La mente distribuida; una propuesta externalista para la explicación de la cognición

October 11, 2017 | Autor: P. Contreras Kallens | Categoría: Filosofía de la Ciencia, Ciencias Cognitivas
Share Embed


Descripción

Pablo Andrés Contreras Kallens Profesores Guido Vallejos O. y Manuel Rodríguez T. Seminario “Teorías alternativas en ciencia cognitiva”

La mente distribuida; Una propuesta externalista para la explicación de la cognición

"The mind is its own place, and in his inner life each of us lives the life of a ghostly Robinson Crusoe." Gilbert Ryle (1949, p. 3)

1. Introducción Durante el presente informe, me ocuparé de una temática referente a la explicación de la cognición que ofrecen distintos enfoques disponibles en ciencia cognitiva. Para guiar la exposición de ambos, debo hacer una consideración preliminar acerca de la naturaleza de la explicación en ciencia cognitiva en general. Las consideraciones son de un nivel muy general; intentaré, por esto mismo, formularlas de la manera menos controversial posible. Debido a que su objetivo es simplemente la clarificación de ciertos términos que utilizaré frecuentemente en la construcción de los argumentos en lo que

1

resta del informe, no tienen por qué ser estrictamente verdaderas. El único requisito es que ilustren de manera satisfactoria el uso que haré de los términos involucrados. Siguiendo a Rowlands (2003, p. 178), considero que las explicaciones en ciencia cognitiva intentan dar cuenta de la realización exitosa de tareas cognitivas. Menary (2007, p. 13) y Rowlands (2003) definen a las tareas cognitivas de manera ostensiva: son tareas cuya realización exitosa requiere de la participación de facultades cognitivas como la percepción, la memoria, inferencias, etc. Son, en general, tareas cuyo éxito atribuimos, al menos en parte, a la inteligencia de quien las realiza1. La realización de tareas cognitivas tiene un costo determinado, dependiendo de su complejidad y dificultad. Éste es el costo epistémico de la tarea. Una tarea de gran complejidad tiene un alto costo epistémico, y una de menor complejidad tiene un bajo costo epistémico. Considérese como ejemplo las tareas de recordar lo que viví hace 5 minutos, versus recordar lo que viví hace 15 años. Claramente, el costo epistémico de la primera es considerablemente más baja que la segunda, pues su realización exitosa exige la participación de más recursos disponibles, aun cuando ambas son tareas atribuibles en principio a la participación de la memoria. Por otra parte, la capacidad de recordar que debe tener un agente cognitivo para recordar algo que sucedió hace 5 minutos es mayor a la que debe tener uno para recordar algo que sucedió hace 15 años. Identifico, siguiendo en parte a Rowlands (2003, p. 179), a esto último como la carga epistémica que ejerce una tarea cognitiva determinada sobre las capacidades del agente. Es posible interrelacionar los tres términos metodológicos identificados hasta ahora: las tareas cognitivas tienen un costo epistémico determinado, que depende de la carga epistémica que ejerce sobre las capacidades de un agente cognitivo que la realiza de manera exitosa. Afirmo que, a grandes rasgos, el ejercicio de determinar el costo, y consecuentemente la carga epistémica de una tarea determinada es parte del esquema de explicación que asume la ciencia cognitiva. Sobre la base de la caracterización

2

anterior, se puede describir toscamente una explicación en ciencia cognitiva como la identificación y postulación de los mecanismos2 responsables de la realización de la tarea cognitiva. Esto es, usando los términos recién descritos, los mecanismos que soportan la carga epistémica ejercida por el costo de la tarea, o, de acuerdo con Rowlands (2003, p. 179), los mecanismos que tienen el mérito epistémico [epistemic credit]. Ahora bien, que el explanandum sea la realización exitosa de tareas cognitivas es bastante relevante, pues determina el punto de partida de la explicación. El éxito de los mecanismos que de hecho soportan la carga epistémica de la tarea es un fenómeno dado. Esto tiene como consecuencia para la construcción de la explicación que los mecanismos postulados deben ser lo suficientemente complejos como para soportar la carga de la tarea. La explicación se constriñe, pues queda fuera la posibilidad de que una teoría postule mecanismos incapaces de sobrellevar la carga epistémica ejercida por la tarea epistémica. La imagen de la construcción de explicaciones en ciencia cognitiva que considero útil para la exposición del debate entre el internalismo y el externalismo se construye sobre las caracterizaciones anteriores. El primer paso sería la identificación de una tarea cognitiva a explicar. El segundo paso sería la determinación del costo epistémico que implica la realización exitosa de dicha tarea. El tercer paso sería la identificación y postulación de mecanismos considerados responsables de la realización. La explicación final afirmaría, consecuentemente, que los mecanismos postulados son suficientes como para soportar la carga epistémica que representa la tarea. Así, afirmo finalmente que una manera útil de concebir la explicación en ciencia cognitiva, con el fin de clarificar las posiciones internalista y externalista al respecto, es como la distribución de la carga epistémica de una tarea cognitiva entre un grupo de mecanismos, identificados y postulados por una teoría determinada, y considerados suficientes como para ser los responsables de la realización exitosa de dicha tarea. En el presente ensayo, haré uso de este marco conceptual para ilustrar dos posturas opuestas en el estudio de la cognición: el internalismo y el externalismo. En primer

3

lugar, describiré los compromisos del internalismo en estos términos. Afirmaré que el internalismo propone una delimitación de los elementos que pueden participar de la explicación basada en el criterio de su posición espacial: si acaso están dentro o fuera del organismo. Ilustraré su esquema explicativo haciendo uso de la teoría de la percepción de David Marr (1982) como ejemplo. Posteriormente, presentaré dos argumentos que presentan razones para abandonar el principio internalista. Estos son, primero, el argumento desde el acoplamiento causal y, segundo, el argumento de la manipulación. Argumentaré, luego, que el acercamiento tradicional a la interpretación de la evidencia presentada por estos argumentos, la mente extendida, es insuficiente. En su lugar propondré, para concluir, un acercamiento alternativo construido sobre la base de la distribución de la carga epistémica y la individuación de los sistemas cognitivos siguiendo criterios diferentes a los internalistas. Argumentaré que el externalismo es mejor entendido como la hipótesis de que los argumentos a su favor sugieren que el sistema al cual se debe atribuir la realización exitosa de las tareas cognitivas es más amplio, pues incluye estructuras tanto del sistema organísmico como del ambiental. Para concluir, afirmaré que la aceptación de este principio permite construir explicaciones que distribuyen la carga epistémica, evitando la necesidad de complejizar las estructuras internas del organismo.

