La muerte cruzada
José Chalco Salgado
Cuando se inventaron y, festivamente, la establecieron en la revolucionaria Constitución de Montecristi, dijeron que sería una institución técnica constitucional a fin de lograr la ansiada gobernabilidad y estabilidad que el país exigía. Sí, así lo sostenían pese a que muchos la criticamos.
Se alertó que sería una institución que debilitaría al entendimiento de la república, división y equilibrio de poderes, presidencialismo, democracia, y que como consecuencia, traería un despótico hiperpresidencialismo. Y precisamente es esta muerte cruzada -originaria del sistema parlamentario y traída de forma desviada y desnaturalizada al sistema presidencial ecuatoriano- la que se convertiría en una herramienta de caudillismo y sagaz autoritarismo. Con ella, bajo la constante amenaza ejecutiva, se intentaría gobernar y obtener réditos a favor de un único poderoso. ¡Claro! Todo ello, con la práctica acostumbrada del control absoluto, condicionamiento, sumisión, insulto y descrédito por doquier.
La muerte cruzada disuelve al parlamento y destituye al presidente por voluntad del Ejecutivo o Legislativo; pero con una connotación en el Ecuador a destacar: formal o materialmente hasta que se elijan a las nuevas autoridades, siempre se queda gobernando con cargadas potestades el presidente.
A la final así fue. Todo lo que se avizoró tuvo lugar. Ciertamente se cristalizó como una institución para el gobierno de uno, sumisión y obediencia de los otros poderes del Estado. Aquello se colige con facilidad de las últimas declaraciones del aún Presidente de la República, las cuales muestran que lejos de ser la muerte cruzada una construcción para la estabilidad, al contrario, es un instrumento de caudillismo absolutista. Así, el Primer Mandatario, luego de conocer los resultados electorales dijo que de ganar la oposición en segunda vuelta, existe la figura de la muerte cruzada y, por ello, en un año podríamos volverlo a ver. Sostuvo también que: "la mejor manera de tenerme lejos es que se porten bien. Si se portan mal, me les presento y les vuelvo a derrotar".
Es decir, la muerte cruzada sería la correa de la conducta y el portarse bien de la oposición. Sí. ¡Así mismo! Tan al estilo de lo que ellos mismos criticaban cuando existía un dueño del país. O sea, para que no quede duda, lo realizado en el Ecuador no atiende a demandas y exigencias jurídicas o sociales, sino a la vocación, entrega, decisión y favor que nos hace nuestro Presidente al hacer el sacrificio de gobernarnos. Por ello, ¡cuidado con "portarse mal" en su trabajo, familia o elección del 2 de abril!.
Pues no lo olvide. Si se le cruza el comportarse indebidamente, el futuro ex Presidente –que por lo visto tiene el futuro del país pronosticado- de donde sea y cómo sea, regresa. ¡Vaya! ¡Qué estabilidad que logra la muerte cruzada!.
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