LA LONJA. Series múltiples.

July 7, 2017 | Autor: D. Carbajo Padilla | Categoría: Youth Studies, Local Government, Urban Studies, Youth Culture
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Descripción

BAJERA PICADERO AGUJERO

LONJA

RATONERA ABURRIDERO

LOKAL

REFUGIO LEONERA BUCADERO

GUARIDA PEÑA ZULO

BACANAL CUEVA

TXOKO

MADRIGUERA Desde mediados de los 90 grupos de jóvenes del País Vasco y Navarra vienen alquilando antiguos locales comerciales como espacios de ocio y socialidad. La imagen que a lo largo de estos años se ha ido construyendo de este fenómeno es la de un espacio opaco y de transgresión. Lo que sigue es otra forma posible de aproximarse a él.

¿POR QUÉ HAY LONJAS? Desde una perspectiva estructural este fenómeno tiene mucho que ver, más allá de la cuestión meteorológica, con 1) transformaciones urbanas de largo recorrido; 2) con el prolongamiento y precarización de la juventud; 3) con los cambios en las formas de ocio y de consumo; 4) con algunas políticas de gobierno implementadas desde las diferentes administraciones; y 5) con la particularidad cultural que supone en el País Vasco la existencia la institución social de la cuadrilla. La emergencia del fenómeno de las lonjas juveniles coincide con la implantación de los grandes centros comerciales que ya en los 90 implicaron la desaparición de parte del pequeño comercio de barrio. Este proceso ha dejado una gran cantidad de locales comerciales en desuso en los cascos urbanos y los jóvenes los han ido alquilando como lugares de reunión. Es decir, en tanto que fenómeno urbano, la lonja juvenil señala y es efecto de un proceso de vaciamiento parcial y de reconfiguración urbana que está unido a un cambio en el modelo productivo y de consumo acaecido en el País Vasco en estos últimos veinte años. En lo que respecta al prolongamiento de la juventud entendido como demora en alcanzar las marcas de la identidad adulta (estabilidad profesional y financiera, formación de un hogar propio, descendencia, etc.) la lonja constituye un espacio de autonomía fuera del hogar familiar que habilita formas de emancipación parcial. Por otro lado, la lonja permite ciertas economías sumergidas de ocio, o formas de consumo low-cost, en un contexto de aumento de precios de la industria del ocio (hace una década con la moneda única y hoy en día con las diferentes subidas de impuestos). Es decir, dada la creciente dependencia económica y de recursos que los jóvenes contemporáneos tienen respecto a sus familias de origen (cada vez más precarizadas ellas también), el tipo de rentabilidad económica y de medios que les posibilita la lonja resulta crucial para entender la extensión del fenómeno. Conviene tener en cuenta también las diferentes ordenanzas municipales anti-botellón, algunos programas y convenios del Gobierno Vasco con las asociaciones de hosteleros vascos y la conocida como Ley anti-tabaco de 2011 aplicada en todo el Estado. Este conjunto de políticas de gobierno implementadas en esos últimos años se han traducido en lo que respecta a las prácticas de los jóvenes en: a) la prohibición de consumir bebidas alcohólicas en los espacios públicos; b) normativas más restrictivas en torno a la venta de alcohol a menores y el derecho de admisión de éstos en los establecimientos hosteleros; y, c) la prohibición del consumo de tabaco en algunos espacios semi-públicos (principalmente bares) y públicos. Estas políticas de gobierno, tratando de ordenar, neutralizar y corregir algunas prácticas sociales en estos espacios han favorecido la expansión del fenómeno. Pero la principal cuestión que explica el “éxito” de las lonjas tiene que ver con ese carácter auto-normado de las mismas, en el sentido de que las normas las constituye el propio grupo. Es decir, sobre todo para los más jóvenes, frente a una multitud de espacios heterónomos en los que las normas están pensadas y vienen dadas desde el mundo adulto (hogar familiar, escuela, actividades extraescolares, centros cívicos, polideportivos, etc.) la lonja resulta un lugar donde ellos “producen”, establecen e intervienen en sus propias normas. Más allá de ser un espacio que se sustrae del control adulto e institucional, resulta llamativo observar la construcción, mediante ensayo-error, de un entramado de reglas variable con el que la lonja, entendida como bien común, se autogobierna. Por último subrayar que las lonjas no se pueden entender sin atender a la particularidad cultural que supone la existencia en el País Vasco de la institución social de la cuadrilla como articuladora de la socialidad. La existencia de esta figura ha posibilitado a las personas jóvenes pensarse como grupo, desarrollar esta estrategia colectiva de ocio y de consumo y normalizar el fenómeno entre las madres y los padres.

