La Meca, Centro del mundo islámico

July 22, 2017 | Autor: Mars Probert | Categoría: Anthropology of Pilgrimage, Mecca
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Descripción

Marcela A. García Probert* La Meca, centro del mundo islámico.

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Este artículo explica las razones que han llevado a la construcción de la Meca como centro del mundo en el imaginario musulmán; parte de la revisión del Corán y de otros textos que han fundamentado el origen y desarrollo de la tradición islámica sunna, pero también destaca la experiencia del musulmán que vive el centro del mundo en sus oraciones, visitas, peregrinaciones, pensamientos, etc.

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Introducción La Meca es un símbolo fundamental del Islam. Es el lugar que da cabida a la realización de la peregrinación mayor (ḥajj), uno de los cinco pilares del Islam. Es la dirección hacia la cual todos los musulmanes realizan sus oraciones (ṣalāt), otro de los cinco pilares. También es donde nació el profeta Mahoma (Muḥammad), el escenario de las primeras revelaciones del Corán, y el inicio de su actividad profética. La Meca fue instaurada como alquibla1 para la oración diferenciándose de la dirección hacia la que oraban los judíos de la época de Medina, es decir, hacia Jerusalén. Después de varias luchas entre Muḥammad y los líderes de la Meca que no aceptaban su prédica, se convirtió en símbolo de la victoria del Islam sobre la forma de vida que la antecedía. A lo largo del tiempo se ha consolidado como lugar simbólico para sellar pactos políticos del mundo islámico. Ha sido el lugar que ha inspirado a los filósofos, místicos y poetas musulmanes. Es el punto de partida para la estructura de la mezquita, cuyo mihrab2 debe estar orientado hacía la Meca. Ha sido y sigue siendo el lugar al que todo musulmán desea ir aunque sea una vez en la vida para cumplir con las obligaciones que se establecen (‘ibādāt). Es el lugar que modifica la vida del peregrino antes y después de realizar su visita. Es la dirección hacia la cual los musulmanes son colocados en sus tumbas. Es el impulso del corazón de un musulmán en su peregrinaje por la vida hacia el paraíso. Por todas estas razones es importante conceder algunas páginas a explicar el origen de la concepción de la Meca como centro del mundo en la cultura islámica, así como su lugar dentro del imaginario cultural a través de diferentes momentos históricos, de la época preislámica hasta la actualidad, no buscando desarrollar una “Historia de la Meca”, sino dirigir la atención a algunos momentos específicos que han sido paradigmáticos para la construcción de este símbolo tan poderoso. La Meca está ubicada en lo que actualmente es el Reino de Arabia Saudí en la región del Hejaz (ḥijāz), es decir, en la franja occidental de la Península Árabe. (Ver *

Profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. Obtuvo su grado de Maestra en Estudios de Asia y África con Especialidad en Medio Oriente por El Colegio de México. Realizó estudios de Teoría e Historia de las Religiones en la UNAM, y se ha especializado en los temas: los orígenes del Islam y la peregrinación a la Meca. Realizó estudio de árabe moderno estándar en la Asociación Egipcia de Lingüistas y Traductores, El Cairo, Egipto. Contacto: [email protected] 1

El vocablo qibla significa admitir, aceptar, creer, y cuya forma X: istaqbala significa dirigirse o volverse a. La expresión istaqbala al-qibla, tradúcela Cortés como volverse hacia la alquibla. Cfr. Cortés, Diccionario de Árabe Culto Moderno, Madrid: Gredos, p. 878 2

El mihrab es el espacio arquitectónico dentro de la mezquita, que orienta a los musulmanes para realizar la oración hacia la Meca. Cfr. Hattstein, M. y P. Delius, Islam: Arte y Arquitectura, Barcelona: Konemann, 2004, p. 44

Fig.I) Debe su denominación como: Meca la honorable (makkat al-mukarrama), la madre de los pueblos (umm al-qurā), el lugar al que uno regresa (ma‘ād), la casa antigua (al-bait al-‘atīq), etc., por diversas razones de las cuales destaco tres. La primera, es su presencia en el Corán, en el que encontramos ocho nombres diferentes3 repetidos varias veces a lo largo de los capítulos o azoras (sing. sūra, pl. sūr). Dichas menciones tienen que ver con el templo de la Kaaba, situado en el corazón de la Meca, con los relatos sobre su origen, y con los otros lugares sagrados que conforman la ruta de la peregrinación. La segunda razón parte de las denominaciones de autores musulmanes de los primeros siglos del Islam, es decir, de los siglos VIII, y IX, de los cuales se desprenden muchas formas de referirse a la Meca. Los textos de estos autores constituyen un corpus de gran valor para el estudio de la configuración de la Meca como símbolo del Islam, pues son los textos que sostienen la tradición islámica, que en el presente análisis se refiere exclusivamente a la tradición sunna.4 La tercera razón de la atribución de una carga simbólica tan importante está relacionada con el día a día en la vida de un musulmán, el cual, aunque definido por la tradición islámica y sus las fuentes, va más allá en su interacción con el mundo que le rodea. La vivencia del Islam y de sus símbolos se expresa de infinitas maneras dependiendo de la relación que el creyente establece con éstos y del contexto en el que vive.

