La modificación del cuerpo como símbolo de estatus en Olintepec

July 19, 2017 | Autor: Alejandro Arguelles | Categoría: Arqueologia y antropologia forense y fisica, Arqueologia Funeraria
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Descripción

Ganador del Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación 2014 en la Subcategoría de Divulgación y Vinculación

El cosmos olmeca en un vaso Jaime F. Reséndiz Machón

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l “Fenómeno Olmeca” es un proceso que ocurrió en Mesoamérica entre los años 1200 - 400 a.C. La naturaleza de este fenómeno es hasta este momento controversial entre los especialistas. A mediados del siglo XIX, 1862, José Melgar encuentra la “Cabeza Colosal de Hueyapan”, actualmente conocido como Tres Zapotes. A partir de este momento, se conoce la existencia de una cultura cuyas características no eran similares a las que mencionaban las fuentes o que habían sido encontradas en el momento del contacto con los españoles. Será Herman Beyer quien en 1927 llame por primera vez a este fenómeno como “Olmeca”. Es en 1942 en la Mesa Redonda Mayas y Olmecas donde se establece, primeramente que el fenómeno olmeca era más antiguo que lo maya y, que esta “Cultura Madre” tal como la define Alfonso Caso, había surgido en el área del Golfo y que se había difundido a muchos lugares en Mesoamérica; sin embargo, la forma en la cual estos elementos se habían transmitido estaba en discusión, ya que se hablaba desde guerreros olmecas, comerciantes hasta misioneros que llevaban su cultura por todas partes. Para los años 70’s del siglo pasado se propuso un desarrollo simultáneo del fenómeno olmeca, esto es, aparecían objetos claramente olmecas al mismo tiempo en el Altiplano Central, en Oaxaca y el área nuclear olmeca, por lo que no era posible que se tratara de una difusión, esto dio pie a explicar al fenómeno olmeca como una serie de “culturas hermanas” que responden a un proceso común en el cual hay un intercambio de ideas y productos, los cuales están sustentando una transformación de sociedades igualitarias a sociedades estratificadas. De tal manera, el fenómeno olmeca se caracteriza principalmente por la aparición de un código de significación que permitió formar signos. Estos signos permitieron por primera vez en Mesoamérica representar toda una serie de conceptos y formas de organización social, que muy probablemente se estaban consolidando desde épocas anteriores, pero ese código de representación les permitió fijar, exponer y difundir la cosmogonía, así como múltiples discursos sobre el poder que en un principio debieron separar a los iniciados en el código de aquellos que

Figura 1

Firgura 2

no tenían acceso al mismo, justificando una división social y, por otra parte, establecer intercambios comerciales y culturales con otros grupos incipientemente divididos y reforzar esta serie de valores y conceptos plasmados a través del código. Este código de representación sirvió para un sinfín de representaciones estéticas, tales como las grandes esculturas que se encuentran en los sitios olmecas del Golfo, las pequeñas esculturas realizadas en jade, las enormes cantidades de figurillas y “baby face”, así como los relieves que se encuentran en Chalcatzingo, las esculturas recientemente encontradas en Zazacatla y las múltiples vasijas, especialmente vasos, botellones y platos que se encuentran en Morelos, Estado de México, Distrito Federal, Oaxaca, la parte central de Veracruz, Chiapas y el Petén en Guatemala. El vaso del cosmos olmeca El Poeta Carlos Pellicer Cámara, el cual vivió durante muchos años en Tepoztlán, fue un hombre apasionado por las culturas prehispánicas. Como parte de ese profundo interés que tenía, formó una muy importante colección de piezas prehispánicas y parte de esta colección se encuentra en el actual Museo Carlos Pellicer, ubicado en el antiguo granero del ex convento de la Natividad. Dentro de esta colección se tienen dos vasos de fondo plano y paredes rectas cubiertos por un engobe blanco muy pulido, sobre el cual se tiene una serie de signos asociados al código de representación olmeca. En el presente artículo se hará el análisis del vaso que presenta al “Dragón Olmeca” (figura 1), dejando para otro momento, un segundo artículo sobre el vaso del “Sobrenatural de la Tierra”. Como este vaso fue obtenido por medio del saqueo, es imposible determinar de dónde procede, sin embargo, tal como se mencionó anteriormente, este tipo de vasos se han encontrado en varios lugares de Mesoamérica. Por su forma y los motivos que presenta corresponde a lo que se ha definido como Preclásico Temprano Terminal y va de 1200 - 1000 a.C., esta es la fase de surgimiento del fenómeno Olmeca y el establecimiento de clases dirigentes en las poblaciones. Este vaso tiene 14.5cm de altura y 13cm de diámetro. La decoración fue realizada por medio de dos técnicas, incisión y negativo; la primera consiste en una serie de líneas hechas con un punzón cuando la vasija todavía no entraba al horno; la técnica del negativo consiste en cubrir con cera de abeja partes de la vasija para cambiar la atmósfera de cocción en esas áreas y dejar tonos oscuros. Esas líneas y manchas son signos que son parte del código de representación olmeca, es decir, se trata de un texto que puede ser interpretado. Para apreciar ese texto, en la figura 2 se presenta un dibujo. Los signos que forman el texto de este vaso están ordenados en cuatro franjas, las cuales se procederán a describir de abajo hacia arriba (figura 3). El signo número 1 está compuesto por el fondo del vaso y la línea curva que se encuentra encima. Este elemento curvo representa al plano terrestre, siendo las cimas los cerros y las partes bajas los valles. De tal manera, la parte blanca también representa el inframundo. Connota las fuerzas frías y telúricas, pero siendo cuatro los cerros, también representa