2. El principio internalista El internalismo está constituido por una familia de presupuestos que estructuran la explicación y la investigación; y, aun más que eso, estructura la manera en la que se concibe el fenómeno a explicar. Según Rowlands (1999, p.8), el internalismo tiene dos tesis fundamentales: una ontológica y otra epistémica. La tesis ontológica afirma que los procesos cognitivos responsables de la realización exitosa de tareas cognitivas están espacialmente localizados exclusivamente dentro del individuo. Los mecanismos que soportan la carga epistémica son internos a la "bolsa de la piel" del agente (cf. Clark, 2003). Ésta es, entonces, una tesis acerca de la naturaleza de los procesos cognitivos. La clase de los procesos que se consideran cognitivos sería un subconjunto de los procesos que tienen la propiedad espacial de estar localizados dentro del individuo. Adams &

4

Aizawa (2010, p. 76) defienden la tesis ontológica del internalismo afirmando que la cognición es exclusivamente "intracraneana". En segundo lugar, la tesis epistémica del internalismo afirma que "es posible entender la naturaleza de los estados y procesos mentales enfocándose exclusivamente en lo que ocurre dentro de la piel de los organismos cognoscentes" (Rowlands, 1999, p. 8). Ésta es una tesis acerca de nuestro conocimiento de los fenómenos cognitivos. El estudio del funcionamiento de los mecanismos internos relevantes del individuo para la realización exitosa de la tarea cognitiva es suficiente para tener conocimiento completo del explanandum de la ciencia cognitiva. Sin embargo, creo que es útil para la exposición entender la postura externalista añadir una tesis derivada de la tesis epistémica que la clarifique con mayor detalle. Siguiendo a Hurley (2010, p.113), afirmo que uno de los aspectos más relevantes del debate entre internalismo y externalismo es el que concierne a la explicación. Así, a la tesis ontológica y la epistémica añado una tesis explicativa: el internalismo propone una estrategia de distribución de la carga epistémica, según la cual el mérito epistémico es atribuido siguiendo delimitaciones basadas en las propiedades espaciales de los mecanismos postulados. Esto es, la ubicación del mecanismo es asumida como un criterio según el cual determinar el universo de explanantes posibles que podrían participar en la explicación. Particularmente, la tesis explicativa afirma que el universo de factores relevantes para la explicación de un fenómeno psicológico está compuesto exclusivamente por mecanismos internos al individuo. Utilizando nuevamente el vocabulario acuñado en la introducción, la tesis explicativa es un presupuesto según el cual sólo los mecanismos "intracraneanos" son candidatos a recibir el crédito epistémico de la explicación, por ser ellos los que soportan la carga epistémica esencial o directa de la explicación del fenómeno. Esto podría formalizarse de la siguiente manera: Tesis explicativa del internalismo: la explicación de un fenómeno se realiza mediante la postulación de mecanismos que participan en el proceso. Todo mecanismo responsable de explicar el fenómeno estará ubicado dentro del agente.

5

Un corolario importante de la aceptación de la tesis explicativa del internalismo es que todo factor externo que participe en la explicación es, en último término, sólo incidental a ésta. No sobrellevan la carga epistémica del fenómeno sino de manera indirecta; por ejemplo, meramente como input en procesos de percepción, o de contenido en las teorías semánticas. Menary (2007, p. 11) aclara este presupuesto: la tesis internalista propone que los fenómenos psicológicos supervienen en las propiedades internas de los individuos. Diferencias en el ambiente no implican necesariamente diferencias en la realización de los tareas cognitivas. La carga epistémica es sobrellevada por los mecanismos internos. La descripción de cómo interactúan con el ambiente no es una parte esencial de la explicación; esta última puede estar completa sin aquélla. Asumir la tesis explicativa del internalismo tiene consecuencias para la construcción de explicaciones. En particular, me centraré en que se tiene que compensar la limitación del universo posible de mecanismos relevantes complejizando las funciones que se les atribuyen a éstos. Dicho de otro modo, si se explicarán los procesos psicológicos exclusivamente sobre la base de mecanismos que están "dentro de la cabeza", lo que esté dentro de la cabeza tiene que ser lo bastante complejo como para dar cuenta de la complejidad del fenómeno. Los mecanismos a los que se apela en una explicación, sea ésta internalista o no, deben ser capaces de sobrellevar la totalidad de la carga epistémica del fenómeno. Se sigue que, ante un mismo fenómeno, una explicación que tenga como principio metodológico limitar la distribución de la carga epistémica a un universo reducido tiene que postular ipso facto que l0s mecanismos de este universo son tan capaces que pueden ser considerados como los responsables exclusivos de la realización exitosa de la tarea cognitiva. Una analogía útil para entender esta idea es imaginar la tarea de construir una plataforma que debe soportar el peso ejercido por un objeto físico – por ejemplo, una piedra – un par de metros encima el suelo. Imagínese también que para realizar la tarea

6

de manera exitosa, se cuenta con un número determinado de potenciales soportes para la plataforma. El peso de la piedra es repartido entre éstos. Dejando de lado consideraciones ingenieriles muy sofisticadas, es claro que mientras menos soportes se coloquen afirmando a la plataforma, más resistentes deben ser. En la analogía, el internalismo, entendido en su función como principio articulador de la construcción de explicaciones, sería un criterio que guiaría la elección de los soportes que deberían utilizarse en el armado de la plataforma: sólo algunos de ellos (por ejemplo, sólo los soportes hechos de metal, en contraste con los de madera). En resumen, el principio explicativo del internalismo delimita los elementos entre los cuales se distribuirá la carga epistémica de la realización exitosa de la tarea. La concentra en un conjunto de elementos determinado, caracterizado en términos de su localización espacial interna al organismo. Sumado esto a lo afirmado en la Introducción, que la realización exitosa de las tareas cognitivas es el punto de partida de la explicación, el principio explicativo del internalismo es también una tesis acerca de la suficiencia de los elementos pertenecientes al conjunto delimitado: los mecanismos internos al organismo son suficientes para explicar el éxito de la realización de la tarea. Consecuentemente, una explicación no tiene por qué hacer referencia a otros elementos que difieran con los otros con respecto a su ubicación por dos razones estrechamente relacionadas. Primero, porque los mecanismos internos al organismo son los responsables de la realización exitosa de la tarea y por lo tanto son explicativamente suficientes para dar cuenta de ella; segundo, porque apelar a elementos externos al organismo (esto es, elementos extracraneanos) en una explicación es innecesario, ya que no soportan la carga epistémica de la tarea cognitiva, ni se les atribuye mérito epistémico por su éxito. En la siguiente sección, defenderé mi caracterización del principio explicativo del internalismo valiéndome de la teoría de la percepción de David Marr (1982), exponiendo los argumentos mediante los cuales articula su explicación de la percepción visual, y enmarcándolos en el esquema recién confeccionado.