¿QUÉ PASA EN LAS LONJAS? En la lonja se ensayan diferentes tipos de normas y se van interiorizando, de manera casi lúdica (pero no sin conflictos), formas de convivencia grupal y comunitaria (entre ellos y con el vecindario). Esta lógica del ensayo-error revela que este proceso de aprendizaje colectivo se da más mediante el escarmiento que mediante algún tipo de (in)formación. Así, gran parte de las veces este proceso de aprendizaje se da a través del conflicto con los vecinos o con la policía, finaliza con la clausura del local y refuerza ciertas estrategias de invisibilización convirtiendo el fenómeno en más opaco. El eco que gran parte de los medios de comunicación hacen de este tipo de sucesos (asociando lonjas únicamente a problema social) contribuye a estigmatizar más el fenómeno entre la ciudadanía y cierran un bucle de (des-)información que resulta incontrovertible. Esta definición generalizada de la lonja como problema social afecta también a los potenciales arrendadores de los locales, agudiza su desconfianza respecto a los jóvenes y provoca, lateralmente, el aumento de los precio de los locales. Y es el alto precio de los locales lo que muchas veces obliga a que una cantidad mayor de jóvenes (o cuadrillas) tengan que asociarse para poder afrontar su pago. Los conflictos por ruido y los riesgos del hacinamiento tienen que ver con las prácticas de los jóvenes, pero sin duda también con los precios de las lonjas. En este sentido, la responsabilidad de las deficiencias de las instalaciones y el estado general del local recae a menudo sobre los jóvenes (inquilinos), cuando para el resto de inmuebles está socialmente establecido que es el propietario quién debe asumir la responsabilidad de su buen estado (comprometiéndose después los inquilinos a mantenerlo). Unido al estatuto a-legal del fenómeno, la inadecuación de los equipamientos de algunas lonjas obedece muchas veces al cálculo que hacen los jóvenes inquilinos entre el trabajo, el tiempo y el dinero invertido en algunos bienes, y la percepción de que pueden ser desalojados en cualquier momento. Las cuadrillas y grupos de jóvenes que han tenido alguna experiencia previa de desalojo van desarrollando en lonjas posteriores formas de gestión más estables que tienden a dotarla de continuidad mediante normas orientadas a mejorar la convivencia interna y con el vecindario. Las formas de organización que van adquiriendo resultan similares a las de las sociedades gastronómicas, y dan cuenta de un proceso colectivo de maduración social y asunción de responsabilidades. Esto, unido al momento vital en el que se encuentran los componentes de la lonja (trabajo-paro-formación, retorno a casa de los padres o a la localidad de origen, formación de la pareja, etc.) hace que los usos y significados de la misma cambien. Este tipo de cambios vitales en los y las componentes de la lonja hacen que esta se vaya constituyendo como un espacio donde poder emanciparse parcialmente y/o mantener un lugar propio donde relacionarse con los amigos de toda la vida más allá de los bares o las actividades de ocio convencionales. Con todo, este fenómeno social pone de relieve que más allá de una moda o un fenómeno anecdótico, es efecto de respuestas colectivas a múltiples e interrelacionados procesos estructurales (individualización, precarización de la vida, formas de consumo, transformaciones urbanas, etc.). Resulta indispensable profundizar más en él tanto para entender la creciente complejidad que están adquiriendo nuestras sociedades como para identificar las potencialidades que, sin duda, también contienen. Este desplegable está basado en un artículo para Euskonews (http://www.euskonews.com/0650zbk/ gaia65001es.html) que resume algunas conclusiones una investigación sobre las lonjas juveniles realizada por el Centro de Estudios de la Identidad Colectiva / Identitate Kolektiboen Ikertegia perteneciente al Dpto. De Sociología 2. de la UPV-EHU a petición del Área de Juventud del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. El estudio completo está accesible en: http://www.identidadcolectiva.es/pdf/INFORMES DEL CEIC 4 LONJAS .pdf Paralelamente a la investigación y de manera experimental se ha elaborado un video documental junto con Laurent Leger Adame que aspira a ser un elemento más para la reflexión. Se puede ver en: http://vimeo.com/54550320 Texto: Diego Carbajo y María Martínez. CEIC-IKI. http://www.identidadcolectiva.es/ Dpto. Sociología 2. UPV-EHU Imágenes: Laurent Leger Adame http://www.laurent-legeradame.com/home

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