673 cada una de las direcciones del universo. De tal manera, no sólo está representando la tierra, sino la extensión total del plano terrestre. El signo número 2 está compuesto por el espacio que existe entre la línea curva límite superior del signo 1 y la línea que separa a la tercera banda de signos. Dentro de este espacio, se encuentran los signos 3 y 4 de los cuales se hablará más adelante. Este espacio, representa el plano humano, donde viven los hombres, el lugar por el cual transcurre el tiempo. Este sería el espacio “Tibio”, donde lo frío y lo caliente se encuentran. Dentro de este espacio, se encuentran los signos 3 y 4. En el caso del signo 3 se trata de tres áreas claras en la vasija, decoración negativa, dos de ellas fueron resaltadas por dos líneas incisas, mientras que la tercera no presenta resalte alguno. Por la posición relativa en la que se encuentran, esto es, por el contexto en el discurso, es posible que se trate de nubes, sin embargo, también es posible que se trate de los ojos del dragón, ya que en muchos textos del código de representación, se repiten los elementos que aparecen de manera que podríamos denominar “fractal”: rostros, dentro de rostros, dentro de otros rostros, como es el caso del tatuaje que muestra en la cara el Señor de las Limas, en el museo de Antropología de Xalapa o la imagen incisa del vaso de Tlapacoya que se encuentra en la Universidad de Princenton. Los dos signos que han sido numerados como 4 (figura 3), se les considera como una sola unidad; se trata de rostros que se muestran con el perfil izquierdo, con una nariz muy prominente que sostiene la siguiente franja y la frente esta hendida con el motivo de letra V y echada hacia atrás. Los ojos son grandes y almendrados con las pupilas muy grandes, todo esto típico del código de representación olmeca. La mandíbula inferior está marcada por un semicírculo en la parte inferior y los colmillos como protuberancias bajo el maxilar superior. Sin embargo, no se trata de un jaguar, un pescado o un ser humano y, teniendo dientes y mandíbulas, tampoco se trata de un ave. En la medida en la cual es la unión de varios elementos y animales, se trata de uno de los varios seres sobrenaturales denominados por los estudiosos como “dragones olmecas”, en este caso, por la frente hendida, se trata de una deidad asociada con la tierra y la cueva. La postura del rostro boca arriba, así como la ubicación de estas figuras entre el cerro y la franja celestre, lleva a proponer que este dragón está representando un “Árbol cósmico” o “Poste del mundo”, los cuales son los lugares en los cuales las fuerzas frías y calientes se unen para conformar al cosmos, a través de los cuales fluye el tiempo y a su vez permiten que el universo exista sin que se destruya al evitar el colapso de la banda celeste sobre el inframundo. Es de resaltar que ambos dragones se encuentran sobre los cerros, de manera que son continuación de éstos, de por sí pilares del mundo. Encima del signo 2, y en contacto directo con los signos 4, se encuentra la banda celeste, discurso que está compuesto por los signos 5, 6, 7 y 8 (figura 3). Esta banda, denota las fuerzas calientes, luminosas y celestes, que se oponen a las fuerzas frías, obscuras y telúricas del signo 1. El signo 5, que es la parte baja de la banda celeste, está compuesto por una serie de líneas entrecruzadas, lo que le da la apariencia de un cuerpo con escamas, de manera que la banda celeste está compuesta por su cara inferior por el cuerpo de una serpiente. Por encima de esta franja con piel de reptil, se encuentra una segunda franja, que se ha denominado como el signo 6, la cual está decorada con motivos con decoración en negativo, así como las líneas entrecruzadas están representando la piel de un reptil, la franja con manchas está representando la piel de un jaguar. De tal manera, la parte inferior que representa la piel de una serpiente está connotando al cielo diurno, mientras que la piel del jaguar con las manchas como estrellas está connotando al cielo nocturno. Esta banda compuesta por los signos 5 y 6 está cortada por cuatro signos que han sido numerados como el signo 7. Estos signos son semicírculos con un centro y una aureola compuesta por la decoración en negativo. Estos semicírculos que están cortando a la banda celeste representan al sol. De tal manera, estas cuatro representaciones del sol están marcando la eclíptica, el desplazamiento aparente del sol del Sur al Norte y de regreso a lo largo del año. Los extremos de esta eclíptica se pueden observar a la salida y puesta del sol, los solsticios de invierno y de verano (figura 4). De tal manera, estas cuatro representaciones del desplazamiento del sol están representando las cuatro esquinas del universo, tal como lo hace la banda de la tierra. Asimismo, esta eclíptica está formando la cruz de San Andrés,