3. Internalismo en la percepción

7

David Marr (1982) es uno de los ejemplos paradigmáticos del esquema explicativo internalista en la historia de la ciencia cognitiva. Marr se enfrenta al problema de la pobreza del estímulo en los procesos perceptuales: la información retinal es pobre, pero la respuesta (el percepto) es informacionalmente rico. Según Marr, la respuesta radica en que el estimulo es enriquecido mediante procesos computacionales de manipulación de representaciones. Las representaciones van enriqueciéndose al ser procesadas por un sistema cognitivo, siguiendo reglas que codifican información adicional, agregada a la original. La percepción es un proceso mediante el cual se genera "desde imágenes del mundo externo, una descripción que es útil al observador, y no está recargada de información relevante" (Marr, 1982, p. 31). Un ejemplo de los procesos que postula Marr es el de la obtención de un bosquejo fundamental [primal sketch] (Marr, 1982, p. 37). El primer paso del proceso computacional de la percepción es la imagen: una descripción de los valores de intensidad de la activación de los fotorreceptores de la retina. Un bosquejo fundamental crudo es el resultado del procesamiento de una imagen. El bosquejo fundamental crudo es una descripción realizada en términos de bordes, barras, manchas y terminaciones (cf. Marr, 1982, p. 71). El bosquejo fundamental, posteriormente, se construye de manera recursiva, combinando la información presente en distintos bosquejos fundamentales crudos y formando una descripción en términos de líneas, curvas, y manchas más grandes (cf. Marr, 1982, p. 91). De esta manera, se obtiene una representación geométrica de lo que sea que haya causado, en el mundo externo, la imagen. Éste, a grandes rasgos, es el esquema explicativo de Marr: la percepción se explica postulando mecanismos cognitivos computacionales de procesamiento de la información de input proveniente de la retina. Ahora bien, ocupando la terminología acuñada en la Introducción, considérese que la explicación de Marr es acerca de la realización exitosa de un tipo de tareas cognitivas: las tareas perceptuales (visuales). Las tareas perceptuales, para Marr, consisten en "tomar como input una representación simbólica de los rasgos de la retina y producir como output una descripción simbólica del mundo físico" (Shapiro, 2011, p. 25). Si las descripciones simbólicas del mundo físico son verdaderas, entonces la tarea perceptual

8

fue realizada de manera exitosa. Según lo que afirmé anteriormente, entonces, el explanandum de la teoría de Marr es la capacidad de generar descripciones simbólicas correctas del mundo externo. En lo que sigue de esta sección, mostraré cómo la identificación internalista de elementos relevantes determina la distribución de la carga epistémica de su explicación de la percepción. El supuesto internalista de Marr se encarna en su aceptación del dogma de la imagen retinal (cf. Rowlands, 1999, p. 104; Gibson, 1966, p. 155). Según esta postura, el estímulo de la percepción es la estimulación enviada al cerebro mediante los nervios conectados a los fotorreceptores de la retina. El ojo se comporta como una especie de cámara, que toma imágenes sucesivas del mundo al llegar a la retina los rayos de luz presentes en el ambiente. Es con el proceso de transducción, y no antes, que comienza la percepción. Es preconcebido que la percepción comienza en la imagen retinal, no habiendo más razones que las consideraciones fisiológicas que pueden hacerse acerca de los límites del organismo. Así, el internalismo en la percepción proviene de una concepción preteórica acerca del estímulo apropiado de la percepción. Una de las características fundamentales de la imagen retinal es que la información presente en ella subdetermina la respuesta perceptual. La imagen retinal es, entre otras, plana y estática; la percepción, en cambio, exhibe profundidad y movimiento. Desde este punto se puede reconstruir el argumento que sigue a este presupuesto al construir una explicación: la imagen retinal es el punto de partida de la percepción; la imagen retinal es ambigua con respecto al mundo externo; la retina envía información al cerebro mediante sus fotorreceptores y transductores; el fin del proceso que se inicia con la imagen retinal es conocimiento del mundo externo. De esto, es claro que la percepción, como obtención de conocimiento a partir de la imagen retinal, se configura como un proceso interno al individuo, y como un proceso de compensación de la pobreza informacional de la imagen retinal3. Ahora, volviendo al caso de Marr, el presupuesto internalista de la imagen retinal

9

determina tanto (i) la carga epistémica de la tarea perceptual como (ii) la postulación de los mecanismos que la sobrellevan. (i) En primer lugar, por la ambigüedad de la información de la imagen retinal, la carga epistémica de la tarea es, no sólo la detección, sino la compensación de la información. Así, los mecanismos que sobrelleven la carga epistémica de la tarea deben ser mecanismos capaces de compensar la ambigüedad de la imagen retinal. Por otra parte, (ii) los elementos que pueden participar en la explicación, y, por lo tanto, a los cuales se puede atribuir el mérito epistémico por la realización exitosa de la tarea son necesariamente posteriores a la imagen retinal y, por lo tanto, necesariamente internos al organismo. La carga epistémica es distribuida siguiendo criterios de delimitación relacionados con la ubicación de los mecanismos. La teoría de Marr propone en este respecto que los elementos internos funcionan de manera tal que pueden ser descritos como procesando información mediante procesos computacionales de manipulación de información. Afirma que la carga epistémica de la realización exitosa de tareas perceptuales puede ser sobrellevada por los mecanismos internos del organismo postulando que son lo suficientemente complejos como para hacerlo. Esta complejidad, siguiendo la apreciación de Gibson (1979, p. 253) se debe principalmente a que Marr asume la existencia previa de conocimiento acerca del mundo para explicar la presencia de conocimiento acerca del mundo. Es éste el punto en el cual el internalismo se manifiesta de manera más marcada, pues aquí el esquema explicativo de la teoría está más determinado por su presunción. La explicación de Marr necesita postular la presencia de conocimiento en forma de reglas y presupuestos que guían los procesos computacionales, porque sin él los mecanismos internos no serían capaces de sobrellevar la carga epistémica de la tarea perceptual. Pero la explicación debe hacer referencia exclusivamente a elementos internos. De esta manera, el presupuesto internalista conduce a la explicación de Marr a afirmar la existencia de conocimiento previo para guiar el procesamiento de información. Recapitulando la exposición hasta ahora, afirmé en un comienzo la utilidad de

