, gremios, hermandades, montepíos, Madrid, 1944. Sánchez Herrero, José, Cádiz. La ciudad medieval y cristiana (1260-1525), Córdoba: Monte de Piedad y Caja de Ahorros, 1981. Sancho de Sopranis, Hipólito, Los genoveses en Cádiz antes del año 1600, Publicaciones de la Sociedad de Estudios Históricos Jerezanos: Primera serie 4, Jerez de la Frontera, 1939. – «Cinco lustros de historia gaditana. Cádiz bajo el señorío de la Casa de Ponce de León», Archivo Hispalense 6 (1944), págs. 70-80. – «El colegio de los pilotos de Cádiz», Estudios geográficos VIII.26 (1947), págs. 217-224. – «Los genoveses en la región gaditano-xerciense de 1460 a 1800», Hispania 8.32 (jul. de 1948), págs. 355-402. Sayous, André, «Le rôle des Génois lors des premiers mouvements réguliers d’affaires entre l’Espagne et le Nouveau-Monde (1505-1520), d’après des actes inédits des archives notariales de Séville», In Comptes-rendus des séances de l’Académie des Inscriptions et Belles-Lettres 76.3 (1932), págs. 287-298. Smith, Anthony D., Nacionalismo. Teoría, ideología, historia, trad. por Olaf Bernárdez Cabello, Madrid: Alianza, 2004.

37

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.