Figura 3

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Figura 4

elemento recurrente en el código de representación olmeca y que, por ende, connota tanto las esquinas del universo, como el tránsito del sol, esto es el tiempo, y todo esto asociado a la banda celeste, al calor y la luz. Por encima de los signos 5, 6 y 7, se encuentra el último elemento del discurso de la banda celeste. En este caso, al igual que en las representaciones del sol, se trata de un halo luminoso que rodea a la banda celeste y que tiene algunos picos que pueden ser interpretados como representación de lo que se ha denominado “ceja flamígera” en varias representaciones del Dragón Olmeca. Conclusiones El vaso del cosmos olmeca que se encuentra en el Museo Pellicer, a pesar de su aparente sencillez, está representando toda una cosmogonía. Presenta una complejidad similar a la de la lámina 1 del códice Fejervary Mayer (figura 5). Representa la totalidad del universo con sus cuatro rumbos, sus cinco árboles cósmicos, sus cuatro cultivos, aves solares y portadores del año. es un esquema del universo completo del periodo Posclásico Tardío. En el caso del vaso, el mundo y el inframundo está compuesto por cuatro cerros que forman los rumbos del universo. Encima de estos, se encuentra el Dragón, el cual con su cabeza impide que el universo colapse, por un lado, y por el otro permite que las fuerzas frías y las fuerzas calientes se reúnan para que fluya el tiempo y la vida de los hombres. Por encima del mundo terrenal, se encuentra la banda celeste, que se representa como el cuerpo de una serpiente con piel escamosa en su parte inferior y con una piel de jaguar en la superior, connotando el cielo diurno y nocturno. Por último se establece las cuatro esquinas en el plano celeste con las posiciones del sol en la eclíptica, la cruz de San Andrés, signo que va a representar al día y al tiempo. Es muy probable que la concepción del cosmos con sus tres planos: El

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inframundo, la superficie terrestre y la banda celeste, así como el concepto del árbol cósmico que sostiene y mantiene separadas las partes del mundo que en el principio fueron una sola, fueron generados a lo largo de los más de 5000 años que llevó el proceso de la creación de comunidades agrícolas y las aldeas permanentes. De tal manera, que el universo plasmado por el código de representación olmeca no fue ninguna novedad para sus contemporáneos. Sin embargo, debió ser una importante resignificación

de estos conceptos, sacralizados esta vez por el código. De tal manera, el Dragón olmeca, la suma de varios animales de poder, es el pilar del mundo. Así mismo, fue revolucionario porque por primera vez se logró plasmar conceptos tan abstractos sin la necesidad de un narrador que los portara, bastaba con tener el conocimiento del código. Sin lugara a dudas se trató de un gran logro en Mesoamérica.

La modificación del cuerpo como símbolo de estatus en Olintepec Arqlgos. Georgia Yris Bravo López, Francisca Minerva Martínez Olvera y Gustavo Alejandro Cool Argüelles

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n diciembre del 2014, como parte de un rescate arqueológico, se localizaron 38 osamentas humanas inmediatamente al Oeste de la carretera que conduce de Ayala a Moyotepec a la altura de la colonia Nueva Olintepec. De esos 38 individuos, 35 vivieron durante el periodo Posclásico Tardío (1350 – 1521 d. C.), mientras que los otros tres durante el Preclásico Tardío (400 – 100 a. C.) y los cuales son objeto de estudio del presente artículo. Estos tres entierros estaban a una profundidad de 95 centímetros, uno al lado del otro con una distancia promedio de 60 centímetros y fueron colocados directamente sobre la tierra (aunque es posible que hayan tenido algún tipo de envoltorio que por ser perecedero ya no existe) y viendo hacia el Este. El lugar de inhumación fue un relleno de una estructura habitacional que fue excavada parcialmente dado que una sección de ella estaba bajo la carpeta asfáltica de la carretera. Los enterramientos corresponden a cuerpos de mujeres de edad adulta y sólo fue posible recuperar la parte superior de los cuerpos debido a que las piernas quedaron debajo de la carretera (figura 1)