10

entender la construcción de explicaciones en ciencia cognitiva como un ejercicio de distribución de la carga epistémica que representa la realización exitosa de una tarea cognitiva entre un conjunto de factores relevantes. Los elementos que sobrellevan la carga epistémica, y que, por lo tanto, participan de la explicación, son los que se consideran como candidatos a que se les atribuya parte del mérito epistémico de la tarea. En la sección siguiente, caractericé al internalismo mediante tres tesis: la tesis ontológica, la tesis epistémica (ambas tomadas desde Rowlands (1999)), y la tesis explicativa. Esta última afirma que el internalismo es un principio de limitación de los elementos a los cuales se les puede atribuir mérito epistémico, y que, por ende, pueden participar en la explicación como explanantes. El internalismo limita el conjunto de potenciales explanantes a los elementos que tienen la propiedad espacial de estar ubicados dentro del individuo que realiza la tarea. En la sección presente, describí la explicación de la percepción ofrecida por Marr (1982) en estos términos, mostrando que la presuposición del internalismo determina la complejidad atribuida a los elementos que participan en la explicación. Más aun, el principio explicativo del internalismo determina el esquema explicativo que proporciona. En lo que resta del ensayo, contrastaré al internalismo con el enfoque que lo niega: el externalismo. La metodología será presentar dos de los principales argumentos que se han dado a su favor: el argumento del acoplamiento causal y el argumento de la manipulación. Una vez expuestos, daré dos caracterizaciones alternativas del externalismo. La primera de ellas será la que, creo, es de manera frecuente explícitamente asumida por los autores que presentan ambos argumentos. Le llamaré, para propósitos de la exposición, la hipótesis de la mente extendida. A la segunda, asumida menos frecuentemente por estos mismos autores, la llamaré mente distribuida.

4. El argumento desde el acoplamiento causal En esta sección y la siguiente, me concentraré en las razones por las cuales se podría abandonar el principio internalista. Me enfocaré en qué podría significar esto para la explicación en ciencia cognitiva una vez revisados los argumentos. El primero de ellos es el argumento desde el acoplamiento causal. Clark & Chalmers (1998) fueron los

11

primeros en hacer uso de este argumento a favor del externalismo. El argumento desde el acoplamiento causal hace uso de la noción proveniente de la teoría de sistemas dinámicos de acoplamiento recíproco para afirmar que existen relaciones causales recíprocas entre los elementos internos del individuo y rasgos ambientales. Esto es, existen instancias de relaciones causales en las cuales el organismo y su ambiente se determinan el uno al otro. El estado del organismo está determinado directamente por el estado de su ambiente, y viceversa. La segunda parte del argumento afirma que la realización exitosa de algunas tareas cognitivas depende de que exista un acoplamiento recíproco entre el organismo y su ambiente. Menary (2007, p. 42) ofrece como ejemplo de una tarea de este tipo a la teoría enactiva de la percepción. Según esta teoría, la percepción estaría constituida por las relaciones legaliformes existentes entre los sistemas sensorial y motor. El estado de los sistemas sensoriales están, a su vez, determinados por el estado del ambiente que los afecta. Así, la realización de tareas perceptuales dependería del acoplamiento causal recíproco entre el ambiente, los sistemas sensoriales y los sistemas motores del organismo. El punto central del argumento desde el acoplamiento causal es que existen procesos cognitivos que dependen de la determinación mutua del individuo que las realiza y el ambiente en el cual se sitúa. Estos procesos son mejor descritos como loops causales (Clark, 1997, p. 36) entre el organismo y el ambiente. Un ejemplo menos controversial de tareas cognitivas que involucran un loop causal entre el organismo y su ambiente son los ejercicios de rotación de bloques de Tetris presentados por Kirsh & Maglio (1994). El rendimiento de los jugadores de Tetris depende directamente de su capacidad de rotar las figuras en la pantalla, utilizando un botón. Remover el botón y la pantalla implicaría una reducción significativa de su habilidad para rotar los bloques. De esta manera, los jugadores de Tetris escaparían al menos el principio epistémico del internalismo: no parece posible entender la realización exitosa de la tarea cognitiva de rotar los bloques, cuando los jugadores cuentan con una pantalla y un botón que les permite rotar los

12

bloques sin tener que calcularlo mentalmente, concentrándose exclusivamente en los rasgos internos del organismo. Al estar acoplados causalmente, el estudio de uno independientemente del otro se dificulta enormemente; esto, claramente, es un argumento a favor del externalismo, entendido por el momento simplemente como la negación del internalismo (cf. Rowlands, 1999, p. 22). En particular, el argumento desde el acoplamiento causal presenta razones para rechazar la tesis epistémica del internalismo.

5. El argumento de la manipulación El argumento de la manipulación se construye sobre la base de una hipótesis propuesta por Rowlands: "los procesos cognitivos no están localizados exclusivamentes dentro de la piel de los organismos cognoscentes porque tales procesos están en parte constituidos por la manipulación física o corporal de estructuras del ambiente de tales organismos" (1999, p. 23). Las manipulaciones a las que apela Rowlands se entienden en un sentido amplio, como el uso del ambiente para la realización exitosa de tareas cognitivas. La hipótesis de la manipulación afirma que la transformación y utilización de estructuras ambientales es constitutiva de los procesos cognitivos del organismo. Es posible entender la hipótesis de la manipulación en los términos propuestos por Ryle (1949, p. 16) al diferenciar entre saber-que y saber-cómo. De manera un poco burda, se puede atribuir a la postura clásica la afirmación de que los procesos cognitivos dependen directamente de un conocimiento-que, codificado al interior de los organismos en la forma de representaciones con una estructura parecida al lenguaje. Fodor (1998, p. 125) sugiere, por ejemplo, que aprender cómo hablar una lengua depende de la adquisición previa de conocimiento acerca de la gramática de la lengua – un ejemplo paradigmático de saber-que (esto es, "saber que el verbo se conjuga de tal y tal manera"). La conducta exhibe saber-que, ya sea directa (en tareas de conocimiento, por ejemplo) o indirectamente (habilidades que dependen de la posesión de saber-que). El saber-que es codificado en el interior del organismo, y no depende de nada más que de los mecanismos de procesamiento de representaciones. La hipótesis de la

13

manipulación, en cambio, afirmaría que la realización exitosa de, si no todas, al menos parte importante de las tareas cognitivas que de hecho resuelven los organismos requieren que éstos sepan cómo hacer uso de estructuras ambientales (cf. Menary, 2007, p. 78). En otras palabras, la hipótesis de la manipulación propone que, frente a tareas cognitivas determinadas, los organismos emplean estrategias de resolución que incluyen la manipulación de rasgos ambientales. Un segundo punto del argumento es que la realización exitosa de estas tareas depende directamente de las habilidades de manipulación de estructuras en el ambiente. Estas manipulaciones son posibles sólo cuando existe una relación estrecha entre el organismo y la estructura ambiental. La estructura ambiental determina al organismo, pues su competencia depende de que el ambiente esté presente; y el organismo determina el estado de la estructura ambiental al manipularla. De esta manera, se completa el argumento a favor del externalismo de la manipulación: la resolución exitosa de (algunas) tareas cognitivas depende de la habilidad de manipular estructuras que tienen los organismos; y las manipulaciones son una relación estrecha de determinación recíproca entre rasgos corporales del organismo y rasgos ambientales. Se sigue que la tesis ontológica del internalismo es falsa: los procesos cognitivos no están (siempre) ubicados dentro de la piel de los organismos. Las manipulaciones rompen la división entre el organismos y su ambiente, pues los rasgos de los que depende provienen de ambos sistemas. Los jugadores de Tetris de Kirsh & Maglio (1994) a los que se hizo referencia anteriormente son un ejemplo claro de la manipulación de estructuras ambientales para resolver tareas cognitivas. La habilidad de rotar las piezas que caen es constitutiva del proceso cognitivo implementado para resolver la tarea de formar líneas en el juego. Si esta manipulación está ubicada en algún lugar, no es dentro del organismo, sino repartida en los movimientos corporales del jugador y la forma en la cual las piezas responden a que se presione el botón, constriñendo el siguiente movimiento.

14

Otro ejemplo al que hace referencia Rowlands (1999, p. 74) es la estrategia utilizada por los castores para evitar a los depredadores. Asúmase que "evitar a los depredadores mientras se transporta alimento" es una tarea cognitiva. Para realizarla de manera exitosa, se pueden pensar dos estrategias diferentes. Una, la internalista, asume que lo único que puede participar constitutivamente de la realización de la tarea cognitiva son mecanismos internos al castor. Así, si la tesis ontológica internalista fuera verdadera, los castores tendrían "una mayor masa muscular, un cerebro más grande, piernas y torso más poderosos" (Rowlands, 1999, p. 75). Un castor de este tipo que realice exitosamente la tarea sería gracias a que es capaz de localizar la comida de manera más eficiente, correr más rápido que sus depredadores y defenderse en caso de ser alcanzado. Sin embargo, ésta no parece ser la estrategia usada de hecho por los castores. En cambio, los castores implementan una estrategia externalista que involucra la habilidad de manipular las estructuras ambientales. Los castores construyen represas que "crean una costa más extensa, lo que facilita la búsqueda de comida sin que el castor tenga que hacer viajes largos y peligrosos por vía terrestre" (Rowlands, 1999, p. 74). La creación de represas es una habilidad que radica en la interacción corporal del castor con los materiales disponibles en su nicho ecológico, y es irreducible a la interacción de mecanismos internos al castor. La manipulación está localizada tanto en el castor como en los materiales de la represa, y la realización exitosa de la tarea depende de ella. Así, la tesis ontológica del internalismo es al menos parcialmente falsa. Para concluir este ensayo, responderé en las siguientes dos secciones a la pregunta: ¿cómo se configura el externalismo sobre la base de ambos argumentos? La respuesta se articulará de dos maneras diferentes. Estas dos alternativas no son totalmente mutuamente excluyentes, aunque su conciliación requeriría de algunos ajustes al alcance de ambas. Tampoco son definitivas: el externalismo podría bien tomar alguna forma que no estuviera incluida en ninguna de las dos. Ambas constituyen dos acercamientos tentativos a la construcción de una postura externalista que se base en los argumentos recién expuestos.

15

6. Externalismo: mente extendida La primera alternativa es la hipótesis de la mente extendida, propuesta por Clark & Chalmers (1998). La afirmación central de esta propuesta es que los componentes internos del sujeto se apoyan en estructuras ambientales para compensar la deficiencia de su poder de procesamiento de información. Para realizar tareas cognitivas, el cerebro "se apoya enormemente en soportes externos" (Clark & Chalmers, 1998, p. 28). Hay situaciones en las cuales el ambiente cumple un rol ineliminable en los procesos cognitivos. El caso paradigmático es el de Otto e Inga (Clark & Chalmers, 1998, p. 34). Otto es un hombre con Alzheimer que anota todo en un cuaderno, y cada vez que necesita información acerca de algo la busca en él. Sigue automáticamente todo lo que está escrito en el cuaderno, y lo porta consigo a todas partes. Inga posee una memoria biológica normal. Imagínese que ambos quieren ir al Museo de Arte Moderno. Inga recuerda, gracias a su memoria, que está en la calle 53. Otto, en cambio, revisa su cuaderno, ve que está escrito que el Museo de Arte Moderno está en la calle 53, y se dirige a él. El argumento de la mente extendida es que el cuaderno cumple el mismo rol funcional (cf. Wheleer, 2010) que la memoria biológica de Inga. El ataque al internalismo que realiza la mente extendida es mediante el principio de paridad. Según éste, si el funcionamiento de un mecanismo externo nos llevaría a decir que es parte del proceso cognitivo si estuviera dentro del organismo, entonces no se tiene razones más que presupuestos internalistas, o una especie de chovinismo neural, para afirmar que no es parte del proceso cognitivo. La mente extendida en su versión desde el argumento de paridad afirma una forma de externalismo que se basa en la comparación de instancias de procesos internalistas con procesos que, de alguna manera, involucran la participación de rasgos ambientales que llevan a afirmar que el proceso cognitivo se extiende desde adentro hacia afuera. Siguiendo a Menary (2010), el principio de paridad afirma justamente lo que quiere negar: el internalismo es mayormente verdadero, excepto en casos excepcionales en los

16

cuales el individuo se apoya en el ambiente para suplir deficiencias. Los rasgos ambientales serían parte de la realización exitosa de la tarea sólo en comparación con esas mismas tareas realizadas en conformidad con los principios internalistas. El fantasma de la máquina (Ryle, 1949) sigue existiendo, pero es un fantasma particularmente eficiente en el uso de recursos ambientales disponibles. Menary (2010) propone que se considere a la tesis de la mente extendida dividida en dos olas. La primera es la recién expuesta, basada en el principio de paridad. La segunda está basada en la tesis de la constitutividad de las manipulaciones de estructuras ambientales externas al organismo en los procesos de realización de tareas cognitivas (Rowlands, 1999, 2003; Menary, 2007, 2010). Ésta se apoya en el argumento a favor del externalismo de la manipulación para afirmar que la mente es híbrida: los procesos de resolución de tareas incluyen procesos que, a su vez, involucran la participación activa y recíproca del ambiente. El conocimiento es mayormente saber-como, y las habilidades que permiten el éxito en las tareas cognitivas son tanto de manipulación interna de representaciones como de manipulación externa de estructuras ambientales. La cognición se situaría en un continuo entre mayor y menor participación de manipulaciones de estructuras externas al organismo. La idea de la tesis de la manipulación es que los organismos, gracias a sus habilidades de manipulación ambiental, son capaces de realizar exitosamente tareas cognitivas que, dependiendo sólo de los mecanismos internos, sería imposible. Abandonado el principio de paridad tradicional, sin embargo, la mente extendida pasa de ser una alternativa de interpretación de la postura externalista a un argumento a favor de un eventual postura externalista basada en ella. La tesis de la manipulación no es un principio teórico para la construcción de explicaciones en ciencia cognitiva, sino un argumento a favor de una eventual postura que tomaría en cuenta sus lecciones. El principio de paridad ofrecía una imagen del esquema explicativo de la ciencia cognitiva, pero concedía demasiado al internalismo. La tesis de la manipulación ofrece una interpretación particular de la evidencia (como reconoce Rowlands (1999, pp. 1-17)). Si

17

la tesis de la manipulación es correcta, entonces tenemos razones para pensar que el internalismo es falso. Pero la mera crítica de la postura contraria no basta: se necesita una propuesta tentativa positiva capaz de articular la investigación. Se necesita que el externalismo que abandona el principio de paridad se posicione como un principio explicativo de la cognición. En la última sección del ensayo, presentaré brevemente un principio como éste.

7. Externalismo como mente distribuida En esta sección, argumentaré que el principio explicativo del externalismo que toma los argumentos presentados en las secciones IV y V como su base es el de distribución de la carga epistémica en sistemas más amplios. El externalismo es una tesis de ampliación del conjunto elegible para que le sea atribuido mérito epistémico por su participación en la realización exitosa de una tarea. Aboga por derribar el límite fijado por el internalista, a saber, el límite craneano. Este límite no es relevante para explicar la realización de tareas cognitivas: la mejor forma de describir los procesos cognitivos es apelando a elementos tanto internos como externos del organismo. En primer lugar, es útil hacer una aclaración terminológica. Un sistema es un conjunto de variables que son individuadas como partes de ese conjunto debido a la estrecha relación recíproca que existe entre ellas. Un sistema se determina de manera holista: el estado de una parte del sistema depende del estado de las otras partes, y del sistema considerado como un todo (cf. Menary, 2007, p. 43). Un sistema suele individuarse de manera post-hoc y funcional. Por ejemplo, considérese el sistema digestivo. El sistema digestivo es individuado al observar un fenómeno, la digestión, implementado por un conjunto (por el momento) indeterminado de estructuras diferenciables entre ellas. Por otra parte, "sistema digestivo" hace referencia al conjunto de estructuras que participan en la digestión, y por eso una identificación funcional. Propiedades físicas, como por ejemplo la forma, composición, etc., no son relevantes para su individuación. Aunque no sea propiamente digestivo, pues no procesa alimento ni absorbe nutrientes, el páncreas es considerado parte del sistema digestivo por ser

18

parte del conjunto de estructuras responsables de la digestión. Otro aspecto relevante de los sistemas es que se delimitan apelando sólo al criterio de la naturaleza de la relación entre sus partes. Imagínese, por ejemplo, que se tiene un sistema X, compuesto por las partes A, B y C. Las partes A, B y C son las responsables de que el sistema X exhiba una propiedad F. En el caso de que se descubra posteriormente que una estructura D es responsable de que el sistema X exhiba la propiedad F, en virtud de su estrecha determinación recíproca con las partes del sistema A, B y C, el descubrimiento puede ser descrito de dos formas. Si las variables A, B y C guardan entre ellas una relación de determinación recíproca tan fuerte como la que tienen con la variable D en suficientes niveles relevantes de descripción, entonces la conclusión será que el sistema X en verdad está compuesto de las partes A, B, C y D. Si, por el contrario, debido a la interacción que tienen entre ellas las partes A, B y C, tiene sentido afirmar que el sistema X está compuesto sólo por A, B y C, entonces la conclusión será que exhibir la función F no es una propiedad del sistema X, sino del sistema más amplio Y, formado por el subsistema X y la estructura D. Con la aclaración terminológica realizada, se puede proseguir con el argumento. Asúmase que, desde un punto de vista fisiológico, es posible trazar un límite entre un sistema compuesto por las estructuras internas de un organismo, más o menos delimitado por la piel4 de éste, y otro sistema compuesto por las estructuras ambientales que rodean al organismo. Utilizando la noción de sistema recién descrita, se puede interpretar nuevamente la tesis internalista como afirmando que los procesos cognitivos son una propiedad exclusiva del sistema organísmico, derivada desde su individuación en el nivel fisiológico de descripción. De esta afirmación se sigue tanto que los procesos cognitivos están ubicados dentro del organismo (pues todas las estructuras del sistema organísmisco fisiológico son internas); que su funcionamiento puede ser comprendido enfocándose sólo en los elementos internos (pues todas las variables relevantes pertenecen al sistema organísmico); y que el mérito epistémico de la realización de la tarea cognitiva se distribuye sólo entre las estructuras internas (pues el fenómeno

19

pertenece al sistema que sólo las incluye a ellas). Considérense, luego, los argumentos presentados a favor del externalismo. Tanto el argumento desde el acoplamiento causal como el argumento de la manipulación afirman que la realización exitosa de (al menos algunas) tareas cognitivas depende de la existencia de interacción recíproca entre estructuras del organismo y estructuras ambientales. El éxito en el juego de Tetris de los sujetos de Kirsh & Maglio depende de la determinación mutua entre las piezas y los jugadores. Ahora, concediéndole al internalista (en pos de reducir la controversia innecesaria) que la terminología de sistemas individuados siguiendo criterios fisiológicos son de utilidad en el nivel de descripción psicológico, podría entenderse como una tesis positiva del externalismo que sin embargo son irrelevantes para la explicación porque el fenómeno en cuestión es una propiedad perteneciente a un sistema compuesto por variables del sistema organísmico y variables del sistema ambiental. El juego de Tetris de los sujetos de Kirsh & Maglio pertenece a un sistema organismo-ambiente que incluye estructuras de los jugadores y de su ambiente. Así, de la misma manera que con el análisis previo del internalismo, los procesos cognitivos no están ubicados dentro del organismo, sino que están distribuidos espacialmente (pues es una propiedad de un sistema compuesto por variables del organismo y del ambiente); su funcionamiento no puede ser comprendido enfocándose sólo en los elementos internos, sino que es necesaria, además, una comprensión del funcionamiento del sistema ambiental y una comprensión de la interacción recíproca entre ambos (pues, para efectos de la tarea cognitiva, forman parte de un solo sistema); y la explicación no tiene que distribuir la carga epistémica sólo entre los elementos internos del organismo, sino que puede repartirla entre las estructuras internas y las externas (pues el sistema que realiza la tarea cognitiva no es más que la individuación de la determinación recíproca de los elementos del sistema organísmico y el sistema ambiental). El externalismo así concebido es parte de la propuesta psicológica de John Dewey (1929). Para este autor, la mente es un patrón de organización de estructuras del

