ASCENSIÓN GARCÍA Una merienda de locos
Del 9 de noviembre 2016 al 4 de enero 2017 Sala La Capilla Edificio La Convalecencia (Sede Rectorado) Avda. Teniente Flomesta s/n
Organiza Aula de Artes Plásticas y Visuales Servicio de Cultura Vicerrectorado de Comunicación y Cultura Coordinadora de Cultura Diana de Paco Comisaria Eva Santos Sánchez-Guzmán
Fotografías Ascensión García Ana Alonso García Textos Eva Santos Sánchez-Guzmán y Lluís Doñate Diseño Maxi Maquetación Ana Soro Lavella
Edita Editum Colección Editum Cultura. Artes Visuales Copyright de la obra Ascensión García Copyright del catálogo Editum - Universidad de Murcia Depósito legal D.L.: MU-1261-2016
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artes plásticas y visuales
ASCENSIÓN GARCÍA
Una merienda de locos
¡La mesa está servida! Eva Santos Sánchez-Guzmán
La mesa está servida, los platos han sido preparados para ser engullidos entre diálogos y recuerdos. Es la mesa de la fiesta, esa celebración que nos invita a charlar de pie evocando momentos vividos de experiencias comunes con nuestros interlocutores, mientras picoteamos un suculento y extraño banquete. El menú de esta tarde reclama nuestra atención. Lo comentamos e intentamos descomponerlo en sus sabores, olores y texturas. Pero “Ahí está el detalle, si no piensas no hables!!” nos aconseja el Sombrerero. Pues pensemos, acertada o erróneamente. Ascensión García ha cocinado y preparado Una Merienda de locos para La Capilla de Convalecencia como culto a la imaginación, al mundo onírico que recompone nuestra existencia en imágenes surreales. Elige este pasaje de Alicia en el País de las Maravillas para ofrecernos un juego en el que podamos hacer nuestro el relato de esta niña aventurera, merendando cada una de las metáforas enredadas en la lana fieltrada sobre elegantes platos de cristal. La técnica del fieltrado construye volúmenes a partir de enmarañar lana, lavándola para liarla o mediante gestos repetidos que clavan una aguja a modo de acupuntura. En este sentido, la autora alude a la metáfora del arquitecto Jaime Lerner cuando al hablar de Acupuntura urbana nos remite a las acciones de mejora de las ciudades que tienen en cuenta, por encima de los recursos económicos, los sentimientos del ciudadano. Por ello, por más que nos empeñemos en pensar que el tejido social o urbano sea urdimbre y trama, su estructura sería más sólida olvidándonos de esa dualidad jerárquica y entendiéndolo como un entramado fieltrado. Es acupuntura la que aprieta la lana en el fragmento de roca volcánica para ofrecernos una Sopa de piedra. Porque no podemos dejar de recordar este cuento en el que con tan solo una piedra en una olla de agua se obtuvo la colaboración de los aldeanos que aportaron los ingredientes para cocinar y finalmente compartir una sabrosa sopa. Un relato con final feliz y moraleja solidaria que se desestabiliza al deslizar la mirada en la mesa y comprender cómo una cadena de conos iguales y diferentes huyen y escapan de su copa para quedar atrapados en el plato. Amarga absurdidad humana para miles de personas refugiadas adereza nuestra merienda. Ascensión García reinterpreta las imágenes ofrecidas por Carroll y nos muestra un grifo que no es Grifo, el único personaje de la historia que reconoce que todo lo que dice la Reina son fantasías. El grifo que merendamos hoy es aquel que gotea, ese que no sabemos si abrir o cerrar por miedo a descontrolar el caudal de agua de sus entrañas. Agua de vida y agua de muerte. Alicia vive historias que se desvanecen, que se escapan apresuradamente como los sueños al despertar. Los sueños también son deseos que Ascensión esponja en la pequeña calabaza. Este fruto de ilusión fue adquirido por la autora a una niña en Etiopía a cambio de unas cuantas monedas. Una cajita para las esperanzas cuya frágil tapadera permite guardarlas cuidadosamente o dejar los sueños volar. Es el tiempo el que vuela para el Conejo Blanco que nos recuerda continuamente “¡Qué tarde voy a llegar!”. La crispación rebasa a Alicia ante el reloj que en la merienda de locos marca los días en lugar de las horas e invita a los invitados al no-cumpleaños un cambio rotativo de lugares, lugares metafóricos para el encuentro con otros platos, cada cual con su adorno, cada loco con su tema. Y no dejemos de corretear, como lo hizo Alicia, por el jardín angustiante de un tiempo relámpago. Tiempo ambiguo que nos rememora el futuro. Tema apasionante es el de la naturaleza del lenguaje, lenguaje artístico explorado por Ascensión y usado en esta pieza cargada de mensajes, unas veces explícitos y en otros momentos sugeridos. Y lenguaje escrito en el que sigue incidiendo Carroll en las aventuras de Alicia A través del espejo: — ¿Qué tipo de cosas recuerda mejor?- se aventura a preguntar Alicia. — Oh, las cosas que ocurrirán la semana que viene después de la siguiente",- respondió la Reina en un tono despreocupado. ¿Es esta mesa el recuerdo de nuestro futuro?
