LA MEDITACIÓN: DEL TEMPLO AL LABORATORIO

June 8, 2017 | Autor: Luis de Rivera | Categoría: Mindfulness, Meditation, Meditacion
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Descripción

LA MEDITACIÓN: DEL TEMPLO AL LABORATORIO

Dr. Luis de Rivera Director, Instituto de Psicoterapia e Investigación Psicosomática, Madrid. www.psicoter.es

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Meditar significa “medir mentalmente”. Según el Diccionario de la Real Academia Española, consiste en: “Aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo”. Así, un niño resolviendo ecuaciones, un padre de familia calculando como pagar la hipoteca o un empresario planeando enriquecerse pueden estar meditando. Sin embargo, no es de ese tipo de meditación del que queremos tratar en este momento. El uso corriente de la palabra no hace justicia al significado que adquiere en su uso especializado. En esta segunda acepción, meditar es una técnica específica, que requiere una instrucción apropiada y que produce unos resultados que pueden ser objetivados, descritos y comparados. En la práctica, consiste en mantener la atención de manera sostenida sobre un objeto, concepto, sonido o experiencia, pero sin intención de lograr ningún resultado especial. Es esta concentración mental sin finalidad lo que define la meditación, y lo que la hace diferente de otras maneras de utilizar la mente. En un estadio avanzado, la meditación toma como objeto la contemplación objetiva del propio funcionamiento mental y llega, finalmente, a un estadio en el que la mente se observa a si misma vacía de todo contenido. Este es el estado que los místicos describen como ser “Uno con Dios” y los monjes Zen como alcanzar la iluminación.

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NIVELES DE MEDITACION 1. Concentración pasiva en un contenido especifico 2. Contemplación objetiva del propio funcionamiento mental 3. Observación de la mente desprovista de contenido.

Orígenes religiosos de la Meditación.

Todas las grandes religiones han utilizado técnicas de meditación como elemento esencial de sus rituales. Esto no es de extrañar, porque algunos de los efectos que produce la meditación pueden fácilmente interpretarse como debidos al contacto con una Divinidad o a la fusión con una Consciencia más amplia que la personal del meditador. En este sentido, representan un esfuerzo importante de la Humanidad para entenderse a sí misma y a su Creador. 2

1 - Yoga. Realmente no es una religión, pero si el camino espiritual más antiguo, con fuentes en la India y el Tibet que se remontan a más de 7000 años. Los textos más conocidos, los Vedas y el Bhagavad Gita, proceden de la tradición brahmánica de hace más de 5000 años. Los Yoga Sutras de Patanjali, escritos entre el siglo II antes de Cristo y el siglo II después de Cristo, son un tratado práctico que todavía sigue vigente. 2 – Budismo. Se origina en la India en el año 530 antes de J.C., fecha en que Siddharta Gautama Sakyamuni, conocido desde entonces como Buda (“el que ha despertado”), alcanzó la comprensión de la Realidad Infinita tal como es y se liberó definitivamente del sufrimiento. Su doctrina se resume en las Cuatro Noble Verdades y el Óctuple Camino para la Liberación de la Ignorancia. Los dos últimos tramos de este camino

III Congreso Internacional de Meditación y Ciencia, Las Palmas, 12 Septiembre 2015

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incluyen detalladas instrucciones para la meditación. Los cuatro primeros son preceptos de conducta que preparan para la experiencia.

3. Taoísmo - Zen. El Taoismo fue originado en China por Lao-Tse y Chuang-Tse, contemporáneos de Buda. Su doctrina tiene muchos puntos en común con el Budismo, con el que se combinó para dar la Meditación China o Ch´an y después, al continuar desarrollándose en Japón, el Zen. Sus actitudes fundamentales son el desapego y la no-elucubración. Sus prácticas físicas son dinámicas, muy diferentes de la inmovilidad de los asanas yogis. De ellas derivan las artes marciales o Budo, que se entienden como una forma de liberar el ego y lograr la vivencia de la unidad. En el arte Zen del tiro con arco, por ejemplo, “el arquero, la flecha y el blanco son uno”. Entonces, es imposible fallar.

4. Misticismo Cristiano. Se origina con los Padres del Desierto del S. II, cuyos métodos y consejos se recogen en un tratado antiquísimo denominado Philokalia. Grandes representantes en España fueron Teresa de Jesús y Juan de la Cruz. La orden cisterciense mantiene relativamente vivas estas prácticas, accesibles al público general a través de las obras de Thomas Merton. Desde otra perspectiva, el jesuita Tony de Mello ha descrito una interesante integración de prácticas cristianas y budistas.

5. Misticismo Hasidico. Se centra fundamentalmente en el estudio de la Kabala y la meditación sobre las letras del alfabeto hebraico. Muy difícil para quien no conozca muy a fondo la lengua y la cultura judías, tiene difusión sobre todo en Estados Unidos y Argentina.

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6. Sufismo. El misticismo islámico ha sido periódicamente perseguido (lo mismo que el misticismo judío y el cristiano) por la tendencia de sus adeptos a discrepar con las verdades oficiales. Sus bases son la concentración en el amor divino y el uso de relatos cuya comprensión obliga a trascender los presupuestos habituales del razonamiento ordinario. Idries Sha es el autor moderno más conocido.

Las escuelas de meditación actuales.

En un estudio de campo que duró más de tres años y que fue la base de su Tesis Doctoral, Reyes Trujillo examinó las prácticas de 18 escuelas de meditación actuales, algunas de ellas con numerosos seguidores. Su rango de adscripción va desde las más definitivamente confesionales hasta las más agnósticas, pasando por otras claramente sectarias y una (la psicoterapia autógena) de carácter estrictamente clínico. Dejaremos para otra ocasión los antecedentes históricos, bibliográficos, filosóficos y religiosos de todas estas escuelas. Diremos, sin embargo, que todas ellas se precian de su “linaje”, la línea sucesoria que une al actual maestro con el Eúmeno o Primer Iniciado del Camino. Siguiendo este rastro, es fácil encontrar sus puntos de convergencia con las fuentes filosóficas y religiosas originales. Según el origen cultural de sus fundadores, se pueden clasificar las diferentes escuelas en Occidentales y Orientales. En todas las escuelas estudiadas, fue posible distinguir tres aspectos: a) Un cuerpo doctrinal, con consideraciones filosóficas y/o religiosas b) Un código de conducta con prescripciones éticas y morales c) Una descripción de prácticas meditativas.

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MEDITACIONES OCCIDENTALES

MEDITACIONES ORIENTALES

Control Mental de Silva Comunidad St. Germain Cuarto Camino Gurdejieff Fraternidad Rosacruz Hermandad Martinista Kabala Movimientos Gnósticos Psicoterapia Autógena Sociedad Teosófica

Budo Budismo Tibetano Meditación trascendental Sufismo Tai Chi Taoismo Trantra Yoga Zen

de Rivera & Trujillo, la experiencia de relajación: aplicación del Cuestionario de estados de conciencia a sujetos en Entrenamiento Autógeno y otras formas de Meditación Psiquis, 1996, 17:13-23 http://bit.ly/1VliFlA

Psicofisiologia de la Meditación

Las prácticas meditativas, reducidas a sus aspectos laicos, han acabado por atraer el interés de la Medicina y de la Psicología. En efecto, su rendimiento en el tratamiento de los síndromes de estrés y de ansiedad es excelente, aparte de que los cambios psicosomáticos que producen son de gran valor preventivo y terapéutico. Aunque algunos detalles varían según la técnica, todas ellas comparten los siguientes efectos fisiológicos:

1. Aumento de la distribución y cantidad de actividad alfa cerebral (mayor producción de ondas bioeléctricas cerebrales entre 8-12 ciclos / segundo.) 2. Disminución del ritmo cardiaco 3. Disminución de la presión arterial. 4. Disminución de la frecuencia respiratoria 5. Disminución del consumo de oxigeno 6. Disminución de la conductividad epitelial galvánica 7. Disminución del tono muscular.

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8. Disminución de los niveles de “hormonas de estrés”: adrenalina y cortisol 9. Aumento de la producción de insulina, vasopresina y hormona del crecimiento. Trujillo y de Rivera; Cambios fisiológicos durante los ejercicios de meditación. Psiquis, 1992; 13:279-286 http://bit.ly/1hKPvyd

La experiencia subjetiva de la meditación

Desde el punto de vista psicológico, la relajación es uno de los efectos más característicos de la meditación, pero no es el único, ni siquiera el más importante. De hecho, casi todos los meditadores serios experimentan, en algún momento, emociones o sensaciones desagradables. Este fenómeno es conocido en psicología académica como “respuesta paradójica”, partiendo del erróneo concepto de que la meditación sólo sirve para relajarse. Para evitar esta confusión, es importante establecer las diferencias entre meditación y relajación. De manera muy simple, podemos decir que la relajación es lo contrario de tensión. Así, en términos vulgares, podemos relajarnos escuchando música o conversando con personas afines, lo mismo que paseando por el campo o dejando vagar la imaginación en un entorno placentero. En términos psicológicos más precisos, llamamos relajación a la experiencia subjetiva de un estado opuesto al de ansiedad, que puede producirse de manera espontánea o mediante técnicas específicas, como aprender a descontraer los músculos (Método Jacobson) o a visualizar escenas tranquilas. Durante la meditación se produce de manera regular la respuesta de relajación.

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ANSIEDAD: Estado de anticipación temerosa. Sensación vaga y difusa de peligro, de que algo terrible va a ocurrir. RELAJACIÓN: Estado de placidez. Sensación vaga y difusa de seguridad, de que todo está bien y nada malo puede pasar.