20

mundo. En primer lugar, la materia se organiza en un nivel físico, con interacciones causales simples. En segundo lugar, un cierto patrón de interacción entre algunos conjuntos específicos de estructuras orgánicas y el resto de las estructuras es a lo que se llama vida (Dewey, 1929, p. 272). La determinación a distancia de ciertos patrones de conducta de algunos conjuntos orgánicos por parte del resto de las estructuras ambientales es marca de la sensación, percepción y experiencia. Por último, la interacción semántica entre algunas estructuras lingüísticas y el resto de las estructuras ambientales es a lo que llamamos mente. La idea detrás de este razonamiento es que al intentar explicar algunos fenómenos, en especial la cognición (concebida como una mezcla entre lo que Dewey denomina vida, sensación y mente), es necesario determinar correctamente el sistema que los exhibe, de modo que no se creen "el tipo de problemas que surge sólo si se asume que el oso que hiberna y vive sólo de las sustancias que ha almacenado define el procedimiento normal, ignorando la pregunta acerca de dónde obtuvo el oso su material almacenado" (Dewey, 1929, p. 278). Como propuse anteriormente, una estrategia de determinación de este sistema es post-hoc y funcional. El externalista propone que la cognición "no es algo que ocurra debajo de la superficie de la piel de un organismo: siempre es un asunto inclusivo que involucra la conexión e interacción de lo que está dentro del cuerpo orgánico con lo que yace fuera, tanto espacio como temporalmente, y con organismos más elevados" (Dewey, 1929, p. 282). Esta versión del externalismo, a diferencia de la que está basada en el principio de paridad, no asume que una cognición preexistente es modificada por su interacción recíproca con el ambiente, concediendo con esto que el internalismo es mayormente verdadero. Por el contrario, afirma que la cognición es la interacción del organismo con el ambiente5, y debe considerarse como una propiedad que pertenece al sistema que engloba a ambos6. Un ejemplo de explicación que sigue este principio puede encontrarse en la teoría de la percepción ecológica propuesta por Gibson (1966; 1979). A grandes rasgos, su teoría, a diferencia de Marr (1982), rechaza que el punto de partida de la percepción sea la

21

imagen retinal. Por el contrario, afirma que el ambiente estructura la potencial estimulación presente en él de manera tal que esta última porta información acerca de los rasgos ambientales relevantes para la realización de las tareas perceptuales que realizan los organismos. Los organismos están dotados de sistemas perceptuales que engloban las distintas estructuras fisiológicas que, actuando en conjunto, le permiten captar la información disponible en el ambiente que le sea relevante. Ahora, imagínese que un organismo dotado de sistemas perceptuales visuales, inserto en un ambiente y rodeado de información visual relevante, tiene que cumplir una tarea perceptual como, por ejemplo, la identificación exitosa de un objeto. Si asumimos que la estimulación ambiental es informacionalmente rica, y hay en el ambiente información suficiente como para realizar la tarea perceptual de manera exitosa, entonces lo único que necesita hacer el organismo es captar la información disponible. En cambio, si la estimulación ambiental es informacionalmente pobre, el organismo deberá además compensar la pobreza de la información captada. Según Gibson, la percepción visual es siempre como en el primer caso. Sin embargo, este último punto es irrelevante: lo que hace que la explicación de Gibson se adhiera al principio externalista es que entender la actividad del organismo "es lógica y metodológicamente secundario a entender la información que está disponible en el ambiente para el organismo que percibe" (Rowlands, 2003, p. 171). Esto implica, para Gibson, que se debe entender el funcionamiento de los sistemas perceptuales, la estructuración de la información ambiental, y la manera en la cual los sistemas perceptuales captan la información disponible en el ambiente. Así, entender la percepción requeriría la comprensión del organismo, de su ambiente, y de la interacción entre ambos. Aplicando la terminología recién descrita, la percepción es un fenómeno del sistema compuesto por el organismo y el ambiente. El último punto en el que deseo enfocarme es en la relevancia de esta alternativa de principio externalista para el esquema explicativo de la ciencia cognitiva. Como argumenté anteriormente, limitar las estructuras a las que puede atribuírseles el mérito epistémico de la realización exitosa de la carga conlleva la complejización de estos mecanismos. Creo que, estando más clara la alternativa de principio externalista que

22

considero adecuada, es posible dar una mejor caracterización de este punto acerca del internalismo y, mediante ésta, exponer el esquema del externalismo. Considérese una tarea cognitiva cualquiera, con una carga epistémica determinada. El internalista identifica la tarea como un fenómeno ocurrido en el nivel del sistema organísmico. Consecuentemente, los factores que pueden participar en la explicación de la realización de la tarea son sólo los que están espacialmente ubicados dentro del organismo; o, en otras palabras, la carga epistémica que representa la realización de la tarea puede ser distribuida exclusivamente entre las estructuras internas del organismo. Ya que la explicación es post-hoc, el éxito de la tarea debe ser asumido – y, por lo tanto, los mecanismos entre los cuales se distribuye la carga epistémica son necesariamente lo suficientemente complejos como para sobrellevarla. La tarea del internalista es, como se vio con la teoría de Marr en la sección III, en parte la postulación e identificación de mecanismos internos cuyo funcionamiento conjunto sea suficiente como para sobrellevar la carga epistémica de la tarea. La estrategia explicativa internalista conlleva la complejización de los mecanismos internos de manera relativa – en este caso, los mecanismos internos del internalista deben ser más complejos que los que tiene que postular el externalista. Esto se debe simplemente a que el externalista puede distribuir la carga epistémica de la tarea entre un mayor número de estructuras, al reconocer que su realización depende de la participación de un mayor número de variables. La tarea es realizada por un sistema compuesto, en parte, por el sistema al que el internalista limita su explicación. Por otra parte, los argumentos de las secciones IV y V sugieren que el ambiente es capaz de sobrellevar una gran carga epistémica. Por lo tanto, se sigue que ante la misma tarea cognitiva, con la misma carga epistémica, en una explicación internalista se debe atribuir un mayor mérito epistémico a los mecanismos internos que el externalista, cuya explicación distribuye parte del mérito en estructuras ambientales, y el que resta en las estructuras internas. La descripción del funcionamiento del sistema organísmico provista por el externalista es, entonces, necesariamente más simple que la del internalista, que los complejiza para que puedan sobrellevar la carga epistémica.