Figura 2. Tipos de deformación craneana

La primera de ellas, designada como Mujer 1, fue encontrada en el lado Norte y es la de mayor edad, con un rango entre 45 y 55 años, y el estudio tafonómico permite decir que esta mujer gozaba de buena salud y sólo mostró algunas inserciones musculares y osteoartritis en pequeñas secciones de los brazos. La segunda mujer (nombrada Mujer 2) fue colocada en medio de las tres, su rango de edad oscila entre 24 y 30 años de edad. El análisis de su osamenta fue complicado debido a los altos niveles de sedimento adherido a la superficie del hueso; sin embargo, fue posible observar que la mujer presenta marcas de hiperostosis porótica en un grado no degenerativo, hecho relacionado concretamente con la falta de hierro en la dieta así como un cuadro de anemia presentado en edad temprana. De esta mujer llama la atención que tanto clavículas como húmeros presentaban una robustez peculiar. Las clavículas presentaron fuertes inserciones musculares pero nula presencia patológica; en el caso de los radios, además de tener inserciones musculares, mostraron un engrosamiento que indican un alto índice de actividades realizadas con las extremidades superiores, posiblemente molienda de maíz o bien el lavado de mantas de algodón. La tercera mujer (llamada Mujer 3) fue encontrada en el lado Sur y es la que presentó características particulares. Su edad oscila entre 24 y 30 años de edad. En el estudio realizado a nivel macroscópico, la mujer presentó evidencia de anemia y la segunda y tercera vértebras cervicales estaban fusionadas; el origen de esto puede deberse a un mal congénito acaecido durante edad temprana, pero no perjudicó las actividades realizadas a lo largo de su vida. Una de las características principales de la Mujer 3 es que, si bien las piezas dentales mostraron un ligero desgaste debido al consumo de una dieta rica en alimentos blandos, en la sección maxilar se observó en incisivos laterales y centrales evidencia de limado. En Mesoamérica, el limado se realizaba sobre incisivos y caninos como práctica ornamental o como parte de un rito. Esta alteración se realizaba en la edad adulta y podía realizarlo directamente el individuo a través del uso de ciertas piedras y agua. La forma de los dientes obtenida por el limado respondía a un determinado grupo. Figura 1. Estructura habitacional en la que fueron colocados los entierros

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Por otro lado, el rasgo más distintivo es que la Mujer 3 tenía deformación cefálica. La práctica de modificar la forma del cráneo fue muy difundida entre los pueblos mesoamericanos y consistía en realizarla en los niños pequeños, cuando su estructura ósea aún es blanda y fácil de moldear. Según los cronistas, para lograr dicho propósito, las madres o parteras colocaban dos tablillas sostenidas con cuerdas o vendas y era un proceso que podía llevarse a cabo desde unas pocas semanas y con el tiempo sólo ocasionalmente se sujetaban la cabeza para mantener la forma artificial lograda. En Mesoamérica había dos tipos principales de deformación craneana. La primera de ellas era del tipo tabular erecta, misma que se lograba mediante la compresión de la cabeza en cunas y la segunda era la forma tabular oblicua que era obtenida por la colocación de tablillas sobre la frente y nuca (figura 2). La deformación que tenía nuestro objeto de estudio era del tipo tabular erecta (figura 3). Dicha práctica tenía como objetivo preparar al infante para su posterior aceptación social o religiosa, por lo que la forma de la cabeza debió ser emblemática; de tal manera responde a la identidad del grupo o de estatus social de una familia específica dentro del grupo, además de estar relacionada con festividades. A modo de conclusión podemos decir que estas tres mujeres fueron enterradas bajo una unidad doméstica del periodo Preclásico Tardío (400 – 100 a. C.), hecho que era muy común y que indicaba el lazo que había con los antepasados además de generar una estrecha relación entre la familia y los dioses. Por otro lado, el hecho de que la Mujer 3 haya tenido características que la distinguieran de las otras dos mujeres como los dientes limados, la deformación cefálica y una ofrenda mayor posiblemente aluda al estatus social que tuvo en vida, mientras que las otras dos mujeres pudieron ser sus acompañantes.

Figura 2. Tipos de deformación craneana

Figura 3. Mujer 3 con cráneo deformado y vasijas colocadas como ofrenda

Órgano de difusión de la comunidad de la Delegación INAH Morelos Consejo Editorial Eduardo Corona Martínez Israel Lazcarro Salgado Luis Miguel Morayta Mendoza Raúl Francisco González Quezada Giselle Canto Aguilar

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Coordinación editorial de este número: Giselle Canto Aguilar Formación: Joanna Morayta Konieczna El contenido de los artículos es responsabilidad exclusiva de sus autores

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