El segundo fenómeno subjetivo producido por la meditación corresponde a una mayor capacidad de percibir los estados internos. Las preocupaciones habituales, los pensamientos, las emociones, se hacen mucho más aparentes, así como también sensaciones tales como hambre, sueño o molestias físicas. Por eso, es fácil meditar cuando todo está bien, pero muy difícil durante situaciones de estrés o de dolor físico o psíquico. Eventualmente, a medida que el tono afectivo básico de relajación se hace más intenso, estas molestias van desapareciendo de manera progresiva. Pero los momentos iniciales pueden ser muy desagradables para el meditador poco experimentado o mal entrenado. Es frecuente que las personas ansiosas refieran que “su ansiedad aumenta durante la meditación”, lo cual no es cierto, pero lo parece, porque perciben mucho mejor la ansiedad que ya tenían al empezar. En situaciones de duelo, por ejemplo, es habitual que la tristeza y las ganas de llorar empeoren inicialmente, para ir paulatinamente atenuándose después de un climax que termina con una agradable sensación de relajación. Lo mismo ocurre con la agresividad reprimida y, en general, con todas las emociones negativas que, más o menos, podemos ir esquivando o ignorando en el estado habitual. En el estado de meditación no es posible esconderse de nada. Las emociones negativas son como una gran ola, y el meditador tiene que aprender a sumergirse por debajo de ella, en lugar de intentar huir o de dejarse arrastrar.

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El tercer grupo de fenómenos puede entenderse como extensión del anterior y consiste en la liberación de vivencias traumáticas, más o menos profundamente enterradas en el subconsciente. No es infrecuente que surjan memorias o fantasías muy vivas acerca de experiencias pasadas desagradables. En ocasiones, estas descargas de tensión son de tipo físico, en forma de sensaciones diversas, temblores o alteraciones de la imagen corporal. Normalmente, son transitorias y van desapareciendo con la práctica. Cuando son muy intensas o repetidas, no es aconsejable continuar la meditación sin la supervisión de un experto. Mi maestro Wolfgang Luthe, discípulo directo de J.H. Schultz, el creador del Entrenamiento Autógeno, descubrió como canalizar el fenómeno de las descargas en un método terapéutico, la abreacción autógena, de gran eficacia en el tratamiento de los trastornos de personalidad y del estrés postraumático. En la actualidad, la versión perfeccionada del método de Luthe, denominada Análisis Autógeno, constituye un elemento fundamental de la Psicoterapia Autógena.

En cuanto a las diferencias de detalle entre los efectos de los distintos tipos de meditación, y entre los distintos grados de experiencia con el mismo método, podemos entenderlas como distintos niveles dentro de una continuidad de estados de consciencia. Tanto la excitación producida por la agitación y el estrés como la tranquilización producida por la meditación inducen una progresiva desconexión de mundo externo, con un acceso cada vez más rico a los estados internos. Este es un viaje interesante y enriquecedor, que no está exento de dificultades y peligros, y cuyo recorrido ha interesado a la Humanidad desde sus pasados más remotos.

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Luis G. de Rivera. Mapa de los estados de conciencia. En: Creatividad y Estados de Conciencia. Revista de Psicología General y Aplicada, 1978; 33: 415-426 http://bit.ly/1IsUo3T

La práctica de la Meditación

Sea cual sea el motivo que ha conducido a la meditación, es siempre preciso tener en cuenta que se trata de un procedimiento específico, bien estandarizado, que debe practicarse de manera correcta y con regularidad. Aunque estudios, conferencias y lecturas pueden dar una idea de sus aspectos filosóficos, científicos y culturales, la iniciación y supervisión por un maestro experto es imprescindible.

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Es muy importante no confundir la meditación con el ensimismamiento, que es la preocupación y absorción en uno mis mo, ni con la ensoñación, que es dejar en libre juego la fantasía, puesta al servicio de la satisfacción imaginaria de los deseos. Estos errores pueden tener malas consecuencias, ya reseñadas en los tratados más antiguos, y puestas en evidencia más recientemente por la descripción de algunos casos de psicosis precipitadas por técnicas deficientes o mal enfocadas. Trujillo, Monterrey y d e Rivera, Meditación y Psicosis, Psiquis, 1992, 13: 75-79. http://bit.ly/1WZgqGf

Por otra parte, es frecuente que muchas personas, que han experimentado efectos muy positivos en sus vidas con la práctica correcta de la meditación, abandonen la técnica sin poder explicar muy bien porqué. Los tres impedimentos que dificultan la constancia en la meditación son: 1. La pereza, preferencia por la gratificación fácil de los sentidos antes que por el desarrollo personal. 2. El “departamento de sabotaje” o partes inmaduras de la personalidad que se resisten al cambio y 3. Los “enemigos internos”, representaciones desagradables de traumas y conflictos que asustan al meditador y le alejan de su práctica.

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