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Alicia y la merienda Lluís Doñate
La acción de mirar mantiene una profunda alianza con la palabra. El lenguaje acompaña inmediatamente a la mirada en cualquier acto perceptivo. Con frecuencia, en esta coincidencia se genera una descripción que tiende a ser objetiva. Pero también hay un lenguaje que se aproxima a lo contemplado de manera indirecta. Lo hace, frecuentemente, generando la liberación de nuevos sentidos o provocando variaciones y asociaciones de ideas. Junto a la posible voluntad de objetividad -siempre alterada por la personalidad propia del espectador- hay también la posibilidad de un lenguaje de carácter literario o poético que puede actuar como un modo de libre aproximación y comprensión de lo observado. En su reciente instalación, Una merienda de locos, Ascensión García declara su adhesión al mundo de Alicia en el país de las maravillas. Más aún: muestra en los muros del espacio elegido cuatro fragmentos del libro de Lewis Carroll que adquieren, de este modo, simultáneamente, la calidad de componentes de la obra y de puntos de partida singulares para obtener una lectura libre. En el primero de los fragmentos elegidos conocemos que Alicia se atreve a probar el contenido de un misterioso frasco y como tenía un sabor muy rico (...) se lo bebió. Así, Ascensión, a través de Alicia, señala que el "sabor rico" de los platos dispuestos sobre su mesa, es decir, la cualidad de la imaginación, la fantasía, la belleza..., puestas en juego, son elementos inseparables del sentido de la instalación. En un segundo texto leemos que coma lo que coma o beba lo que beba, ocurre algo. Algo, pues, va a ser revelado. Recibiremos como espectadores alguna sorpresa, sentiremos la intervención del azar, la superación de las convenciones y participaremos del carácter lúdico y misterioso de una acción creativa. ¿Has visto alguna vez dibujar una magnitud?, y ¿por qué el sombrerero afirma: si no piensas, no hables? ¿En qué medida esta sofisticada pregunta y esta rotunda afirmación pueden relacionarse con el trabajo de Ascensión? Ciertamente, "dibujar una magnitud" juega de forma natural con conceptos y la mesa bien dispuesta en la Capilla es una realidad material que contiene conceptos contenidos en la obra de Lewis Carroll o aquellos otros que subyacen de forma singular en ocho sorprendentes platos. Por otra parte, la ruda frase del sombrerero alude a la necesidad del pensamiento. La respuesta en este trabajo es un orden bien meditado que estructura el tratamiento del espacio, la organización de los objetos, su cantidad, sus relaciones de material y de color, sus medidas, los intervalos entre ellos... Todo un entramado de experiencias reunidas desde un preciso pensamiento. Y, finalmente, de una Alicia alborozada por lo que acaba de vivir se narra que echó a correr pensando, mientras corría, en lo maravilloso que había sido su sueño. Una frase que nos lleva hacia lo esencial del trabajo, la interacción entre realidades y ficciones, cómplices en el logro de un espíritu que participa tanto de la fiesta como del ensueño y que se resuelve como un momento de gozo en un escenario feliz.
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Una merienda de locos
Mesa vestida con mantel de lino blanco y ordenada con 8 servicios. Platos y objetos que configuran la superficie están guarnecidos con lana fieltrada manualmente. 200 x 200 x 140 cm. 2016
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Una merienda de locos (detalle)
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Una merienda de locos (detalle)
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Camino de la libertad
Lana fieltrada manualmente (instalación, medidas variables) 2016
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Camino de la libertad (detalle)
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Una merienda de locos (detalle)
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Una merienda de locos (detalle)
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Una merienda de locos (detalle)
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ASCENSIÓN GARCÍA Murcia, 1952
Es Profesora Titular en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona. Sus intereses como docente e investigadora se centran en dos ejes conceptuales: el arte público, entendido desde un sentido social y de cooperación y los lenguajes del arte que mantienen una postura crítica desde y hacia lo femenino. Ha participado en diversos proyectos de investigación financiados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología (I+D) y por la Universidad de Barcelona. Entre 1999 y 2005 ha formado parte del grupo de investigación, consolidado en 2000, Intervención ambiental: arte, ciudad, sostenibilidad. Ha recibido el Primer Premio en el Concurso de Escultura Pública Fuentes en 1997, concedido por el Ayuntamiento de Murcia. En paralelo a la actividad académica desarrolla una tarea de investigación en su taller. Actualmente experimenta con diferentes materiales y objetos de uso cotidiano que, junto a la lana de oveja, le ayudan a establecer metáforas que responden a una reflexión sobre las relaciones humanas y los problemas de la sociedad actual. “En mi proceso de creación pasado y presente se funden. Reviso el pasado acunando los recuerdos, vivo el presente con intereses sociales y medio ambientales, busco materiales y objetos que se acerquen a las inquietudes del momento y se establece un diálogo entre ellos, así surge la metáfora y deviene el lenguaje”. Ascensión García
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