23

El punto anterior puede observarse claramente al comparar las explicaciones de Marr con las de Gibson. Marr asume que la imagen retinal es el punto de partida de la percepción. Pero la imagen retinal, por su ambigüedad, es capaz de sobrellevar una baja proporción de la carga epistémica que implica la percepción exitosa del mundo. El remanente de la carga debe ser sobrellevada por el resto de las estructuras que componen el sistema interno. Consecuentemente, Marr postula mecanismos de alta complejidad que procesan la información, compensando la pobreza de la imagen retinal. En cambio, Gibson puede distribuir gran parte de la carga epistémica de la percepción en el funcionamiento de las estructuras ambientales. Más específicamente, Gibson atribuye gran parte del mérito epistémico a la información disponible en la estimulación ambiental. Luego, la carga que sobrellevan las estructuras internas del organismo será considerablemente menor que la de Marr, y, por lo tanto, los mecanismos postulados serán necesariamente más parsimoniosos. Según Gibson, la percepción es un fenómeno del sistema organismo-ambiente. El externalista sigue esta propuesta, afirmando que la cognición es un proceso que se lleva a cabo en un sistema más amplio; y que el proceso está constituido por la interacción de estructuras del organismo y estructuras ambientales. Finalmente, la propuesta del externalista consiste en que, para efectos de la explicación, la mente no respeta los límites entre los dos sistemas y está distribuida entre ambos.

8. Conclusión Internalismo y externalismo son posiciones acerca de la unidad de análisis de la explicación de los procesos psicológicos. Ambos proponen principios según los cuales determinar los límites del sistema que exhibe las competencias que la ciencia cognitiva quiere explicar. Mientras que el internalismo limita la unidad de análisis siguiendo criterios espaciales y fisiológicos, en la argumentación del ensayo se propuso que una forma de entender el externalismo es como una propuesta que niega la relevancia de estos criterios para la determinación de la unidad de análisis de la explicación en ciencia

24

cognitiva. El sistema que implementa el proceso cognitivo debe ser el que incluya a todas las estructuras gracias a las cuales se realiza exitosamente, independientemente de las otras propiedades que puedan tener. Los principios internalista y externalista determinan el esquema que poseerán las explicaciones que ofrecerán ambas posturas de la tarea. El internalismo concentra la carga epistémica de su realización en el sistema delimitado por lo que está dentro de la piel del organismo. El externalismo, en cambio, la distribuye entre los componentes de un sistema más amplio. A modo de resumen, es posible volver a la analogía anterior, considerando diferentes formas en las que se puede diseñar sistemas mediante los cuales soportar el peso de una estructura. Imagínese que un internalista y un externalista se enfrentan al problema de sostener una plataforma un par de metros sobre el suelo. El internalista apelaría al principio según el cual se construyen las torres: es posible soportar el peso de la plataforma sobre unos cuantos pilares de materiales muy resistentes. El externalista, en cambio, apelaría al funcionamiento de las camas de clavos: el peso puede distribuirse entre un gran número de soportes, reduciendo con esto la fuerza ejercida sobre cada uno de manera individual. Sin embargo, cuál de estos métodos soporte de mejor manera el peso de la plataforma, y, análogamente, cuál de los dos esquemas explicativos es más adecuado para dar cuenta de la cognición, escapa con creces al alcance de este ensayo.

25

Notas

1. Una forma de delimitación de estas tareas, aunque basada en el lenguaje común, puede encontrarse en Ryle (1949). Esta delimitación propone, a grandes rasgos, que las tareas cognitivas son aquéllas de las que puede decirse con sentido que se realizan inteligentemente. 2. Tanto acá como en el resto del ensayo utilizaré mecanismo en un sentido genérico, no relacionado con el uso más técnico que adquiere en las teorías de explicación mecanicista. 3. Este esquema argumentativo se ha mantenido, anecdóticamente, desde Descartes (Wolf-Devine, 1993), pasando por autores como Locke (Essay, II, ix. 8) y Berkeley (An essay towards a new theory of vision). 4. Que sea posible dibujar estos límites incluso desde un punto de vista fisiológico es controversial, como hace notar, por ejemplo Oyama (2009). Sin embargo, como se verá, el resultado del debate no es esencial para la postura externalista, aunque tanto mejor para ella si resulta ser imposible. 5. Una versión más débil del principio puede asumir que esto se aplica sólo a los casos como los señalados en las secciones IV y V, en vez de toda la cognición. 6. Para un desarrollo más moderno de esta tesis, véase Järvilehto (1998).

26

Referencias Adams, F. & K. Aizawa (2010). “Defending the bounds of cognition”. En R. Menary (2010) (ed.), The extended mind. Cambridge, MA.: The MIT Press. Clark, A. (1997). Being there: Putting brain, body and world together again. Cambridge, MA.: The MIT Press. ______. (2003). Natural-born cyborgs: Minds, technologies and the future of human intelligence. Oxford: Oxford University Press. Clark, A. & D. Chalmers (1998). “The Extended Mind”. En R. Menary (2010) (ed.) The extended mind. Cambridge, MA.: The MIT Press. Dewey, J. (1929). Experience & Nature. New York: Dover Publications. Fodor, J. (1998). Concepts: where cognitive science went wrong. Oxford: Clarendon Press. Gibson, J. J. (1966). The senses considered as perceptual systems. Boston: Houghton Mifflin. ________. (1979). The ecological approach to visual perception. Hillsdale, NJ.: Lawrence Erlbaum. Hurley, S. (2010). “The varieties of externalism”. En R. Menary (2010) (ed.), The extended mind. Cambridge, MA.: The MIT Press. Järvilehto, T. (1998). “The theory of the organism-environment system: I. Description of the theory”. Integrative physiological and behavioral science, vol. 33, no. 4, 321-334. Kirsh, D. & P. Maglio (1994). “On distinguishing epistemic from pragmatic actions”.

27

Cognitive science, 18, 513-49. Marr, D. (1982). Vision: A computational investigation into the human representation and processing of visual information. Cambridge, MA.: The MIT Press. Menary, R. (2007). Cognitive integration: Mind and cognition unbounded. New York: Palgrave Macmillan. _______. (2010). “Cognitive integration and the extended mind”. En R. Menary (2010) (ed.), The extended mind. Cambridge, MA.: The MIT Press. Oyama, S. (2009). “Friends, neighbors, and boundaries”. Ecological psychology 21:2, 147-154. Rowlands, M. (1999). The body in mind: Understanding cognitive processes. Cambridge, U. K.: Cambridge University Press. __________. (2003). Externalism: Putting mind and world back together again. Chesam: Acumen Publishing. Ryle, G. (1949). The concept of mind. New York: Routledge. Shapiro, L. (2011). Embodied cognition. New York: Routledge. Wheeler, M. (2010). “In defense of extended functionalism”. En R. Menary (2010) (ed.), The extended mind. Cambridge, MA.: The MIT Press. Wolf-Devine, C. (1993). Descartes on seeing: Epistemology and visual perception; Journal of the history of philosophy monograph series. Carbondale, IL.: Southern Illinois University Press.

28

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.