La Macroplaza de Monterrey. Donde las musas no fueron convocadas.

July 15, 2017 | Autor: Carlos Lupercio | Categoría: Monterrey, Luis Barragan, Macroplaza, Alfonso Martínez Domínguez, Luis Sanguino, Faro del Comercio
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Descripción

La Macroplaza de Monterrey. Donde las musas no fueron convocadas. CARLOS ALEJANDRO LUPERCIO gigantesca extensión, sin embargo, es metáfora de su intrascendencia intelectual y de su insignificancia conceptual. Nos encontramos ante un ejemplo clamoroso de megaproyecto sin contenidos, de obra engañabobos. Aunque parezca inverosímil, este espacio, como el resto de la ciudad, también es hostil con el transeúnte, y así, tristemente, el usuario de la Macroplaza es mayoritariamente un peatón que la cruza para dirigirse a otro lugar; y es que la desafortunada sucesión de espacios disociados e incoherentes que la conforman, no permiten la tranquilidad, ni invitan al recreo. Aquí y allá, la equívoca “plaza”, está salpicada de caminos estrechos y escaleras que condenan al peatón a circular por los espacios, subiendo y bajando escalinatas y puentes, o bien, a transitar hacinado por los caminos, y aún, a padecer las inclemencias del clima sin contar con el resguardo de

Forma parte del imaginario colectivo mexicano la visión de Monterrey como una ciudad de progreso, de oportunidades de empleo bien remunerado, una ciudad práctica y dinámica, con uno de los municipios de mayor renta de Latinoamérica. Campesinos de Veracruz y San Luis Potosí emprenden interminables viajes, dejando atrás sus hogares y familias, atraídos por este preconcepto tan poderoso de prosperidad. Al llegar, es común encontrar a estas personas ocupando las áreas periféricas de la urbe, construyendo precariamente en un terreno embarrado y pagando una renta a un especulador local sin escrúpulos. La ciudad que se construye en el margen es de residuos de madera y lámina. El poder evacúa a los necesitados a una periferia olvidada y ocupa el territorio fabricando fronteras y áreas de exclusión para preservar su dominio. Proliferan por todas partes urbanizaciones cerradas con seguridad a la entrada, centros comerciales con acceso rodado e identificaciones varias para entrar, grandes edificios impenetrables, así como banquetas destruidas o inexistentes. La ciudad que interesa al poder no favorece las relaciones sociales, sino que las corta, las controla y las segrega. El campesino veracruzano vive en García, a una hora de San Pedro, donde trabaja. Es mesero, o taxista, o cajera. Habita el lodo del límite de la ciudad y cada mañana atraviesa un camino plagado de obstáculos urbanos para ganar un dinero para comer. Su condición periférica le mantiene aislado de cualquier oportunidad de progreso y visibilización. Los arquitectos al servicio de la arquitectura del poder han desarrollado edificios e infraestructuras que preservan esta situación, con límites estables e impenetrables a las posibles acciones de un sector social desesperado. La postura del arquitecto debe volverse sensible a esto. Las

piezas como piedras fundacionales, los resultados ulteriores no podían en modo alguno ser urbanísticamente exitosos. El llorado patrimonio perdido del primer cuadro de Monterrey, así como los recursos públicos derrochados en aras de los sombríos caprichos del entonces gobernador, no significan ahora más que prendas inmoladas sacrificial y sumisamente para el más ambicioso proyecto urbanístico contemporáneo de la ciudad más poblada del norte de México. Las dimensiones del proyecto, su emplazamiento y su repercusión, corresponden a la apabullante magnitud de su fracaso. La Macroplaza de Monterrey, inaugurada en diciembre de 1984, ocupa una extensión de 400.000 metros cuadrados y es la quinta más grande del mundo; aunque la retórica oficialista local le concede el cuarto puesto. Su

las copas de los árboles. La versión de la Fuente Monterrey, que alude a los nacimientos de agua que determinaron la fundación de la ciudad, confeccionada para la Macroplaza, consiste en un espejo de agua casi siempre sin agua; y en la recolocación del mosaico de teselas conmemorativo de la urbe, original de la década de los sesenta del siglo XX; en un espacio residual del complejo, protagonizado por un amplio estacionamiento subterráneo. Mientras que la polémica y por demás desafortunada Fuente de la Vida del escultor español Luis Sanguino, ocupa el espacio central de la composición y capta el interés de los turistas como errático emblema de la Sultana del Norte. Absolutamente disociado del contexto espacio temporal para el que fue creado. Ni qué decir del Teatro de la Ciudad, del edificio del Congreso del Estado, o el del INFONAVIT. Contenedores severos, asociados involuntariamente a un Brutalismo ingenuo. Sus fachadas recubiertas con agresivos texturados

Ahí pero dónde, cómo (Julio Cortazar, Octaedro, 1974) buena suerte. Las canciones seleccionadas evidencian el patriarcado como tradición y entonces su repercusión en el uso de los asentamientos) Tigres del Norte es un grupo de música popular mexicana, fundado en 1968. El grupo es famoso por incluir dentro de su reportorio los “narco-corridos” y canciones románticas. Jefe de Jefes: /Soy el jefe de jefes señores, me respetan a todos niveles... han querido arañar mi corona, los que intentan se han ido muriendo/. Mi Buena Suerte:/...Eres la consentida, la dueña de mi vida, porque me has hecho feliz...mi medallita, mi escapulario, dame por siempre tu protección/. https://www.youtube.com/watch?v=T5QMPSiH3XA d) Cidade de Deus (2002). Una película de Fernando Meirelles. La película cuenta la historia de los habitantes de un desarrollo de vivienda social llamado “Cidade de Deus”; además muestra el proceso mediante el cual el asentamiento se “favelizó”. -Una fotografía podía cambiar mi vida, pero en Ciudad de Dios si corres. el “bicho” te atrapa y si te quedas, el “bicho” te come. Siempre fue así desde que era niño…Disculpen olvidé presentarme. Mi nombre es Buscapé y ese que ven ahí es Cabeleira; para contar la historia de Ciudad de Dios, tengo que empezar con él… (Parte de la presentación de la película)

acciones del arquitecto son políticas en la medida en que interfieren en la vida social de las ciudades, en la medida en que ayudan a acercar a las personas o adividirlas. El pensamiento crítico urbano debe evaluarse y tenerse tan en cuenta como las cuestiones estructurales del propio edificio. Para fortalecer esta postura debemos cuestionar con qué lógicas se establecen nuestras sociedades en el territorio, debemos desmontar las jerarquías que mantienen a gran parte de la población sin oportunidad de progreso y apostar por arquitecturas más abiertas a la interacción con los ciudadanos, que acerquen la posibilidad de rehacerse y reconstruirse en el tiempo, y representen especialmente a los sectores más vulnerables. A través de la autocrítica y la redefinición de nuestra función los arquitectos podemos, como reclamaba Lefevre "rescatar el hombre como elemento principal, protagonista de la ciudad que él mismo ha construido (…) hacer de la ciudad el escenario de encuentro de la vida colectiva". Si la arquitectura del poder se manifiesta en la aparición de fronteras, segregación de usos, homogeneidad, edificios estables y dominantes; una arquitectura crítica, sensible a la heterogeneidad urbana, se traduciría en edificios inestables, que dependan del encuentro y el consenso de diferentes actores urbanos, que permitan ser ocupados, desocupados, tuneados y reutilizados, constituyan puntos de encuentro para los ciudadanos y favorezcan la participación activa en la construcción colectiva de la ciudad. El arquitecto crítico, sensible a las vulnerabilidades de la ciudad, pero también a sus posibilidades, debe encontrar formas de desmontar las arquitecturas estables del poder, y ofrecer, a través de operaciones urbanas, modelos de gestión de la ciudad en la que todos los actores urbanos puedan ser representados, especialmente los más vulnerables.

granulosos de tonalidades pardas, manifiestan un rechazo frontal al ejercicio arquitectónico, a sus funciones éticas y estéticas; requeridas ineludiblemente para los equipamientos y construcciones que funcionan como perímetro de cualquier plaza. Resulta paradójico que las áreas menos manipuladas del proyecto, “La Explanada de los Héroes” y la “Plaza Zaragoza”, antesalas del Palacio de Gobierno y del Palacio Municipal, respectivamente; son los espacios que gozan de mayor fortuna como elementos de solaz público y de paisajismo. La escultectura “El Faro del Comercio” de los arquitectos Barragán y Ferrara, llamada originalmente ‘Placa Roja’ y que se ubica en uno de los extremos de la Macroplaza, fue declarada Monumento Artístico Nacional por el presidente Vicente Fox en 2001. La obra, constreñida en una reja metálica decorada por travesaños que le confieren un aspecto de púas, es fiel reflejo de las tensiones a que está

sometido el arte en un contexto autoritario. Y es que el arte es un concepto ausente en este recinto que nunca quiso ser y que no es para el pueblo, aun cuando haya sido éste el que lo pagara tan caro.

Neoleonés, ensayando la posición de recepción y agradecimiento por la macroplaza, ante sus dioses, que descienden de la capital. "Dibujo de Enrique Canales en torno a la inauguración de la Macroplaza, publicado en el diario regiomontano "El Porvenir" el 4 de diciembre de 1984".

DIANA MALDONADO

DANIEL TORREGO

El anhelo de perdurabilidad asociado a la megalomanía de Alfonso Martínez Domínguez originó una cicatriz que devino emblema de la ciudad capital de Nuevo León: La Macroplaza de Monterrey. Más que un lugar de encuentro para la ciudadanía, Don Halconazo pretendía un espacio de ostentación de poder, buscando la semejanza con la fisonomía de las sedes financieras de los Estados Unidos. Es evidente que el ambicioso programa incluía una obscura operación de especulación inmobiliaria, así como una velada intención de control estratégico de plaza. El proyecto temerario fue justificado con caducas argumentaciones higienistas y melancólicos discursos, que traslucían el sueño de la ciudad moderna, concebida ésta como ciudad gringa, es decir, en congruente sintonía con la dimensión intelectual de su promotor. Contando con esas deleznables

está basada en la comunicación a través de teléfonos celulares. Si alguien extraño entra a la colonia, de inmediato es interceptado. Si hay presencia de algún cártel, las rutas de andanza son modificadas. En la actualidad, los proyectos más importantes de Doña Martha son: la construcción de escalinatas para acceder a las viviendas; tuberías de drenaje para todos los habitantes; compra de transformadores para alumbrar las veredas-calles; la generación de acuerdos con las autoridades municipales para emplear a los habitantes en las actividades de intervención al barrio; y por último, el entrenamiento de un grupo de mujeres, entre ellas su hija, para que sigan luchando por la legalización de los predios y la mejora de las condiciones de vida del asentamiento. b) Ángel. Septiembre 25, 2011. Monterrey, México. El Gobernador del Estado y su equipo están en el barrio para la inauguración del Centro Comunitario. Ángel los observa a través de la mirilla de su arma calibre 0.50. Ángel vive en la parte alta del cerro, desde ahí vigila todos los movimientos del área: las actividades de los vecinos, la presencia de los visitantes, los "halcones" de los diferentes cárteles haciendo su trabajo en cada esquina, un "ejército" de antenas de comunicación Dish y VeTV decorando el techo de cada vivienda, y finalmente, “the inside city”. Para sus vigilias, Ángel siempre tiene un six-pack de cerveza, un cigarro de mariguana, tres teléfonos celulares diferentes y un iPod con su música favorita (corridos). La ceremonia termina. Ángel recibe un mensaje de texto anunciando la presencia de un “convoy” de seguridad del gobierno. Después de leerlo, deja caer la pistola sobre la mesa, mientras sigue cantando… (El texto original fue creado por Jonathan Gallegos, dentro del curso Laboratorio de Arquitectura. Programa de posgrado, UANL) c) Tigres del Norte (Jefe de jefes y Mi

LA ARQUITECTURA DEL PODER

JUNIO 2 0 1 5

Pensamiento crítico aplicado a la Ciudad y a la Arquitectura

C R Í T I C A

¿QUIÉN CONSTRUYE LA CIUDAD? DANIEL TORREGO En la ciudad global las fachadas de los grandes espacios exteriores se visten de carteles llamativos, anuncios de marcas de ropa, modelos de coches, agencias de viaje, series televisivas... La cara de la ciudad es depurada y redefinida constantemente siguiendo lógicas de mercado. Las grandes empresas evalúan a las sociedades, ofrecen productos, constituyen su imagen de marca siguiendo intensos estudios de mercado y de posibilidades de impacto. La construcción de la ciudad queda abandonada a criterios de rentabilidad económica y de consumo. Existe un elemento esencial en la vida de la ciudad, especialmente en el caso de Monterrey: La autopista. El triunfo de la autopista frente a la calle conlleva una experiencia basada en el aislamiento personal, dentro de la

La ciudad de Monterrey se localiza en el noreste de México y es la capital del estado de Nuevo León. En la actualidad se le conoce como Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) y está constituida por doce municipios que albergan una población de 4.150.000 habitantes. Dentro de la ZMM están registrados 60 polígonos de pobreza. La colonia Independencia, es solo un ejemplo de esto. Es considerada la primera periferia. En un plano de la ciudad, con fecha de 1894, aparece como parte de la traza de la ciudad planeada. En la década de los años 50 del siglo XX, la colonia se fue expandiendo hacia el sur, la traza ortogonal se perdió, la informalidad cobró importancia. En años recientes ha sido punto estratégico de operaciones de distintos grupos del crimen organizado. Lo invisible: a) La otra Cleopatra. Doña Martha es la Reina de la Neo-Independencia I. Tiene más de 30 años de habitar la zona. Fue la encargada de repartir los predios y organizar a 13 familias para posesionarse del lugar. Durante muchos años, han intentado ser parte de la ciudad formal, ofreciendo la compra del predio y pagando topógrafos para la realización de planos. Todo ha sido inútil. En la actualidad, Doña Martha representa a 300 familias de informales. Debido a su condición, la construcción de infraestructura urbana, así como la instalación de servicios elementales, han sido una lucha constante. Los logros se obtienen a partir de la organización vecinal, de alianzas estratégicas con partidos políticos y gobernantes, y de una continua negociación con las fuerzas de poder internas (vecinos, ejército y “cárteles”). La colonia cuenta con su propia red de transporte y seguridad, esta última León-O (ThunderCats, 1986)

OPEN FAVELAS MONTERREY

cápsula de protección del automóvil (chasis, parabrisas, parachoques, airbags separan del exterior), donde la posibilidad de intercambios entre personas se elimina, pasando a ser espectadores de la ciudad, de la gran masa de carteles publicitarios que pueblan los espacios aledaños de las autopistas. La ciudad percibida desde la ventanilla del coche no es un espacio para la reflexión crítica y el compromiso. La ciudad real es invisible detrás de la inmensa cantidad de vallas publicitarias hipersaturadas. La metrópolis se construye siguiendo una lógica de invisibilización y segregación, los problemas no son revelados, lo que se revela es el siguiente Soriana, la hamburguesa XXL o el próximo concierto patrocinado por la empresa cervecera. La ciudad que se construye estratégicamente en las

rotondas y los pasos a nivel ofrece interminables opciones de consumo, el triunfo de la vida individual en contraposición a las potencialidades de acción colectiva que por definición la metrópolis posee. ¿Qué pensamiento crítico podemos esperar de ciudadanos que, en su única oportunidad de contacto con la realidad urbana, en los trayectos del hogar al trabajo o al supermercado, son bombardeados con anuncios publicitarios, sometidos al proceso de invisibilización de la realidad mediante la sucesiva sugestión de necesidades de consumo de todo tipo? La ciudad global sufre en su construcción un proceso de opacado que impide a sus habitantes tener una visión real y reconocerse entre sí para generar acciones colectivas de regeneración y apropiación urbana. En estas circunstancias, ¿de qué manera podemos recuperar la construcción de la ciudad, cómo podemos construir una ciudad que se reconozca a sí misma

y favorezca el pensamiento crítico y la solidaridad entre ciudadanos? Los arquitectos debemos renunciar a los discursos academicistas, aprender a interpretar a las sociedades, aprender de los métodos de la publicidad masiva para generar impacto en la esfera pública, incorporando el sentido crítico y social, sensibilizarnos con las culturas populares, aprender de lo que se convierte en tendencia. Lo pop subraya la utilización de elementos ya existentes y referencias conocidas por los usuarios, pertenece a la escala del usuario que interactúa con el objeto, lo testea, lo aprueba. Es en lo cotidiano donde podemos motivar el pensamiento crítico para la construcción de una ciudad más solidaria. De hecho nuestras ciudades están plagadas de formas de arquitectura “no oficial” que desde una posición subterránea, apenas perceptible para los grandes focos mediáticos, florecen en las grietas como construcciones de ciudad diversa, heterogénea y festiva.

Son arquitecturas en los límites de la propia definición del término, fruto de la casualidad y la vida urbana. Representan la verdadera cara de la ciudad o al menos la ciudad que las personas construyen, son arquitecturas en la medida en que transforman el espacio y su atmósfera y posibilitan las relaciones entre personas; se traducen en puestos ambulantes de tacos, limpiabotas, artistas callejeros o partidillos de fútbol en la plaza. Se materializan en carritos tipografiados, estuches plegables, sombreros en el suelo o camisetas arrugadas haciendo las veces de portería. Son arquitecturas fugaces, efímeras, fruto del encuentro. Especialmente interesante es el caso de los locutorios, que según la hora del día conforman microcosmos de otros rincones del mundo, transformándose día a día según la lógica de los husos horarios de destino de las llamadas. Estos acontecimientos representan sin duda un campo a la vez extensísimo y poco estudiado donde los arquitectos

con conciencia crítica y conocedores de las vulnerabilidades urbanas pueden fundamentar un nuevo léxico. Los discursos estéticos son inertes si no tienen capacidad de emocionar y promover sentimientos entre las clases urbanas, recuperar el espíritu crítico y la vida en la ciudad, para ello quizá deban, como ya ocurrió en los 60s y 70s, aprender del pop, encontrar el mainstream suburbano. En el desarrollo de las técnicas necesarias para generar impacto, las empresas que ocupan las vallas publicitarias en los lindes de la autopista y cuya única ambición es la de crecer en las despiadadas lógicas de mercado, llevan terreno ganado.

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