& Fig. I Mapa de Arabia Saudí 5 3

La Meca tiene muchos nombres, algunos de ellos están tomados del Corán, éstos son ocho: makka, bakka, umm al-qurā o la madre de los pueblos, al-qaria o el pueblo, al-balad o el país, al-balad al-amīn o el país fiel, al-balda o la comunidad, ma‘ād o el lugar al que uno regresa. Cfr. Al-Arnāuūt, M., Qira’ wa taqdīm al-kitāb: Tārīkh Makka al-Musharrafa biqalami Abū ‘abd-Allah Muhammad ibn Ahmad ibn Ali alFāsī, Líbano: Dar Sader Pubishers, 2000, p. 41 4

La rama sunna es la que comprende el grupo de musulmanes que se rigen por el Corán y por las colecciones de hadices que se remontan al mismo profeta por medio de cadenas de transmisión que incluyen a Abu Bakr, Omar, Uthmán y Ali, o también conocidos como los cuatro califas bien guiados (alkhulafa´ ar-rashīdūn), reconocidos, en el orden que aparecen, como los sucesores del profeta. Por tanto, quedan excluidos los textos que componen la tradición shía y sus respectivas divisiones. 5

http://www.elmundoenargentina.com/arabia_saudita/mapa/mapa_arabia_saudita.gif

El Corán Las referencias que sobre la Meca se encuentran en el Corán son fundamentales ya que se trata de la fuente principal para el estudio de cualquier asunto en el mundo islámico, pues siendo el libro sagrado determina la cosmovisión de la que hemos de llamar cultura o civilización islámica6. El Corán es una recopilación de enseñanzas, exhortaciones y prohibiciones sobre diversos temas que atañen la vida en dos ámbitos, el personal y el de la vida comunitaria. Fue redactado en 114 capítulos, divididos, cada uno de éstos en versículos. No hay un orden temático o cronológico, por lo que al estudiar un tema en particular se debe seguir la pista a lo largo de todas sus páginas.7 Tal y como menciona el profesor Ruiz Figueroa, citando a Bell, es imposible reconstruir el orden cronológico de las revelaciones porque el mismo profeta, durante su vida, ordenó varias de las intercalaciones y cambios con el fin de formar nuevas unidades. La revelación coránica se dio de manera paulatina a lo largo de 22 años (610-632 A.D.) Dentro de las revelaciones podemos encontrar diferencias de sentido e intención con respecto a un tema. Esto se debe a la forma en que el profeta fue introduciendo los nuevos paradigmas a su comunidad poco a poco; de allí que dentro del Corán haya un número importante de abrogaciones que nos muestran esta paulatina asimilación. Dentro de las menciones del texto coránico encontramos algunas muy detalladas sobre la Kaaba, templo ubicado en lo que se denomina la Mezquita Sagrada de la Meca (almasjid al-ḥarām) y otros lugares que componen la ruta de peregrinación. (Ver Fig. II). En suma, la mayor parte de referencias que encontramos a lo largo de las azoras están estrechamente relacionadas con el pilar de la peregrinación y es por ello, que antes de detenernos en analizar cada una de las menciones, es conveniente describir el ritual detallando cada uno de los ritos que se llevan a cabo. La peregrinación a la Meca es realizada de dos formas, por un lado tenemos la peregrinación menor (al-‘umra), llevada a cabo en cualquier época del año y prescrita para ser realizada por lo menos una vez en la vida. En ella los musulmanes realizan también algunos de los ritos prescritos para la peregrinación mayor como la visita de alṢafā y al-Marwa8 y las circunvoluciones alrededor de la Kaaba. Por otro lado, la peregrinación mayor debe ser realizada comenzando el día 8 del mes de dhūl-ḥijja, doceavo y último mes del calendario islámico. Los fieles, al iniciar su peregrinación, deben estar convencidos de sus actos y realizar un prólogo indispensable o intención (niyya) que se da de manera privada. Cinco kilómetros antes de llegar a la Mezquita Sagrada de la Meca los hombres se despojan de sus vestimentas y las sustituyen por dos piezas de paño blanco inconsútil que no deben tener ninguna impureza. (Ver Fig. III) Una de éstas se ciñe a la cintura y cuelga hasta las rodillas, la otra se coloca sobre la espalda de modo que quede cubierto el brazo derecho. Durante el periodo ceremonial todos los peregrinos no deben llevar zapatos, no deben rasurarse ni cortarse las uñas, no

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Ruiz Figueroa, M., Islam: Religión y Estado, México: El Colegio de México, 1996, p.17

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Ibídem.

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Al-Ṣafā y al-Marwa son dos montículos que están a un lado de la Mezquita Sagrada de la Meca. El rito de peregrinación incluye la visita de ambos y el recorrido entre ellas. Cfr. García Probert, M., Las transformaciones de lo sagrado, la peregrinación a la Meca de la época preislámica a la muerte del profeta Muhammad, España: Editorial Académica Española, 2011, p.12

deben peinarse ni desenmarañar el cabello, lavarse ni perfumarse el cuerpo, sólo purificarse después de satisfacer sus necesidades.

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Fig. II Plano de la Meca9 9

Peters, The Hajj: The Muslim pilgrimage to Mecca and the Holy Places, Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1994, pp. xxvi

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Fig. III. Mahmud Abbas y Khaled Meshaal en estado de iḥrām, vistiendo la ropa correspondiente.10

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Todas estas exigencias deben ser observadas por el peregrino para poder entrar al estado de sacralización (iḥrām)11, el cual se realiza por medio de abluciones y rezos para purificar no sólo su cuerpo sino también su alma. Esta purificación se realiza unos kilómetros antes de llegar a la Meca y es el mismo rito que se realiza antes de los rezos diarios (al-wuḍū´). Las manos son lavadas tres veces hasta la altura de la muñeca, cada parte de la cara debe ser limpiada con agua comenzando con la boca, después la nariz y finalmente las orejas; posteriormente, la cara debe ser lavada desde la frente hasta la barbilla; finalmente, se lavan los brazos hasta la altura de los codos y los pies hasta la altura de los tobillos. El Corán marca la exigencia de estas abluciones, para que el peregrino pueda acceder a la Mezquita Sagrada de la Meca sin temor12. El primer día, al llegar a la Gran Mezquita de la Meca, los peregrinos recitan la plegaria especial (talbiya)13 dando gracias a Dios por estar allí. Después los peregrinos comienzan a realizar las siete circunvoluciones rituales (ṭawāf al quddām), que inician frente a la piedra negra y se realizan en sentido inverso a las manecillas del reloj. En 10

El presidente palestino Mahmoud Abbas y el líder de Hamas Khaled Meshaal de pie frente a la piedra negra de la Kaaba en la Gran Mezquita de la Meca, Febrero 9, 2007. http://www.brisbanetimes.com.au/ ftimages/2007/12/03/1196530551932.html 11

La palabra iḥrām viene de la forma IV de la raíz ḥaruma que significa ser sagrado. aḥrama significa entrar en estado de sacralización, de allí que sea denominado iḥrām el estado de sacralización del peregrino en la Meca y también la indumentaria ritual de quien entra al territorio sagrado de la Meca. Cfr., Cortés, J., Op. Cit., p.230 12 13

El Corán, XLVIII:27

La palabra talbīya viene de la raíz labbā en su forma II, que significa obedecer, seguir, acceder, etc., pero que en el contexto de la peregrinación a la Meca, se le llama a la acción de decir “labbaika” que significa, ¡Heme aquí (Señor)! ¡Estoy a tu servicio! Cfr., Cortés, J. Op. Cit. p.1013

cada vuelta los fieles deben esforzarse para besar o tocar con la mano la piedra negra. (Ver. Fig. IV) Tras el rodeo de llegada, los peregrinos cumplen el rito de la carrera (sa‘y) entre los dos promontorios adjuntos a la Gran Mezquita y separados entre sí por una distancia de medio kilómetro. Este inicia en el monte al-Ṣafā con la recitación de una plegaria, que se repite al llegar al monte al-Marwa. Este recorrido se realiza siete veces concluyendo así la carrera. El segundo día, 9 de dhūl-ḥijja, el peregrino sale rumbo al monte Arafat, también llamado Arafah. En él y a 14.5km de la Meca se encuentra la colina de la misericordia, en donde los peregrinos acampan y esperan el amanecer del día siguiente. El 10 de dhūl-ḥijja se representa y se conmemora la grandeza del juicio final haciendo alusión a la justicia de Dios en el último día cuando recompensará a los fieles y castigará a los que han hecho mal. Los peregrinos se preparan espiritualmente para la ceremonia de la inmolación (‘aid al-aḍḥā) recordando el momento en que Abraham iba a sacrificar14 a su hijo, ejemplo del completo sometimiento y obediencia a la voluntad de Dios. El sacrificio de algún animal rompe el ayuno que se realiza en la mañana de dicho día A partir de este momento sacrificial, el estado sacralizado se termina, un signo visible es que los peregrinos se despojan de su hábito y muchos de ellos también, rasuran sus cabezas. En los días siguientes a esta gran fiesta, los peregrinos encaminados al valle de Muzdalifa (entre el valle de Mina y el monte Arafat) recogen 21 piedras pequeñas con las que lapidan las tres estelas que simbolizan el mal proveniente de Iblīs o Satanás. Los fieles se arremolinan en torno a ellas situadas en el valle de Mina. Cada peregrino toma sus piedras y las arroja una por una a cada estela acompañando estas acciones con un Dios es el más grande (allahu akbar). Al finalizar este rito el peregrino puede regresar a su casa pero no sin antes hacer el rodeo de despedida a la Kaaba en donde se recita una plegaria especial dando siete vueltas otra vez.

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& Fig. IV Peregrinos realizando las circunvoluciones alrededor de la Kaaba15 14

El Corán, XXII:36

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hajjigoli.blogspot.com

En el Corán, los versículos (al-āyāt) que hablan de la Kaaba y otros de los puntos que componen el ritual de peregrinación son varios y para su estudio han sido divididos correspondiendo a los diversos momentos de la revelación a Muḥammad. Los estudiosos musulmanes y no musulmanes a lo largo del tiempo se han dado a la tarea de periodizar las revelaciones, por lo que hay que considerar que existen diversas propuestas. Unas de ellas es la de los profesores Weil, Nöldeke y Blachère16, que dividen las azoras en medinenses y mecanas, y dentro de éstas últimas establecen tres momentos. Estos cuatro periodos se diferencian por el uso del lenguaje y el estilo17. Así, aunque todas las azoras fueron reveladas en la lengua que posteriormente se denominó como árabe clásico, las primeras están impregnadas de un estilo kāhin18, es decir, un estilo que presenta la poesía preislámica y que se denomina así por su asociación con la magia y la adivinación; las azoras posteriores correspondientes a la época de Medina presentan un estilo de prosa y la total ausencia de elementos poéticos. Las primeras menciones de la Kaaba en las revelaciones de la Meca, se encuentran en el tercer y cuarto versículo de la azora CVI. En ella se le denomina como “La Casa” y se le vincula con un amo o señor que da alimento y seguridad a los hombres ante el temor que pueden encontrar debido a las inclemencias del desierto. Otra mención importante está en los primeros seis versículos de la azora LII, en donde se le denomina “La Casa frecuentada” que puede ser interpretada como la Kaaba y sus visitas, tanto dentro como fuera del tiempo establecido para la peregrinación. También, en el versículo 57 de la azora XXVIII, se denomina a la Kaaba como un territorio sagrado y seguro porque es un lugar que acoge a cualquiera que sea despojado de su tierra a causa de la conversión. Las menciones pertenecientes a los primeros doce años de la predicación de Muḥammad son muy breves, en ellas se expresa el carácter sagrado de La Casa, sin embargo, no se relata ni su origen ni se establece como un espacio que da cabida a la peregrinación como un ritual consolidado. Las revelaciones atribuidas a la época de Medina, es decir, del año 622 A.D. en que se data la hégira o migración (ḥijra) y comienza el calendario islámico hasta el 630 A.D., contienen elementos distintos a las anteriormente mencionadas; la forma y contenido de éstas presentan forma de prosa, en ellas se establecen ciertas prácticas que hasta la actualidad se realizan. Con respecto a la Meca, ya no solo encontramos menciones de la Mezquita Sagrada como signo sagrado, sino que las acciones en torno a ella pasan a ser reguladas por la revelación, introduciéndose un código de valores morales basado en la prescripción y prohibición. En los versículos medinenses II:49-50, 125, 144, 149, 158, 198; III:96-97; V:2 y XXII:26 se habla de los lugares sagrados de la Meca: La Casa o La Bakka o Kaaba o La Mezquita Sagrada; el “Lugar de Abraham” (Maqām Ibrāhīm); Arafat; al-Marwa y al-Ṣafā, así como también los ritos que se dan en torno a estos espacios.

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Estos tres autores están ubicados dentro de “The Four-period School” fundada por Gustav Weil. Cfr. Encyclopaedia of Islam, Vol. II, p.416 17

Ruiz Figueroa, M., Mercaderes, dioses y beduinos: el sistema de autoridad en Arabia preislámica, México: El Colegio de México, 1975 18

Kāhin viene de la raíz kahana que significa predecir el futuro o adivinar. Cfr. Cortés, J., Op. Cit. p. 996. Kāhin era el adivino, el sacerdote. Para más sobre el papel del adivino dentro de la sociedad preislámica ver Ruiz Figueroa, M. Op. Cit. 1975

Safa y Marwa figuran entre los ritos prescritos por Allah. Por eso, quien hace la peregrinación mayor a la Casa o la menor, no hace mal en dar vueltas alrededor de ambas. Y si uno hace el bien espontáneamente, Allah es agradecido, omnisciente. (Inna al-ṣafā wa al-marwa min sha‘ā’ir allah faman ḥajja al-baita au i‘tamara falā junāḥ ‘alaihi an yaṭawwaf bihimā wa man taṭawwa‘ khair fainna allah shākir ‘alīm)19

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Según la cronología establecida por The Four Period School, anteriormente mencionada, la segunda azora, es decir, la de la Vaca fue la primera en ser revelada en Medina20. En el versículo 125 de ésta se reafirma La Casa como lugar de reunión y de refugio, carácter que ya habíamos visto en una de las revelaciones de la Meca. También, se especifica el Lugar de Abraham, el cual siendo un pequeño espacio dentro de la Mezquita Sagrada de la Meca, tiene una carga simbólica que la vincula con la tradición profética, remontándose al tiempo del profeta Abraham, de su hijo Ismael y la reconstrucción que ellos hicieron de este templo. En el versículo 144, se establece la alquibla hacia la Mezquita de la Meca. En el 158 la visita a los montículos al-Ṣafā y alMarwa se establece como una prescripción para la época de la peregrinación mayor y menor, mientras que en los versículos 196-200 se establecen los deberes que implica la peregrinación y se delimitan los ritos que la comprenden. En la azora III, versículo 96 se enuncia lo siguiente: “La primera Casa erigida para los hombres es, ciertamente, la de Bakka, casa bendita y dirección para todos”, en ella queda claro que la Kaaba es importante por ser el primer templo erigido en el mundo. Su carácter de bendita aparece también en revelaciones posteriores; en la azora de la peregrinación (sūrat al-ḥajj), es decir, la número XXII, se exige la purificación del espacio para aquellos que creen y visitan la Mezquita Sagrada, llevando a cabo los ritos de la circunvolución, la inclinación de la cabeza con las palmas de las manos descansando en las rodillas (ar-rukū‘) y la postración (as-sujūd). En esta misma aleya se atribuye a la Casa la acción de purificar o limpiar (ṭahhara)21, es decir, un musulmán que visita la Kaaba y realiza los ritos se purifica de todo pecado.

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Las fuentes del siglo VIII y IX Además de las menciones coránicas sobre la Meca, existen muchas otras en textos escritos a lo largo de la historia del Islam. (Ver Fig. V) Sin embargo los textos que datan de los primeros siglos del Islam, concretamente del final del califato Omeya y la primera mitad del califato Abbasí, contienen menciones importantes para la definición de la tradición que nos concierne. Estos textos, junto con el Corán, son muy importantes ya que constituyen el corpus sobre el cual se basan las ciencias islámicas. Las menciones contenidas en ellos nos ofrecen información sobre diversas índoles, algunos tratan sobre los cultos y la religiosidad en Arabia, otros tratan la vida de Muḥammad y detallan los sucesos que ocurrieron durante los años que abarcan su actividad profética, otros más, relatan cómo era la sociedad y la economía antes y después del Islam. En suma, estas fuentes nos ofrecen muchas herramientas para el 19

El Corán, II:158

20 Welch, A. T., 21

al-Qur’ān, en Encyclopaedia of Islam, Vol.V, p.417

Cfr. Cortés., Op. Cit., p.691

análisis de los inicios de la comunidad islámica (umma) y de sus formas de interacción con el espacio sagrado de la Meca, así como las posibles consideraciones de éste como centro del mundo. También es posible obtener información sobre algunos temas de los que el Corán no se ocupa o no profundiza. Dentro de estas fuentes22 destaco a continuación sólo algunas de aquellas que han sido fundamentales para la construcción de la Meca como símbolo en el imaginario musulmán sunna.

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& Fig. V Hoja del Futuh al-Haramain (Descripción de las dos ciudades sagradas: La Meca y Medina)23 22

Para mayor información sobre estas fuentes Cfr. al-Fihrist, escrito por Ibn al-Nadim (935-990), un índice de todos los libros escritos en lengua árabe desde los primeros años del Islam hasta su tiempo. Entre ellos se encuentran: El Libro de los Idolos, obra de Ibn al-Kalbī, nacido en Kufa, vivió en Bagdad bajo el gobierno del califa Al-Maḥdī (775-785); Historia de la Meca, obra de al-Azraqī (m. 865); Kitāb al-maghazi, escrita por al-Waqidī, Tārīkh, obra de al-Ya´qubi (m.897) Tārīh al-rusul wa al-muluk es la obra más importante de Ṭabarī (839-923), Kitāb al-aghanī o El Libro de las Canciones, la obra más importante de Abu al-Faraj al-Isbahanī. 23

Mitad del siglo XVI, época otomana. Museo Metropolitano de Nueva York. www.metmuseum.org/toah/works-of-art/32.131

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- Al-jāmi´ aṢ-Ṣaḥīḥ, atribuido a al-Bukhārī (m. 870). Es la compilación de dichos y hechos (aḥādīth) de Muḥammad más extensa y completa de todas las que hay24. Esta estructurado en 97 libros con 3450 capítulos dando un total de 2762 tradiciones respaldadas por cadenas de autoridad que remontan su origen al Profeta. Esta gran obra está dividida por temas y cuestiones de jurisprudencia islámica así como por material ordenado bajo los siguientes temas: la creación, el paraíso, los profetas, el Corán, Muḥammad, cada uno de los cinco pilares del Islam, etc.25 En el tercer volumen de esta colección, y dentro del apartado dedicado a la peregrinación, se menciona:

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Quien haya realizado la peregrinación mayor y la menor a la Casa, y no haya cometido obscenidades ni se haya salido de la vía recta, regresará a su estado limpio de pecado, el mismo que el día en que nació. (man ḥajja al-baita au i‘tamara falam yarfuth wa lam yafsiq raja‘a min dhunūbihi kamā waladathu ummuhu)26

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Esta mención es muy importante y contribuyó, desde su redacción, a la formación de la Meca como símbolo primario del Islam debido a la absoluta purificación que puede tener el peregrino en el momento de realizar su visita en el mes de la peregrinación mayor (dhūl-ḥijja). Todas las menciones que encontramos deben su importancia a la tarea de compilación y análisis de las cadenas de autoridad que llevaron a cabo los estudiosos y sabios musulmanes (ulamā´) del siglo IX con el fin de dar respuesta a las preguntas y problemáticas que surgían dentro de la joven comunidad islámica, y que amenazaban con su fragmentación. A partir de la compilación de las diversas colecciones de ḥadīth, estando por encima de todas la de al-Bukhārī, por ser considerada como la más completa, todos los temas tratados quedaron resueltos y definidos, cerrándose las puertas de la interpretación independiente (ijtihād), y volviéndose así la segunda fuente de autoridad para la elaboración de la ley y la costumbre después del Corán, quedando la analogía y el consenso como la tercera y cuarta fuente del derecho islámico.

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- As-sīrat an-nabawiya es la biografía más antigua del Profeta. Es el único libro conocido escrito por Ibn Isḥāq27, gracias a su transmisión y compilación por Ibn Hishām (m. 830). Esta obra es considerada como el más antiguo ejemplo de prosa árabe, aunque en ella encontramos una gran cantidad de poemas conmemorativos que se recitaban después de las batallas que llevaron a cabo Muḥammad y sus seguidores. Es una fuente principal para el estudio de la historia de los primeros años de la comunidad musulmana porque incluye material diverso, como información sobre las expediciones militares, tratados políticos, constituciones, enlistados militares, cartas oficiales y sermones del viernes. La obra está dividida en tres partes: la época preislámica; la juventud del 24

Existen otras colecciones importantes de hadices como son: aṢ-Ṣaḥīḥ de Muslim (m.261/875); la obra de Abū Dā’ūd; al-Tirmidhī (m. 279/892); al-Nasā’ī (m. 303/915); y Ibn Māja (m. 273/886) 25

J. Robson, Encyclopedia of Islam, Vol I, pp.1296-1297

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Cfr. Al-Bukhārī, Abi ‘Abd Allah Muḥammad bin Isma‘īl, Fatḥ al-Bārī Bisharḥ Al-jami´ al-Saḥīḥ, Vol. 3, Kitāb al-ḥajj, Dar al-diyān lil-turāth, El Cairo, pp. 181- 182. Traducción de la autora. 27

Muhammad ibn Ishaq (704-767), nació en Medina. Provenía de una familia famosa por la colección y transmisión de hechos. Cfr. Hashim M. al-Tawil, Op. Cit., p.15

profeta y su actividad en la Meca; el periodo de Medina. En ella, también encontramos una división del periodo preislámico en cuatro partes. La primera nos cuenta desde el momento de la creación hasta el nacimiento de Jesucristo, la segunda trata la historia del Yemen en tiempos preislámicos, la tercera trata de las tribus de Arabia, y la cuarta parte cuenta sobre los antepasados inmediatos de Muḥammad y la religiosidad mecana; momentos diversos en los que encontramos una transformación del significado que pudo tener la Meca para las diferentes sociedades que habitaron la Península Árabe o que tuvieron contacto con ella debido al comercio. Los relatos que encontramos en as-sīrat an-nabawiya han constituido la narrativa que ha llevado a considerar la Meca como centro del mundo, incluso desde antes del nacimiento del Islam en el año 610 A.D., año de la primera revelación. Es importante señalar que para la tradición islámica, el Islam, que literalmente significa “la sumisión a la voluntad de Dios” inicia con la creación del primer hombre y profeta, Adán (Ādam). A partir de él, la expansión del mensaje del monoteísmo a la humanidad ha tenido diversos momentos, representados por cada uno de los profetas del Islam: Noé (Nūḥ), Abraham (Ibrāhīm khalīl allah), Ismael (Ismā‘īl), José (Yūsuf), Moisés (Mūsā), Juan Bautista (Yaḥīā), Jesús (‘Isā), Muḥammad, etc.28 Ya en lo que concierne a la época de la predicación del Profeta, la biografía relata diversos episodios, de los cuales me parece fundamental el que respecta a su última peregrinación, conocida como “La peregrinación del adiós” la cual puso fin a la revelación coránica y con ello a la serie de cambios en los ritos y prácticas que el profeta fue desarrollando a lo largo de su vida y que están documentados a lo largo de las páginas de su biografía. Esta última peregrinación se llevó a cabo en el año 632 A.D. y es definitivamente, un momento paradigmático para la consolidación de los ritos de peregrinación, así como de la figura del peregrino, que de una forma u otra, actualiza cada una de las acciones que hizo Muḥammad por última vez y que están detalladas en los hadices, tales como la estación en Arafat, el apedreamiento de Satanás, las circunvoluciones al templo, etc. (Ver Fig. VI)

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- Al-mu‘allaqāt, literalmente traducido como “las colgantes”, es una compilación de poemas atribuida a Ḥammad al-Rawiya (713-772 A.D.), que contiene siete obras, atribuidas a los siguientes autores que vivieron en Arabia antes del Profeta: Imru´ alQays, Tarafa b. al-‘Abd, Zuhayr b. Abi Sulma, Labid b. Rabi´a, ´Amru b. Kulthum, ´Antar b. Shaddad y al-Harith b. Hilliza. La importancia de estos poemas preislámicos surge en la misma época de su compilación, siglo VIII A.D., cuando se busca fortalecer el carácter árabe frente a la presencia y proliferación de elementos persas29 en la cultura de la corte. Estos poemas, según la tradición, son el ejemplo de la más pura poesía árabe pues reflejan los valores y características propias de los árabes de las tribus del desierto. Éstos, como muchos otros, eran recitados en público y puestos a concursar. El ganador era premiado con su colocación en la manta negra (kiswa) que cubre el templo de la Kaaba. Bordado con hilo de oro y plata, el poema compartía el espacio de la Meca con los símbolos sagrados de las tribus. Taha Husain (1889-1973 A.D.), el gran crítico 28

Para revisar la tradición profética de forma completa, cfr. Bahjat, Aḥmad, Anbīā' Allah, Primera edición: 1973, El Cairo: Dar ash-Shurouk, 2008, pp. 511 29

Cfr. Brown, J.A.C. The social context of Pre-Islamic poetry: poetic imagery and social reality in the Mu´allaqat, Arab Studies Quarterly, Summer 2003

egipcio de la tradición islámica planteó que dichos poemas no databan de la época preislámica, sino que eran una creación posterior, abbasí, y que constituían una prueba más de que la creación y definición de los símbolos del Islam se había consolidado por una élite de sabios musulmanes del siglo VIII y IX. Las colgantes, preislámicas o no, son hasta la actualidad un elemento más que ha dado forma a la Meca en el imaginario árabe y musulmán.

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! Fig. VI Muḥammad orando en hacia la Kaaba en la Mezquita Sagrada de la Meca. ! ! 30

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Del Siyer-i Nebi, narración épica turca sobre el Profeta, escrita por Mustada ibn Yusef de Erzurum. Manuscrito original completado en 1388 A.D., ilustrado durante el reinado de Murad III y finalizado en 1595 A.D. Actualmente se encuentra en el Museo del Palacio de Topkapi, Estambul, Turquía. Disponible en: http://zombietime.com/mohammed_image_archive/islamic_mo_face_hidden/

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La experiencia de la Meca La relación física y espiritual del musulmán con la Meca es sin duda la manifestación más evidente para nosotros de la importancia y centralidad que tiene este lugar. La interacción diaria del creyente con este símbolo en los cinco momentos del rezo, así como en la peregrinación no son la razón de su sacralidad, de hecho la oración y la peregrinación se realizan porque la Meca es en sí, y desde tiempos anteriores, el espacio más sagrado en el mundo. Sin embargo estos ritos son los que llevan al creyente a experimentar la sacralidad del centro del mundo, aún sin estar necesariamente en la Meca. Actualmente hay en el mundo aproximadamente 1500 millones de musulmanes, de ellos la gran mayoría mantienen una relación con la Meca a través de sus oraciones diarias; la lectura del Corán en el mes de Ramadán, que recuerda el mes en que inició la revelación coránica en la ciudad de la Meca; etc. De estos musulmanes solo una pequeña parte tiene la posibilidad de realizar la peregrinación, el resto a pesar de ello, estructura su vida en torno a este gran centro religioso. El peregrino, por su parte, es el sujeto que cree en El Dios (allah) y que realiza el ritual de peregrinación, pero también, es quien dota de significación el viaje que tiene que realizar, desde su planeación hasta su realización y regreso a casa. La construcción simbólica del peregrino (ḥājj) tiene sus orígenes en la figura del profeta, quién realizó la peregrinación en varias ocasiones y delimitó los ritos a partir de las prácticas que se realizaban con anterioridad. Gracias al peregrino las dimensiones espacial y temporal del ḥajj se expanden, adquieren límites diferentes a los dados por el espacio y tiempo físico. Espacialmente, la peregrinación comienza desde el lugar que habita el musulmán que planea el viaje, espacio que adquiere una dimensión simbólica y que se sacraliza a partir de las acciones que el creyente realiza. Temporalmente, la peregrinación comienza cuando el musulmán decide prepararse para el viaje y con ello, su intención que tiene de peregrinar lo lleva a modificar su comportamiento y a tomar un lugar distinto dentro de su comunidad; a los ojos de los miembros de la comunidad, el creyente empieza su recorrido. El tiempo que empieza a vivir es un tiempo simbólico, sacralizado, en el que todas las acciones están dirigidas hacia un solo fin, ir a la Meca, en donde realizará un ejercicio de introspección y sacrificio para purificarse. Una vez llegado el momento de partir hacia la Meca el peregrino es despedido por su comunidad quien espera con ansia su regreso. El estatus del peregrino dentro de su comunidad cambia por completo así como la de su familia, ya que en muchas ocasiones son los miembros más jóvenes de la familia los que se encargan de enviar a sus padres o a los miembros más viejos a la Meca. Estos miembros, son reconocidos por el esfuerzo que han hecho y se vuelven, de cierta forma, ejemplos a seguir. Este fenómeno de transformación se da de diferentes maneras dependiendo de muchos factores como las expectativas, la intención, la forma que la practica del Islam se lleva a cabo, etc., sin embargo, es un aspecto común que podemos rastrear en las sociedades islámicas. Delaney menciona en su análisis de la peregrinación31, que siendo la peregrinación mayor un símbolo vivo que captura la imaginación de millones de musulmanes sin considerar si lo han experimentado o si son devotos musulmanes, existen muchas actividades relacionadas con éste que involucran a toda la comunidad y 31

Cfr. Delaney, C., “The “hajj”: Sacred and Secular”, American Ethnologist, vol.17, no.3, 1990, pp. 513-530

la llevan a formar parte de la experiencia del centro del mundo, traspasando los límites dados por su mención en los textos, que anteriormente revisamos.

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Conclusión La concepción del centro del mundo está presente en la religiosidad del mundo islámico, que a pesar de la gran diversidad étnico-lingüística que lo integra, así como las diferentes formas en que el Islam se lleva a la práctica, podemos definir como la Meca. Sin embargo, es imposible hablar en nombre de todo el Islam, debido a que las diferentes tradiciones que fundamentan las prácticas en cada una de las regiones del mundo islámico, que en la actualidad abarca desde EE.UU. hasta Indonesia, se basan en gran medida en sus textos. Dentro de éstos podríamos establecer que el Corán es el más importante y que lo encontramos sin variaciones significativas de una región a otra. Sin embargo, acompañándolo siempre están los textos que los exégetas compilaron en los siglos subsecuentes a la muerte del Profeta, textos que refieren a las diferentes lecturas del Corán, los dichos y hechos del profeta, y los textos que los juristas han estructurado, en todos ellos encontramos una gran diversidad de posturas. Dentro del mundo islámico, la tradición sunna es la más grande y es la que a lo largo de los siglos ha impuesto sus interpretaciones a la mayor parte de las sociedades islámicas. En esta tradición encontramos los textos anteriormente mencionados como parte fundamental de la configuración de la Meca como centro del mundo, tanto a partir de menciones literales, como de interpretaciones que se han formulado convirtiéndose en tradiciones populares. La importancia de los símbolos del Islam, configurados principalmente por los textos de cada tradición, radica también en la ilimitada y constante resignificación que hace el creyente de ellos. La experiencia que el musulmán tiene del centro del mundo no solamente está dada por su visita a la Mezquita Sagrada de la Meca, se hace viva también en otros momentos de su cotidianeidad, que muchas veces recuerdan o tratan de revivir las actitudes que el Profeta tuvo hacia el ḥarām.

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! - Blog de Hajji Goli, disponible en: hajjigoli.blogspot.com !

- Museo Metropolitano de Nueva York Disponible en: http://www.metmuseum.org/toah/works-of-art/32.131

! - http://www.brisbanetimes.com.au/ftimages/2007/12/03/1196530551932.html !

- Siyer-i Nebi, narración épica turca sobre el Profeta, escrita por Mustada ibn Yusef de Erzurum. Manuscrito original completado en 1388 A.D., ilustrado durante el reinado de Murad III y finalizado en 1595 A.D. Actualmente se encuentra en el Museo del Palacio de Topkapi, Estambul, Turquía. Disponible en: http://zombietime.com/ mohammed_image_archive/islamic_mo_face_hidden/

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