LA MIGRACION UNA ASIGNATURA PENDIENTE

LA MIGRACION UNA ASIGNATURA PENDIENTE
Fernando Álvarez Simán*
http://mx.geocities.com/feralvarezsiman/

Sólo los mediocres y las solteronas consideran agravio el ser
incomprendidos.
Oscar Wild

Hasta hace unos quince años en México no se tenía certeza de la cantidad de
dinero que ingresaba al país por concepto de las remesas que enviaban los
migrantes desde Estados Unidos. En realidad, este rubro no aparecía en los
informes anuales de la balanza de pagos elaborados por el Banco de México.
Hoy, la emigración es una de las fuentes de generación de divisas más
importantes para México. Hace quince años las remesas de los migrantes no
eran parte de los temas de los discursos presidenciales. Hoy tienen un
espacio predominante en la agenda del gobierno en turno, son un sector,
aunque diverso y multifacético, que ha adquirido voz y presencia en el
escenario económico y político nacional.
Antes de emprender la aventura de viajar fuera de su comunidad, un
migrante, es un individuo sin empleo, o con un empleo mal remunerado, que,
al marcharse y empezar a enviar dinero a su lugar de origen, se transforma
–desde la perspectiva del discurso oficial en un promotor estratégico del
desarrollo y el sistema lo eleva a rango casi de héroe. Los migrantes han
pasado de ser un problema a convertirse en un gran negocio financiero, y
los bancos no han tardado mucho en darse cuenta de ello. Antes, cuando
acudían a los bancos a pedir un crédito o abrir una cuenta, les cerraban la
puerta en las narices; les exigían documentos, una casa a su nombre y una
solvencia alejada de sus posibilidades. Ahora se los disputan, la razón de
este cambio de actitud no es otra que el creciente poder económico que han
adquirido las remesas.
Bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito no entendieron a tiempo
las potencialidades económicas del fenómeno migratorio. Por eso tratan
ahora de recuperar el terreno ganado por las agencias de envío de dinero
como Western Union y MoneyGram y se disputan el botín en una guerra
abierta. El dinero no tiene procedencia, no tiene color ni fisonomía,
siempre es recibido con una sonrisa. Las remesas a nivel mundial son todo
un fenómeno en constante aumento. Han pasado de los 17,700 millones de
dólares en 1980 a los 200,000 millones actuales. Más del doble de la ayuda
exterior destinada a Latinoamérica. El banco de México, informó
recientemente que el país alcanzara este 2005 el nivel histórico más alto
en envíos de dinero en un monto casi de 20 mil millones de dólares.
En junio de 2003, el Consejo Estatal de Población (Coespo) del estado de
Chiapas tenía identificados a 336 mil 170 ciudadanos locales migrantes. En
los dos últimos años, la cantidad de remesas que llegan, provenientes de
Estados Unidos y otras partes de la República mexicana, se incrementó a un
ritmo de 30 por ciento anual, lo que indica un acrecentamiento de la
migración en la misma medida. Por ejemplo, al finalizar este año 2005 se
espera que la entidad haya alcanzado 650 millones de dólares por concepto
de remesas, a diferencia de los 369 millones de dólares que por el mismo
concepto captó en 2004. Otro indicativo de la ampliación del índice
migratorio tiene que ver con el reciente aumento de los negocios de auto
transporte, que tienen como único destino las ciudades fronterizas del
norte de México. Sólo en Tuxtla Gutiérrez, ciudad considerada receptora de
mano de obra, La Jornada (Dic 2005) localizó una decena de líneas de auto
transporte al norte del país. Datos recabados por ese diario revelan que en
promedio de cada terminal semanalmente salen 320 personas; es decir,
anualmente parten de Tuxtla Gutiérrez al menos unos 200 mil chiapanecos.
Las principales localidades expulsoras son Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, La
Trinitaria, Comitán de Domínguez, Cacahoatán, Frontera Comalapa,
Mapastepec, San Juan Chamula, Suchiate, Huixtla y Bella Vista.
Chiapas en sí no había sido tradicionalmente un estado expulsor de mano de
obra hacia otras partes de México y Estados Unidos, aunque en buena parte
los desastres naturales de la ultima década (quemas masivas de tierras y
una tormenta tropical que causó destrucción millonaria en la costa del
estado) han obligado a un creciente torrente de personas a buscar su
bienestar en otras partes.
Armando Salinas Torre, subsecretario de Población, Migración y Asuntos
Religiosos, de la Secretaria de Gobernación, reconoció que en el año 2005
se espera poco más de 20 mil millones de dólares como la aportación que
hacen a sus familias a sus casas, los migrantes mexicanos en los Estados
Unidos". El negocio que supone manejar estas sumas de dinero no pasa
inadvertido para los bancos. Es necesario ponerle rostro a este gran
negocio para que no se quede sólo en eso, en el beneficio de unos pocos.
La experiencia mexicana y, particularmente, la de la administración de
Vicente Fox, son un excelente ejemplo de la política de cortejo y
vinculación con los migrantes. Desde el inicio del este gobierno se creó la
Oficina Presidencial para la Atención de Migrantes en el Extranjero que,
dos años más tarde, se disolviera. Es curioso, pero el discurso oficial
sugiere que el elevado incremento de las remesas es parte de los logros de
la actual administración federal. Por ejemplo Eduardo Sojo al hacer el
recuento de los logros económicos recientes señala que "… el año 2002 fue
el año en el que produjimos más petróleo, en el que generamos más energía
eléctrica, en el que se incrementaron las reservas internacionales y en el
que tuvimos más remesas familiares de los paisanos, de nuestros
conciudadanos que viven en los Estados Unidos. Tenemos muchos logros, de
qué enorgullecernos"
Este tipo de planteamientos de los voceros gubernamentales se apoyan en el
hecho de que las remesas familiares han tenido una tendencia ascendente y
relativamente estable entre 1990 y 2005. Efectivamente, entre esos años
estos recursos casi se multiplicaron por ocho al pasar de 2.5 mil millones
de dólares a casi 20 mil millones, según cifras del Banco de México. Esta
tendencia ascendente y estable se ha observado no sólo en México, sino
también en diversos países en desarrollo.
No podemos seguir condenando la inmigración por razones de sobrevivencia,
como lo han hecho varios representantes del gobierno norteamericano
mientras lucramos con ella. Es el momento de abandonar la actitud hipócrita
de mantener a miles de indocumentados nacionales y extranjeros,
particularmente los centroamericanos, sin derechos, ya que trabajan duro
para ganarse un sueldo inferior al establecido. Es una realidad, países
como Estados Unidos ni los Europeos podrían mantener su economía
funcionando, pero tampoco su seguridad social sin la contribución de los
inmigrantes. Si necesitamos su trabajo, su dinero, aceptemos de una vez su
condición de seres humanos y de ciudadanos iguales en derechos.
La asignatura pendiente en todo el mundo es ahora invertir este dinero en
desarrollo. La mayor parte de las remesas se destina a la supervivencia en
lugar de invertirse en actividades que generen beneficios en el país
receptor. Una vez tomada conciencia del potencial que tienen estos recursos
unidos, es el momento de desarrollar sistemas que mesclen esos recursos con
los del gobierno para que favorezcan una utilización que vaya más allá del
corto plazo.
El desafío para todo el mundo es muy grande, veamos cómo podemos aprovechar
mejor esta realidad de la migración, para vincular efectivamente remesas
con desarrollo",
*PROFESOR INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS