La Luz: fundamentos de su existencia como pueblo

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Descripción

Pueblos BarinesesH

La Luz

Autor Leonardo Santiago (1953-2005) Pedagogo y educador barinés

L Muchacha campesina de La Luz. 1983. Fotografía: © José Ignacio Vielma. Colección: © José Ignacio Vielma. Reproducción: © Samuel L. Hurtado C.

HACIENDO MEMORIA. Nº 7. BARINAS, ENE-FEB. 2013. ISSN: 2343-6026

Fundamentos de su existencia como pueblo

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Barinas con agregación de la ciudad de Guanare y distrito entre los ríos Boconó y morador (65 x 45 cm). En este mapa, elaborado después del año de 1786 aparece La Luz bajo la categoría de Pueblo de Españoles, fundado por el entonces gobernador de la recién creada provincia de Barinas, Fernando Miyares. Se parecia además, el pueblo de San Lorenzo, el cual tiempos posteriores pasará a formar parte de la Parroquia La Luz. Fuente: Viso, Julián. Mapas para servir al estudio de la frontera entre Venezulea y Colombia. España (Madrid): Estudio Topográfico de los sucesores de Rivadeneyra, 1984. Reproducción: ©Samuel L. Hurtado C.

La Luz como pueblo, es una comunidad rural barinesa que afinca su existencia como tal con perfil propio y definitivo, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, en las postrimerías de la formación colonial. Es consecuencia de las vivencias cotidianas de quienes lo han constituido y conformado a través del devenir históricosocial, en un territorio que les ha servido de asentamiento propio, como escenario para desencadenar acciones con una dinámica que tiene como función básica el organizarlo y utilizarlo, de acuerdo a los propósitos que se han impuesto y las condiciones históricas manifestadas en ese devenir trascendental. La visión panorámica de La Luz como pueblo, expresión concreta que ha resultado de la vinculación del grupo humano luceño con ese territorio que ha ocupado a lo largo de una rica trayectoria, refleja y proyecta una imagen, que comunica sin lugar a dudas, que allí ha existido una perenne y continua concatenación de hechos irreversibles y tangibles, que se han expresado con una dinámica, atendiendo inherente e inevitablemente a procesos de evolución

y desarrollo propios, donde los caminos y transformaciones ocurridos, han respondido a la manera como se dispone la relación sociológica que en él se ha establecido. De tal modo, que el espacio luceño y el tiempo transcurrido, asumen el carácter de dimensiones en síntesis, contexto único, en el cual el pueblo luceño, totalidad cultural, ha construido su imagen y la aviva, ha creado su identidad y la consolida, se particulariza y diferencia sin discriminarse. Marco contextual que se ha fraguado y entretejido con vivencias particulares, desencadenadas colectivamente en la cotidianidad, sin menguar esfuerzos ante las vicisitudes telúricas, para darse una configuración que le confirma como pueblo en la pluralidad geohistórica barinesa. El pueblo luceño, se localiza en un geoespacio ubicado así: a.-) Astronómicamente, en la latitud norte, entre los paralelos 8º30’ (extremo norte), punto en los límites con los municipios El Real y Obispos (distrito Obispos) y 8º01’ (extremo Sur), punto en la confluencia del caño Morrocoy (brazo del río Santo Domingo) y el río Apure; en la longitud occidental, entre los meridianos

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Caipe (conocido también como caño de Obispos) y con el municipio Santa Rosa (distrito Rojas), separándolos el río Masparro. Esta localización, hace que el geoespacio luceño, se encuentre enclavado, donde se inicia el bajo llano, relieve formado por sedimentos provenientes de la Cordillera Andina en su parte oriental, con un modelado caracterizado por bancos, bajíos y esteros. Con clima tropical lluvioso de sabana, de temperaturas altas durante todo el año y lluvias de mayo a octubre. Vegetación predominante de sabana, con formaciones de bosques de galería, deciduo en la mayoría de sus especies. Suelos de cierto valor económico, con potencial de buen rendimiento y relativa alta productividad, si son trabajados adecuadamente. Con una hidrografía representada por los ríos Santo Domingo, Caipe, Masparro, Apure y Caño Morrocoy y una vasta red de caños como Manire, Cucuaro, Caño Seco, Caño Largo, Capa, Cachaza, Curito, etc., y esteros, como el de Palma Real, todo esto, importantes fuentes de recursos aprovechables. Geoespacio con unos geofactores de condiciones propicias desde siempre, para que se haya dado una ocupación, organización y uso, como hasta

Vista satelitar del lugar donde fue fundado el pueblo de La Luz, el cual permanecerá allá hasta el año de 1882, cuando es mudado a su asentamiento actual, ubicado a 2,5 kilómetros de éste. Fuente: ©Google Maps 2013. Reproducción: ©Samuel L. Hurtado C.

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69º24’ (extremo este), punto en los límites con el municipio Puerto Nutrias (distrito Sosa) y el distrito Muñoz (Estado Apure) y 69º58’ (extremo oeste), punto en los límites con los municipios El Real y Obispos (distrito Obispos). b.-) Geográficamente, se encuentra al sur del istrito Obispos, en el centro-sur del Estado Barinas. El Municipio La Luz, tiene una extensión territorial de 839 km2 aproximadamente. Sus límites son por el: noreste, con los municipios Libertad y Dolores (distrito Rojas), separándolos el río Masparro; Sureste, con los municipios Dolores (distrito Rojas), Ciudad de Nutrias y Puerto Nutrias (distrito Sosa), separándolos el mismo río Masparro, con el distrito Muñoz (Estado Apure), separándolos el río Apure y con el municipio Santa Lucía (Distrito Barinas), separándolos el caño Morrocoy; suroeste, con los municipios Santa Inés y Santa Lucía (distrito Barinas), separándolos el caño Morrocoy; y, noroeste, con los municipios Santa Inés y Torunos (distrito Barinas), separándolos el río Santo Domingo, con el municipio El Real, separándolos una línea convencional, con el municipio Obispos (distrito Obispos), separándolos el río

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Don Teodoro Escorcha, armero y artesano del caserío Cachaza de la Parroquia La Luz. 1983. Fotografía: © José Ignacio Vielma. Colección: © José Ignacio Vielma. Reproducción: © Samuel L. Hurtado C.

Masparro-Guafitas

Cultivo de algodón en las cercanías de la población de La Luz, finca de la familia Cordero a mediados de los años noventa. Fotografía: autor desconocido. Fuente: ©http://www.panoramio.com/photo_explorer#view=photo&position=76&with_photo_id=10444042&order=date_desc&user=1273780

ahora ha sucedido, que ha operado de acuerdo al patrón de la dispersión, con la factibilidad de cierta participación concertada para intervenir los recursos, la cual ha variado en su evolución histórica dependiendo de la complejidad o no de la infraestructura productiva y la organización social del grupo humano, elementos que en su reciprocidad, han contribuido al mismo tiempo, para que se generen manifestaciones culturales genuinas, que abogan por una fisonomía propia. No es casual, en tal sentido, que en el geoespacio luceño, durante la formación indígena, hasta donde se conoce por la información arqueológica, grupos humanos lo ocuparon, organizaron y utilizaron interviniéndolo a través de la práctica de actividades como la recolección, la caza y la pesca, desarrollo de una agricultura itinerante incipiente, construcción de calzadas y montículos y fabricación de objetos y vasijas de barro, procesos

ajustados a la naturaleza, como condicionador relevante del cual dependían. A partir de la segunda década del siglo XVII, este geoespacio comienza a ser ocupado por criollos y españoles que procedían, particularmente, de Altamira de Cáceres (1577) y Nueva Trujillo de Barinas (1628), que lo empiezan a organizar y a utilizar con una modalidad que va a obedecer a intenciones y propósitos distintos a los que persiguió la población indígena, quien fue sometida y desplazada en el proceso de conquista. Posteriormente, llegan ocupantes procedentes de San Nicolás de Obispos (1700 aproximadamente). Esta ocupación, organización y uso del espacio tuvo como base a la población indígena, transculturada, conservando mucho de su bagaje cultural. Esto fue favorecido por la erección de asentamientos como el Hato Hurtado (primera mitad del siglo XVII), explotación pecuaria, y San Lorenzo y La

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Luz (segunda mitad del siglo XVIII), pueblos de españoles, asentamientos donde las fuerzas productivas estaban constituidas por esa mano de obra sometida y la tecnología que aportaban, además del pastoreo introducido por el europeo. En la medida que el proceso de ocupación y organización va ocurriendo, estableciéndose un nexo de fuertes rasgos entre el territorio y los ocupantes, se van gestando manifestaciones culturales, materiales y espirituales, determinadas por la relación sociológica específica, que emboza la configuración de la identidad luceña, teniendo como marco referencial inicial, al vecindario y pueblo de La Luz, en la margen izquierda del río Caipe, que adquiere importancia a raíz de su preponderancia económica y social y su erección como parroquia, en la jurisdicción de la villa de San Nicolás de Obispos, hacia 1787. Se asiste desde aquí, al surgimiento del pueblo de La Luz, consustanciación del hombre con el territorio que ocupa, los cuales se afirman y confirman en su vastedad al diseminarse la identidad en los distintos caseríos, vecindarios y sitios influidos por aquella congragación a orillas del río Caipe, hasta 1882, y desde esa fecha, hasta hoy, en un banco, denominado “Porquera”. Una identidad sustentada en la solidaridad territorial. No es casual, pues, que desde la formación colonial, los términos utilizados para hacer referencia al sitio de La Luz y a su territorio, tales como “vecindario”, “partido”, “congregación”, “pueblo”, “parroquia”, “distrito”, “municipio”, y “población”, se consustancien en una síntesis que expresan la imagen e identidad de un pueblo, dispersado en la geografía, pero unido y representado en un género de vida, que en el devenir del tiempo histórico muy poco ha cambiado, guardando estrecha relación con las manifestaciones vivenciales, rutinarias, cotidianas expresadas en un acontecer cultural, radicado en esa solidaridad territorial hilvanada a través de hacerse historia, expuesta en los lazos de vinculación vecinal y el parentesco consanguíneo, en el patrón de consumo alimenticio, en el comportamiento mágico-religioso, en la forma y

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Las imagenes muestran a un grupo de niños y niñas, una familia campesina y unos llaneros durantente la doma de un potro en La Luz.1983. Fotografía: ©José Ignacio Vielma. Colección: ©José Ignacio Vielma. Reproducción: ©Samuel L. Hurtado C.

disposición de la vivienda, en el modo de vestir y expresarse, en la manera de cultivar la tierra y pastorear el ganado, en el arte de colocar particular sello al trabajo del totumo y el cuero, y en el profundo sentimiento por su terruño, cantándole y recitándole. Disposición creadora y transformadora, hacedora de una imagen que se aviva afirmándose en su existencia, recreándose y avivándose con el calor de las vivencias diarias, impulsadas por la laboriosidad, cualidad humana soporte del modelado de un orden de valores, que aún no son vulnerados por la violencia cultural del sistema que impera. Los parámetros fraguados a lo largo de una rica trayectoria, con perfil propio, genuino y trascendental, están allí en su esencia, como fundamentos valorizadores de una permanencia, de su existencia.

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NOTA Este articulo fue publicado por primera vez en el año de 1990 en el trabajo: Evolución Histórica de Barinas editado por la Universidad Nacional Experimental de los Llanos “Ezequiel Zamora”, (pp. 51-53 ). Actualmente La Luz es una de las cuatro parroquias que conforman el Municipio Obispos del Estado Barinas. FUENTES CONSULTADAS VV. AA. Zonas de vida de Venezuela. Caracas: Fondo Nacional de Investigaciones Agropecuarias, Ministerio de Agricultura y Cría,1976. TOSTA, Virgilio. Ciudades, Villas y Pueblos Barineses. Caracas: Editorial Sucre, 1977. VILA, Marco Aurelio. Aspectos Geográficos del Estado Barinas. Caracas: Corporación Venezolana de Fomento,1963.,

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L Doma de un potro en La Luz.1983. Fotografía: ©José Ignacio Vielma. Colección: ©José Ignacio Vielma. Reproducción: ©Samuel L. Hurtado C.

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